AUTOCUIDADO EN ADULTOS MAYORES
DE PENJAMILLO DE DEGOLLADO,
MICHOACÁN, MÉXICO
SELF-CARE IN OLDER ADULTS FROM PENJAMILLO
DE DEGOLLADO, MICHOACÁN, MEXICO
Giselle Gallegos
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, México
Cecilia Castro Calderón
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, México
Josué Vargas Peña
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, México
Ruth Esperanza Pérez Guerrero
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, México
Ana Gabriela Campos Arroyo
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, México
pág. 11668
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i4.19794
Autocuidado en Adultos Mayores de Penjamillo de Degollado,
Michoacán, México
Giselle Gallegos1
1595565g@umich.mx
https://orcid.org/0009-0000-5638-97546
Facultad de Enfermería
Universidad Michoacana de San Nicolás de
Hidalgo, México
Cecilia Castro Calderón
cecilia.castro@umich.mx
https://orcid.org/0000-0003-0509-6358
Facultad de Enfermería
Universidad Michoacana de San Nicolás de
Hidalgo, México
Josué Vargas Peña
josue.vargas@umich.mx
https://orcid.org/0000-0002-1376-9631
Facultad de Enfermería
Universidad Michoacana de San Nicolás de
Hidalgo, México
Ruth Esperanza Pérez Guerrero
ruth.perez@umich.mx
https://orcid.org/0000-0002-8991-0494
Facultad de Enfermería
Universidad Michoacana de San Nicolás de
Hidalgo, México
Ana Gabriela Campos Arroyo
ana.campos@umich.mx
https://orcid.org/0000-0001-7836-5286
Facultad de Enfermería
Universidad Michoacana de San Nicolás de
Hidalgo, México
RESUMEN
Introducción. El autocuidado en adultos mayores constituye un factor clave para el envejecimiento
saludable, particularmente en contextos de alta religiosidad donde las creencias influyen en las prácticas
de salud. Objetivo. Evaluar la capacidad de autocuidado de personas adultas mayores residentes de
Penjamillo de Degollado, Michoacán, México. Metodología. Estudio cuantitativo, transversal y
descriptivo con muestreo no probabilístico (n = 72). Se aplicó Escala de Valoración de la Capacidad de
Autocuidado (ASA, versión de 21 ítems, Likert 4 puntos) y a mayor puntaje es mayor el autocuidado,
que se clasificó en bajo, medio y alto así como una cédula sociodemográfica. El análisis incluyó
estadística descriptiva (SPSS v.27). Se respetó dignidad y derecho a la retractación de las personas, con
firma de consentimiento informado. Resultados. La mayoría de los participantes fueron mujeres
(55.6 %), casados (52.8%), católicos (65.3%); respecto al apoyo familiar, 45.8 % declaró recibir visitas
de hijos y 69.4 % afirmó recibir visitas de otro familiar. La mayoría de las personas adultas mayores
(81.9 %) presentó un nivel medio de autocuidado. Conclusiones. l Los resultados revelan disparidades
en autocuidado asociadas a determinantes sociales y de salud. Se propone integrar la espiritualidad
como recurso en intervenciones de enfermería comunitaria, priorizando estrategias culturalmente
adaptadas para poblaciones vulnerables..
Palabras clave: autocuidado, adulto mayor, espiritualidad, enfermería en salud comunitaria (DeCS)
1
Autor principal.
Correspondencia: 1595565g@umich.mx
pág. 11669
Self-Care in Older Adults from Penjamillo de Degollado,
Michoacán, Mexico
ABSTRACT
Introduction. Self-care in older adults is a key factor for healthy aging, particularly in contexts of high
religiosity where beliefs influence health practices. Objective. To evaluate the self-care capacity of
older adults residing in Penjamillo de Degollado, Michoacán, Mexico. Methodology. A quantitative,
cross-sectional, and descriptive study with non-probabilistic sampling (n=72). The Appraisal of Self-
Care Agency Scale (ASA, 21-item version, 4-point Likert scale) was applied, where a higher score
indicates greater self-care (classified as low, medium, or high), along with a sociodemographic
questionnaire. Descriptive statistics were analyzed (SPSS v.27). Participants' dignity and right to
withdraw were respected, with signed informed consent. Results. Most participants were women
(55.6%), married (52.8%), and Catholic (65.3%). Regarding family support, 45.8% reported visits from
children, and 69.4% received visits from other relatives. The majority of older adults (81.9%) presented
a medium level of self-care. Conclusions. The results reveal disparities in self-care associated with
social and health determinants. Integrating spirituality as a resource in community nursing interventions
is proposed, prioritizing culturally adapted strategies for vulnerable populations.
Keywords: self care, aged, spirituality, community health nursing (MeSH)
Artículo recibido 25 julio 2025
Aceptado para publicación: 29 agosto 2025
pág. 11670
INTRODUCCIÓN
El autocuidado es fundamental para el bienestar de las personas adultas mayores, especialmente con el
aumento de esta población a nivel global y nacional. Se entiende por autocuidado a la capacidad de las
personas, familias y comunidades para promover la salud, prevenir enfermedades, mantener la calidad
de vida y afrontar situaciones de salud con o sin la asistencia de un profesional sanitario (Organización
Panamericana de la Salud [OPS], 2022). Esta definición reconoce el papel activo de las personas
mayores en su salud, promoviendo la autonomía, la participación y la toma de decisiones informadas.
El envejecimiento demográfico plantea desafíos globales. De acuerdo con las Directrices de la OMS
sobre intervenciones de autocuidado (OPS, 2022), promover estrategias basadas en el autocuidado
resulta crucial para ampliar la cobertura sanitaria, reducir la carga del sistema de salud y fortalecer la
corresponsabilidad en contextos marcados por el incremento de enfermedades crónicas no transmisibles
y limitaciones funcionales. Se requiere de entornos propicios, marcos normativos y personal capacitado
para orientar, sin sustituir, las decisiones de las personas mayores sobre su salud, según señala la
Organización Mundial de la Salud [OMS] (OMS, 2023).
La población adulta mayor en México ha crecido considerablemente en las últimas décadas. Según el
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2025), la población total del país era de 126
millones de personas en 2020, con un índice de envejecimiento de 47.7, es decir, por cada 100 niños y
jóvenes hay 47.7 personas adultas mayores. La transición demográfica ha impactado los servicios de
salud, la organización familiar, las redes de apoyo comunitarias y los desafíos para garantizar una
atención centrada en el respeto, la funcionalidad y la dignidad de las personas mayores (López y
Jiménez, 2024).
El Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM, 2025) advierte que muchos adultos
mayores en México enfrentan barreras para el autocuidado, especialmente en zonas rurales y
marginadas.. A nivel estatal, en Michoacán de Ocampo se ha documentado una tendencia similar. El
INEGI (2021) señala que la población mayor de 60 años representa el 13.8 % de la población total del
estado, con mayores tasas de dependencia funcional en mujeres, niveles bajos de escolaridad,
condiciones precarias de vivienda y limitada afiliación a servicios de salud. Por tanto, desde enfermería
se deben repensar las estrategias de promoción del autocuidado como un derecho, no una carga.
pág. 11671
El autocuidado integral es fundamental, según diversas investigaciones. El estudio de Lozano-Zúñiga
et al. (2022) identificó que el 42 % de los adultos mayores en Morelia, Michoacán, presenta una alta
capacidad de autocuidado, destacando dimensiones como la higiene y el descanso. Sin embargo, se
observaron áreas de oportunidad en alimentación, movilidad y atención médica. Por otro lado, el estudio
de Ortiz et al. (2023) revela que más del 50 % de los adultos mayores encuestados en Lima carece de
conocimientos suficientes sobre prácticas de autocuidado, lo que repercute directamente en su salud
física y mental..
Diversos estudios han identificado factores de protección y riesgo que influyen en el nivel de
autocuidado. Entre los primeros se encuentran la presencia de redes familiares funcionales (Moreira y
Suastegui, 2023), el acceso a información comprensible (Márquez-Terraza, 2022), y la participación
activa en programas comunitarios (Ruiz, 2021). Como factores de riesgo destacan la soledad, la
pobreza, la dependencia funcional (Martínez y Torres, 2022) y el bajo nivel educativo (González-Bravo
et al., 2021; Mejía-Álvarez et al., 2023). Además, Guerrero-Castañeda et al. (2024) describen cómo las
experiencias de autocuidado durante la pospandemia en adultos mayores implicaron tanto prácticas
físicas como aprendizajes emocionales, sociales y espirituales.
De manera adicional, estudios recientes destacan la complejidad del autocuidado en adultos mayores.
Avilés-Silva et al. (2023) encontraron en La Habana que muchos adultos mayores tenían autocuidado
deficitario, asociado a mala salud autopercibida o dependencia funcional. Díaz de León et al. (2021)
desarrollaron una escala que vinculó menor autocuidado con enfermedades crónicas, bajos ingresos y
acceso limitado a salud. Buesaquillo y Panamá (2024) observaron baja adherencia al autocuidado en
adultos mayores con diabetes y obesidad, debido a barreras personales, sociales y del sistema de salud.
Estos hallazgos resaltan la necesidad de intervenciones multidimensionales y personalizadas.
El marco teórico que orienta este estudio es la teoría del déficit de autocuidado de Dorothea Orem, la
cual define el autocuidado como una actividad aprendida que los individuos realizan para mantener su
vida, salud y bienestar (Velasco et al., 2022). Esta teoría considera requisitos universales, de desarrollo
y relacionados con la salud, permitiendo una evaluación integral de las necesidades de cuidado a lo
largo del ciclo vital (Mejía-Álvarez et al., 2023).
pág. 11672
Desde una perspectiva práctica, la participación de enfermería en la promoción del autocuidado es
fundamental. La enfermería, como disciplina humanista, científica y social, cumple un rol clave en la
identificación de necesidades, educación para la salud, intervención directa, acompañamiento
emocional y fortalecimiento de las redes de apoyo. Las directrices de la OMS (OPS, 2022) resaltan que
los profesionales de enfermería deben actuar como facilitadores del autocuidado, promoviendo entornos
inclusivos, seguros y empáticos, y contribuyendo activamente en el diseño de intervenciones
individualizadas y culturalmente pertinentes. Además, su presencia en el primer nivel de atención las
posiciona como agentes estratégicos en la construcción de capacidades comunitarias.
A pesar de la evidencia acumulada, persiste un vacío importante en el conocimiento relacionado con
los niveles actuales de autocuidado en personas adultas mayores mexicanas desde una perspectiva
multidimensional y contextualizada. Muchos estudios se centran en poblaciones con enfermedades
específicas (como diabetes tipo 2 u obesidad) o en contextos institucionalizados, sin que se aborde con
igual profundidad a las personas mayores funcionalmente independientes que viven en comunidad.
Asimismo, los estudios cualitativos, como el de Márquez-Terraza (2022), han evidenciado una
disonancia entre las representaciones sociales de la salud (que priorizan lo emocional y relacional) y las
prácticas efectivas de autocuidado (predominantemente físicas), lo cual plantea la necesidad de
enfoques integrales y culturalmente sensibles.
Considerando el marco normativo nacional, el Manual para la atención de las personas adultas mayores
en unidades de salud (INAPAM, 2023) establece que el primer nivel de atención debe fortalecer las
competencias del personal de salud para el acompañamiento del autocuidado, con enfoque
gerontológico, enfoque de derechos y participación familiar. Esta visión es congruente con el llamado
internacional a consolidar estrategias de autocuidado como parte central del acceso universal a la salud
y como un medio para garantizar la continuidad, pertinencia y equidad en los servicios (OPS, 2022).
En este contexto, el presente estudio tiene como objetivo general analizar el nivel de autocuidado en
personas adultas mayores residentes en [nombre de la comunidad o institución], identificando sus
dimensiones, factores asociados y necesidades prioritarias para el diseño de intervenciones educativas
en salud.
pág. 11673
Se espera que los hallazgos contribuyan a enriquecer las estrategias de promoción de la salud en la vejez
y orienten la toma de decisiones en el primer nivel de atención desde un enfoque interdisciplinario.
Desde
En este sentido, el presente estudio tiene como objetivo analizar el el nivel de autocuidado en personas
adultas mayores residentes en Penjamillo de Degollado, Michoacán, identificando sus dimensiones,
factores asociados y necesidades prioritarias para el diseño de intervenciones educativas en salud. Se
espera que los hallazgos contribuyan a enriquecer las estrategias de promoción de la salud en la vejez
y orienten la toma de decisiones en el primer nivel de atención desde un enfoque de enfermería.
METODOLOGÍA
Enfoque y diseño. Esta investigación se fundamentó en un enfoque cuantitativo con un diseño
observacional, descriptivo, de corte transversal y no experimental. (Argimon y Jiménez, 2019; Browner
et al., 2023).
Población y muestra. La población objeto de estudio estuvo conformada por adultos mayores del
municipio de Penjamillo de Degollado, Michoacán. Para la conformación de la muestra (n=72) se utilizó
un muestreo no probabilístico mediante la técnica de muestreo por conveniencia, seleccionando a los
participantes según disponibilidad y cumplimiento de los criterios de inclusión y exclusión del estudio.
Criterios de selección
Criterios de inclusión: se incluyeron adultos mayores de 60 años o más, residentes permanentes en el
municipio de Penjamillo de Degollado, Michoacán, sin alteraciones que afectaran la comprensión o
respuesta al instrumento de investigación. Todos los participantes dieron su consentimiento informado
voluntario y firmaron la carta.
Criterios de exclusión: se estableció como criterio de exclusión la presencia de trastornos psiquiátricos
graves o la institucionalización en centros geriátricos, a fin de preservar la robustez metodológica del
estudio.
Instrumento
La Escala de Valoración de la Capacidad de Autocuidado (Appraisal of Self-care Agency Scale, ASA),
desarrollada originalmente por Evers et al. (1993), fue adaptada al español por Manrique y Velandia
(2009) y aplicada en adultos mayores mexicanos por Díaz de León et al. (2021).
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En este último estudio se utilizó una versión reducida de 21 ítems, eliminando los reactivos con sentido
inverso (6, 11 y 20). Esta herramienta unidimensional evalúa la frecuencia de conductas de autocuidado
mediante una escala Likert de cuatro puntos (1 = nunca 2 = casi nunca, 3 = casi siempre) y 4 = siempre).
Las propiedades psicométricas del instrumento fueron: alfa de Cronbach de 0.826 (versus 0.806 en la
versión completa) y ajuste factorial adecuado. A partir de la distribución empírica y la media obtenida
(M = 68.95, DT = 8.24) de Díaz de León et al. (2021), se plantean los siguientes puntos de corte
orientativos y se clasifica el nivel de autocuidado en tres categorías: bajo (24 a 56 puntos), medio (57 a
76 puntos) y alto (77 a 96 puntos).
Procedimiento
Una vez aprobado el protocolo, el equipo de investigación (previamente capacitado en entrevista
geriátrica estandarizada) realizó un acercamiento comunitario mediante muestreo intencional en la
localidad Penjamillo de Degollado, Michoacán. Se aplicaron criterios de inclusión y exclusión. Durante
las visitas domiciliarias programadas, se explicaron los objetivos y procedimientos usando un manual
de campo, entregando el consentimiento informado en formato accesible (letra 14 pts, lectura en voz
alta con testigo para analfabetismo funcional).
La aplicación de la cédula sociodemográfica y la Escala ASA (versión mexicana de 21 ítems, validada
en población similar) se realizó en entornos privados, con atención a las necesidades sensoriales, como
la disminución de la agudeza visual y auditiva. Al término de la actividad, se agradeció a los
participantes su colaboración en la respuesta de la encuesta.
Análisis estadístico. El análisis de datos se llevó a cabo mediante estadística descriptiva (porcentajes y
medias) utilizando el software SPSS versión 27.
Consideraciones éticas y legales
Esta investigación se condujo bajo los principios éticos nacionales e internacionales para estudios con
seres humanos. Se ajustó a la Declaración de Helsinki (Asociación Médica Mundial, 2024) y las Pautas
éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos [Pautas CIOMS-
OPS (Organización Panamericana de la Salud Organización Mundial de la Salud, 2017), garantizando
autonomía, minimización de riesgos y protección especial para adultos mayores. A nivel nacional,
cumplió con el Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Investigación para la Salud
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(Diario Oficial de la Federación, 2014) y la NOM-012-SSA3-2012 (Diario Oficial de la Federación,
2013), que clasifican este estudio observacional como de riesgo nimo al no involucrar intervenciones
invasivas.
Se obtuvo consentimiento informado por escrito, asegurando voluntariedad, anonimato y derecho a
retiro sin consecuencias. Los datos se codificaron y almacenaron con acceso restringido, priorizando la
dignidad, integridad y bienestar de los participantes.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
La muestra de esta investigación estuvo compuesta por 72 personas adultas mayores, de las cuales
55.6 % fueron mujeres, 52.8% son casados, 65.3% refieren ser católicos; respecto al apoyo familiar,
45.8 % declaró recibir visitas de hijos y el 69.4 % afirmó recibir visitas de otro familiar, lo que sugiere
una red de apoyo parcialmente activa, según se observa en la tabla 1. Respecto a la edad, la media fue
de 71.18 años (DE = 6.68), con rangos de 61 a 96 años. Cuando se preguntó por el número de hijos, los
rangos fueron de 0 a 10.
No obstante, 54.2 % no recibe visitas de sus hijos, lo que puede constituir una fuente de riesgo para el
bienestar emocional, funcional y la práctica de autocuidado, como lo advierten Moreira Arteaga y
Suastegui Sornoza (2023), quienes identificaron la falta de apoyo familiar como un obstáculo para la
continuidad del cuidado personal.
Los hallazgos de esta muestra confirman patrones sociodemográficos de personas mayores reportados
en la literatura nacional y regional. La mayor proporción de mujeres adultas mayores refleja la
feminización del envejecimiento ( Gutiérrez-Domingo, 2024), quienes pese a su mayor esperanza de
vida enfrentan más dependencia y pobreza. Esto exige intervenciones de autocuidado con perspectiva
de género.
Por otra parte, en cuanto al estado civil se identificó que 52.8 % estaba casado (a); y en ese sentido el
estado civil puede influir en las prácticas de autocuidado, especialmente en aquellas que requieren
colaboración en el hogar. Investigaciones como la de Arteaga et al. (2024) demostraron que los vínculos
afectivos estables como el matrimonio, se asocian con mayor bienestar psicológico y percepción
positiva del autocuidado, especialmente en lo emocional y espiritual. Sin embargo, las personas solteras
o viudas pueden tener necesidades particulares que requieren intervenciones diferenciadas.
pág. 11676
Tabla 1: Datos sociodemográficos de los participantes (n = 72)
Variables sociodemográficas
f
%
Sexo
Mujer
40
55.6
Hombre
32
44.4
Estado civil
Casado (a)
38
52.8
Viudo (a)
10
13.9
Soltero (a)
24
33.3
Religión
Catolicismo
47
65.3
Critianismo
10
13.9
Ateísmo
12
16.7
Ninguna
3
4.2
Recibe visita de hijos
33
45.8
No
39
54.2
Recibe visita de otro familiar
50
69.4
No
22
30.6
Fuente: elaboración propia
Respecto al aspecto religioso, 65.3% de los adultos mayores en la muestra se identificaron como
católicos, cifra que concuerda con los datos nacionales (INEGI, 2022), donde 77.7% de la población
profesa esta religión (porcentaje que supera el 85% en mayores de 60 años). Esta preeminencia del
catolicismo, según Márquez-Terraza (2022), influye significativamente en las representaciones sociales
del autocuidado, generando tanto actitudes de resignación como de resiliencia. Como señalan Guerrero-
Castañeda et al. (2024), la dimensión espiritual del autocuidado trasciende lo físico, abarcando
identidad, propósito y bienestar emocional. Estos hallazgos destacan la necesidad de diseñar
intervenciones de enfermería culturalmente sensibles que integren la espiritualidad como recurso
terapéutico, mejorando así la adherencia a prácticas de autocuidado en esta población (Secretaría de
Salud, 2017).
pág. 11677
La presencia de apoyo familiar parcial, mayor en visitas de otros familiares (69.4 %) que de hijos
(45.8 %), refleja un patrón de cambio en las redes familiares tradicionales. Se ha documentado que la
falta de visitas y contacto con familiares puede afectar negativamente el autocuidado, especialmente en
adultos mayores que viven solos o tienen limitaciones. En este sentido, Avilés-Silva et al. (2023)
documentaron que el autocuidado disminuye sin redes de apoyo afectivo., mientras que Martínez y
Torres (2022) subrayan que la institucionalización no reemplaza la motivación y supervisión familiar
en el cuidado diario.
Además, la evidencia aportada por Buesaquillo y Panamá (2024) confirman que el autocuidado en
adultos mayores con enfermedades crónicas depende de factores psicosociales como el apoyo, la
autonomía y la interacción social. De igual manera, estudios como el de Díaz de León et al. (2021)
subrayan que las condiciones sociodemográficas influyen en las capacidades y motivaciones
individuales, por lo que deben ser consideradas al interpretar los niveles de autocuidado..
Como puede observarse, los datos sociodemográficos de la muestra revelan características que
requieren un enfoque integral de promoción del autocuidado. La enfermería, con su enfoque
biopsicosocial, puede identificar necesidades diferenciadas por género, situación conyugal, creencias y
redes familiares, diseñando intervenciones personalizadas que fortalezcan la agencia de autocuidado en
personas adultas mayores.
Por otra parte, los hallazgos muestran que la mayoría de las personas adultas mayores (81.9 %) presentó
un nivel medio de autocuidado, mientras que solo 16.7 % alcanzó un nivel alto, y un mínimo porcentaje
(1.4 %) se ubicó en un nivel bajo (ver tabla 2).. Esta distribución sugiere que, aunque una proporción
considerable de adultos mayores mantiene prácticas básicas o moderadas de cuidado personal, aún
existe margen de mejora para alcanzar niveles óptimos de autocuidado que favorezcan un
envejecimiento saludable.
Este resultado es coherente con estudios previos realizados en contextos similares. Por ejemplo,
Lozano-Zúñiga et al. (2022), al analizar el autocuidado en personas adultas mayores residentes en
Morelia, encontraron una tendencia predominante hacia niveles intermedios, asociada a factores como
la escolaridad, la independencia funcional y la disponibilidad de apoyo familiar.
pág. 11678
Del mismo modo, Mejía-Álvarez et al. (2023) reportaron que en adultos mayores ecuatorianos sin
enfermedades crónicas y con funcionalidad conservada, el autocuidado se situaba en niveles medios,
con dificultades específicas en aspectos preventivos y psicoemocionales.
Tabla 2: Autocuidado de los adultos mayores (n = 72)
Autocuidado
f
%
Baja
1
1.4
Media
59
81.9
Alta
12
16.7
Los resultados también coinciden con los aportes de Díaz de León et al. (2021), quienes señalan que el
nivel medio de autocuidado puede reflejar una agencia parcial en el ejercicio de acciones cotidianas
como la alimentación, la higiene, el cumplimiento de tratamientos o el descanso adecuado. Este nivel
puede ser insuficiente para el envejecimiento con condiciones crónicas o limitada cobertura de salud.
Cabe destacar que el grupo con nivel alto de autocuidado (16.7 %) representa una proporción menor, lo
que podría explicarse por la existencia de factores protectores específicos, como una percepción positiva
de salud, la presencia de redes de apoyo y actitudes proactivas frente al envejecimiento. Así lo han
documentado Arteaga et al. (2024), quienes encontraron una relación positiva entre la autoestima
elevada y el autocuidado en las dimensiones biológica, psicosocial y espiritual.
Desde una perspectiva crítica, resulta relevante considerar lo expuesto por Guerrero-Castañeda et al.
(2024), quienes destacan que el autocuidado en la pospandemia se asoció con la autonomía, el
aprendizaje de nuevas tecnologías y el fortalecimiento del sentido de vida, lo que influye en cómo las
personas mayores lo comprenden y ejercen. La baja proporción con nivel bajo (1.4 %), si bien es
alentadora, no debe ser subestimada, ya que podría corresponder a individuos en situación de
vulnerabilidad extrema. Como lo advierten Avilés-Silva et al. (2023), la percepción negativa de salud
y la dependencia funcional se asocian con prácticas de cuidado personal insuficientes, lo que aumenta
el riesgo de deterioro físico y emocional. El desafío para los profesionales de enfermería y salud pública
es diseñar estrategias diferenciadas que permitan elevar los niveles de autocuidado hacia la categoría
alta, promoviendo un envejecimiento activo, digno y autónomo, tal como lo promueven la OMS (OPS,
2022) y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
pág. 11679
CONCLUSIONES
Los hallazgos indican que la capacidad de autocuidado en las personas adultas mayores de la comunidad
estudiada es moderada, lo que sugiere una práctica parcial de actividades de bienestar. Si bien no se
trata de una carencia absoluta, existen áreas de mejora, especialmente en la toma de decisiones
informadas, la autonomía funcional y la gestión emocional del envejecimiento.
Los resultados teóricos respaldan la noción de agencia de Orem, destacando la importancia de factores
personales, contextuales y sociales en el autocuidado. La minoría que alcanzó niveles altos confirma la
relevancia de factores protectores como la autoestima, el apoyo familiar y la espiritualidad. Los niveles
bajos, aunque poco frecuentes, requieren atención inmediata de los servicios de salud.
Cabe señalar que el diseño transversal y el muestreo no probabilístico limitan la generalización de los
resultados. Por otra parte, la falta de análisis cualitativos impide comprender las percepciones y
significados que las personas adultas mayores otorgan a sus prácticas de cuidado.
En ese sentido, este trabajo contribuye a la práctica de enfermería en el primer nivel de atención al
identificar el nivel de autocuidado, lo que permite diseñar intervenciones educativas diferenciadas y
sensibles al contexto sociocultural. La enfermería comunitaria puede promover el envejecimiento
saludable mediante estrategias centradas en la persona, la familia y la comunidad, enfocadas en hábitos
saludables, prevención de dependencia y fortalecimiento de redes de apoyo.
El estudio revela las potencialidades y limitaciones en el autocuidado de las personas adultas mayores,
lo que exige políticas públicas y programas locales que garanticen un envejecimiento digno, activo y
saludable, en línea con las directrices de la OMS y la Agenda 2030.
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