VIOLENCIA DE GÉNERO EN HOMBRES
ESTUDIANTES DE ENFERMERÍA: EXPERIENCIAS
DURANTE LA FORMACIÓN ACADÉMICA
GENDER-BASED VIOLENCE AGAINST MALE
NURSING STUDENTS: EXPERIENCES DURING
ACADEMIC TRAINING
Guillermina Arenas Montaño
Universidad Nacional Autónoma de México
Angel Corchado Vargas
Universidad Nacional Autónoma de México
Ricardo Morales Hernández
Investigador independiente, México
María de los Ángeles Torres Lagunas
Universidad Nacional Autónoma de México
Universidad Nacional Autónoma de México
Universidad Nacional Autónoma de México

pág. 11849
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i4.19870
Violencia de Género en Hombres Estudiantes de Enfermería: Experiencias
Durante la Formación Académica
Guillermina Arenas Montaño1
guillearenasm@iztacala.unam.mx
https://orcid.org/0000-0002-7830-4202
Universidad Nacional Autónoma de México
México
Angel Corchado Vargas
angel.corchado@iztacala.unam.mx
https://orcid.org/0000-0002-4436-6237
Universidad Nacional Autónoma de México
México
Ricardo Morales Hernández
manzanailove@gmail.com
https://orcid.org/0009-0009-4430-443X
Investigador independiente
México
María de los Ángeles Torres Lagunas
angelestorres@comunidad.unam.mx
https://orcid.org/0000-0002-6602-190X
Universidad Nacional Autónoma de México
México
RESUMEN
Este estudio analiza las experiencias de violencia de género en hombres estudiantes de enfermería
durante su formación académica. La violencia, concepto complejo y multifacético, se manifiesta en este
contexto a través de prejuicios y estereotipos que afectan tanto los derechos humanos como el desarrollo
profesional de los hombres enfermeros. A pesar de que la enfermería es un campo con predominancia
femenina, los hombres enfrentan discriminación, cuestionamientos sobre su elección profesional y su
orientación sexual, así como comentarios que minimizan su lugar dentro de la profesión. Mediante
entrevistas a profundidad con egresados de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, se identificaron
tres categorías principales: división sexual del trabajo en enfermería, percepción de la violencia y
estereotipos de género. El estudio concluye que la violencia de género hacia los hombres enfermeros,
aunque menos visibilizada, es real y suele ser normalizada, lo cual dificulta su denuncia y atención.
Palabras clave: violencia de género, enfermería, estereotipo, discriminación, experiencias
1 Autor principal
Correspondencia: guillearenasm@iztacala.unam.mx

pág. 11850
Gender-Based Violence Against Male Nursing Students: Experiences
During Academic Training
ABSTRACT
This study examines the experiences of gender-based violence among male nursing students during their
academic training. Violence—a complex and multifaceted concept—manifests in this context through
prejudices and stereotypes that impact both human rights and the professional development of male
nurses. Although nursing is a female-dominated field, men face discrimination, challenges to their
professional choice and sexual orientation, as well as comments that minimize their place within the
profession. Through in-depth interviews with graduates of the Facultad de Estudios Superiores Iztacala,
three main categories were identified: sexual division of labor in nursing, perception of violence, and
gender stereotypes. The study concludes that gender-based violence against male nurses, although less
visible, is real and often normalized, hindering its reporting and resolution.
Keywords: gender-based violence, nursing, stereotype, discrimination, experiences
Artículo recibido 04 Agosto 2025
Aceptado para publicación: 29 Agosto 2025

pág. 11851
INTRODUCCION
Actualmente, los hombres que estudian enfermería enfrentan prejuicios y violencia de género que
afectan su desarrollo personal y profesional, en parte debido a estereotipos y la predominancia
femenina en la profesión. Muchos optan por guardar silencio ante estas situaciones por vergüenza o
falta de respaldo legal. Este estudio cualitativo analiza cómo estas experiencias generan nuevos
conocimientos y emociones, impactando la manera en que los hombres se perciben y son percibidos
dentro del ámbito de la enfermería.
Anceschi (2009), señala que la violencia es un concepto subjetivo de definición compleja, ya que puede
adquirir diversos tipos de acepciones según el punto de vista desde el que lo analicemos. Así la
definición no será la misma desde una perspectiva moralista o jurídica y dentro del ámbito jurídico un
penalista no la definirá de la misma manera que un civilista. Por lo que realmente su definición es
compleja identificando casos en los que incluso esta es legítima como método de resolución de
conflictos.
La violencia de género induce al estudio de las relaciones sociales de poder entre hombres y mujeres a
lo largo de la historia tanto en contextos privados como públicos. El género forma parte de la realidad
subjetiva, social e individual, y condiciona la conducta de los hombres y las mujeres, quienes
expresan sus expectativas, normas, valores y comportamientos a partir de la visión de lo que es
femenino y lo que es masculino (Molina, 2019).
Debido a la interiorización de estos modelos de género, se construyen los roles que tienden a
reproducir las diferencias sociales entre hombres y mujeres. Hacerse hombre o mujer es un proceso
sociocultural que va ligado a la identificación con un sexo y a los atributos biológicos que lo designan.
A lo largo de los tiempos, el cuerpo de la mujer se ha tomado como un territorio que puede ser
colonizado por los hombres, quienes adquieren poder sobre este con permiso de ejercer cualquier tipo
de abuso o sometimiento sin importar la clase, la capacidad, la edad o la etnia de la mujer.
Molina (2019) afirma que entre los factores de riesgo predominantes para que se produzca la violencia
se encuentran las construcciones sociales en función del género, la cultura patriarcal y la normalización
o legitimización de los significados de violencia

pág. 11852
Además de otros factores como las presiones laborales, la insatisfacción de las necesidades básicas, la
exclusión social, la pobreza, el bajo nivel educativo, el vivir en guerra prolongada, el tener acceso a
armas, el excesivo consumo de alcohol y de otras sustancias psicoactivas, la historia de violencia en la
familia de origen, las experiencias violentas en la infancia, las características psicológicas de las
personas, el inadecuado manejo de la ira y otros sentimientos, entre otros. De acuerdo con la ONU
(1999) la violencia es todo acto de violencia sexista que tiene como resultado posible o real un daño
físico, sexual o psíquico, incluidas las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de la libertad, ya
sea que ocurra en la vida pública o en la privada.
Actualmente, la violencia contra el hombre es un problema que ha sido ignorado por la sociedad,
porque según el rol impuesto al hombre lo encamina a ser dominante y cuando existe violencia hacia
el mismo, se generan estigmas y son vistos como seres débiles. Partir del supuesto de que únicamente
el hombre es el agresor, dificulta que se pueda mostrar un panorama más amplio sobre la
problemática, la cual no es exclusiva de ningún género.
La Enfermería, ciencia del cuidado humano, fue inicialmente una labor femenina vinculada a
actividades menos valoradas socialmente, mientras que los hombres ocupaban roles de mayor control
y rentabilidad. La profesionalización de la enfermería, asociada históricamente al trabajo de la mujer
y a la formación impartida por monjas, excluía a los hombres (Osses-Paredes, et al., 2010).
Actualmente, más hombres eligen estudiar enfermería, ya sea por proyección laboral o interés
personal, destacando su ingreso tanto en universidades tradicionales como privadas, y dejando atrás la
idea de que este campo es una opción secundaria o ligada a la religión. De acuerdo con Guillén, et al
(2013), tradicionalmente, la enfermería ha sido vista como un rol femenino, ligado a la historia y
lucha de las mujeres. La llegada de hombres a la profesión generó rechazo inicial tanto en la sociedad
como dentro del gremio, acompañada de prejuicios sobre su orientación. Sin embargo, su
incorporación ha impulsado una transformación en la percepción social y profesional de la
enfermería.
Martínez (2015) menciona que entre 85 y 90 por ciento de personal de enfermería está compuesto
por mujeres. Eso se explica por la deserción de los hombres en los primeros años de formación y
por la percepción generalizada de esa profesión como un campo asociado a las mujeres.

pág. 11853
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, (OCDE) México se
encuentra muy por debajo en el número de esos profesionales de la salud (tanto mujeres como
hombres) con respecto de otras naciones con economías parecidas a la nuestra, como Chile o
Argentina: el promedio por cada mil habitantes es de 8.8 para los países miembros del organismo.
Estados Unidos tiene alrededor de 15 y México no llega ni a tres, con 2.9. El autor menciona que en
repetidas ocasiones los roles de género han impedido que los hombres se incorporen a este tipo de
actividades.
En la actualidad, la violencia de género es un tema preocupante porque constituye una vulneración
de los derechos humanos, de las garantías legales, y de los principios éticos que protegen la libertad
y la dignidad de todos los seres humanos sin distinción de raza, sexo, edad, estrato, etnia, en el
ámbito civil, social y cultural. Es pertinente entonces, indicar que este tipo de violencia se ve
agravada en entornos laborales donde también se invisibiliza el trabajo realizado por las mujeres.
Marie-France Hirigoyen lo define como acoso moral o mobbing, y lo explica como un factor que se
vive en el campo laboral, como toda conducta abusiva (gesto, palabra, comportamiento, actitud) que
atenta por su repetición o sistematización, contra las mujeres y hombres debido a su género,
ideologías políticas, lugar de procedencia, lenguaje, clase, raza, entre otras (Pinzón, et al, 2017).
Escamilla & Córdoba (2011), aluden al hecho de que la enfermería en la actualidad es profesional;
por lo tanto, se deben dejar a un lado las cualidades femeninas innatas de la mujer que la hacen apta
para el cuidado; el cuidado profesional se puede enseñar en las aulas universitarias. Por esta razón y
por muchas otras, los hombres son completamente aptos para brindar atención que satisfaga por
completo a los individuos y familias que atienden. Un buen enfermero o enfermera no se
distingue sólo por su sexo, destaca por sus conocimientos y la forma en que los aplica, en cómo
trata a sus pacientes y el esfuerzo que hace para que recuperen la salud o no la pierdan.
Si bien comúnmente la violencia de género se asocia a la ejercida contra las mujeres, esta percepción
responde a un contexto histórico en el que, efectivamente, las mujeres han sido las principales
víctimas. Esta situación ha generado que la mayor parte de la atención social y académica se enfoque
en ellas, mientras que los hombres que experimentan violencia de género suelen permanecer
invisibilizados o incluso ser objeto de estigmatización y burla.

pág. 11854
Es fundamental replantear la comprensión de la violencia de género, considerando que cualquier
persona puede ser víctima de este fenómeno, independientemente de su sexo, y que las respuestas ante
tales situaciones pueden variar notablemente. Tanto hombres como mujeres pueden sufrir violencia de
género.
El propósito de esta investigación es evidenciar las formas en que los hombres estudiantes de
enfermería experimentan violencia de género en los entornos escolares y hospitalarios. Dado que la
violencia de género es un problema social influido por estereotipos aprendidos, es posible analizarla y
desestructurarla mediante investigaciones y propuestas educativas orientadas a transformar los
paradigmas tradicionales de género, promoviendo así una convivencia basada en la igualdad, la
equidad, la justicia y la paz social.
La definición de sexo y género
Leñero (2009) afirma que, desde que nacemos, se nos asigna un género con base en nuestras
características biológicas. Si al nacer se tiene pene se reconoce como niño; en cambio, cuando se nace
con vulva se reconoce como niña. De esta forma se asigna el sexo al nacer. Pero el género es, para
decirlo de forma sencilla, una fabricación histórica y cultural de lo femenino y masculino, y, por lo
tanto, no es algo natural o con lo que nacemos, el sexo sí lo es. Las palabras sexo y género suelen ser
utilizadas como sinónimos, pero no lo son. Mientras el sexo tiene que ver con las características
biológicas, el concepto de género hace referencia a todas aquellas prácticas, valores, costumbres y
tareas que la sociedad, y no la naturaleza, le ha asignado de forma distinta a cada uno de los sexos.
Sexo
El término sexo proviene del latín sexus, refiriéndose a la división biológica entre machos y hembras
basada en genitales, tipo de gametos y órganos sexuales, según la Real Academia de la Lengua
Española (s.f.) y otros autores.
El sexo implica una interacción compleja entre genética, hormonas y cerebro, manifestada en
diferencias anatómicas, fisiológicas y reproductivas (González-Escobar, et al. 2016). Así, el sexo
comprende lo cromosómico, gonadal, hormonal y anatómico, que son las bases biológicas que
distinguen a hombres y mujeres.

pág. 11855
Género
Ramírez (2008) señala que la definición de género es compleja, pues no solo abarca diferencias
biológicas, sino también las que dependen del contexto social. Diversas culturas asignan significado y
valor desigual a la diferencia sexual, generando ideas y normas que condicionan la conducta.
Lamas (1986) señala que el concepto de género designa las relaciones sociales entre los sexos, y que
hablar de mujeres implica hablar también de hombres. Sugiere usar sexo para referirse a lo biológico y
género para aquellas ideas, prescripciones y valoraciones sociales sobre lo masculino y lo femenino.
Ambos conceptos son necesarios y diferentes: sexo es lo biológico, género es lo simbólico y
construido socialmente. Para la psicología, el género es el proceso mediante el cual personas
biológicamente distintas adquieren los atributos definidos para la feminidad y la masculinidad en su
cultura. Así, el género se construye socialmente y sus características cambian a lo largo de la historia
y las relaciones sociales, influyendo también en el acceso a servicios de salud, especialmente los de
salud sexual y reproductiva.
Los estereotipos de género
La palabra estereotipo proviene del griego y está compuesta por etéreos que significa rígido y túpos
que equivale a impresión. Su significación en la antigüedad era molde. Diversos autores, definen al
estereotipo como un conjunto de ideas que una sociedad obtiene a partir de las normas o patrones
culturales previamente establecidos. Además, explica más extensamente el proceso de estereotipar, que
consiste en fijar de forma permanente y de identificar lo estereotipado como el seguimiento de un
modelo preestablecido, conocido y formalizado que se adapta de una manera fija. Los estereotipos son
aquellas creencias populares sobre los atributos que caracterizan a un grupo social (por ejemplo, los
alemanes, los gitanos, las mujeres), y sobre las que hay un acuerdo básico. Los estereotipos
corresponden a imágenes sociales, que se propagan con mucha eficiencia por medio de diversos canales
que contribuyen, además, a su producción y mantenimiento. Uno de los mecanismos específicos de la
trasmisión de las imágenes de género es la socialización, la cual es fundamentalmente llevada a cabo
por las familias y las escuelas, los medios y los grupos de pares (Gonzáles, 1998; Castaño, 2009;
Teruel & Añaños, 2016).

pág. 11856
Los estereotipos de género son creencias compartidas sobre los atributos y comportamientos que
deben tener mujeres y hombres, según su cultura. Estas ideas, junto con la identidad e ideología de
género, influyen en conductas discriminatorias y asignan funciones sociales diferenciadas. Se espera
que las mujeres encarnen una feminidad tradicional, mientras que los hombres valoran atributos que
refuerzan dicho modelo. Estos estereotipos pueden perpetuar ciclos de violencia y desigualdad en la
sociedad.
Así, los conceptos de masculinidad y feminidad determinan roles y oportunidades bajo construcciones
socioculturales aprendidas.
La sociedad, al establecer estereotipos rígidos basados en diferencias anatómicas, limita las
capacidades de las personas y asigna tareas diferenciadas según el género, perpetuando la división
sexual del trabajo (Martínez-Labrín, et al. 2013).
La asignación de estereotipos surge como una forma de simplificar la realidad, categorizando a las
personas en grupos y atribuyéndoles características o roles solo por pertenecer a ellos. Esta práctica
genera generalizaciones que ignoran las diferencias individuales y puede llevar a discriminación, ya
que restringe los derechos de las personas en función de su sexo. Según Freixas (2025), la identidad
femenina suele asociarse al amor y la maternidad, mientras que la masculinidad hegemónica se define
por la potencia, la autosuficiencia y la ausencia de rasgos considerados femeninos. Los varones son
socializados para controlar, ser fuertes y no mostrar vulnerabilidad, manteniendo así la desigualdad de
género (Martínez-Labrín, et al. 2013).
Los roles y creencias de género se aprenden a través de la interacción social y están determinados por
la sociedad y la cultura, que suelen basarse en la idea de que solo existen dos sexos. Durante la
socialización, adquirimos nuestra identidad y aprendemos cómo deben relacionarse hombres y
mujeres, así como lo que se espera que pensemos y sintamos. Además, factores como la cultura, la
clase social, la edad o la religión influyen en cómo entendemos el género. Los estereotipos de género
son ideas sobre cómo deben ser y comportarse mujeres y hombres, y cambian con el tiempo y entre
culturas. Así, el sexo es biológico, pero el género se construye socialmente, y tener diferencias
biológicas no justifica desigualdades sociales.

pág. 11857
El concepto de prejuicio
El prejuicio se define como una antipatía basada en generalizaciones inflexibles y erróneas, dirigidas
hacia un grupo o individuo por pertenecer a él; es un fenómeno generalizado y, según Ungaretti,
Muller & Etchezahar (2016), quienes muestran altos niveles de prejuicio hacia un grupo suelen
presentarlos hacia otros. Cotidianamente, los términos prejuicio, estereotipo y discriminación se usan
de manera indistinta, aunque el prejuicio es fundamentalmente una actitud que incluye componentes
cognitivos (creencias), afectivos (odio) y conativos (conductas predispuestas), organizando
subjetivamente los comportamientos y cumpliendo funciones como mejorar la autoestima o
proporcionar ventajas materiales.
Al tratar el prejuicio, inevitablemente surgen los estereotipos, pues estos lo originan. Un estereotipo es
una idea reduccionista sobre un grupo con supuestas características compartidas; por ejemplo,
considerar que todas las jóvenes suecas son guapas. Se atribuye una característica a todo el grupo,
integrando a cada miembro bajo esa categoría. En lo cotidiano, las personas emiten juicios basados en
evidencias que consideran válidas, aunque estas inferencias están condicionadas por la percepción
individual y, por tanto, influidas por los estereotipos (Suárez, et al, 2011).
El concepto de discriminación
La discriminación es un fenómeno social que vulnera la dignidad, los derechos humanos y libertades
fundamentales de las personas, y puede generarse en las prácticas sociales y relaciones con
autoridades, incluso de forma no consciente. De acuerdo con la Ley Federal para Prevenir y Eliminar
la Discriminación en México (CNDH, 2012), es toda distinción, exclusión, restricción o preferencia
que, por acción u omisión, con intención o sin ella, no sea objetiva, racional ni proporcional y tenga
por objeto o resultado obstaculizar, restringir, impedir o anular los derechos humanos y libertades,
basada en motivos como origen étnico, género, edad, discapacidad, condiciones sociales, religión,
apariencia física, situación migratoria, opiniones, identidad política, estado civil, entre otros.
Discriminar implica excluir y dar un trato de inferioridad a personas o grupos, por causas que
constituyen criterios prohibidos de discriminación. Esta se da cuando, por distinciones arbitrarias, se
realizan actos que niegan la igualdad de trato y restringen derechos humanos.

pág. 11858
Discriminar significa dar un trato desigual a personas que en esencia son iguales y tienen los mismos
derechos, generando desventaja o restricción de un derecho (CNDH, 2012).
El concepto de violencia
Guzmán (1990) define la violencia como una acción para imponer la voluntad personal ante la
resistencia de otras personas, vinculada al poder y la dominación. Martínez (2015) destaca la
dificultad de delimitar el concepto por su multiplicidad de formas y la necesidad de hablar de las
violencias. La Organización Mundial de la Salud (1995) la describe como el uso intencional de la
fuerza o poder, real o como amenaza, que puede causar lesiones, muerte o daños psicológicos.
Domenach (1981) identifica dimensiones psicológicas, morales y políticas de la violencia, mientras
que Stoppino (1988) la concibe como una intervención física entre personas o grupos. Estas
perspectivas evidencian la complejidad del fenómeno y su relevancia para comprender la
reproducción de desigualdades.
Los tipos de violencia
De acuerdo con la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (CNDH,
2012) existen diferentes tipos de violencia:
Violencia psicológica: Actos o palabras que dañan la estabilidad emocional, como insultos,
humillaciones o amenazas.
Violencia patrimonial: Afecta los bienes o recursos de una persona, como destruir, retener o
manipular propiedades o documentos.
Violencia física: Uso de la fuerza que causa daño corporal, con o sin objetos, y puede dejar lesiones
visibles o permanentes.
Violencia económica: Limitación o control de recursos económicos, restringiendo la autonomía
financiera o el acceso a ingresos.
Violencia sexual: Actos que vulneran la libertad o integridad sexual de una persona, implicando abuso
de poder y denigración.
La violencia e institución
Las instituciones, sean gubernamentales, educativas o empresariales, son organizadas por puestos de
poder y cargos que son visiblemente diferentes y, por tanto, implica que cada uno de ellos ejerza de

pág. 11859
manera diferente el poder. Este orden jerárquico de la institución es, por sí mismo, generador de
diversos tipos de violencia que van desde la manera más sutil de sometimiento hasta actos que dañan
de manera temporal a los afectados. La organización, al igual que la cultura, debe socializar a sus
integrantes y propiciar que acepten las reglas establecidas. De modo que, si un miembro de la
organización no se adapta al orden, debe ser sometido y/o despedido, para dar lugar a otro que sí
acepte su rol dentro de la institución.
Es este sentido, los sujetos son reconocidos como partes importantes de la organización, y cada uno,
desempeñando su rol, deberá aceptar las relaciones que se dan dentro de la misma sin hacer evidencia
de los actos violentos que se dan ahí dentro.
Carrillo (s.f.) señala que la universidad, como organización, se estructura por jerarquías y dispositivos
de dominación, haciendo que sus integrantes actúen conforme a lo planeado por las élites de poder.
Así, la violencia simbólica es parte cotidiana de la convivencia. En este espacio, la lucha por
reconocimiento, proyectos o remuneraciones se traduce en una competencia donde predominan la
manipulación y la negociación, legitimando acciones para opacar a otros.
De acuerdo con Tlalolin (2017), la violencia en la universidad es el resultado de múltiples violencias
(psicológica, social, física, sexual, virtual, patrimonial y económica) que se suscitan en el contexto
universitario de pregrado y posgrado en el ámbito académico/profesional y laboral que ejercen,
reciben y mantienen los diferentes actores universitarios (alumno, docentes, autoridades,
administrativos y trabajadores) y que las interacciones disfuncionales entre ellos
(multidimensionalidad de la violencia) se manifiestan en conductas de acción u omisión que
tienen la intención de producir daño biopsicosocial (físico, psicológico y social).
Sobre las teorías de la violencia
Existen tres principales corrientes teóricas que explican el origen de la violencia humana, cada una
con argumentos distintos sobre sus causas. Las teorías biológicas sostienen que la violencia es un
instinto propio de la persona, minimizando la influencia de la cultura. Las teorías psicosociales ven la
violencia como una conducta aprendida y reforzada por el entorno y la experiencia social. Las teorías
estructurales consideran que la violencia surge de las estructuras políticas y económicas, es decir, es
consecuencia de la organización social y no solo de la voluntad individual.

pág. 11860
Torres-Mora (2010) plantea que el conocimiento social se origina en los procesos de interacción
social. La relación entre las características individuales y las circunstancias del contexto social es
mediada por símbolos, es decir, la gente responde al significado social de los acontecimientos. Las
interpretaciones sociales, a su vez, definen las reacciones y el tipo de interacciones entre las personas
y grupos.
La violencia de género
Se refiere a cualquier acto que dañe a una persona por su género y surge de normas sociales, abuso de
poder y desigualdad (Echeverri & Bernal, 2015). Aunque afecta mayoritariamente a mujeres y niñas,
también puede dirigirse contra hombres y personas LGBTQI+. Es un problema universal, agravado
por roles y expectativas sociales que se asignan desde la infancia, como el color, los juegos y las
tareas apropiadas para cada género. Gran parte de esta violencia se mantiene por silencios, estigmas y
la falta de denuncia, lo que perpetúa el problema. Los casos más frecuentes afectan a mujeres, quienes
suelen enfrentar violencia en el ámbito familiar y de pareja, reforzados por la cultura patriarcal. Sin
embargo, también existen casos de violencia hacia hombres, aunque suelen ser menos denunciados
(Echeverri & Bernal, 2015). La prevención y el cuestionamiento de los roles de género son claves
para enfrentar estas dinámicas. La violencia de género, en cualquiera de sus manifestaciones, es una
grave violación a los derechos humanos y requiere atención tanto social como legal.
La naturalización de la violencia contra el hombre
La violencia contra los hombres tiende a permanecer invisible, en parte debido a factores
socioculturales y legales que dificultan su denuncia y reconocimiento. Los estereotipos tradicionales
asignan al sexo masculino la fortaleza y la capacidad de proveer, lo que lleva a muchos hombres a
evitar denunciar situaciones de violencia por miedo al ridículo y la humillación social. Este fenómeno
es reforzado por la escasa existencia de recursos jurídicos y la falta de instituciones dedicadas a la
atención de hombres víctimas, lo que contribuye a una baja credibilidad y escaso apoyo familiar o
social.
La legislación generalmente prioriza los casos de violencia hacia las mujeres, mientras que el maltrato
ejercido hacia los hombres no suele ser reconocido ni discutido en foros públicos ni contemplado
legalmente (Echeverri & Bernal, 2015).

pág. 11861
Las creencias como la autoculpabilización y la percepción de merecimiento perpetúan el silencio, y la
ausencia de acompañamiento institucional limita la protección y atención a quienes experimentan
violencia de género en contextos domésticos o de pareja.
Durante años, las víctimas masculinas de violencia de género han enfrentado un vacío en la
protección estatal, especialmente cuando la agresión proviene de una mujer u otra persona con la que
existe una relación de pareja, lo que evidencia la necesidad de un enfoque más inclusivo en la
atención y prevención de la violencia de género.
Diversos estudios han puesto en evidencia la persistencia de la discriminación y violencia de género
hacia los hombres en la profesión de enfermería, fenómeno asociado a estereotipos y roles
históricamente feminizados. Pinzón et al. (2017) señalan que el sexismo y los estereotipos de género
suelen pasar desapercibidos como expresiones de prejuicio, lo cual dificulta su detección e
intervención. Lázaro (2018) & García (2009) destacan que la división sexual del trabajo y los
estereotipos asignan a los hombres un rol secundario en enfermería, condicionando su desarrollo
profesional y generando barreras, discriminación y violencia, especialmente al tratarse de una
profesión considerada femenina.
Además, la imagen social de la enfermería continúa influenciada por prejuicios de género, como
exponen Bernalte (2015) y Coronado & Marisol (2020), quienes afirman que la escasa visibilidad de
los hombres en la profesión refuerza su marginalización y, muchas veces, los expone a sanciones
sociales y acusaciones infundadas respecto a su identidad. Por su parte, Hernán (2017) enfatiza la
importancia de cuestionar la arbitrariedad de estos estereotipos y de promover la inclusión, ya que la
presencia de hombres en enfermería contribuye a desmantelar prejuicios y a dignificar la profesión
tanto para hombres como para mujeres.
Finalmente, Sans (2017) subraya que, aunque ha habido un incremento de varones en los estudios de
enfermería, las diferencias y la violencia de género persisten debido a la asociación histórica del
cuidado con la figura femenina. Reconoce que tanto mujeres como hombres pueden ejercer el cuidado
de manera igualmente valiosa, por lo que es fundamental superar los estereotipos y promover la
equidad profesional en este ámbito.

pág. 11862
Por tanto, el objetivo principal de este estudio es interpretar las experiencias de violencia de género
vividas por hombres estudiantes de enfermería a lo largo de su formación académica. De manera
específica, se busca identificar los distintos tipos de violencia que han experimentado, reconocer
quiénes son las personas que ejercen dichas conductas, analizar las razones que favorecen la
naturalización de estas formas de violencia y señalar los estereotipos de género presentes en el ámbito
de la enfermería.
METODOLOGÍA
Se realizó un estudio cualitativo, descriptivo y exploratorio. El estudio descriptivo cualitativo es el
método que se puede elegir cuando se deseen descripciones rigurosas de los fenómenos. Tal estudio
es especialmente útil para investigadores que busquen saber el quién, qué y dónde de los eventos. El
método que se utilizó fue el enfoque fenomenológico.
Pregunta de investigación
¿Cuáles son las experiencias de violencia de género en hombres estudiantes de enfermería
durante su formación académica?
Escenario
El estudio se realizó en diferentes espacios relacionados con la vida académica y personal de los
estudiantes, utilizando una entrevista virtual para facilitar la participación.
Técnica de recolección de datos
Se emplearon entrevistas a profundidad, buscando conocer a fondo las experiencias personales de los
participantes mediante un diálogo abierto, con el objetivo de comprender sus vivencias desde su
propia perspectiva.
Procesamiento de datos
La obtención de información a través del doble enfoque EMIC-ETIC, supone un análisis profundo del
contexto donde se desarrolla la investigación, ya que la interpretación EMIC es una descripción en
términos significativos, mientras que una interpretación ETIC, lo es en términos observables y de
inserción por parte del investigador. La confrontación entre ambas versiones de la realidad debe
aportar un nivel d e con ocimie nto s más c ompl ejo y a m p l i o acerca de l a sit uaci ón
estudiada (Corona & Maldonado, 2018).

pág. 11863
Participantes
Participaron cinco hombres estudiantes de enfermería, seleccionados intencionadamente por haber
experimentado violencia de género.
A continuación, se presentan las características de cada uno, con la finalidad de identificar las
singularidades de los egresados de enfermería entrevistados.
Hierbabuena tiene 24 años, egresado de la licenciatura en enfermería en proceso de titulación.
Trigo tiene 25 años, egresado de la licenciatura en enfermería, cursando la especialidad en
rehabilitación.
Guirnalda tiene 23 años, egresado de la licenciatura en enfermería, en proceso de titulación.
Cebada tiene 26 años, egresado y titulado de la licenciatura en enfermería, laborando en hospital
público.
Maíz tiene 25 años, egresado de la licenciatura en enfermería, cursando la especialidad en enfermería
industrial.
Aspectos éticos y legales
En toda investigación que involucre a personas, es fundamental respetar su dignidad, proteger sus
derechos y bienestar, y salvaguardar su seguridad en todo momento. Este estudio se realizó
garantizando la privacidad de las personas participantes y evitando todo riesgo o daño a su salud.
Además, fue indispensable obtener el consentimiento informado, mediante una explicación clara y
completa de los procedimientos, riesgos y beneficios, asegurando la libertad de retirar la participación
en cualquier momento y la absoluta confidencialidad de la información proporcionada.
ANÁLISIS Y DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS
A partir de la codificación y categorización de la información aportada por los entrevistados se
identificaron las siguientes categorías. A continuación, se desarrolla cada una y el respectivo análisis
de los discursos:

pág. 11864
Figura 1. Categorías y subcategorías del análisis de datos
Nota: Elaboración propia.
Categoría 1. División sexual del trabajo en enfermería
Se refiere a la manera en que cada sociedad organiza la distribución del trabajo entre los hombres y
las mujeres, según los roles de género establecidos que se consideran apropiados para cada sexo
(INMUJERES, 2022). La división sexual del trabajo establece y organiza espacios donde se
desarrollan e interactúan de diferente manera a hombres y mujeres, orienta papeles, moldea la
elección de carrera, marca la actividad de unos y otros, es decir, define sus roles de género.
En el caso de los enfermeros, al ocupar un espacio sexuado que aun en algunos sectores culturales y
sociales no les corresponde, enfrentan sanciones por parte de algunos miembros de la sociedad,
según el régimen de género establecido; pero el hecho de ser varones también los privilegia por
encima de esa sanción social.
Subcategoría 1.1: Desventajas de ser enfermero
Esta subcategoría nos habla sobre las sanciones que se les presentan a los hombres cuando invaden
un espacio que culturalmente no les corresponde porque ha sido un espacio diseñado e impuesto para
las mujeres. Las desventajas que comúnmente se encuentran son: dudas sobre su orientación sexual,
la credibilidad que se le da a una mujer en comparación a un hombre sin importar como hayan
ocurrido los hechos e ideas falsas sobre el hombre enfermero:
[…] Siento que ahí como hombre pues sí tiene la desventaja, porque principalmente a una mujer, se le
da más prioridad en las palabras, en los hechos y lo que pienses tú como hombre no es verdad… a

pág. 11865
las mujeres se les da más credibilidad que a un hombre, y más en temas de acoso […]
Hierbabuena
[…] No sabía si iba a tener alguna repercusión conmigo, con mis compañeros o directamente en el
trabajo que estábamos haciendo, no sabía si iban a creerme o no, entonces sí tenía que estarme
aguantando ese tipo de caricias raras e incomodas […]
Guirnalda
[…] Estudiar la cerrera de enfermería como hombre no tiene que estar ligada a una preferencia
sexual especifica o algo así, uno puede tener las preferencias sexuales que quiera, y estudiar la
carrera que le guste […]
Cebada
[…] Incluso nos insinuaba que como hombres la única razón que estuviéramos ahí era porque
fuéramos gays… como estudiantes y como hombres llevamos las de perder, no tenemos tanto poder
como un personal que ya trabaja ahí, además, por lo mismo de ser hombres nos iban a cuestionar de
cómo nos íbamos a quejar por un simple comentario de burla […]
Trigo
[…] Había gente ingenua por no decir ignorante que decía que nosotros solo estábamos ahí o por ser
gays, o porque queríamos andar de locos con las mujeres en un hospital, o peor aún, hubo unos
quienes decían que íbamos a manosear pacientes… nuestra preferencia sexual no debe estar ligada a
nuestra profesión, y jamás lo estará, si yo soy gay o no, es decisión mía, mas no por mi elección de
una profesión […]
Maíz
Narváez & Ramos (2014) mencionan que la discriminación de género, o de cualquier otro tipo, en la
profesión enfermera, tanto en el nivel asistencial como en el académico, en la gestión y en la
investigación, es una problemática invisible. Al tomar conciencia por parte de los enfermeros, permitirá
posesionar a la profesión (y en este caso al hombre enfermero) en los distintos ámbitos laborales
donde se desempeñan de manera adecuada. Leamos los siguientes discursos para fundamentar lo
dicho.

pág. 11866
[…] Si existe una discriminación, en el sentido laboral, no es justo, entiendo que es una carrera de
muchas mujeres, pero también el trato debe de ser igual a los hombres […]
Hierbabuena
[…] Los supervisores y los jefes de enfermería tienen como que un trato más directo, más
preferencial, por así decirlo, con las mujeres, no sé si se deba que trabajo con muchas compañeras
[…]
Guirnalda
[…] Al parecer y por su comportamiento tan grosero hacia nosotros, la simple razón ser hombres fue
suficiente para criticarnos y hasta agredirnos e insultarnos […]
Trigo
La discriminación hacia los enfermeros es un obstáculo y una desventaja, lo cual conlleva a crear una
falsa idea sobre los hombres en enfermería, y favorece la ya mencionada división sexual de trabajo.
Por otro lado, la fuerza física que biológicamente tiene el hombre es la cara de una misma moneda,
puede traer ventajas, pero también desventajas, ya que la fuerza se ve como una cualidad natural del
hombre, y esto hace que exista una sobrecarga de trabajo para el enfermero:
[…] Es trabajo ¿no?, trabajo del servicio, pero pues yo creo que por lo menos alguna compañera si se
hubiera acercado a mí, y me hubiera dicho “oye sabes qué, pues te ayudo ¿no? a lo mejor, tú
cárgalo, o te paso la esponja o algo. Literalmente no me ayudaron en nada de nada… yo les pedí en
buen plan a mis compañeras, a las enfermeras de ahí, cuando estábamos haciendo prácticas, que
me dijeran `este bueno, hoy échame la mano ¿no?, voy a pedirle, o pídele a un camillero que venga`
porque pues yo solo no voy a poder. Pues no, me dijeron, arréglatelas tu solo, tú debes de saber
cómo hacer las cosas ¿no? Para eso te enseñaron en la escuela ¿no?... yo siento que en enfermería
los hombres, es un arma de doble filo porque te puede ir bien como, por ejemplo, “me ayudaste, me
apoyaste compañero, gracias” pero también como por el lado malo de que te excedan la carga de
trabajo… las enfermeras de ahí del IMSS decían “Ah bueno, esto es todo, este, empieza a pasar
medicamentos, empieza canalizar, empieza a cambiar sábanas y este el otro y ahorita te apoyamos
¿no?, me dejan todo […]
Hierbabuena

pág. 11867
[…] O también cuando nos dan las horas de salida, por ejemplo, hay veces que trabajamos
compañero y compañera ¿no?, entonces casi siempre a mí me toca quedarme hasta el final, entonces
no es como que muy parejo en ese sentido. Sí dijeras es cincuenta y cincuenta, o primero tú y ya
mañana yo, pero no, es como que muy indiscriminado por el hecho de que soy hombre […]
Guirnalda
De acuerdo con los discursos expuestos, la sobrecarga de trabajo es un obstáculo presente en hombres
enfermeros, dejando en evidencia, que existe una desigualdad gracias a la idea que se tiene sobre la
fuerza natural que todo hombre debe tener.
Subcategoría 1.2: Ventajas de ser enfermero
Rosete & Arenas (2016), mencionan algunos de los beneficios que tiene el ser enfermero, por
ejemplo, la ubicación en áreas de mayor prestigio, como pueden ser las terapias intensivas, cirugías o
en las medicinas internas, espacios donde se requiere fuerza física para movilizar a los pacientes, pero
además cuentan con la protección y reconocimiento que reciben por parte de las enfermeras, por hacer
el trabajo difícil y pesado. Además, los enfermeros mencionan que cuando su posición es de jefes de
servicio, el trabajo se realiza con mayor fluidez y sin problemas, porque se consideran buenos jefes:
[…] Entonces, a mí muchas compañeras me apoyaban, me decían es que tú eres muy buen líder, es
que tú tienes muy buenas ideas, a lo mejor no hablas mucho, no te expresas, pero, pues si das en el
clavo, y a lo mejor das unas palabras certeras… la maestra me dijo `bueno como ya hay tres
hombres en urgencias, a los otros dos los mando a piso`, entonces a mí me dejaron en urgencias
porque era muy movido, me gusta estar activo […]
Hierbabuena
[…] La jefa si me trataba como que muy bien, me hablaba muy bonito, me decía que estaba guapo y
que era muy bueno haciendo, los procedimientos, entonces yo no lo tomaba a mal porque me dejó
hacer muchos procedimientos, todavía me enseñó más, me corrigió algunos errores que tenía, en
cierto punto como que me ayudó y no tuve como que tanto problema con en esa situación… Me sentía
un poco alegre, me sentía feliz porque te mencionaba, la jefa me dejaba hacer muchos
procedimientos, yo me sentía bien porque sentía que estaba haciendo un buen trabajo […]
Guirnalda

pág. 11868
Suelen presentarse ciertos hacia los enfermeros, destacando las áreas asistenciales. Esto permite que
se desarrollen habilidades que promueven el aprendizaje, y rompe el estereotipo del hombre en el
cuidado de la persona. Sovero (2017) define que la percepción es la función psíquica que permite al
organismo, a través de los sentidos, recibir, elaborar e interpretar la información proveniente de su
entorno. Es el primer proceso cognoscitivo mediante el cual los sujetos captan información del
entorno desde los sistemas sensoriales y les permiten formar una representación de la realidad en su
entorno. La percepción de la violencia puede entenderse como un proceso por el cual captamos y
representamos la violación, rudeza y crueldad de situaciones de unos, unas, contra otros, otras, en el
entorno y realidad.
Subcategoría 2.1: Tipos de violencia
Rivera (2017) dice que la violencia tiene muchas facetas y manifestaciones y puede ser ejercida por
una diversidad de actores, en diferentes lugares y contextos y una variedad de víctimas. Es así como
los participantes expresaron los diversos tipos de violencia durante su formación académica, en
diversos espacios:
[…] Me humillaron en el sentido de que no sabía dónde estaban los medicamentos, y me dijeron
“vete por un metamizol rápido y no sé qué”, entonces, pues yo estaba solo, la pena que pase ese
primer día… la enfermera me dijo “mijo es que tú no sirves para nada, es que tú cómo puede ser que
ni te fijas y no pones atención” después de eso, ya no hablamos ese día […]
Hierbabuena
[…] Entonces cuando yo necesito o le pido apoyo a alguno de los jefes, es como que muy indiferente,
es como si de verdad no le importara o como si fuera un ` ¿sabes qué? pues resuélvelo tú” […]
Guirnalda
[…] Al parecer y por su comportamiento tan grosero hacia nosotros, la enfermera nos agredía por la
simple razón ser hombres, así nos criticaba y e insultaba […]
Trigo
[…] En una ocasión, mi ex le comentó a su amiga que estudiábamos enfermería, ella empezó a reírse,
al principio pensé que era una broma o chiste entre ellas, pero no, resulta que cuando escuchó que yo
estudiaba enfermería, comentó que se le hacía algo ridículo que un hombre estuviera ahí […]
Maíz

pág. 11869
La violencia psicológica es una de las más mencionadas por los participantes, aunque resulta difícil de
detectar y estudiar, pues no siempre es evidente cuándo un insulto se convierte en violencia. Según
Perela (2010), el maltrato psicológico suele negarse o minimizarse debido a su invisibilidad; no deja
huellas físicas, pero afecta seriamente a las víctimas, ya que sus secuelas psicológicas pueden durar
mucho más y requerir tratamiento prolongado. Las personas agresoras buscan dañar la autoestima,
someter y humillar, aumentando su control mediante conductas que generan desconfianza, culpa y
sentimientos de impotencia en quienes sufren esta violencia.
[…] La maestra me empezó a incomodar hasta que llegaba el punto donde se acercaba y tomaba mi
brazo de una forma muy extraña que de verdad no, no me parecía, pero no podía decirle que estaba
haciendo mal, y como lo iba a tomar ella, ¿entiendes?... tenía que estarme aguantando ese tipo de
caricias raras e incomodas que hacía con mi brazo, y no sé, la verdad, sí era muy incómodo y no era
algo que quisiera, ya no me daban ganas de seguir trabajando […]
Guirnalda
[…] A veces nos burlamos de nosotros mismos, entre compañeros, y yo creo es que donde empieza lo
malo, desde que uno lo ve como un juego, estamos mal […]
Trigo
[…] Alguna vez de regreso de prácticas, iba con mi uniforme, todo normal, lo raro e incómodo paso
cuando de la nada se me acerco un tipo y me empezó a hacer la plática, y yo de cierta manera
ignorándolo, me agarro la pierna de una manera muy atrevida, me quede en shock, no sabía qué
pasaba […]
Maíz
Los hombres enfermeros experimentan violencia psicológica y sexual, la cual suele minimizarse.
Cada persona reacciona de forma distinta a la violencia sexual, pudiendo expresarlo de inmediato, con
el tiempo o nunca.
Subcategoría 2.2: Naturalización de la violencia
López (2017) argumenta que, cuando se habla de la naturalización de la violencia se hace referencia
al proceso de acostumbrarse a aquellas acciones caracterizadas por la agresión, en sus diversas formas
de expresión; esto permite que la violencia gane terreno en la cultura y se propague de manera

pág. 11870
silenciosa, es decir, que no solo nadie proteste, sino que se termine por justificar:
[…] Se normaliza yo creo, porque más que nada, existe mucha violencia en México, y las noticias,
principalmente dan cuenta de ello […]
Hierbabuena
[…] Hay situaciones que no me gustan, pero las tomo como normales, las compañeras ya las habían
pasado también, llegaron a odiar el servicio, estaban muy inconformes, sim embargo nunca lo
reportaron. Para mí, eso es muy normal, ya me acostumbré… una vez platiqué con unos compañeros
lo que me había pasado con la maestra, sobre que me agarraba mi brazo de manera muy extraña, y
ellos me lo tomaron mucho a burla porque me decían `hubieras aprovechado para tener alguna mejor
calificación` […]
Guirnalda
[…] Se te hace extraño, te pone incómodo cuando una persona que no la veías de una manera, se te
insinúa, te hace sentir un poco raro, pero lo normalizas, como que lo dices hasta jugando, `es una
broma`, pero también te llega a ser molesto, porque ese tipo de insinuaciones yo creo que no les
damos la importancia que deberían tener […]
Cebada
[…] Cuando a mí y mis compañeros nos criticaron por ser enfermeros, dejamos que pasara la
situación, no hicimos nada, lo dejamos así porque simplemente, ya es algo normal ver estas cosas,
que cuando intentas quejarte por algo que a ti no te parece, lo ven como un juego […]
Trigo
[…] La normalización de la violencia, yo creo está basada desde la misma sociedad, cómo nos miran,
como nos ven, como nos observan a nosotros los enfermeros, y desgraciadamente lo hacen para mal
[…]
Maíz
Categoría 3: Estereotipos de género en enfermería
Los estereotipos de género son creencias compartidas sobre los atributos y roles que deberían tener
mujeres y hombres, moldeadas históricamente en cada sociedad (Gonzales, 1998).

pág. 11871
En enfermería, estos estereotipos la relacionan principalmente con el sexo femenino, pues el cuidado
se ha visto como labor de mujeres en culturas patriarcales. Sin embargo, la presencia de hombres en la
profesión ha ido en aumento, transformando poco a poco esta percepción.
Subcategoría 3.1: Prejuicios hacia los enfermeros
Esta categoría muestra cómo el prejuicio, entendido como actitud con componentes cognitivos
(creencias), afectivos (rechazo) y conductuales (actos discriminatorios), organiza la forma en que las
personas perciben y tratan a grupos específicos (Cubillas et al., 2016). Sánchez (2016) señala que
expresar prejuicios puede ayudar a proteger la autoestima, sobre todo cuando se perciben amenazas a
la autoimagen, siendo una vía fácil para que algunas personas se afirmen a sí mismas.
[…] Mis primeros días eran puros pacientes hombres, y eran los que estaban intubados, me tocaban
siempre, entonces si se excedieron las enfermeras y las doctoras, en el sentido de que “muévelo tú
porque ¿tú eres hombre no?” … antes para mí, las mujeres eran como una eminencia, las mejores,
las más capaces para hacer el trabajo de enfermería, y la verdad es que sí lo son, pero también como
te digo hay mujeres malas en la carrera […]
Hierbabuena
[…] Algo que me llegó a pasar también por ir con el uniforme, fue que algunas personas, te llamen a
ciertas insinuaciones sexuales pensando que eres gay… por esa parte, sí es cierto, la carrera
enfermería tiene esa vulnerabilidad hacia el sexo masculino, que te hace ver ante la sociedad como
que casi casi eres gay… enfermería es una profesión muy reconocida a nivel mundial por tener casi
exclusivamente mujeres, pero los tiempos cambian… las raíces de enfermería vienen de la iglesia, las
monjas eran quienes brindaban este servicio, era a quienes se les otorgaba el trabajo de cuidar a las
personas… como hombres, al estar rodeados de mujeres en enfermería, nos tachan de ser mujeriegos
o estar en la carrera por algún interés diferente a la práctica profesional […]
Cebada
[…] Es cierto que causa algo de confusión ver a un hombre enfermero, pero no debería ser tomado
como algo extraño o algo malo, tengo las mismas capacidades para atender que una mujer, recibo y
recibiré la misma educación que ella, no es distinta de ninguna manera… mi exnovia decía que yo
había escogido esa carrera solo para estar cerca de mujeres cuando ella no estuviera conmigo […]
Trigo

pág. 11872
[…] Un hombre en enfermería, es algo que no se ve todos los días ja, ja, ja, es como ver a una mujer
en una ingeniería… había un grupo que entendía nuestro lugar como hombres enfermeros y
apoyaban la idea de que tenía que verse algo normal a un hombre en enfermería… por otro lado,
había quienes no les parecían que hubiera hombres en enfermería y más aún, que nos estuvimos
quejando de que nos ofendía […]
Maíz
Domínguez (2013) señala que, a diferencia de las mujeres, los hombres encuentran más dificultades
para acceder a profesiones consideradas femeninas, como la enfermería, debido a prejuicios sociales
sobre las tareas de cuidado. Escamilla & Córdoba (2011) explican que el cuidado ha sido visto
culturalmente como tarea femenina, aunque hoy también lo ejercen hombres. Amor (2005), postula
que los estereotipos de género perpetúan ideas que excluyen lo masculino y lo femenino como
categorías separadas. Así, los prejuicios estructurados afectan a quienes ejercen la enfermería,
obstaculizando su desarrollo profesional y personal.
Subcategoría 3.2: Ideas reprimidas en los enfermeros
Esta categoría se refiere a un mecanismo psíquico mediante el cual se excluyen de la conciencia
cuestiones que son inaceptables para la persona. Pero la contención de lo que causa dolor no es la
solución, no siempre funciona. La energía excluida desencadena un conflicto en el psiquismo, lo
excluido siempre lucha por expresarse (Cabalinas & Zapata, 2017):
[…] Cuando pasó lo del hospital créeme que me sentí muy impotente y frustrado, porque me decía a
mí mismo, no puede ser que solo porque vean un punto de apoyo en mí de ahí se quieran agarrar y
excederse en el trabajo… hay personas buenas, como hay personas malas, yo me sentí muy enojado,
luego triste y al último deprimido […]
Hierbabuena
[…] Me sentí muy extraño como muy temeroso no sabía que hacer o de qué manera resolver la
situación o como platicarlo… me da miedo que me puedan hacer algo, me da miedo que me pueda
correr o ese tipo de cosas sabes… nos dicen gays, putos, insultos, y eso también me genera algo de
coraje y frustración, el estatus que tenemos, o, mejor dicho, que nos imponen a la fuerza […]
Guirnalda

pág. 11873
[…] Me sentí realmente asombrado, enojado, frustrado, muchas cosas, pero no fue todo, lo importante
aquí es que mi ex, literal no hizo nada por defenderme, se quedó callada pareciera que coincidiera con
la idea de su amiga sobre los hombres en enfermería […]
Maíz
La frustración es una experiencia emocional desagradable, inducida por la privación de recompensas;
produce tristeza, decepción y rabia. Se genera cuando un objeto externo susceptible de producir
satisfacción está ausente. También se puede reconocer como una respuesta emocional que aparece
como resultado de un conflicto psicológico ante un hecho no contemplado. Todo esto supone,
además, una desorganización de la conducta provocando frecuentemente, reacciones
descontroladas e inesperadas (Molina, 2017). Todo esto puede repercutir en la salud física y
emocional de los profesionales, en las dinámicas de trabajo en equipo y en la atención que se brinda a
los usuarios.
[…] La sociedad nos tacha de otras cosas, y eso es algo que da mucho coraje, tristeza, no sé, muchas
cosas, pero principalmente esos dos, ya que uno tiene esa impotencia de no poder hacer algo […]
Cebada
[…] Sentí ira, impotencia, fue una burla y un insulto hacia nosotros, que habíamos escogido esa
carrera por que realmente nos agradaba, sentí coraje con su forma de pensar hacia los enfermeros,
tan errada y perdón, pero estúpida […]
Trigo
Actualmente, la violencia hacia los hombres suele ser invisibilizada por los roles sociales que los
asocian solo como dominantes. Barros (2018) habla del síndrome del hombre maltratado para
describir las consecuencias físicas y psicológicas que enfrentan quienes sufren violencia,
generalmente en silencio por miedo al estigma. Gil (2016) destaca que las emociones reflejan nuestros
valores y que asumir que solo los hombres agreden impide ver la realidad completa. Reconocer la
existencia de hombres agredidos desafía los modelos tradicionales y explica por qué frecuentemente
callan y soportan solos su situación.

pág. 11874
CONCLUSIONES
La presente investigación evidencia que los estudiantes varones de la carrera de enfermería enfrentan
violencia de género derivada de estereotipos y prejuicios sociales profundamente arraigados. Estos
prejuicios tienden a asociar la elección de la enfermería por parte de los hombres con motivos ajenos
al interés profesional o vocacional, lo que propicia la normalización de conductas violentas y dificulta
la denuncia, el acceso al apoyo y el bienestar emocional.
Las consecuencias de esta violencia son diversas, afectando la salud psicológica y emocional de
quienes la sufren, además de repercutir en la dinámica laboral y la atención profesional. La
invisibilización del problema obedece a roles tradicionales que niegan la posibilidad de que los
hombres sean víctimas de violencia de género en espacios formativos y laborales.
Frente a este panorama, se propone el diseño e implementación de políticas públicas orientadas a la
prevención y erradicación de la violencia de género en el ámbito académico y profesional de la
enfermería. Es fundamental incorporar la perspectiva de género en los planes y programas de estudio,
así como fomentar la capacitación constante sobre la prevención y atención de la violencia en
escuelas, hospitales y comunidades. Asimismo, se recomienda la creación de programas y redes de
apoyo para estudiantes y profesionales de enfermería, centrados en la promoción de la salud mental, el
bienestar y los derechos humanos. La investigación metodológica, tanto cualitativa como cuantitativa,
resulta clave para comprender el fenómeno y fundamentar la toma de decisiones.
Finalmente, se enfatiza la importancia de promover una cultura de paz y respeto en todos los espacios
relacionados con la formación en enfermería, involucrando a la comunidad educativa y profesional.
Transformar estos entornos en espacios justos, inclusivos y libres de violencia de género es esencial
para garantizar el pleno desarrollo y bienestar de todas las personas involucradas.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Anceschi, A. (2009). La violenza familiare: aspetti penali, civili e criminologici. G. Giappichelli.
INMUJERES, Gobierno de México. (s. f.). División sexual del trabajo. En Glosario para la igualdad.
https://campusgenero.inmujeres.gob.mx/glosario/storage/terminos_pdf/divisionsexual-del-
trabajo.pdf

pág. 11875
Molina, E. (2019). Factores de riesgo y consecuencias de la violencia de género en Colombia. Tempus
Psicológico, 2(1), 15-36. https://doi.org/10.30554/tempuspsi.2.1.2149.2019
Bernalte Martí, V. (2015). Minoría de hombres en la profesión de enfermería: reflexiones sobre su
historia, imagen y evolución en España. Enfermería Global, 14(37), 328-334.
http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S169561412015000100014&lng=es
Cabalinas, M. y Zapata, J. (2017). El Origen de la Represión y su Impacto en la Estructuración del
Aparato Psíquico. Anuario de Investigaciones de la Facultad de Psicología, 3(1), 89-101.
Carrillo Meráz, R. (s. f.). Violencia en las universidades públicas: El caso de la Universidad
Autónoma Metropolitana.
https://stunam.org.mx/sa/11carrera/2018/04Violencia_%20en_%20las%20universidades_%20E
l%20caso_UAM%20%20Rosalia_Carrillo_%20Meraz.pdf
Castaño Henao, G. C. (2009). Las apariencias que engañan: La construcción de los estereotipos entre
niñas y niños que viven o se mantienen en la calle y los y las jóvenes de estratos
socioeconómicos altos [Tesis de pregrado, Universidad Tecnológica de Pereira]. Repositorio de
la Universidad Tecnológica de Pereira.
http://repositorio.utp.edu.co/dspace/bitstream/11059/1586/1/30222C346.pdf
Comisión Nacional de los Derechos Humanos. (2012). La discriminación y el derecho a la no
discriminación.
http://familiasysexualidades.inmujeres.gob.mx/pdf/2_Cartilla_Discriminacion.pdf
Corona Lisboa, J. L., & Maldonado, J. J. F. (2018). Investigación cualitativa: Enfoque Emic-Etic.
Revista Cubana de Investigaciones Biomédicas, 37(4), 1-4.
http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S086403002018000400022&lng=es
Coronado G., C. Y. y Marisol, A. (2020). Estereotipos y roles de género del profesional de enfermería
según la percepción de una comunidad en Ambato, Ecuador [Tesis de grado, Universidad
Técnica de Ambato]. Repositorio Institucional de la Universidad Técnica de Ambato.
https://repositorio.uta.edu.ec/jspui/handle/123456789/32540
Cubillas Rodríguez, M. J., Abril Valdez, E., Domínguez Ibáñez, S. E., Román Pérez, R., Hernández
Montaño, A. y Zapata Salazar, J. (2016). Creencias sobre estereotipos de género de jóvenes

pág. 11876
universitarios del norte de México. Diversitas: Perspectivas en Psicología, 12(2), 227-240.
http://www.scielo.org.co/pdf/dpp/v12n2/v12n2a05.pdf
Domenach, J. M. (1981). La violencia y sus causas. UNESCO.
https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000045432
Domínguez, S. (2013, 20 de septiembre). El perjuicio de los estereotipos cuando el profesional de
enfermería es un varón. Elsevier.
https://www.elsevier.com/es-es/connect/enfermeria/el-perjuicio-de-los-estereotipos-cuando-el-
profesional-de-enfermeria-es-un-varon
Echeverri, L. F. & Bernal, C. M. (2015). Violencia de género, algunas aproximaciones teórico
referenciales. Revista de Investigaciones UCM, 15(25), 160-169.
http://dx.doi.org/10.22383/ri.v15i1.40
Escamilla, C. S. N. y Córdoba, Á. M. Á. (2011). Los hombres en la Enfermería: Análisis de sus
circunstancias actuales. Revista CONAMED, 16(Supl. 1), 28-33.
https://www.medigraphic.com/pdfs/conamed/con-2011/cons111e.pdf
Freixas, L. (2025). Una conversación sobre feminidad y feminismo con Laura Freixas. Temas de
Psicoanálisis.
https://www.temasdepsicoanalisis.org/wp-content/uploads/2025/01/TdP.-Entrevista-Laura-
Freixas-.pdf
Gil, M. (2016). La complejidad de la experiencia emocional humana: emoción animal, biología y
cultura en la teoría de las emociones de Martha Nussbaum. Dilemata, 8(21), 207-225.
https://www.dilemata.net/revista/index.php/dilemata/article/view/412000020
Gonzales, B. (1998). Los estereotipos como factor de socialización de género. Comunicar, 12, 85-93.
https://www.revistacomunicar.com/indice/articulo.php?numero=12-1999-12
González Escobar, S., González-Arratia López-Fuentes, N. I., & Valdez Medina, J. L. (2016).
Significado psicológico de sexo, sexualidad, hombre y mujer en estudiantes universitarios.
Enseñanza e Investigación en Psicología, 21(3), 274-281.
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=29248182007

pág. 11877
Guillén Cadena, D. M., & Cuevas Guajardo, L. (2013). La enfermería… En voz de los estudiantes
masculinos. Revista Iberoamericana de Educación e Investigación en Enfermería, 3(4), 15-19.
https://www.enfermeria21.com/revistas/aladefe/articulo/86/la-enfermeria-en-voz-de-los-
estudiantes-masculinos/
Guzmán B., Á. (1990). Sociología y violencia (Documento de trabajo no. 07). Centro de
Investigaciones y Documentación Socioeconómica, Universidad del Valle.
https://bibliotecadigital.univalle.edu.co/bitstream/handle/10893/9410/CD0198038.pdf
Hernán, Y. (2017). Los roles de género en Enfermería: Una perspectiva histórica de la división del
trabajo. Visión de Enfermería Actual, 14(49), 45-53.
https://pesquisa.bvsalud.org/portal/resource/pt/biblio-1009844?lang=es
Lamas, M. (1986). La antropología feminista y la categoría de género. Nueva Antropología, 8(30),
173-198. https://www.redalyc.org/pdf/159/15903009.pdf
Leñero Llaca, M. I. (2009). Equidad de género y prevención de la violencia en el preescolar: Guía
para educadoras. Secretaría de Educación Pública (SEP).
https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/490453/Equidad-de-genero-y-prevencion-de-
la-violencia-en-el-preescolar.pdf
López Bravo, D. (2017). De la naturalización de la violencia a la banalidad del mal. Ratio Juris
UNAULA, 12(24), 111-126.
http://publicaciones.unaula.edu.co/index.php/ratiojuris/article/view/380
Martínez Labrín, S. & Bivort, B. U. (2013). Los estereotipos en la comprensión de las desigualdades
de género en educación, desde la psicología feminista. Psicología & Sociedade, 25(3), 549-558.
https://doi.org/10.1590/S0102-71822013000300009
Martínez, R. (2015). Identidades masculinas en la profesión de enfermería: Experiencias y
percepciones de estudiantes varones en la ENEO. Revista Salud Problema, 29, 56-69.
https://saludproblemaojs.xoc.uam.mx/index.php/saludproblema/article/view/634/629
Molina, V. (2017). La frustración. Centro San Camilo.
http://cscbiblioteca.com/Psicologia%20OK/La%20Frustracion.pdf

pág. 11878
Narváez, C. y Ramos, Z. (2014). Discriminación entre el personal de enfermería [Tesina de grado,
Universidad Nacional de Cuyo]. Repositorio digital de la Universidad Nacional de Cuyo.
https://bdigital.uncu.edu.ar/8704
Organización de las Naciones Unidas. (1999). Resolución A/RES/54/134. Día Internacional de la
Eliminación de la Violencia contra la Mujer. https://undocs.org/es/A/RES/54/134
Osses-Paredes, C., Valenzuela Suazo, S., & Sanhueza Alvarado, O. (2010). Hombres en la enfermería
profesional. Enfermería Global, 9(1), 1-7.
http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1695-61412010000100016
Perela Larrosa, M. (2010). Violencia de género: violencia psicológica. FORO: Revista de Ciencias
Jurídicas y Sociales, 11(12), 353-376.
https://revistas.ucm.es/index.php/FORO/article/view/37248
Pinzón, S. C., Aponte, M. V. & Useche, M. L. (2017). ¿Sexismo en enfermería? Una mirada desde la
perspectiva de género a roles feminizados como el cuidado. Prospectiva. Revista de Trabajo
Social e Intervención Social, 23(23), 123-146.
https://revistaprospectiva.univalle.edu.co/index.php/prospectiva/article/view/4590
Ramírez B., C. (2008). Concepto de género. Ensayos: Revista de la Facultad de Educación de
Albacete, 23, 307-314. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3003530
Real Academia Española. (s. f.). Diccionario de la lengua española (23.ª ed.). https://dle.rae.es/
Rivera A., M. (2017). Tipología de la violencia. Fundación Nacional para el Desarrollo (Funde).
http://www.repo.funde.org/id/eprint/1245/1/2-Tipo-Viol.pdf
Rosete, M. G. & Arenas, G. (2016). Los varones en la profesión de enfermería: Entre la tradición o la
innovación. En XI Congreso Iberoamericano de Ciencia, Tecnología y Género.
https://congresoctg.ucr.ac.cr/memoria/?actividad=40&ejeTematico=6
Sánchez, M. (2016). El prejuicio de la enseñanza y aprendizaje de enfermería psiquiátrica y salud
mental [Tesis doctoral, Universidad de Alicante]. Repositorio de la Asociación Española de
Enfermería de Salud Mental (AEESME). https://www.aeesme.org/wp-
content/uploads/2018/09/tesis_maria_sanchez_fernandez.pdf

pág. 11879
Sans, H. (2017). El papel de los hombres en enfermería: Estereotiparían de la profesión [Trabajo de
fin de grado inédito]. Escuela Universitaria de Enfermería Gimbernat.
Sovero, J. (2017). Psicología de la percepción y atención. Universidad Continental.
https://repositorio.continental.edu.pe/bitstream/20.500.12394/4289/1/DC_FHU_501_MAI_UC
0712_2018
Stoppino, M. (1988). Violencia. En N. Bobio (Coord.), Diccionario de política (p. 1628). Siglo XXI
Editores.
Suárez Álvarez, J., Pérez Sánchez, B., Soto Sánchez, A., Muñiz, J. & García-Cueto, E. (2011).
Prejuicios y estereotipos y asignación de culpa. Revista Electrónica de Metodología Aplicada,
16(1), 1-12. https://digibuo.uniovi.es/dspace/bitstream/10651/23722/1/REM_16_1_1.pdf
Teruel, A., & Añaños, A. (2016). Estereotipos de género en los presentadores de los informativos. En
Congreso Internacional de la Sociedad Española de Periodística, 21.
https://docplayer.es/65884994-Estereotipos-de-genero-en-los-presentadores-de-los-
informativos.html
Tlalolin Morales, B. F. (2017). ¿Violencia o violencias en la universidad pública? Una aproximación
desde una perspectiva sistémica. El Cotidiano, 206, 39-50.
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=32553518005
Torres-Mora, M. T. (2010). El problema de la violencia entre universitarios abordado desde el
enfoque de la Investigación-Participación-Acción. Investigación Universitaria
Multidisciplinaria, 9(9), 27-36. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4578137
Ungaretti, J., Muller, M. & Etchezahar, E. (2016). El estudio psicológico del prejuicio: Aportes del
autoritarismo y la dominancia social. Revista Internacional de Investigación en Ciencias
Sociales, 12(1), 75-86. https://doi.org/10.18004/riics.2016.julio.75-86