DE LA INVISIBILIDAD AL RIESGO:
EVALUACIÓN SOCIOAMBIENTAL DE LOS
SISTEMAS DE AGUAS RESIDUALES EN LA
RESERVA ECOLOGICA MACHE CHINDUL
FROM INVISIBILITY TO RISK: SOCIO-ENVIRONMENTAL
ASSESSMENT OF WASTEWATER SYSTEMS IN THE MACHE
CHINDUL ECOLOGICAL RESERVE
Miguel Angel Calderon Delgado
Ministerio del Ambiente y Energia, Ecuador
Diver Gillson Samaniego Velez
Ministerio del Ambiente y Energia, Ecuador

pág. 5286
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i5.19881
De la Invisibilidad al Riesgo: Evaluación Socioambiental de los Sistemas de
Aguas Residuales en la Reserva Ecologica Mache Chindul
Miguel Angel Calderon Delgado1
miguel.calderon@ambiente.gob.ec
https://orcid.org/0009-0001-4822-1000
Ministerio del Ambiente y Energia
Ecuador
Diver Gillson Samaniego Velez
diver.samaniego@ambiente.gob.ec
Ministerio del Ambiente y Energia
Ecuador
RESUMEN
El saneamiento rural en el Ecuador enfrenta desafíos críticos en zonas frágiles como la Reserva
Ecológica Mache Chindul (REMACH). Este artículo presenta los resultados de un diagnóstico en las
comunidades de Playón, Repartidero y Tronquero (cantón Atacames, provincia de Esmeraldas), donde
predominan los sistemas de pozos ciegos (91,8%) y, en menor medida, las fosas sépticas (8,2%).
Mediante un enfoque mixto que combinó análisis geoestadístico, encuestas, entrevistas y observación
directa, se identificaron vulnerabilidades derivadas de suelos aluviales saturados, cercanía a cuerpos de
agua y antigüedad de los sistemas. Los resultados muestran una brecha entre la percepción comunitaria
y la evidencia técnica: aunque el 100% de los encuestados reconoció la contaminación de los ríos,
ninguno percibió olores provenientes de los pozos, en contraste con la observación externa. Se discute
esta paradoja a partir de la teoría del riesgo (Beck, Douglas) y de la justicia ambiental, concluyendo que
el saneamiento en Atacames constituye un riesgo estructural que reproduce desigualdades
socioambientales. Se recomienda transitar hacia modelos de gestión comunitaria y soluciones
tecnológicas apropiadas.
Palabras clave: saneamiento rural, aguas residuales, justicia ambiental, percepción del riesgo
1 Autor principal.
Correspondencia: miguel.calderon@ambiente.gob.ec

pág. 5287
From Invisibility to Risk: Socio-Environmental Assessment of Wastewater
Systems in the Mache Chindul Ecological Reserve
ABSTRACT
Rural sanitation in Ecuador faces critical challenges in fragile zones such as the Mache Chindul
Ecological Reserve (REMACH). This article presents the results of a diagnosis in the communities of
Playón, Repartidero and Tronquero (Atacames, Esmeraldas province), where pit latrines (91.8%)
predominate and septic tanks (8.2%) are less common. Using a mixed approach combining
geostatistical analysis, surveys, interviews, and direct observation, vulnerabilities were identified due
to saturated alluvial soils, proximity to water bodies, and the age of the systems. Results show a gap
between community perception and technical evidence: although 100% of respondents recognized river
pollution, none perceived odors from pit latrines, in contrast with external observation. This paradox is
discussed through risk theory (Beck, Douglas) and environmental justice, concluding that sanitation in
Atacames constitutes a structural risk that reproduces socio-environmental inequalities. It is
recommended to move towards community management models and appropriate technological
solutions.
Keywords: rural sanitation, wastewater, environmental justice, risk perception
Artículo recibido 25 agosto 2025
Aceptado para publicación: 25 setiembre 2025

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INTRODUCCIÓN
El saneamiento rural constituye uno de los principales desafíos socioambientales en el Ecuador. En
comunidades ubicadas en zonas frágiles como la Reserva Ecológica Mache Chindul (REMACH), esta
problemática se agrava por las condiciones geotécnicas y la falta de infraestructura adecuada. Aunque
la Constitución de 2008 reconoce el derecho de la población a vivir en un ambiente sano y equilibrado
(art. 14), numerosas comunidades todavía dependen de sistemas rudimentarios como pozos ciegos y
fosas sépticas.
Los antecedentes internacionales muestran que los sistemas de saneamiento in situ favorecen la
infiltración de contaminantes hacia acuíferos y ríos. Cogger et al. (1988) demostraron que “la cercanía
del nivel freático al fondo de las zanjas produjo condiciones anaeróbicas y altas cargas de contaminación
en el agua subterránea” (p. 402). 9
En la misma línea, Environmental Health Perspectives (2013) reporta que a movilidad de
microorganismos desde letrinas rara vez supera los 15 metros, aunque en algunos casos se han
registrado virus a mayores distancias (p. 169).
Más recientemente, Mbae et al. (2024) advierten que resulta “inseguro asumir” que en áreas con alta
densidad de sistemas de saneamiento in situ la contaminación pueda ser completamente prevenida (p.3).
En Esmeraldas, el Estudio de Microzonificación Sísmica y Geotécnica (MIDUVI, 2017) señaló que los
suelos de Atacames corresponden a depósitos “arenosos y limosos en planicies y terrazas aluviales (…)
con alta vulnerabilidad frente a filtraciones” (p. 9).
En este contexto, las comunidades de Playón, Repartidero y Tronquero presentan una situación crítica:
el 91,8% de los hogares utiliza pozos ciegos, ubicados en su mayoría en terrenos inclinados hacia ríos
y esteros, mientras que solo el 8,2% dispone de fosas sépticas.
El eje principal del estudio se relaciona con lo que Beck (1998) describe como “riesgos invisibles”, es
decir, amenazas que no resultan evidentes de forma inmediata (p. 32). En esta misma línea, Douglas
(1996) plantea que la percepción del riesgo está condicionada no solo por las condiciones materiales,
sino también por sistemas culturales que clasifican y jerarquizan los peligros (p. 45).

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Esta dinámica se hace visible en Atacames: aunque toda la población encuestada admite la
contaminación de los ríos, a la vez afirma no percibir olores en los pozos, lo que contrasta con las
observaciones registradas por los encuestadores externos.
Frente a este escenario, el estudio tiene como objetivo general caracterizar los sistemas de saneamiento
in situ en las comunidades de Playón, Repartidero y Tronquero, evaluando su interacción con las
condiciones geotécnicas y los riesgos de contaminación de agua. Los objetivos específicos incluyen
identificar la tipología y antigüedad de los sistemas, analizar su ubicación en relación con fuentes
hídricas, examinar la percepción comunitaria y vincular los hallazgos con el marco normativo y de
justicia ambiental.
La investigación parte de la hipótesis de que la invisibilidad tanto cultural como técnica del riesgo
asociado a estos sistemas contribuye a reforzar condiciones de vulnerabilidad crónica en las
comunidades de la REMACH.
En este marco, Schlosberg (2007) recuerda que la justicia ambiental no se limita a una distribución
equitativa de riesgos, sino que también exige “reconocimiento, participación y capacidades” (p. 4). De
allí que la gestión del saneamiento deba orientarse hacia un enfoque integral, que articule soluciones
técnicas innovadoras con procesos de educación ambiental y un fortalecimiento institucional capaz de
garantizar derechos ambientales y reducir las inequidades territoriales.
MARCO TEORICO CONCEPTUAL
El saneamiento rural en comunidades como Playón, Repartidero y Tronquero, dentro de la Reserva
Ecológica Mache Chindul, requiere ser comprendido desde enfoques que expliquen la producción,
percepción y gestión de los riesgos ambientales. En este sentido, Beck (1998) desarrolla el concepto de
“sociedad del riesgo”, destacando que los peligros asociados a la modernización son difusos e invisibles
en gran medida.
Dicho autor sostiene que estos riesgos rara vez son percibidos de manera directa y que su identificación
depende, sobre todo, de instrumentos técnicos y del conocimiento científico (p. 32). Bajo esta
perspectiva, la contaminación derivada del uso de pozos ciegos constituye un riesgo latente que se
mantiene oculto para gran parte de la población local.

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Douglas (1996) aporta otra perspectiva al señalar que la percepción del riesgo no está determinada
únicamente por las condiciones materiales, sino que se encuentra mediada por sistemas culturales de
clasificación (p. 45).
Esta idea permite comprender la paradoja observada en el diagnóstico: mientras los técnicos registraron
olores desagradables en los pozos, los habitantes afirmaron no percibirlos, lo que muestra un proceso
de normalización frente a prácticas de saneamiento precarias.
La sociología ambiental brinda marcos conceptuales útiles para interpretar este fenómeno. Desde esta
perspectiva, Bell (2004) plantea que los problemas ambientales son, en esencia, problemas sociales, ya
que dependen de cómo cada sociedad define qué debe considerarse una amenaza o una preocupación
legítima (p. 12).
En la misma línea, Hannigan (2006) señala que un problema ambiental solo adquiere relevancia política
cuando los actores sociales lo reconocen y logran situarlo en la agenda pública (p. 34). En el caso de
Atacames, la ausencia de mecanismos efectivos de participación comunitaria impide que los riesgos de
contaminación sean visibilizados y discutidos en el ámbito colectivo.
Bourdieu (2002) plantea que la economía no puede entenderse de manera aislada, ya que está inmersa
en el entramado social donde se configuran todas las prácticas humanas (p. 16). Desde esta perspectiva,
las prácticas de saneamiento también responden a habitus y formas de capital cultural que orientan las
decisiones comunitarias.
De manera complementaria, Durand (2010) subraya que los problemas ambientales trascienden lo
técnico, al constituirse en procesos que impactan la vida social y la organización comunitaria (p. 24).
En sintonía con esta mirada, Giddens (2009) advierte que el cambio climático desafía de forma integral
a los Estados contemporáneos, al punto de sobrepasar su capacidad institucional para gestionar los
riesgos ambientales (p. 3).
Desde la ecología política, Gudynas (2009) advierte que en América Latina se mantiene la idea de un
capitalismo benévolo, que aparenta incorporar preocupaciones ambientales, aunque en el fondo
conserva la confianza en el crecimiento económico y la explotación de la naturaleza (p. 54).
Svampa (2019) advierte que los proyectos extractivos suelen generar conflictos al imponerse sobre las
prioridades y necesidades de las comunidades locales (p. 78).

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En complemento, Castro (2007) sostiene que la llamada crisis del agua debe entenderse sobre todo
como una crisis de gobernanza (p. 98). En el caso de Atacames, esta perspectiva se hace evidente en la
débil articulación entre el Estado, los gobiernos autónomos descentralizados (GADs) y las
comunidades.
La justicia ambiental constituye un marco esencial para este análisis. Schlosberg (2007) argumenta que
las concepciones actuales de justicia no se limitan a la distribución equitativa de riesgos, sino que
también deben considerar el reconocimiento, la participación y el fortalecimiento de capacidades (p. 4).
En esa misma dirección, Martínez-Alier (2001) advierte que los impactos ambientales suelen recaer de
manera desproporcionada en ciertos grupos sociales, lo que él denomina ecologismo de los pobres (p.
103).
Por su parte, Bullard (2000) demuestra que los residuos y riesgos en Estados Unidos siguen “un camino
de menor resistencia” hacia barrios pobres y racializados (p. 38). En conjunto, estos enfoques permiten
comprender cómo el déficit de saneamiento en la REMACH reproduce desigualdades históricas.
Ostrom (1990) demostró que las comunidades pueden gestionar de manera efectiva los recursos
comunes siempre que cuenten con reglas colectivas claras. En este sentido, la sostenibilidad depende
de normas comunitarias que refuercen el control y el monitoreo (p. 90).
Años más tarde, la autora amplió este enfoque, señalando que la sostenibilidad no puede entenderse de
forma aislada, sino como resultado de la interacción entre los recursos naturales, los sistemas de
gobernanza y los usuarios locales (Ostrom, 2009, p. 420).
En la misma línea, Boelens (2014) subraya que los ciclos hidrosociales conectan el agua con la cultura
y la política, configurando identidades colectivas y disputas territoriales (p. 234).
En el caso ecuatoriano, investigaciones posteriores indican que las reformas han favorecido la
recentralización del control del agua, lo cual ha reducido la autonomía comunitaria en la gestión de este
recurso (Boelens, Hoogesteger & Baud, 2015, p. 283). Esto muestra que, aunque la autogestión
representa una alternativa viable hacia la sostenibilidad, las comunidades continúan enfrentando
importantes limitaciones institucionales.
En conjunto, este marco permite comprender que el saneamiento en la REMACH no es solo un asunto
técnico.

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Se trata de un fenómeno socioambiental atravesado por la percepción cultural del riesgo, por
desigualdades territoriales, por una débil gobernanza del agua y por la necesidad urgente de fortalecer
la gestión comunitaria. De allí que el saneamiento en Atacames deba ser entendido como un riesgo
estructural que reproduce desigualdades y compromete tanto la salud pública como la biodiversidad.
METODOLOGIA
El diagnóstico se construyó con un enfoque mixto que articuló métodos cuantitativos y cualitativos, con
el objetivo de comprender de manera integral la situación del saneamiento rural en las comunidades de
Atacames. Según Creswell (2014), este tipo de diseño combina la solidez de los datos numéricos, que
permiten obtener mediciones objetivas, con la riqueza interpretativa que aportan las aproximaciones
cualitativas (p. 215).
Desde la perspectiva de la sociología ambiental, este enfoque resulta indispensable, pues los problemas
ambientales son también problemas sociales (Bell, 2004, p. 12) y solo adquieren verdadera relevancia
política cuando son reconocidos por los actores sociales y colocados en la agenda pública (Hannigan,
2006, p. 34).
Ámbito de estudio
El estudio se desarrolló en tres comunidades rurales de la parroquia Atacames —Playón, Repartidero y
Tronquero, localizadas en la Reserva Ecológica Mache Chindul (REMACH). Se trabajó con 98 familias
(324 habitantes), lo que permitió cubrir el total de viviendas existentes en las comunidades
seleccionadas.
Técnicas de recolección de información
Se aplicaron tres estrategias principales:
Encuestas estructuradas a todas las familias, orientadas a obtener información sobre tipología,
antigüedad, estado de conservación y distancia de los sistemas de aguas residuales respecto a cuerpos
hídricos, así como percepciones comunitarias frente a contaminación y olores.
Entrevistas semiestructuradas a líderes comunitarios y actores institucionales (GAD parroquial y
MAATE), con el fin de comprender la gobernanza local del saneamiento, en línea con lo planteado por
Ostrom (1990) sobre la importancia de las reglas colectivas en la gestión de bienes comunes.

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Observación directa, que permitió registrar condiciones físicas de pozos y fosas (profundidad, grietas,
olores) y contrastar percepciones locales con observaciones externas.
Análisis de datos
Cuantitativo: se realizó análisis estadístico y geoestadístico, incluyendo medidas de tendencia central,
dispersión y representación espacial de la ubicación de los sistemas respecto a ríos y esteros.
Cualitativo: se aplicó codificación temática a entrevistas y encuestas abiertas, con categorías como
“contaminación”, “riesgo”, “uso del agua” y “confianza en instituciones”.
Geoestadístico: se elaboraron mapas de localización y análisis de pendientes mediante SIG,
considerando variables de distancia mínima, media y máxima de los sistemas respecto a fuentes
hídricas.
Análisis de riesgo
Para el análisis se aplicó el modelo fuente–vía–receptor (SPR), una herramienta ampliamente utilizada
en investigaciones sobre contaminación hídrica (Mbae et al., 2024). Este enfoque permitió precisar el
origen de los contaminantes, las rutas de transporte en el subsuelo y los puntos con mayor probabilidad
de exposición.
Los resultados se contrastaron con estudios internacionales que indican que la movilidad de
microorganismos y compuestos químicos procedentes de letrinas suele limitarse a recorridos
relativamente cortos, generalmente de unos 15 metros.
No obstante, la literatura también registra casos en los que algunos virus alcanzan distancias mayores,
llegando hasta los 50 metros desde su punto de origen (Environmental Health Perspectives, 2013).
Limitaciones
El estudio reconoce como limitaciones:
▪ La ausencia de análisis fisicoquímicos directos de aguas subterráneas, lo que obligó a inferir riesgos
a partir de evidencias comparativas.
▪ La influencia de percepciones culturales que tienden a subestimar riesgos técnicos (Douglas, 1996,
p. 45).
▪ La falta de series históricas de datos, lo que impide evaluar cambios a largo plazo.

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RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Caracterización de los sistemas de saneamiento
El levantamiento de información en las comunidades de Playón, Repartidero y Tronquero evidenció
que el 91,8% de los hogares depende de pozos ciegos y apenas un 8,2% utiliza fosas sépticas. Este
hallazgo confirma la prevalencia de sistemas de saneamiento rudimentarios, situación consistente con
la literatura que identifica a las letrinas y pozos como la forma predominante de saneamiento in situ en
áreas rurales de países en desarrollo (Environmental Health Perspectives, 2013).
En términos de antigüedad, más de la mitad de los sistemas (55,1%) tiene entre 6 y 15 años de
construcción, lo que incrementa la probabilidad de filtraciones. Según la OMS (2006), cuando sistemas
rudimentarios de saneamiento operan más de cinco años sin mantenimiento, la probabilidad de fallas y
filtraciones aumenta de manera significativa.
Análisis espacial y riesgos potenciales
El análisis geoestadístico evidenció que la distancia promedio entre los pozos y los cuerpos de agua fue
de 49,9 m, con un valor modal de 20 m y un mínimo de apenas 5 m. Esta distribución resulta
preocupante si se la compara con estudios internacionales que han registrado transporte de
contaminantes hasta los 50 m desde su fuente (Environmental Health Perspectives, 2013).
Adicionalmente, se determinó que el 67,4% de los sistemas se encuentra en pendientes que descienden
hacia ríos y esteros, lo cual facilita la infiltración y movilidad de contaminantes. Estos resultados
guardan relación con lo observado por Cogger et al. (1988), quienes mostraron que, en contextos con
niveles freáticos elevados, las zanjas de infiltración tienden a generar condiciones anaeróbicas que
favorecen la presencia de coliformes y compuestos de amonio en aguas subterráneas.
Percepción comunitaria frente al riesgo
Un hallazgo significativo del estudio es la paradoja entre lo que perciben las comunidades y lo que
muestran las evidencias técnicas. El 100% de los encuestados admitió que los ríos están contaminados
y, por ello, no consumen agua directamente de ellos. Sin embargo, al mismo tiempo señalaron no
percibir malos olores en los pozos ciegos o en las fosas sépticas.

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En contraste, los investigadores sí reportaron olores desagradables durante el trabajo de campo. Esta
contradicción coincide con lo planteado por Douglas (1996), quien explica que la percepción del riesgo
no responde únicamente a factores materiales, sino que está mediada por estructuras culturales de
clasificación que moldean la manera en que se reconocen los peligros.
La normalización del saneamiento precario explica en parte esta falta de percepción, lo que dificulta la
acción colectiva y la demanda de soluciones institucionales.
Discusión socioambiental y justicia ambiental
Los resultados muestran que el saneamiento precario en Atacames no puede analizarse únicamente
como un problema técnico, sino como un fenómeno socioambiental estructural. La ausencia de
alcantarillado rural y la dependencia de sistemas in situ reproducen inequidades territoriales, en línea
con lo señalado por Schlosberg (2007), quien subraya que la justicia ambiental exige considerar tanto
la distribución equitativa de riesgos como el reconocimiento de las comunidades afectadas.
En este caso, la vulnerabilidad se agrava por el hecho de que las comunidades están dentro de un área
protegida de importancia nacional, la REMACH, lo que debería garantizar mayores estándares de
conservación. Sin embargo, la falta de inversión pública y la escasa articulación institucional colocan a
estas poblaciones en una situación de riesgo crónico que compromete tanto la salud pública como la
biodiversidad.
Comparación con otros casos en Ecuador
La problemática identificada en Atacames no es exclusiva de la provincia de Esmeraldas. En la
provincia de Manabí, investigaciones recientes señalan que los pozos ciegos constituyen la principal
fuente de contaminación de acuíferos rurales, debido a la proximidad con viviendas y la ausencia de
tratamientos técnicos (Chávez Romero & Cazares Mosquera, 2022).
De manera similar, en la provincia de Los Ríos, estudios en el cantón Quevedo muestran que la
cobertura limitada de alcantarillado y el deterioro de fosas sépticas incrementan los riesgos sanitarios,
afectando de manera directa a la población infantil (Cadme Arévalo, Narváez Zurita, García Toala, &
Gómez Pacheco, 2021).
En la Amazonía ecuatoriana también se han identificado situaciones críticas. Diversas comunidades
rurales dependen de letrinas rudimentarias instaladas en las cercanías de riachuelos y quebradas, lo que

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genera una contaminación constante de las fuentes de agua y aumenta la exposición a enfermedades
gastrointestinales (Heller & Castro, 2017).
Aun cuando los factores de vulnerabilidad varían según la región, suelos aluviales en la costa o lluvias
intensas en la Amazonía, persiste un patrón común. Este se caracteriza por la prevalencia de sistemas
in situ, la carencia de opciones tecnológicas seguras y la debilidad de las instituciones encargadas de la
gestión del saneamiento rural.
Implicaciones para la gestión del saneamiento
La evidencia confirma lo señalado por Mbae et al. (2024): la simple aplicación de distancias mínimas
entre pozos y cuerpos de agua no es una medida suficiente para garantizar la seguridad sanitaria. Se
requieren soluciones integrales que incluyan:
▪ Sustitución progresiva de pozos ciegos por tecnologías apropiadas como biodigestores o humedales
artificiales.
▪ Educación ambiental comunitaria para visibilizar los riesgos y modificar percepciones
normalizadas.
▪ Fortalecimiento institucional, a fin de que el GAD parroquial y el MAATE implementen programas
de monito
CONCLUSIONES
El diagnóstico realizado en las comunidades de Playón, Repartidero y Tronquero evidencia que el
saneamiento rural en la zona de la Reserva Ecológica Mache Chindul atraviesa una situación crítica.
Esta se caracteriza por la dependencia casi total de pozos ciegos y, en menor medida, de fosas sépticas.
La antigüedad de los sistemas y la ausencia de un mantenimiento adecuado incrementan de forma
significativa el riesgo de filtraciones, con efectos negativos tanto sobre las aguas subterráneas como
sobre los ríos y esteros aledaños.
Los resultados del análisis espacial confirman que buena parte de los pozos se encuentra a distancias
reducidas de cuerpos hídricos y en terrenos con pendientes hacia ellos, condiciones que favorecen la
movilidad de contaminantes. Este escenario se ve agravado por la falta de alternativas tecnológicas
adecuadas y por la ausencia de alcantarillado rural, lo que convierte al saneamiento en un factor
estructural de vulnerabilidad ambiental y sanitaria.

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La investigación también evidenció una paradoja entre la percepción comunitaria y la realidad técnica:
aunque la población reconoce la contaminación de los ríos, tiende a normalizar el uso de pozos ciegos
y a minimizar los riesgos asociados, lo que refleja una desconexión entre experiencia cotidiana y riesgo
real. Esta brecha limita la posibilidad de acción colectiva y dificulta la demanda de soluciones efectivas
frente a las instituciones.
El saneamiento en estas comunidades refleja desigualdad territorial y ausencia de justicia ambiental.
Superar esta situación requiere soluciones técnicas innovadoras, educación ambiental continua y
compromiso institucional con los derechos rurales.
El diagnóstico abre además nuevas líneas de investigación: estudios fisicoquímicos y microbiológicos
de aguas subterráneas, seguimientos longitudinales de calidad del agua y percepciones comunitarias, y
evaluaciones comparativas de tecnologías alternativas como biodigestores, humedales o baños secos en
contextos de alta vulnerabilidad.
En el ámbito de políticas públicas, se identifican tres acciones factibles a corto plazo:
1. Implementar proyectos piloto de saneamiento rural comunitario, coordinados entre el GAD
parroquial y el MAATE, que sirvan como laboratorios de innovación tecnológica.
2. Establecer programas de educación ambiental enfocados en visibilizar los riesgos sanitarios de los
pozos ciegos y fomentar la apropiación comunitaria de soluciones alternativas.
3. Crear mecanismos de financiamiento mixto (público–comunitario–cooperación internacional) que
permitan sustituir progresivamente los sistemas de pozos ciegos por tecnologías seguras y
sostenibles.
Este conjunto de investigaciones y acciones contribuiría a superar la brecha entre la normativa
ambiental vigente y las condiciones reales de las comunidades rurales, garantizando el derecho a un
ambiente sano y el acceso equitativo a infraestructura básica.
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