METODOLOGÍAS ACTIVAS CENTRADAS EN
EL ESTUDIANTE: APRENDIZAJE BASADO
EN PROBLEMAS, PROYECTOS Y RETOS

ACTIVE STUDENT-CENTERED METHODOLOGIES:
PROBLEM-BASED LEARNING, PROJECTS, AND
CHALLENGES

Ana Jaqueline Alarcón Andino

Investigador Independiente, Ecuador

María Eugenia Alarcón Andino

Investigador Independiente, Ecuador

Maritsa Elizabeth Alarcón Andino

Investigador Independiente, Ecuador

Eva Paulina Chasiluisa Unda

Investigador Independiente, Ecuador

Carlos Ramiro Tipanluisa Irazabal

Investigador Independiente, Ecuador
pág. 5603
DOI:
https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i5.19907
Metodologías Activas Centradas en el Estudiante: Aprendizaje Basado en
Problemas, Proyectos y Retos

Ana Jaqueline Alarcón Andino
1
jaquealarcon01@yahoo.es

https://orcid.org/0009-0007-8734-6029

Investigador Independiente

Ecuador

María Eugenia Alarcón Andino

eugenia.alarcon@educacion.gob.ec

https://orcid.org/0009-0008-9303-4790

Investigador Independiente

Ecuador

Maritsa Elizabeth Alarcón Andino

maryalrcon79@yahoo.es

https://orcid.org/0009-0008-5924-8533

Investigador Independiente

Ecuador

Eva Paulina Chasiluisa Unda

paulis19872009@hotmail.com

https://orcid.org/0009-0003-0730-3880

Investigador Independiente

Ecuador

Carlos Ramiro Tipanluisa Irazabal

charles11ec@yahoo.com

https://orcid.org/0009-0002-6133-6184

Investigador Independiente

Ecuador

RESUMEN

El estudio se centró en el análisis de metodologías activas orientadas al estudiante, específicamente el
Aprendizaje Basado en Problemas, Proyectos y Retos, como enfoques que promueven aprendizajes
significativos en contextos escolares. El objetivo general fue analizar la contribución al aprendizaje
significativo de las metodologías activas centradas en el estudiante en contextos escolares diversos.
La metodología adoptada se caracterizó por un enfoque cualitativo, de tipo bibliográfico, con alcance
descriptivo y exploratorio, con análisis documental que permitieron identificar los fundamentos
conceptuales, la pertinencia y la aplicabilidad de las metodologías estudiadas. Los resultados
señalaron que el ABP fomenta la reflexión crítica y la independencia cognitiva, el ABPj potencia la
planificación interdisciplinaria y la innovación, y el ABR refuerza la responsabilidad social y el
compromiso comunitario, todas estas estrategias promueven competencias transversales vinculadas
con la autonomía, la comunicación efectiva y la resiliencia. En conclusión, la investigación evidenció
que estas metodologías constituyen un recurso pedagógico integral para enfrentar los retos educativos
contemporáneos, al consolidar aprendizajes con sentido y pertinencia social.

Palabras clave: metodologías activas, aprendizaje basado en problemas, proyectos, retos

1
Autor principal.
Correspondencia:
jaquealarcon01@yahoo.es
pág. 5604
Active
Student-Centered Methodologies: Problem-Based Learning,
Projects, and Challenges

ABSTRACT

The study focused on analyzing student
-centered active methodologies, specifically Problem-Based
Learning, Projects, and Challenges, as approaches that promote meaningful learning in school

settings. The overall objective was to analyze the contribution of active student
-centered
methodologies to meaningful learning in diverse school contexts. The methodology adopted was

characterized by a qualitative, bibliographic approach, with a descriptive and exploratory scope, using

documentary analysis to identify t
he conceptual foundations, relevance, and applicability of the
methodologies studied. The results indicated that PBL fosters critical reflection and cognitive

independence, PBLj promotes interdisciplinary planning and innovation, and RBL reinforces social

responsibility and community engagement. All of these strategies promote cross
-cutting skills linked
to autonomy, effective communication, and resilience. In conclusion, the research showed that these

methodologies constitute a comprehensive pedagogical re
source for addressing contemporary
educational challenges by consolidating learning with social meaning and relevance.

Keywords
: active methodologies, problem-based learning, projects, challenges
Artículo recibido 25 agosto 2025

Aceptado para publicación: 25 setiembre 2025
pág. 5605
INTRODUCCIÓN

Las metodologías activas centradas en el estudiante se han consolidado como alternativas pedagógicas
capaces de transformar los procesos de enseñanza y aprendizaje, ya que desplazan el protagonismo
hacia el discente y redefinen al docente en un rol de mediador, orientador y facilitador de
experiencias. Estas metodologías promueven la participación activa, el aprendizaje autónomo y
colaborativo, favoreciendo la construcción de saberes significativos que responden a las demandas del
contexto educativo actual (Jaramillo et al., 2024).

Estrategias como el Aprendizaje Basado en Problemas (ABP), el Aprendizaje Basado en Proyectos
(ABPj) y el Aprendizaje Basado en Retos (ABR) promueven experiencias formativas donde la
autonomía, el trabajo colaborativo y la resolución de situaciones auténticas constituyen los ejes
centrales del proceso educativo. Estas metodologías, fundamentadas en principios constructivistas y
en el paradigma de aprender haciendo, se aplican en contextos escolares con el propósito de potenciar
la motivación, estimular el pensamiento crítico y favorecer aprendizajes significativos que trasciendan
la memorización de contenidos (Leal & Hernandez, 2024).

El problema de investigación reside en la persistencia de modelos tradicionales centrados en la
transmisión de información, donde los estudiantes permanecen como receptores pasivos, esta
situación genera una brecha entre los contenidos escolares y la vida cotidiana, debilitando la
capacidad de los educandos para enfrentar desafíos reales (Reyes et al., 2022). En este escenario,
surge la siguiente pregunta: ¿De qué manera las metodologías activas construyen aprendizaje
significativo?

De esta manera, el estudio se relaciona con la necesidad de transformar los procesos educativos hacia
enfoques más participativos e inclusivos. Abordar esta problemática permite identificar estrategias
que vinculen los contenidos curriculares con la práctica social, generando beneficios directos en la
comunidad educativa al formar estudiantes autónomos, críticos y colaborativos. Desde la perspectiva
investigativa, se busca aportar al cuerpo teórico sobre metodologías activas, mientras que en el plano
pedagógico se espera proponer lineamientos que fortalezcan la práctica docente (Miranda & Choez,
2024).
pág. 5606
En síntesis, en el ámbito de las políticas educativas se reconoce la necesidad de impulsar decisiones
que favorezcan modelos centrados en la calidad y la equidad, respondiendo a las demandas de una
educación inclusiva y pertinente (Lozano, 2020). En este marco, el objetivo del estudio se orientó a
analizar la contribución al aprendizaje significativo de las metodologías activas centradas en el
estudiante en contextos escolares diversos.

Metodologías activas

Las metodologías activas se definen como enfoques pedagógicos que sitúan al estudiante en el centro
del proceso de aprendizaje, priorizando su participación activa mediante la resolución de problemas,
proyectos y retos que surgen de contextos reales. Estas se fundamentan en el principio de aprender
haciendo, lo que favorece la construcción de conocimiento significativo y el desarrollo de
competencias cognitivas, sociales y emocionales. Su finalidad es transformar el aula en un espacio
dinámico, colaborativo y reflexivo, donde el rol docente se orienta a la mediación y guía en la
construcción del aprendizaje (Ganchozo et al., 2024).

El constructivismo constituye la base epistemológica esencial de las metodologías activas, bajo esta
corriente, el conocimiento no se transmite de manera lineal, sino que se construye a partir de la
interacción entre el sujeto y su entorno.

Desde la perspectiva de Vygotsky, el aprendizaje se potencia mediante la mediación social y cultural,
donde el lenguaje se convierte en una herramienta clave para interiorizar y transformar experiencias.
Esta visión conecta directamente con la necesidad de metodologías que promuevan la colaboración y
la resolución de problemas compartidos (Ortiz, 2015).

El aprendizaje significativo, desarrollado por Ausubel, complementa este paradigma al enfatizar que
el nuevo conocimiento debe vincularse con los saberes previos del estudiante. Las metodologías
activas como el Aprendizaje Basado en Problemas o en Proyectos materializan este principio al
generar experiencias que parten de los intereses y contextos de los educandos. Así, se asegura que la
información no sea memorizada de forma aislada, sino integrada de manera coherente en estructuras
cognitivas estables (Mantilla & Liliana, 2022).
pág. 5607
La combinación de constructivismo y aprendizaje significativo ofrece un marco sólido para que los
estudiantes adquieran autonomía y pensamiento crítico, al tiempo que los docentes adoptan un rol de
facilitadores en un proceso donde la interacción, la motivación y la pertinencia se convierten en ejes
centrales.

Por su parte, en los entornos mediados por metodologías activas, el estudiante asume un papel
protagónico como constructor de su propio conocimiento, lo que implica indagar, analizar,
experimentar y proponer soluciones a situaciones reales, este rol requiere autonomía, responsabilidad
y capacidad crítica. El docente, por su parte, deja de ser transmisor de contenidos para convertirse en
guía y facilitador del proceso, diseñando experiencias de aprendizaje que estimulen la investigación y
la reflexión. Esta transformación en los roles permite consolidar un ambiente en el que el aprendizaje
es producto de la interacción constante entre teoría y práctica (Mantilla & Liliana, 2022).

Además, las estrategias didácticas centradas en el estudiante se constituyen como herramientas
fundamentales para concretar los principios de las metodologías activas, una de las más destacadas es
el aprendizaje colaborativo, que se sustenta en la interacción entre pares para alcanzar objetivos
comunes. Este enfoque fomenta el trabajo en equipo, la comunicación efectiva y la
corresponsabilidad, preparando a los estudiantes para escenarios académicos y sociales donde la
cooperación resulta esencial. Investigaciones recientes evidencian que esta estrategia mejora el
rendimiento y fortalece la cohesión social dentro del aula (Farfán et al., 2022).

La indagación constituye otra estrategia relevante, puesto que impulsa a los estudiantes a formular
preguntas, plantear hipótesis y buscar respuestas mediante la investigación activa. Este proceso
fortalece el pensamiento crítico y estimula la curiosidad científica, convirtiendo a los estudiantes en
protagonistas de su propio aprendizaje. De acuerdo con Bermúdez (2021), este enfoque no solo
incrementa la motivación intrínseca, sino que también garantiza aprendizajes más profundos y
duraderos al vincular la teoría con la práctica.

Finalmente, la experimentación se reconoce como una estrategia indispensable en contextos escolares,
dado que permite a los estudiantes comprobar teorías, explorar fenómenos y aprender a partir de la
práctica.
pág. 5608
A través de esta dinámica, el error se convierte en una oportunidad de aprendizaje y la experiencia se
transforma en un recurso valioso para consolidar competencias cognitivas y procedimentales. La
implementación de entornos experimentales, incluso mediante el uso de recursos digitales y
simulaciones, amplía las posibilidades pedagógicas y responde a los desafíos de la educación
contemporánea (Rocha, 2020).

La integración del aprendizaje colaborativo, la indagación y la experimentación como estrategias
didácticas refleja la esencia de las metodologías activas, asegurando un proceso educativo dinámico,
participativo y orientado a la formación de ciudadanos críticos y creativos.

Aprendizaje Basado en Problemas (ABP)

El ABP es una estrategia metodológica que coloca a los estudiantes frente a situaciones problemáticas
diseñadas para estimular la investigación, el análisis crítico y la construcción de soluciones, su esencia
radica en que el conocimiento se adquiere como consecuencia de la necesidad de resolver un
problema, lo que transforma el aula en un espacio activo y contextualizado. El ABP se aplica en
grupos pequeños donde el docente actúa como facilitador, planteando un escenario que motiva a los
estudiantes a identificar lo que saben y lo que necesitan aprender para dar respuesta (García et al.,
2024).

De este modo, se promueve el aprendizaje autónomo, colaborativo y orientado al desarrollo de
competencias cognitivas, digitales y comunicativas. En entornos escolares y universitarios, el ABP ha
demostrado ser eficaz para fomentar la integración de saberes y el pensamiento crítico, facilitando
aprendizajes más duraderos y significativos.

Aprendizaje Basado en Proyectos (ABPj)

El ABPj es una metodología que articula la enseñanza en torno a la planificación y ejecución de
proyectos con valor académico y social, se caracteriza por integrar diversas áreas de conocimiento y
situar a los estudiantes como protagonistas de un proceso de investigación aplicada. La aplicación del
ABPj inicia con la identificación de una pregunta o problema que requiere ser abordado de manera
interdisciplinaria, para luego organizar el trabajo en equipos que gestionan tiempos, recursos y
resultados (Mayorga et al., 2023).
pág. 5609
El docente acompaña como tutor, supervisando la coherencia del proceso y orientando la reflexión
crítica, la culminación del proyecto exige un producto final que debe ser presentado, evaluado y
socializado, lo que fortalece la autonomía y la comunicación. Este enfoque promueve competencias
de planificación, innovación y colaboración, al tiempo que aproxima al estudiante a experiencias
reales de gestión y resolución de retos complejos.

Aprendizaje Basado en Retos (ABR)

El ABR constituye una evolución de las metodologías activas, caracterizada por enfrentar a los
estudiantes a desafíos vinculados con problemas reales de la comunidad, con el objetivo de generar
soluciones innovadoras y sostenibles, a diferencia del aprendizaje basado en proyectos, el ABR parte
de un reto amplio y abierto que exige la integración de conocimientos interdisciplinarios y el
desarrollo de habilidades de investigación, creatividad y trabajo colaborativo (Castillo et al., 2023).

Su aplicación implica fases como la identificación del reto, el análisis del contexto, la formulación de
propuestas y la implementación de soluciones, promoviendo la reflexión crítica y la evaluación del
impacto alcanzado. En este proceso, el docente funge como mentor, motivando la autonomía y la
corresponsabilidad en la búsqueda de respuestas. El ABR se ha consolidado como un método que
fortalece las competencias exigidas en la sociedad actual, como la innovación, el pensamiento crítico
y la responsabilidad social (Villagrá et al., 2020).

METODOLOGÍA

El presente estudio se enmarcó en un diseño cualitativo, entendido como un enfoque sustentado en
fundamentos epistemológicos interpretativos, orientado a la comprensión de fenómenos sociales,
educativos o psicológicos desde la perspectiva de los actores implicados. Este tipo de investigación
permitió explorar realidades en su contexto natural, captando significados, percepciones y
experiencias que no podían ser reducidos a datos numéricos, su propósito radicó en generar
conocimiento profundo, comprensivo y contextualizado sobre el objeto de estudio (Danel & Santa
María, 2024).

La elección de este enfoque cualitativo respondió a la naturaleza del tema investigado: las
metodologías activas centradas en el estudiante, particularmente el aprendizaje basado en problemas,
proyectos y retos, este abordaje resultó pertinente porque permitió captar la complejidad y
pág. 5610
subjetividad de las prácticas pedagógicas, así como las percepciones de su aplicabilidad y efectividad
en contextos escolares. El estudio buscó generar aportes sobre procesos emergentes y no
cuantificables, ofreciendo una comprensión integral que contribuyó al campo educativo (Cohen &
Gómez, 2019).

En cuanto al enfoque descriptivo-exploratorio, se asumió la descripción como estrategia para
caracterizar y sistematizar los elementos esenciales de las metodologías activas, registrando sus
particularidades y dimensiones centrales. Paralelamente, se adoptó el enfoque exploratorio con el fin
de examinar un campo en el que se identificaron vacíos teóricos y escasas investigaciones
sistemáticas, abriendo la posibilidad de nuevas interpretaciones (Maldonado et al., 2023).

Ambos enfoques posibilitaron cumplir con el propósito de la investigación, ya que permitieron
analizar la complejidad de los fenómenos, identificar dinámicas emergentes y establecer patrones
iniciales que podían orientar estudios posteriores o intervenciones pedagógicas, la integración de lo
descriptivo y lo exploratorio facilitó la construcción de categorías conceptuales y teóricas relevantes
para el objeto investigado.

El tipo de investigación fue bibliográfica, fundamentada en la revisión, selección, análisis y síntesis de
fuentes secundarias, este procedimiento se sustentó en textos científicos, artículos académicos y
producciones especializadas que aportaron perspectivas teóricas y metodológicas (Martínez &
González, 2023). El uso de la investigación bibliográfica permitió construir un marco teórico sólido,
identificar antecedentes vinculados al aprendizaje basado en problemas, proyectos y retos, y
contrastar enfoques conceptuales para delimitar el campo de estudio, la diversidad de fuentes
revisadas garantizó la validez y pertinencia de los aportes académicos integrados.

Se emplearon los métodos teórico, inductivo-deductivo y analítico-sintético. El primero se utilizó para
elaborar definiciones, categorías y análisis críticos. El inductivo-deductivo permitió extraer
generalizaciones a partir de hallazgos particulares y aplicar marcos conceptuales a situaciones
específicas. El analítico-sintético facilitó la descomposición de los elementos del fenómeno y su
posterior integración en una visión holística. Estos métodos se articularon para organizar e interpretar
la información de manera coherente con los objetivos de la investigación (Iturralde & Soria, 2021).
pág. 5611
La técnica aplicada fue el análisis documental, definida como un procedimiento cualitativo que
permitió examinar críticamente textos académicos y fuentes escritas, esta técnica se utilizó para
extraer, comparar y sistematizar la información más relevante, otorgando validez científica a los
resultados del estudio.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Los hallazgos revelaron que las metodologías activas, en sus diversas modalidades, fortalecen el
aprendizaje significativo al vincular teoría y práctica, promover la autonomía y estimular el
pensamiento crítico. ABP, ABPj y ABR contribuyeron con enfoques complementarios que potencian
competencias cognitivas, sociales y digitales, esenciales para la vida y el desarrollo profesional.

Tabla 1.
Aportes de metodologías activas al aprendizaje significativo
Autor y
año

¿De qué manera las
metodologías activas
construyen
aprendizaje
significativo?

Aporte del
Aprendizaje
Basado en
Problemas (ABP)

Aporte del
Aprendizaje
Basado en
Proyectos (ABPj)

Aporte del
Aprendizaje
Basado en Retos
(ABR)

Competencias
para la vida que
desarrollan

(Tapia,
2023)

Las metodologías
activas se basan en la
participación del
estudiante y el
“aprender haciendo”,
lo que promueve la
construcción de
aprendizajes
profundos y
contextualizados que
trascienden la
memorización,
vinculando teoría con
práctica en
situaciones reales.

Fomenta
pensamiento
crítico y resolución
de problemas
complejos,
generando
aprendizajes
significativos al
conectar
contenidos con
escenarios
auténticos y
promover la
reflexión constante
sobre la práctica
académica.

Articula contenidos
en proyectos
interdisciplinarios,
fortaleciendo el
aprendizaje
colaborativo, la
motivación
intrínseca y la
producción de
resultados aplicables
que refuerzan la
pertinencia y la
utilidad del
conocimiento
escolar.

Orienta a la
resolución de
desafíos abiertos
y comunitarios,
vinculando el
aprendizaje a
contextos
sociales
inmediatos y
promoviendo
innovación,
creatividad y
sentido de
responsabilidad
social.

Desarrolla
autonomía,
trabajo
colaborativo,
innovación,
comunicación
efectiva y
resiliencia frente
a problemas
reales,
competencias
clave para la
sociedad actual.

(Jorge et
al., 2020)

Las metodologías
activas construyen
aprendizaje
significativo al situar
al estudiante como
protagonista,
promoviendo
independencia
cognoscitiva y la
aplicación reflexiva
de conocimientos en
contextos donde se
requiere
argumentación y
pensamiento crítico.

Constituye una
alternativa activa y
autónoma que
estimula la
independencia
cognitiva, la
autorregulación y
la crítica,
favoreciendo
aprendizajes
duraderos a través
de la solución de
problemas
significativos.

Integra experiencias
reales de
planificación y
ejecución que
facilitan la
transferencia de
conocimientos y el
desarrollo de
competencias
profesionales,
vinculando los
contenidos escolares
con escenarios
prácticos.

Plantea retos de
alta complejidad,
obligando al
estudiante a
integrar saberes y
tomar decisiones
responsables que
refuercen la
formación ética y
el compromiso
con su
comunidad.

Fortalece
competencias de
análisis, síntesis,
comunicación,
autorregulación y
liderazgo,
necesarias para el
aprendizaje
permanente y la
vida profesional.
pág. 5612
(Amador
et al.,
2023)

Estas metodologías
construyen
aprendizaje
significativo al
generar conexiones
entre contenidos
curriculares y la
realidad del
estudiante, reduciendo
la memorización
mecánica y
potenciando la
reflexión crítica.

Permite abordar
problemas sociales
vinculados al
entorno de los
estudiantes,
logrando
aprendizajes
contextualizados
que fortalecen el
pensamiento
crítico y la
comprensión de
fenómenos
sociales
complejos.

Promueve
aprendizajes
aplicados y
colaborativos,
vinculando los
contenidos escolares
con proyectos que
integran la
investigación, la
planificación y la
producción de
resultados visibles.

Potencia la
conexión con la
realidad
comunitaria al
plantear retos que
requieren análisis
y creatividad,
logrando
aprendizajes con
impacto en la
vida cotidiana del
estudiante.

Refuerza
competencias
ciudadanas,
pensamiento
crítico,
compromiso
social,
responsabilidad y
capacidad de
trabajar de
manera
colaborativa en
contextos reales.

(Velez J.;
Zambrano
, 2024)

Las metodologías
activas generan
aprendizajes
significativos al
integrar herramientas
digitales y estrategias
pedagógicas
innovadoras que
motivan la
participación activa,
la creatividad y la
aplicación práctica de
los contenidos.

Vinculado con
recursos digitales
facilita la
exploración de
problemas reales y
mejora la
capacidad de
análisis,
incrementando la
motivación y la
retención del
aprendizaje.

Favorece la creación
de proyectos
interdisciplinarios
mediados por TIC, lo
que amplía el
aprendizaje
autónomo y
colaborativo, y
enriquece la
construcción de
conocimientos.

Articula con la
innovación
digital para
enfrentar desafíos
abiertos que
requieren
creatividad,
adaptabilidad y
compromiso
social,
vinculando
aprendizaje y
transformación
comunitaria.

Fomenta
competencias
digitales,
creatividad,
pensamiento
crítico,
autonomía y
resolución de
problemas en
contextos
sociales y
tecnológicos.

(Hernánd
ez- &
Yallico,
2020)

Construyen
aprendizaje
significativo al
aprovechar la
condición de los
estudiantes como
nativos digitales,
promoviendo una
participación activa,
motivada y vinculada
al uso de herramientas
tecnológicas que
potencian la
comprensión.

Aplicado con
soporte digital
enriquece la
resolución de
problemas,
facilitando la
integración de
investigación,
pensamiento
crítico y
construcción
autónoma de
conocimiento.

Posibilita
aprendizajes más
dinámicos y
colaborativos, donde
el estudiante
organiza recursos
tecnológicos y
humanos para
generar productos
académicos
significativos.

Mediado por
entornos
digitales, conecta
a los estudiantes
con
problemáticas
reales,
incentivando la
creatividad, el
análisis crítico y
la búsqueda de
soluciones
efectivas.

Promueve
competencias
digitales,
pensamiento
crítico,
colaboración,
gestión de la
información y
capacidad de
adaptación en
entornos
cambiantes.

El análisis de los hallazgos permite evidenciar que las metodologías activas, más que simples técnicas
de enseñanza, constituyen un cambio de paradigma en la forma de concebir el aprendizaje escolar y
universitario, su valor radica en desplazar el énfasis desde la transmisión de contenidos hacia la
construcción de saberes con sentido, en escenarios donde los estudiantes asumen la responsabilidad de
ser protagonistas de su proceso formativo.
pág. 5613
El Aprendizaje Basado en Problemas se interpreta como un catalizador para desarrollar la autonomía
intelectual y la capacidad crítica, ya que sitúa al alumno frente a situaciones complejas que exigen
indagar, contrastar y argumentar, esta dinámica rompe con el modelo memorístico y obliga a integrar
teoría y práctica de manera significativa.

En el caso del Aprendizaje Basado en Proyectos, el análisis revela que su mayor aporte no radica
únicamente en la elaboración de productos finales, sino en la experiencia colectiva de planificar,
organizar y ejecutar tareas interdisciplinarias, este proceso contribuye a la internalización de
competencias transversales como la gestión del tiempo, la colaboración y la innovación, las cuales
poseen un valor estratégico en contextos sociales y laborales.

El Aprendizaje Basado en Retos, por su parte, va más allá de un ejercicio académico y se orienta a
impactar la realidad comunitaria, su potencial transformador se interpreta en la capacidad de generar
conciencia social, responsabilidad ética y compromiso ciudadano, preparando a los estudiantes para
enfrentar desafíos contemporáneos de manera activa. En conjunto, los hallazgos reflejan que estas
metodologías, aplicadas coherentemente, constituyen una vía eficaz para articular la formación
académica con las competencias vitales que demanda la sociedad actual.

Tabla 2. Estrategias de implementación de metodologías activas

Metodología
Nombre de la
estrategia
Objetivo Descripción Recursos
Aprendizaje
Basado en
Problemas

Problema
disparador
contextualizado

Generar
aprendizaje
significativo a
partir de una
situación real.

Se planteaba un problema tomado del
contexto inmediato del estudiante para
motivar la indagación, la búsqueda de
información y el debate en equipo.

Esta estrategia promovía la reflexión crítica
y la construcción colaborativa de
soluciones.

Casos escritos,
guías de análisis,
acceso a internet.

Discusión guiada
en pequeños
grupos

Desarrollar
pensamiento
crítico y
habilidades
comunicativas.

Los estudiantes trabajaban en grupos
reducidos para debatir posibles soluciones a
un problema presentado.

El docente actuaba como facilitador,
orientando el diálogo y garantizando la
participación de todos.

El proceso fomentaba el análisis colectivo y
la toma de decisiones compartidas.

Pizarras,
rotafolios, fichas
de trabajo, aula
interactiva.

Aprendizaje
Basado en
Proyectos

Proyecto
interdisciplinario

Integrar
diferentes
áreas del
conocimiento
en un mismo
producto.

Los estudiantes diseñaban un proyecto que
involucraba varias asignaturas, permitiendo
la aplicación práctica de los contenidos.

El trabajo interdisciplinario reforzaba la
cooperación, la innovación y la capacidad
de relacionar teoría con la práctica,
entregando resultados concretos y
evaluables.

Material de
laboratorio,
bibliografía,
plataformas
digitales.
pág. 5614
Feria de
proyectos

Socializar
aprendizajes
mediante la
exposición de
productos.

Los estudiantes presentaban públicamente los
proyectos realizados ante docentes y
comunidad.

La estrategia fortalecía la comunicación oral,
la responsabilidad y la capacidad de defender
ideas con sustento académico, a la vez que
fomentaba la retroalimentación colectiva.

Stands, equipos
multimedia,
material de apoyo
visual.

Aprendizaje
Basado en
Retos

Reto comunitario
Vincular el
aprendizaje
con la
resolución de
problemas
sociales.

Se planteaba un desafío real de la comunidad
escolar o local que los estudiantes debían
analizar y resolver.

La estrategia promovía la conciencia social,
la participación activa y la búsqueda de
soluciones innovadoras con impacto directo
en el entorno.

Datos
comunitarios,
encuestas, apoyo
institucional.

Hackathon
educativa

Estimular la
creatividad y
la innovación
en corto
tiempo.

Los estudiantes participaban en una jornada
intensiva donde, en equipos, generaban
propuestas para resolver un reto específico.

La dinámica favorecía la colaboración, la
resiliencia y el pensamiento crítico bajo
presión, incentivando la aplicación práctica
del conocimiento.

Espacios
colaborativos,
dispositivos
digitales,
software de
diseño.

Las metodologías activas centradas en el estudiante representan una respuesta innovadora y necesaria
frente a los desafíos educativos contemporáneos. Su importancia radica en que no solo fortalecen el
aprendizaje significativo, sino que también potencian competencias esenciales para la vida, tales
como el pensamiento crítico, la autonomía, la creatividad y la colaboración.

Al situar al estudiante como protagonista y al docente como mediador, estas estrategias generan
experiencias formativas más dinámicas, inclusivas y pertinentes. Su aplicación en contextos escolares
diversos constituye una oportunidad para transformar la educación hacia modelos más equitativos,
participativos y orientados al desarrollo integral del individuo.

CONCLUSIONES

La revisión de las metodologías activas centradas en el estudiante aprendizaje basado en problemas,
proyectos y retos, permitió constatar que estas estrategias representan un viraje fundamental en los
enfoques pedagógicos contemporáneos, no se trata únicamente de variar las dinámicas en el aula, sino
de redefinir el papel del docente y del estudiante en un proceso que busca trascender la memorización
mecánica para consolidar aprendizajes con sentido, vinculados a la realidad y aplicables en contextos
diversos. El análisis evidenció que cada metodología aporta perspectivas complementarias que, al
articularse, potencian la formación integral de los educandos.
pág. 5615
El Aprendizaje Basado en Problemas se interpreta como un medio idóneo para fomentar la autonomía
intelectual y el pensamiento crítico, al situar al estudiante frente a dilemas complejos que exigen
indagación, argumentación y toma de decisiones. En paralelo, el Aprendizaje Basado en Proyectos
refuerza la capacidad de planificar, organizar y ejecutar tareas de carácter interdisciplinario,
promoviendo la colaboración y la innovación como pilares del aprendizaje significativo. Por su parte,
el Aprendizaje Basado en Retos trasciende el ámbito académico y proyecta la formación hacia la
responsabilidad social, al situar a los estudiantes en contacto con problemáticas comunitarias que
requieren soluciones creativas y sostenibles.

En conjunto, estas metodologías demuestran que el aprendizaje significativo se construye mediante la
interacción activa entre teoría y práctica, impulsando competencias que resultan vitales para la vida
profesional y ciudadana: autonomía, comunicación efectiva, resiliencia, creatividad y compromiso
social. La reflexión crítica sobre los hallazgos sugiere que la implementación de estas metodologías
no debe entenderse como un recurso aislado, sino como parte de una política educativa orientada a
transformar la cultura escolar. La educación que aspira a ser inclusiva, equitativa y de calidad
encuentra en estas estrategias un camino para consolidar ciudadanos capaces de enfrentar los desafíos
contemporáneos con pensamiento crítico y acción responsable.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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