EL RECICLAJE COMO PRÁCTICA PEDAGÓGICA
PARA EL MANEJO DE RESIDUOS SÓLIDOS EN
CONTEXTOS ESCOLARES
RECYCLING AS A PEDAGOGICAL PRACTICE FOR SOLID
WASTE MANAGEMENT IN SCHOOL CONTEXTS
Dora Luz Galindo Aguas
Universidad Popular del Cesar, Colombia
Luis Carlos Bermúdez
Universidad Nacional Abierta y a Distancia, Colombia

pág. 5777
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i5.19931
El Reciclaje como Práctica Pedagógica para el Manejo de Residuos Sólidos
en Contextos Escolares
Dora Luz Galindo Aguas1
dlgalindo8@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0005-1964-3131
Universidad Popular del Cesar
Colombia
Luis Carlos Bermúdez
Quinteroabadmakario@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0001-9275-9046
Universidad Nacional Abierta y a Distancia
UNAD
Colombia
RESUMEN
Este artículo tiene como objetivo analizar el reciclaje como práctica pedagógica en contextos escolares,
con el propósito de identificar su potencial formativo en la gestión responsable de los residuos sólidos,
promoviendo la conciencia ambiental, la participación activa de la comunidad educativa y la
construcción de hábitos sostenibles que fortalezcan una cultura de cuidado del entorno. Se realiza bajo
un enfoque cualitativo y un diseño de investigación-acción, se utilizan estrategias metodológicas como
talleres participativos, actividades lúdicas, clasificación práctica de residuos y la elaboración de material
pedagógico, involucrando activamente a estudiantes, docentes y familias. Los resultados muestran que
el reciclaje, aplicado como herramienta pedagógica, fortalece la conciencia ambiental y favorece la
adquisición de valores de responsabilidad y respeto hacia el entorno. Asimismo, permite mejorar las
prácticas de separación de residuos en las instituciones y motiva a los estudiantes a replicar lo aprendido
en sus hogares y comunidades. En conclusión, el estudio demuestra que la educación ambiental, cuando
se vincula con la práctica del reciclaje, se convierte en una experiencia formativa que motiva la
participación activa, fortalece la cultura ambiental y contribuye a la formación de ciudadanos
comprometidos con la sostenibilidad y el bien común.
Palabras claves: educación ambiental, reciclaje, residuos sólidos, sostenibilidad, instituciones
educativas
1 Autor principal
Correspondencia: dlgalindo8@hotmail.com

pág. 5778
Recycling as a Pedagogical Practice for Solid Waste Management in
School Contexts
ABSTRACT
this article aims to analyze recycling as a pedagogical practice in school contexts, with the purpose of
identifying its formative potential in the responsible management of solid waste, promoting
environmental awareness, active participation of the educational community, and the construction of
sustainable habits that strengthen a culture of environmental care. conducted under a qualitative
approach and an action-research design, the study employs methodological strategies such as
participatory workshops, recreational activities, practical waste classification, and the development of
pedagogical materials, actively involving students, teachers, and families. the results show that
recycling, when applied as a pedagogical tool, strengthens environmental awareness and fosters the
acquisition of values such as responsibility and respect for the environment. likewise, it enhances waste
separation practices within institutions and motivates students to replicate what they have learned in
their homes and communities. in conclusion, the study demonstrates that environmental education,
when linked to the practice of recycling, becomes a formative experience that encourages active
participation, strengthens environmental culture, and contributes to the training of citizens committed
to sustainability and the common good.
Keywords: environmental education, recycling, solid waste, sustainability, educational institutions
Artículo recibido 02 agosto 2025
Aceptado para publicación: 29 septiembre 2025

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INTRODUCCION
El manejo inadecuado de los residuos sólidos constituye uno de los principales problemas ambientales
en las sociedades contemporáneas, ya que afecta la salud humana, deteriora los ecosistemas y
profundiza la crisis climática (Leff, 2004). En el contexto escolar, esta problemática adquiere una
dimensión particular, pues la escuela, además de ser un espacio de formación académica, es un
escenario privilegiado para la construcción de valores, hábitos y prácticas orientadas hacia la
sostenibilidad (Novo, 2009). De ahí que el reciclaje no solo se conciba como una acción técnica de
separación de residuos, sino como una estrategia pedagógica que permite a niños y niñas comprender,
vivenciar y apropiar la importancia del cuidado del entorno. En este contexto, la escuela, como espacio
de formación integral, se convierte en un escenario estratégico para abordar esta problemática y para
sembrar desde la infancia hábitos de consumo y disposición más sostenibles.
La importancia de trabajar este tema en escenarios escolares se justifica en la posibilidad de formar una
conciencia ambiental desde edades tempranas. Tal como plantea Novo (2009), la educación ambiental
no debe limitarse a transmitir información, sino que debe orientarse hacia la transformación de actitudes
y comportamientos. En esta línea, el reciclaje, entendido como una práctica pedagógica, ofrece a los
estudiantes experiencias significativas que conectan la teoría con la acción y que facilitan la
construcción de una cultura de corresponsabilidad ambiental. De esta manera, lo que se aprende en el
aula se proyecta a las familias y comunidades, contribuyendo a un impacto social más amplio. En la
misma línea, Aguilar e Iza (2009) destacan que reciclar no solo preserva los recursos naturales, sino
que también evita la tala indiscriminada de árboles y disminuye la contaminación del aire, el agua y el
suelo. Estas perspectivas teóricas encuentran sustento en experiencias desarrolladas en el ámbito
escolar. En Colombia, por ejemplo, Durán (2022) implementó la propuesta Reciclando ando con
estudiantes de noveno grado en la Institución Educativa El Aserrío, Norte de Santander, logrando un
cambio actitudinal significativo mediante la separación y reutilización consciente de residuos sólidos.
De forma complementaria, Prieto (2018) evidenció que el reciclaje, incorporado a actividades artísticas
con niños de pre-jardín en el hogar comunitario Huellitas Mágicas, sensibilizó tanto a estudiantes como
a docentes y familias, demostrando el potencial creativo y pedagógico del reciclaje como estrategia de
transformación cultural y ambiental.

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Estas experiencias, enmarcadas en metodologías de investigación acción, demuestran que el reciclaje
en contextos escolares no es un ejercicio técnico aislado, sino un proceso formativo integral que
combina valores, creatividad y conciencia ambiental, consolidando aprendizajes significativos y
fomentando una cultura de sostenibilidad.
No obstante, la implementación del reciclaje como propuesta pedagógica enfrenta diversos obstáculos
que requieren ser comprendidos y atendidos si se busca consolidar una cultura ambiental efectiva en
escenarios escolares. Como señala Gutiérrez y Pozo (2016), uno de los principales desafíos radica en la
falta de sensibilización y conocimiento de los actores educativos, lo que limita la apropiación de las
prácticas de reciclaje y las reduce a acciones aisladas sin continuidad en el tiempo. A esta limitación se
suma la escasez de infraestructura básica, como recipientes diferenciados, puntos de acopio o rutas de
recolección escolar, factores que, según Leff (2000), reflejan la distancia entre el discurso pedagógico
y las condiciones materiales que permiten concretar la educación ambiental en la práctica.
La desmotivación estudiantil también constituye un reto, pues las metodologías tradicionales, centradas
en la transmisión de información, suelen carecer de atractivo para los estudiantes. Tal como advierte
Novo (2009), la educación ambiental debe trascender lo meramente informativo y convertirse en un
proceso de transformación de actitudes, donde los estudiantes se reconozcan como agentes activos de
cambio. En este sentido, la integración del reciclaje a las dinámicas escolares desde enfoques
innovadores —vinculando el arte, la experimentación científica y el trabajo colaborativo— permite,
como sostienen Espinel y Alcívar (2024), generar experiencias significativas que potencian la
creatividad, la responsabilidad y el compromiso ambiental en los estudiantes.
De igual manera, se hace indispensable fortalecer la articulación de los Proyectos Pedagógicos
Transversales (PPT) con las propuestas de educación ambiental, garantizando que el reciclaje se asuma
como un eje transversal en la formación integral. Al respecto, Sauvé (2005) plantea que la educación
ambiental debe ser un proceso continuo, interdisciplinario y contextualizado, capaz de transformar no
solo los comportamientos individuales, sino también las dinámicas colectivas de las comunidades
educativas. Superar estos retos, por tanto, permitirá que el reciclaje deje de ser concebido como una
acción puntual o episódica para consolidarse en una estrategia pedagógica transformadora que incida

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en el manejo de los residuos sólidos y que, además, contribuya a la construcción de valores ecológicos,
conciencia ciudadana y responsabilidad social.
El estudio se realizó en una institución que se encuentra ubicada en el municipio de Bello - Antioquia,
barrio el mirador. Atiende una población aproximada de 1150 estudiantes, en jornadas mañana y tarde
desde el grado preescolar hasta el grado undécimo. Su espacio es totalmente pavimentado, no cuenta
con zonas verdes excepto a las afueras de la institución, no cuenta con ningún programa o prácticas de
reciclaje, donde se recoge en horas de descanso cantidad considerable de botellas plásticas.
En la institución educativa, se identificó que las canecas dispuestas para la separación —blanca, verde
y negra— resultan insuficientes frente al número de estudiantes. Además, la mayoría desconoce su
funcionalidad, lo que ocasiona que los desechos sean depositados de manera revuelta sin realizar
ninguna clasificación. Esta situación refleja una brecha entre la disponibilidad de recursos materiales y
la apropiación pedagógica de su uso. Como lo advierte Leff (2004), los procesos de educación ambiental
no se reducen a la instalación de infraestructura, sino que requieren de una apropiación cultural y
formativa que dé sentido a la práctica.
De manera complementaria, se evidencia que la formación docente en torno al reciclaje presenta un
carácter heterogéneo: algunos educadores poseen nociones básicas y muestran interés en el tema,
mientras que otros lo abordan de forma limitada. Si bien esto da cuenta de esfuerzos individuales,
también pone en evidencia vacíos en la capacitación y, sobre todo, la falta de liderazgo institucional
para dinamizar proyectos ambientales de manera articulada y sostenida. En línea con lo planteado por
Sauvé (2004), la educación ambiental requiere de docentes no solo informados, sino empoderados como
mediadores críticos capaces de guiar a los estudiantes en la construcción de prácticas transformadoras.
Asimismo, se constató que la institución carece de puntos ecológicos y estaciones de reciclaje que
permitan dar continuidad a los procesos de separación. Los residuos reciclables, como botellas, papel o
cartón, terminan mezclados con la basura general, lo cual anula cualquier iniciativa previa de
clasificación y genera en los estudiantes una percepción de incoherencia entre lo que se enseña y lo que
realmente ocurre. La falta de articulación con recicladores de oficio o con programas municipales
refuerza esta problemática, debilitando la posibilidad de que el reciclaje se convierta en una experiencia
significativa de aprendizaje.

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Como afirman Gutiérrez y Pozo (2016), la efectividad de la educación ambiental escolar depende de la
conexión con las dinámicas sociales y comunitarias que permitan trascender el aula hacia la vida
cotidiana.
Este panorama reafirma el propósito central de la investigación: analizar el reciclaje como práctica
pedagógica en contextos escolares, con el fin de identificar su potencial formativo en la gestión
responsable de los residuos sólidos, promover la participación activa de la comunidad educativa y
consolidar hábitos sostenibles que contribuyan a la construcción de una cultura de cuidado ambiental.
Superar las limitaciones encontradas en infraestructura, formación docente y articulación institucional
es condición necesaria para que el reciclaje trascienda de ser una acción aislada a convertirse en un eje
pedagógico transformador, coherente con lo planteado por la UNESCO (2017) en relación con la
necesidad de promover proyectos educativos integrales enmarcados en los Objetivos de Desarrollo
Sostenible.
METODOLOGIA
La metodología adoptada en esta investigación se enmarca en un enfoque cualitativo, orientado a
comprender e interpretar las percepciones, prácticas y significados que la comunidad educativa de una
institución de Bello, Antioquia, atribuye al manejo de los residuos sólidos y al reciclaje como práctica
pedagógica. Este enfoque resulta pertinente porque, como afirman Flick (2015) y Denzin y Lincoln
(2018), la investigación cualitativa permite explorar los fenómenos sociales desde la perspectiva de los
propios actores, generando un conocimiento situado que otorga sentido a las experiencias vividas. En
este caso, comprender cómo estudiantes, docentes y familias conciben y practican el reciclaje requiere
un acercamiento interpretativo que trascienda las cifras y estadísticas, adentrándose en los significados
culturales y educativos que se construyen en torno a esta práctica.
El carácter descriptivo del estudio se justifica en tanto busca detallar cómo se manifiesta la problemática
del manejo inadecuado de residuos sólidos en el contexto escolar, identificando las actitudes, dinámicas
y costumbres que influyen en ella. Según Hernández, Fernández y Baptista (2014), los estudios
descriptivos permiten caracterizar fenómenos y poblaciones con precisión, ofreciendo una base sólida
para proponer soluciones.

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En este sentido, describir las prácticas de consumo, los hábitos de disposición de residuos y las
percepciones ambientales de la comunidad educativa constituye un paso fundamental para diseñar
estrategias pedagógicas viables.
El diseño de investigación-acción se convierte en la estrategia más idónea, dado que no se limita a
observar la realidad, sino que busca transformarla mediante la participación activa de los actores
involucrados. Kemmis y McTaggart (1988) señalan que la investigación-acción se desarrolla en un
proceso cíclico de diagnóstico, planificación, acción, observación y reflexión, lo cual garantiza una
mejora continua y una apropiación colectiva de los resultados. En el ámbito educativo, Elliot (1993)
refuerza esta visión al afirmar que la investigación-acción favorece la innovación pedagógica al
involucrar a los docentes y estudiantes en la construcción de alternativas contextualizadas. En este
proyecto, el carácter participativo implicó que los actores de la comunidad educativa no fueran meros
informantes, sino protagonistas en la creación de propuestas para el reciclaje escolar, fortaleciendo así
su sentido de corresponsabilidad ambiental.
En coherencia con este enfoque, se recurrió a técnicas cualitativas de recolección de información que
facilitaron un acercamiento integral a las percepciones y prácticas cotidianas relacionadas con el
reciclaje. Las entrevistas semiestructuradas permitieron recoger testimonios en profundidad de docentes
y padres de familia, generando un diálogo abierto en el que emergieron sus experiencias y valoraciones.
De acuerdo con Kvale (2011), este tipo de entrevistas ofrece flexibilidad para indagar aspectos
relevantes sin perder el hilo conductor de los objetivos de la investigación. Los grupos focales, por su
parte, se aplicaron con los estudiantes de segundo grado, generando un espacio de conversación
colectiva en el que afloraron percepciones compartidas y divergentes sobre el reciclaje, lo cual permitió
identificar dinámicas de grupo y posibles motivaciones. Como sostienen Krueger y Casey (2015), los
grupos focales enriquecen el análisis al posibilitar la interacción social entre los participantes.
Finalmente, la observación participante se utilizó como estrategia para registrar las prácticas cotidianas
dentro de la institución, vinculando lo que los actores dicen con lo que efectivamente hacen, siguiendo
la recomendación de Angrosino (2012) sobre la importancia de contrastar discursos y prácticas.
La población objetivo abarcó a toda la comunidad educativa; sin embargo, la muestra se delimitó
estratégicamente a estudiantes de segundo grado, docentes de áreas clave y padres de familia

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directamente vinculados con las dinámicas escolares. Esta selección responde a un criterio de relevancia
y no de representatividad estadística, pues en la investigación cualitativa se privilegia la profundidad
sobre la amplitud (Patton, 2015). Los estudiantes de segundo grado fueron priorizados por encontrarse
en una etapa clave de formación de hábitos y valores, donde el aprendizaje experiencial cobra especial
relevancia. Los docentes, en tanto mediadores pedagógicos, desempeñan un papel central en la
incorporación del reciclaje en las prácticas de aula. Los padres, finalmente, resultan fundamentales
como agentes de réplica, ya que pueden trasladar los aprendizajes escolares al entorno familiar y
comunitario, contribuyendo a la consolidación de una cultura ambiental.
El análisis de la información se realizó a partir de categorías previamente definidas, que integran cuatro
ejes fundamentales: la educación ambiental escolar, el impacto del reciclaje en el medio ambiente, su
potencial pedagógico y el manejo adecuado de los residuos sólidos en la institución. Este procedimiento
se fundamenta en lo señalado por Strauss y Corbin (2002), quienes destacan la utilidad de las categorías
como herramientas para organizar y dar coherencia al análisis cualitativo. La categorización, además
de facilitar la sistematización de la información, garantizó la posibilidad de replicar el procedimiento
en otros contextos escolares con problemáticas similares, lo que otorga a la investigación un carácter
transferible.
Es importante resaltar que la metodología empleada se distingue por su rigor y coherencia interna, en
tanto cada decisión metodológica está directamente orientada al objetivo central de implementar el
reciclaje como estrategia pedagógica para la gestión de residuos sólidos. Dicho rigor se garantiza
mediante la triangulación de técnicas y actores, recurso que fortalece la validez y la confiabilidad de los
hallazgos, en concordancia con lo planteado por Denzin (1978). De esta manera, el proyecto trasciende
la mera descripción de prácticas aisladas y se configura como un proceso formativo integral,
encaminado a consolidar valores, conocimientos y hábitos en los participantes, contribuyendo así a la
formación de ciudadanos críticos, responsables y comprometidos con el desarrollo sostenible. En suma,
la metodología cualitativa adoptada, sustentada en el diseño de investigación-acción y apoyada en un
conjunto de técnicas coherentes con los objetivos, permite no solo comprender el fenómeno del reciclaje
en el ámbito escolar, sino también incidir directamente en la transformación de la realidad educativa.

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Tal como afirman Leff (2000) y Sauvé (2005), la educación ambiental solo cobra sentido cuando se
vincula a la acción y a la construcción colectiva de alternativas. En esta línea, la metodología de este
estudio se constituye no solo en una herramienta de indagación académica, sino también en una apuesta
formativa que contribuye a fortalecer la cultura de sostenibilidad en las comunidades educativas.
RESULTADOS
Cumplimiento del objetivo de investigación
Los resultados obtenidos permiten afirmar que el objetivo planteado en esta investigación se cumplió
de manera satisfactoria, en tanto se logró reconocer con claridad las percepciones y prácticas de
estudiantes, docentes y padres de familia frente al reciclaje, al mismo tiempo que se identificaron los
obstáculos institucionales que limitan la sostenibilidad de estas iniciativas. Este hallazgo confirma lo
señalado por Novo (2009), quien sostiene que la educación ambiental, cuando se articula de manera
transversal al currículo, se convierte en un eje de transformación social y cultural. De hecho, el potencial
del reciclaje como estrategia pedagógica se reafirma no solo en la dimensión ambiental, sino también
en la formación axiológica de los participantes, al promover valores como la responsabilidad, la
solidaridad y el compromiso ciudadano.
Sin embargo, el cumplimiento del objetivo no debe entenderse como un punto de llegada, sino como
una base sobre la cual se hace necesario profundizar en las tensiones entre el discurso institucional y
las prácticas reales de manejo de residuos. Tal como advierte Sauvé (2010), los proyectos de educación
ambiental corren el riesgo de fragmentarse o diluirse cuando no se logran sostener en el tiempo mediante
estrategias pedagógicas innovadoras y participativas. En este sentido, la experiencia descrita invita a
reflexionar sobre la urgencia de diseñar propuestas que superen la visión instrumental del reciclaje y lo
integren como un componente esencial de la cultura escolar, en sintonía con lo que plantea Leff (2004)
al destacar la importancia de construir racionalidades ambientales críticas dentro de los procesos
educativos.
De igual modo, este estudio pone en evidencia la necesidad de fortalecer la articulación de los Proyectos
Pedagógicos Transversales (PPT) con la educación ambiental, lo cual no solo posibilita mayor
coherencia en las prácticas escolares, sino que también amplía su impacto hacia la comunidad,
transformando la institución educativa en un verdadero agente de cambio.

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En consecuencia, se abre un horizonte de investigación y acción que trasciende lo descriptivo,
apuntando a consolidar prácticas pedagógicas sostenibles que integren la dimensión ecológica, social y
ética, y que se constituyan en referentes para otros contextos educativos.
Percepciones y prácticas de la comunidad educativa
Los hallazgos revelaron que los estudiantes de grado segundo lograron identificar los tipos de residuos
y comprendieron la importancia de separarlos adecuadamente. Este aprendizaje resulta relevante si se
considera que se trata de niños de entre 7 y 9 años, en pleno proceso de formación de hábitos, donde las
prácticas escolares tienen un impacto directo en sus rutinas cotidianas. Algunos incluso manifestaron
haber replicado en sus hogares lo aprendido en el aula, lo cual confirma el efecto multiplicador de las
experiencias escolares (Vega & González, 2017).
En cuanto a los padres, se identificaron posturas heterogéneas frente al reciclaje. Mientras algunos
reconocieron la importancia de estas prácticas, otros señalaron limitaciones asociadas a condiciones
socioeconómicas, falta de tiempo y desconocimiento sobre rutas locales de aprovechamiento. Este
hallazgo coincide con lo planteado por Sauvé (2004), quien sostiene que la educación ambiental debe
ser situada, es decir, diseñada en coherencia con las realidades de las comunidades y sus posibilidades
concretas.
Por su parte, los docentes expresaron una disposición favorable hacia el reciclaje, pero también
manifestaron vacíos en su formación para integrar estas prácticas de manera transversal al currículo.
Esta situación refuerza lo planteado por Capra (2006), quien señala que la educación para la
sostenibilidad requiere un pensamiento sistémico que permita articular los contenidos de diferentes
áreas alrededor de problemas reales.
Obstáculos institucionales y brecha entre discurso y práctica
Uno de los hallazgos más significativos de la investigación fue la identificación de barreras estructurales
que dificultan la consolidación del reciclaje como práctica escolar permanente. Entre ellas se destacan
la falta de infraestructura adecuada para la disposición de residuos, la ausencia de políticas
institucionales claras y la discontinuidad de los programas ambientales, que suelen depender de
proyectos temporales o de la motivación individual de algunos docentes.

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La contradicción más evidente se encuentra en que, aunque los estudiantes aprenden a clasificar
residuos, la ausencia de rutas externas de aprovechamiento hace que el material separado termine
mezclado con los desechos generales. Esta situación genera frustración y pone en riesgo la
sostenibilidad de los aprendizajes, evidenciando una brecha entre lo que se enseña y lo que realmente
se practica.
Leff (2004) advierte que la crisis ambiental no puede resolverse mediante acciones aisladas, sino a partir
de transformaciones estructurales que articulen escuela, comunidad y políticas públicas. Los resultados
de esta investigación confirman dicha premisa, al mostrar que la falta de coherencia institucional
constituye una limitación para consolidar la educación ambiental en contextos escolares.
La voz de los actores como novedad científica
Un aporte central de este estudio radica en la incorporación de la voz de los distintos actores de la
comunidad educativa en la construcción de una propuesta pedagógica contextualizada. A diferencia de
investigaciones que abordan el reciclaje desde un enfoque meramente descriptivo, esta investigación
puso en el centro las percepciones, emociones y dificultades expresadas por los participantes.
Los estudiantes, por ejemplo, no solo aprendieron a separar residuos, sino que manifestaron orgullo al
sentirse “guardianes del planeta”, evidenciando la dimensión afectiva de la educación ambiental. Los
padres, por su parte, expresaron tensiones entre el deseo de apoyar a sus hijos y las limitaciones
cotidianas para implementar prácticas sostenibles en el hogar. Finalmente, los docentes destacaron la
necesidad de un acompañamiento institucional que les permita trascender las iniciativas individuales y
generar procesos colectivos de mayor impacto.
Este enfoque participativo se relaciona con la perspectiva de la investigación-acción planteada por
Kemmis y McTaggart (1988), quienes sostienen que la producción de conocimiento debe estar
acompañada de procesos de transformación en beneficio de quienes participan. En este caso, la
investigación no solo permitió describir la problemática del reciclaje en la escuela, sino que abrió
caminos de acción para transformar la práctica educativa desde lo cotidiano.
Implicaciones teóricas: coherencia institucional y formación docente
Desde un enfoque teórico, los hallazgos de esta investigación confirman que la efectividad de la
educación ambiental depende en gran medida de la coherencia institucional y de la formación docente.

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La escuela, como institución social, no puede limitarse a transmitir conocimientos teóricos, sino que
debe convertirse en un escenario ejemplar en la gestión ambiental, integrando prácticas sostenibles en
su cotidianidad. Tal como señalan Gutiérrez y Pozo (2016), el impacto de los procesos de educación
ambiental se ve limitado cuando no existen políticas internas claras, estructuras de gestión coherentes
ni programas pedagógicos sostenidos en el tiempo. De ahí que la institucionalización de estas prácticas
sea un requisito indispensable para garantizar la permanencia y efectividad de las propuestas de reciclaje
en el ámbito escolar.
En relación con la formación docente, los resultados ponen de manifiesto la urgencia de fortalecer
procesos de capacitación que no se centren únicamente en contenidos ambientales, sino que integren la
pedagogía ambiental, el diseño de estrategias interdisciplinarias y el uso de herramientas didácticas
innovadoras que faciliten la inclusión del reciclaje en distintas áreas del conocimiento. Esta necesidad
se vincula con la perspectiva de Capra (2006), quien advierte que la sostenibilidad educativa requiere
superar la fragmentación disciplinar propia del modelo escolar tradicional, para avanzar hacia un
pensamiento sistémico capaz de relacionar los aprendizajes con problemáticas reales y contextuales.
En este sentido, la educación ambiental en torno al reciclaje no puede entenderse como un eje aislado
o accesorio, sino como una práctica pedagógica transversal que articula dimensiones cognitivas, éticas
y sociales. Ello implica que los docentes no solo sean facilitadores de conocimiento, sino también
agentes de cambio capaces de orientar a los estudiantes en la construcción de valores, actitudes y
comportamientos responsables frente al ambiente. Así, la coherencia institucional y la formación
docente se convierten en pilares fundamentales para consolidar una cultura escolar sostenible, en la que
el reciclaje no sea una actividad eventual, sino un componente estructural del proyecto educativo.
Aplicaciones prácticas y proyección comunitaria
Los resultados de esta investigación refuerzan la urgencia de diseñar proyectos escolares de reciclaje
que trasciendan el ámbito institucional y logren vincular activamente tanto a las familias como a aliados
externos. La experiencia mostró que la participación de los padres, aunque parcial, generó en los niños
un mayor nivel de motivación y, sobre todo, coherencia entre lo aprendido en la escuela y lo practicado
en el hogar.

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Este hallazgo confirma lo planteado por Bronfenbrenner (1987), quien sostiene que los procesos
educativos se fortalecen cuando se articulan los diferentes entornos de socialización de los niños, en
particular la escuela y la familia, pues ello asegura mayor continuidad en la formación de valores y
hábitos. Asimismo, se identificó la necesidad de establecer alianzas estratégicas con empresas de
reciclaje, organizaciones comunitarias y administraciones municipales, de manera que los esfuerzos
escolares encuentren continuidad en los sistemas locales de gestión de residuos. De no ser así, el
reciclaje escolar corre el riesgo de convertirse en una práctica meramente simbólica, con escaso impacto
real sobre la problemática ambiental. En esta línea, Sauvé (2010) advierte que la educación ambiental
no puede reducirse a actividades aisladas, sino que requiere procesos integrales de colaboración entre
escuela, comunidad y actores sociales, capaces de garantizar la sostenibilidad de las iniciativas.
En este sentido, la escuela puede consolidarse como un laboratorio vivo de sostenibilidad, donde los
estudiantes tengan la posibilidad de comprobar que sus acciones tienen consecuencias concretas en el
entorno inmediato y en la comunidad. Esta perspectiva se encuentra en consonancia con lo planteado
por Novo (2009), quien resalta que la educación ambiental debe trascender las aulas para convertirse
en un motor de transformación social y comunitaria. Así, integrar familias y aliados externos no solo
amplía el alcance de los proyectos escolares de reciclaje, sino que también contribuye a cimentar una
cultura ambiental sólida, basada en la corresponsabilidad y la acción colectiva.
Pertinencia de la investigación y proyección futura
Finalmente, la pertinencia de este trabajo se justifica en tanto aporta a la construcción de una cultura
ecológica tanto en la escuela como en la comunidad, alineándose con los Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ODS) propuestos por la ONU. En particular, se relaciona con el ODS 4 (educación de
calidad), que reconoce la importancia de una formación integral para la vida, y con el ODS 12
(producción y consumo responsables), que promueve la reducción de desechos y el aprovechamiento
de recursos mediante prácticas sostenibles. Estos vínculos demuestran que la investigación no solo
responde a una necesidad local, sino que se inserta en una agenda global de sostenibilidad.
Asimismo, se articula con los planteamientos de la UNESCO (2017), que destacan la necesidad de
impulsar alianzas estratégicas en los procesos educativos orientados a la sostenibilidad, ya que los
desafíos ambientales actuales requieren respuestas colectivas y colaborativas.

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Desde esta perspectiva, la educación ambiental basada en el reciclaje se convierte en un espacio de
convergencia entre escuela, familias, instituciones gubernamentales y sector privado, generando
sinergias que fortalecen el impacto de las prácticas escolares.
El estudio también abre líneas de prospectiva que apuntan a consolidar la educación ambiental como
eje estructural del currículo. Entre ellas, se resalta la importancia de fortalecer la formación docente en
estrategias pedagógicas innovadoras, garantizar la coherencia institucional mediante políticas claras y
sostenidas, e involucrar activamente a las familias, reconociendo su papel como agentes multiplicadores
de hábitos sostenibles. Al mismo tiempo, se plantea la necesidad de consolidar proyectos de reciclaje
que no se reduzcan a actividades puntuales, sino que se integren como ejes transversales de la formación
en valores, ciudadanía y sostenibilidad.
De esta manera, la escuela puede consolidarse como un espacio de innovación ambiental y de
construcción de ciudadanía comprometida con el cuidado de la vida en todas sus formas. Esto coincide
con lo que señala Tilbury (2011), quien sostiene que la educación para el desarrollo sostenible tiene el
potencial de empoderar a los estudiantes como agentes de cambio social y ambiental. En consecuencia,
el trabajo aquí presentado no solo demuestra su relevancia teórica y pedagógica, sino que también
proyecta su pertinencia práctica en la construcción de comunidades más responsables, conscientes y
solidarias frente a los retos ambientales del presente y del futuro.
CONCLUSIONES
Un aporte relevante de este estudio consiste en haber otorgado protagonismo a las voces de los actores
de la comunidad educativa. Los estudiantes expresaron orgullo y sentido de pertenencia frente al
cuidado ambiental, los padres evidenciaron el reto de equilibrar su deseo de acompañar a sus hijos con
las dificultades de la vida cotidiana, y los docentes resaltaron la necesidad de mayor respaldo
institucional. Esta perspectiva participativa representa un avance científico, ya que supera los enfoques
centrados únicamente en la descripción y reconoce la dimensión afectiva, social y pedagógica de la
educación ambiental (Kemmis & McTaggart, 1988).
Al mismo tiempo, se hizo evidente una contradicción entre lo que la institución promueve en el discurso
y lo que ocurre en la práctica diaria. Aunque los estudiantes adquieren aprendizajes sobre la separación
de residuos, la falta de infraestructura, de rutas de recolección adecuadas y de políticas claras provoca

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que el material reciclado se mezcle con la basura general. Esta situación genera desmotivación y pone
en riesgo la permanencia de los aprendizajes, lo cual coincide con lo planteado por Leff (2004), quien
sostiene que los cambios ambientales requieren transformaciones profundas que integren escuela,
comunidad y políticas públicas.
Desde el plano teórico, los hallazgos refuerzan la idea de que la educación ambiental solo puede ser
efectiva si existe coherencia institucional y un compromiso con la formación docente (Capra, 2006;
Gutiérrez & Pozo, 2016). Una escuela que no aplica lo que enseña pierde legitimidad educativa. De allí
surge la necesidad de políticas escolares sólidas y programas de capacitación docente que promuevan
el pensamiento sistémico y el diseño de estrategias innovadoras que aseguren la transversalidad del
reciclaje en el currículo escolar.
En cuanto al plano práctico, se resalta la importancia de la familia y de los aliados externos como actores
claves para garantizar la sostenibilidad de estas iniciativas. El estudio confirma que la interacción entre
escuela, hogar y comunidad potencia la formación de hábitos responsables (Bronfenbrenner, 1987;
Sauvé, 2010). En esa misma línea, se subraya la urgencia de establecer vínculos con empresas de
reciclaje, organizaciones sociales y entes gubernamentales que aseguren continuidad en los procesos,
evitando que las acciones escolares queden reducidas a lo simbólico.
Finalmente, este trabajo cobra pertinencia al vincularse con la agenda internacional de sostenibilidad,
en particular con los Objetivos de Desarrollo Sostenible 4 y 12. Más allá de atender una problemática
local, la propuesta ofrece un marco pedagógico aplicable a otros contextos educativos, consolidando la
educación ambiental como eje transversal del currículo. De esta manera, la escuela se reafirma como
un espacio central de innovación y transformación cultural, con la capacidad de formar ciudadanos
críticos, responsables y comprometidos con la protección de la vida en todas sus formas (Tilbury, 2011).
En síntesis, el reciclaje en contextos escolares debe asumirse como una estrategia pedagógica integral
que articula saberes, valores y acciones. Superar las barreras institucionales, fortalecer la capacitación
docente, fomentar la participación de las familias y establecer alianzas externas son pasos esenciales
para convertir estas experiencias en verdaderos procesos de sostenibilidad y construcción de ciudadanía
ambiental.

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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Aguilar Rojas, C., & Iza, D. (2009). Manual de educación ambiental: Estrategias para el manejo
adecuado de residuos sólidos. Quito: Editorial Abya-Yala.
Capra, F. (2006). La trama de la vida: una nueva perspectiva de los sistemas vivos. Anagrama.
Durán Escobar, T., & Arnulfo, R. (2022). Estrategia pedagógica para manejar adecuadamente residuos
sólidos en estudiantes de noveno de la Institución Educativa El Aserrío, municipio de Teorama,
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