CULTURA MÉDICA:
UN TRAYECTO PORSUS DIVERSAS
ETAPAS HISTÓRICAS
MEDICAL CULTURE: A JOURNEY THROUGH
ITS VARIOUS HISTORICAL STAGES
Carolina Díaz Flores
Universidad Autónoma de Zacatecas, México

pág. 6155
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i5.19971
Cultura Médica: Un Trayecto por sus Diversas Etapas Históricas
Carolina Díaz Flores1
carolina_diaz_flores@live.com
https://orcid.org/0009-0001-7148-8109
Universidad Autónoma de Zacatecas UAZ
México
RESUMEN
Toda formación de nivel superior puede condicionar ciertas pautas de identidad y hábitos que son
asumidos por los estudiantes, tales elementos van desde conductas de salud, vestimenta, hasta
comportamientos dentro y fuera de los entornos escolares, los cuales pueden tener un impacto tanto en
su salud como en las relaciones sociales escolares y extra escolares. En el caso de la educación médica,
la cultura médica ha atravesado por diversos momentos históricos, que explican porqué en la educación
médica se presentan prevalencias elevadas de problemas de salud, sobre todo de naturaleza mental. Así
como, diversas dificultades en el proceso educativo derivados de la cultura médica dentro de las aulas
y de los entornos sanitarios a donde se extiende su formación (centros de salud, hospitales/escuela, entre
otros). El objetivo de la presente revisión bibliográfica fue dilucidar y ejemplificar, el cómo y porqué
(desde la visión histórica) en la educación médica prevalecen pautas de comportamiento y condiciones
de aprendizaje particulares.
Palabras clave: educación superior, educación médica, cultura médica
1 Autor principal
Correspondencia: carolina_diaz_flores@live.com

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Medical Culture: A Journey Through its Various Historical Stages
ABSTRACT
All higher education can influence certain identity patterns and habits that students adopt. These
elements range from health behaviors and dress, to behaviors inside and outside of school settings,
which can impact both their health and their social relationships at school and outside of school. In the
case of medical education, medical culture has undergone various historical moments, which explain
why medical education presents a high prevalence of health problems, especially mental health
problems. This also explains the various difficulties in the educational process derived from the medical
culture within the classroom and in the healthcare settings where medical training is provided (health
centers, hospitals/schools, among others). The objective of this bibliographic review was to elucidate
and exemplify how and why (from a historical perspective) particular behavioral patterns and learning
conditions prevail in medical education.
Keywords: higher education, medical education, medical culture
Artículo recibido 25 agosto 2025
Aceptado para publicación: 25 setiembre 2025

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INTRODUCCIÓN
Para el estudio de cualquier disciplina debe iniciarse por delimitar y reconocer ciertos conceptos y su
historia, a partir de los cuales se configura cada área del conocimiento, sin embargo, éstas definiciones
sufren cambios de acuerdo a las necesidades. Por ejemplo, el término de educación médica debe incluir
el contexto e impacto del educador, del alumno y de las instituciones educativas (si es el caso). En este
sentido, es necesario agregar que la educación médica tiene particularidades que la han mantenido
visible y al centro de la discusión de cómo se define y cómo se asocia con el imaginario social
(Izquierdo, 2019).
La educación médica como concepto se puede enfocar desde diferentes posturas y es necesario
considerar algunos elementos para una comprensión integral, para empezar la educación es un
fenómeno social, por lo tanto existe influencia de aspectos históricos, antropológicos, culturales,
administrativos, entre otros. Otro ámbito a considerar es que además de integrar la transmisión de
conocimientos, se incluye la adquisición de valores, emociones y posturas ideológicas que se han
consolidado como parte del quehacer del médico (Izquierdo, 2019).
Desde el punto de vista histórico, la relación entre la medicina y la educación médica, ha sido un proceso
heterogéneo, dinámico y que no se dio de manera uniforme, se puede iniciar este transcurso desde una
etapa primitiva hasta la etapa actual caracterizada por la era de la telemedicina y tecnología al servicio
de los sistemas sanitarios y educativos. En este recorrido existen variables pero también constantes, la
forma más sencilla (aunque no la única) de describir la historia de la educación médica es en orden
cronológico. Además, es pertinente considerar que el desarrollo de las ciencias y tecnologías médicas
no necesariamente se ha dado de forma sincrónica con el desarrollo de la educación médica, aunque es
indudable que existe influencia mutua (García, 1998).
La actividad de curar ha sido una piedra angular en la historia de nuestra especie y se comenzó a
consolidar a la par que la colaboración, las actitudes y estructuras sociales, pues la vida comunitaria
condicionó una inclinación por ayudar y cuidar a los sectores menos favorecidos entre los que se
incluyen los enfermos, poco a poco esta actividad se centró en ciertos individuos de la comunidad: así
nació la profesión médica.

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Este interés del humano por conocer el proceso salud – enfermedad, fue evolucionando a través de
tiempo y se generaron nuevas incógnitas como ¿qué se debe esperar del médico?, ¿cómo deben formarse
los médicos? y ¿qué actitudes y comportamientos son deseables en el médico para una adecuada
relación entre él y su entorno (los pacientes, pero también el resto de su sociedad)?. Tales dudas es
posible responderlas sólo si se considera el momento y el lugar del que se trate, estas condiciones
influyen en lo que se podría considerar como “cultura médica”, la cual es una entidad dinámica,
sociocultural y política que está presente en todas las etapas de la educación médica (Varela, 2004).
Antes de detallar dichas etapas históricas de la educación médica, es necesario mencionar que la
educación al ser un fenómeno social, está íntimamente vinculado a la cultura, la cual se puede definir
como un conjunto de normas de conducta, conocimientos y costumbres que tiene un determinando
colectivo. En específico la cultura médica se expresa y consolida desde la formación profesional y
explica algunos fenómenos que influyen sobre el proceso de enseñanza y aprendizaje de los saberes
curativos. Por ejemplificar uno de estos sucesos se puede partir del hecho de que el ejercicio de la
medicina ha sido paternalista en diferentes momentos históricos (incluido el actual), donde el médico
posee el poder (en nombre de la clínica) de preguntar sobre la vida privada, enseñar/corregir conductas
e incluso, juzgar el comportamiento de los individuos, obviamente bajo una justificación científica y
profesional. El paciente como contraparte, acude a exponer variados fenómenos de enfermedad que lo
desnudan frente a un desconocido (el médico) y no sólo en el sentido literal, sino metafórico también,
esta relación desigual ha permeado en la formación del médico (Pasqualini, 1998).
METODOLOGÍA
Se realizón un abordaje fenomenológico sobre la historia de la educación médica y la conformación de
la cultura médica actual, a través de una revisión bibliográfica en diferentes bases de datos como Google
Academics, EBSCO y Scopus. Con la finalidad de detectar y organizar las principales etapas históricas
que se consideran para describir a la evolución de la educación médica y sus implicaciones a nivel
cultural.

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RESULTADOS Y DISCUSIÓN
En este apartado se hará un recorrido histórico de diferentes etapas de la educación médica para
reconocer las características que se han heredado a la educación médica actual, desde cuestiones
disciplinares (¿Qué es y qué no es medicina?) hasta aspectos de comportamiento y deontológicos de la
profesión.
Etapa Primitiva (10.000 – 5.000 a.C.)
Una característica es que la formación médica no surge con las universidades o instituciones educativas,
pues el curar al ser una actividad milenaria e indivisible a la naturaleza humana, está presente desde que
el homo sapiens vivía en una etapa que se puede considerar como primitiva y la adquisición de
conocimientos curativos se limitaba a la experiencia propia, bajo un esquema de ensayo – error
(Martínez-Natera, 2007). Puede considerarse entonces, que la medicina es tan antigua como la propia
humanidad, pues las enfermedades han estado presentes desde la propia existencia de nuestra especie.
En esta etapa, no se contaba con un sistema de lectoescritura que permitiera comunicar los saberes
curativos, sin embargo, existen vestigios de prácticas curativas en la prehistoria como fracturas
consolidadas o herramientas ortopédicas para coadyuvar a la marcha. Durante esta etapa, la transmisión
de conocimiento médico era básicamente nula y los conocimientos se adquirían solo a través de la
experiencia propia o la imitación de otros miembros de la comunidad. (Caballero, 2003).
Antes de la siguiente etapa, la medicina así como su enseñanza fue el resultado de un pensamiento
mágico, religioso o una mezcla de ambos, donde se concebía a la enfermedad como el castigo de alguna
deidad o fuerza sobrenatural, que sancionaba los comportamientos inapropiados para los valores
vigentes a través de la enfermedad. Este pensamiento fue sustituido hasta la medicina hipocrática, a
través de la teoría humoral del proceso salud – enfermedad, a partir de este nuevo modelo para
comprender la medicina se inició un camino cada vez más científico y menos empírico, además la
enseñanza de la medicina se concentró en familias o en colectivo muy específicos (Lizaraso-Caparó &
Benavides-Zúñiga, 2018).
Etapa Artesanal y Familiar
Esta etapa histórica se inicia gracias al desarrollo de la agricultura, pues no solo fue posible que las
comunidades fueran cada vez más numerosas, sino que permitió que la distribución de tareas fuera un

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ejercicio con cada vez más pautas, de forma particular el ejercicio de curar se depositó en ciertos
individuos dependiendo de la cultura, en algunos lugares se podía centrar en un rey, sacerdote, chamán,
médico sacerdote, entre otros. Estos individuos regularmente tenían orígenes de alto poder político y/o
económico, solían adquirir sus conocimientos a través de lazos familiares (normalmente los padres
instruían a sus hijos). Cada cultura tuvo sus cualidades al respecto, una de las que más es emblemáticas
es la de Grecia con la medicina hipocrática, donde en el juramento del mismo nombre se hace evidente
la esencia de la enseñanza de medicina: la figura y el respeto por el maestro y sus descendientes
(extendida a sus alumnos) es la piedra angular (Martínez-Natera, 2007).
Delimitación / Institucionalización
Esta etapa inicia formalmente (y se corrobora gracias a testigos documentales) en Italia con el rey
Rogelio de Sicilia, quien hacia el año 1124 y reforzado por la aparición de universidades, determinó
que era necesaria la profesionalización de la ciencia médica, por lo que las regulaciones para el
estudiante y el docente, eran el comienzo del proceso de enseñanza. En este contexto se comienzan a
regular los contenidos disciplinares y se establece el papel del Estado frente a la formación de médicos.
La cualidad principal de esta etapa, es que el esquema tutelar, dogmático y oficial (Estado/clero) se
aprecia como hegemónico. A pesar de que en la edad media surgieron diversas universidades (la más
famosa de ellas la de Salerno en Italia o Montpellier en Francia) con ímpetu filosófico, el papel de la
iglesia continuó imponiéndose. En la primera de ellas, se estableció la duración de la formación del
médico, así como sus alcances respecto a ciertos oficios como los boticarios, que comenzaron a ser
vigilados por el médico en su quehacer profesional (Martínez-Natera, 2007).
Humanismo y Ciencia
A partir del siglo XVI, convergieron al menos tres circunstancias: el positivismo, la consolidación del
método científico y el debilitamiento de la hegemonía religiosa, estas condiciones permitieron a la
educación médica materializarse en academias, universidades y sociedades reales. Además, educación
médica superó las barreras áulicas cuando el área hospitalaria comenzó a ser parte del proceso de
enseñanza.

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En este contexto, ya en el siglo XVIII Herman Boerhaave, conocido como “el Maestro de Europa”,
tuvo un papel crucial al determinar un proceder sistemático tanto en la práctica médica como en la
educación médica, es decir, consolidó la aplicación del método científico para el proceso de enseñanza
(Hull, 1997).
Etapa de Laboratorio, especialización y subespecialización.
Esta etapa se formaliza en el siglo XX, el clínico es sustituido como maestro, por el investigador sobre
todo en ciencias básicas y preclínicas (biología, fisiología, propedéutica, etc.). Además, al educador se
le demanda no solo saber sobre la disciplina, sino profesionalizarse como profesor, así nacen los
médicos educadores de tiempo completo, incluso dejó de ser necesario que el médico ejerciera la
medicina para dedicarse a la educación médica. Un personaje que hacia 1920, resultó fundamental
para la educación médica fue Abraham Flexner, quien con el conocido “Informe Flexner”, establece
que la educación médica debe dividirse de manera clara en al menos dos etapas con escenarios
diferentes: la primera, la formación áulica frente al profesor; la segunda, formación en unidades de
salud, frente al paciente y al médico – maestro. Todavía en la actualidad, esta modalidad permea en el
diseño curricular de las escuelas de medicina (Vicedo Tomey, 2002).
Etapa Cibernética o Tecnológica
Es la etapa actual donde la tecnología influye tanto en las posibilidades del ejercicio de la medicina
como de la educación médica. La gran accesibilidad a grandes cantidades de información y la facilidad
para comunicarse a distancia, han modificado las formas de enseñar medicina, la característica principal
de esta etapa es que el maestro deja de ser el protagonista de la educación médica y se integra como un
facilitador o guía en un nuevo paradigma educativo: enseñanza – aprendizaje – generación de nuevo
conocimiento – actualización. Aún no existe una definición unánime de si este modelo de enseñanza da
resultados idóneos.
CONCLUSIONES
La educación médica es una disciplina con una historia tan antigua como la propia especie humana, ha
sufrido múltiples transformaciones y adaptaciones, sin embargo puede asegurarse que en la educación
médica siempre han permeado las relaciones de poder y las jerarquías.

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Por ejemplo, existen algunos estereotipos que se han mantenido a través de todas sus etapas históricas,
el curar se ha asociado a individuos con algún tipo de poder: sobrenatural, espiritual y/o intelectual. En
tiempos recientes se mantienen tales estereotipos, por ejemplo, Thomas Sydenham, recomendaba a sus
aprendices la lectura de El Quijote para resultar en buenos médicos, o William Osler (llamado por
algunos como el Hipócrates moderno), aseguraba que un estudiante de medicina que no sea culto al
inicio de su formación: no llegará a ser “ni culto, ni buen médico”. Esto hace evidente que la educación
médica ha implicado no sólo la adquisición de conocimientos o destrezas clínicas, sino la adquisición
de valores y comportamientos determinados (Upham, 1940).
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Caballero, H. F. (2003). Fundamentos sociológicos de la medicina primitiva: Academia Nal. de
Medicina.
García, O. E. S. (1998). Una visión histórica de la educación médica. Paper presented at the Anales de
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Hull, G. (1997). The influence of Herman Boerhaave. Journal of the Royal Society of Medicine, 90(9),
512-514.
Izquierdo, N. V. (2019). La Educación Médica: origen y evolución como ciencia. Revista Cubana de
Tecnología de la Salud, 10(1), 89-100.
Lizaraso-Caparó, F., & Benavides-Zúñiga, A. (2018). Ética médica. Horizonte Médico (Lima), 18(4),
4-8.
Martínez-Natera, O. C. (2007). The history of education in medicine. Revista Mexicana de
Anestesiología, 30(S1), 249-250.
Pasqualini, R. (1998). Cultura Médica. MEDICINA (Buenos Aires), 58, 239-247.
Upham, J. (1940). El adelanto en la enseñanza de la medicina. Boletín de la Oficina Sanitaria
Panamericana (OSP); 19 (2), feb. 1940.
Varela, A. S. (2004). Comentarios hipocráticos sobre cultura y saber médico: Ediciones Díaz de
Santos.
Vicedo Tomey, A. (2002). Abraham Flexner, pionero de la educación médica. Educación Médica
Superior, 16(2), 156-163.