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INTRODUCCIÓN
A nivel mundial, la hemorragia posparto constituye una gran problemática entre las emergencias
obstétricas, debido a que requiere una intervención inmediata y seguimiento continuo. Se estima que
anualmente ocurren 14 millones de hemorragias posparto a nivel mundial.(1) La hemorragia posparto
es una complicación grave definida como un sangrado ≥1000 mL en las primeras 24 horas tras el parto,
acompañado de hipovolemia.(2)
La hemorragia posparto es una emergencia médica con síntomas como taquicardia, hipotensión, valores
críticos de los gases en sangre, oliguria, coagulopatías, mareos y shock, entre otros.(3) El tratamiento
de primera línea incluye fármacos uterotónicos, masaje uterino y ácido tranexámico y otros de segunda
línea como procedimientos quirúrgicos como exploración de cavidades, histerectomía, entre otros.(4,5)
En 2024, México presentó una razón de muerte materna (RMM) del 26.1 defunciones por cada 100 mil
nacimientos, siendo la hemorragia posparto la segunda causa de muerte con 17.8%.(6)
Durante el embarazo, el útero se convierte en una zona altamente vascularizada, debido a que el flujo
sanguíneo llega a alcanzar hasta 700 mililitros por minuto, lo que representa un 10% del gasto cardiaco
total. En este sentido, la hemostasia se adapta para aumentar los factores de coagulación y disminuyendo
los anticoagulantes y fibrinolisis.(3,7)
La hemorragia posparto está asociada a las “4T”: tono (atonía uterina), trauma (desgarros), tejido
(retención placentaria) y trombina (trastornos de coagulación). Entre los factores de riesgo se
encuentran la corioamnionitis, parto prolongado, fibromas uterinos, macrosomía fetal y polihidramnios.
Además, la edad materna avanzada y los extremos de paridad son factores de riesgo adicionales.(8,9)
Durante el embarazo, trabajo de parto y parto, el volumen sanguíneo y la coagulación aumentan
mientras que los anticoagulantes y la fibrinólisis disminuyen. El fibrinógeno es una glicoproteína
sintetizada en el hígado y es indispensable para la formación del coágulo, los niveles normales de
fibrinógeno en el momento del parto oscilan entre 350 y 650 mg/dL, que es significativamente más alto
que en mujeres no embarazadas (200 a 450 mg/dL).(10,11)
Diversos estudios han mencionado que una caída por debajo de 200 mg/dL indicaría una alta
probabilidad de hemorragia postparto. Sin embargo, la sensibilidad de las pruebas de fibrinólisis en el
lugar de atención es demasiado baja y puede retrasar el tratamiento.