AUTOESTIMA Y PLATAFORMAS DIGITALES:
CONTINUIDADES Y EXACERBACIONES EN
ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS DE
COMUNICACIÓN
SELF-ESTEEM AND DIGITAL PLATFORMS:
CONTINUITIES AND EXACERBATIONS IN
UNIVERSITY COMMUNICATION STUDENTS
Jesús Yair Domínguez Salazar
Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo

pág. 7087
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i5.20095
Autoestima y Plataformas Digitales: Continuidades y Exacerbaciones en
Estudiantes Universitarios de Comunicación
Jesús Yair Domínguez Salazar1
do332621@uaeh.edu.mx
Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo
RESUMEN
Las plataformas digitales frecuentemente son señaladas como causantes de crisis de autoestima entre
jóvenes universitarios. Este artículo cuestiona ese discurso esencialista sobre la tecnología imaginando
que las plataformas no crean nuevos procesos psicosociales sino que exacerban dinámicas sociales que
siempre han existido en la construcción del yo. A partir de un estudio cualitativo basado en diez
entrevistas semiestructuradas con estudiantes de la Licenciatura en Comunicación de la Universidad
Autónoma del Estado de Hidalgo, se analizan tres hallazgos centrales desde la perspectiva del proceso
civilizatorio de Norbert Elias: 1) la fragmentación identitaria como adaptación a figuraciones digitales
complejas donde convergen múltiples audiencias, 2) la contradicción entre el discurso que minimiza la
importancia de métricas digitales y las prácticas que revelan dependencia de esa validación externa, y
3) el autocontrol preventivo como intensificación del proceso civilizatorio en entornos de vigilancia
ubicua. Los resultados obtenidos de esta investigación, entre otras cosas demuestran que las
plataformas digitales en el discurso histórico del siglo XXI representan una nueva configuración de
interdependencias sociales que exacerba mecanismos de autocontrol, pudor y regulación emocional
característicos del proceso civilizatorio eliasiano. La autoestima emerge así no como propiedad
individual sino como resultado de equilibrios de poder y reconocimiento dentro de figuraciones
digitales. El estudio contribuye a despatologizar y desmitificar las prácticas digitales juveniles
reconociendo que responden a procesos sociohistóricos de larga duración intensificados por la ruptura
de barreras espacio-temporales.
Palabras clave: autoestima, plataformas digitales, Norbert Elias, proceso civilizatorio, figuraciones
sociales, autocontrol
1 Autor principal
Correspondencia: do332621@uaeh.edu.mx

pág. 7088
Self-esteem and Digital Platforms: Continuities and Exacerbations in
University Communication Students
ABSTRACT
Digital platforms are frequently blamed for self-esteem crises among young university students. This
article challenges this essentialist discourse about technology by imagining that platforms do not create
new psychosocial processes but rather exacerbate social dynamics that have always existed in the
construction of the self. Based on a qualitative study based on ten semi-structured interviews with
students in the Bachelor's Degree in Communication at the Autonomous University of the State of
Hidalgo, three central findings are analyzed from the perspective of Norbert Elias's civilizing process:
1) identity fragmentation as an adaptation to complex digital figurations where multiple audiences
converge; 2) the contradiction between the discourse that minimizes the importance of digital metrics
and practices that reveal dependence on this external validation; and 3) preventive self-control as an
intensification of the civilizing process in environments of ubiquitous surveillance. The results of this
research, among other things, demonstrate that digital platforms in the historical discourse of the 21st
century represent a new configuration of social interdependencies that exacerbates mechanisms of self-
control, modesty, and emotional regulation characteristic of the Eliasian civilizing process. Self-esteem
thus emerges not as an individual property but as a result of balances of power and recognition within
digital representations. The study contributes to depathologizing and demystifying youth digital
practices by recognizing that they respond to long-standing sociohistorical processes intensified by the
breakdown of space-time barriers.
Keywords: self-esteem, digital platforms, Norbert Elias, civilizing process, social representations, self-
control
Artículo recibido 02 setiembre 2025
Aceptado para publicación: 29 setiembre 2025

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INTRODUCCIÓN
Las plataformas digitales como Facebook, Instagram, TikTok, X se han consolidado como espacios
centrales en la vida cotidiana de los jóvenes universitarios. Con frecuencia se observa que el debate
público las señala como las culpables de las crisis de autoestima, ansiedad y fragmentación identitaria
entre las nuevas generaciones. Sin embargo, esta perspectiva fundamentada en un juicio sustancialista
ignora una cuestión fundamental: ¿son las plataformas digitales las que crean estos fenómenos o
simplemente intensifican procesos sociales que siempre han existido?
Este artículo argumenta al mismo tiempo que pretende desmitificar que las plataformas digitales no
inventan la búsqueda de validación externa, la comparación social ni la fragmentación del yo. Estos
procesos son constitutivos de la construcción social de la identidad en cualquier contexto histórico. Lo
específico de las plataformas digitales radica en tres mecanismos que exacerban estas dinámicas: 1) la
ruptura de las barreras espacio-temporales que antes contenían la información social, 2) la
multiplicación y superposición de audiencias que obligan a fragmentar la presentación del yo, y 3) la
cuantificación explícita de la aprobación social mediante métricas públicas (likes, comentarios,
seguidores).
A partir de un estudio cualitativo con estudiantes de la Licenciatura en Comunicación de la Universidad
Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), la intención de esta investigación es explorar cómo estos
jóvenes construyen y gestionan su autoestima en relación con sus prácticas digitales. La elección de
esta población responde a su doble condición: son usuarios intensivos y, simultáneamente, productores
conscientes de contenido digital, lo que los convierte en sujetos privilegiados para observar
reflexivamente estas dinámicas.
Para ello, se plantea una pregunta que permita guiar dicha investigación ¿Cómo experimentan y
significan los estudiantes universitarios de comunicación la relación entre su autoestima y sus
prácticas en plataformas digitales? Específicamente: ¿qué continuidades y rupturas identifican entre
sus dinámicas de validación social offline y online?
Justificación de la investigación
Diversos investigadores han buscado diferentes correspondencias entre uso de plataformas digitales y
afectaciones a la salud mental juvenil (Bernal et al., 2025; Portillo et al., 2021).

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Sin embargo, este tipo de estudios todavía parecen encontrar distintos vacíos en la comprensión
profunda de cómo estos procesos son vividos, narrados y significados socialmente por las personas que
las utilizan diariamente. Más aún, por parte del discurso social existe una tendencia a patologizar y
mitificar las prácticas digitales juveniles sin reconocer las continuidades históricas con formas previas
de construcción identitaria.
Dentro de esta investigación se parte de una mirada sociológica que, permita situar las plataformas
digitales como escenarios exacerbadores de lógicas sociales ya existentes y discutidas por diversos
autores (Beck y Beck, 2003; Martín, 1991; Zabludovsky, 2013) desde antes que la humanidad tuviese
acceso a ellas. Esta perspectiva permite diseñar intervenciones educativas y políticas públicas más
efectivas, que atiendan las raíces sociales del fenómeno y no solo sus manifestaciones tecnológicas.
Estructura del artículo
El artículo se encuentra organizado en cuatro secciones. I) se presenta el marco teórico-conceptual
centrado en la postura teórica de Elias, complementado por Goffman y Bauman, II) se describe la
metodología basada en un enfoque cualitativo basado en entrevistas semiestructuradas; III) se analizan
tres hallazgos centrales emergentes del trabajo de campo, y por último, IV) se discuten las implicaciones
teóricas y prácticas de los resultados.
MARCO TEÓRICO-CONCEPTUAL
Figuraciones sociales y el proceso civilizatorio en entornos digitales
Desde una lectura psico-social Elias (1990, 1994, 1996, 2009) ofrece un marco conceptual central en el
desarrollo de este estudio. La postura teórica del proceso civilizatorio y el concepto de figuraciones
sociales permiten el análisis de la autoestima no como atributo psicológico individual sino como
resultado de un proceso social en el que convergen equilibrios de poder, interdependencias y
reconocimiento dentro de configuraciones sociales específicas.
Para Elias (1997, 2009a, 2009b), el proceso civilizatorio es un proceso histórico de larga duración
mediante el cual las sociedades occidentales han desarrollado formas cada vez más sofisticadas de
autocontrol emocional y corporal. Lo que en antaño se atribuía como un control externo ejercido por
instituciones sociales (Iglesia, Estado, familia) se interioriza progresivamente a través de la vergüenza

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y el pudor como autocontrol: los individuos aprenden a regular sus impulsos, emociones y presentación
pública anticipando las expectativas sociales.
Elias (2008) rechaza la dicotomía individuo-sociedad. Su concepto de figuraciones designa redes de
interdependencia donde los individuos están constituidos por sus relaciones con la otredad. La
autoestima, bajo esta lectura, no es una valoración aislada que los individuos realizan de sí mismos,
sino que se observa como el resultado de equilibrios de poder, reconocimiento y estatus dentro de las
figuraciones en las que participa. Como señala Elias (2008, 2009c), el individuo, solo existe en relación
con su otredad: la identidad personal se configura en función de las posiciones que se ocupa en
entramados relacionales.
Las plataformas digitales como nuevas figuraciones civilizatorias
Las plataformas digitales constituyen figuraciones contemporáneas que intensifican mecanismos del
proceso civilizatorio de tres maneras específicas:
1. Vigilancia ubicua y permanente: Elias (1996) demuestra que históricamente, el autocontrol se
ejercía ante audiencias específicas y temporales. Las plataformas digitales eliminan esta posibilidad
porque el contenido persiste indefinidamente y circula no solo más allá de la audiencia imaginada sino
con más rapidez. Esto exige en el individuo un autocontrol preventivo constante: regular el
comportamiento no solo es significado de cuidar la interacción ante quienes la observan en este
momento, sino ante todas las audiencias posibles en el futuro.
2. Convergencia de figuraciones: (Elias, 1990b, 1990a, 2008) mostró que la vida social tradicional se
encuentra segregada en diversos contextos: la familia, el trabajo, los amigos se encontraban en
figuraciones distintas en espacios-tiempos diferentes. Las plataformas digitales rompen totalmente con
esas segregaciones: familiares, profesores, amigos íntimos, conocidos casuales y desconocidos son
capaces de convivir en el mismo espacio digital, muchas veces incluso sin estar conectados, cuestión
que multiplica las demandas de autocontrol porque cada figuración tiene normas de comportamiento
específicas que ahora deben gestionarse tanto individual como simultáneamente.
3. Cuantificación del reconocimiento: El reconocimiento que el individuo tiene en la figuración social
siempre ha sido central para la autoestima, pero antes de las plataformas digitales operaba de manera
distinta (reputación, comentarios verbales).

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Las plataformas digitales cuantifican y visibilizan explícitamente el reconocimiento mediante métricas
públicas (likes, seguidores, comentarios). Esto intensifica la ansiedad por el poder dentro de la
figuración porque el fracaso en obtener validación se ha convertido en un escenario público y medible.
Por otro lado, Elias (2003) y Elias y Scotson (2016) señalan que, los equilibrios de poder entre
establecidos y marginados se reproducen en nuevas configuraciones. Dentro de las plataformas
digitales, quienes acumulan capital simbólico (seguidores, influencia) ocupan posiciones dominantes
que condicionan la autoestima de quienes no cuentan con esas métricas y aspiran a ese reconocimiento.
La presentación del yo en figuraciones digitales: Goffman revisitado
Por su parte, Goffman (1981) complementa la postura plasmada por Elias al ofrecer herramientas
microsociológicas para analizar cómo los individuos negocian su presentación en escenarios sociales
específicos. Gracias a su metáfora dramatúrgica —la vida social como teatro donde actuamos roles
según audiencia y contexto— se puede comprender las prácticas digitales.
Goffman (1981) distingue entre frontstage (región anterior donde se ejecuta la actuación pública) y
backstage (región posterior donde se prepara y descansa). Las plataformas digitales generalizan y
exacerban esta distinción: el backstage se ha convertido en el momento de selección de fotos, edición
de textos, borrado de publicaciones el cual ocurre de manera invisible, mientras que su producto se
presenta como frontstage permanente en los muros donde la otredad puede verlos y reaccionar ante él.
No obstante, desde la lectura eliasiana, lo que Goffman llama gestión de impresiones es aprehendido
como una manifestación del proceso civilizatorio: la interiorización del autocontrol que obliga a los
individuos a monitorear y ajustar constantemente su comportamiento ante la otredad. La diferencia es
que, en la postura de Elias la historización y sociologización de este proceso, ayuda a observarlo y
operacionalizarlo como un proceso no universal, sino como daño colateral de configuraciones sociales
específicas.
La fragmentación identitaria observada en los hallazgos puede interpretarse goffmanianamente como
competencia dramatúrgica (saber actuar en múltiples escenarios) o eliasianamente como navegación
de figuraciones complejas (gestionar interdependencias contradictorias). Ambas lecturas se
complementan.

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Identidad líquida y ansiedad en la modernidad tardía: Bauman
Por último, en una lectura distinta, Bauman (2017, 2018) ofrece un diagnóstico del contexto histórico
donde emergen estas prácticas. En la modernidad líquida, las estructuras sociales solidas que en el
antiguo régimen proporcionaban a los individuos identidades estables en donde la clase, la profesión y
la comunidad, por mencionar algunas, se han vuelto fluidas y sobre todo inestables. La identidad, desde
la lectura de Bauman (2018), deja de ser un producto heredado para convertirse en un proyecto
biográfico que cada individuo debe construir y reconstruir día a día.
La autoestima, en este marco, en ese proyecto de autoingeniería simbólica es un indicador del éxito o
fracaso. Las plataformas digitales vistas en esta investigación como una vitrina de exposición social
obligan a los individuos a buscar la constante renovación con el afán de mostrar a la otredad contenido
nuevo que tiene como objetivo convertirse en un capital simbólico, que, a su vez, se convierte en likes
y seguidores.
La liquidez baumaniana puede entenderse como una fase específica del proceso civilizatorio propuesto
por Elias donde las interdependencias en los entramados sociales se han vuelto tan complejas,
globalizadas y aceleradas que los individuos experimentan mayor incertidumbre sobre sus posiciones
en las figuraciones sociales. La ansiedad identitaria que Bauman describe es, en términos desde la
lectura de Elias, el resultado de equilibrios de poder cada vez más inestables y volátiles.
Síntesis conceptual: Autoestima como proceso relacional en figuraciones digitales
A partir de lo antes observado, se rescatan cinco conceptos operativos que guían el análisis de este
artículo, en primera instancia existen las I) figuraciones digitales que sirven como redes de
interdependencia mediadas por plataformas donde convergen múltiples audiencias con expectativas
contradictorias, II) el autocontrol preventivo que dentro del artículo se entiende desde la intensificación
del proceso civilizatorio mediante vigilancia ubicua y permanente que exige regular el comportamiento
anticipando todas las posibles audiencias futuras, III) La fragmentación identitaria estratégica como
Adaptación del yo a múltiples figuraciones convergentes mediante presentaciones diferenciadas según
plataforma y audiencia; IV) la validación cuantificada usada desde métricas digitales como indicadores
explícitos de reconocimiento y estatus dentro de figuraciones, generando ansiedad por equilibrios de
poder visibles y medibles y, por último, V) el pudor y vergüenza digitales el cual permite emociones

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reguladoras internalizadas que controlan qué se publica y qué se oculta en función de las normas de las
figuraciones digitales.
Bajo estos 5 conceptos, el individuo construye su autoestima no como característica psicológica interna
sino como resultado de equilibrios de poder, reconocimiento y estatus dentro de figuraciones digitales
específicas. La construcción de esta se encuentra mediada por procesos de autocontrol civilizatorio
intensificados por las características específicas de las plataformas digitales: convergencia de
audiencias, cuantificación de la aprobación y permanencia temporal de las representaciones del yo que
la persona hace de sí misma, la representación de la otredad y sobre todo, la representación que la
persona hace de lo que cree que la otredad construye.
METODOLOGÍA
Enfoque y diseño
Esta investigación adoptó un enfoque cualitativo interpretativo (Denzin y Lincoln, 2011; Weber, 2002)
debido a que la primera orientación del artículo versa en comprender los significados subjetivos que los
estudiantes universitarios atribuyen a sus experiencias en plataformas digitales. El diseño llevado a cabo
corresponde a un estudio de caso instrumental centrado en la Licenciatura en Comunicación de la
UAEH, seleccionado por dos razones: 1) los estudiantes de comunicación son usuarios intensivos de
plataformas digitales, y 2) su formación disciplinar les proporciona reflexividad sobre sus propias
prácticas comunicativas.
Participantes y muestreo
Se realizó un muestreo teórico intencional hasta alcanzar saturación teórica. Primero se condujeron tres
entrevistas piloto con egresados recientes (generación 2020-2024) para refinar el instrumento.
Posteriormente se entrevistaron diez estudiantes activos (con matrícula vigente) de entre 18 y 25 años,
semestre cursado e intensidad de uso de plataformas haciendo mención que el sexo o género nunca
formaron parte de los criterios de inclusión.
La saturación se identificó a partir de la séptima entrevista, cuando las categorías analíticas dejaron de
producir información nueva. Las tres entrevistas subsecuentes (8, 9 y 10) confirmaron los patrones
identificados sin aportar elementos novedosos, punto en el cual se determinó finalizar el trabajo de
campo.

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Criterios de inclusión
1. Estudiantes activos de la Licenciatura en Comunicación (UAEH)
2. Usuarios activos de al menos dos plataformas digitales (Facebook, Instagram, TikTok o X)
3. Edad entre 18-25 años
4. Disposición a narrar experiencias personales
Técnica de recolección
Se utilizaron entrevistas semiestructuradas con duración promedio de 45-60 minutos, realizadas entre
marzo y mayo de 2025. El guion se organizó en cinco ejes temáticos:
1. Identidad digital: Presentación del yo en plataformas (qué muestran/ocultan)
2. Validación social: Importancia de likes, comentarios y seguidores
3. Comparación y ansiedad: Prácticas comparativas y efectos emocionales
4. Configuración del yo: Percepción de sí mismos dentro y fuera de plataformas
5. Reflexión crítica: Interpretación del papel de plataformas en su vida emocional
Todas las entrevistas fueron grabadas (con consentimiento informado previo), transcritas literalmente
y anonimizadas mediante pseudónimos (Informante 1-10).
Consideraciones éticas
El proyecto cumplió con estándares éticos de investigación social:
▪ Consentimiento informado por escrito
▪ Garantía de anonimato y confidencialidad
▪ Derecho a retirarse en cualquier momento sin consecuencias
▪ Compromiso de entregar resultados publicados a los participantes
▪ Derecho a no responder preguntas que generaran incomodidad
Análisis de datos
Las transcripciones se analizaron mediante codificación temática asistida por MAXQDA. El proceso
siguió tres fases:
1. Codificación abierta: Identificación de temas emergentes directamente de las narrativas
2. Codificación axial: Agrupación de códigos en categorías analíticas vinculadas al marco teórico
(fragmentación identitaria, validación cuantificada, autocontrol preventivo)

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3. Codificación selectiva: Identificación de patrones transversales y relaciones entre categorías
Es importante no omitir que la confiabilidad se reforzó mediante triangulación de datos (comparación
constante entre entrevistas) y reflexividad del investigador (registro de decisiones analíticas en memos).
RESULTADOS Y ANÁLISIS
El análisis de las entrevistas reveló tres hallazgos centrales que estructuran esta sección: 1) la
fragmentación identitaria como estrategia adaptativa ante audiencias múltiples, 2) la contradicción
entre discurso y práctica respecto a la validación digital, y 3) el autocontrol preventivo como forma
contemporánea de regulación social. Cada hallazgo se presenta con evidencia empírica directa (citas
de informantes) y su interpretación teórica.
Hallazgo 1: Fragmentación identitaria estratégica - Navegación de figuraciones digitales
complejas
Uno de los patrones más consistentes fue que los estudiantes no mantienen una identidad coherente
entre plataformas ni entre sus vidas online y offline. Lejos de ser una crisis identitaria, este
comportamiento emerge como una estrategia consciente ante la convergencia de audiencias
incompatibles en espacios digitales.
Evidencia empírica
El Informante 5 explicó: En Facebook tengo agregadas a algunas personas y en Instagram a otras...
no es lo mismo lo que subo en cada una. Esta segmentación deliberada de audiencias por plataforma
refleja el reconocimiento de que familiares, amigos, profesores y desconocidos requieren
presentaciones diferentes del yo.
El Informante 9 fue más explícito sobre las tensiones que genera esta multiplicidad: Claro que he
modificado o borrado algunas publicaciones, pero no siempre es por baja interacción sino para que
mis padres no las vean. Aquí observamos que el autocontrol no responde solo a búsqueda de
popularidad, sino a la gestión de interdependencias contradictorias entre diferentes figuraciones que
convergen en el mismo espacio.
Los Informantes 3 y 6 confirmaron que usan diferentes plataformas para diversas cosas, reconociendo
implícitamente que su identidad no es unitaria sino situacional y relacional.

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Interpretación teórica desde Elias
Desde la perspectiva eliasiana, este comportamiento no representa fragmentación patológica sino
competencia social para navegar dentro de figuraciones complejas. Elias (1990b, 2008) demuestra que
el yo no es una entidad aislada sino un nodo en redes de interdependencia. La identidad personal emerge
de las posiciones que se ocupan en múltiples figuraciones simultáneas: familia, trabajo, amigos, grupos
de interés.
Históricamente, estas figuraciones estaban marcadas y discriminadas por espacios geográficos y
temporales, una persona en su figuración familiar es hijo, en la escuela es estudiante, en el partido de
futbol es guardameta; es pareja y partner.
En cada uno de sus entramados sociales se va moviendo y cambiando de sus posiciones, sin embargo,
en la actualidad gracias a las plataformas digitales esa segregación se ha disuelto ya que estas
interelaciones se combinan en el mismo tiempo y espacio. Esto no crea un problema nuevo, sino que
intensifica una tensión constitutiva de toda vida social: la necesidad de ajustar el comportamiento según
las expectativas específicas de cada figuración.
La fragmentación identitaria es entonces una estrategia adaptativa ante lo que Elias llamaría una
configuración de interdependencias particularmente compleja. Las nuevas generaciones no están
perdidas o confundidas; están ejerciendo competentemente lo que Elias (2009a) describe como
autocontrol civilizatorio: regular la presentación del yo según las normas tecnológicas de las
figuraciones en las que participan.
Goffman (1981) complementa esta lectura: la dramatugia del yo siempre ha requerido ajustar la
actuación según la audiencia. Lo específico de las plataformas es que exigen simultaneidad de estas
presentaciones, generando mayor carga cognitiva y emocional porque las audiencias que antes estaban
separadas ahora observan el mismo escenario. Lo que significa que la fragmentación identitaria no es
patología individual sino una adaptación competente a una nueva configuración de interdependencias
sociales donde múltiples figuraciones convergen. Representa continuidad, no ruptura, con procesos
civilizatorios de larga duración.

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Hallazgo 2: La paradoja de la validación negada - Dependencia del reconocimiento en
figuraciones digitales
El segundo patrón expuesto en el artículo revela una contradicción sistemática entre el discurso
explícito de los informantes que minimizan la importancia de métricas digitales y sus prácticas efectivas
que revelan dependencia de esa validación.
Evidencia empírica
El Informante 8 afirmó: Ya no es causa de mis sentimientos positivos o negativos, pero en algún
momento lo fue. Esta narrativa de superación fue recurrente: varios entrevistados construyeron un relato
donde antes eran inmaduros y ahora son más seguros frente a las reacciones que se generan en sus
plataformas digitales. Sin embargo, sus descripciones de prácticas cotidianas contradecían esta
afirmación.
El Informante 10 expresó abiertamente: Las personas que tienen depresión por las reacciones están
mal de su cabeza, no deben darle tanta importancia. Este distanciamiento moral es totalmente revelador
ya que proyecta en otros lo que se niega en uno mismo.
Por contraste, el Informante 3 reconoció sin ambigüedad: Me gusta que la gente se ría de las cosas que
comparto y que interactúen en mi publicación. La búsqueda de reacciones es aquí explícita y no genera
culpa.
Existe una marcada contradicción entre el discurso explícito de los usuarios de redes sociales y sus
comportamientos reales, aunque la gran mayoría de los informantes insiste en afirmar que los likes no
importan y que publican contenido simplemente por expresarse o compartir momentos personales, sus
prácticas cotidianas revelan una historia completamente diferente. Esta contradicción entre lo que se
dice y lo que se hace, constituye uno de los hallazgos más significativos del estudio sobre las dinámicas
de validación social en plataformas digitales.
El componente emocional de estos comportamientos tampoco puede pasarse por alto. Los informantes
describieron experimentar una genuina satisfacción y gratificación cuando sus publicaciones reciben
muchos comentarios o reacciones, gracias a esto se genera en el individuo un estado emocional positivo
que funciona como recompensa y refuerza la conducta de publicación.

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Por el contrario, cuando una publicación no cuenta con la aceptación y reacciones según sus
expectativas se reportan sentimientos de frustración, decepción e incluso cuestionamiento sobre el valor
del contenido compartido o sobre su propia relevancia social.
Interpretación teórica desde Elias
Esta contradicción revela un fenómeno central en la teoría eliasiana: la tensión entre autodeterminación
aparente y dependencia real de las figuraciones. Elias (1990b) menciona que el proceso civilizatorio
genera la ilusión de un yo autónomo e independiente, cuando es completamente imposible que sea él o
ella como individuos aislados, en realidad los individuos están atravesados por interdependencias
sociales que van a determinar sus elecciones y comportamientos.
La autoestima, en términos eliasianos, nunca ha sido una propiedad interna del individuo sino el
resultado de equilibrios de poder y reconocimiento dentro de figuraciones específicas. Como señalan
Elias y Scotson (2016), las posiciones de estatus y reconocimiento son relacionales: solo existen en
comparación con otros dentro de la misma configuración social.
La negación discursiva de: los likes no me importan es una función latente como significado de
interponer una barrera ideológica e identitaria que sirve como barrera y mecanismo de protección del
individuo ante esta evidencia; esto muestra que se encuentran obligados a ocultar una dependencia que
es, en realidad, constitutiva de toda identidad social a través de norma social emergente que condena la
búsqueda explícita de validación.
Por su parte, Bauman (2017) aportaría que, en la modernidad líquida, donde las identidades no solo son
inestables, sino que se construyen diariamente como si esta fuese un rompecabezas, la autoestima se ha
mercantilizado como capital simbólico que debe renovarse constantemente y las reacciones se
convierten en la moneda de cambio, de este mercado identitario, pero admitir su importancia equivaldría
a reconocer la fragilidad del proyecto del yo.
Por lo tanto, el hallazgo de esta investigación refiere que la validación digital no es un fenómeno nuevo
las plataformas hacen visible la dependencia mutua entre individuos dentro de figuraciones, generando
ansiedad, pero también mayor reflexividad sobre nuestra constitución social.

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Hallazgo 3: Autocontrol preventivo - Intensificación del proceso civilizatorio en figuraciones
digitales
El tercer hallazgo central es que los estudiantes ejercen un autocontrol anticipado permanente sobre sus
publicaciones, intensificando mecanismos del proceso civilizatorio identificados por Elias. Como ya se
hizo mención dentro de esta investigación, los informantes consistentemente reportaron detenerse de
publicar dependiendo de las personas que tienen la capacidad de ver esas publicaciones. Este
autocontrol no es solo estético (editar fotos) sino estratégico y relacional: evaluar qué audiencia puede
ofenderse, malinterpretar o juzgar negativamente e incluso hasta recibir un castigo.
El Informante 9 reveló que borra publicaciones para que mis padres no las vean, no por lo que pueda
causar en los desconocidos sino lo que ellos y ellas pudiesen pensar y las consecuencias que podría
tener. Esto muestra que la idea de autocontrol sigue reproduciéndose tal cual lo hacían las generaciones
anteriores donde existe una figura de poder, aun cuando la convivencia dentro de la figuración sea entre
pares.
Interpretación teórica desde Elias
Este hallazgo es central para aplicar la teoría eliasiana a entornos digitales. Elias (2009a) alude que el
proceso civilizatorio es la consecuencia de la progresiva interiorización del control ejercido por las
figuraciones sociales, algo de suma importancia porque lo que nace de un proceso de educación a través
de las instituciones se convierte en un autocontrol que obliga al individuo a controlar y regular sus
impulsos; emociones y comportamientos a través de los otros en nosotros.
Este proceso genera lo que Elias (2009a) llamó pudor y vergüenza a estas emociones que sirven para
regular el comportamiento de los individuos; el pudor es la incomodidad anticipada que sentimos al
imaginar cómo otros podrían juzgarnos negativamente, lo que nos lleva a autocensurar
comportamientos antes de ejecutarlos. La vergüenza es la emoción que surge cuando fallamos en ese
autocontrol y somos efectivamente juzgados.
Elias (1990b) argumenta que el proceso civilizatorio permite que los individuos tengan una
autoconciencia mucho más fuerte sin embargo la consecuencia no deseada de este fenómeno es la
ansiedad debido a que se sabe consciente del comportamiento que se debe desarrollar frente a la otredad.

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Lo que hacen las plataformas digitales es exacerbar esta situación ya que los y las jóvenes se conocen
bajo esas reglas implícitas en las plataformas digitales.
CONCLUSIONES
Aportaciones teóricas
Este estudio realiza tres contribuciones principales al campo de estudios sobre juventud, comunicación
digital y construcción identitaria, todas ellas articuladas desde la teoría del proceso civilizatorio de Elias:
Las plataformas digitales como fase contemporánea del proceso civilizatorio
La principal aportación teórica de este estudio es demostrar que las plataformas digitales no representan
una ruptura con procesos sociohistóricos sino una fase intensificada del proceso civilizatorio que Elias
(1996) reconoce a lo largo de siglos. Los mecanismos de autocontrol, interdependencia y
reconocimiento social que operan en figuraciones digitales son los mismos que han estructurado la vida
social desde las sociedades cortesanas, la única diferencia es que hoy se desarrollan a través de
plataformas digitales se observan exacerbados por condiciones las tecnológicas específicas del siglo
XXI.
Esta idea busca despatologizar las prácticas digitales juveniles. Contra narrativas dominantes que
presentan las plataformas como amenazas sin precedentes para la salud mental, este estudio demuestra
que los jóvenes están ejerciendo competencias civilizatorias sofisticadas: autocontrol anticipado,
navegación de figuraciones complejas, gestión de interdependencias contradictorias. La generación
actual no se encuentra perdida o fragmentada, simplemente; se encuentra adaptándose competentemente
a una nueva configuración de relaciones sociales.
Figuraciones digitales: convergencia, cuantificación y permanencia
El estudio identifica tres características específicas que distinguen las figuraciones digitales de
configuraciones sociales previas:
En primera instancia se observa la convergencia de figuraciones, antes de las plataformas digitales los
individuos cada una de ellas se encontraba separada la una de la otra, hoy gracias a la facilidad de la
tecnología la diferencia espacio temporal ya no existe. El reconocimiento y valía personal ahora se mide
a través de las diversas métricas como likes y seguidores. Se elimina el baskctage debido a que las
publicaciones se quedan indefinidamente en el espacio digital.

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Estas tres características intensifican los procesos que Elias (1996, 2009a) llama pudor y vergüenza
como reguladores internos del comportamiento. El autocontrol preventivo que se observa en los jóvenes
es la respuesta adaptativa a figuraciones donde la vigilancia es ubicua y permanente.
Autoestima como resultado de equilibrios figuracionales
Siguiendo a Elias (1990b, 2008) este estudio demuestra empíricamente que la autoestima no es una
propiedad psicológica individual sino el resultado de posiciones relacionales dentro de figuraciones
específicas. La autoestima depende de:
Reconocimiento de otros significativos dentro de las figuraciones
Equilibrios de poder (quién tiene más capital simbólico)
Capacidad de cumplir con expectativas normativas de cada figuración
) Gestión exitosa de interdependencias contradictorias
Implicaciones prácticas
Los hallazgos, interpretados desde la lectura de Elias, sugieren que las intervenciones educativas sobre
uso saludable de redes sociales deberían transformarse radicalmente:
En primera instancia se observa que la llamada alfabetización digital requiere una alfabetización
figuracional la cual debe desarrollarse desde el reconocimiento de interdependencia de cada una de las
figuraciones en las que se encuentra el individuo, para ello se necesita a) reconocer conscientemente las
diferentes figuraciones en las que participamos, b) identificar las expectativas específicas de cada
figuración; c) desarrollar estrategias para gestionar convergencias inevitables, y, d) comprender que la
fragmentación identitaria es estrategia adaptativa, no patología.
Por otro lado, la idea de promover la desnaturalización del autocontrol como única respuesta para la
eliminación de la baja autoestima causada por las plataformas digitales, esto porque Elias (1996, 2009a)
demuestra que el autocontrol preventivo, aunque funciona como un elemento adaptativo, encuentra
costos emocionales en el individuo. Para ello se propone: a) Hacer visible que el autocontrol constante
no es natural sino producto de configuraciones sociales específicas, b) cuestionar colectivamente las
normas que exigen hipervigilancia permanente; c) crear espacios donde el autocontrol pueda relajarse
legítimamente, y, d) desarrollar tolerancia social a la imperfección en la presentación del yo.

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Por último, el reconocimiento de competencias mucho más allá de los riesgos ya que los jóvenes no
son víctimas pasivas sino agentes competentes que navegan por la red y generan figuraciones complejas
en las que intervienen: a) partir del reconocimiento de estas competencias, b) fortalecer capacidades
existentes en lugar de corregir comportamientos; c) Involucrar a los jóvenes como expertos en sus
propias prácticas, y, d) evitar pánico moral que infantiliza sus experiencias.
Reflexión final: Las plataformas digitales como espejo del proceso civilizatorio
Las plataformas digitales no han cambiado la naturaleza fundamental de la construcción social del yo,
pero sí han intensificado, acelerado y visibilizado procesos que antes operaban de manera más lenta y
difusa. En términos eliasianos, representan una fase del proceso civilizatorio caracterizada por:
Mayor densidad de interdependencias: Más figuraciones convergentes que nunca
Mayor intensidad de autocontrol: Vigilancia ubicua que no permite backstage
Mayor visibilidad de equilibrios de poder: Cuantificación explícita del reconocimiento.
Como todos los procesos sociales, este fenómeno genera oportunidades y tensiones, por un lado, las
plataformas permiten conexiones, expresión creativa y participación en figuraciones globales mientras,
al mismo tiempo, exigen niveles de autocontrol emocional, corporal y conductual que pueden ser
agotadores.
Los jóvenes universitarios entrevistados no son víctimas pasivas de las plataformas digitales, y mucho
menos, usuarios inconscientes de estas, sino que se convierten en agentes competentes que navegan
creativamente con las contradicciones de construir una identidad coherente en espacios donde múltiples
figuraciones, expectativas sociales divergentes y métricas de validación cuantificadas convergen
simultáneamente.
Elias (1990b) menciona, y es de suma importancia dentro de la investigación, que el proceso
civilizatorio genera individuos más autoconscientes de su propio proceso social, pero eso tiene como
daño colateral que sean más vulnerables emocionalmente. Esta investigación confirma esa tesis: los
jóvenes contemporáneos son extraordinariamente competentes en gestionar figuraciones complejas,
sin embargo, pagan al mismo tiempo con el precio que esto conlleva, un desgaste emocional.
Reconocer esta competencia y su costo es el primer paso para diseñar políticas educativas y tecnológicas
que potencien la autonomía juvenil en lugar de despreciar; etiquetar e infantilizar sus prácticas.

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No se trata de proteger a los jóvenes de las plataformas digitales sino de colectivizar la reflexión sobre
las demandas del proceso civilizatorio actual y crear condiciones para que puedan renegociar esas
demandas.
Las plataformas digitales no son el problema, simplemente son el escenario donde se hacen visibles
tensiones constitutivas de la vida social moderna: hoy existe los jóvenes se encuentran frente a un
problema que puede ser mayor a comparación de generaciones anteriores, a) la imposibilidad de
sostener una identidad coherente ante múltiples audiencias; b) la dependencia del reconocimiento de
otros para sostener la autoestima, y, c) la fatiga del autocontrol permanente. Es de suma importancia no
omitir que estas tensiones no se resolverán con mejor uso individual de tecnologías, sino que se requiere
diversas transformaciones colectivas donde se involucran incluso cuestiones con otros actores y
figuraciones como la familia y la escuela.
En última instancia, este estudio invita a reconocer que los problemas atribuidos a las plataformas
digitales son, en realidad, problemas del proceso civilizatorio mismo, estas plataformas solo los hacen
más evidentes, más intensos; más inmediatos, y, sobre todo, permiten a las generaciones adultas juzgar
el comportamiento de los jóvenes. Esta visibilización, aunque dolorosa, puede ser también una
oportunidad para reflexionar críticamente sobre las formas en que organizamos nuestra vida social y las
demandas que imponemos a quienes participan en ella, pero sobre todo a las nuevas generaciones.
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