Reformulando el liderazgo en las universidades p�blicas en M�xico

 

Nallely V�zquez Mart�nez

[email protected]

Universidad Aut�noma de Guerrero

Acapulco, M�xico.

 

Rosa Alejandra V�zquez Mart�nez

[email protected]

Universidad Aut�noma de Guerrero

Acapulco, M�xico.

 

Jos� Hugo V�zquez Mendoza

[email protected]

Universidad Aut�noma de Guerrero

Acapulco, M�xico.

 

RESUMEN

El conocimiento sobre el liderazgo tiene una gran historia en las ciencias administrativas y de gesti�n. El liderazgo est� en el n�cleo de lo que parece hacer que las cosas sucedan en grupos, organizaciones o sociedades. Este art�culo facilita una descripci�n general de algunas de los conceptos importantes del liderazgo en la bibliograf�a acad�mica sobre el comportamiento y la gesti�n organizacional. Estas ideas se fundamentan en una serie de desarrollos novedosos en sociolog�a y teor�a de la organizaci�n que pueden enriquecer el pensamiento sobre el liderazgo en las Instituciones de Educaci�n Superior (IES) p�blicas en M�xico porque examinan la naturaleza pluralista del contexto organizacional dentro del cual manejan los l�deres de las organizaciones del sector p�blico, as� como la din�mica y naturaleza colectiva de los procesos de liderazgo en estos contextos.

 

Palabras clave: organizaciones p�blicas; comportamiento organizacional; gesti�n organizacional; administraci�n p�blica; instituciones de educaci�n superior p�blicas; procesos de liderazgo.

 

 

 

Reformulating leadership in public universities in M�xico

 

ABSTRACT

Knowledge about leadership has a long history in administrative and management sciences. Leadership is at the core of what seems to make things happen in groups, organizations, or societies. This article provides an overview of some of the important leadership concepts in the academic bibliography on organizational behavior and management. These ideas are grounded in a series of novel developments in sociology and organization theory that can enrich thinking about leadership in public Higher Education Institutions (HEIs) in M�xico because they examine the pluralistic nature of the organizational context within which they manage leadership. leaders of public sector organizations, as well as the dynamics and collective nature of leadership processes in these contexts.

 

Keywords: public organizations; organizational behavior; organizational management; public administration; public higher education institutions; leadership processes.

 

 

 

Art�culo recibido:03 marzo 2022

Aceptado para publicaci�n: 20 marzo 2022

Correspondencia: [email protected]

Conflictos de Inter�s: Ninguna que declarar

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1.����� INTRODUCCI�N

Cuando se habla de liderazgo, la mayor�a de las personas se refiere a la capacidad de alguien para dirigir y energizar la disposici�n de las personas en las unidades sociales para emprender acciones para lograr objetivos. Liderazgo es la influencia interpersonal ejercida en una situaci�n, dirigida a trav�s del proceso de comunicaci�n humana a la consecuci�n de uno o diversos objetivos espec�ficos (Chiavenato, 2004)

Seg�n Goldstone (2001) El fracaso de los l�deres revolucionarios en lograr sus reclamos proclamados -libertad, igualdad, prosperidad- tambi�n se toma como evidencia del impacto menor del liderazgo. Sin embargo, no es tan simple; despu�s de una revoluci�n, sus partidarios a menudo se dividen y pelean entre ellos... y una vez que alcanzan el poder absoluto, muchos l�deres son cegados por �l y se entregan a fantas�as megal�manas. Por lo tanto, no sorprende que las revoluciones a menudo no logren sus objetivos prerrevolucionarios. Sin embargo, esto no significa que el liderazgo sea insignificante, solo que su impacto es complejo.

 

Conceptos de liderazgo en estudios dentro de las organizaciones

En primer lugar, revisaremos brevemente los juicios de liderazgo que representan hitos en los trabajos acad�micos sobre gesti�n y organizaciones, desde un enfoque hist�rico. En las d�cadas de 1940 y 1950, los investigadores se enfocaron principalmente en la identificaci�n de rasgos que aseguran capacidades excepcionales en el liderazgo (Leatt y Porter 2003; Rainey 1991; Bryman 1996; Stogdill 1948). De acuerdo con este enfoque, el liderazgo es intr�nseco a un individuo dado, no es el resultado de la socializaci�n o el aprendizaje. Aunque estos estudios identificaron una amplia gama de rasgos exhibidos por l�deres excepcionales (House y Aditya 1997), es dif�cil establecer un conjunto consistente de hallazgos entre los l�deres de este cuerpo de trabajo (Stodgill 1948; Bryman 1996; Rainey 1991). El enfoque de los "rasgos" reapareci� en una nueva forma en la d�cada de 1980 en la forma de la teor�a de los "niveles superiores" (Hambrick y Mason 1984), lo que llev� a una serie de estudios que intentaron, con diversos grados de �xito, relacionar las caracter�sticas demogr�ficas de miembros del equipo de alta direcci�n a variables como el consenso y el desempe�o. Uno de los aspectos interesantes de este renacimiento al que volveremos es que su unidad de an�lisis es el equipo de alta direcci�n (es decir, el grupo de liderazgo) en lugar del l�der individual. Otro rasgo de inter�s es el �nfasis en el liderazgo como la capacidad de relacionar una organizaci�n con su entorno (el llamado "liderazgo estrat�gico") en lugar del enfoque m�s interno asociado con el trabajo anterior (Boal y Hooijberg 2001).

 

La segunda corriente en los estudios de liderazgo enfatiza no los atributos de los individuos sino sus comportamientos en entornos colectivos. Estos estudios intentan relacionar comportamientos gen�ricos o estilos de liderazgo con niveles de desempe�o o satisfacci�n del grupo de trabajo (Leatt y Porter 2003; Bryman 1996; House y Aditya 1997). Estos estudios que datan principalmente de las d�cadas de 1950 y 1960 utilizaron cuestionarios para indagar sobre las percepciones que los seguidores tienen de los comportamientos de su l�der. Propusieron que los l�deres con "altos niveles tanto de consideraci�n como de estructura inicial ten�an el mejor estilo de liderazgo " (Bryman 1996: 278). No obstante, los cr�ticos han cuestionado el rigor de los m�todos, la base te�rica detr�s de la investigaci�n en esta corriente y la falta de consideraci�n de diferentes contextos para el ejercicio del liderazgo (House y Aditya 1997).

Seg�n Bryman (1996: 280) surgi� un nuevo enfoque para el estudio del liderazgo durante la d�cada de 1980: "una concepci�n del l�der como alguien que define la realidad organizacional a trav�s de la articulaci�n de una visi�n que es un reflejo de c�mo �l o ella define la misi�n de una organizaci�n y los valores que lo respaldar�n. Por lo tanto, el enfoque del Nuevo Liderazgo se basa en una descripci�n de los l�deres como administradores de significado en lugar de en t�rminos de un proceso de influencia ". Tal concepci�n del liderazgo recuerda el trabajo de Weber sobre el carisma.

 

Esta concepci�n tambi�n se refleja en el trabajo seminal de Selznick (1957), Liderazgo en la administraci�n, donde se describe el liderazgo como un proceso de institucionalizaci�n del significado "para infundir valor m�s all� de los requisitos t�cnicos de la tarea en cuesti�n de mano de obra� .

 

La perspectiva del liderazgo transformacional no tiene en cuenta las din�micas informales y complejas que est�n en la base para lograr influencia y mantener la legitimidad. En su revisi�n de las teor�as del liderazgo, Bryman (1996) se refiere a las concepciones alternativas emergentes del liderazgo. Entre otras ideas, se refiere al t�rmino "liderazgo disperso" que puede fomentar un enfoque m�s "procesual" de la investigaci�n del liderazgo (Pettigrew 1992). Tal perspectiva presta m�s atenci�n a c�mo surge el liderazgo en entornos sociales u organizacionales concretos ya las interacciones entre el contexto organizacional y las capacidades de los l�deres. El liderazgo se considera menos como un atributo de un solo individuo y m�s como un proceso colectivo, donde los individuos negocian su posici�n con respecto a los dem�s de maneras m�s impredecibles de lo que sugerir�a una visi�n racional de las organizaciones.

 

Conceptos de Liderazgo en la Administraci�n P�blica

El conocimiento de liderazgo generalmente se asocia con la imagen de un gerente altamente aut�nomo, poderoso e influyente que determina el destino de su organizaci�n. Esta descripci�n es obviamente demasiado simplista incluso para las organizaciones del sector privado. Cae particularmente lejos de la marca en el sector p�blico. Como han se�alado muchos autores, las organizaciones del sector p�blico son diferentes (Rainey 1991; Nutt y Backoff 1992). Los l�deres de las organizaciones p�blicas rara vez tienen una influencia indiscutible sobre las personas o una autonom�a ilimitada para determinar las orientaciones estrat�gicas. De hecho, estas organizaciones a menudo se pueden describir como de naturaleza inherentemente "pluralista" (Denis, Langley y Cazale 2001), ya que se caracterizan por m�ltiples objetivos y estructuras de poder difusas, que a menudo se extienden m�s all� de los l�mites organizacionales. De hecho, debido a los cambios tecnol�gicos y ambientales (Alter y Hage 1991) y la naturaleza evolutiva de los problemas sociales (Bryson y Crosby 1992), las organizaciones p�blicas se involucran cada vez m�s en redes complejas. Esta situaci�n de creciente pluralismo representa nuevos problemas para los aspirantes a l�deres. Como Cohen y March (1986) indicaron en su discusi�n de los dilemas que subyacen al papel del rector de la universidad: "Cuando el prop�sito es ambiguo, las teor�as ordinarias de la toma de decisiones y la inteligencia se vuelven problem�ticas. Cuando el poder es ambiguo, las teor�as ordinarias se vuelven problem�ticas". del orden social y el control se vuelven problem�ticos". Adem�s, las organizaciones p�blicas en el mundo de hoy operan a trav�s de una compleja ya menudo contradictoria red de reglas, procedimientos y garant�as.

 

La "visi�n empresarial" se centra en los comportamientos innovadores de los l�deres en las organizaciones del sector p�blico (Borins 2002). Destaca la mayor atenci�n de los l�deres/ejecutivos a las demandas del entorno y a las preferencias de diversos grupos de partes interesadas (Boyett 1997). De acuerdo con el "modelo empresarial", el logro de servicios p�blicos m�s efectivos depende de la creatividad y el dinamismo de l�deres fuertes que no se sientan constre�idos por el peso de la tradici�n o las reglas formales (Osborne y Plastrik 1997; Ferlie et al. 1996). ; Pollitt 1998; Friedberg 1993; Brunsson y Sahlin-Andersson 2000). Para limitar los riesgos de comportamiento oportunista entre los l�deres aut�nomos, se propone un esquema de incentivos muy expl�cito y fuerte (Osborne y Plastrik 1997) an�logo al que se encuentra en el sector privado.

 

La "visi�n emprendedora" de los l�deres p�blicos se acerca al modelo de "liderazgo transformacional" descrito por Bass (1996) y Burns (1978) y al patr�n de gesti�n ejecutiva "descentralizada externa" descrito por Schmid (1992).

 

La posibilidad de este modelo de liderazgo p�blico estriba en gran medida de la naturaleza de la relaci�n entre el liderazgo pol�tico y las personas a cargo de las burocracias o agencias p�blicas. Con el fin de obtener suficiente confianza de la autoridad pol�tica, los l�deres p�blicos deben valorar y luchar por una mayor rendici�n de cuentas con respecto al desempe�o de sus propias organizaciones (Borins 2002). Los mecanismos mediante los cuales se puede asegurar tal rendici�n de cuentas son un tema importante en la evoluci�n de la pr�ctica de la gesti�n p�blica.

 

La "visi�n de la administraci�n" contrastante adopta una postura mucho m�s conservadora sobre el papel de los l�deres p�blicos. Los l�deres p�blicos son vistos como los guardianes de los bienes y valores p�blicos (Redford 1969; Saltman y Ferroussier-Davis 2000; Terry 1995; Cooper y Lewis 1992). La legitimidad de los l�deres p�blicos proviene de su conformidad con los deseos de los pol�ticos elegidos democr�ticamente.

Entonces, en teor�a, el modelo de administraci�n se centra menos en la innovaci�n y la adaptaci�n que el modelo empresarial. Sin embargo, con su enfoque en los valores del servicio p�blico, fomenta un equilibrio entre la rendici�n de cuentas a la autoridad pol�tica y la sensibilidad a las expectativas de los ciudadanos (Mintzberg 1996). Los l�deres p�blicos est�n necesariamente involucrados en negociaciones y transacciones con varios grupos de partes interesadas (Schmid 1992; Gartner, Mahler y Nicholson 1986; Van Wart 2003). Sin embargo, sin duda, las presiones para renovar los servicios p�blicos representan un desaf�o para la perspectiva de la rector�a.

 

 

Liderazgo en las Instituciones de Educaci�n Superior P�blicas en M�xico

Los l�deres de las mejores universidades de M�xico comparten la creencia fundamental de que el cuerpo docente es el motor de la calidad dentro de la universidad y que el liderazgo de apoyo puede impulsarla. Los administradores acad�micos que funcionan como l�deres de apoyo ayudan a formar las condiciones interpersonales, institucionales y financieras necesarias para preservar altos niveles de desempe�o de los miembros de la facultad. Este art�culo analiza e ilustra el liderazgo en las IES p�blicas en M�xico.

 

Las IES publicas mexicanas tiene una ventana de oportunidad �nica para elevar la calidad para mejorar la competitividad internacional y ayudar al crecimiento econ�mico sostenible y la reducci�n de la pobreza en M�xico.

 

El liderazgo en las IES publicas es necesario y debe efectuarse en el marco de la autonom�a que en sus diferentes vertientes: organizativa, pedag�gica y de gesti�n, no deben realizarse a partir de exigencias y planteamientos simplemente burocr�tico-administrativos, deben realizarse con base a planteamientos pedag�gicos y con el car�cter moral que caracteriza a un buen l�der. En este replanteamiento que tiene el liderazgo dentro de las IES p�blicas es importante recalcar que los valores educativos tienen un lugar importante en el liderazgo de la instituci�n.

 

Las autoridades que desempe�an la administraci�n de las IES publicas tienen el desaf�o de a�adir las claves comprensivas de la relaci�n entre educaci�n superior, conocimiento y modernidad. Este desaf�o es la fuente para la edificaci�n de un liderazgo leg�timo y eficaz en las IES p�blicas.

 

2. MATERIALES Y M�TODOS

Este art�culo se encuentra dentro del enfoque cuantitativo ya que la investigaci�n es retrospectiva y est� ubicada como no experimental ya que esta bajo el dise�o descriptivo, transversal y comparativo porque se limita a evaluar, describir y comparar un tema causal que ya se ha abordado antes, se trata de indagar los posibles or�genes que los han causado. En este caso se abordar�n los temas mas importantes del liderazgo sobre el comportamiento y la gesti�n organizacional enfocado a las IES mexicanas.

 

Cuando se habla de que este articulo es descriptivo es por que nos referimos a que �busca especificar las propiedades, las caracter�sticas y los perfiles importantes de personas, grupos, comunidades o cualquier otro fen�meno que se someta a un an�lisis� (S�nchez y Reyes, 1992).Asimismo identificamos diferentes tipos de liderazgos en las IES publicas mexicanas, es importante mencionar que no se realiza ninguna manipulaci�n de las variables, los datos obtenidos fueron compilados en un momento especifico es por esto por lo que se considera no experimental, Keringer y Lee (2002) mencionan que la investigaci�n no experimental es la b�squeda emp�rica y sistem�tica en la queel cient�fico no posee control directo de las variables independientes.

 

3. RESULTADOS Y DISCUSI�N

El nuevo rol del liderazgo en las instituciones de educaci�n superior publicas en M�xico

En el ambiente de las IES p�blicas de los rectores deber�an promover la confianza de los diferentes representantes que conforman el entorno organizacional. En el ambiente externo se puede decir que es la permuta de informaci�n y las aceptaciones logradas en lo pol�tico y econ�mico, primordialmente. Tanto que adentro de la organizaci�n la confianza se delimita como la capacidad de direcci�n de los rectores para neutralizar la desconfianza de los acad�micos hacia los representantes externos. Para los acad�micos las relaciones con el entorno circulan por la distribuci�n de las redes y los "sociedades invisibles" dentro de la congregaci�n cient�fica, pues es la conducta la que forma sinergias entre ellos y no el procedimiento burocr�tico de las IES publicas en M�xico.

 

La comunicaci�n es otro medio notable en el cimiento de relaciones de confianza entre el l�der y otros figurantes. Esto es de espec�fica notabilidad en las IES debido a la integraci�n de los grupos, caracterizada por especialistas en diferentes �mbitos y disciplinas, diversos sistemas o subsistemas de la organizaci�n universitaria en t�rminos de Luhmann (1964), con los cuales hay que dialogar y a los que hay que persuadir de trabajar en equipo para lograr un objetivo com�n, a saber, la misi�n de la IES publica en su conjunto.

Podemos resumir los nuevos roles que los rectores deben tomar a la luz de la profundizaci�n en los v�nculos entre la IES publicas en M�xico y la sociedad como se puede observar en el siguiente cuadro.

 

 

Cuadro 1. Rol de rectores a la luz de la profundizaci�n en los v�nculos entre las IES y la sociedad

Fuente: Badillo Vega, Rosalba, Buend�a Espinosa, Ang�lica, & Kr�cken,

Georg, 2015, p. 401

 

Los diferentes cambios en los roles y funciones de los rectores de las instituciones concerniente a la precisa relaci�n con su entorno demanda nuevas habilidades y destrezas que accedan que el liderazgo pueda pasar del discurso a la acci�n. Es por esto que resulta pertinente preguntarse, �qu� estilo de liderazgo ser� el que mejor se adecue a los desaf�os actuales que las IES p�blicas mexicanas afrontan en la actualidad?

Una perspectiva de valor

Los l�deres de las IES publicas no solo deben lidiar con el poder disperso. Asimismo, afrontan el desaf�o de formar decisiones y estrategias sostenibles en un contexto de

objetivos m�ltiples o conflictivos. Frecuentemente trabajan con representantes pertenecientes a diferentes esferas institucionales y que apoyan puntos de vista, intereses y valores divergentes (Townley 2002; Ferlie et al. 1996). Por lo tanto, un l�der exitoso tendr� que anexar una variedad de l�gicas o racionalidades en las estrategias organizacionales que ser�n leg�timas siempre que el ordenamiento de m�ltiples l�gicas sea aceptable para los diversos interesados dentro y fuera de la organizaci�n.

Quinn (1988) propuso el marco de valores competitivos para explicar c�mo los l�deres se ocupan de los requisitos divergentes que surgen de las demandas competitivas de las partes interesadas. Quinn define ocho roles de liderazgo a los que pueden recurrir los l�deres estrat�gicos, seg�n con qui�n interact�en. Aqu�, el liderazgo reside en la capacidad de exhibir comportamientos contradictorios y opuestos. Siguiendo a Quinn, otros investigadores han demostrado que los l�deres que desempe�an m�ltiples roles de liderazgo y es m�s probable que los usen son m�s efectivos (Denison, Hooijberg y Quinn 1995; Hooijberg 1996). Aunque esta llamada "perspectiva de la complejidad del comportamiento" puede ser �til para comprender el liderazgo en el sector p�blico, no explica los procesos mediante los cuales un l�der mezcla o reconcilia marcos divergentes.

Un l�der, en t�rminos convencionalistas, es cualquiera que trabaje para estimular un compuesto de procesos que generen adaptaci�n o compromiso entre valores que compitan por la legitimidad. Desde una perspectiva convencionalista, una estrategia organizacional podr�a definirse como una convenci�n y, por extensi�n, los procesos utilizados para expresar estrategias pueden ser una ocasi�n para afirmar o reafirmar ciertos valores centrados. As�, un l�der efectivo demostrar� su habilidad en competencias o comportamientos que se ven como adecuados con respecto a diferentes mundos. Un l�der exitoso debe ser competente de hacer una lectura adecuada del orden institucional porque el an�lisis de los valores prevalecientes es fundamental para reducir el potencial de un conflicto abierto. Conectores organizacionales espec�ficos (comit�s, contratos internos, esquemas de incentivos, indicadores de desempe�o) pueden auxiliar a lograr un compromiso porque representan mecanismos institucionales para mediar entre los diferentes valores mientras certifican su propio estatus.

Desde esta perspectiva, un l�der exitoso ser� alguien que sea capaz de navegar con credibilidad entre diferentes ambientes y tambi�n alguien que sea capaz de representar la imagen de ambientes con los que se identifican los miembros de la organizaci�n. Cuando los valores en competencia de diferentes ambientes son intensos, un enfoque de liderazgo puede involucrar co-l�deres (p. ej., los directores administrativos y art�sticos de un museo; o los l�deres administrativos y cl�nicos de una organizaci�n de atenci�n m�dica) que individualmente representan contextos diferentes, pero pueden unir sus diferencias a nivel personal dentro del mundo "dom�stico" (Chi apello 1998).

El l�der estrat�gico, para el convencionalista, tambi�n puede ser concebido como un "cr�tico". El papel del "cr�tico" es central en el argumento de Boltanski y Chiapello (1999) en su an�lisis del capitalismo contempor�neo. De hecho, es solo cuestionando expl�citamente las l�gicas dominantes o emergentes que los miembros de la organizaci�n pueden asegurar un papel influyente en el proceso de formaci�n de la estrategia. En t�rminos convencionalistas, el l�der es alguien que, a trav�s de su asociaci�n personal con mundos altamente valorados, puede abrirse y renegociar convenciones establecidas que conducen a una mayor legitimidad organizacional y personal.

Sin cr�ticos activos, el cambio organizacional tomar� forma de acuerdo con arreglos previos entre los diferentes contextos. El pensamiento cr�tico cuestiona los supuestos normativos detr�s de las estrategias o desarrollos actuales (qu� contextos se favorecen o se rechazan) y puede ayudar a fomentar el cambio.

Representaci�n de la pr�ctica en las IES publicas mexicanas

Las IES publicas mexicanas no s�lo est�n permeadas por un poder difuso y objetivos divergentes. Tambi�n tienen que lidiar con un complejo sistema de reglas y procedimientos que requieren de las personas que trabajan dentro de ellos -directivos y profesionales- una cantidad considerable de conocimientos t�cnicos e informales. El cambio en estas organizaciones a menudo tiene lugar a trav�s de la forma en que las personas ejercen su poder discrecional a medida que aplican las reglas y rutinas a diario (Feldman 2000). Asimismo, en la administraci�n p�blica, particularmente en los grandes sectores de servicios p�blicos de educaci�n, salud y servicios sociales, la calidad de los servicios prestados depende en gran medida de las personas y de su conocimiento expl�cito y t�cito. No es raro observar un desajuste en estas organizaciones entre las decisiones tomadas entre los altos directivos y las realidades de los profesionales operativos o de la "burocracia de nivel de calle" (Coble-Vinzant y Crothers 1998). Un l�der exitoso en este tipo de organizaci�n deber� cerrar esta grieta. Para hacerlo, los aspirantes a l�deres deben saber c�mo esquivar las contradicciones entre sistemas de reglas complejos, c�mo operar entre m�ltiples focos de toma de decisiones y c�mo garantizar que la usanza disponible se involucre en las decisiones dentro de estructuras que son respetuosos de las normas y procedimientos de responsabilidad p�blica y profesional.

El conocimiento t�cito adquirido a trav�s de la experiencia es crucial. Los l�deres deben ser "practicantes" capacitados dentro de la compleja red de toma de decisiones del sector p�blico. Recientemente, la teor�a y la investigaci�n del liderazgo han comenzado a promover ideas sobre la experimentaci�n constante, el aprendizaje, el juicio plausible, la escucha activa, etc. (Boal y Hooijberg, 2001). M�s espec�ficamente, dos enfoques del liderazgo estrat�gico han desarrollado algunas ideas sobre la cuesti�n del conocimiento. Estos son los llamados enfoques de complejidad cognitiva (Uaques 1989) y de inteligencia social (Zaccaro et al. 1991).

La complejidad cognitiva se refiere a los procesos mentales de recuperaci�n y an�lisis de informaci�n. Los autores afirman que los individuos con complejidad cognitiva buscan m�s informaci�n e interpretarla de una manera m�s compleja (para revisiones, ver Stish 1997; Streufert 1997). Adem�s del estilo cognitivo, algunos autores sugieren que el liderazgo requiere habilidades interpersonales como la empat�a, la motivaci�n y la comunicaci�n. Seg�n Boal y Hooijberg (2001), las habilidades sociales se refieren a la capacidad de notar y hacer distinciones entre individuos, de monitorear los sentimientos propios y de los dem�s, de discriminar y de usar informaci�n apropiada sobre el entorno social que se obtiene a trav�s de experiencia. Sternberg et al. (1995) encontraron que los l�deres efectivos pueden asimilar r�pidamente informaci�n t�cita (no articulada) y usar la emoci�n. El art�culo se centra una vez m�s en la mensurabilidad de las capacidades individuales en lugar de tratar de capturar cualitativamente c�mo los l�deres estrat�gicos ponen en acci�n su experiencia en los escenarios cotidianos.

Una perspectiva de pr�ctica social puede ser �til para resaltar la cuesti�n del conocimiento en el liderazgo y superar estas dificultades.

Aprovechar la perspectiva de la pr�ctica social impacta la forma en que se define el liderazgo. El liderazgo en la pr�ctica significa observar c�mo se constituye el liderazgo, c�mo se logra y c�mo ocurre a lo largo del tiempo en las organizaciones (Whittington 2003). Desde la perspectiva de la pr�ctica social, el liderazgo no es algo que uno hace por s� mismo. Los efectos e impactos del liderazgo emergen con el tiempo a partir de acciones e interacciones. Una perspectiva pr�ctica del liderazgo estrat�gico implica que el liderazgo se construye socialmente a trav�s de la acci�n y las conversaciones diarias (Hosking 1991). Tal perspectiva enfatiza el car�cter rutinario de la vida organizacional y trata de entender c�mo el liderazgo estrat�gico emerge de las rutinas y los discursos. Por ejemplo, en una de las primeras aplicaciones de esta perspectiva, Knights y Willmott (1992) proponen conceptualizar los procesos de liderazgo observando las pr�cticas de los altos directivos.

Los l�deres efectivos de la perspectiva de la pr�ctica social son personas h�biles que ejercen su liderazgo movilizando el conocimiento en acci�n y siendo actores sociales competentes. Movilizar el conocimiento con �xito implica ser capaz de captar el panorama general que emana de los eventos locales. Tambi�n tienen la capacidad de utilizar de forma rutinaria herramientas y palabras apropiadas con el objetivo de co-construir explicaciones significativas del cambio y la crisis. La literatura pr�ctica sugiere que, como int�rpretes sociales competentes, los l�deres efectivos son personas que poseen una gran comprensi�n de las caracter�sticas sociales de los actores internos y externos con los que interact�an.

Despliega experiencia profesional, habilidades pol�ticas, conocimiento hist�rico, emociones, etc. de manera apropiada y en el momento adecuado para influir en la estrategia (Samra Fredericks 2003). M�s concretamente, son capaces de adaptar la forma en que presentan y transmiten sus objetivos en funci�n de sus interlocutores y de realizar las emociones adecuadas para atraer la atenci�n de un empleado recalcitrante o de un grupo de inter�s intransigente.

En suma, el liderazgo, desde la perspectiva de la pr�ctica social, se produce y reproduce en rutinas diarias y micro conservaciones (Westley 1990). El liderazgo es, en cierto modo, una actividad mundana que requiere experiencia, oportunidad, conciencia social y capacidad relacional. Al sugerir la necesidad de hacer un seguimiento de las actividades, conocimientos y habilidades que son m�s o menos expl�cita para el liderazgo, tal perspectiva puede producir un conocimiento que se adapte mejor a las necesidades de los l�deres en las IES p�blicas.

Una perspectiva multifac�tica sobre el liderazgo en las IES publicas mexicanas

Principalmente se argumenta que los enfoques cotidianos del liderazgo se han mantenido en gran medida est�ticos. Aunque incorporan una amplia serie de variables asociadas con los comportamientos, contextos y resultados del liderazgo, rara vez sit�an estos fen�menos de manera din�mica o se enfocan en las acciones espec�ficas de los l�deres. Adem�s, por lo general se ha puesto �nfasis en individuos separados en posiciones formales de liderazgo. Debido a la complicaci�n y ambig�edad del poder en el contexto de las IES p�blicas mexicanas, argumentamos que la investigaci�n sobre el liderazgo en las IES p�blicas mexicanas deben centrarse en los procesos y las habilidades que pueden o no ocupar siempre en los l�deres formalmente designados. Es necesario poner mayor �nfasis en la compleja actividad emergente que se encuentra dispersa en todo el contexto pol�tico y administrativo y sus efectos en el tiempo. Para ello, se propondr� una perspectiva fundamentada en tres nuevos marcos te�ricos desde las ciencias sociales. Se han elegido los tres marcos fundamentales porque parecen particularmente relevantes para contextos caracterizados por un poder difuso, valores divergentes y sistemas complejos de reglas y rutinas: son la Teor�a de la red del actor (Callon 1986; Latour 1987), la Teor�a convencionalista (Boltanski y Thevenot 1991) y teor�as de la pr�ctica social (Giddens 1984; de Certeau 1984). Juntos, estos marcos invitan a investigadores y profesionales a prestar mayor atenci�n a c�mo se sostiene el liderazgo estrat�gico a trav�s de redes, c�mo se negocia entre personas con valores en competencia y c�mo se constituye a trav�s de pr�cticas diarias.

4. CONSIDERACIONES FINALES

El tema del liderazgo efectivo en las IES p�blicas mexicanas, sencillamente da lugar a una cuesti�n filos�fica. Por un lado, los defensores del modelo empresarial exhortan en que los l�deres p�blicos no solo pueden, sino que deben ser animados a injerir din�micamente para transformar sus organizaciones utilizando concepciones de liderazgo estrat�gico derivadas del sector privado (un modelo transformacional). Por otro lado, los defensores de la rector�a siguen preocupados por cuestiones de rendici�n de cuentas democr�tica (permaneciendo m�s cerca de un modelo transaccional). Un retrato realista del liderazgo en las IES p�blicas mexicanas probablemente se encuentre entre estos dos extremos. En las IES p�blicas mexicanas, los valores y las presiones normativas intervienen con un papel cr�tico en la evaluaci�n de la legalidad de las decisiones y acciones, y las intensas presiones pol�ticas y profesionales aut�nomas de los grupos colocan a los l�deres en una situaci�n de negociaciones constantes. La formaci�n de estos diferentes conjuntos de presiones y obligaciones con las necesidades de mejorar la prestaci�n de servicios p�blicos implica que la pr�ctica del liderazgo ser� particularmente compleja.

5.LISTA DE REFERENCIAS

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Badillo Vega, Rosalba, Buend�a Espinosa, Ang�lica, & Kr�cken, Georg. (2015). Liderazgo de los rectores frente a la "tercera misi�n" de la universidad: visiones globales, miradas locales. Revista mexicana de investigaci�n educativa, 20(65), 393-417. Recuperado en 06 de marzo de 2022, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1405-66662015000200004&lng=es&tlng=es.

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