ANÁLISIS REFLEXIVO SOBRE LA GESTIÓN DE
IMAGEN DE UN DESTINO TURÍSTICO CON
APOYO EN INTELIGENCIA ARTIFICIAL (IA)

REFLECTIVE ANALYSIS ON DESTINATION IMAGE
MANAGEMENT SUPPORTED BY ARTIFICIAL
INTELLIGENCE (AI)

Arturo Marín Acevedo

Universidad Hipócrates, México

Ingrid Alexa Calderón Osorio

Universidad Hipócrates, México

Erick García-Serna

Universidad Hipócrates, México
pág. 9053
DOI:
https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i5.20236
Análisis Reflexivo sobre la Gestión de Imagen de un Destino Turístico con
Apoyo en Inteligencia Artificial (IA)

Arturo Marín Acevedo
1
a22010471@uhipocrates.edu.mx

https://orcid.org/0009-0009-4489-3908

Universidad Hipócrates

Acapulco de Juárez, Guerrero

México

Ingrid Alexa Calderón Osorio

calderonosorioingridalexagmail.com

https://orcid.org/0009-0006-3981-8346

Universidad Hipócrates

Acapulco de Juárez, Guerrero

México

Erick García
-Serna
erickga29@gmail.com

https://orcid.org/0000-0002-5178-9676

Universidad Hipócrates

Acapulco de Juárez, Guerrero

México

RESUMEN

El presente trabajo aborda la gestión de la imagen en el sector turístico como un proceso integral que
articula elementos tangibles y simbólicos para construir percepciones coherentes de un destino. Su
objetivo es analizar cómo la planeación, comunicación y coordinación de acciones fortalecen la
identidad de los lugares turísticos, incorporando herramientas tecnológicas emergentes, en especial la
inteligencia artificial, como apoyo a estas estrategias. En el desarrollo se examinan los factores que
intervienen en la conformación de la imagen turística, desde la planificación y promoción hasta la
incorporación de tecnologías que facilitan la recopilación y análisis de datos, así como la producción
de contenidos en diversos formatos. Se plantea que la inteligencia artificial, por sí misma, no sustituye
las competencias humanas, sino que amplía las posibilidades para que los gestores de imagen optimicen
su labor mediante el análisis crítico y la creatividad. La conclusión destaca que la combinación de
herramientas tecnológicas con la experiencia profesional, la actualización constante y el criterio ético
de los gestores puede favorecer estrategias de comunicación más coherentes y sostenibles,
contribuyendo a una proyección de imagen alineada con la realidad del destino y a relaciones de mayor
confianza entre visitantes y organizaciones turísticas.

Palabras clave: imagen, inteligencia artificial, destino turístico

1
Autor principal.
Correspondencia:
a22010471@uhipocrates.edu.mx
pág. 9054
Reflective Analysis on Destination Image Management Supported by

Artificial Intelligence (AI)

ABSTRACT

This paper examines destination image management in the tourism sector as an integrated process that

combines tangible and symbolic elements to build coherent perceptions of a place. It aims to analyze

how planning, communication, and coordinated actions s
trengthen the identity of tourist destinations
while incorporating emerging technologies, particularly artificial intelligence, as a supportive tool. The

discussion explores the factors involved in shaping a destination’s image, from planning and promotion

to the integration of technologies that enable data collection, analysis, and the creation of diverse content

formats. Rather than replacing human expertise, artificial intelligence expands the potential for image

managers to optimize their work through c
ritical analysis and creativity. The study concludes that
combining technological tools with professional experience, ongoing training, and ethical judgment can

enhance communication strategies, align image projection with a destination’s reality, and fost
er
stronger relationships between visitors and tourism organizations.

Keywords: image, perceived image, destination

Artículo recibido 02 setiembre 2025

Aceptado para publicación: 29 setiembre 2025
pág. 9055
INTRODUCCIÓN

La globalización ha implicado una intensificación de los flujos de información, el acortamiento de las
distancias comunicativas y mayor interconexión entre los espacios sociales, culturales y económicos
(García-Serna et al., 2023). En este contexto, las organizaciones, incluidos los destinos turísticos,
enfrentan ritmos de trabajo acelerados derivados de la necesidad de responder con prontitud a
expectativas elevadas de públicos cada vez más informados y exigentes (Antczak, 2025). Dichas
expectativas, muchas veces mediadas por redes digitales y medios audiovisuales, presionan para que
las decisiones de gestión se tomen con rapidez, lo que puede incrementar cargas operativas y reducir
los tiempos de reflexión estratégica.

La Inteligencia Artificial (IA) ha emergido como un elemento diferencial en este escenario complejo,
al ofrecer herramientas que permiten procesar grandes volúmenes de datos, automatizar tareas
repetitivas y acortar plazos en la producción de contenido (Tuo et al., 2024). Sin embargo, la IA no está
exenta de limitaciones: imperfecciones, sesgos, fallos técnicos y consideraciones éticas aún presentes
en su despliegue lo sitúan como una tecnología en evolución, más que como solución definitiva (Duarte
et al., 2020).

Dentro del campo turístico, la gestión de imagen de un destino comprende la construcción,
mantenimiento y divulgación de percepciones que los potenciales visitantes tienen sobre dicho lugar;
estas percepciones están influidas por fotografías, vídeos, reseñas, campañas promocionales y
contenidos generados por usuarios, entre otros elementos (Li et al., 2023; García-Serna et al., 2025;
García-Serna et al., 2024a). La fidelidad, coherencia y atractivo de esos materiales visuales son
componentes esenciales, pues pueden incidir tanto en la decisión de visita como en la reputación
instituciona del destino.

Entre los distintos tipos de IA aplicables al turismo, algunos se especializan en el procesamiento de
imágenes y vídeos: reconocimiento de escenas, generación de imágenes mediante redes generativas,
captioning automático, y edición o mejora visual automatizada (Yu & Meng, 2025; Panigrahy & Verma,
2025). Otros tipos se orientan al análisis de datos textuales, de sentimientos o de comportamiento, pero
todos ellos pueden converger para respaldar estrategias de marketing, posicionamiento y diseño de
imagen de destinos.
pág. 9056
Este trabajo propone que la incorporación de IA sea desde la óptica como un auxiliar en la gestión de
imagen de destinos turísticos, es decir, que tenga un enfoque complementario: no sustituir la reflexión
humana ni el criterio profesional, sino acelerar ciertos procesos técnicos, mejorar la precisión,
diversificar formatos visuales o facilitar el análisis de percepciones del público.

En dicho sentido, el presente ensayo tiene como objetivo ofrecer un acercamiento teórico y reflexivo
sobre la importancia de la gestión de imagen de destinos turísticos, explorar los distintos tipos de IA
que resultan pertinentes al procesamiento visual y de datos, y examinar de qué modo esas herramientas
pueden incorporarse para agilizar procesos sin perder rigor y sin depender únicamente de la novedad
tecnológica. Se prestará especial atención a los desafíos, tanto técnicos como éticos, y a las condiciones
que harían factible una integración adecuada.

El análisis se basa en literatura reciente consolidada en los ámbitos de turismo, marketing, tecnología
de IA, gestión de destinos y comunicación visual. Esto bajo el objetivo que el presente trabajo sirva
como punto de partida para socializar cómo la gestión de imagen turística puede beneficiarse de la IA,
evaluando ventajas y limitaciones desde una perspectiva reflexiva. No se plantea la solución única, sino
la exploración informada, que permita propuestas viables y con conciencia de los riesgos y condiciones
necesarias para su aplicación.

DESARROLLO

El ejercicio de gestionar la imagen de una entidad, ya sea empresarial, de productos o de un destino
turístico, exige que sus responsables consideren múltiples dimensiones interrelacionadas. En primer
lugar, debe entenderse claramente la distinción entre identidad e imagen, aunque dichas nociones no
funcionen en compartimentos estancos, sino que tienden a interconectarse en su práctica. En ese sentido,
Duque Oliva y Carvajal Prieto (2015), apoyándose en lo establecido por Schmitt et al. (1995), sostienen
que la identidad corresponde al grado en el cual una organización ha logrado articular una imagen
distintiva y coherente, es decir, la identidad actúa como instrumento interno que sustenta la proyección
externa que esa organización desea emitir. La identidad es aquello que la entidad “es” desde su propia
construcción simbólica, mientras que la imagen será lo que perceptivamente los públicos reciben y
evalúan.
pág. 9057
Desde esa perspectiva, los gestores de imagen no pueden asumir la identidad como algo estático ni dado
de una vez por todas. En las conclusiones de Duque Oliva y Carvajal Prieto (2015) se señala que el
mercado y el entorno son dinámicos, que las relaciones interpersonales y las variables del contexto
evolucionan continuamente. Ello implica que las organizaciones deben mantener un monitoreo
constante del comportamiento externo e interno, así como adoptar herramientas que faciliten su
adaptación frente a escenarios cambiantes. En el caso de un destino turístico, esto traduce la necesidad
de revisar no solo los elementos visuales (fotografías, vídeos, representaciones gráficas), sino también
las narrativas, los valores simbólicos, las estrategias de comunicación y las percepciones colectivas.

Dentro de ese panorama, la digitalización y expansión de los medios digitales configuran un nuevo
perfil de consumidor o visitante que demanda experiencias visualmente atractivas, interactivas y
coherentes con lo prometido. Taquía Gutiérrez (2017) observaba que, en el mercado latinoamericano,
alrededor del 70 % de la población ya tenía acceso a Internet y el 95 % se encontraba cubierta por
tecnología 3G, lo que permitía un ecosistema digital emergente que moldeaba cómo se consumen
contenidos visuales. En ese contexto, el turista contemporáneo no solo consume pasivamente imágenes
de destinos: produce, comparte, comenta, elige y compara. Esa doble dirección, consumo y producción
de contenido, añade complejidad para el gestor de imagen, que debe anticipar interacciones con
audiencias activas.

En consecuencia, emerge el concepto de branding como una estrategia integradora de identidad e
imagen. Clow (2007) define el branding como el proceso de consolidación de una marca corporativa
que integra tanto aspectos tangibles (productos, servicios, instalaciones, empleados, publicidad,
logotipos) como intangibles (filosofía organizacional, valores, ideales del personal, reputación,
publicidad no pagada). Cuando la marca o imagen de destino se consolida efectivamente, ofrece cierto
grado de certidumbre al público, reduce incertidumbres al hacer explícita una promesa coherente. No
obstante, tal promesa solo puede cumplirse si la imagen proyectada guarda proximidad con la imagen
percibida por los públicos.

En ese sentido conforme Castillo-Villar (2016) plantea que ni la imagen, ni la identidad ni la marca
pueden considerarse completas si no existe la correspondiente percepción del consumidor o visitante.
pág. 9058
En otras palabras, la convergencia entre lo proyectado, imagen institucional, y lo captado por los
públicos, imagen percibida, resulta esencial. En el mismo sentido, García et al. (2024b) aluden a la
necesidad de que la imagen proyectada sea fiel o al menos semejante a lo que los perceptores reconocen.
Esa fidelidad implica una congruencia entre atributos visuales, simbólicos y experienciales. Si la
proyección promete un destino natural, sustentable y auténtico, los contenidos visuales, las narrativas y
las vivencias ofrecidas deben respaldar esa promesa para evitar disonancias que erosionen la
credibilidad.

Para que esa alineación entre imagen proyectada e imagen percibida se materialice con eficacia, los
gestores de imagen necesitan operar estratégicamente con varias herramientas conceptuales y técnicas
al mismo tiempo: identificar los atributos diferenciales del destino, conocer las expectativas y
percepciones de los públicos, seleccionar correctamente los formatos visuales y narrativos, incorporar
retroalimentación permanente y ajustar continuamente la oferta simbólica. En el caso específico de
destinos turísticos, esta sofisticación se intensifica, porque la imagen no solo atrae visitantes, sino que
también forma parte de la experiencia vivida y del boca a boca digital posterior. Así, la gestión de
imagen no es un acto aislado de diseño gráfico o marketing, sino un proceso integrado que combina
planificación visual, conocimiento de públicos, monitorización de percepciones y adaptación
progresiva.

Al integrar esta exigente complejidad con el aceleramiento contemporáneo que impone la globalización,
los gestores buscan optimizar procesos sin perder reflexión. En esa operación intermedia puede situarse
la Inteligencia Artificial como herramienta auxiliar, capaz de procesar, analizar y proponer contenidos
visuales o datos perceptuales, pero sin desplazar el juicio humano (Aronés Cisneros et al., 2025). Esa
posición intermedia exige reconfigurar el rol de los gestores de imagen, más como directores de
convergencia simbólica que como meros productores gráficos. En este contexto, resulta crucial
reflexionar teóricamente sobre los conceptos operativos que sustentan el trabajo, para poder dialogar
críticamente con las herramientas tecnológicas.

Por ello, el siguiente apartado del trabajo se orienta a una revisión crítica de los fundamentos teóricos
que servirán como eje para el análisis. Se abordarán la gestión de imagen, la noción de fidelidad o
coherencia imagen-percepción, la especificidad de los destinos turísticos, los tipos de Inteligencia
pág. 9059
Artificial aplicables y los principios de ética profesional necesarios para este tipo de intervenciones
tecnológicas. Esa revisión teórica establecerá las bases conceptuales desde las cuales se articulará el
análisis reflexivo posterior.

Gestión de imagen para la fidelización del consumidor a través de la imagen percibida

La imagen percibida de un destino turístico consiste en las creencias, impresiones y emociones que los
turistas forman respecto al destino, ya sea por experiencias previas, información recibida a través de
medios de comunicación, recomendaciones de otros viajeros o contenido digital generado por usuarios
(Jiménez-García et al., 2025; Baloglu & McCleary, 1999). Esta imagen tiene componentes cognitivos
(atributos tangibles como infraestructura o servicios) y afectivos (sentimientos, emociones).

La gestión de imagen es el conjunto de actividades planificadas por los gestores del destino, orientadas
a proyectar identidades visuales, narrativas y simbólicas con coherencia interna, para que esas
proyecciones se correspondan lo más posible con la imagen percibida por los turistas. Esas actividades
incluyen publicidad, branding, diseño visual, comunicación institucional, gestión de experiencias
sensibles, y estrategias de retroalimentación o medición de percepciones.

La fidelización del consumidor en turismo está vinculada a la intención de volver, recomendar el
destino, preferirlo sobre otros, y es afectada por la satisfacción del turista, la calidad percibida de
servicios y la percepción de que lo prometido coincide con lo vivido (Kanwel et al., 2019; Afshardoost
& Sadegh, 2020). Cuando la imagen percibida coincide o se aproxima con la imagen proyectada, se
reducen las discrepancias que pueden generar insatisfacción o decepción.

Investigaciones meta-analíticas han mostrado que la imagen global del destino y la dimensión afectiva
de la imagen son predictores significativos de las intenciones de comportamiento del turista, incluyendo
intención de visita futura y recomendación (Afshardoost & Sadegh, 2020). Esto sugiere que los
elementos que apelan a emociones o percepciones subjetivas tienen peso al momento de construir
lealtad. En muchos casos la imagen también se construye a través de experiencias memorables que
median la relación entre la imagen percibida y la lealtad. Un estudio en contextos de ecoturismo
encontró que factores experienciales, medidos como atributos específicos de servicio y entorno,
influyen en las percepciones de imagen, y que imagen y satisfacción median entre la experiencia
turística y la fidelización (Li et al., 2021).
pág. 9060
Además, las fuentes de información externa, como reseñas de otros viajeros, redes sociales, contenido
generado por usuarios, comparativas de destinos, afectan la imagen percibida, pues moldean las
expectativas del turista antes de su visita. La gestión adecuada de estas fuentes permite anticipar
discrepancias entre lo proyectado y lo percibido, y ajustar mensajes y experiencias para alinear esos dos
polos.

Un reto que han identificado los estudios es que la percepción del riesgo, ya sea físico, financiero o
psicológico, puede influir negativamente sobre la imagen percibida, lo cual a su vez puede afectar la
intención de volver al destino. En estos casos la imagen funciona como mediadora entre esos riesgos
percibidos y las intenciones de lealtad.

Otra dimensión importante es la calidad percibida, entendida como la valoración subjetiva que hace el
turista de los servicios, la infraestructura, la atención, la autenticidad del entorno, entre otros. Esa
valoración influye en la satisfacción, y la satisfacción es un antecedente común en los modelos de lealtad
turística (Kanwel et al., 2019).

Finalmente, la fidelización basada en imagen percibida suele requerir continuidad: la exposición
repetida al destino, experiencias coherentes, reconocimiento visual o simbólico, y una correspondencia
consistente entre lo que se promete y lo que se experimenta. Sin esa continuidad, los efectos positivos
sobre lealtad tienden a debilitarse.

Por lo tanto, se presenta la Tabla 1 que resume los componentes esenciales de la gestión de imagen
orientada a la fidelización a través de la imagen percibida.

Tabla 1. Fidelización a través de la imagen percibida

Componente
Descripción Papel respecto a la fidelización
Imagen cognitiva
Percepción de atributos objetivos
del destino (infraestructura,
servicios, accesibilidad, etc.)

Forma expectativas que pueden
frustrarse o satisfacerse, afectando
satisfacción y retorno

Imagen afectiva
Sentimientos, emociones evocadas
por el destino (ambiente, belleza,
hospitalidad)

Genera vínculo emocional, facilita
recomendaciones y relaciones de largo
plazo

Calidad percibida
Evaluación subjetiva de los
servicios, experiencias,
autenticidad

Impacta directamente en la satisfacción,
elemento clave para fidelización
pág. 9061
Experiencias
memorables

Momentos o vivencias que quedan
en la memoria del turista como
excepcionales

Median entre imagen percibida y
lealtad, fortalecen la conexión
emocional

Anticipación /
expectativas
Expectativas previas generadas por
publicidad, reseñas, redes sociales

Si se gestionan bien, ayudan a alinear lo
proyectado con lo percibido; si no,
pueden generar decepción

Percepción de riesgos
Riesgos financieros, sociales,
físicos o psicológicos percibidos
antes o durante la visita

Pueden disminuir la imagen percibida;
su mitigación favorece la lealtad

Continuidad /
coherencia

Consistencia entre la promesa de la
imagen (branding, comunicación) y
la experiencia real

Refuerza confianza, favorece repetición
y recomendación

Fuente: Elaboración propia con base en la literatura

Inteligencia artificial y su uso ético

La inteligencia artificial (IA) se refiere a sistemas computacionales que realizan tareas que
tradicionalmente requerían inteligencia humana, como reconocimiento de patrones, toma de decisiones,
aprendizaje automático y generación de contenido. Su creciente adopción en ámbitos diversos plantea
la necesidad de considerar principios éticos que guíen su diseño, implementación y uso, con el fin de
evitar riesgos, proteger derechos y mantener la confianza de los usuarios.

Uno de los principios éticos fundamentales es la transparencia, entendida como la capacidad de los
sistemas de IA para explicar, o al menos permitir que los humanos comprendan, cómo se tomaron
decisiones o generaron resultados. Floridi (2023) plantea que la explicabilidad debe complementarse
con responsabilidad, de modo que los desarrolladores y responsables respondan cuando los sistemas
causen efectos adversos, sean previsibles o no.

La equidad o justicia es otro principio clave. Se relaciona con la evitación de sesgos en los datos de
entrenamiento, en los algoritmos y en las decisiones automatizadas. Floridi, y otros autores señalan que
los sistemas éticos deben diseñarse para minimizar discriminaciones, distribuir beneficios y cargas de
manera justa y atender la diversidad de los contextos culturales y sociales en los que operan (Morley et
al., 2021). La privacidad es también esencial en el uso de IA, especialmente cuando los sistemas
recopilan o procesan datos personales de usuarios. Coeckelbergh (2020) considera que la ética de la IA
debe incluir salvaguardas para la protección de datos personales, definir quién tiene acceso a qué
información, y regular cómo se almacena, se utiliza y se comparte el contenido generado o recolectado.
pág. 9062
El principio de responsabilidad (accountability) exige que quienes desarrollan o despliegan sistemas de
IA estén sujetos a mecanismos que les permitan rendir cuentas por los efectos de esos sistemas. En
entornos donde los sistemas autónomos toman decisiones con efectos morales, se debe considerar cómo
atribuir responsabilidad, incluso cuando ciertos resultados no fueron previstos.

Otro aspecto ético relevante es la autenticidad perceptiva del contenido generado por IA, es decir,
cuánto los usuarios consideran que aquello que ven o experimentan proviene de una fuente humana o
artificial, y cómo esa percepción influye en la confianza y la fidelidad del consumidor. Estudios
recientes han explorado este punto, identificando que el etiquetado del contenido como generado por
IA y la fidelidad con la experiencia real impactan en la percepción de autenticidad (perceived
authenticity) y en las intenciones de uso o consumo (patronage intent) (Thu Bu et al., 2024).

Además, la ética del uso de IA en turismo debe considerar el contexto de sus efectos indirectos,
incluyendo el impacto ambiental de la infraestructura computacional, los recursos energéticos
requeridos por entrenamiento de modelos, y la huella ecológica de operar sistemas automatizados,
particularmente cuando se busca una sostenibilidad institucional y social (van Uffelen et al., 2024).

Un desafío frecuente consiste en traducir principios éticos en prácticas concretas. Morley et al. (2021)
han señalado que muchas guías y frameworks se quedan en declaraciones generales; la adopción real
requiere herramientas, auditorías éticas, formación profesional, evaluación continua de riesgos y
mecanismos de mejora en función de retroalimentación.

La ética en IA no es un añadido, sino un elemento integrador que puede afectar la credibilidad de las
instituciones, la satisfacción del usuario, la fidelidad del consumidor y la reputación del destino
turístico. Reflexionar sobre ética, por lo tanto, implica reconocer la complejidad, las limitaciones
actuales y los compromisos necesarios para que el uso de IA sea coherente con valores sociales.

Por otro lado, es importante considerar considerar la capacitación de los profesionales del turismo en el
uso responsable de IA, de manera que puedan interpretar correctamente los resultados generados, tomar
decisiones informadas y diseñar estrategias que respeten la diversidad cultural y social de los visitantes,
al tiempo que promueven experiencias auténticas y sostenibles en los destinos.
pág. 9063
CONCLUSIONES

La gestión de la imagen en el sector turístico constituye un proceso complejo que implica planificar,
articular y coordinar diversos elementos para construir representaciones coherentes de un destino. Esta
gestión se vincula tanto a aspectos tangibles (como la infraestructura, los servicios y los canales de
comunicación) como a elementos simbólicos que forman parte de la experiencia percibida por los
visitantes. En este contexto, el papel de los gestores de imagen se orienta a analizar, organizar y
comunicar información que permita al público identificar con claridad las particularidades del destino
y comprender la propuesta de valor que ofrece.

El desarrollo de tecnologías emergentes, entre ellas la inteligencia artificial, introduce nuevas
posibilidades para fortalecer los procesos asociados a la gestión de imagen. Estas tecnologías pueden
facilitar la recopilación y el análisis de datos, automatizar tareas repetitivas y generar contenidos en
diversos formatos para apoyar la proyección de la imagen de un destino. No obstante, la función de la
inteligencia artificial se entiende como la de un recurso que, en la práctica, depende de la manera en
que es seleccionada, implementada y supervisada por profesionales del sector.

La experiencia acumulada, la creatividad y la actualización constante del personal especializado son
factores que inciden en la forma en que se articulan las herramientas tecnológicas con las estrategias de
comunicación y mercadotecnia. La capacidad para interpretar resultados, contextualizarlos y
transformarlos en acciones congruentes con la identidad del destino no se deriva únicamente de los
sistemas automatizados, sino de la interacción entre estos y las competencias profesionales de quienes
los gestionan.

Por ello, la formación continua y el desarrollo de habilidades analíticas, comunicativas y éticas en los
equipos responsables se presentan como condiciones necesarias para diseñar, ejecutar y evaluar
estrategias de imagen que integren adecuadamente las posibilidades de la inteligencia artificial. La
reflexión sistemática sobre estos procesos, así como la evaluación de los efectos que producen en la
percepción de los públicos, puede contribuir a identificar áreas de mejora y a mantener la coherencia
entre la proyección y la experiencia del destino.
pág. 9064
La combinación de herramientas tecnológicas con el juicio experto y la creatividad profesional puede
favorecer que los mensajes transmitidos sean consistentes con las características reales del destino,
evitando discrepancias entre lo prometido y lo vivido por los visitantes. Esta coherencia tiene efectos
en la confianza y la disposición de los turistas para interactuar con la oferta del destino, y se vincula
estrechamente con la sostenibilidad de las relaciones a largo plazo entre el público y la organización.

La conclusión de este trabajo apunta a considerar la inteligencia artificial como un instrumento que,
integrado de manera crítica y estratégica en los procesos de gestión de imagen, puede contribuir al logro
de objetivos organizacionales en el sector turístico. La efectividad de su uso no depende únicamente de
la tecnología en sí misma, sino del modo en que se conjuga con la creatividad, la experiencia y la
actualización permanente de los profesionales que la utilizan. Esta perspectiva abre un espacio para
futuras reflexiones y estudios sobre cómo equilibrar innovación tecnológica, competencias humanas y
ética profesional en la construcción de imágenes de destinos turísticos.

Asimismo, la incorporación de análisis predictivos mediante IA puede anticipar cambios en las
preferencias de los turistas y en la percepción de los destinos, permitiendo a los gestores adaptar sus
estrategias de forma proactiva.

Además, el uso de IA en la personalización de experiencias digitales y en la generación de contenido
interactivo puede incrementar la participación del público y fortalecer el vínculo emocional con el
destino, ampliando así las oportunidades de fidelización.

Finalmente, se destaca que la integración de la inteligencia artificial debe acompañarse de políticas de
sostenibilidad y responsabilidad social, considerando el impacto ambiental de los sistemas digitales y
promoviendo prácticas éticas que fortalezcan la confianza de los visitantes y la reputación del destino
a largo plazo.

Estas perspectivas abren un espacio para futuras investigaciones sobre cómo combinar innovación
tecnológica, análisis de datos, creatividad y ética profesional para optimizar la construcción de
imágenes de destinos turísticos y garantizar su competitividad en un entorno global cada vez más
digitalizado.
pág. 9065
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