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Ante el reto de la diversidad de perfiles estudiantiles, la programación competitiva permite adoptar
niveles de dificultad, fomentar el aprendizaje autónomo y promover el trabajo colaborativo entre
estudiantes con distintos grados de experiencia; lo anterior permite que estudiantso de diferentes grados
de experiencia y saberes colaboren entre sí (Brito & Gonçalves, 2019; Figueiredo & García-Pẽalvo,
2019; Morales Ortiz et al., 2024; Sinza-Diaz et al., 2023).
En lo relativo a la evaluación y retroalimentación, el uso de plataformas como Codeforces, OmegaUp
o BOCA permite una retroalimentación inmediata, automatizada y gamificada, favoreciendo un
seguimiento puntual del proceso de aprendizaje (Lora Patiño et al., 2021; Medeiros et al., 2019; Morales
Ortiz et al., 2024; Santos et al., 2020; Sinza-Diaz et al., 2023).
En la actualidad, la mayoría los estudiantes de educación a nivel superior pertenecen a la Generación Z,
esta cohorte generacional se distingue por su familiaridad con las tecnologías digitales, su autonomía en
el aprendizaje, su inclinación hacia el trabajo colaborativo y preferencia por contenidos visuales y con
aplicación práctica en el mundo real (Saxena & Mishra, 2021; Wajdi et al., 2024). En este sentido, las
metodologías de aprendizaje activo resultan especialmente pertinentes al fomentar la participación
activa y colaborativa del estudiante (Agbo et al., 2019; Figueiredo & García-Pẽalvo, 2019; Medeiros et
al., 2019; Santos et al., 2020). No obstante, su implementación implica desafíos como la necesidad de
mayor planificación, recursos y disposición al cambio metodológico por parte del profesorado (Agbo et
al., 2019; Medeiros et al., 2019; Santos et al., 2020).
Finalmente, la programación competitiva presenta un alto potencial para integrarse en asignaturas como
Fundamentos de Programación o Estructuras de Datos. Además de reforzar habilidades técnicas,
también desarrolla competencias transversales como liderazgo, resiliencia y gestión del tiempo.
Diversos autores han documentado experiencias exitosas mediante clubes, semilleros, eventos
académicos y su incorporación curricular (Brito & Gonçalves, 2019; Lora Patiño et al., 2021; Morales
Ortiz et al., 2024; Nair, 2020; Sinza-Diaz et al., 2023).
Experiencias y aprendizajes derivados de la programación competitiva en el ITCJ
A pesar de que en el Instituto Tecnológico de Ciudad Juárez (ITCJ) no se ha utilizado la programación
competitiva como enfoque didáctico, se tiene experiencia aplicándola en contextos competitivos, desde
el 2014. En la figura 2.2, se presenta una línea del tiempo de su utilización y evolución a lo largo del