REFORESTACIÓN COMO PRÁCTICA
PEDAGÓGICA PARA LA SOSTENIBILIDAD
EN TOTARCO DINDE, COMUNIDAD
INDÍGENA DEL TOLIMA
PEDAGOGICAL REFORESTATION FOR SUSTAINABLE
DEVELOPMENT IN AN INDIGENOUS COMMUNITY OF
TOLIMA
Ximena Marcela Lara Jaramillo
Universidad Popular del Cesar, Colombia
Rigoberto Martínez Ramos
Universidad Popular del Cesar, Colombia
Luis Carlos Bermúdez Quintero
Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD), Colombia
pág. 9197
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i5.20251
Reforestación como Práctica Pedagógica para la Sostenibilidad en Totarco
Dinde, Comunidad Indígena del Tolima
Ximena Marcela Lara Jaramillo1
xime.lara@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0005-4010-6904
Universidad Popular del Cesar
Colombia
Rigoberto Martínez Ramos
rimara30@gmail.com
https://orcid.org/0009-0003-3603-8510
Universidad Popular del Cesar
Colombia
Luis Carlos Bermúdez Quintero
abadmakario@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0001-9275-9046
Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD)
Colombia
RESUMEN
En el corazón de Totarco Dinde, comunidad indígena del sur del Tolima, la reforestación sirvió como
experiencia pedagógica para la comunidad educativa. A través del proyecto “Árboles para la vida”, esta
investigación articula el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), la recuperación de saberes ancestrales
y la participación comunitaria como respuesta educativa a problemáticas ambientales como la
deforestación, la degradación del suelo y la pérdida de biodiversidad. El estudio adoptó un enfoque
cualitativo con diseño de caso explicativo, aplicando entrevistas semiestructuradas a docentes, grupo
focal con padres de familia y observación participante en las actividades de siembra. Los instrumentos
fueron validados y el análisis se organizó en seis categorías: sostenibilidad, aprovechamiento de
recursos, participación comunitaria, impacto educativo, restauración ecológica y sensibilización
ambiental. Los resultados evidencian avances significativos tales como la recuperación vegetal de cinco
hectáreas, implementación de compostaje con residuos orgánicos, fortalecimiento de valores ecológicos
en la comunidad y revitalización de prácticas agroecológicas tradicionales. A pesar de desafíos como la
falta de un sistema de riego y la participación desigual, el proyecto sirvió para que la reforestación se
vista como una estrategia educativa, cultural y ética, capaz de sembrar conciencia y resiliencia en el
sector rural, asimismo esta experiencia demuestra que sembrar árboles también es sembrar memoria,
identidad y futuro. El modelo pedagógico desarrollado en la I. E. Totarco Dinde ofrece una ruta
replicable para comunidades que buscan integrar el cuidado del entorno con procesos educativos y
culturalmente arraigados.
Palabras clave: educación ambiental, reforestación, desarrollo sostenible, participación comunitaria
1
Autor principal.
Correspondencia: rimara30@gmail.com
pág. 9198
Pedagogical Reforestation for Sustainable Development in an Indigenous
Community of Tolima
ABSTRACT
In the heart of Totarco Dinde, an Indigenous community in southern Tolima, reforestation became a
pedagogical experience for the local educational community. Through the “Trees for Life” project, this
research integrates Project-Based Learning (PBL) with the recovery of ancestral knowledge and
community participation as an educational response to environmental issues such as deforestation, soil
degradation, and biodiversity loss. The study employed a qualitative approach with an explanatory case
study design, using semi-structured interviews with teachers, focus groups with parents, and participant
observation during planting activities. Validated instruments guided the analysis, which was organized
into six categories: sustainability, resource use, community participation, educational impact, ecological
restoration, and environmental awareness. The results show significant progress, including the
vegetative recovery of five hectares, composting with organic waste, strengthening of environmental
values within the community, and revitalization of traditional agroecological practices. Despite
challenges such as the lack of an irrigation system and uneven participation, the project positioned
reforestation as an educational, cultural, and ethical strategy that cultivates awareness and resilience in
rural areas. This experience demonstrates that planting trees also means planting memory, identity, and
future. The pedagogical model developed at Totarco Dinde School offers a replicable pathway for
communities seeking to integrate environmental stewardship with culturally rooted educational
processes.
Keywords: environmental education, reforestation, sustainable development, community participation
Artículo recibido 22 agosto 2025
Aceptado para publicación: 25 septiembre 2025
pág. 9199
INTRODUCCIÓN
La sostenibilidad no basta con teorías ni fórmulas, sino que se construye con acciones reales, con lo que
hacemos cada día, brota del territorio cuando una comunidad decide cuidarlo, reconociendo que el
compromiso con el entorno nace de la práctica. En la Institución Educativa Totarco Dinde, comunidad
indígena rural del sur del Tolima, esa decisión tomó forma a través del proyecto Árboles para la Vida,
una experiencia educativa que convirtió la reforestación en práctica pedagógica, cultural y ecológica.
Este artículo analiza los efectos formativos, comunitarios y ambientales de dicha intervención,
articulando el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), la recuperación de saberes ancestrales y la
participación comunitaria como respuesta a problemáticas como la deforestación, la degradación del
suelo y la pérdida de biodiversidad.
El problema que establece este estudio es doble, por un lado, la degradación ambiental en zonas de
bosque seco tropical, expresada en pérdida de cobertura vegetal, suelos exhaustos y biodiversidad
amenazada (Municipio de Coyaima, s. f.-a); por otro, la escasez de experiencias que documenten cómo
una intervención educativa puede transformar hábitos, valores y dinámicas ambientales en contextos
rurales. Moreno Henao y Bermeo (2017) advierten que el monocultivo intensivo y el uso de
agroquímicos han alterado los equilibrios ecológicos en Coyaima, sin que existan suficientes respuestas
pedagógicas contextualizadas.
Ante este panorama, resulta urgente repensar el papel de los entornos educativos rurales como motores
de prácticas sostenibles, destacando su relevancia pedagógica y socioecológica. En lo pedagógico, se
plantea la necesidad de un currículo que conecte saberes previos con problemas reales del contexto,
condición esencial para el aprendizaje significativo (Ausubel, 1968). En lo socioecológico, restaurar la
cobertura vegetal y mejorar suelos contribuye a mitigar el cambio climático, reducir olas de calor y
recuperar hábitats locales (IPCC, 2021). En este sentido, las iniciativas educativas en territorios rurales
se entienden como plataformas de articulación entre objetivos formativos y metas ecosistémicas y
culturales (Meza Salcedo, Mesa & del Basto, 2024).
En consecuencia, estas experiencias formativas en territorios rurales requieren ser sustentadas en
enfoques pedagógicos centrados en la construcción activa del conocimiento y la interacción social. El
estudio se apoya en teorías del aprendizaje que promueven la experiencia compartida, la colaboración y
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el desarrollo de sentido, como el constructivismo, donde el aprendizaje se entiende como construcción
mediada socialmente (Piaget, 1950; Vygotsky, 1978). El ABP aporta el enfoque metodológico, ya que
se fundamenta en el trabajo con problemas reales, investigación guiada y producción colaborativa
(Thomas, 2000). La Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS), por su parte, orienta competencias
como el pensamiento sistémico y la acción transformadora, en sintonía con la Agenda 2030 (UNESCO,
2020).
En coherencia con los enfoques teóricos mencionados, el escrito reciente se inscribe en tres líneas que
se complementan: a nivel internacional, Flores (2015) destaca la necesidad de transversalizar la
sostenibilidad en el currículo escolar; en Colombia, Flórez-Yepes (2015) resalta el papel de la educación
ambiental como herramienta para el desarrollo sostenible; y en el Tolima, Barrero (2019) y Tique
Ducuara (2018) documentan experiencias educativas que enfrentan la pérdida de biodiversidad y el
deterioro del suelo desde una perspectiva comunitaria. Este estudio aporta una sistematización
cualitativa que muestra cómo una intervención de reforestación incide en aprendizajes, prácticas
comunitarias y restauración ecológica.
A partir de estos antecedentes, resulta importante comprender las condiciones territoriales en las que se
desarrolla la experiencia, siendo el contexto de Totarco Dinde relevante, ya que Coyaima presenta clima
cálido, baja disponibilidad hídrica y presiones derivadas del monocultivo de hoja de cachaco (Municipio
de Coyaima, s. f.-b). La Institución Educativa Totarco Dinde, con trayectoria en el Sistema de Educación
Indígena Propio (SEIP), dispone un espacio para las aulas y unas hectáreas para la reforestación a través
de un sendero ecológico, lo que permite integrar formación, acción y evaluación desde el territorio
(Institución Educativa Totarco Dinde, 2021). La comunidad pijao conserva saberes agrícolas y prácticas
de minga que dan sentido a la reforestación como acto de cuidado y memoria biocultural (Rodríguez,
2018).
La experiencia educativa en Totarco Dinde no surge como respuesta institucional aislada, sino como
expresión de una necesidad territorial compartida: recuperar el vínculo entre escuela, comunidad y
entorno. Por ello, el proyecto Árboles para la Vida trasciende lo didáctico y se configura como una
práctica situada que articula saberes ancestrales, compromisos intergeneracionales y aprendizajes
significativos. La reforestación en este contexto no es solo técnica, sino simbólica, ya que cada árbol
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sembrado representa una apuesta por la vida, por la memoria y por la permanencia cultural en un
territorio históricamente afectado por la degradación ambiental y la invisibilización de sus prácticas
agrícolas tradicionales.
Desde el enfoque del ABP, esta experiencia permite observar cómo los estudiantes y sus familias se
convierten en agentes activos del cambio, no solo al ejecutar acciones ecológicas, sino al reinterpretar
su rol en el cuidado del territorio. El espacio educativo deja de ser un lugar de transmisión de contenidos
para convertirse en un laboratorio vivo de transformación, donde el currículo se adapta a las dinámicas
locales y se nutre de la experiencia comunitaria. Esta articulación entre lo escolar y lo territorial responde
a los llamados de la EDS, que plantea la urgencia de formar ciudadanos capaces de comprender la
complejidad de los sistemas socioecológicos y de actuar en consecuencia (UNESCO, 2020).
En este marco, el fenómeno que se analiza en el artículo no es solo educativo ni exclusivamente
ambiental, sino profundamente relacional. Lo que se busca es comprender cómo una comunidad
indígena rural, a través de una práctica pedagógica situada, logra activar procesos de restauración
ecológica, revitalización cultural y fortalecimiento de valores ambientales. Esta perspectiva relacional
exige reconocer la interdependencia entre los actores, los saberes y los espacios, y plantea preguntas
sobre la sostenibilidad como proceso colectivo, más allá de indicadores técnicos o resultados inmediatos.
Con base en esta comprensión relacional de la experiencia, el artículo presenta una sistematización
cualitativa situada que busca identificar los efectos formativos, comunitarios y ecológicos del proyecto
Árboles para la Vida en Totarco Dinde. Más que describir una experiencia exitosa, se propone analizar
sus alcances y límites, reconociendo las tensiones, aprendizajes y desafíos que emergen en procesos de
transformación territorial. A través de entrevistas, registros de campo y observaciones participativas, se
construye una narrativa analítica que visibiliza cómo la reforestación se convierte en práctica educativa,
cultural y ecológica, sin perder de vista las condiciones estructurales, las resistencias locales y las
complejidades propias del contexto rural indígena.
A partir de ello, el artículo se propone como una contribución al campo de la educación ambiental
contextualizada, mostrando cómo una práctica pedagógica situada puede incidir en la transformación de
hábitos, valores y relaciones con el entorno. No se trata de presentar un modelo replicable, sino de
compartir una experiencia que, desde su singularidad, ofrece claves para pensar la sostenibilidad como
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proceso educativo, cultural y comunitario. En tiempos de crisis climática y fragmentación social,
experiencias como la de Totarco Dinde invitan a reimaginar el papel de la escuela rural como espacio
de resistencia, cuidado y construcción de futuro.
En lugar de formular una hipótesis, el propósito central de este estudio es comprender cómo el proyecto
Árboles para la Vida incide en la transformación de prácticas ambientales, valores ecológicos y
aprendizajes significativos en estudiantes y familias de Totarco Dinde. La investigación se orienta a
explorar los aprendizajes generados por la experiencia de reforestación, las prácticas comunitarias que
fortalecen la sostenibilidad desde una perspectiva cultural y educativa, los factores que influyen en la
permanencia de las acciones ecológicas, y los aportes pedagógicos que esta experiencia ofrece al
currículo escolar como contribución a la Educación para el Desarrollo Sostenible.
METODOLOGÍA
Este artículo analiza el fenómeno educativo y comunitario generado por el proyecto “Árboles para la
Vida”, desarrollado en la Institución Educativa Totarco Dinde, en el municipio de Coyaima (Tolima).
Desde un enfoque cualitativo, se interpreta cómo los actores involucrados comprenden, viven y
transforman sus prácticas ambientales a partir de una intervención pedagógica situada. Como señalan
Denzin y Lincoln (2015), este tipo de enfoque permite comprender fenómenos complejos en su contexto
natural, o que resulta pertinente para comprender la sostenibilidad como fenómeno situado, relacional y
comunitario.
El fenómeno se aborda mediante un diseño de estudio de caso explicativo (Stake, 1998), que permite
analizar cómo y por qué las estrategias pedagógicas orientadas a la sostenibilidad inciden en la
conciencia ecológica, el comportamiento de los actores educativos y la restauración de ecosistemas
locales. Este enfoque va más allá de la descripción, al interpretar las relaciones entre la intervención
educativa y sus efectos sociales, ambientales y formativos, en coherencia con los lineamientos
metodológicos de Bisquerra (2004) y Hernández Sampieri et al. (2014).
A partir de este diseño, el análisis se fundamenta en la experiencia desarrollada en Totarco Dinde,
abordada como unidad de observación del fenómeno mediante la comparación de vivencias, testimonios
y transformaciones observadas. Se integran dimensiones pedagógicas, ecológicas y socioculturales, con
el fin de comprender el proceso en su contexto real. Esta mirada situada permite reconocer que los
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aprendizajes no se limitan al aula, sino que se construyen en la interacción entre actores, territorios y
saberes locales.
Para ello, se utilizaron entrevistas semiestructuradas a docentes, grupo focal con familias y observación
participante durante las actividades de siembra, compostaje y mantenimiento. Los instrumentos fueron
validados por expertos en educación ambiental y metodologías participativas, quienes revisaron la
pertinencia de las preguntas, la claridad del lenguaje y la coherencia con los objetivos del análisis. Los
ajustes incluyeron la reformulación de preguntas para evitar ambigüedades, la incorporación de
ejemplos contextualizados y la adaptación lingüística para facilitar la comprensión por parte de los
participantes indígenas. Esta validación permitió ajustar los formatos para garantizar que las voces de
los participantes fueran recogidas con respeto y profundidad, reconociendo sus saberes como fuente
legítima de conocimiento.
En coherencia con las técnicas aplicadas, la muestra fue intencionada y no probabilística, conformada
por estudiantes de los grados décimo y undécimo, docentes de distintas áreas, un directivo docente y
padres de familia pertenecientes a los resguardos indígenas vinculados a la institución. Se incluyeron
aquellos actores que participaron activamente en el diseño, implementación o seguimiento del fenómeno
educativo, y se excluyeron personas sin contacto directo con las actividades, a fin de asegurar la
pertinencia del análisis respecto a la experiencia vivencial. Esta diversidad permitrecoger miradas
complementarias sobre el fenómeno, desde quienes lo vivieron en el aula hasta quienes lo acompañaron
desde la comunidad, enriqueciendo el análisis con múltiples voces.
A partir de la información recogida, el análisis se estructuró en torno a seis categorías que orientaron la
interpretación del fenómeno. La categoría de sostenibilidad permitió explorar cómo los participantes
comprenden y practican el cuidado del entorno, desde acciones cotidianas hasta decisiones colectivas.
En cuanto al aprovechamiento de recursos, se indagó sobre el uso de residuos orgánicos, el compostaje
y la gestión del suelo como prácticas que articulan lo pedagógico con lo técnico. La participación
comunitaria se abordó desde el grado de involucramiento de estudiantes, familias y docentes,
reconociendo tensiones, motivaciones y formas de colaboración. El impacto educativo se analizó a
través de cambios en valores, competencias y actitudes, con énfasis en el liderazgo estudiantil y el
pensamiento crítico. La restauración ecológica permitió documentar transformaciones visibles en el
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paisaje, la biodiversidad y la percepción del territorio. Finalmente, la sensibilización ambiental se
interpretó como un proceso de concientización y transmisión de saberes entre generaciones, que
resignifica el vínculo con la naturaleza y fortalece la memoria colectiva.
Estas categorías no solo guiaron la recolección de datos, sino que también estructuraron el análisis
interpretativo, permitiendo triangular las voces de los participantes con las observaciones de campo y
los referentes teóricos. La triangulación metodológica se aplicó de manera sistemática, contrastando los
testimonios obtenidos en entrevistas con los registros del diario de campo y las evidencias fotográficas.
Cuando se presentaban disonancias entre fuentes, se recurrió a la revisión conjunta con el equipo
pedagógico local, lo que permitió interpretar los matices sin forzar la homogeneidad. Este proceso
permitió identificar convergencias, tensiones y matices en las experiencias vividas, enriqueciendo la
comprensión del fenómeno y evitando lecturas simplificadas.
El trabajo de campo se desarrolló durante las semanas lectivas del año en curso, respetando principios
éticos como la confidencialidad, el consentimiento informado y la participación libre. Se obtuvo
autorización institucional para el desarrollo del proyecto, se explicó a los participantes el propósito del
análisis y se garantizó el anonimato de sus testimonios. Los registros fotográficos, grabaciones y
observaciones se utilizaron exclusivamente con fines académicos, garantizando el manejo responsable
de los datos. Además, se promovió un diálogo horizontal con los participantes, reconociendo su rol
activo en la construcción del conocimiento y evitando prácticas extractivas.
Entre las principales limitaciones se identifican la infraestructura hídrica insuficiente, que restringió la
sostenibilidad de la siembra en época seca, y la participación comunitaria intermitente, lo que afectó la
posibilidad de evaluar transformaciones a mayor escala. Algunos testimonios fueron descartados por su
escasa relación con el fenómeno observado, lo que se contrarrestó mediante triangulación y revisión
categorial. También se reconoció que el tiempo disponible para el acompañamiento fue limitado, lo que
impidió profundizar en ciertos procesos de apropiación comunitaria que requieren continuidad.
Finalmente, esta metodología permitió construir una lectura situada del fenómeno educativo,
reconociendo que la reforestación, cuando se articula con procesos pedagógicos y comunitarios, puede
operar como catalizador de transformación territorial. La estructura categorial adoptada no solo organiza
el análisis, sino que también ofrece una ruta replicable para otras comunidades rurales que enfrentan
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desafíos socioambientales similares. Más allá de los resultados específicos, este enfoque metodológico
reafirma la importancia de investigar desde el territorio, con el territorio y para el territorio,
reconociendo que la educación ambiental no se impone, sino que se construye colectivamente.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Los primeros resultados demuestran avances, entre ellos la recuperación vegetal en cinco hectáreas, la
aplicación de compostaje con residuos orgánicos, el fortalecimiento de valores ecológicos en estudiantes
y familias, y la revitalización de prácticas agroecológicas tradicionales. También se evidencian tensiones
estructurales y culturales, como la limitada infraestructura de riego, la persistencia del monocultivo y la
participación desigual. Estos hallazgos permiten analizar cómo la articulación entre el Aprendizaje
Basado en Proyectos, la recuperación de saberes ancestrales y la participación comunitaria incide en los
hábitos, valores y prácticas ambientales, así como en los procesos de restauración ecológica del
territorio. A partir de esta base, se discuten los factores que favorecen o limitan la permanencia de las
acciones emprendidas y los aprendizajes que podrían ser transferidos a otros contextos rurales con
desafíos socioambientales similares..
En coherencia con el propósito del estudio, los resultados obtenidos permiten analizar cómo los actores
educativos han interiorizado el concepto de sostenibilidad en sus prácticas cotidianas. Los docentes lo
conciben como un proceso que trasciende el aula y se materializa en la conservación del medio ambiente
mediante la reforestación, el compostaje y la recuperación de prácticas ancestrales. Padres y estudiantes
reconocen que la siembra de árboles ha transformado no sólo el paisaje físico, sino también la percepción
y las prácticas vinculadas al entorno. Desde las entrevistas y el grupo focal, se destaca la siembra como
una acción vivencial que fortalece el respeto por la vida, la responsabilidad intergeneracional y el sentido
de pertenencia comunitaria. El registro de observación participante corrobora que los estudiantes
implementan hábitos como el reciclaje, la reducción de plásticos y el cuidado del agua en sus rutinas
escolares y domésticas.
En lo referido al aprovechamiento de recursos, el compostaje se da como una alternativa técnica y
pedagógica valorada por todos los involucrados practica educativa. Los docentes relatan experiencias
exitosas con abonos naturales elaborados a partir de residuos del restaurante escolar y estiércol,
señalando mejoras notables en la fertilidad del suelo y el vigor de los árboles plantados. Padres
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reconocen que el abono orgánico resulta más económico, sano y beneficioso para sus cultivos.
Estudiantes se involucran en la producción y aplicación del compost, reconfigurando sus prácticas
agrícolas desde la agroecología y reconociendo el impacto de los químicos en la salud y el ambiente.
Este hallazgo coincide con estudios nacionales y regionales que identifican la agroecología como una
estrategia eficaz frente a la pérdida de biodiversidad y la degradación de suelos en comunidades rurales.
En cuanto a la participación comunitaria, las entrevistas revelan una ambivalencia en la que algunos
padres y docentes elogian la colaboración activa en jornadas de siembra y cuidado, mientras que otros
señalan desafíos como la resistencia cultural al cambio, la falta de tiempo y la desmotivación en ciertos
sectores. El registro de observación participante muestra que los estudiantes asumen roles de liderazgo
en la ejecución de actividades ambientales, promoviendo el trabajo en equipo, la creación de carteleras
informativas y la implementación de viveros caseros. Esta participación se refleja en la imagen que
documenta el proceso de siembra (ver Figura 1). Los testimonios indican que la educación ambiental ha
favorecido la reconstrucción del tejido social, aunque aún se requieren estrategias de motivación más
inclusivas para fortalecer la corresponsabilidad.
Figura 1. Estudiantes de Totarco Dinde durante la siembra del proyecto “Árboles para la Vida”
La imagen muestra a los estudiantes durante las jornadas de reforestación, evidenciando el componente
vivencial y pedagógico del proyecto.
En diálogo con estas observaciones emerge una dimensión importante del análisis sobre la motivación
como motor de participación ambiental, si bien muchos participantes expresan una motivación genuina
hacia el cuidado ambiental —por el gusto de sembrar, aprender y proteger el entorno—, también se
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identifican condicionamientos externos que modulan dicha motivación. En el caso de los estudiantes, la
participación puede estar influida por la obtención de calificaciones; en los docentes, por incentivos
económicos o reconocimiento institucional; y en las familias, por beneficios asociados a programas
sociales o apoyos escolares. Esta ambivalencia no invalida el compromiso, pero revela la complejidad
de los procesos formativos en contextos donde lo pedagógico, lo simbólico y lo material se entrelazan.
El impacto educativo del proyecto se manifiesta en el desarrollo de competencias como el pensamiento
crítico, la resolución de problemas y el liderazgo estudiantil. Padres y docentes identifican cambios en
los valores de los estudiantes, como el respeto por la naturaleza, la solidaridad, el compromiso ecológico
y el interés por compartir saberes en sus hogares. El registro de observación participante confirma que
los estudiantes relacionan sus acciones ambientales con la construcción de un futuro sostenible,
reconociendo la escuela como un espacio de transformación territorial. En este sentido, el proyecto ha
trascendido la dimensión técnica para consolidarse como experiencia formativa integral.
La restauración ecológica ha sido uno de los logros más tangibles del proyecto, evidenciada en la
recuperación vegetal de cinco hectáreas, la aparición de especies de aves migratorias, la reducción de
áreas áridas y una mejora perceptible en la frescura del entorno. Estas transformaciones han sido
reconocidas por estudiantes, docentes y familias como señales de revitalización del territorio, lo que ha
fortalecido el vínculo afectivo con el paisaje y ha resignificado el entorno escolar como espacio de vida.
A pesar de desafíos persistentes como las quemas, la escasez hídrica y el monocultivo, los actores
educativos identifican el proyecto como una posibilidad concreta de regenerar el ecosistema y fortalecer
la resiliencia comunitaria frente al cambio climático. Desde los testimonios y registros de observación
participante, se destaca que la reforestación no solo ha tenido efectos ambientales, sino también
pedagógicos y simbólicos, al promover el trabajo colaborativo, el respeto por los ciclos naturales y la
apropiación del territorio como espacio de aprendizaje. Esta experiencia ha motivado nuevas iniciativas,
como la delimitación de zonas de conservación, el monitoreo participativo de especies y la planificación
de corredores ecológicos que vinculan la escuela con el entorno rural. Esta planificación se representa
en la Figura 2, que muestra la distribución territorial de la institución y las zonas intervenidas por el
proyecto “Árboles para la Vida”.
pág. 9208
Figura 2. Plano de siembra en las cinco hectáreas reforestadas
Por último, la sensibilización ambiental se reconoce como un proceso progresivo y constante. Padres
expresan que ahora son sus hijos quienes los enseñan a cuidar el ambiente, revelando una inversión en
los roles tradicionales de formación. Estudiantes proponen campañas de concientización, charlas
comunitarias y acciones concretas para mitigar los impactos negativos de sus prácticas cotidianas. Esta
apropiación demuestra que la conciencia ambiental se construye en la experiencia compartida, y que la
educación —cuando se ancla al territorio— puede despertar voluntades que transforman no solo los
saberes, sino también los vínculos humanos y ecológicos que sostienen la vida.
Estos hallazgos permiten afirmar que la reforestación, cuando se articula con procesos pedagógicos y
comunitarios, puede operar como catalizador de transformación territorial y educativa. No se trata
únicamente de sembrar árboles, sino de sembrar vínculos, memorias y aprendizajes que resignifican el
entorno como espacio vivo y formativo. La recuperación vegetal observada en Totarco Dinde no solo
ha generado beneficios ecológicos visibles, sino que ha propiciado nuevas formas de relación entre
actores educativos, familias y territorio. La siembra se convierte en una práctica que integra saberes
ancestrales, metodologías participativas y valores ambientales, fortaleciendo el sentido de pertenencia
y la corresponsabilidad. Además, al vincularse con el currículo escolar y con las dinámicas comunitarias,
la reforestación adquiere un carácter pedagógico que trasciende el aula, promoviendo el liderazgo
estudiantil, el trabajo colaborativo y la reflexión crítica sobre el cuidado del entorno. En este sentido, la
GRADO
ONCE
pág. 9209
experiencia demuestra que la educación ambiental situada no solo transforma paisajes, sino también
subjetividades, narrativas y horizontes de futuro compartido.
CONCLUSIONES
La reforestación, cuando se integra como practica pedagógica, se enseña dentro del currículo a cuidar
lo que nos rodea. En Totarco Dinde, el proyecto “Árboles para la vida” ayudó a que las familias
cambiaran costumbres, como separar la basura, ahorrar agua y luz, no quemar plásticos y usar abono
orgánico. Además, se fortalecieron valores como el respeto, la solidaridad y el compromiso con las
futuras generaciones. Gracias a esto, el clima se vuelve más fresco, hubo retorno de algunos animales y
las zonas verdes de la institución empezaron a florecer. Todo esto confirma que el Aprendizaje Basado
en Proyectos, articulado con la Educación para el Desarrollo Sostenible y los saberes del pueblo pijao,
convierte a la escuela en un lugar de transformación territorial.
El compostaje fue una herramienta de alto impacto que ayudó a organizar mejor la basura, elevó la
fertilidad del suelo y mostró resultados precisos, como pastos más verdes, árboles más fuertes y suelos
más sanos. Esto animó a los estudiantes, porque vieron que su trabajo daba frutos. La experiencia
respalda teóricamente que el aprendizaje significativo emerge cuando se trabaja en equipo sobre
problemas reales y se dejan huellas visibles en el entorno. Las mingas y el uso de plantas nativas del
territorio también ayudaron a fortalecer la identidad cultural, resaltando que cuidar lo propio es una
buena forma de enseñar y aprender.
El proceso también reveló algunas dificultades que limitan la continuidad de lo logrado, debido a la falta
de agua en temporada seca, prácticas de quema y el constante uso de monocultivo de hoja de cachaco.
Esto indica que para que el aprendizaje funcione y se mantenga en el tiempo, depende de una ecología
de soportes como una infraestructura hídrica básica (captación de lluvia y goteo), acuerdos de
gobernanza para el mantenimiento y crear espacios donde la comunidad participe de manera constante.
Allí donde estos soportes se consolidaron, a través de grupos estudiantiles que cuidan los árboles y
composteras, los avances fueron más duraderos y los cambios en el entorno se notaron con fuerza.
El criterio que se desprende de la evidencia es claro, reforestar educando exige pasar del proceso de
siembra a crear ciclos de cuidado con tareas definidas, tiempos y resultados visibles para todos. En ese
sentido, el PRAE es más efectivo cuando se convierte en una herramienta escolar que permite planificar
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y organizar el uso del agua, el suelo y las plantas; integra las metas curriculares y los Objetivos del
Desarrollo Sostenible, comparte los avances con la comunidad y promueve acuerdos colectivos para que
todos se comprometan. Lo más interesante del caso es que esa estructura puede surgir desde acciones
simples como hacer compost, proteger el área alrededor de los árboles y crear pequeños viveros en casa,
siempre apoyadas en historias y costumbres locales como la minga.
Quedan, no obstante, preguntas abiertas que invitan a futuras investigaciones. ¿Qué combinación de
incentivos y reconocimientos ayuda a que las personas se mantengan motivadas sin perder el sentido
comunitario del cuidado? ¿Cómo medir con mayor precisión los cambios en el clima local y en el suelo
asociados a la reforestación escolar, como la temperatura del terreno, la humedad o la presencia de
especies? ¿Qué formas de organización entre la institución, resguardo y autoridades ambientales
permiten que el proyecto crezca y se mantenga fuerte ante sequias e incendios? Abordar estos
interrogantes permitirá refinar el modelo y ampliar su adaptación a otros contextos rurales indígenas que
enfrentan retos ecológicos y culturales semejantes.
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