pág. 9710
CRECER MÁS ALLÁ DE LOS ESPERADO:
ACROMEGALIA EN PACIENTES
PEDIÁTRICOS
GROWING BEYOND EXPECTATIONS: ACROMEGALY IN
PEDIATRIC PATIENTS
Walter Enrique Jaramillo Araujo
Universidad del Sinú - Elías Bechara Zainum, Colombia
Víctor Andrés Rodríguez Balseca
Universidad del Sinú - Elías Bechara Zainum, Colombia
Karol Silvana Quintero molano
Universidad Metropolitana Ciencias de la Salud, Colombia
María Paula Miranda Artuz
Corporación Universitaria Rafael Núñez, Colombia
Liliana Patricia Carmona Martínez
Universidad del Sinú - Elías Bechara Zainum, Colombia
pág. 9711
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i5.20291
Crecer más allá de los Esperado: Acromegalia en Pacientes Pediátricos
Walter Enrique Jaramillo Araujo1
Walterj0811@gmail.com
https://orcid.org/0009-0004-1094-4918
Departamento de Pediatría - Universidad del Sinú
- Elías Bechara Zainum
Colombia
Víctor Andrés Rodríguez Balseca
Victor-rodriguez-04@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0002-2791-5257
Departamento de Pediatría - Universidad del Sinú
- Elías Bechara Zainum.
Colombia
Karol Silvana Quintero molano
Kasiquimolano@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0006-0274-2624
Universidad Metropolitana Ciencias de la Salud
Colombia
María Paula Miranda Artuz
Mirandaartuzmp@gmail.com
https://orcid.org/0009-0006-4207-3904
Corporación Universitaria Rafael Núñez
Colombia
Liliana Patricia Carmona Martínez
Lilucarmona2788@gmail.com
https://orcid.org/0009-0008-3459-2098
Departamento de Pediatría - Universidad del Sinú
- Elías Bechara Zainum
Colombia
RESUMEN
La acromegalia es un trastorno raro caracterizado por la producción excesiva de hormona del
crecimiento (GH) y niveles elevados del factor de crecimiento similar a la insulina tipo 1 (IGF-1). Si
bien esta condición es más común en adultos, su aparición en la población pediátrica plantea desafíos
diagnósticos y terapéuticos(Chiloiro et al., 2022; Fleseriu et al., 2022). La incidencia de esta patología
en población pediátrica es incierta, dado lo poco frecuente; sin embargo se estima representa menos del
5% de todos los casos reportados de acromegalia en el mundo, la gran mayoría relacionados con la
presencia de adenomas hipofisarios, seguidos de alteraciones genéticas como la Neoplasia Endocrina
Múltiple tipo 1 (MEN1) y el Complejo de Carney(Aldallal, 2018). La hiperproducción de GH antes del
cierre de las placas epifisiarias ocasiona un fenómeno clínico conocido como gigantismo,
manifestándose como un crecimiento lineal acelerado, resultando en tallas excesivas para la edad y sexo
con proporciones corporales conservadas; mientras que la acromegalia ocurre después del cierre de las
placas epifisiarias, presentándose con crecimiento acral, engrosamiento de tejidos blandos, rasgos
faciales toscos y diferentes disfunciones metabólicas, las cuales no son fácilmente identificables al inicio
de la enfermedad, que conlleva al diagnóstico tardío de la misma y por ende a complicaciones de
importancia clínica(Bogusławska & Korbonits, 2021; Katznelson et al., 2014; Zhu et al., 2024). Por lo
tanto constituye un reto diagnóstico, y aunque se cuenta con diferentes avances terapéuticos descritos
en los últimos años como los agonistas de dopamina y antagonistas del receptor de GH, es imperativo
individualizar cada caso, con el fin de lograr una óptima respuesta terapéutica(Chin et al., 2019).
Palabras clave: acromegalia, gigantismo, hormona del crecimiento, pediatría, neoplasias hipofisarias
1
Autor principal
Correspondencia: Walterj0811@gmail.com
pág. 9712
Growing Beyond Expectations: Acromegaly in Pediatric Patients
ABSTRACT
Acromegaly is a rare disorder characterized by excessive production of growth hormone (GH) and
elevated levels of insulin-like growth factor type 1 (IGF-1). Although this condition is more common in
adults, its occurrence in the pediatric population poses significant diagnostic and therapeutic challenges
(Chiloiro et al., 2022; Fleseriu et al., 2022). The incidence of this pathology in pediatric patients remains
uncertain due to its rarity; however, it is estimated to represent less than 5% of all reported cases of
acromegaly worldwide, with the vast majority associated with pituitary adenomas, followed by genetic
alterations such as Multiple Endocrine Neoplasia type 1 (MEN1) and Carney Complex (Aldallal, 2018).
GH hypersecretion before the closure of the epiphyseal plates leads to a clinical phenomenon known as
gigantism, which manifests as accelerated linear growth, resulting in excessive height for age and sex
while maintaining preserved body proportions. In contrast, acromegaly develops after epiphyseal
closure, presenting with acral overgrowth, soft tissue thickening, coarse facial features, and diverse
metabolic dysfunctions. These manifestations are not easily identifiable in the early stages of the disease,
which frequently leads to delayed diagnosis and, consequently, clinically significant complications
(Bogusławska & Korbonits, 2021; Katznelson et al., 2014). Therefore, this condition constitutes a
diagnostic challenge, and although various therapeutic advances have been described in recent years
such as dopamine agonists and GH receptor antagonists remains imperative to individualize
management in each case in order to achieve optimal therapeutic outcomes (Chin et al., 2019).
Keywords: acromegaly, gigantism, growth hormone, pediatrics, pituitary neoplasms
Artículo recibido 23 agosto 2025
Aceptado para publicación: 26 septiembre 2025
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INTRODUCCN
La acromegalia es una patología endocrina poco frecuente, caracterizada por un exceso en la secreción
de hormona del crecimiento (GH), lo que ocasiona repercusiones multisistémicas(Fleseriu et al., 2022).
Aproximadamente, el 99% de los casos, la etiología corresponde a un adenoma hipofisario, mientras
que las causas extra-hipofisarias representan una minoría(Khandelwal et al., 2011). En la población
adulta, el diagnóstico suele realizarse de manera tardía, dado que la progresión de los síntomas es lenta
y sus manifestaciones clínicas se desarrollan de forma insidiosa(Chiloiro et al., 2022). En contraste, en
niños y adolescentes la enfermedad puede manifestarse tempranamente, lo cual modifica de manera
significativa el curso clínico y pronóstico de la patología(Rostomyan et al., 2015). El término
acromegalia proviene de las palabras griegas akron (extremidad) y mega (grande)(Aldallal, 2018). Fue
introducido en 1886 por el neurólogo Pierre Marie, quien utilizó esta denominación para describir las
características clínicas observadas en una paciente que posteriormente sería diagnosticada con esta
enfermedad(Herder, 2009).
Los datos epidemiológicos sugieren un incremento progresivo en la prevalencia de la acromegalia
durante las últimas décadas. Entre 1971 y 1989 se reportaron tasas de 5 a 6 casos por cada 100.000
personas, posteriormente de 2 a 8 por cada 1.000.000, y entre 2012 y 2014 se estimaron entre 13 a 14
casos por cada 100.000 personas(Fleseriu et al., 2022; Peng et al., 2023). Este aparente aumento
probablemente refleja la mejoría en los criterios diagnósticos, así como el mayor rendimiento de las
técnicas de laboratorio e imagen, lo que ha permitido diagnósticos más tempranos y un incremento en
la supervivencia de los pacientes(Ogedegbe et al., 2022). Actualmente, la prevalencia global se estima
entre 28 y 137 casos por millón de habitantes, con una discreta mayor afectación en mujeres frente a
hombres, en una proporción aproximada de 1:1,24(Bogusławska & Korbonits, 2021). La incidencia
anual se calcula entre 30 y 60 casos por millón de habitantes(Bogusławska & Korbonits, 2021).
Cerca del 99% de los casos, la acromegalia se origina por un adenoma hipofisario secretor de hormona
del crecimiento(Hossain & Drake, 2013). No obstante, también se ha descrito la participación de factores
genéticos en un menor porcentaje de pacientes. Cabe destacar que en la población pediátrica, esta
asociación se presenta con mayor frecuencia en comparación con los adultos (Hossain & Drake, 2013).
Entre las entidades descritas en la literatura se incluyen los adenomas hipofisarios aislados familiares
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(FIPA), el acrogigantismo ligado al cromosoma X (XLAG), el complejo de Carney (CNC), la neoplasia
endocrina múltiple tipos 1 y 4 (MEN1 y MEN4), así como la asociación
feocromocitoma/paraganglioma/adenoma hipofisario familiar (3P)(Bogusławska & Korbonits, 2021).
Estas variantes genéticas, aunque infrecuentes, han sido principalmente estudiadas a partir de casos
diagnosticados como gigantismo en la infancia(Bogusławska & Korbonits, 2021). En Colombia, la
información sobre acromegalia pediátrica es limitada; sin embargo, se considera que su comportamiento
epidemiológico sigue tendencias similares a las reportadas a nivel mundial(Abreu Lomba et al., 2024).
Fisiopatología
Entender cómo funciona esta patología nos permite identificarla y tratarla precozmente. La
fisiopatología de la acromegalia resulta de una alteración del eje hipotalámico-hipofisario, que se
caracteriza por el exceso en la producción de la hormona de crecimiento debido a la presencia de
adenomas hipofisarios productores de GH, la cual estimula el aumento de los niveles de IGF-1,
ocasionando un crecimiento longitudinal descontrolado antes del cierre de las placas epifisarias,
resultando en gigantismo(Daniel et al., 2023; Rhee et al., 2014). Asimismo, las diferentes mutaciones
genéticas que influyen en la regulación de la hormona del crecimiento, como las observadas en
síndromes hereditarios como MEN1 y la vía señalizadora MAPK/ERK facilitan al desarrollo de
adenomas funcionales permitiendo la sobreproducción de GH, exacerbando así la proliferación y
diferenciación de los condrocitos en las placas de crecimiento, dando lugar a las manifestaciones físicas
de la enfermedad(Bogusławska & Korbonits, 2021; Zhang et al., 2012).
En el caso de MEN1, las mutaciones germinales en el gen MEN1 (ubicado en 11q13), que codifica la
proteína menina, llevan a la pérdida de función de este supresor tumoral. La menina participa en la
regulación de la proliferación celular, la reparación del ADN y la apoptosis en múltiples tejidos, incluida
la hipófisis. Su inactivación favorece la formación de adenomas hipofisarios, entre ellos los
somatotropinomas, que secretan GH en exceso. Los tumores hipofisarios asociados a MEN1 muestran
perfiles de expresión génica distintos a los adenomas esporádicos, con alteraciones en genes
relacionados con el crecimiento celular, la apoptosis y la diferenciación neuroendocrina, lo que sugiere
vías moleculares de tumorogénesis específicas en el contexto de MEN1(Lytras & Tolis, 2006;
Rostomyan & Beckers, 2016).
pág. 9715
En el CNC, la mayoría de los pacientes presentan mutaciones inactivantes en el gen PRKAR1A, que
codifica la subunidad reguladora tipo de la proteína quinasa A (PKA) dependiente de AMPc. La
pérdida de función de PRKAR1A provoca una activación constitutiva de la vía de señalización de
AMPc/PKA, lo que favorece la proliferación de somatomamotrofos en la hipófisis y la pérdida de
control sobre la secreción hormonal. Esto se traduce en hiperplasia somatotropa y, posteriormente, en
la formación de adenomas productores de GH(Farrell et al., 2011; Lytras & Tolis, 2006).
El impacto de la desregulación sistémica no se limita a alteraciones clínicas y metabólicas como
resistencia a la insulina, dislipidemia, cardiomegalia e hipertensión, paralelamente la acromegalia
influye en múltiples órganos y tejidos(Elongation, 2021; Fleseriu et al., 2022; Hossain & Drake, 2013).
En el paciente pediátrico, la afección en el proceso de crecimiento y maduración obligan a la evaluación
fundamental de la actividad de las placas de crecimiento donde algunos biomarcadores como el colágeno
tipo X y el cGMP han demostrado ser herramientas diagnósticas para la evaluación de la actividad
endocondral y la respuesta terapéutica de la misma(Coghlan et al., 2017; Elongation, 2021).
Manifestaciones clínicas
Los principales síntomas y signos clínicos en acromegalia pediátrica se resumen en la Tabla 1. Se
observa que el crecimiento acelerado está presente prácticamente en todos los casos, siendo el rasgo más
común y característico, seguido en orden de frecuencia crecimiento acral de extremidades y cambios
faciales toscos. Otros hallazgos habituales incluyen cefalea crónica, hiperhidrosis y defectos visuales
como hemianopsia bitemporal heterónima. Síntomas metabólicos y osteoarticulares ocurren en una
proporción menor, pero contribuyen al cuadro clínico(Chanson & Salenave, 2008; Rhee et al., 2014;
Rostomyan et al., 2015).
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Tabla 1. Principales manifestaciones clínicas de acromegalia en pediatría
Enfoque diagnóstico
El abordaje se realiza desde la elaboración minuciosa de la historia clínica basada en la recolección de
información como los antecedentes familiares, medidas antropométricas, hallazgos al examen físico,
pasando por estudios de laboratorio e imágenes diagnósticas que nos faciliten llegar al diagnóstico
definitivo(Giustina et al., 2024). Para diagnosticar acromegalia requiere que los valores de talla para la
edad se encuentren por encima de 3 desviaciones estándar, niveles de IGF-1 elevados según edad ósea
y sexo, niveles basales hormona de crecimiento aumentados (>6 ng/mL) , así como las pruebas de
supresión de la misma y estudios imagenológicos de cráneo sugestivos de la patología(Ershadinia &
Tritos, 2022). Algunos estudios adicionales como carga oral de glucosa, niveles de insulina,
ecocardiograma, carpograma y perfil hormonal son útiles para descartar algunos diagnósticos
diferenciales debido a las manifestaciones clínicas inespecíficas, como sucede con la
Manifestación clínica
Características y hallazgos
Crecimiento acelerado
Talla para la edad superior al percentil 97, velocidad de crecimiento
aumentada. Los niños suelen ganar altura rápidamente, puede
acompañarse de macrocefalia y crecimiento acral(Chanson &
Salenave, 2008; Rhee et al., 2014; Rostomyan et al., 2015).
Rasgos craneofaciales
toscos
Frente prominente (Bosselamiento frontal), mandíbula adelantada
(Prognatismo mandibular) causando maloclusión dental,
agrandamiento de la nariz y de los senos frontales,
macroglosia(Chanson & Salenave, 2008; Rhee et al., 2014;
Rostomyan et al., 2015).
Crecimiento acral
Aumento del tamaño del calzado, dedos en palillo de tambor, tejido
blando engrosado en manos/pies(Chanson & Salenave, 2008; Rhee et
al., 2014; Rostomyan et al., 2015).
Síntomas neurológicos
Cefalea crónica que no cede con analgésicos convencionales,
alteraciones visuales como hemianopsia bitemporal heterónima
(Chanson & Salenave, 2008; Rhee et al., 2014; Rostomyan et al.,
2015).
Alteraciones
musculoesqueléticas
Dolor óseo articular, artralgias, fatiga muscular, escoliosis (Chanson
& Salenave, 2008; Rhee et al., 2014; Rostomyan et al., 2015).
Cambios metabólicos
Hiperhidrosis, piel engrosada, resistencia a la insulina, intolerancia a
la glucosa o incluso diabetes mellitus, cardiomegalia, hipertrofia
ventricular, hipertensión arterial(Chanson & Salenave, 2008; Rhee et
al., 2014; Rostomyan et al., 2015).
Alteraciones endocrinas
asociadas
Retraso o alteración puberal, irregularidades menstruales,
hipogonadismo, retraso puberal, hiperprolactinemia(Chanson &
Salenave, 2008; Rhee et al., 2014; Rostomyan et al., 2015).
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pseudoacromegalia, definida como una entidad clínica que simula la patología en mención, sin embargo,
los hallazgos imagenológicos de la hipófisis y valores de la hormona de crecimiento se encuentran
dentro de los límites normales(Marques et al., 2024).
Tratamiento
La terapia para la acromegalia se enfoca principalmente en tres objetivos, primero normalizar los valores
de la hormona del crecimiento e IGF-1, segundo controlar la sintomatología producida por la
enfermedad y tercero reducir las posibles complicaciones(Fleseriu et al., 2022; Giustina et al., 2024;
Katznelson et al., 2014). Dado lo infrecuente de la patología en este grupo etario, la mayoría de los
tratamientos actuales disponibles para la población pediátrica han sido adaptados de prácticas en la
población adulta, teniendo en cuenta consideraciones específicas, tales como el impacto a largo plazo
sobre el crecimiento y desarrollo de los pacientes pediátricos. A pesar de los diversos avances que se
han realizado, el tratamiento quirúrgico continúa siendo de primera línea en la mayoría de los casos
debido a que ofrece la probabilidad de desparecer los síntomas eliminando el tumor en su totalidad,
aunque en tumores grandes o invasivos se requiere combinar varias terapias médicas como radioterapia,
la cual, además se encuentra indicada en aquellos casos de tumores resistentes a la cirugía, al
compromiso de estructuras vasculares y/o poca respuesta a tratamiento farmacológico debido a
potenciales efectos secundarios graves(Cordido et al., 2013; Fleseriu et al., 2022). Los avances en la
terapia farmacológica han permitido identificar tratamientos capaces de regular la secreción de la
hormona de crecimiento por diferentes mecanismos de acción, algunos grupos utilizados tales como
análogos de somatostatina, agonistas de dopamina y antagonistas del receptor GH permiten la reducción
de síntomas asociados a la enfermedad(Chin et al., 2019). Las nuevas tecnologías disponibles trabajan
en las terapias génicas y moleculares como alternativas terapéuticas con mayor eficacia y menos
invasividad. Las directrices a nivel mundial recomiendan individualizar a los pacientes de acuerdo a la
condición clínica y requerimientos de los mismos(Gadelha et al., 2024).
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Figura 1. Algoritmo diagnóstico para acromegalia en pacientes pediátricos
CONCLUSIÓN
La acromegalia en la infancia y adolescencia es extremadamente infrecuente, suele estar asociada a
adenomas hipofisarios secretores de hormona del crecimiento, se manifiesta como gigantismo que
conlleva un reconocimiento diagnóstico difícil debido a la gradualidad de los cambios y a la
sobreposición con variantes de la normalidad en el crecimiento. Un diagnóstico oportuno es crucial para
evitar complicaciones irreversibles, ante un niño con crecimiento excesivo, es mandatorio estudiar
sistemáticamente exceso de HG. El diagnóstico se confirma mediante la medición de IGF-1, pruebas de
supresión de GH y resonancia magnética (RMN), lo que permite diferenciar la acromegalia de otras
causas de talla alta.
El manejo óptimo requiere equipos multidisciplinarios, combina cirugía con terapia médica
complementaria adaptada de guías de adultos, dado que la evidencia en población pediátrica es escasa.
pág. 9719
Las nuevas terapias farmacológicas, como análogos de somatostatina vía oral e investigaciones
genéticas abren perspectivas de tratamientos más eficaces y menos invasivos a futuro.
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