IMAGEN Y EL CARISMA DE LOS
CANDIDATOS Y SU IMPORTANCIA EN

LA DECISIÓN POLÍTICO
-ELECTORAL
IMAGE AND CHARISMA OF THE CANDIDATES AND ITS

IMPORTANCE IN THE POLITICAL
-ELECTORAL DECISION
Murilo Ramos Kuschick

UAM
-Azcapotzalcio
pág. 10843
DOI:
https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i5.20366
Imagen y el Carisma de los Candidatos y su Importancia en la Decisión
Político-Electoral

Murilo Ramos Kuschick
1
markjankus@yahoo.com

Profersor-Investigador

Departamento de Sociología

UAM-Azcapotzalcio

RESÚMEN

El presente artículo es una reflexión en que ponderamos mediante una comparación entre los procesos
político-electorales en México y los Estados Unidos de América de la importancia tanto de la imagen,
mediante la cual se visualizan en la actualidad los candidatos, así como de la categoría que fuera creada
por el socólogo alemán Max Weber -carisma-, mediante esta buscamos ver como tal figura que nos
conduce a los caudillos y líderes políticos con fuerte personalidad y ascendencia entre los grupos
masivos de electores se ha transformado en un importante categoría y a partir del sociólogo
norteramericano Randall Collins y la tipología que plantea acerca de este concepto verificar si algunos
presidentes estadounidenses y mexicanos en su elección pueden ser explicados con esta tipología.

Palabras claves: procesos políticos-electorales, carisma, imagen política

1
Autor principal
Correspondencia:
markjankus@yahoo.com
pág. 10844
Image and Charisma of the Candidates and its Importance in the

Political
-Electoral Decision
ABSTRACT

This article is a reflexión in which we ponder through a comparision
between the political-electoral
process in Mexico and the United States of America the importance of both the imagesm throught wich

candidates are currently visualized, as well as the category that was created by the german sociolgist

Max Weber
-charisma-, through this we seek to see how a figure thath leads us to caudillo and political
leaders with strong personality ann ancestry among the massive groups of voters has became an

important category and from the North American
sociologist Randall Collins and the typology that he
proposes about this concept verify if some American and Mexican presidents in their election can be

explained with this typology.

Keywords: political-electoral process, charisma, political image

Artículo recibido 02 setiembre 2025

Aceptado para publicación: 29 setiembre 2025
pág. 10845
INTRODUCCIÓN

En este artículo buscamos hacer algunas comparaciones tomando en consideración la imagen de los
candidatos a la presidencia de la República en por los menos dos países y los propios presidentes para
poder verificar sí la imagen que proyectan y las imágenes que captan los electores de ellos es suficiente
para que lleguen al poder. Además, quisiéramos considerar al concepto de carisma que fuera
desarrollado por Weber (1987) y ampliado por Randall Collins (2020).

Propuesta teórica

¿Esta cuestión en qué la podemos sostener? Fundamentalmente, algunas corrientes de estudiosos de
los fenómenos y campañas ( Luque, 1996, García et. all., 2005, Kuschick, 2014) electorales han
establecido que las posibilidades de victoria o de derrota en la campañas político-electorales se
encuentra fincada en la imagen (Nimmo, 1976, 1995) qué los candidatos proponen más que en las
ofertas políticas, es decir, los elementos de corte emocional (Trent, 2000) van a ser más importantes a
la hora de la elección que los elementos de tipo racional, aquí tomaríamos tanto a los conceptos de
acción racional con arreglo fines qué plantea Max Weber (1987), así como las ideas propuestas por
Anthony Downs (1957) en el sentido que los electores son racionales y deciden en función tanto a las
ofertas de los candidatos como su valoración como lo plantea Fiorina (1981) partiendo de la valoración
retrospectiva y prospectiva del gobierno en turno.

Ahora quisiera llamar la atención para una propuesta que plantea que los ciudadanos (en la mayor parte
de las veces) se van a inclinar por los gobernantes qué tienen una imagen positiva (Benoit, 2003) y/o
favorable para ellos y los ven de manera positiva para tal motivo usaremos entre otras perspectivas el
análisis que plantea Randall Collins en su trabajo sobre el Charisma (2020), es decir, una gran parte de
los gobernantes o de los candidatos en los procesos electorales, no sólo pueden o deben mostrarse
capaces o eficientes como servidores públicos, sino que deben llamar la atención de los electores, no
sólo por sus propuesta y ofertas, sino por su conducta y que permitan q los electores vean que en caso
de ser electos van a realizar además de las políticas públicas señaladas y/o prometidas, sino que los
harán participes de un sueño, de un conjunto de propuestas muchas de ellas utópicas o simplemente
poco factibles de realizarse, pero suficientemente llamativas para entusiasmar a los electores, creo que
esto lo vino en la elección del 2018, y en otras de las cuales participó el presidente de México, Andrés
pág. 10846
Manuel López Obrador (AMLO) con promesas como: “Primero los pobres”, “El fin de la corrupción”,
“Abrazos no balazos”, es decir un conjunto de promesas, muchas de ellas muy simplistas y qué logran
llamar la atención al electorado medio que se encontraba como mostraron los resultados de algunas
encuestas desilusionados con el PRI, así como el PAN, partidos que estuvieron en el poder con
anterioridad.

Tipología del Carisma

Vamos a introducir una conceptualización en términos de comportamiento como a partir de la
concepción de Weber (1987) acerca de la acción racional, la cual creemos que sus formas entendidas
como modalidades de la acción nos proporcionan esquemas que nos permitan postular concepciones
explicativas sobre la conducta de los electores, además la concepción del carisma nos permitirá entender
cómo los electores buscan a cierto tipo de candidatos que les ofrecen ciertas posibilidades de esperanza
o satisfactores de sueños y de proyectos y estos candidatos pueden hacerlo desde posiciones de
izquierda, derecha o populista (2019).

Weber en su tipología del poder planteará tres modalidades bajo las cuáles el poder político se
manifiesta como dominación: legal, tradicional y carismático. ¿Qué significa esto? Y cómo lo podemos
entender y utilizarlo ya que finalmente lo que se logra mediante un proceso electoral es una dominación
legítima, es decir que aquellos que son elegidos sean aceptados y reconocidos por los ciudadanos.
Weber entenderá por dominación la probabilidad de encontrar obediencia dentro de un grupo
determinado para mandatos específicos, lo que significa que puede descansar en los más diversos
motivos de sumisión: desde la habituación inconsciente hasta lo que son considerados puramente
racionales con arreglo a fines. Un detrminado mínimo de voluntad de obediencia, o sea de interés
(externo o interno) en obedecer, es esencial en toda relación auténtica de autoridad (Weber, 1987, :
170).

De esta manera podemos partir que el gobierno sobre las personas y por lo tanto su obediencia a una
autoridad y a sus mandatos, como lo planeta Weber no funciona por motivos económicos y por lo tanto,
la obediencia de un trabajador a su jefe no puede estar condicionada únicamente por una motivación
económica, lo que significa que se necesita, de ahí que Weber diga:
pág. 10847
Motivos puramente materiales y racionales con arreglo a fines como vínculo entre el imperante y su
cuadro implican aquí, como en todas partes, una relación relativamente frágil. Por regla general se le
añaden otros motivos: afectivos o racionales con arreglo a valores. En casos fuera de lo normal pueden
éstos ser los decisivos. En lo cotidiano domina la costumbre y con ella intereses materiales, utilitarios,
tanto en ésta como en cualquiera otra relación. Por la costumbre y la situación de intereses no menos
que los motivos puramente afectivos y de valor (racionales con arreglo a valores), no pueden
representar los fundamentos en que la dominación confía (op. Cit. 170).

A partir de Weber hemos planteado que las posibilidades de dominación y de sometimiento a un líder
están ligados a tres formas de dominación legítima, esto es, aceptada, como nos dice Weber en una
máxima de conducta, es decir los sometidos a la dominación la aceptan.

Existen tres tipos puros de dominación legítima. El fundamento primario de su legitimidad puede ser:

1.
De carácter racional: que descansa en la creencia en la legalidad de ordenaciones estatuidas y de
los derechos de mando de los llamados por esas ordenaciones a ejercer la autoridad (autoridad
legal).

2.
De carácter tradicional: que descansa en la creencia cotidiana en la santidad de las tradiciones que
rigieron desde lejanos tiempos y en la legitimidad de los señalados por esa tradición para ejercer la
autoridad (autoridad tradicional).

3.
De carácter carismático: que descansa en la entrega extracotidiana a la santidad, heroísmo o
ejemplaridad de una persona y a las ordenaciones por ella creada o reveladas (llamada) (autoridad
carismática).

En el caso de la autoridad legal se obedecen ordenaciones impersonales y objetivas legalmente
estatuidas y a las personas por ellas designadas, en méritos éstas de la legalidad formal de sus
disposiciones dentro del círculo de su competencia. En el caso de la autoridad tradicional se obedece a
la persona del señor llamado por la tradición y vinculada por ella (en su ámbito) por motivos de piedad
(pietas) en el círculo de lo que es consuetudinario. En el caso de la autoridad carismática se obedece al
caudillo carismáticamente calificado por razones de confianza personal en la revelación, heroicidad o
ejemplaridad, dentro del círculo en la que la fe rn su carisma tiene validez. El concepto de “carisma”
corresponde a una idea cristiana que tiene ver con la gracia.
pág. 10848
Estas formas de la dominación legal-racional, tradicional y carismática las queremos utilizar como un
tipo ideal para entender tanto a los gobernantes como aquellos que aspiran a serlo. En gran medida los
gobernantes de los países democráticos lo serán en términos racionales, es decir fruto de un proceso
electoral y qué los argumentos planteados pueden deberse, principal y fundamentalmente a una cuestión
de tipo racional con arreglo a fines -instrumental-, la decisión del elector se debe a qué él supone qué
dicho candidato es la mejor opción. En otros momentos la elección deriva de tradiciones muy arraigadas
y finalmente de una relación carismática.

Debe entenderse por “carisma” la cualidad que pasa por extraordinaria (condicionada mágicamente en
su origen, lo mismo si se trata de profetas que de hechiceros, árbitros, jefes de cacería o caudillos
militares) , de una personalidad, por cuya virtud se le considera en posesión de fuerzas sobrenaturales
o sobrehumanas -o por lo menos específicamente extracotidianas y no asequibles a cualquier otro-, o
como enviados del dios o como ejemplar y, en consecuencia, como jefe, caudillo, guía o líder.

¿Cuál puede ser la importancia del líder carismático y en qué sentido es superior a la de los otros
liderazgos?

Cómo se puede apreciar y como lo haremos de manera sucesiva los liderazgos y lo qué significan para
los ciudadanos tiene mucho que ver con la búsqueda de parte de ellos de líderes y pensamos que la
tipología que ofrece Weber así como la de Randall Collins (2015) es muy interesante y llamativa.

The term
charisma is thrown around a lot these days, applied to everyone from pop stars to the merely
well
-dressed. Sure, words can mean whatever you want them to mean, but they lose their power to
explain what is going on. In sociology, charisma is a theory about a partic
ular kind of power, contrasted
with bureaucratic power and mere traditional authority.

For Max Weber, who originated this analysis, charisma is a main source of historical change, but it is

unstable and doesn’t last. It doesn’t mean just fashionable or popular; it means leadership that

accomplishes big things.

We can improve Weber’s theory. When we closely examine charismatic people, we find four kinds of

charisma
-- i.e. there are four different ways that people get charisma. A few people have most or all of
them; some get it from only one source.
pág. 10849
1. Front
-stage charisma
2. Back
-stage charisma
3. Success
-magic charisma
4. Reputational charisma

1
) Front-stage charisma
Front
-stage and back-stage are Goffman’s terms for regions of everyday life: whether you are putting
on a public performance and doing official things, or when you are in private with your intimates. Back
-
stage is informal, and it includes both hanging out
with your buddies and confidantes, and planning
how to handle your front
-stage performances. The glib term “transparency” so widely demanded today
implies there should be no backstages; no one ever gets to plan anything or to say what they really

believe;
it all has to be goody-goody front-stage clichés.
Front
-stage charisma means putting on overpoweringly impressive performances in front of an
audience. The crowd is not just convinced; they are swept off their feet. It is more than just an

entertaining moment; after such an experience, we will follow them
anywhere. Charisma seizes
people’s emotions and shapes their will. A charismatic leader is a great speech
-maker. Their speeches
recruit a movement.

Jesus is the archetype of front
-stage charisma. His sermon on the mount spills over into miracles among
the audience. Throughout his career he has mastery of crowds. Even with hostile crowds, he breaks

their momentum, seizes the initiative, and ends up emo
tionally dominating.
Other speech
-makers with charismatic power include Winston Churchill, Franklin D. Roosevelt, Julius
Caesar, and on the dark side of the force, Adolf Hitler. The entire Nazi movement was built on mass
-
participation performances, including their sinister mar
ches, swastikas, Heil Hitler! salutes, and loud-
speakers. A charismatic leader is master of the mass media of the day, whatever they may be.

2
) Back-stage charisma
Having front
-stage charisma does not mean you are charismatic in the informal situations of everyday
life. Winston Churchill was regarded as rather an ill
-mannered drunk at dinner parties. Alexander the
Great was inspirational at the head of his troops in
battle, but he palled around with his buddies and
sometimes got into fights with them.
pág. 10850
An example of purely backstage charisma is T.E. Lawrence (of Arabia). When recruiting an Arab army

against the Turks in WWI, Lawrence did not try to dominate meetings or give orders. He let the warrior

equality of the desert take its course as they discuss
ed at leisure whether to follow the British or not;
when the timing felt right, he would quietly announce that he was going to attack such
-and-such,
whoever felt like coming was welcome. Lawrence also had weapons, money, camels, and a string of

military su
ccesses, so he soon was being greeted with enthusiastic shouts by warriors rushing to join
him. Back on the British side of the lines, Lawrence was quiet but welcome because he brought good

news. After the war, he hated publicity and disguised himself as m
uch as possible.
Others with back
-stage charisma included Napoleon and Steve Jobs. I will comment on their
interactional techniques in a further post.

3
) Success-magic charisma
Weber’s main criterion is that charismatic leaders are credited with supernatural powers. Jesus,

Muhammad, and Moses are associated with miracles and direct contact with the divine. On the secular

level, charisma comes from a string of successes, especiall
y against the odds. Such a leader becomes
regarded as unbeatable.

Napoleon acquired such reputation for a long string of battle victories that enemy generals said his

presence on the battlefield was worth 40,000 troops, and advised the strategy of going up against other

French generals rather than Napoleon himself. Hitle
r’s reputation in Germany took off with a series of
diplomatic and military victories from the mid
-1930s through 1941, backing up his earlier boast to make
Germany great again.

In the business world, Steve Jobs already had a reputation for backstage charisma when he first

developed Apple Computer Co, but his public image changed from eccentric to unbeatable after his

return to Apple in 1997 and a ten year string of soaring produc
t roll-outs. He artfully combined success
charisma with frontstage charisma, organizing dramatic product launches and making Apple stores

scenes for enthusiastic crowd participation.

Unbroken success is hard to come by, and virtually all charismatic leaders have to deal with failure at

some point. But charisma requires at least an aura of success. One way this happens is that belonging
pág. 10851
to a growing movement of enthusiastic followers gives confidence the leader’s promises will pay off.

In the stock market, a cascade of followers is a financial success in itself.

4)
Reputational charisma
If you have charisma, you get a reputation for it. The fourth type of charisma is a result of the other

three. There is also some feedback effect; the more widespread your reputation for charisma, the more

it pumps up your appeal as a frontstage performer
and as a miracle-worker. But this brings us onto
tricky grounds. People who want to be charismatic can try to manipulate it, by working the public

relations machine. How successful is this?

One limitation is that the competition can get crowded. There is a limit on how many charismatic people

can exist at the same time, especially when they go up against each other. * It would be like having too

many prima donnas at a party.

* In examining the networks of philosophers across history, I found a pattern of “the law of small

numbers”
-- the number of famously creative persons in one generation was almost always between 3
and 6. Whether a similar law of small numbers operates for
politics or business has not yet been found.
The struggle for fame will shoot down many contenders, especially in an era dominated by easy access

to mass media. This implies that you need a foundation in one of the other three forms of charisma, to

have a chance at reputational charisma.

Television and video images convey not just reports of what people did and said, but what they looked

like saying it, as if they were face
-to-face with the viewer. That turns the most basic test of charisma
more into the second type. Back
-stage charisma depends on the kinds of emotions conveyed by facial
expressions and body rhythms; people are good at picking up genuine emotions and feel uneasy about

emotions which are forced. **

Does Donald Trump have charisma?

[1]
Front-stage charisma is his strength. He dominates public meetings, making the crowd enthusiastic
and intensely loyal on his behalf. In that sense he is a great speech
-maker, although not at all in the style
of traditional oratory. His sentences are short and often repetitiv
e, his vocabulary limited. This brings
out an important point: effective speech
-making does not depend on its formal qualities. Front-stage
charisma is generated by connecting with the audience, building emotion, and riding with it.
pág. 10852
Trump stands out from other politicians by constantly doing something surprising. From the point of

view of his opponents, this means saying things which are shocking; but it also leaves them spending

most of their time responding to him, expressing outrag
e, and rebutting his claims. Trump thus always
seizes the initiative, and refuses to give it up. Whereas most people lose emotional energy when they

are attacked by a barrage of criticism, Trump does not back down, but renews the attack. Media scandals

usu
ally destroy people’s careers, but Trump is unfazed by them, and uses them to focus even more
attention upon himself.

Trump uses the media to monopolize the focus of attention of the wider public; he uses his rallies as a

stronghold to protect himself from fallout. The way he stands firm and plunges even further ahead in

his pathway makes him a beacon for his followers. H
e becomes an emotional energy hero: no one can
top him or push him off his trajectory. *

Does charisma win elections?

Politics is a competition. Being charismatic for one group of people does not make you charismatic for

everyone; and that is true for any historic figure we can think of. So having opponents who deny your

charisma does not mean you don’t have it.

Modern media
-oriented political campaigns give a premium to charisma or what looks like it. Are
elections determined by who has more charisma?

In the primary campaigns, the only other person who built up a charismatic profile was Bernie Sanders.

Clearly this was all front
-stage charisma. Sanders is not imposing as a personality. Throughout his
career in Congress, he was an isolated figure whose v
ote was rarely sought out by anyone. He has no
record or reputation for success. What he did find, in the 2015
-16 campaign, was a constituency who
wanted somebody radical, who could voice their criticism of the establishment. Bernie Sanders

epitomizes Webe
r’s point that charisma comes from the audience more than from the individual
himself. This helps explain Bernie’s reluctance to shut down his campaign, even after he had clearly

lost and his continued criticism was damaging Hillary Clinton’s general elect
ion. He went from nobody
to charismatic leader
-- as long as he stayed in the magic spotlight of his enthusiastic rallies. In this last
respect, the Sanders and Trump campaigns are similar.
pág. 10853
Hillary Clinton is not charismatic. She has had to learn how to make political stump speeches. She has

mastered the rhetoric, the gestures, the facial expressions. It still doesn’t look spontaneous.* Over the

years, Hillary was known as a get
-down-to-business, get-things-done person, the opposite of warm and
fuzzy. Her campaign smile, in particular, is what Ekman would call a forced smile. I suggest that her

front
-stage demeanor, more than anything else, is what gives many people the feeling she is not
trus
tworthy. The scandal-politics of issues about emails and Monday morning quarterbacking over
terrorist attacks are less telling than the emotional resonance that many people feel is missing in her

public face. By all accounts, she is a capable person backst
age. She has a mixed record of success, no
reputation for magic. Like most politicians at the height of a campaign, she does generate enthusiasm

from her hard
-core supporters; that comes less from her own charisma than from the audience projecting
their em
otions onto her. (Randall Collins, 2016)
Charisma is not the only form of leadership

There are other kinds of successful organization leaders.

--
The harmonious team manager, who gets everyone working together and focused on goals.
Eisenhower was an example; never a battlefield leader, he kept the war effort going by managing

difficult personalities like De Gaulle and Churchill, Patton and Montgomery. Another person, well

know
n to myself, is a woman who wherever she goes is always elected to lead the organization or chair
the committee. She gets along with all factions, keeps things moving, and is appreciated for winding up

meetings without wasti
ng time. (She is my wife.)
--
The smart decision-maker and strategist. There is a lot of hype about this, especially in business, so
we need to keep a careful scorecard. In politics, an example is 19th century German chancellor

Bismarck, who engineered the unification of the German Reich, and out
-maneuvered the left by
int
roducing a welfare state. Today, the nearest example may be California Governor Jerry Brown (in
his later career): he plans ahead for political crises and budget shortfalls, using the ballot initiative to

change le
gislative rules so that his bills can get through. Brown avoids charisma and minimizes public
campaigning. Backstage, he skips chit
-chat and plunges immediately into goals and how to reach them.
Unlike charismatic leaders, strategists of this sort tend to
be undogmatic, and are willing to buck their
pág. 10854
own party and borrow policies from the opposition. Bill Gates’ career at Microsoft is a business

example.

--
The coalition-builder. Lyndon Johnson, never charismatic in public, was a power-house at lining up
votes for legislation, with a mixture of schmoozing, horse
-trading, and putting on pressure. Abraham
Lincoln, who was a good orator, also had this skill. Coming into the preside
ncy in a very divided
political situation, he put as many of his opponents as possible into his cabinet, then played them against

each other so as to get the most effective financial and logistical effort for the war. His non
-charismatic
side was just as important as his public charisma, which grew towards the end of the Civil War.

Bottom line: Charisma is one way to mobilize people into action. In elections, charisma does not always

win. In running an organization, charismatic leadership works best in combination with a details
-
oriented team, as seen in the second incarnation of St
eve Jobs at Apple. In running a government, the
non
-charismatic styles are an indispensable ingredient.
Como podemos ver a partir de esta extensa cita del trabajo de Randall Collins (2015) y tomando en
cuenta los planteamientos de Weber (1987), el carisma son características que los ciudadanos pueden
apreciar en los líderes sean estos políticos, militares, empresarios, religiosos, lo que implica una suerte
de confianza entre mística y mítica que con este líder se podrá llegar a una situación innovadora,
posiblemente conducirlos a una utopía una Nueva Jerusalén, no todos estos líderes sus proyectos
resultan viables o llegan a realizarse; empero, generan tanto en la emoción como en la razón de los
integrantes de una sociedad la posibilidad de que se podrá alcanzar ciertos objetivos, po lo tanto los
liderezgos carismáticos son fundamentalmente conductores -pastores de almas-.

METODOLOGÍA

Nuestro planteamiento metodológica implica como ya decíamos en la introducción es realizar un
proceso comparativo a partir del análisis de las características de algunos presidentes de los Estados
Unidos a partir de Franklin D. Roosevelt, el más exitoso presidente en la historia moderna de este país
ya que no sólo fue electo en cuatro periodos consecutivos, sino que, libró una batalla en contra de la
Depresión Económica de 1929 y después introdujo su país en la Segunda Guerra Mundial, si bien que
después de él hay otros presidentes que les podemos acreditar características carismáticas, como es el
pág. 10855
caso de John F. Kennedy, Ronald Reagan, con una gran capacidad histriónica, después podríamos
incluir Barck Obama y por último Donald Trump.

En el caso de México con todo y sus pecualiaridades de haber sido gobernado por un partido
hegemónico por setenta años, Lázaro Cárdenas fue un presidente con una gran capacidad de atracción
hacia las masas con una oferta muy llamativa y que ofrecía a la población mayoritaria esperanzas de
mejora, hasta la llegada de Vicente Fox a la presidencia ningún presidente había tenido una
personalidad, un carisma y una aceptación cómo él y finalmente Andrés Manuel López Obrador sin ser
un gran orador ni tener una personalidad arrolladora, logró convencer al pueblo de su proyecto y
propuestas, por lo tanto sólo con el examen comparado en términos cualitativas podemos establecer la
posibilidad de comprobación de nuestras categorías.

Desarrollo y comprobación de las categorías de análisis

¿Ahora bien, en términos de nuestro actual sistema de competencia política con grandes organizaciones
político partidarias hay lugar para los líderes carismáticos y de qjué tipo son si tomamos en cuenta la
tipología que nos ha propuesto Randal Collins (2015)?

Cómo el nos plantea sin que entremos a la caracterización de políticos carismáticos de izquierda,
derecha, liberales, populistas clasificación qué podríamos establecer y viendo que él plantea este
proceso en el ámbito de los políticos norteamericanos llegando hasta la personalidad de Donald Trump,
qué según la clasificación del carisma que propone el autor es front-stage charisma, es decir un líder
carismático que posee la cualidad de inflamar o de llamar la atención de la audiencia, es decir, Trump
tiene la cualidad de llamar la atención del público y de inflamarlo con su oratoria. Trump, logró con
algunas frases de efecto cuando se dio cuenta del éxito que tuvo al culpar la inmigración mexicana y
latina en general de la situación que vivía la clase obrera y demás grupos populares en los Estados
Unidos al construir el eslógan “Build the Wall”, y “Make America Great Again”. Estos dos eslóganes
de campaña lograba llmara la atención de una audiencia que veía en él un líder capaz no sólo de acabar
mediante la construcción de un Muro, que interrumpa la llegada de los indeseables inmigrantes; y
además regresar los empleos que se han ido a China a México y a otros países.
pág. 10856
Imagen 1

Imagen 2

Imagen 3
pág. 10857
En la campaña presidencial del 2024, Trump sigue con sus mismas propuestas que lo hicieran victorioso
en 2016, es decir un discurso profundamente conservador que busca regresar al pasado a lo que fue los
Estados Unidos. En este sentido contrasta con el que no fuera su contendiente pero que si bien es un
líder con características similares de ser un político front-stage charisma, esto es, carisma que lograba
llamar la atención del pública que fue el caso de Barack Obama, un político demócrata, pero con un
discurso dirigido al futuro con una propuesta que era capaz de llamar a los ciudadanos y a los electores
de pensar en un futuro mejor que su presente.

Imagen 4

Imagen 5

Imagen 6
pág. 10858
En contraste con Donald Trump y Barck Obama tenemos a Joe Biden y a Hillary Clinton que no son
líderes carismáticos frente al escenario o atrás del escenario, en el caso de la Sra. Clinton tuvo que
aprender a dirigirse al público a crear una retórica, así como modalidades para presentarse a estos
públicos, de la misma manera que Joe Biden pudo hacer uso de los recursos políticos, escenográficos
creados por Barack Obama, sin que tengan estos elementos como propios, sin embargo, esto no los
impide de ganar una elección como lo hiciera Biden, pero que en el caso de Hillary Clinton pese a su
gran visión y capacidad de liderazgo racional y de creación de políticas públicas nada tenía que hacer
frente a un político populista, demagógico como es el caso de Trump, pese a que el populismo sea una
constante en la política norteamericana. Por lo tanto, Hillary Clinton corresponde a lo que Weber llama
un política burocrática y racional pero que se ajusta a los procedimientos de la acción racional con
arreglo a fines (Weber, 1987: 234). Empero, como nos dice el propio Weber no se puede gobernar sólo
de forma racional, así como dirigir una empresa, un ejército, son necesarios la presentación de valores,
esto es de la acción racional valorativa, que sean planteados y aceptados por los miembros de la
organización, así como los elementos de tipo emocional que permiten que los ciudadanos se enamoren
y se emocionen con los proyectos y busquen que se logren.

La dimensión que Weber llama tradicional o las formas de poder de este tipo lo podemos encontrar no
de manera pura, sin embargo, los partidos seleccionan a sus candidatos de forma que la mayoría de ellos
le sean fieles, como ahora en la selección de sus candidatos, el palomeo de las listas y la selección que
hace López Obrador de aquellos quye van a ser miembros de su gobierno o tendrán algún tipo de
actividad directiva, ya que no se seleccionan por sus capacidades, sino por su fidelidad a la persona del
señor.

En el caso de la política mexicana si bien hubo una tradición caudillesca muy arraigada en los hombres
fuertes desde Antonio López De Santa Anna, hasta Benito Juárez que si bien ejerci+ó un
gobierno burocrático basado en la ley o en la Constitución nunca dejó de ser un gobernante caudillesco,
muy probable que un caudillo con el carisma de back-stage, esto es detrás de las bambalinas, Porfirio
Díaz llega al poder a partir de su heroísmo en la guerra en contra de los franceses (Díaz, 2015). Sin
embargo, después se trasnforma en un jefe burocrático con la ayuda del grupo de los científicos.
pág. 10859
Madero, sin duda alguna es un líder carismático success magic-charisma ya que tenía un sueño y una
visión casi mágica de las posibilidades de tumbar a un dictador mediante la buena voluntad de pueblo
y la persecución de unos ideales, en lo sucesivo si bien logra quitar al dictador no tiene la capacidad
para unir bajo su sueño todas las fuerzas revolucionarias y a sus broncos y rurales líderes. De ahí sus
discrepancias con ellos como Zapata y Villa, líderes carismáticos de tipo tradicional incrédulos del
poder legal.

Imagen 7

En el caso del general Álvaro Obregón y del coronel Plutarco Elias Calles, el primer de ellos es un
caudillo militar y exitoso revolucionario que busca consolidar su poder militar y trasnformarse en un
gobernante, sin embargo su ambición de perpetuarse en el poder, si bien logra la reelección después del
periodo de Calles, no llega atomar el poder ya que es asesinado en 1928. Calles comenzará con la
institucionalización de la Revolución Mexicana con la creación del Partido Nacional Revolucionario
(PNR) y generará la etapa política conocida como el “Maximato” en donde va elegir y dirigir a los
presidentes de la república como Emilio Portes Gil, después Pascual Ortíz Rubio y finalmente Abelardo
L. Rodríguez antes de la llegada como candidato del General Lázaro Cárdenas del Río, si bien Calles
intenta generar un poder legal racional funcionará como un caudillo tradicional no sólo nombrado sus
asesores, sino a los propios presidentes que obedecerán ciegamente sus lineamientos hasta su
defenestración del poder por Lázaro Cárdenas.
pág. 10860
Imagen 8

Vemos pues que las modalidades del poder y del liderazgo como plantea Weber pueden coexistir esta
sería nuestra primera conclusión. ¿Ahora bien aquí estamos planteando lo sucedido en los primeros
gobiernos revolucionarios que sucedió después?

La llegada de Lázaro Cárdenas (1934-1940) no supone un poder carismático de forma “front stage
charisma”, sino que el General Cárdenas se volverá un líder carismático por las acciones que emprende
en su gobierno y que tendrá repercusiones hasta la actualidad con el reparto agrario y las medidas
sociales que adopta su gobierno que lo coloca para el pueblo como un líder carismático mágico, ya que
produce una gran trasnformación social al hacer posible el reparto agrario. Sin embargo, como será una
constante en los gobiernos revolucionarios y frenet a la perspectiva sexenal hay que hacer cambios y
lograr una transformación en un pequeño espacio de tiempo y lo que vemos es un poder tradicioanal y
paternalista que desea hacer un conjunto de cambios.

Imagen 9

Después de Cáerdenas tendremos a Manuel Ávila Camacho (1940-1946) que ya no hará cambios
radicales, sino que regresa a una forma de liderazgo legal derivada de los procesos electorales que no
necesariamente son y fueron legales, procedimientales en el caso de México, sino de forma tradicional
pág. 10861
y con un presidente que muestra ausencia de carisma, por lo que pudiéramos plantear que tendremos un
poder pendular en los gobiernos sucesivos de México, presidentes con algún tipo de carisma, como fuie
el caso de Miguel Alemán Valdés (1946-1952) y que inaugura la época de los presidentes civiles, y
algunos de ellos serán o tendrán algún carisma, pero la gran mayoría eran burócratas con poco o ningún
roce con las masas, es decir, una característica de la política mexicana y sus elecciones que no serán
competitivas hasta el año 2000, cuando el PRI, finalmente pierde la presidencia de la República. Esto
significa que Manuel Avila Camacho (1952-1958), Adolfo López Mateos (1958-1964) , Guastavo
Díaz Ordaz (1964-1970), Luis Echeverría Álvarez (1970-1976), José López Portillo (1976-1982),
Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988), Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), Ernesto de Zedillo
Ponce de León (1994-2000), ultimo presidente priísta que si bien podemos encontrar con niveles
variados de carisma, en su gran mayoría llegaban al poder por la voluntad del presidente en turno que
los elegia por los motivos más variados, desde la protección hacia su obra y memoria o porque pensaban
que podrían pwerpetuarse en el poder por interpósita persona; además en esta etapa de la época dorada
del partido hegemónico los perfiles de los posbles candidfaftos no correspondían como en otros países
a los posibiliades de participar de una contienda y cosechar el beneplácito del electorado, sino que
habían sido electos por el gran Elector, en este caso el presidente en funciones y talvez más que sus
buenas cualidades como funcionario o con capacidades para dirigir los destibos del país se encontraba
un pacto entre el presidente en turno y aquél que llegaría casi de impunidad, pues el entrante no buscaría
opacar el dorado exilio de su antecesor, ni fomentaría una persecución, más allá de ciertos niveles; por
lo tanto, en este periodo si bien el carisma pudo o puede ser un factor a tomar en consideración ya como
lo plantea Larisa Lomnitz (2004), el problema central en la sucesión presidencial son los acuerdos con
los distintos grupos políticos que, van apoyar al candidato (las fuerzas vivas del partido) y lo llevarán
con sus votos y de sus agremiados en función de los acuerdos y de las distintas promesas hechas por el
candidato hacia estos militantes y sus organizaciones.

Por lo tanto ¿nuestra teoría acerca del carisma y de su importancia se viene abajo? No, ya que si bien
sea un juego cupular y una imposición sde arriba hacia abajo y que si bien la gran mayoría eran
funcionarios del partido o miembros de gabinete tenían que mostrar cierta capacidad para conquistar a
las masas y con sus ofertas y promesas lograr otra vez alimentar la esperanza en las masas y la
pág. 10862
posibilidads de que se logre revertir las situaciones de pobreza, marginación que vive la mayoría de la
población y que de nuevo pueda soñar y el responsable d este proceso es el candidato presidencial.

Creemos que después de este periodo vendrá un proceso de competencia política en que además de ser
seleccionado por el presidente en turno la capacidad para influir en la decisión de los electores se
vuelve un requisito fundamental, ya que la elección noi va a depender únicamente de la voluntad de los
grandes electores, como el presidente, los miembros y dirigentes del partido, finalmente habrá qué pedir
el voto de los electores y los candidatos seleccionados tendrán qué obtener el beneplácito de los
electores, así como realizar una campaña política propositiva con ofertas que sean atractivas para los
votantes, además de la imagen y finalmente el carisma de los candidatos y su capacidad para llamar la
atención de los electores y poder inspirarlos.

Como posdemos en los procesos electorales posteriores como fue el caso de la elección del año 2000
en que hubo un candidato en este caso el del PAN, Vicente Fox Quesada (2000-2006) quien no sólo
representó para los electores una nueva esperanza, ya que logró con algunos eslóganes muy pegajosos
llamar la atención y elo favor de los electores, como su propuesta “A sacar el PRI de los Pinos”, “Ya”,
“Hoy, hoy”.

Imagen 10

Así el grupo de mercadotecnia de Fox crearía dos frases para que el pueblo mexicano se siente
identificado con él: el cambio que a ti te conviene y cada vez más somos los que queremos el cambio.
Esto le dio un poder a Fox para poder destituir a su contendiente, que pasaría a ser un candidato que
decía más de lo mismo.

La imagen de Fox fue muy cuidada, su vestimenta sin corbata, siempre con botas, hacían que cada
mexicano lo viera como un símbolo del mexicano, y no como un candidato formal, que ya tiene la
pág. 10863
imagen de ser corrupto o ladrón. Su lenguaje, franco, directo y coloquial también lo hicieron acercarse
más a la ciudadanía. Hasta el punto de creerle y atribuirle el poder del cambio que necesita México.

Utilizó los medios de comunicación de una manera inteligente, pues de tanto repetir que el cambio de
México estaba en el PAN, creó más pregnancia que la idea del “nuevo PRI”. Éstos también quisieron
implementar el modelo del cambio, pero que obviamente no funcionó.

Con los focus group, se encontraron cuatro atributos fundamentales para ser el presidente de México:
ser honesto, trabajador, cercano y sensible a las necesidades de la gente común y comportarse a la altura
de un presidente. Cualidades en las que trabajaron arduamente para darle el toque que merece Fox. En
la única que había que trabajar más era en su lenguaje coloquial, mismo que no lo hacía ver a la altura
de un presidente, sino de un mexicano más.

En cuestiones de semiótica si cumplió con todos los requisitos, no solamente pensó en lo que la gente
necesita escuchar para decirlo, sino que con una base sustentada se le sumo poder a las palabras que
quería escuchar el pueblo mexicano. De manera retórica la imagen de Fox le significó a México como
el candidato que no tenía porque disfrazar su imagen con formalismos para verse tal cual es, un
candidato que quiere hacer un cambio en México.

El discurso político tenía un gran peso de acción, y Fox predicaría con el ejemplo para que los
mexicanos vieran que su campaña política iba encaminada a un cambio. Empleo palabras como el “ya”
y “hoy”. Pues ambas se asociaban con el cambio y la necesidad de hacerlo ya, el tiempo del cambio
había llegado y era hoy. Y al final de la campaña política se reafirmó el voto con el slogan “¡Ya
ganamos!”, frase que hacía ver que la derrota del PRI era inminente.
(
https://ivanfuentescervantes.wordpress.com/2012/06/30/analisis-de-campana-politica-de-vicente-fox-
nomas-para-que-se-den-una-idea-de-lo-que-hay-detras-de-todos-ellos/
).
Entonces si tomamos otra vez nuestra tipología de los candidatos carismáticos vemos Fox
representó the “Front stage charisma”, el candidato carismático que tiene la capacidad para llamar la
atención de los electores de manera directa en sus relaciones con los electores, sus discursos, sus
pronunciamientos, mientras que tanto Francisco Labastida, trepresentaba el viejo PRI, autoritario que
poco o casi nada tenía qué ofrecer a un electorado más joven que poco debía al viejo sistema de la
misma manera que Cuauhtémoc Cárdenas que si bien ofrecía disminuir las desigualdades y lacerante
pág. 10864
pobreza que hay en México, poco le decía las nuevas generaciones que ya se comunican bajo otras
modalidades.

La otra campaña electoral enfrentó a dos candidatos que no sal´´ian de las filas priístas, de manera
directa, como Andrés Manuel López Obrador, un exmilitante priista que ya había sido Jefe de Gobierno
de la Ciudad de México y a Felipe Calderón Hinojosa que finalmente ganará la elección, pese a no
poseer una imagen carismática, ni llamar la atención de los grupos masivos, que, sin embargo temían
lo que podría suceder bajo el gobierno de López Obrador y un Roberto Madrazo, candidato del PRI que
colocó a este partido en el tercer puesto. Así vemos que un candidato carente de carisma como Felipe
Calderón es capaz de ganar una campaña, pero apelando a la destrucción de la imagen de su
contrincante, ya que pudo asustar a los electores con un “Lopez Obrador: Un peligro para México” y
antes el PAN había lanzado una campaña en donde se acusaba a López Obrador de desprestigiar al
presidente Vicente Fox en “Cállate Chachalaca”.

Imagen 11

https://www.google.com/search?client=firefox-b-d&sca_esv=225027f63fc0bc2b&sxsrf=ACQVn0_YyAn9psUrRopC-

EPaok7A0n2ceg:1708891212863&q=lopez+obrador+callate+chachalaca&tbm=isch&source=lnms&sa=X&ved=2ahUKEwj

ihs_to8eEAxU6J0QIHST0DgwQ0pQJegQIDxAB&biw=1366&bih=615#imgrc=EfiRtTiBBGe9qM
pág. 10865
En la próxima campaña, después de los fracasos y de la guerra que provocó Felipe Calderón (2006-
2012) en donde el candidato ganador Enrique Peña Nieto (2012-2018) llegará al poder en virtud del
carisma que se le crea mediante una eficiente campaña comunicativa en dónde se le genera una imagen
de buen mozo, pese a no ser capaz de tener un “front-stage charisma”, un “back-stage charisma” o una
figura mágica, pero contaba con el poder persuasivo y comunicativo de Televisa una esposa actriza de
telenovelas, Ángelica Rivero Hurtado, por lo tanto su victoria estuvo ligada al hartazgo con el gobierno
panista y la imagen fabricada de Peña Nieto, dando cuenta del poder de los medios de comunicación,
que son capaeces de construir un candidato darle una imagen, características, generar un discurso, por
lo tanto la generación de un producto con capacidad para consquistar sectores importantes del
electorado, intentar inyectarle un aspecto carismático, tanto lo que Randall Collins llamaría “front-
stage charisma”, como “back-stage charisma”. Si bien este tipo de características añadidas por la
publicidad y la propaganda sin algún elemento de verdad o de respaldo en la realidad, como fue en el
caso de Peña Nieto no pudo mantenerse por mucho tiempo, pese a esto y porque ya había sucedido con
López Obrador no logró vencer al candidato del PRI que, finalmente ganó la presidencia que, por sus
errores perdió credibilidad y tanto el PRI como el PAN perdieron frente a él en la elección del 2018.

López Obrador, es uno de los pocos políticos que no sólo puede ser clasificado como un front-stage
charisma, sino como back-stage charisma ya que es capaz de articular el discurso a fin de no sólo
conquistar a las mases, sino tener el control del discurso político y de la agernda, creo que únicamente
Carlos Salinas de Gortari ha sido un político con esta habilidad, aun cuando solo pudo lograr mediante
el programa de Solodfaridad llegar a tener una relación más próxima con los grupos marginados. En el
caso de López Obrador sus distintos eslóganes, programas y ocurrencias, como “Me canso ganso”,
“Primero los pobres”, “Acabar con la corrupción”, “Abrazos no balazos” ha logrado con medidas
populistas y de reparto del ingreso mediante los programas sociales una comunicación con los grupos
mayoritarios que ha hecho posible la enorme popularidad que ha cosechado.

Empero, en el caso de Claudia Sheinbaum que fue designada como candidata de Morena a la presidencia
de la República no tiene la capacidad de comunicarse de manera fehaciente con la grupos mayoritarios,
su contricante Xóchitl Gálvez fue muy hábil al inicio, pero su frescura inicial se fue diluyendo, por lo
tanto tenemos dos candidatas, una de ellas qué carece de los elementos que hemos propuesto como es
pág. 10866
el caso del carisma definido esto como la capacidad sobre humana, casi mágica de un líder, jefe,
caudillo para dirigir a un grupo de individuos que creen en estas capacidades. Pudiéramos decir que
López Obrador logró proyectar este tipo de imagen entre sus seguidores, sin embargo, en el caso de la
candidata escogida por Morena -Claudia Sheinbaum- no presenta estas características; empero, la
enorme popularidad del presidente puede inyectarle a su candidata los elementos de imagen y carisma
que no posee.

Imagen 12

En el caso de Xóchitl Gálvez en un principio frente al vacio de liderazgos tanto en el PAN, PRI o PRD,
ya que sus liderazgos tradicioanales son burocracias partidarias que han logrado someter a los diferentes
grupos y cuadros alejados del poder y qué además no tienen la capacidad para llamar la atención o darle
esperanzas a los grupos masivos; Xóchitl, fue una excepción en términos políticos ya que logró entrar
en conflicto con el presidente -López Obrador- y pedió i asistir a una mañanera para contestarle, si bien
el presidente no le permitió la réplica, ella logró notoriedad y hizo a un lado los demás contrincantes
como Enrique de la Madrid, la senadora Betriz Paredes, Santiago Creel Miranda, en otra situación
alguno de ellos pudiera haber sido un buen prospecto, sin embargo, la presencia, imagen y carisma de
López Obrador ha colocado la vara de la contienda muy alta y solamente alguien con alguna de estas
características podría competir en contra del presidente y su candidato.
pág. 10867
Imagen 13

Sin embargo, si bien Xóchitl tuvo un buen arranque y principalmente su enfrentameinto con el
presidente le acrarreó muchos positivos a medida que pasaban los días su imagen se hay ido diluyendo,
hay falta de discurso de propuestas, principalmente para los grupos a los cuáles, ella aspira acceder
como es la clase media, como principal baluarte y luego sacar votos tanto de la clase media que apoyo
López Obrador, como a las clases bajas que han sido el principal apoyo del presidente.

Tabla 1

Gobernantes
Front-stage c. Back-stage c. Magical c. Reputational c.
FranklinD.Roosevelt
+ + + +
Harry S. Truman
- - + +
D.Eisenhower
- + + -
John F.Kennedy
+ + + +
LyndonB.Johnson
- + + +
Richard Nixon
+ - - -
Gerald Ford
- - - -
Jimmy Carter
+ - - -
Ronald Reagan
+ + + -
George Bush
- + - -
Bill Clinton
+ + + -
George W. Bush
- + + -
Barack Obama
+ + + +
Donald Trump
+ - + -
Joe Biden
- + + -
Fuente:del autor
pág. 10868
Hemos tomado una muestra de presidentes estadounidenses, 15; de los cuales ocho fueron demócratas
y siete son republicanos tomando como punto de partida a Franklin D. Roosevelt y acabando con Joe
Biden, el sistema político estadounidense (Aguirre, 1993) es muy competitivo y por lo regular
bipartidista (sólo compiten Republicanos y Demócratas), si bien podríamos haber integrado sus
contrincantes, es decir, quienes disputaron la presidencia con ellos; sin embargo, esto haría más
complejo el cuadro. El sistema político norteamericano es principalmente populista en el sentido de
buscar que sus candidatos tengan mucho contacto y relación directa conm los electores y procurando
proponer soluciones acordes con los problemas que más preocupan al ciudadano común. De ahí, que
Roosevelt llegara a ser reelegido en cuatro ocasiones, ya que no sólo generó la solución a la gran crisis
de los años 30, así liderar la participación americana en la II Segunda Guerra Mundial, la característica
primordial de Roosevelt será su gran carisma, cosa que que no vamos encontrar en su sucesor, ni
tampoco en Eisenhower que si bien fue un importante líder militar no tenía, ni la visión, ni el carácter
para impulsar el sueño americano, sino para garantizar que las preocupaciones de la clase media como
la guerra de Corea y la inflación fueron superados. John F. Kennedy va a ser un gran líder con carisma
que va a inmspirar transformaciones no sólo en los USA, sino en todo el mundo, como fue la Alianza
para el Progreso; Lyndon Johson quien lo sustituye tendrá el problema de la guerra de Vietnam, pero
impulsar los programas sociales y de los derechos civiles. Nixon, si bien exento de carisma tendrá que
lidiar con los levantamientos sociales que habrán en los USA, además de su empechmeant derivado de
WaterGate. Tendrán que pasar dos presidencias tanto la de Gerald Ford, como la de Jimmy Carter que
busca revitalizar el nombre y la potencia de los USA; será hasta con Reagan que será un gran motivador
e impulsor de las reagonomics y el inicio de las políticas neoliberales, las cuales si biern modifican el
entorno de política económica en los Estados Unidos que con Bush implicará la inv asión y guerra de
Irak que, si bien intenta salirse de ahí Obama, veremos un nuevo liderazgo carismático de la derecha en
Donald Trump que quiere regresa “America” a sus tiempos de gloria y procura que las clases medias
sean las receptoras de una utopía regresia y populista, pese a su fracaso fue capaz de implementar un
rebelión popular que casi impide la toma de posesión de Joe Biden, Trump podrá resucitar su sueño
derechista en las elecciones de 2024, generando un nuevo enemigo: los migrantes.
pág. 10869
Tabla 2

Gobernantes
Front-stage c. Back-stage c. Magicalcharisma Reputational c.
Lázaro Cárdenas
+ - + +
ManuelA.Camacho
- + - -
Miguel Alemán
+ - -
Adolfo R. Cortínez
- + - +
Adolfo L.Mateos
- + + +
Gustavo DíazOrdaz
- - - -
Luis Echeverría
+ - -
JoséLópezPortillo
+ - - -
MigueldelaMadrid
- - - -
C.SalinasGortari
+ + + +
ErnestoZedillo
- + - +
Vicente Fox
+ - + +
Felipe Calderón
- - - -
Enrique PeñaNieto
- + - -
A.López Obrador
+ - + +
Fuente: Del autor

En el caso de México hemos tomado el period de oro del PRI que después de un presidente que con su
carisma logra el proyecto de redistribución de las tierras, -Reforma Agraria- que había sido una promesa
de la revolución Mexicana, además de crear PEMEX, la educación socialista,etc.

Sine embargo, no intenta cvonsolidar su sueño y vendrá un periodo de gobiernos priistas que no sólo
intentan resquebrajar el proyecto cardenista, sino un regreso a las épocas anteriores como el gobierno
de Miguel Alemán que favoreció a la iniciativa privada, será hasta con Adolfo López Mateos que se
hace algo en este sentido con la nacionalizackión de la industria eléctrica. Diaz Ordaz muestra total
carencia de carisma y da cuenta de candidatos y gobernantes de derecha, además será responsable de la
Masacre del dos de Octubre en Tlatelolco, Echeverría y López Portillo serán los responbles sdel final
de los gobiernos populistas, nacionalistas y con un proyecto en donde el estado es el rector der la
economía y del desarrollo. Miguel de la Madrid hasta Salinas de Gortari van a enarbolar el proyecto
neoliberal y la muerte del estado como rector de la economía y se incorpora la iniciativa privada, las
privatizaciones y el TLC, pero con programas sociales hasta Ernesto Zedillo quien tendrá que vivir la
crisis de 1994 y el fin de los gobiernos priistas haciendo posible la llegada del PAN al poder con un
pág. 10870
carismático candidato que fue Vicente Fox, pero que si bien fue la esperanza de millones no fue capaz
de llevarlas adelante, el PAN como gobernate colapsa con Felipe Calderón exento de carisma y que
inicia la guerra a los narcos, esta situación va a proporcionar el regreso del PRI, com Peña Nieto quien
es un producto mediático fruto de la acción del marketing político y de la acción comunicativa de
TELEVISA; con la llegada de López Obrador un eterno candidato a la presidencia carismático que
tuvo la capacidad para llamar la atención de los grupos populares con promesas de entregar recursos y
redistribuirlos entre los grupos mayoritario, así com o regresar la recvtoria del estado en la economía
cuando ya se dio la globalización y hay una integración con la economía norteamericana, así como
apoyar a PEMEX y CFE y hacer del estado el recotor del esfuerzo económico de ahí la Cuarta
Transformación. Este proyecto pese a que no ha logrado más allá de repartir algo a los pobres, ha
utilizado al Ejército para la luchar en contra del crimen organizado; sin embargo, la inseguridad y el
crimen organizado se ha opederado de zonas del país, pero a diferencia del PAN y del PRI ha habido
un importante repartro de recursos y lucha en contra de la corrupción. Si bien, Claudia Sheinbaum ha
sido designada como candidata de Morena, pero carente de carisma pero recibirá parte del apoyo
cosechado por López Obrador.

CONCLUSIÓN

Como se intentó mostrar mediante este trabajo de invesgtigqación y del uso de la herramienta teórico-
metodológica de las modalidades de poder y dominación propuestas por Max Weber estableciendo la
primacía y la importancia del dominación carismática como una figura que plantea la construcción de
un sujeto que logra sus propósitos caudillescos mediante la mediación de una combinación de una
narrativa que se construye en contra de una élites político económicas, “la mafia del poder” y que ofrece
al “pueblo” medidas salváficas en contra de los inmigrantes, de los empresarios que han sacado sus
negocios del país para favorecer a países y gobiernos extranjeros, como ha sido en el caso de Trump, se
puede añadir qué en la gran parte de los casos y/o de las elecciones que se han celebrado tanto en los
Estados Unidos como en México encontramos la posibilidad de utilizar la tipología de Randall Collins
(2020) para mostrar como en el caso de este país -Estados Unidos-, una gran parte por qué no decir la
mayor parte de sus presidente tienen características carismáticas tanto en sus discursos, promesas así
como en su acercamiento populista, por lo menos en el ámbito de las campañas electorales
pág. 10871
principalmente si se trata de los candidatos que han sido “incumbent” o también “challenger”, empero,
lo fundamental es que tales candidatos y luego presidentes deben hacer uso del front stage charisma,
del magical charisma, es decir una personalidad caudillesca que con elocuencia y la posibilidad en
términos mágicos de que con gestos, apariencia logre convencer a la masa de sus propósitos.

En el caso de México la situación es distinta, ya que en gran parte del siglo XX el PRI dominó los
procesos electorales, sin embargo, pese a que en la mayoría de los casos a partir de la selección del
candidato de este partido ya se sabía quién sería el próximo presidente las campañas políticas hechas
con entusiasmo, acarreo de las masas, las nuevas y renovadas promesas y con la construcción de la
imagen y la espectacularidad del candidato se buscaba generar la impresión de un candidato cálido,
cercano a las masas y a las necesidades y deseos de los electores, aún después con la democratización
y la aparición de una competencia político-electoral que posibilitaba pensar que habría certidumbre de
las reglas e incertidumbre de los resultados con la utilización del marketing político, la propagada
política y los discursos populistas y la construcción de la imagen de los candidatos que lograba hacer
de Vicente Fox, Enrique Peña Nieto como verdaderas soluciones y después con La llegada de Andrés
Manuel López Obrador, si bien con escasas capacidades discursivas, pero con una proximidad y
cercanía al pueblo y una propuesta que llegaba a ser una verdad y no ardid publicitario y pudo
convencer y logró no sólo ganar una elección, sino que pudo poner en su lugar a su candidata en la Silla
Presidencial.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Aguirre P., Begné A., Woldenberg J., (1993) Sistemas Políticos, Partidos y Elecciones, ed.
Trazos,
México

Benoit, W.
(2003) Campaign 2000: A Functional Analysis of Presidential Campaign Discourse,
Bloomsbury Academic, Nueva York

Collins, R. (2020),
Charisma: Micro-sociology of Power and Influence, Routledge, Nueva York
(2015) , Does Trump have Chatisma?
What is Charisma Anyway, Sociological Eye
https
://www.drrandallcollins.com/sociological-eye/2016/10/does-trump-have-charisma-what-
is.html
pág. 10872
(2016) ¿Does Charisma win presidential Elections?
https://www.drrandallcollins.com/sociological-
eye/2016/11/does
-charisma-win-presidential-elections.html
Díaz C., (2015) Exilio: Un Relato Íntimo sobre la vida wen el desierto de Porfirio Díaz y los suyos,
De Bolsillo, México

Downs A., (1957)
An Economic theory of Democracy, Harper and Row, Nueva York
Fiorina, M. (1981),
Retrospective Voting in American National Election, Yalev University Press, New
Haven

García V., D´Adamo, Slavinsky G. (2005), Comunicación Política y Campañas Electorales, ed. Gedisa,
Barcelona

Kuschick M (2014), Introducción al Marketing Político, PAC, México

Lomnitz L., Salazar R., Adler I., (2004), Simbolismo y Ritual en la Política Mexicana, Siglo XXI,
México

Luque T., (1996), Marketing Político, Ariel, Barcelona

Mudde
, C., Rovira, C. (2019) Una Breve Introducción al Populismo, Alianza Editorial, Madrid
Nimmo D., Savage R. (1976), Candidates and their Images, Good Year, Pacific Palisades

Nimmo D. (1985), “The formation of Candidates Images during presidential Campaigns”, Candidates

Images in Presidential Elections, Praeger, Westport

Trent, J., Friedenberg (2000) Political Communication Campaign Praeger, Westport

Weber M., (1987) Economía y Sociedad, FCE, México