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PROPUESTA DE METODOLOGÍA DE
ATENCIÓN NUTRICIONAL SUPERVISADA
EN CURSO DE NUTRICIÓN CLÍNICA, COSTA
RICA
PROPOSAL FOR A SUPERVISED NUTRITIONAL CARE
METHODOLOGY IN CLINICAL NUTRITION COURSE,
COSTA RICA
Mariana Fabian Montero
Universidad de Ciencias Médicas-UCIMED
Xinia González Herrera
Universidad de Ciencias Médicas-UCIMED
Karen Ibarra Cuevas
Universidad de Ciencias Médicas-UCIMED
Yolanda Lizano Araya
Universidad de Ciencias Médicas-UCIMED
pág. 11108
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i5.20387
Propuesta de Metodología de Atención Nutricional Supervisada en Curso
de Nutrición Clínica, Costa Rica
Mariana Fabian Montero1
fabianmm@ucimed.cr
https://orcid.org/0000-0002-8208-1275
Universidad de Ciencias Médicas-UCIMED
Xinia González Herrera
gonzalezhx@ucimed.cr
https://orcid.org/0009-0000-2682-6327
Universidad de Ciencias Médicas-UCIMED
Karen Ibarra Cuevas
ibarrack@ucimed.com
https://orcid.org/0000-0002-8720-7615
Universidad de Ciencias Médicas-UCIMED
Yolanda Lizano Araya
lizanoay@ucimed.cr
https://orcid.org/0000-0002-4796-3985
Universidad de Ciencias Médicas-UCIMED
RESUMEN
La educación en ciencias de la salud, particularmente en nutrición clínica, ha adoptado enfoques
centrados en el estudiante, promoviendo la participación activa y la práctica reflexiva, según autores
como Biggs (2019) y Kolb (1984). Este artículo analiza la metodología de Atención Nutricional
Supervisada (ANS), aplicada en un curso de Nutrición Clínica, con el objetivo de describir su estructura
y evaluar desafíos y oportunidades. La ANS consiste en el desarrollo de consultas nutricionales
supervisadas con pacientesusuarios, donde los estudiantes supervisados por profesores titulares, aplican
conocimientos técnicos y desarrollan habilidades poderosas como empatía, comunicación asertiva y
liderazgo. La metodología incluye tres consultas por alumno, para lo cual deben de realizar una
evaluación nutricional completa (antropométrica, bioquímica, clínica y dietética) y intervención
nutricional acorde a las necesidades del paciente. Asimismo, como parte del proceso de enseñanza se
brinda el debriefing por parte del docente para fomentar la reflexión, orientar el abordaje y abordar las
oportunidades de mejora. El tipo de estudio es de carácter descriptivo de tipo procedimental, transversal
y observacional y de metodología mixta. Resultados: Entre agosto de 2024 y marzo de 2025, se
analizaron 39 consultas ejecutadas por estudiantes con 22 usuarios. Los alumnos lograron un promedio
de 8,74 sobre 10 en los criterios evaluativos, destacando en empatía y comunicación, pero con
dificultades en gestión del tiempo y cierre de consultas. Los desafíos técnicos incluyen coordinación
logística, adherencia del paciente y limitaciones tecnológicas. Las oportunidades abarcan
estandarización de protocolos, incorporación de autoevaluación y mejora en la formación emocional.
Conclusiones: La ANS es efectiva para desarrollar competencias clínicas y habilidades poderosas, pero
requiere validación en nutrición clínica, guías estandarizadas y estrategias para mejorar la adherencia
del paciente. Se recomienda ampliar el estudio y optimizar herramientas de evaluación.
Palabras claves: práctica supervisada, evaluación formativa, habilidades poderosas
1
Autor principal
Correspondencia: fabianmm@ucimed.cr
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Proposal for a Supervised Nutritional Care Methodology in Clinical
Nutrition course, Costa Rica
ABSTRACT
Health sciences education, particularly in clinical nutrition, has embraced student-centered approaches,
promoting active participation and reflective practice, as noted by authors like Biggs (2019) and Kolb
(1984). This article examines the Supervised Nutritional Care (ANS) methodology applied in a Clinical
Nutrition course, aiming to describe its structure and evaluate challenges and opportunities. ANS
involves supervised nutritional consultations with real patients, where students apply technical
knowledge and develop soft skills such as empathy, assertive communication, and leadership. The
methodology includes three consultations per student, requiring a comprehensive nutritional assessment
(anthropometric, biochemical, clinical, and dietary) and tailored nutritional intervention. Additionally,
debriefing by the instructor is provided to foster reflection. Results: Between August 2024 and March
2025, 39 consultations conducted by students with 22 patients were analyzed. Students achieved an
average score of 8.74/10 in evaluation criteria, excelling in empathy and communication but facing
challenges in time management and consultation closure. Challenges include logistical coordination,
patient adherence, and technological limitations. Opportunities involve protocol standardization,
incorporation of self-assessment, and enhanced emotional training. Conclusions: ANS is effective in
developing clinical competencies and soft skills but requires validation in clinical nutrition, standardized
guidelines, and strategies to improve patient adherence. Expanding the study and optimizing evaluation
tools are recommended.
Keywords: supervised practice, formative assessment, power skills
Artículo recibido 09 agosto 2025
Aceptado para publicación: 13 septiembre 2025
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INTRODUCCIÓN
La educación en ciencias de la salud ha evolucionado para responder a las necesidades de la sociedad y
a las demandas del entorno laboral. En este contexto, los modelos de enseñanza centrados en el
estudiante son cada vez más importantes, promoviendo la participación activa del alumno en su
formación, tal como lo propone la perspectiva constructivista. Este enfoque, defendido por autores como
Biggs (2019) y Entwistle (2009), destaca la importancia de generar espacios donde el estudiante pueda
construir su conocimiento a partir de diferentes experiencias y la reflexión, integrando el saber, hacer y
ser.
El enfoque pedagógico centrado en la práctica reflexiva, como señala Kolb (1984), fomenta que los
estudiantes integren las dimensiones cognitiva, afectiva y conductual, lo cual es crucial para el manejo
integral de los usuarios. Es así, como se potencia el desarrollo de un profesional capaz de responder a
los retos de la realidad de salud actual, combinando conocimientos con habilidades impulsoras o “power
skills” y un compromiso ético hacia el bienestar del paciente (López, 2020).
En el ámbito de la educación, las prácticas supervisadas se han convertido en un pilar fundamental para
la adquisición de nuevas competencias. Según Ravelli, Falicoff y Domínguez Castiñeiras (2022) estas
prácticas no solo permiten al estudiante fortalecer sus conocimientos teóricos, sino que también le
brindan la oportunidad de desarrollar habilidades de comunicación y actitudes profesionales en un
entorno real. La supervisión en estos espacios es lo que permite que los educandos reciban
retroalimentación directa y oportuna, lo cual favorece un aprendizaje individualizado y significativo.
Diversos componentes teóricos han sido propuestos para estructurar y evaluar el aprendizaje en entornos
clínicos, tales como la pirámide de Miller (Miller, 1990), el enfoque de educación basada en
competencias (Frank et al., 2010), las actividades profesionales confiables (EPAs por sus siglas en
inglés) desarrolladas por Ten Cate (2005), y el modelo RIME propuesto por Pangaro (1999). Cada uno
de estos modelos aporta elementos valiosos para guiar el desarrollo progresivo en el estudiante desde
un rol de observador hasta uno autónomo, promoviendo la toma de decisiones clínicas responsables, la
autorreflexión y el trabajo colaborativo (Ten Cate & Scheele, 2007).
El enfoque basado en competencias prioriza la medición de competencias clínicas específicas como la
comunicación, el juicio clínico nutricional, intervención y monitoreo, todo en el contexto clínico
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mediante observación directa y retroalimentación. Esto requiere adecuada capacitación docente y se
basa en el desempeño del estudiante (Frank et al., 2010). Por otra parte, las actividades profesionales
confiables requieren observación directa por gran cantidad de tiempo, evaluando si el aprendiz está
confiado para realizar sus tareas con autonomía y sin supervisión directa. (Ten Cate, 2005).
Por su parte, el modelo RIME clasifica el desarrollo clínico del estudiante en 4 etapas: la primera es
reportero, quien recoge y comunica correctamente información clínica, luego intérprete que se encarga
de analizar datos e hipótesis, el gestor que propone y ejecuta planes terapéuticos y el educador que busca
información activamente, educa a otros y aprende en equipo. Esta metodología es útil para los docentes
y requiere de rúbricas claras para evitar la subjetividad, además de que no mide habilidades técnicas ni
poderosas a profundidad (Pangaro, 1999).
No obstante, estos marcos han sido principalmente desarrollados en contextos médicos. Esta brecha
plantea la necesidad de adaptar y contextualizar dichos modelos al ámbito de la nutrición clínica, donde
el profesional debe integrar conocimientos científicos con habilidades de comunicación, educación
nutricional, razonamiento crítico sobre el diagnóstico clínico y las habilidades poderosas.
En el contexto de la formación universitaria en nutrición, un gran reto es moldear y trabajar estas
habilidades poderosas en los estudiantes. Según Juanes-Giraud, B. (2024) las habilidades impulsoras,
también conocidas como poderosas se consideran un conjunto de competencias y comportamientos, que
son fundamentales para el éxito laboral, y van más allá de las blandas tradicionales, ya que en este caso
son primordiales para el éxito laboral. Dentro de estas se incluyen, liderazgo, trabajo en equipo,
comunicación asertiva, conexión humana compasiva, promoción del cambio, adaptación, integridad,
resiliencia e inteligencia emocional. Todas estas destrezas se consideran esenciales para el aprendizaje
híbrido, por tanto, estas son cruciales para el éxito de la práctica clínica.
Según Gómez et al. (2020), la empatía, la comunicación efectiva, la capacidad para resolver problemas,
y la adaptabilidad son habilidades que deben ser trabajadas durante la formación del estudiante, ya que
permiten una interacción más humana y centrada en el paciente, lo cual es esencial en la atención
nutricional. Aspectos que se trabajan bajo esta metodología.
El desarrollo de estas habilidades en los estudiantes de nutrición es un aspecto clave para su formación
integral como profesionales. Como lo sugiere Torres (2022), las metodologías de enseñanza deben
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promover la práctica reflexiva y la experiencia directa con usuarios desde las primeras etapas de la
formación, permitiendo que los alumnos desarrollen estas competencias en un entorno supervisado. Las
prácticas supervisadas son herramientas pedagógicas valiosas que aportan positivamente a este proceso,
proporcionando oportunidades para que los alumnos reciban retroalimentación con base en su
desempeño real y así mejoren sus habilidades antes de enfrentarse al mundo laboral.
Por otra parte, para asegurar la mejora continua de estos procesos educativos centrados en el estudiante,
es imprescindible revisar y optimizar continuamente las metodologías utilizadas. La revisión y análisis
de experiencias docentes previas, como proponen Roldán y Benítez (2021), es clave para identificar
áreas de mejora y asegurar que el enfoque pedagógico se mantenga alineado con las exigencias tanto
del mercado laboral como de los avances de la nutrición.
Al plantear como metodología activa la consulta nutricional supervisada, es importante denotar que esta
es un proceso que se realiza con una estructura que permite al nutricionista evaluar el estado nutricional
de una persona y desarrollar el abordaje basado en recomendaciones dietéticas individualizadas para
mejorar o mantener su estado de salud. Este proceso no solo implica la aplicación de conocimientos
técnicos y científicos, sino también el uso de habilidades como la empatía y la comunicación asertiva
que aportan al vínculo efectivo con el paciente. Se trata de tener la capacidad de crear un ambiente de
confianza, escuchar activamente y motivar al paciente a realizar cambios en su estilo de vida. (Pérez &
Sánchez, 2021).
Esta metodología híbrida incorpora elementos adaptados a las necesidades del nutricionista actual. La
dinámica incluye prácticas supervisadas con usuarios reales, evaluación del desempeño,
retroalimentación formativa y documentación reflexiva por parte del estudiante. Sin embargo, aún no
ha sido documentada formalmente. Por ese motivo el presente estudio tiene como objetivos (1) describir
la metodología aplicada en la atención nutricional supervisada del curso de nutrición clínica y (2)
Identificar desafíos y oportunidades en la metodología en base al análisis crítico de sus componentes,
los marcos teóricos que la sustentan y la experiencia acumulada en su aplicación para optimizar el
proceso formativo de los estudiantes en contextos clínicos reales.
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MÉTODOS Y MATERIALES
Diseño del estudio
La presente investigación es de carácter descriptivo de tipo procedimental, transversal y observacional.
Este es descriptivo porque busca caracterizar el fenómeno de estudio; procedimental ya que se enfoca
en los procedimientos y pasos metodológicos que se realizan para alcanzar un objetivo específico; es
decir contempla las acciones, procesos y métodos utilizados (Creswell, J.W. 2017) Así como, transversal
pues recolecta información en un solo momento. Se adoptó una metodología mixta integrando elementos
cualitativos y cuantitativos que permitan complementar el enfoque y obtener una visión más integral de
los resultados.
Metodología de la Atención Nutricional Supervisada (ANS)
En la Atención Nutricional Supervisada (ANS) participa el estudiante el cual se encuentra matriculado
en un curso avanzado de Nutrición Clínica y es el encargado de ejecutar la consulta nutricional
individual. El paciente, por su parte es un funcionario universitario referido por el Consultorio Médico
de la universidad, que presenta alguna patología, principalmente enfermedades crónicas y que está
dispuesto a participar del proceso de la ANS. El docente da seguimiento y acompaña cada una de las
partes para garantizar el éxito y logro de los objetivos preventivos - terapéuticos propuestos.
Para la implementación se requiere un proceso logístico y estructural que permita el mejor desarrollo de
la consulta nutricional, permitiendo un aprendizaje del estudiante y un cambio en el estilo de vida del
paciente.
A continuación, se presenta la estructura que caracteriza el proceso de la ANS. Para efectos de este
escrito se tomará la consulta nutricional como objeto de estudio y foco de mejora.
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Figura 1. Estructura de la ANS.
Fuente: Elaboración propia.
Pasos de la consulta nutricional, según la ANS:
Las intervenciones se realizan como parte del curso de Nutrición Clínica y el estudiante deberá
desarrollar al menos tres consultas nutricionales al paciente. La consulta inicial tiene una duración
máxima de 50 minutos y las de seguimiento 30 minutos. En cada consulta nutricional se aplica la
estructura mostrada en la Figura 2.
Figura 2. Estructura de la consulta nutricional, según la ANS
Fuente: Modificado de Carbajal, Sierra, López-Lora & Ruperto, 2021.
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Evaluación de la ANS
Para evaluar al estudiante en el progreso se suministran los criterios de evaluación (Cuadro 1.) validados
por profesores titulares y se realiza un debrifing después de cada consulta. Es importante mencionar que
este es un proceso que consiste en una reflexión grupal tras una intervención clínica real, en el que los
participantes analizan las decisiones tomadas durante la actividad, el uso de sus habilidades técnicas,
sus pensamientos y sus emociones. A través de este análisis, se busca mejorar el rendimiento futuro de
los profesionales, permitiéndoles identificar áreas de mejora. (Maestre & Rudolph, 2015).
Cada consulta nutricional ejecutada hay un docente encargado de su monitoreo y supervisión, de manera
virtual remota. Al finalizar la misma, este propicia un espacio de reunión con el estudiante donde se
materializa la retroalimentación de su ejecución, haciendo uso de los criterios de evaluación entregados.
Durante esta, el alumno tiene la oportunidad para hacer consultas, y el docente le indicará los aspectos
positivos y de mejora para la ejecución de las próximas sesiones. Si hay dudas, se resuelven en este
momento.
Cuadro 1. Criterios de evaluación para la ejecución de la ANS.
Puntaje
Actitud
personal y
profesional
Empatía
1
Comunicación
asertiva
2
Ejecución
de la sesión
Evaluación
ABCD
3
pág. 11116
Abordaje
nutricional
3
Cierre de la
sesión
1
TOTAL
10
Fuente: Elaboración propia
Además, a lo largo del semestre el estudiante sistematiza su intervención en dos escritos, uno al inicio
con el plan de acción a llevar a cabo con el paciente y otro al final del semestre con un análisis de lo
realizado.
RESULTADOS
Análisis cuantitativo
Al contextualizar los hallazgos cuantitativos, se obtuvieron datos del 29 de agosto del 2024 al 4 de marzo
del 2025, Se abarcaron 22 usuarios, de los cuales el 10% desertó del proceso por motivos desconocidos,
generando esto atraso en las intervenciones de los estudiantes e imposibilidad de seguimiento.
En ese período se realizaron 43 ejecuciones de las cuales se analizaron 39; debido a que cuatro
presentaban datos incompletos. Los resultados del promedio obtenido acorde a la suma de los criterios
evaluativos oscilaron entre 4,4 y 10 con un promedio total de 8,74. La mediana fue de 8,8; lo cual indica
que el 50% de los estudiantes obtuvo calificaciones iguales o superiores a este valor.
Estos resultados reflejan una tendencia general positiva en el desempeño, con casos aislados que
representan situaciones atípicas o áreas específicas de mejora. En el Gráfico 1. se observa el porcentaje
de logro acorde a los criterios de evaluación descritos en el Cuadro 1. Este hallazgo sugiere una
apropiación adecuada del proceso metodológico y una ejecución satisfactoria de las competencias
clínicas y habilidades poderosas que se buscaba promover.
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Gráfico 1. Porcentaje de logro de los criterios evaluativos.
Fuente: Elaboración propia
La empatía y comunicación asertiva como habilidades poderosas estudiadas muestran alto porcentaje
de logro, sin embargo, no se observan indicadores claros y específicos para medir otras habilidades
poderosas como la conexión humana compasiva, promoción del cambio, adaptación, resiliencia e
inteligencia emocional. Por su parte los criterios relacionados con la evaluación ABCD y el abordaje
nutricional son mayores a 80 en porcentaje de logro y el cierre de la sesión es el criterio que menor
puntaje obtienen los estudiantes.
Análisis cualitativo
El análisis cualitativo de las 29 evaluaciones documentadas por los docentes durante las intervenciones,
permitió identificar patrones comunes en el desempeño de los estudiantes durante la Atención
Nutricional Supervisada (ANS). A partir de un proceso sistemático se categorizaron los temas en cinco
principales: (1) empatía, estructura y gestión del tiempo, (2) habilidades comunicativas, (3) evaluación
nutricional (4) educación nutricional y (5) cierre de la consulta y establecimiento de metas. Estos
hallazgos, permiten identificar tanto desafíos como oportunidades de mejora en la ANS.
Estructura, gestión del tiempo y empatía
La mayoría de los estudiantes lograron realizar la evaluación nutricional ABCD de forma adecuada, sin
embargo, enfrentaron dificultades en la gestión del tiempo, lo cual limitó el abordaje completo de otros
componentes clave, especialmente la educación nutricional y cierre de la sesión. Esto resalta la
0
20
40
60
80
100
Empatía Comunicación
asertiva
Evaluación
ABCD
Abordaje
nutricional
Cierre de la
sesión
PORCENTAJE DE LOGRO
CRITERIOS EVALUATIVOS
Porcentaje de logro de criterios
evaluativos
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necesidad de fortalecer la planificación temporal y la priorización de contenidos en el abordaje clínico,
así como de establecer una secuencia lógica de la consulta.
Desde una perspectiva educativa, estas dificultades se alinean con los principios del aprendizaje
experiencial. Kolb (1984) destaca que los estudiantes aprenden más eficazmente cuando participan en
experiencias reales seguidas de reflexión crítica, permitiendo el desarrollo de habilidades
autorreguladas.
En general los estudiantes mostraron una actitud empática hacia los usuarios. No obstante, el uso de
estrategias propias de la entrevista motivacional como validación emocional, reflexión y reflejo podrían
mejorar. Por ejemplo, citan: “Faltó implementación de entrevista motivacional, haga resúmenes o
reflejos de lo que la paciente dice” o “Excelente consulta, de escucha activa y descentralización de la
dieta, enfocada en la persona y con empatía.” Este aspecto es consistente con la literatura, que señala
que las habilidades afectivas, aunque fundamentales, son complejas de enseñar y evaluar objetivamente
(Gómez et al., 2020).
Habilidades de comunicación
En el caso de las habilidades de comunicación, se observaron aspectos positivos en el uso de un todo de
voz adecuado, escucha activa y comunicación respetuosa hacia los usuarios. Según Juanes-Giraud
(2024), estas habilidades son esenciales para generar cambios en los estilos de vida del paciente y
establecer vínculos terapéuticos efectivos, las cuales son cada vez más valoradas en contextos clínicos,
pues permiten al futuro nutricionista conectar de forma empática y efectiva con el paciente, promover
cambios en su estilo de vida y generar un vínculo terapéutico significativo haciendo alusión a la
adaptación, promoción al cambio y conexión humana compasiva como habilidades poderosas. La
incorporación de estas competencias en la práctica supervisada constituye una fortaleza clave del
modelo implementado.
Evaluación nutricional
Por su parte, los estudiantes durante la evaluación nutricional reflejan conocimiento de los diferentes
apartados tanto uso de técnicas antropométricas, análisis de datos bioquímicos, así como dietéticos y
clínicos. Por ejemplo, se cita: “Buena evaluación ABDC”, “Muy buen ABCD”. Sin embargo, en algunas
ocasiones se reportan errores en la toma de medidas antropométricas y falta de explicación de los
pág. 11119
resultados. Como muestra, se expone: “Revisar técnica de toma de circunferencia de cintura”, “Revisar
técnicas e interpretación de resultados en la bioimpedancia”. Estos hallazgos refuerzan la necesidad de
apegarse a protocolos técnicos estandarizados y mejorar la comunicación de los hallazgos clínicos,
elementos que son esenciales en la consulta centrada en el paciente.
Educación nutricional
En cuanto al componente educativo, se muestra que los estudiantes preparan su material educativo con
previa antelación para esta, esto puede estar relacionado con el acompañamiento continuo del docente,
la claridad de los objetivos pedagógicos y la estructura bien definida del proceso. Sin embargo, se
identificó un exceso de información transmitida al paciente en varias intervenciones. Ejemplo: “Las
recomendaciones dadas están muy bien, pero son muchas para una sola cita” o Muy buena explicación,
pero si la paciente tiene una pregunta o comentario, enfóquese en eso antes que trabajar en su material.
Esto puede limitar la comprensión de los mensajes clave y afectar la adherencia. Se recomienda, por
tanto, una mejor priorización del contenido y el uso sistemático de apoyos visuales estructurados acorde
a las necesidades del paciente.
Cierre de la consulta y establecimiento de metas
Un hallazgo frecuente fue la ausencia de una síntesis final y la falta de negociación activa de metas con
el paciente, como lo mencionan “Faltó resumen al final de la consulta de las metas concretas que debe
hacer el paciente”. Esto impide un cierre efectivo de la consulta y limita el compromiso del paciente con
los cambios propuestos. Se recomienda fomentar la construcción conjunta de objetivos individualizados,
alineados con las teorías del cambio de comportamiento y la motivación intrínseca del paciente (Ryan
& Deci, 2017).
Desafíos y oportunidades de la ANS
A pesar del promedio general favorable en los criterios evaluativos (8,74/10), persisten desafíos
logísticos y pedagógicos que deben abordarse para optimizar la ANS. Como lo es la gestión del recurso
humano como la coordinación y fluidez del proceso, así como la participación docente que es limitada.
Se propone un sistema digital de registro y seguimiento que permita más fluidez al proceso.
Por otro lado, la baja adherencia de los pacientes es un gran reto que podría solventarse con la
implementación de instrumentos iniciales de evaluación del interés y compromiso del paciente, así como
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estrategias para identificar el estadio del cambio. Se ha observado también deficiencias por parte del
estudiante en el manejo del tiempo y en su capacidad para gestionar emociones y establecer empatía con
los usuarios. Estos aspectos son fundamentales para el ejercicio profesional y pueden fortalecerse
mediante espacios de debriefing y apoyo emocional (Maestre & Rudolph, 2015).
Implicaciones de la ANS en la formación profesional
Los resultados obtenidos mediante la implementación de la metodología de Atención Nutricional
Supervisada (ANS) reflejan una alta adherencia por parte de los estudiantes a los criterios evaluativos
establecidos. Este hallazgo sugiere una apropiación adecuada del proceso metodológico y una ejecución
satisfactoria de las competencias clínicas y habilidades poderosas que se buscaba promover.
La implementación de la ANS ha demostrado ser una estrategia efectiva en el desarrollo integral de
competencias técnicas, comunicativas y reflexivas. La inclusión de habilidades poderosas y la
estructuración reflexiva del proceso formativo representan avances significativos que pueden ser
replicados en otros contextos educativos como la formación de profesionales en nutrición.
Desde una perspectiva pedagógica, los resultados son coherentes con las teorías del aprendizaje
experiencial y el enfoque constructivista. Kolb (1984) señala que el aprendizaje se profundiza cuando
los estudiantes están inmersos en experiencias significativas que luego son sometidas a reflexión. En
este sentido, la ANS no solo permitió la aplicación de conocimientos técnicos, sino que también fomentó
la práctica reflexiva mediante el debriefing y la retroalimentación docente inmediata, favoreciendo un
aprendizaje autorregulado y centrado en el estudiante (Biggs, 2019; Maestre & Rudolph, 2015).
A pesar de los resultados positivos, persisten algunos retos. En primer lugar, la dependencia de la
supervisión directa plantea limitaciones logísticas en cuanto a tiempo docente y disponibilidad de
recursos. Además, es necesario perfeccionar las herramientas de evaluación para asegurar objetividad y
sensibilidad en la medición de las habilidades poderosas, especialmente aquellas de índole emocional y
comunicativa. Finalmente, dado que el modelo ha sido adaptado desde contextos médicos, su validación
específica en nutrición clínica aún requiere mayor desarrollo empírico.
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CONCLUSIONES
Formar profesionales es un proceso cambiante por lo que continuar capacitando y actualizando a los
docentes y la metodología de evaluación cualitativa es esencial para la mejora continua y adecuada
formación profesional. Esto incluye, además, la actualización de los criterios evaluativos para obtener
resultados más precisos y sensibles en cuanto a habilidades poderosas y la incorporación de indicadores
descriptivos que permitan monitorear el avance.
La ANS es una metodología que permite conocer el desempeño del estudiante con respecto a los criterios
evaluativos, así como el proceso logístico necesario para su adecuada implementación. Se recomienda
ampliar la muestra y replicar el estudio para validar y ajustar la metodología al contexto institucional,
así como formalizar la metodología mediante una guía con protocolos estandarizados y criterios de éxito.
Por otra parte, se puede fomentar la autorregulación y metacognición del estudiante si se incorporan
evaluaciones de pares y autoevaluación, de manera que se pueda sacar el mejor provecho a los recursos;
así como evaluaciones de desempeño desde la perspectiva de distintos docentes en el período de
ejecución.
Como reto se identifica la adherencia al tratamiento y el desinterés hacia la consulta por parte de los
usuarios por lo que se sugiere realizar un instrumento que mida su interés y compromiso, donde se
incluya la etapa del cambio en la que se encuentra y sus intereses, además de hacer un estudio que
permita conocer los motivos de la deserción de la participación en la consulta nutricional.
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