pág. 11366
DISPLASIA BRONCOPULMONAR Y
ENFERMEDADES RESPIRATORIAS DEL
PREMATURO: MÁS ALLÁ DE LA
RADIOGRAFÍA CONVENCIONAL
BRONCHOPULMONARY DYSPLASIA AND RESPIRATORY
DISEASES IN PRETERM INFANTS: BEYOND
CONVENTIONAL RADIOGRAPHY
Liliana Patricia Carmona Martínez
Departamento de Pediatría - Universidad del Sinú - Elías Bechara Zainum.
Víctor Andrés Rodríguez Balseca
Departamento de Pediatría - Universidad del Sinú - Elías Bechara Zainum.
Walter Enrique Jaramillo Araujo
Departamento de Pediatría - Universidad del Sinú - Elías Bechara Zainum.
Olga Elena Castillo Caro
Departamento de Pediatría - Universidad del Sinú - Elías Bechara Zainum.
Wendy Juranys Castillo Martinez
Departamento de Pediatría - Universidad del Sinú - Elías Bechara Zainum.
pág. 11367
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i5.20404
Displasia Broncopulmonar y Enfermedades Respiratorias del Prematuro:
Más Allá de la Radiografía Convencional
Liliana Patricia Carmona Martínez1
Lilucarmona2788@gmail.com
https://orcid.org/0009-0008-3459-2098
Departamento de Pediatría - Universidad del Sinú
- Elías Bechara Zainum.
Colombia
Víctor Andrés Rodríguez Balseca
Victor-rodriguez-04@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0002-2791-5257
Departamento de Pediatría - Universidad del Sinú
- Elías Bechara Zainum.
Colombia
Walter Enrique Jaramillo Araujo
Walterj0811@gmail.com
https://orcid.org/0009-0004-1094-4918
Departamento de Pediatría - Universidad del Sinú
- Elías Bechara Zainum.
Colombia
Olga Elena Castillo Caro
Olgacastillocarocc@gmail.com
https://orcid.org/0000-0003-2152-7111
Departamento de Pediatría - Universidad del Sinú
- Elías Bechara Zainum.
Colombia
Wendy Juranys Castillo Martinez
Wendykast1230@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0002-4973-2184
Departamento de Pediatría - Universidad del Sinú
- Elías Bechara Zainum.
Colombia
RESUMEN
La displasia broncopulmonar (DBP) es la enfermedad pulmonar crónica más frecuente en neonatos,
típica de prematuros expuestos a ventilación y oxígeno prolongados, representa un importante problema
de salud, afectando aproximadamente al 2050% de los prematuros extremos según la población
estudiada(Sherlock & Abman, 2019; Taibo Li, Minoru Matsushima, Wendy Timpson, Susan Young,
David Miedema, 2017). Tradicionalmente, el diagnóstico y seguimiento de la DBP se ha basado en la
radiografía de tórax (RX); sin embargo, recientemente se han desarrollado modalidades avanzadas de
imagen que ofrecen mayor detalle estructural y funcional(Balinotti et al., 2010). La RX sigue siendo
fundamental para el abordaje inicial, pero carece de sensibilidad y objetividad, en contraste la tomografía
computarizada de alta resolución (TCAR) permite visualizar patrones característicos (áreas de
hiperinsuflación, fibrosis y bronquiectasias) con mayor detalle, aunque su uso rutinario se restringe por
la exposición a la radiación; la resonancia magnética pulmonar (RM), gracias a secuencias rápidas y
técnicas de ventilación/perfusión, emerge como una alternativa sin radiación para evaluar la estructura
y función pulmonar, sin embargo, su uso es de índole principalmente investigativo(Higano et al., 2022).
En los últimos años, la ecografía pulmonar (EP) ha ganado protagonismo como herramienta diagnostica,
incluso existen estudios multicéntricos que demuestran que un puntaje ecográfico neonatal elevado
predice el desarrollo de DBP con alta sensibilidad y especificidad, especialmente en neonatos menores
27 semanas de gestación(Loi et al., 2021). La propuesta se basa en integrar estas técnicas (TCAR, RM,
EP y RX) en protocolos clínicos e investigación para un abordaje más preciso y estandarizado de la
DBP(Higano et al., 2022; Vanhaverbeke et al., 2020).
Palabras clave: displasia broncopulmonar, enfermedades del prematuro, diagnóstico por imagen,
ultrasonografía
1
Autor principal
Correspondencia: Lilucarmona2788@gmail.com
pág. 11368
Bronchopulmonary Dysplasia and Respiratory Diseases in Preterm Infants:
Beyond Conventional Radiography
ABSTRACT
Bronchopulmonary dysplasia (BPD) is the most common chronic lung disease in neonates, typically
observed in preterm infants exposed to prolonged ventilation and oxygen therapy. It represents a major
health challenge, affecting approximately 2050% of extremely preterm infants, depending on the study
population (Sherlock & Abman, 2019; Taibo Li, Minoru Matsushima, Wendy Timpson, Susan Young,
David Miedema, 2017). Traditionally, the diagnosis and follow-up of BPD have relied on chest
radiography (CXR); however, advanced imaging modalities have recently been developed, providing
greater structural and functional detail(Balinotti et al., 2010). CXR remains essential for the initial
evaluation but lacks sensitivity and objectivity. In contrast, high-resolution computed tomography
(HRCT) allows detailed visualization of characteristic patterns such as areas of hyperinflation, fibrosis,
and bronchiectasis although its routine use is limited by radiation exposure. Pulmonary magnetic
resonance imaging (MRI), supported by rapid sequences and ventilation/perfusion techniques, has
emerged as a radiation-free alternative to evaluate lung structure and function; nevertheless, its use
remains mainly investigational(Higano et al., 2022). In recent years, lung ultrasound (LUS) has gained
relevance as a diagnostic tool. Multicenter studies have demonstrated that a high neonatal ultrasound
score predicts the development of BPD with high sensitivity and specificity, particularly in infants born
before 27 weeks of gestation (Loi et al., 2021). This proposal advocates for the integration of these
imaging techniques (HRCT, MRI, LUS, and CXR) into clinical protocols and research strategies to
achieve a more precise and standardized approach to BPD (Higano et al., 2022; Vanhaverbeke et al.,
2020).
Keywords: bronchopulmonary dysplasia, infant, premature, diseases, diagnostic imaging
Artículo recibido 09 septiembre 2025
Aceptado para publicación: 13 octubre 2025
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INTRODUCCIÓN
La supervivencia de prematuros extremos ha mejorado notablemente en las últimas décadas, dando lugar
a un aumento en la incidencia de displasia broncopulmonar (DBP), una forma de enfermedad pulmonar
crónica del lactante(Thébaud et al., 2019). Fue originalmente descrita por Northway et al. en 1967 a
partir de hallazgos radiográficos clásicos en prematuros con ventilación prolongada, la DBP se
caracterizaba por zonas alternantes de atelectasia, enfisema intersticial y fibrosis en la radiografía de
tórax ( RX)(Northway William et al., 1967; Thébaud et al., 2019). En la actualidad, gracias a estrategias
como esteroides antenatales, surfactante exógeno y ventilación gentil, ha emergido una nueva DBP en
prematuros más inmaduros: Estos pacientes a menudo no presentan un daño agudo severo inicial, pero
experimentan interrupción en el desarrollo alveolar normal, resultando en menos alvéolos y mayor
tamaño (simplificación alveolar) y con menor fibrosis que la forma clásica(Jobe & Bancalari, 2001;
Thébaud et al., 2019).
Históricamente, la RX ha sido la piedra angular para evaluar la DBP, describiéndose fases evolutivas
radiográficas que van desde la imagen de síndrome de dificultad respiratoria en la primera semana hasta
pulmones hiperaéreos con bandas fibróticas y quistes a partir del primer mes(Dankhara et al., 2023;
Northway William et al., 1967). No obstante, en la era actual estas fases rígidas rara vez se observan
claramente, pues la presentación radiológica puede ser más heterogénea(Vanhaverbeke et al., 2020). El
estado actual del conocimiento sugiere que, si bien la RX sigue siendo útil para monitorear cambios
gruesos y descartar complicaciones agudas, existen brechas importantes como la baja sensibilidad para
ciertos daños estructurales y su interpretación es subjetiva, con pobre concordancia entre los
observadores en casos no extremos(Vanhaverbeke et al., 2020). Esta brecha ha motivado la búsqueda
de modalidades de imagen avanzadas que permitan caracterizar mejor la enfermedad pulmonar del
prematuro más allá de lo que muestra la radiografía(Vanhaverbeke et al., 2020)(Bhandari & Sahni,
2020).
Recientemente se han incorporado nuevas técnicas como la tomografía computarizada de alta resolución
(TCAR), la resonancia magnética pulmonar (RMN) incluso la ecografía de pulmón (EP), prometiendo
una evaluación más holística del pulmón del prematuro, abarcando aspectos estructurales y
funcionales(Higano et al., 2022). Diversos estudios indican que dichas modalidades son más precisas y
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aportan información clínicamente relevante para la DBP, lo que podría apoyar un manejo más
individualizado, sin embargo, persisten desafíos como los riesgos de radiación, la necesidad de sedación
o entrenamiento especializado y la falta de estandarización en la interpretación de las imágenes(Higano
et al., 2022; Thébaud et al., 2019).
DESARROLLO
Definición
La displasia broncopulmonar (DBP), también denominada enfermedad pulmonar crónica del prematuro,
se define clásicamente por la necesidad de oxígeno suplementario durante al menos 28 días en un recién
nacido menor de 32 semanas de edad gestacional (EG), posteriormente, la severidad se estratifica en
leve, moderada o grave según el soporte de oxígeno/ventilación requerido a las 36 semanas de EG o al
alta hospitalaria(Higgins et al., 2019; Jobe & Bancalari, 2001). Esta definición consensuada (NIH 2001,
refinada en 2018) busca estandarizar el diagnóstico para propósitos clínicos y de investigación(Higgins
et al., 2019). La evolución conceptual de la DBP refleja un cambio desde una enfermedad puramente
iatrogénica (daño por ventilación/oxígeno) hacia una condición multifactorial del desarrollo, donde
intervienen la inmadurez extrema, factores posnatales y factores prenatales, reconociendo que la DBP
no es uniforme, sino un síndrome con múltiples fenotipos que resultan en un pulmón con alvéolos más
grandes y simplificados en número, con displasia vascular (menor arborización capilar) y áreas
heterogéneas de sobredistensión y colapso, pero con menos fibrosis e inflamación que en la DBP
clásica(Higgins et al., 2019; Thébaud et al., 2019). Los cambios fisiopatológicos se traducen fibrosis
intersticial marcada, metaplasia escamosa bronquial, hipertrofia del músculo liso de vías aéreas,
bronquiolitis obliterante constrictiva y cambios vasculares hipertensivos, estos hallazgos
radiológicamente se traducían en las cuatro fases clásicas: Infiltrados granular-difusos tipo SDR (fase
I), opacidades intersticiales difusas persistentes (fase II), apariencia “en empedrado” con quistes y
densidades irregulares (fase III), y pulmones hiperlucentes con bandas fibróticas y cardiomegalia (fase
IV)(Higgins et al., 2019; Northway William et al., 1967).
Epidemiología y carga de enfermedad
La DBP es la principal secuela respiratoria de la prematuridad y la causa más común de enfermedad
pulmonar crónica en la infancia(Stoll et al., 2015). Su incidencia varía significativamente según las
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poblaciones y definiciones empleadas, pero guarda una inversa relación con la EG y el peso al nacer.
Los datos epidemiológicos reportan que hasta el 80% de los neonatos de 2224 semanas desarrollan
algún grado de DBP, frente al 20% de los nacidos a 28 semanas(Stoll et al., 2015). En otras palabras,
casi todos los sobrevivientes al límite de viabilidad presentan daño pulmonar crónico(Higgins et al.,
2019; Stoll et al., 2015; Thébaud et al., 2019). Asimismo, aproximadamente 95% de los casos de DBP
ocurren en recién nacidos de muy bajo peso al nacer (<1500 g)(Isayama et al., 2017).
La incidencia promedio de DBP se sitúa en torno al 30% en prematuros <32 semanas o <1500gr,
estudios multicéntricos han evidenciado variaciones regionales importantes, por ejemplo, en registros
de Norteamérica la incidencia ronda 3040%, en Europa se reporta entre 1025% para <32 semanas,
mientras que en Asia se han descrito tasas más elevadas posiblemente por mayor supervivencia de
prematuros extremos(Higgins et al., 2019; Stoll et al., 2015). En Latinoamérica, las cifras son igualmente
altas; datos de la Red Neonatal Sudamericana (NEOCOSUR) estimaron 3540% de DBP en <28
semanas(Slhessarenko et al., 2019).
En términos de carga de enfermedad, la DBP contribuye sustancialmente a la morbilidad y costos en
salud neonatal, aunque los nacimientos pretérmino extremos son relativamente pocos, representan cerca
de la mitad de los costos de atención neonatal, y la DBP prolonga las estancias hospitalarias y
requerimientos terapéuticos(Lapcharoensap et al., 2020). A largo plazo, los sobrevivientes de DBP
presentan mayor riesgo de múltiples ingresos hospitalarios por infecciones respiratorias en la infancia
temprana, requerimiento de terapias respiratorias y potencial impacto en la función pulmonar tanto en
los pacientes pediátricos como en adultos(Israel et al., 2004). Todo ello configura a la DBP como un
problema de salud pública en poblaciones de neonatos, justificando esfuerzos por prevenirla y optimizar
su temprana identificación con estrategias como las que se abordan en esta revisión(Currow et al., 2017).
Modalidades de imagen en la DBP
Radiografía de tórax
La radiografía de tórax es la técnica de imagen s empleada debido a su disponibilidad, rapidez y bajo
costo. En la DBP, la RX tiene un rol fundamental en la evaluación inicial y el seguimiento rutinario de
los cambios pulmonares, así como en la identificación de complicaciones agudas que pueden
superponerse al cuadro crónico(Vanhaverbeke et al., 2020). Como se mencionó, los hallazgos
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radiográficos de DBP atraviesan diferentes fases evolutivas en las primeras semanas de
vida(Vanhaverbeke et al., 2020). Aunque en la era moderna estas fases pueden no distinguirse con
claridad, típicamente la RX de un prematuro con DBP en desarrollo muestra hacia la segunda semana
un patrón retículo-granular difuso con opacidades intersticiales a menudo descrito como “patrón de
vidrio esmeriladoque refleja edema intersticial, parches atelectásicos e inflamación(Jobe & Bancalari,
2001; Vanhaverbeke et al., 2020). Con el progreso de la enfermedad, se observan áreas radiopacas
alternando con áreas radiolúcidas definidas indicando atrapamiento aéreo junto a fibrosis o
colapso(Northway William et al., 1967). Este patrón heterogéneo da una apariencia de “pulmón en
panal” en fases avanzadas, asociados a quistes de tamaño variable mezclados con líneas y bandas
fibrosas(Jobe & Bancalari, 2001). Además, pueden encontrarse signos de hiperinsuflación difusa
(aumento de espacios intercostales, aplanamiento diafragmático) y en algunos casos,
cardiomegalia(Vanhaverbeke et al., 2020).
La RX tiene limitaciones importantes en DBP. En primer lugar, es una técnica 2D de baja resolución
para un problema esencialmente microestructural; no detecta alteraciones sutiles en la arquitectura
alveolar, ni cuantifica el grado de hipoplasia pulmonar(Thébaud et al., 2019). A pesar de ello sigue
siendo indispensable en el abordajen inicial(Vanhaverbeke et al., 2020). Otras de sus ventajas son
monitorear la colocación de tubos y catéteres en estos pacientes y detectar rápidamente complicaciones
de la ventilación(Thébaud et al., 2019). También es la herramienta primaria para descartar otras
patologías congénitas que pudieran confundirse en la evolución(Higgins et al., 2019).
Tomografía computarizada de alta resolución
La TCAR constituye el método de imagen con mayor resolución espacial para la evaluación de la
microarquitectura pulmonar, proporcionando información valiosa sobre las lesiones estructurales
residuales en pacientes con DBP(Fontijn et al., 2023; Vanhaverbeke et al., 2020). Los hallazgos en la
TCAR muestran una correlación estrecha con los cambios histopatológicos descritos en esta enfermedad
y pueden incluir:
Áreas de baja atenuación multifocales: representan zonas de atrapamiento aéreo por bronquiolos
obliterados y hiperinflación regional. Suelen ser parcheadas y a veces con distribución mosaico,
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acentuadas en la espiración forzada, donde se ven regiones hiperlucentes rodeadas de parénquima más
denso. (Fontijn et al., 2023; Vanhaverbeke et al., 2020).
Opacidades lineales o reticulares: Corresponden a fibrosis intersticial y atelectasias cicatriciales.
Pueden verse como líneas subpleurales, bandas fibrosas que se extienden desde el hilio a la periferia, o
septos interlobulares engrosados (Fontijn et al., 2023; Vanhaverbeke et al., 2020).
Quistes y bullas: En la forma severa de DBP, la TACAR muestra quistes de pared fina de diversos
tamaños dispersos en el parénquima, así como zonas focales de hiperinsuflación lobar.
Distorsión arquitectural: En estadios avanzados hay pérdida de la organización normal, con
bronquiectasias por tracción, engrosamiento de paredes bronquiales difuso y cambios en la relación
bronco-vascular(Fontijn et al., 2023; Vanhaverbeke et al., 2020).
Hipertensión pulmonar indirecta: se pueden evidenciar ciertos signos sugerentes de hipertensión
pulmonar, como arterias pulmonares centrales prominentes, dilatación de ramas segmentarias y
cardiomegalia derecha. Estos hallazgos son inespecíficos, pero, en contexto de DBP, su presencia apoya
daño vascular significativo(Fontijn et al., 2023; Vanhaverbeke et al., 2020).
A pesar de su valor, la TACAR sigue considerándose de segunda línea en DBP por varias razones: La
exposición acumulativa a radiación, la necesidad de derivar al neonato a centros con disponibilidad de
tomógrafo y el hecho de que captura un momento estático que puede no reflejar aspectos funcionales
dinámicos. Por ello, las guías sugieren reservarla para casos con DBP muy severos o atípicos con mala
evolución sin causa aparente(Higgins et al., 2019).
Resonancia magnética pulmonar
La resonancia magnética pulmonar en neonatos es una modalidad emergente que ofrece la promesa de
imágenes detalladas sin exposición a radiación ionizante, además, cuenta con la capacidad única de
explorar no solo la estructura sino también la función pulmonar mediante técnicas especiales,
convirtiéndola en el estudio ideal para el seguimiento longitudinal de los pacientes con DBP(Zini et al.,
2023).
Su principal desventaja es que el pulmón en condiciones normales da una señal muy pobre, debido a
que el parénquima pulmonar tiene baja densidad de protones y múltiples interfaces aire-tejido que
causan heterogeneidad de campo magnético; como resultado, la señal decae rapidamente, produciendo
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imágenes de muy baja resolución con secuencias convencionales(Wielpütz & Kauczor, 2012).
Adicionalmente, la necesidad de inmovilizar al neonato dado la mecánica cardiaca y respiratoria,
implica con frecuencia sedación o anestesia, lo cual conlleva riesgos en este grupo etario. También el
traslado del neonato inestable desde la UCI neonatal al resonador ha sido tradicionalmente complejo,
requiriendo equipos de monitorización compatibles e incubadoras de transporte específicas. Todos estos
factores hicieron que, por mucho tiempo, la RM fuera poco práctica en prematuros(Zini et al., 2023).
Ecografía pulmonar
En la última década, la EP se ha incorporado de forma acelerada al cuidado neonatal, emergiendo como
una herramienta portátil, libre de radiación, ideal para el prematuro frágil(Pezza et al., 2022).
Tradicionalmente se pensaba que el pulmón era un órgano vetado a la ecografía por la presencia de aire,
pero se ha demostrado que interpretando los artefactos ecográficos generados por el aire en los alvéolos
es posible inferir con alta sensibilidad la presencia de enfermedades como ndrome de dificultad
respiratoria, derrames pleurales, neumotórax y otras(Pezza et al., 2022). En el contexto de la DBP y
patologías respiratorias crónicas del prematuro, la ecografía pulmonar tiene dos grandes aportes:
Predicción diagnóstica temprana y monitorización evolutiva/terapéutica(Pezza et al., 2022).
En cuanto a hallazgos ecográficos en DBP, no existe un signo patognomónico único, sino un conjunto
de patrones(Abdelrazek et al., 2024). En la fase temprana, los pacientes que desarrollarán DBP suelen
tener persistencia de un patrón alveolo-intersticial difuso: múltiples líneas B en ambos campos que
indican intersticio engrosado y áreas con líquido(Abdelrazek et al., 2024). Puede haber engrosamiento
e irregularidad de la línea pleural en regiones posteriores, reflejo de inicio de fibrosis
subpleural(Abdelrazek et al., 2024). Si este patrón no revierte con el tiempo, es indicativo de lesión
crónica en desarrollo(Alonso-Ojembarrena & Lubián-López, 2019). En etapas más avanzadas, algunos
autores describen un aspecto de pulmón blanco en casos severos. También pueden detectarse pequeñas
consolidaciones subpleurales especialmente en bases, correspondientes a atelectasias laminares o zonas
fibrosas(Alonso-Ojembarrena & Lubián-López, 2019).
Por supuesto, la EP tiene limitaciones, es operador-dependiente, requiere curva de aprendizaje y su
campo de visión es limitado: no penetra más allá de la pleura, no visualiza directamente bullas
enfisematosas profundas ni malformaciones intrapulmonares llenas de aire (donde el aire impide la
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transmisión)(Cattarossi, 2013). Por ende, no reemplaza completamente a la RX/TACAR/RNM cuando
se necesita un mapa anatómico completo(Cattarossi, 2013). En DBP, la principal utilidad es como
monitor dinámico del estado pulmonar y predictor temprano de evolución, más que para caracterizar la
cicatrización pulmonar fina(Loi et al., 2021).
CONCLUSIÓN
La displasia broncopulmonar (DBP) y, en general, las enfermedades respiratorias asociadas a la
prematurez han superado en la última década las limitaciones diagnósticas impuestas por la radiografía
convencional de tórax, incorporando progresivamente técnicas de imagen avanzadas que aportan una
caracterización más integral de la patología. Estas modalidades, que incluyen tomografía computarizada
de alta resolución, resonancia magnética pulmonar, ecografía torácica y técnicas de medicina nuclear,
ofrecen información complementaria en lugar de excluyente, permitiendo un abordaje multidimensional
de la DBP. Desde una perspectiva anatómica, contribuyen a la identificación de alteraciones
estructurales; en el plano funcional, facilitan la valoración de la ventilación y perfusión pulmonar; y en
el ámbito evolutivo, posibilitan el seguimiento longitudinal de la enfermedad y sus complicaciones,
como hipertensión pulmonar o infecciones recurrentes.
El empleo racional y sistemático de estas herramientas no solo mejora la precisión diagnóstica y el
pronóstico clínico, sino que también fomenta la construcción de protocolos locales adaptados a los
recursos disponibles. A nivel académico e investigativo, la evidencia actual respalda la necesidad de
fortalecer la capacitación de los profesionales en estas tecnologías y de promover proyectos
multicéntricos que permitan generar guías internacionales basadas en evidencia. Dichas guías
favorecerán la estandarización del uso de imágenes en DBP, optimizando la calidad del cuidado
neonatal.
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