de
la identidad académica de los docentes: Un estudio de caso
en
una universidad de Honduras
Emilio Gabriel Esbeih Castellanos
Dani
Oved Ochoa Cervantez
German
Moncada Godoy
Universidad
Nacional de Ciencias Forestales
Siguatepeque,
Honduras
RESUMEN
La
presente investigación es un estudio de casos de corte cualitativo que se llevó
a cabo en la Universidad Nacional de Ciencias Forestales de Honduras y tuvo
como objetivo analizar las implicaciones que tiene el nuevo gerencialismo en la
identidad académica de los docentes. En el estudio participaron 30 docentes, 15
de ellos realizan labores de docencia y tienen cargo administrativo y 15 se
dedican exclusivamente a la docencia. Utilizando una entrevista
semiestructurada se profundizó en los constructos de identidad y gerencialismo
académicos. En los resultados se identificó la categoría de identidad
académica, compuesta por la noción de académicos como investigadores y como
docentes, asimismo, se identificó un cisma de las identidades académicas, las
identidades de académicos gestionados, gerentes académicos y docentes
multifuncionales se presentaron en la investigación. A nivel del gerencialismo
se evidenciaron la presencia de indicadores de desempeño, demandas del mercado,
estructura organizacional y un enfoque de eficiencia. Se concluye que el
gerencialismo académico estimula a los docentes a priorizar aquellas
actividades por las cuales serán evaluados, lo cual influye en su desempeño
docente, la producción científica y reconfigura su identidad. Si bien todos los
docentes perciben elementos del gerencialismo, se encontró que tiene
implicaciones particularmente relevantes para los docentes que cumplen una
función administrativa y dejó en evidencia la presencia de una reconceptualización
de las funciones tradicionales de la universidad.
Palabras clave: gerencialismo académico, identidad académica, docentes universitarios.
Academic
managerialism and its implications in the construction
of
the academic identity of teachers: A case study
at
a university in Honduras
ABSTRACT
This research is a qualitative case study that was
carried out at the National University of Forest Sciences of Honduras and aimed
to analyze the implications of the new managerialism in the academic identity
of teachers. 30 teachers participated in the study, 15 of them carry out
teaching tasks and have an administrative position and 15 who are exclusively
dedicated to teaching. Using an in-depth semi-structured interview, the
constructs of academic identity and managerialism were deepened. In the
results, the category of academic identity was identified, composed of the
notion of academics as researchers and academics as teachers, as well as the
schism of academic identities with identities of managed academics, academic
managers and multifunctional teachers; At the level of managerialism, the
various indicators of this were evidenced. It is concluded that academic
managerialism pushes teachers to prioritize those activities for which they
will be evaluated, which influences their teaching performance and scientific
production. Although all teachers perceive the introduction of managerialism,
it has particularly relevant implications for teachers who perform an
administrative function. There is a reconceptualization of the traditional
functions of the university.
Keywords: academic managerialism; academic identity;
university teachers.
Artículo recibido:
03 marzo 2022
Aceptado para publicación: 20 marzo 2022
Correspondencia: e.esbeih@unacifor,edu,hn
Conflictos de Interés: Ninguna que declarar
INTRODUCCIÓN
La identidad académica de los docentes en las
universidades evoluciona continuamente debido a exigencias institucionales y
sociales que están conduciendo a un replanteamiento de la identidad académica
desde la visión tradicional del académico como investigador o educador, a una
identidad que es fluida y evoluciona a medida que surgen nuevos roles,
disciplinas y formas de trabajo. Existen múltiples motivos por los cuales estas
identidades están emergiendo, entre otros, debido al impacto del nuevo
gerencialismo en las formas de trabajar, el impacto de la globalización, el
paso a la universalidad estudiantil y la difuminación de roles dentro del
sector universitario (Clarke, et al. 2014).
Henkel,
(2005) plantea que, durante las últimas tres décadas, se ha comenzado a
explorar el concepto de identidad académica. Sin embargo, es subestimado,
especialmente a la luz de la tendencia hacia un nuevo gerencialismo en la
academia. De acuerdo con Deem (1998), este nuevo gerencialismo académico se
centra en el uso de resultados de desempeño, medidas de eficiencia, centros de
costos internos y un enfoque en la competencia externa.
En
este orden de ideas, existen fuertes presiones sobre las comunidades e
instituciones académicas no solo para cambiar sus culturas y estructuras para
permitirles administrar el nuevo entorno político, sino también para revisar
sus supuestos sobre los roles, las relaciones y los límites en ese entorno, esta
nueva configuración de la identidad de los docentes universitarios puede
generar tensiones, espacios en disputa y puede resultar en un conflicto de identidad,
especialmente para los académicos que inician su carrera. Sin embargo, la
naturaleza fluida de la identidad académica refleja la realidad de la vida
académica y hasta qué punto el trabajo académico refleja el cambio constante en
la sociedad (Clark, 1987; Clarke et al. 2014).
Bajo
estos planteamientos, esta investigación busca, em primer lugar, estudiar la
inserción del gerencialismo académico y su relación con la identidad académica
de los docentes de la UNACIFOR, segundo, las características del gerencialismo
que perciben en la institución y en tercer lugar, busca comparar estos
constructos entre los docentes que poseen cargos administrativos y los docentes
que no cuentan con dichos cargos.
Específicamente se cuestiona: ¿Qué implicancias tiene el gerencialismo
académico sobre la identidad académica de los docentes?
MÉTODOS Y MATERIALES
Tabla 1. Resumen de la muestra
utilizada
Características |
Agrupación |
Frecuencia |
Género |
Masculino |
21 |
Femenino |
9 |
|
Tipo de contrato |
Docente
permanente |
15 |
Docente
Temporal |
15 |
|
Experiencia |
En otras
empresas |
17 |
Solo en la
universidad |
13 |
|
Nivel académico |
Licenciatura
(Ingeniería) |
9 |
Maestría |
19 |
|
Doctorado |
2 |
|
Posee cargo administrativo |
Si |
15 |
No |
15 |
Nota: Elaboración propia
La recolección
de los datos se realizó a través de entrevistas semiestructuradas las cuales contaron
con una guía flexible que permitieron repreguntas. La guía fue construida a
partir de categorías de análisis extraídas desde la teoría a partir de una matriz
de categorización se generaron las preguntas en consonancia con las categorías
y las subcategorías. De este modo, las categorías principales fueron la
identidad académica y el gerencialismo. La primera de estas categorías fue
abordada por una pregunta abierta que buscó explorar los significados que
construyen los entrevistados sobre el ser un académico. El gerencialismo se exploró
a partir de la modificación de las funciones de los docentes, la inserción del
gerencialismo en la universidad. Las entrevistas fueron grabadas en formato de
audio y posteriormente transcritas a formato de texto para la aplicación de la
técnica del análisis de contenido, se empleó el software Atlas.ti 8 para
desarrollar el análisis hermenéutico de la información.
DISCUSIÓN TEÓRICA
Gerencialismo académico
Se
definie como la imposición de técnicas administrativas tradicionalmente
asociadas con negocios y empresas con fines de lucro en instituciones de
carácter público (Deem, 1998). La autora señala que entre las técnicas administrativas
se encuentran el uso de centros de costo internos, la incitación a la
competitividad interna y externa, la mercantilización de los servicios públicos
y el monitoreo de la eficiencia y efectividad mediante el uso de medidas del
desempeño individual. Así, pretende cambiar los regímenes y las culturas de las
instituciones, y los valores de los trabajadores para que se asemejen más a
aquellos del sector privado (Deem, 1998).
A
estas características, Lynch (2014) agrega los cambios en el lenguaje
organizacional, de ciudadanos, a clientes; la promoción de la autoevaluación
basadas en los indicadores de desempeño externos; y la introducción de
contratos de empleo más casuales, con el fin de reducir costos y ejercer más
control sobre los trabajadores.
Gerencialismo en las instituciones de educación superior
Según
Deem (1998), hasta finales del siglo pasado, la idea de que los institutos de
educación superior necesitan ser gestionados era inconcebible. Sin embargo, con
el crecimiento del sector universitario, se ha insertado también el
requerimiento de justificar el uso de financiamiento público y demostrar el
valor monetario de las universidades. Así, se les ha empezado a exigir mejorar
los estándares de educación y de investigación, a la vez mejorar sus niveles de
eficiencia; disminuir la cantidad de recursos por alumno, menor inversión en
instrumentos y equipos, y menos recursos para labores de investigación.
De
acuerdo con Withchurch y Gordon (2010) el gerencialismo académico que se ha
introducido en las universidades e instituciones de educación superior tiene
las siguientes implicaciones:
§
Una ética de
“empresa”, forzando a las instituciones al desarrollo e implementación de
actividades que tengan como objetivo principal la producción de ingresos.
§
Políticas
gubernamentales que enfocan el rol de las instituciones de educación superior
hacia uno que sirva a llenar las necesidades socioeconómicas de las naciones,
requiriendo que se orienten a las políticas de mercado
§
Se promueve la
competencia (y la conducta competitiva) por los recursos dentro de la
institución
§
Mayor control y
regulaciones de las actividades de los académicos por aquellos que tienen
funciones de tipo administrativo (quienes pueden ser profesionales de
administración o gerentes académicos), con exigencia de cumplir con requisitos
gubernamentales.
§
Una transferencia de
poder (autoridad) percibida, desde los académicos hacia los gerentes, con una
pérdida de estatus profesional por parte de los académicos
§
La separación y
polarización de las actividades académicas y las actividades
gerenciales/administrativas.
Identidad académica
La
identidad es una construcción dinámica que emerge de un contexto personal,
étnico y nacional, pero también se construye socialmente con el tiempo (Billot,
2010). Henkel (2000) considera que esta construcción está en un continuo cambio
que vincula el pasado con el presente y el futuro. La identidad propia tiene
conexiones con lo conocido y lo valorado, está influenciada y modificada por lo
imprevisto y disruptivo, y se transforma por presiones sociales externas tanto
a nivel micro como macro. Por lo tanto, cada componente de la identidad del
individuo, mientras está conectado con el pasado y contribuye a la del futuro,
bien puede surgir de lo imaginado y proyectado, así como de lo real (Billot,
2010).
Para
Henkel (2005) la academia es una ocupación con normas, estructuras y estatus
híbridos, inconsistentes y culturalmente específicos. A pesar de las
diferencias culturales, ha proporcionado a sus miembros identidades dominantes
y legitimadoras en una diversidad de sociedades. El individuo desarrolla su
sentido de "yo académico" a través de su imaginación de lo que
comprende "lo académico", sus experiencias pasadas y su comprensión
de las circunstancias actuales. Sin embargo, la identidad personal no es
estática ni específica del tiempo (Henkel, 2000).
La
autora (2000) señala que los individuos se convierten en académicos por medio
de la inducción a una disciplina, comunidades de estudiosos que desarrollan y
aplican reglas epistemológicas de investigación; y reglas de evaluación tales
como la lógica, el uso de evidencia, rigor y creatividad conceptual y teórica;
y la búsqueda desinteresada de la verdad. Así, constituyen un sistema altamente
especializado y relativamente pequeño, que depende de la autorregulación y la
libertad frente a presiones externas, particularmente, de los Estados.
El
origen de la identidad académica sería, entonces, la disciplina, entendida como
una comunidad epistémica autorregulada a partir de la cual los académicos
desarrollan valores académicos y un sentido de valor y significado. La
influencia dominante de la disciplina es reforzada por la institución educativa
(Henkel, 2000). Entre los valores académicos se encontrarían la libertad académica,
la integridad, el rigor, la originalidad y la capacidad crítica (Henkel, 2005).
Asimismo,
existe una interrelación entre la identidad, la reputación y la investigación.
Los académicos adquieren una identidad pública a través de un sistema de
revisión por pares que genera reputación y, en consecuencia, refuerza la
identidad (Henkel, 2000). Esta identidad pública les otorga a los académicos un
sentido de autoestima y de identidad profesional y la identidad individual y la
reputación pública se encuentran vinculadas por medio de la actividad
investigativa.
Sobre
la identidad académica en la educación superior están limitadas con una escasez
relativa de investigación en esta área (Clarke et al. 2014). Las definiciones
que existen tienden a explorar conceptos relacionados con la identidad
profesional en general en lugar de explorar la identidad académica en la
educación superior. Definir la identidad del docente no es un esfuerzo simple y
hay una serie de enfoques en la literatura que se basan en una variedad de
disciplinas y tradiciones de investigación. Las construcciones de identidad se
han explorado desde una variedad de perspectivas, incluidas la psicología, la
psicología social, la sociología y la filosofía y, en consecuencia, como señala
Gee (2000), han adquirido muchos significados.
La
identidad propia tiene fuertes conexiones con lo conocido y lo valorado, está
influenciada y modificada por lo imprevisto y disruptivo, y se transforma por
presiones sociales externas tanto a nivel micro como macro. Por lo tanto, cada
componente de la identidad del individuo, mientras está conectado con el pasado
y contribuye a la del futuro, bien puede surgir de lo imaginado y proyectado,
así como de lo real.
La
identidad se puede interpretar de varias maneras y se utiliza una terminología
diferente para articular su significado. Nuestra identidad o "sentido de
uno mismo" no se atribuye tanto, sino que representa un esfuerzo continuo
para dar sentido a quiénes somos, cuando estamos ubicados en experiencias pasadas,
presentes y futuras (Geijsel y Meijers, 2005).
El
concepto identidad académica se muestra en la
literatura comúnmente referido al trabajo de investigación y
posicionamiento (Aitchison, et al., 2012; Guerin, 2013), así mismo, el termino
se suele definir como “identidad del investigador o “identidad disciplinaria,
por otro lado, se evidencian su análisis en contextos similares para referirse
a cómo los investigadores se posicionan dentro de sus campos particulares y
exhiben las habilidades y el pensamiento que generalmente se atribuyen a los
investigadores independientes y académicos establecidos (Aitchison, et al.,
2012; Wegener, Meier e Ingerslev, 2016).
Para
Winter (2009, p. 122), la identidad académica se refiere a "la medida en
que un individuo se define principalmente en términos de la organización ... o
como miembro de una profesión". En este contexto, el proceso de formación
de identidad se ve como "encontrar una voz propia" (Potgieter y Smit
2008), o "encontrar el propio ser académico" (Dison, 2004, p. 83), lo
que indica un posicionamiento del ser en el espacio académico, estas metáforas
indican la idea del desarrollo de la identidad como un proyecto individual
dentro de una comunidad.
Para
los académicos, la identidad está ligada a valores porque, como argumenta
Taylor (1989), la identidad se forja dentro de un marco moral porque, al llegar
a saber quién es usted, surgirán preguntas sobre lo que es bueno o malo y lo
que tiene importancia para ti. Por lo tanto, la identidad está ligada a lo que
está comprometido, lo que valora y por lo que se esfuerza.
Churchman
(2006) señala que no existe una identidad académica única dentro del entorno
universitario actual, donde el papel del académico está en constante cambio,
mostrando una compleja multiplicidad de formas de comprender su entorno como
parte de la academia. Esta pluralidad de identidades no siempre es favorecida
en las IES donde hay un enfoque creciente en las prácticas unificadoras para
mejorar la cohesión (Churchman y King, 2009) y, por lo tanto, existe una
tensión por convivir con estas diferencias en tiempos de cambio. En algunos
casos, puede haber restricciones prácticas sobre hasta qué punto los individuos
pueden reconstruir y visualizar su identidad. Cuando se desarrolla un conflicto
entre las expectativas de un individuo y las de la institución, esto puede
resultar en resistencia del personal a las demandas institucionales.
Entonces,
¿cómo coexisten las identidades académicas? Un individuo se identifica a sí
mismo como académico, tanto en relación con la organización misma, como miembro
de la profesión académica. La identidad académica se vuelve intrínsecamente
ligada a los valores, creencias y prácticas en común con otros de esa
afiliación. Whitchurch (2008) ha sugerido que la realidad de los roles y
responsabilidades académicas es a menudo más compleja y multifacética de lo que
se describe. De hecho, esto puede explicar por qué los académicos conservan una
identidad fluida a medida que fluctúan los deberes y las expectativas.
Si
bien las identidades están influenciadas por los valores y creencias
individuales, así como por la cultura institucional y el posicionamiento, se
acepta que la identidad afecta el "sentido de propósito, la
autoeficacia, la motivación, el compromiso, la satisfacción laboral y la
efectividad" (Day, Kington, Stobart y Sammons, 2006, p. 601). Por lo
tanto, la forma en que se desarrolla y mantiene una identidad individual tiene
un efecto significativo en la efectividad del posicionamiento en el lugar de
trabajo.
Al
explorar la identidad académica en particular, surgen una serie de conceptos
centrales, que incluyen: colegialidad, libertad académica, autonomía,
autorregulación profesional, valores y patrones de comportamiento (Clegg, 2008;
Winter, 2009). Sin embargo, existe la sensación que estos conceptos centrales
están evolucionando, cambiando y, en algunos casos, siendo erosionados del
discurso en torno a las identidades académicas debido al creciente escrutinio
del papel y la función de los académicos en el sistema de educación superior
actual (Billot, 2010). En particular, la libertad académica como concepto
central de identidad académica se ha erosionado cada vez más a medida que
predominan las prioridades económicas organizacionales y gubernamentales
(Billot, 2010).
Sin
embargo, a medida que los roles académicos continúan cambiando, evolucionando y
expandiéndose, la cuestión de la identidad académica está más en primer plano
que nunca, especialmente en el contexto del cambio continuo y la centralidad de
la competitividad dentro del sector de la educación superior.
Crisis de identidad profesional
Las
condiciones cambiantes en la educación superior no ofrecen autonomía y estatus
a los docentes universitarios, esto genera que se cuestione sobre qué tipo de
grupos ocupacionales se construyen y, por tanto, genera tensiones sobre el
papel que desempeñan los docentes en el quehacer universitario (Nixon, 1996).
Para
el autor, existen tres debates que están presentes, primero, la docencia
universitaria se concibe como una profesión dividida entre sí misma, segundo,
mantienen multiplicidad de funciones que genera que el concepto de profesional
no sea aplicable todos y tercero, la presencia de un nuevo proletariado que
tiene limitadas oportunidades y menos estímulo para mantener un juicio independiente
y autorregularse. A continuación, se exponen estas tres tensiones.
Profesión dividida
Los
docentes universitarios mantienen una doble identidad profesional, Piper (1994,
citado en Nixon, 1996). Expone “los académicos miran su ocupación para su
identidad como profesores, pero fuera de su identidad como especialistas en la
materia" (p. 6).
Las
dos identidades en la actualidad son difíciles de mantener desde una
perspectiva de su práctica profesional como de la estructura organizativa, por
ejemplo, el incremento en la cantidad de estudiantes ha generado cambios en el
ámbito pedagógico y curricular al tiempo que ha impactado en la identidad
profesional del docente universitario obligándole a desarrollar la capacidad de
desarrollar y comercializar programas de innovación. Por otro lado, los cambios
en el trabajo académico han provocado modificaciones en la identidad
profesional del docente universitario como investigador, orientando sus
capacidades a la búsqueda de fondos externos para competir por realizar
investigación que se ha convertido en una cultura de competencia.
Múltiples funciones
Las
múltiples tareas que desarrollan los docentes universitarios han orientado una
especialización en el trabajo que desarrollan las universidades y por tanto una
visible división el trabajo dentro del ámbito académico, esta estratificación
sugiere una redefinición de la identidad profesional, de allí, se tienen varias
categorías de trabajadores académicos, estas categorías se diferencian unas de
otras en función a condiciones de trabajos, salarios, oportunidades de
desarrollo profesional, niveles de responsabilidades y aspectos relacionados
privilegios en la gobernanza universitaria (Nixon, 1996).
Ante
estos escenarios se hace visible en las universidades observar un ímpetu por
parte de los académicos por la investigación para acceder a mejores salarios diferenciándolos
de aquellos que no llevan a cabo estas tareas, académicos de alto nivel con la
capacidad de negociar los salarios diferenciados del personal bajo dentro de la
estructura organizativa. Este escenario implica una pluralidad en la fuerza laboral
de la universidad y diversos grupos ocupacionales divididos por funciones,
influencia, antigüedad.
Nuevo proletariado
Esta
fragmentación observada en el trabajo de los académicos constituye condición
material e ideológica que provoca la construcción de un nuevo proletariado
entre los docentes universitarios cuyas diferencias se hacen observables en
función a su clase y estatus, erosionando las estructuras organizativas.
Sobre este escenario Halsey (1992, p.13) sostiene:
El
gerencialismo llega gradualmente a dominar la cooperación colegiada en la
organización tanto de la docencia como de la investigación. El vocacionalismo
explícito desplaza la preparación vocacional implícita, ya que los cursos de
grado se adaptan a la división cambiante del trabajo en el mercado de
graduados. Los esfuerzos de investigación se aplican cada vez más a los
requisitos de las demandas gubernamentales o industriales. El docente se
convierte cada vez más en un trabajador asalariado o incluso a destajo al
servicio de una clase media en expansión de administradores y tecnólogos.
Sobre
este punto, Halsey (1992), sostiene que los docentes carecen de control
ideológico” sobre el trabajo que desempeñan, sin embargo, aún pueden influir
sobre los procesos de investigación y enseñanza, pero no pueden decidir sobre
los estudiantes y los problemas a investigar, quienes están determinados por la
influencia externa de Estado, administradores institucionales y el mercado
(Miller, 1995).
Este escenario, promueve un clima de inseguridad,
competencia y vigilancia, como expone Dummett (1994):
Cada tarea debe
realizarse al menor costo posible; que la gente trabaja con eficacia sólo si
sabe que sus trabajos son inseguros y si se sienten atraídos por aumentos de
salario o de estatus que se obtendrán en competencia con sus colegas; y que no
se puede confiar en ninguna institución para evaluar su propia eficiencia o la
de sus empleados, que debe ser estimada haciendo que cada empleado sea evaluado
por otros empleados o por los 'clientes' mediante indicadores de desempeño
'objetivos' o, lo mejor de todo, mediante los informes de inspectores externos.
(p.1269)
Estos
planteamientos reconocen que el docente universitario tiene la capacidad de
definir sus valores propios entorno a su ocupación y, por tanto, construye su
propia identidad sobre ellos, sin embargo, el hecho que no sea posible
reconocer el “yo profesional” en sí mismo, constituye una limitación
estructural.
Identidades académicas en el contexto del nuevo gerencialismo
A
pesar de su valor a nivel descriptivo, las polarizaciones descritas previamente
no toman en cuenta los distintos tipos ni los distintos niveles de
gerencialismo en las instituciones. Los gerentes pueden ser personas en roles
de gerentes académicos (decanos, directores, rectores); gerentes profesionales;
o personal académico que cumple una función de gerencia y realiza actividades
de gestión de personal a partir del desarrollo de un proyecto o curso.
Asimismo, el gerencialismo se presenta en múltiples instancias de la vida de la
institución educativa, y no solo desde los puestos directivos.
Cabe
destacar que, si bien las instituciones se enfrentan a las exigencias de los
gobiernos y los mercados, los individuos se enfrentan a una matriz de relaciones
compleja, en la que interpretan y buscan influenciar las demandas que se les
imponen (Withchurch, 2012). Además, Billot (2010) apunta que, frente a los
cambios externos, los académicos aún son capaces de negociar sus roles y
responsabilidades por medio de un proceso de priorización.
Tomando
ello en cuenta, Winter (2009) señala que el gerencialismo y sus valores basados
en una mentalidad económica de mercado han generado que algunos académicos se
alineen con la percepción de la universidad como empresa (identidad gerencial),
mientras que otros se separan de las demandas de una corporación (identidad
profesional). Ello llevaría a cismas de la identidad académica en la educación
superior, en torno a la congruencia que perciben los académicos entre sus valores
profesionales y los valores del gerencialismo.
El
gerente académico mantiene una ideología de gerencialismo y de control
unitario; valores utilitarios universales; una relación de asimilación y
conexión con los gerentes y su organización; y una congruencia entre los
valores de la organización y de uno mismo. Si bien el gerente académico con
frecuencia experimenta una sobrecarga de tareas, las tensiones que experimentan
no provienen de sistemas de valores conflictivos (Winter, 2009).
El
académico gestionado, por otro lado, mantiene una ideología de profesionalismo
y autonomía; valores normativos distintivos; se encuentra desconectado de la
organización; y se enfrenta a la incongruencia de sus valores con los valores
de la organización (Winter, 2009).
RESULTADOS
Identidad académica
El
primer objetivo específico de esta investigación buscó describir la identidad
académica y sus características, es así como, la identidad académica de los
participantes se manifestó en relación con las características del académico. Los
entrevistados consideraron que un académico se encuentra en búsqueda de
actualización constante, por medio de capacitaciones en su área disciplinaria,
“[...] que se capacita y que busca mantenerse actualizado en conocimientos y
habilidades para transmitir lo que sabe hacer.” (E15); así como en temas de
docencia y de investigación. La actualización es entendida además como un
proceso de aprendizaje permanente: “Es un profesional preparado para el
desarrollo de una carrera dentro de una universidad, mantiene un aprendizaje
continuo y actualizado en su área de formación [...]” (E20).
Los
entrevistados identificaron al académico como docente, entendido como aquel que
dicta clases en una universidad y que busca transmitir conocimiento a sus
estudiantes. En palabras del E17:
Es alguien que
trabaja para una universidad impartiendo clases en su área de formación, ejerce
la docencia y eso le permite transferir conocimiento.” En ese sentido, la
identidad académica se construye también alrededor de la universidad como
centro de labores, como señala el E23, [...] el hecho de estar en una universidad
lo hace un académico.”
En
contraparte, algunos entrevistados enfatizaron la noción del académico como,
esencialmente, un investigador, “Creo que los distingue la investigación,
alguien que no ha realizado investigación no puede decirse que es un académico.”
(E14). Dicho esto, para la mayoría de los entrevistados la idea del académico
como docente y del académico como investigador, así como de la universidad como
centro de labores, se encuentran vinculadas:
El docente es
aquella persona que trabaja en una universidad y que se encuentra en constante
actividad docente, que investiga y transfiere el conocimiento a los demás, se
puede decir que es el docente a tiempo completo que se capacita y que genera
líneas de investigación de su interés y para la institución. (E13)
Cismas de identidad académica
El
análisis de la información permitió identificar una subcategoría denominada cismas
de la identidad académica. Esta Subcategoría propuesta inicialmente por
Winter (2009), corresponde a las nuevas construcciones de la identidad que
surgen en los docentes, evidenciándose tres tipos: el docente multifuncional,
el gerente académico y el académico gestionado.
Con
respecto al docente multifuncional, esta identidad emerge en función de los
discursos que construyen al docente como quien ejerce actividades de dictado de
clases, preparación de materiales, gestión de procesos para asegurar la
adecuada conducción de sus cursos y el manejo de recursos tecnológicos, Como
indica el E17:
[...] aquí en
la universidad los docentes hacen otras actividades, por ejemplo, solicitar
autorización para giras educativas y realizar los trámites, logística necesaria
para la gira, buscar espacios para dar clases, muchas reuniones con el jefe
inmediato, conducir vehículos para las giras de campo.
En
esta misma línea, el E19 manifestó que sus actividades de docencia incluyen:
“Estar frente a estudiantes, solicitar y tramitar los recursos didácticos
(computadora, proyectores, extensiones, mesas), supervisar la disciplina de los
estudiantes y el cumplimiento del uniforme.”
Esta
identidad surge en complemento de las nociones tradicionales de docencia,
ampliándose hacia una multiplicidad de funciones, las cuales se conciben para
algunos de los entrevistados, además, como obligaciones:
Un docente debe
realizar un conjunto de funciones y actividades hoy en día, desde ofrecer
clases frente a estudiantes, hasta colaborar en temas de vinculación, es decir
para que sea parte de un equipo docente de una universidad debe hacer todas las
demás funciones, hay docentes que se limitan a ofrecer clases frente a los
estudiantes, pero debemos ir más allá (E10).
Otra
de las identidades identificadas es la del gerente académico. Los participantes
que evidenciaron esta identidad encuentran congruencia entre las funciones y
valores de la academia y del gerencialismo. Así, no diferencian entre el valor
de las actividades de docencia, investigación y vinculación; y las actividades
de administración; y las asumen como parte de su compromiso profesional:
[las
actividades administrativas implican] trabajar fines de semana, horas después
del trabajo, aunque ese esfuerzo es compensado, ya que permite que podamos dar
lo mejor de nosotros y aportar un granito de arena al proceso de todo esto que
llamamos universidad y que fue el espacio en el que nos formamos y que llevamos
en el corazón (E7).
Entre
estos entrevistados, se evidencia la idea de complementariedad entre ambos
tipos de funciones, como señala el E5: “Las actividades [administrativas] son
importantes en una universidad, son el complemento de las demás actividades que
realiza la universidad.”
En
contraposición a ello, la identidad de académico gestionado corresponde a
quienes ven los procesos de gestión y los valores del gerencialismo como
incongruentes con los valores y procesos de la academia. Los entrevistados que
manifestaron esta identidad expresaron malestar frente a tener que desempeñar
este tipo de funciones, “[las actividades administrativas] consumen mucho
tiempo y nos limitan a la labor principal de la universidad que es la formación
de los estudiantes.” (E10). Otro de los entrevistados sugirió que estas
actividades no corresponden a su carrera, y tendrían que ser asumidas por
personal especializado:
Algunas [de las
actividades administrativas] son inherentes a los puestos, pero otras como las
que me toca desempeñar considero pueden hacerse por parte de otro personal, a
fin de que yo pueda dedicar más tiempo a actividades totales y propias de mi
puesto y mi carrera. (E13).
Las
respuestas de algunos de los entrevistados permitieron evidenciar con claridad
un cisma entre quienes encuentran esta congruencia y quienes no, reforzando la
idea de los “unos” y los “otros”. Por ejemplo, uno de los docentes que
considera a las actividades administrativas como parte esencial de su labor
académica señala: “Creo que los docentes no lo ven desde esta perspectiva, pero
porque están del otro lado, cuando ellos estén aquí se darán cuenta que ambas
son un complemento.” (E3).
Identidad académica de docentes con y sin cargo administrativo
Este
análisis evidenció que las categorías de actualización constante, académico
como docente y universidad como centro de labores se presentaron con mayor
frecuencia relativa en los docentes sin carga administrativa. Ello sugiere que
este subgrupo de docentes tiende a conceptualizar su identidad académica como
vinculada a su espacio de trabajo y a sus labores de docencia más que sus
colegas con cargo administrativo.
En
cuanto a las diferencias halladas en torno a la actualización constante, el
testimonio del E12, quien es un docente con cargo administrativo, puede brindar
algunas explicaciones sobre por qué dicha categoría se presentó con mayor
frecuencia en los docentes sin estas funciones:
“[...] extraño
capacitarme en temas de docencia, los docentes tienen más tiempo para
capacitarse y fortalecerse en sus áreas, los que solo se dedican a la docencia
realizan un mejor trabajo en sus clases que aquellos que nos dedicamos a
labores administrativas”.
Así,
es posible plantear que los docentes sin cargo administrativo tienen más tiempo
para llevar a cabo este aprendizaje continuo, manteniéndolo como parte
fundamental de su identidad académica, en contraposición con sus colegas.
Por
otro lado, las categorías de cismas de identidad académica, de gerente
académico y académico gestionado fueron relativamente más frecuentes, y se
presentaron de forma representativa, en los docentes con cargo administrativo.
De esta manera, se evidencia que los cambios en cómo se concibe al académico se
encuentran asociados con las funciones administrativas que ejercen estos
docentes, de tal manera que se encuentran en un proceso de construcción y
reconstrucción constante de su identidad frente a las exigencias que se les
imponen.
Gerencialismo académico
Las
entrevistas permitieron identificar dos subcategorías: las características del
gerencialismo académico y las implicancias del gerencialismo sobre la actividad
académica. En cuanto a la primera subcategoría, se evidenció que el
gerencialismo se manifiesta por medio de los indicadores del desempeño,
entendiéndose estos como indicadores de resultados que evalúan tanto a los
docentes como a la universidad en su conjunto: “[...] ahora la institución es
medida por resultados externos.” (E2).
Estos
indicadores abarcan diversas actividades de la institución, por ejemplo, uno de
los entrevistados hace referencia a los “indicadores de investigación” (E10);
mientras que otro señala que “[...] así como hay indicadores de calidad en la
docencia, los tenemos en la parte de gestión [...]” (E14).
Dichos
indicadores provienen de instancias gubernamentales y determinan las
actividades que desarrollan los entrevistados, como señala el E2, “hay
indicadores que debo cumplir.” Ello también conlleva a tareas de gestión de
personal, con el fin de supervisar y “monitorear el cumplimiento de las
actividades de docencia, investigación y extensión [...]” (E15).
Otras
de las características del gerencialismo son las demandas del mercado, las
cuales postulan que la educación universitaria debe responder a las exigencias
competitivas, mantener crecimiento continuo e innovar: “[las actividades
administrativas] son necesarias en vista que la universidad no crece ni avanza
si estas no se realizan lo cual provoca que el personal pueda diversificarse
para realizar diferentes actividades” (E15).
En
cuanto a la gestión presupuestaria, se halló que los participantes tienen
responsabilidades de manejo de presupuestos, generación y administración de
recursos. Esta exigencia es exacerbada por la presión de cumplir con
presupuestos asignados por el Estado:
Ahora hay más
dinero por ejecutar, eso implica que tenemos que hacer más actividades para
ejecutarlos, tenemos más trabajo y menos incentivos, a pesar de mayor número de
actividades tenemos menores salarios, antes tenía más libertad de cátedra,
cuando solo era docente, tenía tiempo de atender algunos asuntos personales
(E14).
La
siguiente característica del gerencialismo es la estructura
organizacional-empresarial, la cual hace referencia a que la institución se
constituye de forma jerárquica, con jefes y subordinados claramente
delimitados. Es así como uno de los entrevistados menciona entre sus
actividades: “participar en reuniones de docentes, reuniones específicas con mi
jefe [...]” (E19).
Los
entrevistados señalaron, además, conformar parte de diversas comisiones
encargadas de supervisar el cumplimiento de los indicadores descritos
previamente, como refiere el E10: “Estoy en muchas comisiones, generalmente
tengo que reunirme una vez al día con las personas para tomar decisiones, para
evaluar cómo van los indicadores de investigación y dar aportes a unos
documentos que me asignan desde el CDU.” De esta manera, se evidencia una
reconfiguración de las estructuras universitarias tradicionales a otras
alineadas con esquemas empresariales.
La
quinta característica del gerencialismo evidenciada entre los entrevistados es
el enfoque en la eficiencia. Dicha característica se refiere a la incorporación
de una ideología basada en emplear la menor cantidad de recursos y maximizar
los resultados. Ello se evidenció principalmente en el incremento de
estudiantes y carga lectiva por docente, como comenta el E14: “Las clases eran
más personalizadas a los estudiantes, ahora son muchas y me es imposible
[...].”
Asimismo,
se observa una diversificación de funciones del personal: “Sí, antes tenía más
tiempo de hacer docencia, considero que ha cambiado porque ahora tengo más
responsabilidades administrativas que antes, sin embargo, siempre hago docencia
porque tenemos limitado personal académico, creo eso es un aspecto importante
en la institución” (E1).
Implicancias del gerencialismo
Una
segunda subcategoría, denominada implicancias del gerencialismo en la actividad
académica, se identificó en las entrevistas. Esta presenta cuatro componentes.
El primero de ellos es el aumento de la carga laboral, el cual se encontró
asociado con el enfoque en la eficiencia que se describió previamente.
Es
así como los docentes refieren tener más responsabilidades y más clases que
impartir; en palabras del E15, habría una “duplicación de trabajo y las áreas
de atención de cada directivo o docente”. Por su parte, el E10 señala “[...]
debo dedicar más tiempo, porque tengo siempre asignadas 3 o 4 clases, dedico
más tiempo en casa o me quedo en la oficina terminando con mis labores
administrativas, la docencia, es una labor que no puedo dejar de hacer.”
Por
otro lado, se encontró que la introducción del gerencialismo en la vida
académica implica una limitación tanto en el desempeño docente como en la
producción científica. De esta manera, los entrevistados refieren que las
exigencias administrativas suponen reducción del tiempo y, consecuentemente, de
la calidad, que dedican a sus actividades de docencia, llevando a situaciones
como las que señala el E12: “me asignan clases que nunca he dado y desconozco
algunas temáticas de esta”.
La
investigación, por su parte, se ve relegada a un segundo plano frente a la
carga de actividades: “a veces no cumplimos con la investigación porque nos
cargan de clases, con qué tiempo vamos a investigar si no tenemos tiempo.”
(E18)
Otra
de las implicancias del gerencialismo fue el proceso de priorización. Este hace
referencia a la selección de actividades a realizar, y el tiempo que se le
dedica a cada una de ellas en función de lo que se considera más relevante, más
urgente y coherente con las exigencias externas, como indica uno de los
docentes, “en ocasiones uno debe establecer prioridades” (E1).
Los
discursos de los entrevistados permitieron identificar que este proceso de
priorización se encuentra sujeto a los indicadores de desempeño que se les
exige; los docentes seleccionan aquellas actividades que permitan cumplir con
dichos estándares. Muchas veces, ello ocurre en detrimento de otras
actividades, “Yo, por ejemplo, a veces cuando hay momentos críticos en mi área
administrativa descuido un poco la académica y me centro en mis actividades,
finalmente mi jefe me evaluará por estas últimas” (E4).
Identidad académica y Gerencialismo
A
partir del análisis de las entrevistas, y de la revisión de literatura previa,
fue posible identificar relaciones entre las categorías. Las mismas se detallan
a continuación. Con respecto a la relación entre la identidad académica y el
gerencialismo académico, se evidenciaron relaciones entre las mismas vía los
cismas de identidad y sus vínculos con las características y las implicancias
del gerencialismo.
En
primer lugar, se encuentra que la identidad del gerente académico está asociada
con la estructura organizacional-empresarial. Es así algunos de los docentes
que manifiestan una identidad académica en coherencia con los valores del
gerencialismo lo hacen por medio del establecimiento de relaciones de tipo
jerárquico, tanto a nivel de sus vínculos inmediatos con los jefes y
subordinados, como de su percepción de la estructura organizacional de la
institución, “[las actividades administrativas implican] ser personal de
confianza, destinado para realizar actividades no técnicas que permiten aplicar
conceptos gerenciales dentro de nuestro ámbito laboral y sobre todo el manejo y
la dirección del personal dentro de cada estación” (E15).
Por
otro lado, la identidad de académico gestionado se encontró asociada con los
indicadores de desempeño. De esta manera, el subgrupo de docentes que
manifiesta una incoherencia entre los valores y funciones de la academia y los
del gerencialismo, percibe sus tareas como sujetas a los indicadores de
resultados por los cuales serán evaluados, y no por aquellas que son inherentes
a la academia: [las actividades administrativas] deben centrarse en fortalecer
la academia, a veces siento que hay muchos trámites que atrasan a la academia,
pero hay indicadores que cumplir a nivel de Estado y eso es importante, de eso
dependen los recursos asignados a la universidad (E10).
En
esta misma línea, la identidad de académico gestionado se encontró asociada con
la limitación del desempeño docente, se evidencia nuevamente la polarización
entre tareas tradicionales de la academia, como lo es la docencia y las tareas
administrativas provenientes del gerencialismo. Así, el E10 comenta: “Quisiera
dedicarme solo a una actividad, en fin, mis ocupaciones administrativas me
limitan a ofrecer más tiempo a la docencia. Es agotador cumplir con ambas
actividades al mismo tiempo, pero debo hacerlo”.
DISCUSIÓN DE RESULTADOS
Los
resultados evidenciaron que los docentes perciben el “ser un académico” desde
diferentes perspectivas, definieron al académico como un funcionario que ejerce
labores de docencia en una universidad, por un lado; y como al individuo que
realiza labores de investigación, por el otro. Es así como, en coherencia con
lo planteado por otros autores (Nixon,1996; Shams, 2019) existiría una
dicotomía entre el académico como docente y el académico como investigador.
Se
evidencia que los docentes construyen su identidad académica en torno a las
funciones que ejercen, vinculando las tareas asignadas por la universidad, en
su quehacer cotidiano, con el campo del conocimiento, en este sentido, se
evidenció que los docentes de la universidad evaluada construyen sus
identidades académicas en torno a las labores que realizan, se evidenció que,
para el grupo de docentes con cargo administrativo, la gestión es una de las
funciones inherentes a la universidad. Estos resultados son coherentes con lo
expresado con Winter (2009), quien plantea que la identidad de los docentes se
ha configurado “en torno a una imagen idealizada de eficiencia corporativa (y)
una fuerte cultura de gestión”, provocando, según Clegg (2008), por presiones
gubernamentales de introducir en enfoque de competitividad global.
La
literatura sugiere que uno de los valores fundamentales que identifica la
identidad de un docente es la libertad académica, los resultados de este
estudio mostraron una pérdida de la libertad académica en aquellos docentes que
realizan labores directivas en comparación con los que únicamente realizan
labores de docencia. Este hallazgo es congruente con otros estudios, el
alineamiento de la identidad académica de los docentes universitarios alienado
a los valores del nuevo gerencialismo, a criterio de Winter (2009), pone en
riesgo la colegialidad, el apoyo colaborativo y la libertad académica, valores
que en el pasado eran más valorados por los académicos porque propiciaron
espacios para una universidad más autónoma y menos influenciada por factores
externos, estos valores se encuentran en tensión hoy en día, por ejemplo, la
libertad académica, está siendo modificada por los valores institucionales que
exigen un compromiso con las actividades del ámbito económico y administrativo.
Los
resultados permiten confirmar la presencia de múltiples indicadores del
gerencialismo en la vida universitaria. Ello se presentó de forma
significativamente superior entre aquellos docentes que ostentan un cargo
administrativo. A nivel de los indicadores del gerencialismo, se reafirman los
planteamientos teóricos de Deem (1998). Aunado a ello, con referencia a las
implicaciones del gerencialismo, el aumento de la carga laboral, vinculada con
los indicadores de desempeño basados en resultados y el enfoque en la
eficiencia, ya había sido reportada previamente por otros autores (Yavash,
2017; Carpintero y Gonzáles, 2018) quienes refieren una presión por cumplir con
resultados bajo indicadores estandarizados de una lógica mercantil y
empresarial.
En
los resultados, el gerencialismo supone, además, una limitación en el desempeño
docente y en el desempeño de la investigación. Ello se contrapone a lo indicado
por Winter y O’Donohue (2012), quienes planteaban que los principios educativos
deben estar por encima de los principios de mercado; en el caso de los
entrevistados, un proceso de priorización ocurre en favor de cumplir con los
indicadores de desempeño señalados previamente. Harris (2005), señalaba que los
sistemas de educación superior se están transformando impulsados por la visión
consumista y la incorporación de valores burocráticos, así, las universidades
abordan sus prioridades económicas con un enfoque de competencia entre las
instituciones para atraer a más estudiantes.
Los
resultados mostraron la presencia de cismas de la identidad académica (Winter,
2009). Por un lado, los discursos de los docentes que realizan labores
administración se apegan a los valores del gerencialismo y ofrecen prioridad a
las labores de gestión, pero al mismo tiempo se aferran a los valores
tradicionales que identifican los académicos, por ejemplo, cuando plantean el
valor que tiene la docencia en las actividades que realiza la universidad.
Estos
hallazgos sostienen que las universidades son moldeadas por aspectos ideológicos
y de gestión que están en tensión con la lógica administrativa, esto es
producto que las instituciones buscan sostener la cultura tradicional al tiempo
que promueven valores de una estructura corporizada, a criterio de Foreman y
Whetten (2002) conviven con identidades múltiples o híbridas. Está claro que en
los resultados de esta investigación los docentes que únicamente realizan
labores docentes tienen a mantener los valores tradicionales de la identidad
académica, en contraste con los que tienen un cargo administrativo, cuya
identidad se ajusta más a un modelo corporativizado de la universidad.
Lo
señalado previamente se encuentra alineado con lo presenciado en otros países,
en estudios que expresan una clara polarización y diversificación de identidades
académicas frente al gerencialismo (Winter y Sarros, 2002), con los directivos
apegados a la conceptualización de la universidad-empresa, y los docentes a la
tradición de la docencia y vocación por la enseñanza. Bajo este escenario, los
docentes sin cargo administrativo tienden a desvincularse de los valores que
promueve la identidad gerencial cuando perciben que compromete los valores
tradicionales de la identidad académica.
Para
Winter (2009), estos cismas de identidad se producen cuando las actividades o
roles que realizan los docentes ponen el riesgo los valores académicos
tradicionales. Los resultados de esta investigación dejan en evidencia la
división que muestran aquellos docentes que únicamente se dedican a ofrecer
clases y aquellos que tienen un cargo administrativo. Sin embargo, estos
últimos mostraron el deseo de realizar labores de docencia; esto está en
congruencia con Deem y Brehony (2005), al plantear que estas nuevas labores o
roles que desempeñan los docentes evidencian tensiones entre los directores y
los docentes a pesar del hecho de que los directores-académicos en realidad han
trabajado anteriormente en su mayoría como académicos. Estos planteamientos,
además de mostrar posiciones encontradas de autoridad de los directores que surgen
del nuevo modelo de gerencialismo, dejan en evidencia lo interiorizado que
tienen los ideales gerenciales como un mecanismo de poder que usan para
orientar este cambio organizacional (Deem & Brehony, 2005).
Las
opiniones diversas en torno al gerencialismo académico que mostraron los
docentes en sus entrevistas dejan claro que ya no existe una solo profesión
académica. Tanto los planteamientos teóricos (Henkel, 2000; Nixon, 1996) como
los estudios más recientes (Clegg, 2008; Shams, 2019) plantean que las
profesiones académicas se adaptan y evolucionan, esto se produce debido a que,
por un lado y como quedó evidenciado en los resultados los docentes se
esfuerzan por retener su identidad como docente e investigador; mientras que,
por otro lado, es posible que los objetivos de la institución sean diferentes.
Este escenario genera tensiones entre los profesionales que lideran los cambios
en la organización, pero también implican procesos de cambio, adaptación y
reconfiguración de las identidades.
Resulta
evidente que los cambios en la gestión de la política de los gobiernos, por
ejemplo, el financiamiento de las actividades de la investigación está
cambiando considerablemente la labor de los académicos, cuando las
universidades buscan ser competitivas, las tareas relacionadas a la
productividad tienen una prioridad superior a las demás tareas. Esta visión
plantea amenazas para los líderes; por un lado, afecta la comprensión de su rol
el “yo académico” y, por otro, es posible que algunos docentes no se comprometan
con los valores cambiantes de la institución porque no encuentran sentido a su
estatus (Billot, 2010).
Es
así como esta investigación mostró que los docentes que tienen asignado un
cargo administrativo muestran altos valores de gerencialismo académico y
tienden a valorar significativamente aquellas actividades que son propias del
cargo que desempeñan. Estos resultados con coherentes con los planteados con
Harris (2005 p. 424) quien sostiene que históricamente el personal académico de
las universidades siempre ha estado formado por una “comunidad de académicos”,
que se identificaban más con su disciplina; sin embargo, a medida han asumido
otras responsabilidades producto de los interés comerciales introducidos en el
contexto de la educación superior, esta identidad académica es menos clara y
parece alinearse a una identidad más institucional.
Los
resultados mostraron que aquellos docentes que realizan labores administrativas
tienen a mostrar una identidad académica ajustada a los principios y valores
del gerencialismo, este hecho es explicado (Henkel, 2000) cuando sugiere que
los académicos desarrollan el sentido del “yo académico” a partir de las
experiencias pasadas y su forma de comprender su situación actual. Por tanto,
la identidad de un docente es dinámica y se modifica al tener conexión con lo
que conoce y valora, además, tiene influencia de lo imprevisto y se transforma
por presiones sociales externas. En este orden de ideas, se entiende que
aquellos docentes que conviven con valores propios del gerencialismo académico
generado por su condición de mantener un cargo administrativo hayan modificado
su identidad del “yo académico” por los principios que rigen la
institucionalidad.
Los
resultados parecen alinearse a lo planteado por Clegg (2008), cuando expone que
las instituciones de educación superior están cambiando producto de estas fuerzas
externas y que los mandos estratégicos parecen alejarse de la noción del
académico y de lo que ellos valoran desde su yo como profesional, aunque es
cierto que esta visión puede cambiar de un contexto a otro. La visión de los
docentes que asumen cargos administrativos en la universidad genera una tensión
entre los valores que debe asumir un académico (Briggs, 2007), para este autor,
estos valores académicos centran su atención en el aprendizaje de los
estudiantes y asignan menos relevancia a los factores externos propios del
nuevo gerencialismo académico.
Tomando
en cuenta lo planteado, la investigación permitió corroborar la presencia de
las dos identidades académicas desarrolladas por Winter (2009); la del gerente
académico, comprendido como aquel que acepta la presencia del gerencialismo e
integra los valores de este con su identidad académica; y la del académico
gestionado, quien mantiene una ideología de profesionalismo y autonomía, en
consonancia con los valores tradicionales de la academia. Asimismo, los
resultados ilustran una fuerte vinculación entre la identidad del gerente
académico y la estructura organizacional-empresarial entre los docentes con una
carga administrativa, de tal forma que, las universidades impregnadas del
gerencialismo funcionan en torno a estructuras de tipo jerárquico.
Desde
la visión de Churchman (2006), los resultados encontrados en esa investigación
sugieren que los académicos que se alinean al nuevo modelo de gerencialismo
académico tienden a buscar una posición en un entorno corporativizado, es
decir, se ajustan cada vez más al modelo de gestión por resultados en donde se
busca incorporar ideas empresariales.
Estos
resultados confirman, lo que Middleton (2005) plantea en torno a que las
instituciones de educación superior buscan estrategias para satisfacer las
exigencias y las expectativas cambiantes que se observan en la educación
terciaria, este hecho genera que los académicos cambien su función. Desde esta
perspectiva, la institución y el contexto social y económico en que se ubican
afectan la identidad del académico generando una crisis de identidad
profesional (Nixon, 1996) que se modifica constantemente al igual que ocurre
con este sector de la educación.
La
diversidad de funciones expuestas y los cambios de roles en las actividades
sugeridas por los docentes en esta investigación, concuerda con lo que plantea
Churchman (2006), la identidad no es singular, es posible encontrar varias
identidades académicas, así, los docentes pueden explicar desde diferentes
perspectivas su “yo académico” de pertenecer a una universidad, sin embargo,
esta diversidad de identidades no son favorecidas debido a que se busca que
estén cada vez más cohesionadas (Churchman & King, 2009).
CONCLUSIONES
El
estudio concluye que la identidad académica de los docentes de la UNACIFOR se
construye en torno a sus características, sus actividades y los cismas de
identidad, la universidad se concibe como el espacio en el cual ejercen la
docencia y la investigación; se conciben como individuos que se actualizan
constantemente, y la libertad académica deja de ser el eje central de su
identidad. Los cismas de la identidad académica presentan a aquellos que se
conciben como académicos gestionados, con una incongruencia entre sus valores
académicos y los del gerencialismo; y a quienes se conciben como gerentes
académicos, quienes encuentran congruencia entre dichos valores. A ello, se le
suman los docentes multifuncionales con una reconfiguración sobre cómo se es
docente.
Existen
claras diferencias entre docentes con y docentes sin cargo administrativo en
cómo configuran su identidad académica. Si bien ambos presentan nociones de ser
docentes y ser investigadores; los cismas de la identidad son característicos
de los docentes-administradores; mientras que la libertad académica mantiene su
nivel prioritario en los docentes sin cargos administrativos. Existe
gerencialismo académico en la UNACIFOR, y este influye en la vida académica de
los docentes de la universidad. Las exigencias estatales referidas a los presupuestos
y la introducción de los indicadores de desempeño son los factores de mayor
relevancia en la muestra.
El
gerencialismo académico estimula a los docentes a priorizar aquellas
actividades por las cuales serán evaluados, lo cual influye en su desempeño
docente, la producción científica y su identidad. Si bien todos los docentes de
la UNACIFOR perciben la introducción del gerencialismo, este tiene
implicaciones particularmente relevantes para los docentes que cumplen una
función administrativa. Existe una reconceptualización de las funciones
tradicionales (docencia, investigación, vinculación) de la universidad, con la
docencia entendida de forma amplia y abarcando múltiples actividades en el
centro de estas.
Existe
una mayor inclinación hacia las funciones de la universidad tradicionales en
los docentes sin cargo administrativo; mientras que la gestión se presenta casi
exclusivamente en los docentes con cargo administrativo. La identidad académica
se relaciona con el gerencialismo académico. Los gerentes académicos tienden a
ejercer sus funciones por medio de las estructuras
organizacionales-empresariales; y los académicos gestionados se perciben como
subyugados a los indicadores por desempeño, y perciben más una limitación en su
desempeño docente.
RECOMENDACIONES
Los
resultados son de utilidad para generar estrategias a nivel institucional y
proponer políticas públicas en este nivel de la educación en Honduras que se
ajusten a la realidad internacional, sin dejar de lado los valores
tradicionales de los académicos. Además, establecer estrategias de
fortalecimiento a las actividades principales de la docencia que se ven
amenazadas por los nuevos roles que llevan a cabo los docentes de la
universidad en el marco del gerencialismo académico. Es necesario identificar
las capacidades específicas del personal para conocer su potencial sobre las
funciones de docencia, investigación, vinculación y gestión, para poder
potenciarlas, finalmente, a partir del estudio se debe establecer estrategias
que reduzcan la multiplicidad de funciones en los docentes, cuando tiene
múltiples funciones se corre el riesgo que no tenga éxito en el cumplimiento de
todas las actividades que le han asignado, y como mostró el estudio, tiende a
llevar un proceso de priorización.
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