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INTRODUCCIÓN
Las competencias son una combinación de conocimientos, habilidades (intelectuales, manuales,
sociales, etc.), actitudes y valores que capacitarán a un titulado para afrontar con garantías la resolución
de problemas o la intervención en un asunto, en un contexto académico, profesional o social determinado
(MEC, 2006). En el ámbito lingüístico, estas competencias integran todas estas dimensiones para que
los individuos puedan comunicarse de manera efectiva en una lengua no nativa, tanto en entornos
académicos como profesionales.
Por otra parte, en los últimos años, la educación superior ha mostrado un creciente interés en evaluar el
nivel de competencias lingüísticas en inglés de los estudiantes que aspiran a ingresar a la universidad
mediante la aplicación de pruebas estandarizadas. Este tipo de pruebas constituyen instrumentos
estructurados y diseñados para evaluar de manera objetivas las principales habilidades lingüísticas,
siendo una fuente de información sobre un estudiante, a partir de la cual se derivan diversas inferencias,
como su nivel de dominio en un constructo académico, su potencial educativo o su competencia relativa
(Ceneval, 2022, párr. 1). Alineadas con los parámetros del Marco Común Europeo de Referencia para
las Lenguas (MCER), estos instrumentos, constituyen a un estándar internacional que establece
descriptores comunes para el aprendizaje, la enseñanza y la evaluación de lenguas (Consejo de Europa,
2002). A partir de ellas, es posible diagnosticar objetivamente las destrezas lingüísticas de los
estudiantes, identificando fortalezas y debilidades en las diferentes áreas del idioma, lo que facilita la
toma de decisiones educativas y la planificación de estrategias pedagógicas (Cambridge English, 2024).
El MCER proporciona un sistema que clasifica el dominio del idioma en niveles que van desde A1
(básico) hasta C2 (competencia plena), evaluando habilidades de comprensión, expresión e interacción
en lengua inglesa (Cambridge English, 2024). Su aplicación garantiza mediciones objetivas y
estandarizadas con respaldo en lineamientos internacionales, lo que permite diseñar estrategias
adecuadas para mejorar el aprendizaje de los idiomas. Benavides (2015) explica que las pruebas
estandarizadas de la lengua extranjera son instrumentos formales de evaluación y medición con
resultados válidos y confiables, diseñados por instituciones con respaldo investigativo y así conocer los
avances en las destrezas lingüísticas (p.54). En este sentido, puede diferenciarse de las pruebas internas
elaboradas por los docentes, las cuales tienden a adaptarse a contextos específicos para obtener