MEDICIÓN DE ÁCIDOS GRASOS OMEGA-3:
IMPORTANCIA EN EL DESARROLLO Y
SALUD NEONATAL
MEASURING OMEGA-3 FATTY ACIDS:
IMPORTANCE IN NEONATAL DEVELOPMENT
AND HEALTH
Regina Salazar González
Universidad Autónoma de Tamaulipas, México
Frida Rivera Hernández
Universidad Autónoma de Tamaulipas, México
Karina Suzeth Mar González
Universidad Autónoma de Tamaulipas, México
Rafael Margarito Violante Ortiz
Universidad Autónoma de Tamaulipas, México
José Eugenio Guerra Cárdenas
Universidad Autónoma de Tamaulipas, México

pág. 15231
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i5.20756
Medición de Ácidos Grasos Omega-3: Importancia en el Desarrollo y Salud
Neonatal
Regina Salazar González
a2213620096@alumnos.uat.edu.mx
https://orcid.org/0009-0005-9798-8602
Facultad de Medicina Matamoros
Universidad Autónoma de Tamaulipas
Matamoros, Tamaulipas
México
Frida Rivera Hernández
a2223310088@alumnos.uat.edu.mx
https://orcid.org/0009-0006-2686-1118
Facultad de Medicina de Tampico
Dr. Alberto Romo Caballero
Universidad Autónoma de Tamaulipas
México
Karina Suzeth Mar González
a2223310060@alumnos.uat.edu.mx
https://orcid.org/0009-0006-6544-9484
Facultad de Medicina de Tampico
Dr. Alberto Romo Caballero
Universidad Autónoma de Tamaulipas
México
Rafael Margarito Violante Ortiz
rviolante@docentes.uat.edu.mx
https://orcid.org/0000-0002-2440-2915
Facultad de Medicina de Tampico
Dr. Alberto Romo Caballero
Universidad Autónoma de Tamaulipas
México
José Eugenio Guerra Cárdenas1
jguerra@docentes.uat.edu.mx
https://orcid.org/0000-0001-9495-024X
Facultad de Medicina de Tampico
Dr. Alberto Romo Caballero
Universidad Autónoma de Tamaulipas
México
RESUMEN
Los ácidos grasos omega-3 como el ácido docosahexaenoico (DHA) y el eicosapentaenoico (EPA) son
de gran importancia en la gestación y el periodo neonatal. Estos compuestos participan en la
composición de membranas y modulan procesos inflamatorios, siendo el DHA esencial en la formación
y funcionamiento del sistema nervioso. Su acumulación en el cerebro fetal durante la gestación y los
primeros meses de vida favorecen su desarrollo visual y cognitivo. La cuantificación de omega-3 es
fundamental para evaluar su relevancia clínica. Entre los métodos disponibles, los glóbulos rojos son
los más confiables para reflejar reservas a largo plazo. El DHA materno atraviesa la placenta durante
el embarazo, proceso que puede verse afectado en casos de preeclampsia o diabetes gestacional. Tras
el nacimiento, la leche materna constituye la principal fuente de omega-3, dependiente de la dieta. El
garantizar un adecuado consumo y mejorar las técnicas de medición resultan claves para optimizar la
salud perinatal y el neurodesarrollo infantil. El objetivo del presente estudio fue reconocer algunas de
las funciones biológicas de los ácidos grasos omega-3, describir los principales instrumentos y las
técnicas de medición, así como analizar el papel en el neurodesarrollo durante el embarazo y los
primeros meses de vida
Palabras clave: omega-3, ácidos grasos, índice omega-3, cuantificación
1 Autor principal
Correspondencia: jguerra@docentes.uat.edu.mx

pág. 15232
Measuring Omega-3 Fatty Acids: Importance in Neonatal Development
and Health
ABSTRACT
Omega-3 fatty acids such as docosahexaenoic acid (DHA) and eicosapentaenoic acid (EPA) are
extremely important during pregnancy and the neonatal period. These compounds participate in the
composition of membranes and modulate inflammatory processes, with DHA being essential for the
formation and functioning of the nervous system. Its accumulation in the fetal brain during pregnancy
and the first months of life promotes visual and cognitive development. Quantifying omega-3 is
essential for assessing its clinical relevance. Among the available methods, red blood cells are the most
reliable for reflecting long-term reserves. Maternal DHA crosses the placenta during pregnancy, a
process that can be affected in cases of preeclampsia or gestational diabetes. After birth, breast milk is
the main source of omega-3, depending on the diet. Ensuring adequate consumption and improving
measurement techniques are key to optimizing perinatal health and infant neurodevelopment. The
objective of this study was to recognize some of the biological functions of omega-3 fatty acids,
describe the main instruments and measurement techniques, and analyze their role in neurodevelopment
during pregnancy and the first months of life.
Keywords: omega-3, fatty acids, omega-3 index, quantification
Artículo recibido 02 setiembre 2025
Aceptado para publicación: 29 setiembre 2025

pág. 15233
INTRODUCCION
Los ácidos grasos omega-3 son un grupo de ácidos grasos poliinsaturados (AGPI) de cadena larga
esenciales para la vida y el correcto funcionamiento biológico del ser humano. Se denominan esenciales
debido a que el organismo no puede sintetizarlos en cantidades suficientes por lo que deben ser
obtenidos a través de la dieta. Las principales formas dietéticas de omega-3 son el ácido alfa-linoleico
(ALA), que se obtiene de fuentes vegetales como aceites, semillas y frutos secos, el eicosapentaenoico
(EPA) y el docosahexaenoico (DHA). Estos últimos son componentes estructurales primordiales que
se encuentran en altas concentraciones en los lípidos de animales marinos y se pueden obtener a través
del consumo de aceite de pescado, el salmón y las sardinas. (Swanson et al., 2012; Bernardi et al., 2012).
A estos compuestos se les atribuyen diversos beneficios y desempeñan roles decisivos en algunos
procesos fisiológicos de importancia, entre los que destacan su participación en la estructura de
membranas celulares principalmente en las neuronas; efectos como mediadores de la respuesta
inflamatoria, su papel como biomarcadores para prevención de enfermedades cardiovasculares, la
protección a largo plazo contra lesiones estructurales del corazón, sus propiedades neuroprotectoras y
especialmente, el rol crucial que representan en el desarrollo prenatal y en los primeros meses de vida
del recién nacido (Krupa et al., 2024; Gutierrez et al., 2019).
El papel de los omega-3 se magnifica durante el embarazo y el periodo neonatal. Durante el embarazo,
el feto es completamente dependiente del aporte materno de DHA por lo que la transferencia placentaria
es un proceso indispensable para el correcto transporte de nutrientes que optimizan la salud perinatal y
subsecuentemente, el neurodesarrollo infantil. Tras el parto, la leche materna se convierte en la principal
vía de suministro de omega-3 para el lactante, siendo su concentracion un reflejo directo de la dieta de
la madre, en esta etapa de rápido crecimiento y diferenciación, el DHA es necesario para la formación
y correcto funcionamiento del sistema nervioso central y la retina por lo que es importante determinar
un estándar en cuanto a la suplementacion mínima que debe tener la madre para el correcto aporte al
infante. (Koletzko, B et al., 2008)
Debido a su importancia biológica y las variaciones dietéticas o fisiológicas que pueden afectar los
valores circulantes de omega-3, la cuantificación precisa en el organismo es crucial.

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Aunque existen diversos métodos de medición cada uno con características y aplicaciones específicas,
la evidencia indica que el análisis de glóbulos rojos es el método más confiable para estimar las reservas
tisulares de omega-3 a largo plazo. No obstante, la variabilidad en cuanto al tipo de muestra y la
población evaluada, obliga a la valoración individualizada de estos compuestos. (OPS. 2024; Sparkes
et al., 2020; Balsinde, 2018).
En este contexto, la presente revisión busca reconocer algunas de las funciones biológicas de los ácidos
grasos omega-3, describir los principales instrumentos y las técnicas de medición disponibles, así como
analizar el papel en el neurodesarrollo durante el embarazo y los primeros meses de vida.
METODOLOGIA
Para la presente revisión se efectuó una búsqueda sistemática de artículos durante un periodo definido
entre los meses de junio y julio de 2025 en bases de datos como PubMed, EBSCO, SciELO y Web of
Science. Se utilizaron como palabras clave los siguientes términos: Omega-3, ácidos grasos, DHA,
EPA, ALA, índice omega-3, medición, cuantificación, HPLC, MS/MS. relevancia clínica, impacto en
el recién nacido, suplementación, desarrollo neonatal.
Se establecieron criterios de selección, en los cuales se consideraron aquellos estudios que tuvieran una
fecha de publicación menor a 15 años, dándole prioridad especial a publicaciones recientes,
específicamente del 2020 en adelante, investigaciones originales y revisiones sistemáticas, priorizando
aquellos que estuvieran enfocados en la medición de ácidos grasos en sangre y su implicación clínica
en la población de recién nacidos, estableciendo una distinción con la evidencia centrada en población
adulta.
La selección final de los artículos se llevó a cabo posterior a una revisión de texto completo proceso
que ayudo a asegurar el cumplimiento de los criterios de inclusión previamente establecidos.
Finalmente, la información extraída se organizó con el objetivo de identificar y presentar los principales
métodos de medición disponibles, al mismo tiempo que se analiza la relevancia clínica actual del
omega-3 en el desarrollo y salud neonatal.

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RESULTADOS
Ácidos grasos Omega-3: conceptos fundamentales
Definición y clasificación
Los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga (AGPICL) son componentes esenciales en la dieta.
Estos participan en diversos procesos fisiológicos, desempeñan un rol estructural en las membranas
celulares y actúan como sustratos para la síntesis de mediadores bioactivos. Los AGPICL se clasifican
en dos grupos principales: los ácidos grasos omega-3 (n-3) y los omega-6 (n-6). Ambos se consideran
esenciales, ya que el organismo no puede sintetizarlos en cantidades suficientes, por lo que deben
obtenerse a través de la dieta (Valenzuela B et al, 2011).
El ácido α-linolénico (ALA), compuesto por 18 átomos de carbono y tres dobles enlaces, es el precursor
principal de la familia n-3. Se encuentra principalmente en fuentes vegetales, con mayor concentración
en aceites vegetales, semillas y frutos secos. Los ácidos eicosapentaenoico (EPA) y docosahexaenoico
(DHA) son los omega-3 nutricionalmente más importantes. Son componentes estructurales de los
lípidos de animales marinos por lo que pueden obtenerse en porcentajes elevados a partir del consumo
de aceite de pescado, salmón, sardina y otros alimentos marinos (Nations, F. A. A. o. o. T. U. , 2008).
Metabolismo
El EPA y el DHA pueden ser consumidos preformados o sintetizarse a partir de precursores poco
activos, como el ácido graso poliinsaturado (AGPI) α-linolénico (ALA), el cual es un nutriente esencial
que el organismo es incapaz de sintetizar en cantidades suficientes. La biosíntesis de EPA y DHA a
partir del ALA es un proceso poco eficiente y variable entre individuos y condiciones fisiológicas. Se
realiza principalmente en el hígado y en menor proporción en las células gliales, testículos,
cardiomiocitos y glándula mamaria; la conversión de ALA a EPA y DHA se basa en diversas etapas de
elongación y desaturación de precursores citoplasmáticos específicos (Figura 1).

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Figura 1. Metabolismo y síntesis de los ácidos grasos de cadena larga (Cuartas & Pérez Torres, 2021).
Es importante destacar que la formación de DHA ocurre a través de un ciclo aislado de oxidación en
los peroxisomas. Posteriormente a su formación, los AGPICL pueden transformarse en diversos
mediadores lipídicos. Este proceso se inicia con la lipoperoxidación, que puede ser espontánea o
regulada, y da paso a vías enzimáticas que conducen a la síntesis de eicosanoides y docosanoides
(Valenzuela B et al, 2014; Cuartas & Pérez Torres, 2021).
Funciones biológicas
Como resultado de la complejidad de su metabolismo y su incorporación en membranas celulares, los
ácidos grasos omega-3 desempeñan roles decisivos en diversos procesos biológicos, desde señalización
de células hasta participación en la respuesta inflamatoria. A continuación, se describen algunas de las
funciones específicas de los ácidos grasos omega-3.
▪ Función estructural: La mayoría de los n-3 se encuentran en los fosfolípidos de las membranas
celulares, siendo escasos en sitios de almacenamiento como el tejido adiposo subcutáneo o visceral.
La importancia radica en la capacidad que tienen de aportar fluidez a la membrana celular, siendo
antagónicos del colesterol, el cual hace más rígida a la célula (Valenzuela B et al, 2014).
▪ Función molecular: A este nivel, los n-3 se incorporan en las membranas celulares, especialmente
de neuronas donde modulan la fluidez, flexibilidad y organización de micro dominios lipídicos, que
afectan la señalización celular y la función de receptores de membrana (Sherratt et al., 2022b;
Zinkow et al., 2024).

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▪ Función inmunológica: Los n-3 tienen efectos antiinflamatorios directos, mediados por
eicosanoides que provienen principalmente de la COX-2 (Valenzuela B. et al, 2014). El impacto de
los AGPI en el sistema inmune se ha investigado durante décadas, con especial atención en el ALA,
el EPA y el DHA. Se han identificado tres propiedades principales que se ven directamente
alteradas por los omega-3: producción y secreción de citocinas y quimiocinas, la capacidad de
fagocitosis y la polarización de macrófagos activados (Gutiérrez et al., 2019).
▪ Función cardiovascular: Los omega-3, especialmente el DHA, protegen al corazón disminuyendo
el consumo de oxígeno en las mitocondrial sin reducir de forma significativa la energía del
ventrículo. El EPA, por otro lado, actúa inhibiendo la actividad apoptótica estimulada por ácidos
grasos saturados, por lo que protege al corazón de lesiones (Krupa et al., 2024). Los primeros
estudios que dieron evidencia al efecto cardioprotector del n-3 surgieron a partir de los esquimales,
quienes tenían un consumo elevado de grasas provenientes de animales marinos y a pesar de esto,
presentaban una muy baja incidencia de enfermedades cardiovasculares. En base a esto, se empezó
a utilizar la dieta rica en n-3 o suplementación con el mismo como cardioprotector (Valenzuela B
et al, 2011).
▪ Función neurológica: Aproximadamente el 60% del cerebro está compuesto por lípidos de los
cuales el 35% constituye omega-3, siendo la mayoría DHA. Algunas investigaciones demuestran
que el consumo en cantidades superiores a los requerimientos diarios, pueden reducir el riesgo a
padecer enfermedad de Alzheimer, demencia y otras enfermedades relacionadas a la función
cognitiva. Es importante destacar que en etapas tardías del embarazo y dentro de los primeros 18
meses de vida, el DHA se acumula en el cerebro propiciando un mejor desarrollo visual y cognitivo
durante el crecimiento, por lo que la suplementación y el consumo de omega-3 durante el embarazo
y la lactancia es crucial para un buen desarrollo neurológico («Office Of Dietary Supplements -
Ácidos Grasos Omega-3», s. f. ; Dighriri et al., 2022).

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Métodos de medición de ácidos grasos omega-3 en muestras biológicas
Tipos de muestras
Para la medición de ácidos grasos omega-3 se utilizan diferentes tipos de muestras dependiendo del
objetivo clínico que se busca. Según la literatura estudiada, las más utilizadas incluyen el plasma o
suero, glóbulos rojos, células bucales, sangre total y tejido adiposo.
El plasma o suero sanguíneo ha sido una de las primeras matrices utilizadas para el análisis de ácidos
grasos, con un método desarrollado en 1986 que permitía una rápida cuantificación de ácidos grasos
totales. La muestra se neutraliza y se inyecta directamente en el cromatógrafo de gases para el análisis
de ácidos grasos, este método también se aplica a otras muestras biológicas como leche materna,
glóbulos rojos y fibroblastos. Sin embargo, los niveles de EPA y DHA en el plasma son altamente
susceptibles a la ingesta reciente, lo que los convierte en indicadores poco fiables para evaluar el estado
a largo plazo de los omega-3. A diferencia del plasma, los eritrocitos o glóbulos rojos se consideran un
indicador más adecuado para medir los niveles de EPA y DHA a largo plazo, reflejando reservas de
meses en tejidos corporales. La invención del índice omega-3 marcó un avance significativo en la forma
de cuantificar los ácidos grasos (Klingler & Koletzko, 2012; Sparkes et al., 2020b).
El uso de sangre total para la medición de ácidos grasos es menos común. A pesar de esto, se ha
desarrollado un método que rechaza la separación del plasma y los eritrocitos, utilizando una gota de
sangre capilar en el papel filtro para la síntesis de FAME. Este enfoque podría ser una alternativa más
accesible para ciertos análisis de ácidos grasos (Klingler & Koletzko, 2012).
Otras muestras biológicas también han sido exploradas, aunque con limitaciones. El tejido adiposo, si
bien describe una evaluación más completa de la acumulación de ácidos grasos a lo largo de meses o
años, es la opción menos utilizada debido a lo invasivo que resulta el procedimiento para obtener la
muestra. Por otro lado, las células bucales fueron propuestas en 1985, sin embargo, su principal
inconveniente es el tamaño de la muestra, lo que puede resultar en un análisis inadecuado y poco
confiable (Sparkes et al., 2020b; Del Gobbo et al., 2016).

pág. 15239
Técnicas analíticas de cuantificación de AGn-3
Cromatografía de gases acopladas a espectrometría de masas (GC-MS)
La cromatografía de gases-espectrometría de masas (GC-MS) utiliza una columna capilar con
dimensiones y características específicas (Chevalier & Sommerer, 2011). Es una herramienta analítica
que brinda datos tanto cualitativos como cuantitativos, que por otros medios no sería fácil conseguir,
por ejemplo, se puede obtener el peso molecular, fórmula empírica y la estructura completa de un
compuesto desconocido. En la actualidad, se encuentran disponibles los sistemas de cromatografía de
gases-espectrometría de masas (GC-MS) y cromatografía líquida-espectrometría de masas (LS-MS),
procesos que son relativamente sencillos (Figura 2) (Christie & Han, 2012).
Figura. 2
Esquema de procedimientos analíticos de cuantificación de ácidos grasos mediante cromatografía de
gases. A: fracciones lipídicas individuales; B: lípidos totales en sangre completa, plasma o eritrocitos;
C: células de la mejilla (Klingler & Koletzko, 2012).
Índice Omega-3
El índice omega-3 (O3i) consiste en un análisis que evalúa la presencia de EPA y DHA en sangre, esta
prueba calcula el porcentaje de ambos ácidos grasos sobre el total presente en la membrana del
eritrocito. El O3i se reconoce como un marcador confiable a largo plazo de la ingesta de omega-3, en
cuanto a los resultados, se considera un valor aceptable cuando el resultado está por encima de 7.5%
(Harris & Von Schacky, 2004; Antao et al., 2023).

pág. 15240
Obtención y preparación de la muestra
Se utiliza sangre total, plasma, suero o de preferencia, eritrocitos. La muestra se puede obtener por
venopunción convencional o mediante gotas de sangre seca en papel (Ali et al., 2022). Para eritrocitos,
pasan por proceso de centrifugación y lavado, posteriormente los lípidos de membrana se extraen y se
someten a un proceso de transesterificación y conversión a FAMEs (Eroshchenko et al., 2023). El
método estándar es la GC-MS, como se detalló previamente, permite la identificación y cuantificación
precisa de ácidos grasos, incluyendo EPA y DHA (Alqarni et al., 2018).
Cálculo del índice
El O3i se calcula como la suma de los porcentajes de EPA y DHA respecto al total de ácidos grasos
totales identificados en la membrana eritrocitaria:
[EPA] + [DHA]
ÍNDICE DE OMEGA-3 (%) = -------------------------------- x 100
Total de ácidos grasos
Interpretación
Un índice omega-3 >8% se asocia a menor riesgo cardiovascular, mientras que valores <4% se
consideran de alto riesgo (Von Schacky, 2020). En la Tabla 1 se describen las categorías y la
interpretación de los resultados de la prueba O3i.
Tabla 1. Categorías en las que se clasifican los resultados del Índice de omega-3 (Von Schacky, 2020).
Categoría Interpretación
Índice entre 1 y 4 Riesgo aumentado de sufrir accidentes cardiovasculares y cerebrovasculares, enfermedades
degenerativas y alta predisposición a depresión, entre otras.
Índice entre 5 y 7 Riesgo significativamente aumentado de sufrir accidentes cardiovasculares y
cerebrovasculares, enfermedades degenerativas e importante predisposición a depresión,
entre otras.
Índice entre 7 y 8 Baja probabilidad de sufrir accidentes cardiovasculares y cerebrovasculares, enfermedades
degenerativas y baja predisposición a depresión, entre otras.
Índice superior a 8 Excelente resultado. Muy baja probabilidad de sufrir accidentes cardiovasculares y
cerebrovasculares, enfermedades degenerativas y muy baja predisposición a depresión, entre
otras.

pág. 15241
Importancia clínica del Omega-3 en el recién nacido
Transferencia placentaria y estado de omega-3 al nacimiento
Aunque los AGPI se han estudiado durante mucho tiempo, la dinámica de transferencia intrauterina a
través de la placenta aún no se comprende completamente. La transferencia placentaria es la única
fuente de nutrición para el feto en crecimiento, por lo tanto, es un proceso fundamental para su
apropiado desarrollo. Los compuestos que cruzan la placenta de manera eficaz, son moléculas pequeñas
y sin carga que dependen de la velocidad del flujo sanguíneo para poder cruzar. Las moléculas más
grandes, pueden cruzar con ayuda de transportadores intraplacentarios. El transporte placentario de
ácidos grasos depende del transportador y los mecanismos que regulan la transferencia selectiva
(Woodard et al., 2021).
La placenta absorbe los ácidos grasos libres de la madre, sin embargo, la cantidad de estos en la
circulación materna es muy limitada. La lipoproteína lipasa es la enzima que se cree hidroliza los
triglicéridos del plasma materno para la captación de ácidos grasos, además la lipasa endotelial tiene
una alta actividad de fosfolipasa, por lo tanto, no solo los triglicéridos sino también los fosfolípidos
pueden proporcionar ácidos grasos para la transferencia placentaria al feto (Larqué et al., 2011).
La transferencia de ácidos grasos en un proceso complicado que involucra la unión con diversas
proteínas: la translocasa de ácidos grasos, la proteína transportadora de ácidos grasos (compuesta por 6
proteínas diferentes FATP-1, -2, -3, -4, -5 Y -6) y la proteína de unión a ácidos grasos de la membrana
plasmática. Posterior a este proceso, al término del embarazo, las concentraciones plasmáticas de AGPI
son menores en comparación al cordón umbilical al momento del parto (Woodard et al., 2021; Larqué
et al., 2011).
El DHA materno es la principal fuente de DHA para el feto, la placenta lo absorbe para transferirlo al
feto durante el embarazo y esto se demuestra, con la comparación de los niveles de DHA en la sangre
del cordón umbilical comparada con la sangre materna. Existen diversos mecanismos que pueden
reducir la transferencia placentaria cuando se ve afectada la salud de la madre, ya sea en forma de déficit
en el transporte de nutrientes o la disminución de la concentración materna de los mismos, como en la
diabetes gestacional o la preeclampsia respectivamente.

pág. 15242
Dado el papel que desempeña el DHA en el neurodesarrollo, una menor transferencia puede contribuir
a un desarrollo neurológico deficiente (Devarshi et al., 2019).
Diversos estudios evaluaron que la suplementación con omega-3 durante el embarazo sugiere un efecto
creciente de esté durante la gestación y el peso al nacer, así como la disminución del riesgo de parto
prematuro antes de la semana 34. Los resultados disponibles en la actualidad demuestran cierta
asociación entre el estado temprano de DHA y la función cognitiva en la infancia (Larqué et al., 2011).
Algunos estudios mencionan que la suplementación de 1 gramo de DHA durante el embarazo, resultó
en neonatos con pruebas de electroencefalografía más maduras en el segundo día de vida, mejores
resultados en la prueba ABC a los 4 años y procesamiento secuencial a los 7 años; esto en comparación
con madres que no recibieron el suplemento (Helland et al., 2003).
Fuentes postnatales de Omega-3 para el RN
Después del nacimiento, la leche materna es la principal fuente de omega-3 para el neonato; el contenido
de AGPI en la leche depende de la ingesta diaria de la madre de estos ácidos grasos. En los alimentos,
la fuente más importante de DHA es el pescado y el aceite de este mismo. Durante los primeros 6 meses
de vida, las ingestas dietéticas de omega-3 deben ser de 0.45 a 1.5% del total de los ácidos grasos, con
una proporción de n-6 y n-3 de 4:10 (Bernardi et al., 2012).
Omega-3 y neurodesarrollo
Los ácidos grasos EPA y DHA, son fundamentales para la salud materna y el desarrollo fetal,
especialmente del sistema nervioso central. El DHA se transporta al feto a través de la placenta y se
acumula en el cerebro, por tanto, es esencial para la formación y función estructural del mismo,
particularmente durante el segundo trimestre, periodo crítico del neurodesarrollo. Diversas
investigaciones han demostrado que niveles adecuados de omega-3 están inversamente relacionados
con el riesgo de parto pretérmino; estudios recientes sugieren que un O3i superior al 5% podría reducir
este riesgo en casi un 50% (Jordan, 2010b; Gil-Campos & Serra, 2010b; Ghazal & Naffaa, 2025).
Mantener niveles altos de DHA materno durante el embarazo y el parto, favorece su transferencia al
neonato durante la lactancia, por lo que se debe destacar la importancia de una adecuada ingesta materna
para asegurar un neurodesarrollo óptimo, con beneficios que se extienden más allá de la infancia.

pág. 15243
La suplementación con DHA se ve asociada a efectos positivos a largo plazo en funciones cognitivo-
conductuales, como la atención, la memoria y el comportamiento social, gracias al papel que cumple
en la formación de circuitos neuronales, la plasticidad neuronal, la neurogénesis y la remodelación
sináptica (Wu et al., 2008).
Durante la etapa postnatal, el DHA sigue siendo de vital importancia. Se crean y refuerzan conexiones
neuronales con diversos estímulos y su pérdida podría ocasionar una disminución transitoria de la
agudeza visual y cambios en la corteza cerebral. Aunque el DHA no se considera un ácido graso
esencial, sus funciones críticas en el desarrollo hacen que deba ser considerado condicionalmente
esencial en las etapas tempranas de la vida (Vidailhet, 2006).
Además del impacto en el neurodesarrollo, el DHA y el EPA también muestran potencial terapéutico
en el manejo de algunas afecciones neuropsiquiátricas, ya que las deficiencias de estos se han
relacionado con el deterioro de la señalización sináptica y la desregulación del estado de ánimo. Estos
ácidos grasos son esenciales para mantener la integridad de la membrana neuronal, facilitar la
señalización de neurotransmisores y promover el desarrollo neurológico (Sherzai et al., 2022).
Niveles óptimos de omega-3 en RN y recomendaciones de suplementación
A pesar de los hallazgos prometedores que se han obtenido, aún existen desafíos para establecer
recomendaciones definitivas sobre la suplementación durante el embarazo y la infancia, principalmente
por la falta de un método estandarizado para la medición de los niveles de omega-3. Es importante
destacar que, si bien la insuficiencia de DHA afecta negativamente el desarrollo cerebral, una ingesta
excesiva puede inducir un estrés oxidativo y ser perjudicial para la función neuronal (Duttaroy & Basak,
2022).
Teniendo en cuenta algunos estudios previos, las recomendaciones de ingesta deben enfocarse
individualmente según las necesidades de cada paciente. La OMS ha consensuado recomendaciones de
aproximadamente 400 a 1,000 mg de n-3 por semana en adultos; para mujeres gestantes y durante la
lactancia, se recomiendan al menos 200 mg/día de DHA. Aunque no existen datos unánimes que
determinen la recomendación de suplementación en la infancia, se deben imitar los valores encontrados
en la leche materna de madres bien nutridas como guía para la ingesta en esta etapa de la vida (Koletzko
et al., 2008; OMS, 2003).

pág. 15244
CONCLUSIÓN
Los ácidos grasos omega-3, particularmente el ácido docosahexaenoico (DHA) y el ácido
eicosapentaenoico (EPA), han demostrado desempeñar un papel fundamental en el desarrollo
neurología del recién nacido y en el mantenimiento de la salud materno-fetal a lo largo de la gestación.
Durante el embarazo el DHA materno es la principal fuente de ácidos grasos para el feto en desarrollo,
el adecuado aporte de estos compuestos durante la vida prenatal y el periodo de lactancia se asocia con
beneficios directos al desarrollo cognitivo-conductual y visual del neonato gracias a su participación en
la formación de circuitos neuronales, la plasticidad y remodelación sináptica. Además, niveles óptimos
de omega-3 en la madre han sido inversamente relacionados al riesgo de parto pretérmino y otras
complicaciones estaciónales.
La vitalidad de estos ácidos grasos hace que la cuantificación precisa de sus niveles en el organismo
sea una estrategia clave tanto en la práctica clínica como en la investigación. A lo largo de esta revisión,
se ha confirmado que entre los diversos métodos de medición disponibles, el análisis de glóbulos rojos
es el más confiable para reflejar a largo plazo la cantidad de omega-3 disponible en el organismo. De
hecho, el índice omega-3 se ha establecido como un marcador predictivo especialmente en la evaluación
de riesgo cardiovascular donde valores superiores a 8% indican un muy bajo riesgo e incluso se
considera como un factor protector cardiaco.
A pesar de que la evidencia respalda firmemente la necesidad de garantizar una ingesta materna
adecuada de omega-3 durante la gestación y el periodo neonatal, todavía persisten los desafíos
metodológicos. La Organización Mundial de la Salud emite como ingesta general para adultos y
mujeres gestantes al menos 200 mg/día de DHA, sin embargo aún existe una falta de datos unánimes
que establezcan una recomendación universal y definitiva de suplementación durante la infancia. No
obstante, fomentar el consumo de fuentes ricas en omega-3 y mejorar las técnicas de cuantificación,
representa una estrategia clave de salud pública para garantizar la salud perinatal y el adecuado
neurodesarrollo en los primeros meses de vida.

pág. 15245
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