La retroalimentación reflexiva y logros de aprendizaje

en educación básica: una revisión de la literatura

 

Mg. Maleyne Luna[1]

lmaleynelisseth@gmail.com

 https://orcid.org/0000-0003-0988-1820  

Universidad César Vallejo - Escuela de Posgrado

 

Mg. Liliana Peralta[2]

lilianaperaltaroncal@gmail.com

 https://orcid.org/0000-0003-2185-522X 

Universidad César Vallejo - Escuela de Posgrado

 

Mg. Milagros Gaona[3]

milyeduc2019@gmail.com 

https://orcid.org/0000-0001-9679-0227

Universidad César Vallejo – Escuela de Posgrado

 

Dr. Oscar Dávila[4]

oscarmelanio@yahoo.es,

https://orcid.org/0000-0001-6915-8373   

Universidad César Vallejo - Escuela de Posgrado

 

 

RESUMEN

El estudio analizó el impacto de la retroalimentación reflexiva (RR) en los logros de aprendizaje del estudiante. El tema se abordó con un paradigma interpretativo, desde el enfoque cualitativo. Se utilizó el diseño documental y los resultados tienen un alcance explicativo.  Se examinaron 27 artículos científicos publicados entre 2016 y 2022, en revistas indexadas alojadas en las bases de datos de Scopus, SciElo, Ebsco, Latindex, Dialnet y Redalyc. La revisión permitió conocer que la retroalimentación tiene que ser un proceso oportuno, adecuado al contexto y tipo de tarea o actividad de aprendizaje. Involucra la comunicación fluida entre docente, estudiantes y padres de familia. Además, favorece la reflexión constructiva del discente y la autoreflexión del docente respecto a la calidad de su práctica pedagógica. Atendiendo a esto se concluye que la RR impacta positivamente en el aprendizaje, le permite identificar sus errores y gestionarlos estratégicamente. El estudiante no solo es consciente de sus aciertos y los celebra, también reconoce sus errores y los asume como oportunidades. Con el acompañamiento del docente, es capaz de utilizar estrategias para avanzar en el proceso de su aprendizaje.

 

Palabras clave: retroalimentación, retroalimentación reflexiva, reflexión, aprendizaje, logros de aprendizaje, evaluación.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Reflective feedback and learning achievements in basic education:

 a review of the literature

 

ABSTRACT

The study analyzed the impact of reflective feedback (RR) on student learning achievement. The topic was approached with an interpretive paradigm, from the qualitative approach. The documentary design was extracted and the results have an explanatory scope. Twenty-seven scientific articles published between 2016 and 2022 were examined in indexed journals hosted in the Scopus, SciElo, Ebsco, Latindex, Dialnet and Redalyc databases. The review allowed us to know that feedback has to be an adequate process, appropriate to the context and type of task or learning activity. It involves fluid communication between teachers, students and parents. In addition, it favors the constructive reflection of the student and the teacher's self-reflection regarding the quality of their pedagogical practice. Based on this, it is concluded that RR has a positive impact on learning, allows you to identify your mistakes and manage them strategically. The student is not only aware of his successes and celebrates them, he also recognizes his mistakes and sees them as opportunities. With the support of the teacher, is able to use strategies to advance in the learning process.

 

Keywords: feedback, reflective feedback, reflection, learning, learning achievement, evaluation.

 

 

            Artículo recibido:  03 marzo 2022

Aceptado para publicación: 20 marzo 2022

Correspondencia: lmaleynelisseth@gmail.com

Conflictos de Interés: Ninguna que declarar

 

 

 

 

 

 

 

I.              INTRODUCCIÓN

En algunos países del mundo aún se utiliza metodologías tradicionales que no promueven el pensamiento reflexivo en el estudiante. Esto inevitablemente, repercute en el nivel de logro de las competencias establecidas en el currículo. El problema que se genera con esto es abrumador, en especial en Latinoamérica y África, donde se observa los más bajos índices educativos a escala mundial. La razón es un aprendizaje que no contempla una retroalimentación adecuada y oportuna al estudiante. Al contrario, se basa en teorías desfasadas. Otra es a realidad de países desarrollados como Estados Unidos, que brinda a la población una educación más sustancial en la que el estudiante construye ideas que se ajustan de manera objetiva a la actividad de aprendizaje propuesta por el docente (Manrique et al., 2020).

El desarrollo del pensamiento crítico en las aulas se basa en la atención, comprensión e interpretación de la realidad en determinada situación de aprendizaje propuesta al estudiante. La falta de atención, la deficiente comprensión y la escasa interpretación son problemas latentes. Se agravan cuando el docente no retroalimenta en forma oportuna y adecuada al estudiante.

La opinión razonada del docente acerca del proceso de aprendizaje de los estudiantes  para valorar sus aciertos y hacerle caer en la cuenta de sus errores, destacar las fortalezas sobre las debilidades, es la denominada retroalimentación  tan importante en el aprendizaje-enseñanza (Ministerio de Educación de Perú, 2004). Se dice que a medida que el ser humano madura requiere potenciar sus habilidades para atender e interpretar, habilidades fundamentales para lograr aprendizajes significativos. Es cuando retroalimentación reflexiva (RR) marcaría la diferencia. Sin embargo, no es algo de lo cual la educación tradicional se preocupe, pues su propósito es el incremento de saberes y conocimientos en el estudiante. Ahora bien, si se habla de falta de atención, ésta se debe a distintos factores (biológicos, familiares y sociales). Por ello, una vez detectado el problema en un estudiante, debe abordarse en forma personalizada. En cuanto a la interpretación, se hace hincapié en el proceso durante y después del aprendizaje, pues en el enfoque constructivista el estudiante logrará una interpretación según la actividad de aprendizaje desarrollada. Así se favorece el aprendizaje (Walkoe et al., 2020). La comprensión depende de la claridad con que se presenta la información al estudiante y las habilidades de este para hacerla suya. La retroalimentación reflexiva tendrá en cuenta estos aspectos, permitirá que el estudiante sea consciente de su proceso de aprendizaje, supere sus limitaciones y dificultades y logre los aprendizajes previstos.

La retroalimentación involucra emocionalmente al estudiante en el proceso de su aprendizaje. Promueve el desarrollo del pensamiento reflexivo y crítico mediante modelos mentales en el entorno virtual. En la actualidad se vive una revolución educativa en la que la retroalimentación reflexiva permita identificar fortalezas y oportunidades en el estudiante (García et al., 2021). Pero esto solo se logra cuando el docente es un profesional reflexivo, que evalúa la pertinencia de las actividades de aprendizaje propuestas al estudiante y decide qué estrategias son adecuadas para la calidad de los conocimientos que estos deben alcanzar. Un aprendizaje empírico debe apoyarse en la retroalimentación reflexiva, a su vez debe ser valorado o evaluado mediante una rúbrica que aporte evidencia sobre el logro de las competencias (Ruffinelli, 2017).

Ahora bien, es importante conocer dos teorías tomadas en cuenta en este estudio: (i) la teoría de la retroalimentación educativa, según la cual la retroalimentación es un proceso programado y oportuno en que el docente predispone al estudiante a la reflexión sobre su propio aprendizaje, identificando errores u obstáculos que lo limitan (Ministerio de Educación de Perú, 2004) y (ii) la teoría del aprendizaje Piaget, a la luz de la cual la retroalimentación es un proceso por el que la transformación del conocimiento en aprendizaje genera competencias y habilidades que evolucionan en el estudiante (Tomas & Almenara, 2007).

La retroalimentación debe reunir ciertas condiciones y características que influyen en el aprendizaje del estudiante. Por ello es preciso trabajar con material didáctico que permita interiorizar al estudiante los conocimientos que el docente propone. Esto precisa de estrategias de evaluación bien esquematizadas, con criterios bien definidos para la valoración del aprendizaje (Pérez & Salas, 2016). Es importante es apuntar a una “práctica reflexiva”, el proceso de enseñanza no sólo debe limitarse a impartir conocimientos teóricos, sino que se buscará fortalecer el pensamiento auto reflexivo en el estudiante (Marín et al., 2018).

Los investigadores centran su interés pedagógico en el estudio de la importancia de la retroalimentación reflexiva en el aprendizaje desde diferentes perspectivas. Por ejemplo, Chura et al., (2021) se preocuparon por analizar las prácticas de la retroalimentación reflexiva en tiempos de pandemia y llegaron a la conclusión de que fueron evidentes las desigualdades respeto a su aplicación, debido a la facilidad/dificultad en el dominio de las plataformas educativas por pare de los docentes. Veytia y Rodríguez (2021) analizaron la necesidad de una retroalimentación efectiva en estudiantes con mediación de recursos tecnológicos durante la pandemia, desde la perspectiva de los docentes. Destaca la necesidad de que los docentes sepan bien qué tipo de retroalimentación deben utilizar y en qué momentos de la sesión de aprendizaje. Igualmente, considera importante que los docentes acierten en las observaciones y opiniones a los desempeños de los estudiantes, porque de ello dependen los resultados de aprendizaje. Malar y Azman (2020) se interesaron por analizar la necesidad de reformular la eficacia de la retroalimentación para lograr mejores aprendizajes y afirmaron que esto se puede lograr con una retroalimentación oportuna, motivacional, colaborativa y manejable. Wolfson (2019) abordó el tema desde la perspectiva de las progresiones de enseñanza y aprendizaje y concluye que la RR es vital para el aprendizaje porque permite a este reflexionar acerca de sus progresos y, como consecuencia de ello, potenciar sus habilidades y competencias. Orteaga et al. (2018) analizaron la RR asociada a la innovación y concluyeron que la libertad con la que se expresa el estudiante es muestra de una verdadera retroalimentación reflexiva. En el proceso confluyen lo cognitivo y afectivo, que dan lugar al aprendizaje.  Hattie & Timperley (2007) afirman que existen cuatro niveles progresivos de retroalimentación que parten de una base inferior hacia una superior relacionados a la tarea, el proceso, la autorregulación y el yo. En cambio, Sánchez y Manrique (2018) identifican siete niveles de retroalimentación: recuperación didáctica, de ilustración conceptual, de ilustración metodológica, de elucidación descriptiva, de elucidación interpretativa, propositiva indirecta y propositiva directa. Corresponde al docente determinar cuáles utilizar, cuándo y para qué. De su elección dependerá la calidad de los aprendizajes que logren los estudiantes.

Esta revisión se justifica porque la retroalimentación reflexiva es clave en el proceso de aprendizaje-enseñanza, motiva en el estudiante la reflexión sobre su aprendizaje. Le permite: identificar sus fortalezas y aciertos, tomar conciencia de sus debilidades, asumir sus errores y corregirlos. Su aplicación mejora la práctica pedagógica (PP), da significatividad al aprendizaje. En términos evaluativos, es posible obtener indicadores estadísticos favorables como resultado de su práctica permanente en el aula. El docente es llamado a reflexionar sobre los resultados de su PP y considerar la incorporación de la retroalimentación por su impacto favorable en el aprendizaje. De manera, la implementación paulatina en las instituciones educativas públicas y privadas tiene como beneficiarios principales a niños y adolescentes que esperan recibir una educación de calidad.

La revisión tuvo como objetivo principal analizar el impacto de la retroalimentación reflexiva en los logros de aprendizaje del estudiante. Para verificarlos se establecieron tres objetivos específicos: (i) explicar la actitud de los estudiantes frente a la retroalimentación reflexiva, (ii) evaluar las estrategias utilizadas en la retroalimentación reflexiva y (iii) identificar los tipos de retroalimentación reflexiva.

II.      MÉTODO

El estudio contempló el paradigma interpretativo, pues la realidad en la que se desarrollan las categorías de estudio son cambiantes Ello sugiere una interpretación continua por parte del investigador. La interrelación y comunicación con el objeto de estudio son actividades clave en este paradigma (González, 2019).

Se adoptó el enfoque cualitativo, puesto que las categorías se estudian en el contexto de la educación básica, sujeta a cambios continuos propios del proceso de aprendizaje (Baena, 2017). Se trabajó con artículos académicos que contienen los aportes de los investigadores y especialistas sobre retroalimentación y logros de aprendizaje. Los aportes contenidos en estos se analizaron y sintetizaron en este informe que es un aporte a la reflexión sobre la importancia de la retroalimentación en el aprendizaje escolar.

El diseño es documental. Se realizó una revisión rigurosa de distintas fuentes bibliográficas. Artículos científicos publicados en revistas indexadas, en primer lugar, libros especializados, informes y documentos institucionales en segundo lugar (Arias, 2012). Se trató de contar con fuentes confiables que aportaran información relevante sobre la vinculación entre la retroalimentación reflexiva y los logros de aprendizaje.

Los resultados tienen un alcance explicativo. El reporte de hallazgos va más allá de una simple descripción de las categorías. Se analiza la vinculación e impacto de la retroalimentación reflexiva en los logros de aprendizaje (Hernández & Mendoza, 2018).  

La muestra estuvo conformada por 27 artículos científicos de revistas indexadas en Scopus, SciElo, Ebsco, Latindex, Dialnet y Redalyc, en el periodo comprendido entre los años 2016 y 2022. En la búsqueda se utilizaron como palabras clave: retroalimentación, retroalimentación reflexiva, práctica reflexiva en la retroalimentación, retroalimentación y logros de aprendizaje, evaluación y retroalimentación.

El principal criterio de inclusión fue que se tratase de artículos de revisión referidos a retroalimentación reflexiva en estudiantes de educación básica regular, de los niveles: inicial, primaria o secundaria. Se excluyeron los artículos referidos a retroalimentación reflexiva en estudiantes de educación básica especial, educación básica alternativa y educación superior, técnica o universitaria. Además, se excluyeron artículos con más de diez años de antigüedad.

El análisis comprendió una revisión documental de los artículos y libros especializados ubicados en bases de datos académicas, especializadas y validada. Se utilizó el análisis y la síntesis, que ayudaron a detectar las ideas clave expuestas por los autores y organizarlas luego en forma sintética según los objetivos del estudio. El rastreo documental de la metodología, posturas argumentativas, discusión de resultados y conclusiones permitió identificar la información y aportes relevantes de los investigadores cuyas obras se tomaron como referencia para la revisión.

III.        RESULTADOS Y DISCUSIÓN

El impacto de la retroalimentación reflexiva en el logro de aprendizaje

La retroalimentación es una actividad sumamente necesaria y efectiva que debe darse en el momento oportuno del proceso de aprendizaje. Motiva al estudiante, lo compromete con su proceso formativo dentro y fuera del aula (San Andrés et al., 2021).  Su práctica involucra la comunicación constante entre docente y estudiantes porque se da a nivel cognitivo, corporal, socioafectivo y comunicativo, como parte de un trabajo colaborativo y un plan de acción que contempla las fortalezas y debilidades de cada estudiante. Pero también es importante que exista una comunicación fluida entre los tres pilares educativos: estudiante, docente y padres de familia. Así el docente informará a estos últimos los progresos y dificultades de sus hijos, les brindará pautas para que los apoyen eficazmente en el hogar.

La importancia de la retroalimentación en educación es innegable. Favorece la reflexión constructiva del estudiante, quien descubre en forma reflexiva qué respuestas encajan en los cuestionamientos surgidos en el aprendizaje cognitivo: metacognición (Leiva et al., 2017). Cuando el estudiante es retroalimentado debidamente, busca soluciones puntuales y claras a los problemas que surgen en las actividades de aprendizaje. Estructura sus conocimientos actuales y así aumentan las posibilidades de aprehender los conocimientos que se le presente en el futuro (Espinoza, 2021). Debido a esto, el docente necesita cuestionarse constantemente, descubrir si el estudiante aprendió o no. La respuesta a esos cuestionamientos supone una estrategia de retroalimentación con prácticas variadas, en entornos educativos que estimulan el aprendizaje significativo, donde el estudiante tiene espacio para reflexionar sobre sus errores y aciertos (Crawfor, 2019). El estudiante desempeña un rol protagónico en la retroalimentación. Reflexiona sobre su propio aprendizaje, toma conciencia de cuánto avanzó o se rezagó en el proceso (Pérez & Salas, 2016). Esto lo ayuda a identificar sus errores y dificultades, también a buscar soluciones estratégicas para superarlas. El acompañamiento del docente se convierte así en el principal soporte para el éxito que el estudiante espera alcanzar.

La retroalimentación reflexiva es un elemento fundamental en el aprendizaje. Su aplicación comprende cuatro dimensiones: (i) gestión del error en el aula: se estimula la reconstrucción del conocimiento en el estudiante, en caso se haya detectado un error en el proceso de aprendizaje, este error es constructivo: repotencia los saberes previos y los adquiridos recientemente, ii) fortalecimiento del aprendizaje: además de incrementarse el conocimiento, se estimula la capacidad de aprender a aprender, el discente toma las riendas de su proceso de aprendizaje, aplica sus saberes a otros aspectos de su vida personal o académica, iii) motivación hacia el aprendizaje: el estudiante es consciente del esfuerzo que realiza para aprender significativamente, logra independencia, toma sus propias decisiones durante el proceso formativo, se siente motivado, esta motivación puede ser intrínseca (interna), extrínseca (externa) o autogenerada, iv) desarrollo de la metacognición: se estimula el pensamiento superior (reflexión, análisis, síntesis), se genera mayor aprehensión de los conocimientos que se construyen durante el aprendizaje (Gonzales et al., 2018). Por todo esto, la retrolaimentación debe ser oportuna, motivacional, colaborativa, manejable (Malar & Azman, 2020). Sin embargo, el éxito de la retroalimentación depende en gran medida del tipo de actividad o tarea asignada al estudiante. Son favorables aquellas actividades de aprendizaje verosímiles, cercanas a las experiencias y circunstancias personales (Ajjawi et al., 2021).  Se debe considerar como un elemento interviniente la configuración psicológica de cada estudiante (Wisniewski et al., 2020). El contexto en el que se producen las experiencias de aprendizaje incide también en el aprendizaje y, naturalmente: en el éxito de la retroalimentación. Durante la pandemia del Covid-19, por ejemplo, hubo desigualdad en las prácticas de retroalimentación reflexiva. Esta no llegó en forma óptima a todos los estudiantes, esto a causa de la forzada interacción sincrónica y asincrónica entre docentes y discentes (Chura et al., 2021). Unos docentes fueron más eficientes que otros, aprovecharon mejor las plataformas educativas, retroalimentaron en forma adecuada y oportuna a los estudiantes. Como secuela de ello, los resultados de aprendizaje fueron mejores. Esto tiene que ver también con las habilidades digitales de los docentes, de las que depende el manejo de la plataforma en todas sus funcionalidades. Como lección aprendida queda el reto de los docentes para mejorar sus habilidades digitales, dominar las TIC e incorporarlas al trabajo pedagógico como aliadas para promover el aprendizaje autónomo.

La retroalimentación debe ser un proceso oportuno, adecuado al contexto y al tipo de tarea o actividad de aprendizaje propuesta. Compromete la comunicación fluida entre docente y estudiantes, igualmente entre estos y los padres de familia. La retroalimentación favorece la reflexión constructiva del discente. Repercute en cuatro dimensiones: gestión del error en el aula, fortalecimiento hacia el aprendizaje, motivación del aprendizaje y desarrollo de la metacognición. Además, debe considerar tres pilares fundamentales: estudiante, docente y padres de familia, especialmente cuando se trata de niños en edad preescolar y escolar.

La actitud de los estudiantes frente a la retroalimentación reflexiva

En el contexto de la pandemia del Covid-19, que provocó un giro brusco de la educación hacia la virtualización, la retroalimentación se convirtió en una necesidad ineludible. Este panorama activó una luz de alerta para el docente, que debe estar atento a la actitud del estudiante y tomar en cuenta el desenvolvimiento de este en el proceso de retroalimentación reflexiva (Veytia & Rodríguez, 2021). La retroalimentación es transversal al trabajo individual y colaborativo y tiende a lograr una reacción favorable del estudiante a las propuestas de aprendizaje.

Durante la pandemia del Covid-19, la respuesta de los estudiantes dependió mucho de sus habilidades en el manejo de las herramientas tecnológicas, el acompañamiento del docente y el apoyo de los padres de familia en el hogar. La virtualización conmina al docente a desarrollar sus competencias virtuales y tecnológicas adquiridas y favorecer con estas el logro de aprendizajes significativos en los estudiantes. Así, como consecuencia de la retroalimentación reflexiva, estos desarrollarán su pensamiento superior analítico, reflexivo, crítico (García et al., 2021). Empero, el docente debe respetar el estilo de aprendizaje de cada discente. La retroalimentación correctamente administrada desafía el pensamiento de orden superior: reflexión, análisis, síntesis, habilidades que constituyen un reto para la práctica pedagógica (Medina & Deroncele, 2019). El docente comprometido con la educación de calidad estimula estratégicamente estas habilidades, plantea a los estudiantes actividades de aprendizaje que activan procesos mentales para perfeccionarlas. El docente comprometido promueve el trabajo colaborativo, afianza una actitud favorable hacia este en los miembros del equipo, ofrece a los estudiantes la posibilidad de aprender de sus pares y en interacción con estos.

Esta actitud colaborativa es otro resultado positivo generado por la retroalimentación reflexiva en el proceso de aprendizaje. El estudiante se adentra en un diálogo reflexivo permanente con el docente, su guía y acompañante, a quien comunica sus dudas y sugerencias durante el descubrimiento de nuevos saberes o conocimientos que resultan de la práctica formativa. También es importante la actitud sistemática, que supone un análisis reflexivo y crítico del contexto o situación de aprendizaje asociado al conocimiento o saber. El pensamiento sistemático del estudiante canaliza el desarrollo de habilidades específicas (según áreas de conocimiento), necesarias para el logro de las competencias (Gómez & Arellano, 2019).

Una buena retroalimentación reflexiva puede verse reflejada en la actitud que asume el estudiante frente al conocimiento propio de un área curricular. Por ejemplo, cuando los estudiantes se apropian del aprendizaje desarrollan cierta independencia, tienden a la búsqueda de nuevos conocimientos que satisfacen expectativas emergentes, es decir: otras no previstas por el docente y que se convierten en nuevas necesidades de aprendizaje. Además, como secuela de la oportuna y adecuada retroalimentación, los discentes reflejan mayor aprehensión y reflexión en torno a lo que aprenden. Esto se evidencia en el diálogo efectivo que mantiene en cierto momento con el docente (Al-Bashir et al., 2016).

La teoría del aprendizaje propuesta por Piaget, posee tres momentos bien diferenciados: asimilación, acomodación y equilibrio. La retroalimentación reflexiva tiende a lograr que el estudiante los supere satisfactoriamente, y haga suyos los conocimientos, en situaciones de aprendizaje realistas que ponen a prueba sus habilidades cognitivas y sociales. Gómez y Arellano (2019) señalan que un proceso de aprendizaje efectivo incide positivamente en el desarrollo de habilidades y competencias en el estudiante.

Claro está que, al aplicar la retroalimentación reflexiva, el docente considerará: el estilo de aprendizaje de cada estudiante; su capacidad para pensar sistemáticamente, ser consciente del proceso de aprendizaje y adquirir independencia. Empero, es necesario que se generen espacios para un diálogo reflexivo entre docentes y estudiantes. Así mejora la comunicación, aumenta la motivación. El estudiante desarrolla habilidades que le permiten apropiarse del conocimiento.

Las estrategias utilizadas en la retroalimentación reflexiva

Existen estrategias que encaminan hacia una retroalimentación reflexiva efectiva. Estas se encuentran alineadas a la Didáctica Magna de Comenio: (i) retroalimentación reflexiva mediante la escalera de retroalimentación: preguntas para aclarar dudas, valorar aspectos positivos de la tarea, expresar inquietudes y realizar sugerencias,  (ii) análisis de evidencias de aprendizaje en función a ciertos criterios de evaluación, (iii) formulación de criterios de evaluación según estándares, capacidades y desempeño, (iv) estándares de aprendizaje para comprender el nivel del estándar esperado en el estudiante con respecto a los propósitos de aprendizaje (Sánchez & Carrión-Barco, 2021).

Además, se debe subrayar que la retroalimentación será objetiva, comprensible, pertinente y de carácter constructivo. En ella el docente fomenta espacios de participación para el estudiante, analiza los resultados obtenidos por este, determina sus debilidades y fortalezas. Cobra importancia la promoción de la autoevaluación cognitiva y el uso de  estrategia para motivar constantemente al estudiante y alentarlo a mejorar su desempeño en las actividades de aprendizaje propuestas (Canabal & Margalef, 2017).

Existen algunos criterios muy importantes en el proceso de retroalimentación, como los propuestos por Bootle y Beyle: (i) la cobertura de criterios de aprendizaje, (ii) la síntesis de temas que se contemplan actualmente, (iii) la metodología aplicada para el logro de aprendizajes y (iv) la significancia del proceso de reflexión, reforzado por el diálogo entre docente y estudiante. En este último hay dos aristas importantes: elogio a las fortalezas del estudiante y revisión de errores en el proceso de aprendizaje. Todo ello conduce a la mejora sostenible y permanente de la formación educativa constructiva y reflexiva (Contreras & Zúñiga, 2018).

Támez y Lozano (2019) sugieren que el estudiante se autocuestione con interrogantes como: ¿hacia dónde voy?, ¿cuál es el objetivo o la meta que persigo con este aprendizaje?, ¿cómo lo estoy haciendo hasta el momento?, ¿qué sigue después de haber adquirido el conocimiento?, ¿cómo se conecta esta actividad con la siguiente? Con la reflexión a partir de estas interrogantes, el estudiante construirá un conocimiento sólido y descubrirá saberes nuevos que consoliden al previo. En esto radica la importancia de la autorreflexión permanente. García (2015) afirma que la retroalimentación debe dar un paso más allá y llegar a la autorregulación. Es este punto es preciso analizar diversas formas de evaluación como la autoevaluación y la coevaluación, con las que se fomenta la participación individual y colaborativa del estudiante y se desarrolla su capacidad de análisis de los resultados.

Una buena estrategia de retroalimentación se apoya en ciertos principios fundamentales. Una buena retroalimentación:  i) fortalece los desempeños en el estudiante según criterios y estándares, ii) promueve la reflexión efectiva del estudiante, iii) potencia el aprendizaje de alta calidad, iv) predispone una buena relación entre docente y estudiante, v) promueve la motivación y el fortalecimiento de la autoestima en el estudiante, vi) facilita el logro del aprendizaje esperado y vii) brinda herramientas e información útiles en sesiones de aprendizaje futuras (Nicol & Macfarlane-Dick, 2007).

La teoría del aprendizaje considera que este es un proceso complejo y progresivo. Está determinado por los saberes previos del estudiante y precisa de estrategias efectivas para alcanzar una óptima retroalimentación. Espinoza (2021) detalla que la generación de espacios participativos es una estrategia decisiva en el proceso de aprendizaje. En la teoría contemporánea del aprendizaje se considera de vital importancia: elogiar las fortalezas del estudiante en el aprendizaje y revisar los errores cometidos durante el proceso. Sin embargo, Ruffinelli (2017) refuta esta postura. Considera que el aspecto más importante es el fortalecimiento del conocimiento empírico, asumido como forma ideal para la retroalimentación reflexiva.

Estratégicamente, la RR tiene que ser pertinente y objetiva. Se centrará en la experiencia de aprendizaje real del estudiante, de forma que este pueda comprender y dar significación a lo que incorpora a su estructura mental. Propiciará la autoevaluación cognitiva. Considerará la metodología empleada, los aprendizajes y significancia de estos. Apuntará a la autorregulación del aprendizaje. Se apoya necesariamente en principios orientados a fortalecer las habilidades y competencias del estudiante.

Los tipos de retroalimentación reflexiva

Hattie y Timperley (2007) consideran cuatro tipos de RR: (i) a nivel de tarea: el docente destaca fortalezas y debilidades para retroalimentar el proceso de aprendizaje-enseñanza, (ii) a nivel de proceso: el estudiante aplica procesos cognitivos y estrategias para el logro de aprendizajes, esta es una manera objetiva de desarrollar habilidades y competencias, iii) a nivel de autorregulación: el estudiante alcanza autonomía e independencia, es responsable de su propio aprendizaje (combina los niveles previos) y (iv) a nivel del yo: el estudiante elabora juicios y razonamientos críticos, así descubre nuevos aprendizajes.

Sánchez y Manrique (2018) mencionan la existencia de siete tipos de retroalimentación reflexiva: (i) retroalimentación de recuperación didáctica: toma en cuenta criterios relevantes de una sesión de aprendizaje, como punto de partida para la retroalimentación, (ii) retroalimentación de ilustración conceptual: focalizada en aspectos de difícil comprensión para el estudiante, iii) retroalimentación de ilustración metodológica: asocia la sesión de aprendizaje con una experiencia previa, toma en cuenta una hipótesis que debe ser demostrada, iv) retroalimentación de elucidación descriptiva:  a partir de una experiencia previa, el estudiante identifica aquello que causa lentitud o lleva a cometer errores durante el aprendizaje, v) retroalimentación de elucidación interpretativa: se construyen hipótesis a partir de teorías ya establecidas, vi) retroalimentación propositiva indirecta: el estudiante presenta soluciones ante problemas propuestos por el docente, conlleva a un plan de acción y vii) retroalimentación propositiva directa: el estudiante propone y ejecuta alternativas de solución a problemas planteados por su docente.

El docente será capaz de elegir el tipo de retroalimentación adecuado al proceso sobre el que necesita que el estudiante reflexione, reconozca sus aciertos y caiga en la cuenta de sus errores para superarlos, reiniciar el proceso y alcanzar los aprendizajes previstos. Todo depende del propósito de aprendizaje, de lo que el docente ha previsto que sus estudiantes deben lograr para evidenciar el desarrollo de las competencias del currículo.

Las limitaciones que evidencia esta revisión se refieren particularmente al contexto de virtualización de los últimos dos años. Poco se ha trabajado la retroalimentación en las aulas virtuales. Por consiguiente, es preciso adaptarse a la nueva realidad y ejecutar los procesos pedagógicos mediante el uso de estrategias similares o iguales a las empleadas en la educación presencial. En el periodo de pandemia, los estudiantes modificaron su actitud con relación al proceso de aprendizaje. Se vio limitado el diálogo reflexivo en torno a los errores y aciertos durante el proceso de aprendizaje. Se configura para los docentes el reto de motivar a los estudiantes para involucrarse con entusiasmo en las actividades de aprendizaje, identificar y emplear estrategias que generen espacios para el diálogo reflexivo sobre sus logros y fracasos.

Es preciso que los profesionales de la educación investiguen más sobre los problemas relacionados con la evaluación de los aprendizajes. En ese terreno son necesarias investigaciones experimentales o cualitativas que pongan en práctica la retroalimentación en cualquiera de sus formas. Así se obtendrá evidencia de los tipos de retroalimentación pertinentes para cada etapa del proceso de aprendizaje. Quizá la RR tiene más éxito con estudiantes de educación superior, por el grado de madurez en que se encuentran. El reto está entonces en ejercitarla con estudiantes de educación básica, en conseguir que niños y adolescentes sean capaces de reflexionar sobre su aprendizaje y tomar decisiones para superar las dificultades iniciales e incrementar sus aciertos.

IV.        CONCLUSIONES

La retroalimentación reflexiva genera un impacto positivo en los logros de aprendizaje del estudiante. Permite identificar los errores y gestionarlos estratégicamente en el aula. Así: fortalece el aprendizaje, aumenta la motivación y desarrolla la metacognición. El estudiante no solo es consciente de sus aciertos y los celebra, sino que también reconoce y asume sus errores, los asume como oportunidades y, con el acompañamiento del docente, es capaz de utilizar estrategias que le permitan avanzar sin tropiezos en el proceso de su aprendizaje.

La actitud de los estudiantes frente a la retroalimentación reflexiva es positiva. Se sienten motivados al apropiarse de los conocimientos y aplicarlos en la solución de problemas. Cada aprendizaje se convierte en un logro valioso que puede utilizarse durante la experiencia educativa. Como resultado de una adecuada retroalimentación, el estudiante se vuelve más comunicativo, asume una actitud altamente colaborativa. Por ello es absolutamente necesario que se generen espacios en los que los estudiantes expresen sus ideas y opiniones, dialoguen reflexivamente y ejerciten su capacidad para comprender e interpretar lo que ocurre a su alrededor.

Para mejorar la atención, comprensión e interpretación en los estudiantes, es preciso utilizar estrategias que garanticen la eficacia de la retroalimentación reflexiva. En primer orden están la detección de errores y el reconocimiento de aciertos, vinculadas estrechamente a la aprehensión de los contenidos objeto de aprendizaje. Además, la RR debe darse en situaciones de aprendizaje realistas y objetivas, se alineará a las habilidades metodológicas del docente, tendrá en cuenta la naturaleza de las actividades de aprendizaje y la significatividad de estos para la formación del estudiante.

El docente debe ser suficientemente capaz para identificar (entre la variedad de propuestas) los tipos de retroalimentación reflexiva que resulten eficaces en cada fase del proceso de aprendizaje. De esto depende lo que puedan lograr él y sus estudiantes en una actividad d aprendizaje significativa. De más está decir que de por medio está la metodología del docente, su cultura pedagógica y el compromiso con los retos que le plantea el sistema educativo para formar integralmente personas. Cualquiera que fuera la tipología adoptada, el ejercicio de la retroalimentación fortalecerá las competencias de los estudiantes y será una muestra de la calidad profesional del docente.

V.                REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Ajjawi, R., Kent, F., Broadbent, J., Jong Meng-Tai, J., Bearman, M., & Boud, D. (2021). Feedback that works: a realist review of feedback interventions for written tasks. Routledge, 2(12), 1-15. https://doi.org/https://doi.org/10.1080/03075079.2021.1894115

Al-Bashir, M., Kabir, R., & Rahman, I. (2017). The Value and Effectiveness of Feedback. Journal of Education and Practice, 7(16), 1-4. Obtenido de https://www.researchgate.net/publication/347963917_The_Value_and_Effectiveness_of_Feedback_in_Improving_Students'_Learning_and_Professionalizing_Teaching_in_Higher_Education

Arias, F. (2012). El proyecto de investigación: Introducción a la metodología científica. Episteme.

Baena, G. (2017). Metodologías de la investigación. Grupo Editorial Patria. Obtenido de https://editorialpatria.com.mx/pdffiles/9786074384093.pdf

Canabal, C., & Margalef, L. (2017). La retroalimentació: la clave para una evaluación orientada al aprendizaje. Revista del currículum y formación del profesorado, 1-22. Obtenido de https://www.redalyc.org/pdf/567/56752038009.pdf

Chura, L., Linares, N., Polo, M., & Zegarra, A. (2021). Las prácticas de retroalimentación reflexiva y sus expresiones de desigualdad en tiempos de pandemia. Revista de Investigación Valdizana, 15(4), 209-217. https://doi.org/https://doi.org/10.33554/riv.15.4.1087

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[1] Maleyne Lisseth Luna Acuña. Magister en educación con mención en docencia y gestión educativa, Licenciada en educación primaria en la Universidad Privada Antenor Orrego – Trujillo, docente nombrada en la IE 83004 - Cajamarca.

[2] Liliana Ethel Peralta Roncal. Magíster en psicopedagogía cognitiva por la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo, Docente titulada en Tecnología e Informática educativa por la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo, Docente de Ciencias Naturales titulada en el ISPP Víctor Andrés Belaunde de Jaén, Bachiller en Educación por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; coordinadora pedagógica en la Institución Educativa N° 16081 Señor de Huamantanga de Jaén; docente de Ciencias Naturales, Química y Biología en la I.E. Nuestra Señora de Lourdes en Jaén. 

[3] Milagros del Pilar Gaona Portal. Magíster en Administración de la Educación por la Universidad César Vallejo, Licenciada en Inglés y Comunicación Social en la Universidad Nacional de Cajamarca, docente por horas de en el CEBA San Marcos.

[4] Oscar Melanio Dávila Rojas. Doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle, Magíster en Docencia y Gestión Educativa en la Universidad César Vallejo, Licenciado en Lengua y Literatura en la Universidad Nacional Federico Villarreal, Abogado titulado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; Docente-Investigador, especialista en metodología de la investigación en la Escuela de Posgrado de la Universidad César Vallejo.