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INTRODUCCIÓN
Durante los últimos años, las continuas transformaciones en el ámbito tecnológico, social y cultural han
incrementado la diversidad en los entornos escolares, los estudiantes hoy en día, conviven en las aulas
con compañeros que muestran diferentes capacidades, ritmos de aprendizaje, así como contextos
socioculturales, razón por la que la educación actual enfrenta el desafío de adaptarse a contextos tanto
cambiantes como dinámicos, en los cuales la comunicación, la cooperación así como la conjunta
construcción de conocimientos se vuelven imprescindibles, para el desarrollo integral de los alumnos.
La educación ecuatoriana, basada en los principios de calidad, equidad e inclusión, enfrenta el reto de
garantizar procesos de enseñanza que atiendan la diversidad, promuevan la participación, además de
que contribuyan al desarrollo de competencias o habilidades para la vida, razón por la cual resulta
indispensable implementar metodologías activas, considerando la existencia de diversos entornos
educativos, desde centros escolares urbanos con facilidad de acceso a la tecnología, hasta planteles
rurales con limitados recursos, además de la progresiva importancia de los entornos virtuales de
aprendizaje, por lo que busca estrategias pedagógicas que fomenten la cooperación, la participación
activa, así como la significativa construcción de conocimientos. En este contexto, se presenta el
aprendizaje colaborativo como una eficaz estrategia que impulsa el trabajo en equipo, la empatía, la
comunicación, al igual que una construcción compartida de conocimientos, permitiendo a los
estudiantes trabajar conjuntamente en la resolución de problemas, desarrollar competencias tanto
cognitivas como sociales, y adquirir conocimientos de manera conjunta.
En contraste con el método tradicional que se enfoca en la transmisión unidireccional de información,
el aprendizaje colaborativo se centra en la interacción entre pares, en la que cada alumno se convierte
en el protagonista de su proceso educativo, permitiendo en los diversos entornos educativos, la creación
de comunidades de aprendizaje activas, en las que los estudiantes aportan, dialogan, y construyen
conocimientos de forma colectiva, fortaleciendo de este modo no solo las competencias académicas
sino también las habilidades sociales, así como las emocionales, convirtiendo el aula en un espacio tanto
de participación democrática como de desarrollo compartido.
La búsqueda de una formación que posibilite el desarrollo de las capacidades de los diferentes grupos
de alumnos, es una imperante necesidad en el ámbito educativo, las estrategias, así como las