LA ELECCIÓN DE SER TRADWIVE EN
REDES SOCIALES: LIBERTAD INDIVIDUAL
Y REPRODUCCIÓN DE ESTEREOTIPOS
DE GÉNERO
CHOOSING TO BE A TRADWIVE ON SOCIAL MEDIA:
INDIVIDUAL FREEDOM AND THE REPRODUCTION OF
GENDER STEREOTYPES
Ximena Tiznado Tenorio
Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, México
Juan Carlos Hernandez Avila
Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, México
pág. 16570
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i5.21062
La Elección de ser Tradwive en Redes Sociales: Libertad Individual y
Reproducción de Estereotipos de Género
Ximena Tiznado Tenorio1
ti420986@uaeh.edu.mx
https://orcid.org/0009-0000-7249-276X
Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo
México
Juan Carlos Hernandez Avila
Jcarlos_hernandez@uaeh.edu.mx
https://orcid.org/0009-0009-6367-9683
Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo
México
RESUMEN
El presente artículo analiza el fenómeno tradwife en redes sociales como una expresión contemporánea
de la tensión entre libertad individual y reproducción de estereotipos de género. Mediante un enfoque
cualitativo y el uso del análisis crítico del discurso aplicado a 150 comentarios en TikTok, Instagram y
YouTube, se examinan las posturas y significados que las y los usuarios construyen en torno a esta
figura. Los resultados muestran una fuerte polarización discursiva: mientras algunas personas defienden
este estilo de vida como una elección empoderada, otras lo denuncian como una forma encubierta de
subordinación femenina. Se concluye que el discurso tradwife reconfigura los mandatos patriarcales
bajo una retórica de autonomía, legitimando la desigualdad mediante una estética aspiracional y
afectiva. Este estudio contribuye a comprender cómo las plataformas digitales funcionan como espacios
de disputa simbólica, donde los ideales de feminidad se negocian entre la resistencia, el consumo y la
restauración cultural.
Palabras clave: tradwife; feminidad, redes sociales, patriarcado, posfeminismo
1
Autor principal
Correspondencia: ti420986@uaeh.edu.mx
pág. 16571
Choosing to be a Tradwive on Social Media: Individual Freedom and the
Reproduction of Gender Stereotypes
ABSTRACT
This article analyzes the tradwife phenomenon on social media as a contemporary expression of the
tension between individual freedom and the reproduction of gender stereotypes. Through a qualitative
approach and Critical Discourse Analysis applied to 150 comments from TikTok, Instagram, and
YouTube, the study examines how users (both women and men) interpret and construct meanings
around this figure. The results reveal strong discursive polarization: while some users defend this
lifestyle as an empowered personal choice, others denounce it as a disguised form of female
subordination. The tradwife discourse reconfigures patriarchal mandates through a rhetoric of
autonomy, legitimizing inequality under an aspirational and emotional aesthetic. The study highlights
how digital platforms operate as symbolic arenas where ideals of femininity are negotiated between
resistance, consumption, and cultural restoration.
Keywords: tradwife, femininity, social media, patriarchy, postfeminism
Artículo recibido 20 octubre 2025
Aceptado para publicación: 15 noviembre 2025
pág. 16572
INTRODUCCIÓN
Definición e historia del fenómeno tradwife
En los últimos años, el fenómeno tradwife (abreviación de traditional wife o esposa tradicional) ha
cobrado fuerza en las redes sociales, particularmente en plataformas como Instagram, TikTok y
YouTube. En estos espacios, influencers difunden estilos de vida centrados en la domesticidad, lo cual
parece reivindicar una sumisión femenina y la exaltación del matrimonio tradicional como proyectos
más deseables que otros. No obstante, aunque estas narrativas se presentan como elecciones libres y
empoderadas, diversos estudios han señalado que también pueden reproducir estereotipos de género
históricamente asociados con el patriarcado y la subordinación de las mujeres (Lagarde, 2005; Segato,
2013; Lamas, 2019).
El resurgimiento contemporáneo del modelo tradwife no puede entenderse sin considerar el devenir
histórico de los roles de género y su estrecha relación con los discursos sociales, políticos y religiosos
que han moldeado la vida de las mujeres a lo largo del tiempo. Históricamente, el ideal de la esposa
tradicional ha sido promovido como núcleo fundamental de la estabilidad social y la moral pública,
especialmente en contextos donde las políticas conservadoras buscan reforzar el orden patriarcal.
De hecho, durante el siglo XIX y gran parte del XX, en América Latina y otras regiones, el papel de la
mujer fue delimitado a lo doméstico y a la maternidad, siendo vista como "ángel del hogar" y garante
de los valores familiares (Cislaghi & Heise, 2020). A pesar de ello, este ideal, aunque profundamente
limitante, era reforzado por sistemas educativos, discursos religiosos y normativas estatales.
No obstante, con la irrupción de los movimientos feministas de segunda ola en los años 60 y 70, las
mujeres comenzaron a cuestionar estos mandatos y a reivindicar su derecho a la educación, el trabajo
remunerado y la autonomía sexual y política. Gracias a esto, las luchas feministas lograron avances
sustanciales en materia de derechos civiles, igualdad jurídica y acceso a espacios públicos. Sin embargo,
en el siglo XXI, comenzamos a ver un fenómeno contradictorio: una parte de la población femenina
joven ha comenzado a adoptar ciertos elementos de la feminidad tradicional como forma de identidad
y de resistencia a los ideales neoliberales de autonomía e hiperrendimiento, en gran parte influidas por
los contenidos en las redes sociales digitales.
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Por lo tanto, este fenómeno ha sido descrito por Gill (2007) como parte de una cultura mediática
posfeminista, en la que el regreso a lo tradicional es presentado no como opresión, sino como “elección
empoderada”, lo cual debe ser problematizado a partir de lo que producen los diferentes discursos que
son interiorizados de manera múltiple por mujeres con diferentes trayectorias de vida.
La figura de la tradwife emerge así en medio de un contexto político y cultural donde los avances
feministas coexisten con una ola de revalorización conservadora de lo doméstico. El auge de partidos
de derecha, movimientos religiosos integristas y comunidades digitales que promueven valores anti-
feministas han contribuido a una reconfiguración del rol femenino bajo un disfraz de romanticismo,
estabilidad emocional y "retorno a lo natural" (Banet-Weiser, 2018). Bajo esta lógica, las plataformas
digitales no solo difunden estos modelos, sino que también los convierten en una estética: se trata de
una feminidad decorativa y apacible que, en realidad, puede estar profundamente politizada y alineada
con una agenda reaccionaria.
De esta forma, el fenómeno tradwife no es un simple retorno a los valores del pasado, sino una
adaptación contemporánea de discursos tradicionales que han sido recodificados por la lógica
algorítmica de las redes sociales y el desencanto de ciertos sectores juveniles frente al proyecto
feminista. Comprender estos antecedentes permite situar el análisis en un marco histórico y
sociocultural más amplio, pues el género no es una esencia, sino una construcción constantemente
disputada en distintos frentes: el hogar, la universidad, la política y el espacio digital.
Por lo tanto, el resurgimiento de figuras como la tradwife (mujeres que adoptan y promueven roles de
género tradicionales desde una perspectiva aparentemente voluntaria) debe comprenderse dentro del
marco de las transformaciones culturales, políticas y tecnológicas que atraviesan a las sociedades
contemporáneas. Este modelo, que se visibiliza ampliamente en redes sociales a través de discursos que
exaltan la feminidad sumisa, la domesticidad idealizada y la estructura familiar jerárquica, representa
una respuesta compleja frente a los avances del feminismo y a las exigencias del sistema neoliberal. Al
respecto, Marcela Lagarde (2005) señala que el patriarcado no se sostiene solo desde la imposición,
sino también desde la seducción cultural y la internalización de mandatos que se presentan como
deseables o incluso naturales.
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Esto produce una perspectiva más nutritiva acerca de como el poder no solo genera condiciones
punitivas o de opresión sino que también puede articular dispositivos que afirman ciertas
potencialidades, en donde el poder sigue articulando las prácticas y pensamientos de los sujetos pero
esto se presenta como una afirmación de su libertad. (Foucault, 2022; Han, 2014; Laval & Dardot, 2010)
Tensiones entre feminismo y tradición
En el contexto actual, la sociedad presenta una tensión estructural: por un lado, se cultiva el pensamiento
feminista, la conciencia de derechos y la perspectiva de género; por otro, persisten mandatos culturales
heredados y nuevas formas de control simbólico que se cuelan mediante la estética digital y los
algoritmos (Millán, 2020).
Además, como apunta Lucía Melgar (2019), el feminismo no solo ha sido resistido por las fuerzas
abiertamente conservadoras, sino también por ciertos sectores de la juventud que perciben sus
exigencias como excesivas o desconectadas de sus experiencias emocionales y materiales. Justamente,
el fenómeno tradwife se alimenta de ese desencanto: no propone una ruptura con el sistema, sino un
acomodo emocional dentro de estructuras desiguales, dulcificadas por filtros, encuadres y discursos
sobre “el verdadero amor”, “la feminidad auténtica” y “el valor de lo tradicional”.
Frente a esto, es crucial que desde el ámbito académico se aborde críticamente el impacto de estos
discursos en las juventudes. Esto es así porque el modelo tradwife no es una simple elección estética ni
un estilo de vida individual, sino una manifestación política de los límites actuales del feminismo como
proyecto emancipador, especialmente cuando se enfrenta a industrias culturales y tecnologías que
reproducen formas simbólicas de subordinación femenina en nombre de la libertad.
Implicaciones políticas y socioculturales del Fenómeno
El fenómeno tradwife, como manifestación cultural y política en las sociedades contemporáneas, genera
diversas implicaciones socioculturales que merecen un análisis crítico. La adopción o recepción de este
modelo no solo refleja un cambio en la percepción de los roles de género, sino que también pone en
evidencia las tensiones existentes entre los discursos feministas y las estructuras patriarcales vigentes
en la sociedad mexicana.
Desde una perspectiva social, la proliferación de discursos tradwife en redes sociales implica una
resignificación del papel de la mujer en el espacio público y privado. Según Marcela Lagarde (2005),
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la sociedad mexicana todavía está atravesada por normativas culturales que refuerzan la subordinación
femenina a través de la idealización de la maternidad y el cuidado doméstico como destino natural. De
ahí que el fenómeno tradwife actúe como un canal para la reproducción de estos valores, ahora bajo una
lógica de “elección libre” y “empoderamiento” que puede confundir y desarmar las luchas feministas.
Esta resignificación contribuye a consolidar patrones de desigualdad en ámbitos cotidianos, tales como
las relaciones de pareja, la división sexual del trabajo y la participación política.
Políticamente, la popularidad del discurso tradwife puede entenderse como parte de un fenómeno más
amplio de reacción conservadora frente a los avances en derechos humanos y equidad de género en
México y en el mundo. En este orden de ideas, la investigadora Sonia Rincón (2018) sostiene que la
consolidación de movimientos feministas ha provocado en algunos sectores sociales y políticos una
respuesta que busca desacreditar o revertir dichos avances mediante discursos que apelan a la familia
tradicional y los valores “auténticos”. Esta reacción se ve amplificada por el uso estratégico de las redes
sociales, puesto que las narrativas tradwife encuentran un terreno fértil para movilizar jóvenes y
reproducir mensajes que, aunque parecen inofensivos o incluso liberadores, contribuyen a la
normalización de la subordinación femenina y el control social.
A nivel mundial, este discurso se sostiene en un contexto en el que la extrema derecha ha ganado terreno
en el orden político internacional, como en Estados Unidos, Argentina, Hungria, Italia, etc. En este
sentido, las narrativas generadas en las redes sociales pueden contribuir al sustento de la ideología de
ultraderecha, pues la actuación de los influencers desborda los significados neutrales que ellos pueden
atribuir a su contenido para alinearse con narrativas conservadoras que priorizan elementos retrogradas
en cuanto a los derechos de las mujeres ya que idealizan estructuras patriarcales tradicionales (Bigas,
2024). Esta narrativa también se impone en el desmantelamiento de los derechos de la comunidad
LGBTQ+ que se ha impulsado sobre todo en el segundo mandato de Donald Trump y que tiene por
objetivo eliminar las iniciativas basadas en el género y en el sexo progmulgadas por la administración
Biden (Liptak, 2025).
Asi pues, desde la perspectiva de la construcción identitaria, el fenómeno tradwife incide en la manera
en que las jóvenes se relacionan con su propia feminidad, autonomía y proyecto de vida. A este respecto,
López (2019) observa que la juventud mexicana está atravesada por contradicciones que surgen de la
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tensión entre la modernidad y las tradiciones culturales, lo que se refleja en sus procesos de
autodefinición. Así, la narrativa tradwife puede funcionar como un mecanismo para enfrentar la
incertidumbre existencial y social, pero a costa de perpetuar relaciones de subordinación y limitar el
desarrollo integral de las mujeres.
Redes y Espacio Digital
El surgimiento de la figura tradwife en plataformas como Instagram, YouTube y TikTok se erige como
un complejo dispositivo sociocultural que, bajo la estética del cuidado y la articulación emocional, opera
una resignificación de la domesticidad femenina. Esta narrativa encuentra resonancia en la subjetividad
de mujeres jóvenes, interpelando directamente el cansancio y la incertidumbre que emanan de las
presiones por la excelencia profesional y la observancia de los ideales del feminismo hegemónico
contemporáneo. El discurso se presenta, así, como una forma de empoderamiento alternativo o,
simbólicamente, un retorno al orden y a lo "naturalmente femenino", ofreciendo una salida aparente a
la crisis de sentido que acompaña la modernidad tardía.
No obstante, esta manifestación estética y discursiva dista de ser un fenómeno neutro; en consonancia
con la advertencia de Rita Segato (2013) sobre las funciones restaurativas, las narrativas tradwife
funcionan como una forma de restauración del orden patriarcal en un contexto de crisis del modelo
masculino hegemónico. Dicho fenómeno se inscribe en un marco sociopolítico más amplio que
yuxtapone los logros de las olas feministas con un resurgimiento conservador que instrumentaliza el
concepto de libertad individual para reinstalar valores tradicionales (Melgar, 2019).
En este escenario, las redes sociales trascienden su función de entretenimiento para constituirse en
verdaderas esferas de disputa ideológica y lucha de sentidos, donde la circulación de discursos tiene la
capacidad de moldear identidades y prácticas, a menudo sin la plena conciencia de la contribución a un
proyecto político subyacente. El análisis de los discursos de usuarias en TikTok, Instagram y YouTube
revela esta polarización. Mientras que una postura defiende que "ser tradwife es una elección personal
y válida, nadie debería juzgarlo", legitimando el modelo bajo el paraguas de la autonomía, las voces
críticas señalan que "estas cuentas solo maquillan el machismo con fotos bonitas" o que "llamar a esto
libertad es peligroso, porque en realidad normaliza la desigualdad". Al final, estas son esferas de
múltiples discursos con luchas de sentido.
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Desde la teoría de género en México, esta naturaleza contenciosa de las plataformas digitales es
fundamental. Los medios digitales son reconocidos como espacios ambivalentes de producción
discursiva, donde si bien emerge un ciberactivismo feminista y ejercicios de visibilidad como el Mapa
de Escritoras Mexicanas (García, 2020), también se manifiesta la reproducción de narrativas de control
social sobre el cuerpo y el rol femenino (Medina Amavizca & Zúñiga Elizalde, 2025). La investigación
sobre el ciberactivismo feminista en Latinoamérica también ilumina cómo las redes son escenarios de
confrontación entre discursos que buscan la equidad y aquellos que reafirman estructuras de poder
asimétricas (Pila Guzmán, 2023). En conclusión, si bien el discurso tradwife se enuncia como una
elección subjetiva, la materialización de su práctica a través de las plataformas digitales no es más que
la reproducción de jerarquías patriarcales revestidas de una estética aspiracional, confirmando el rol de
las redes sociales como termómetro y vector de las tensiones sociopolíticas en torno al género.
METODOLOGÍA
Enfoque y Diseño de la Investigación
La presente investigación se desarrolló bajo un enfoque cualitativo con el propósito fundamental de
analizar en profundidad las reacciones y los discursos generados en el entorno digital en relación con el
fenómeno de las tradwives (esposas tradicionales). El diseño metodológico se centró en la interpretación
de las narrativas digitales para comprender cómo los usuarios de las plataformas interpretan, validan o
critican este estilo de vida. Este análisis permitió identificar las tensiones inherentes entre la retórica de
la autonomía individual y la persistencia de estructuras conservadoras de género.
Procedimiento Metodológico y Técnicas de Análisis
El estudio empleó un método inductivo , implementando una combinación de análisis de contenido,
etnografía digital y, como técnica principal, el análisis crítico del discurso (ACD). El ACD se aplicó al
corpus de comentarios para identificar los mecanismos discursivos mediante los cuales se construye y
se debate la ideología tradwife en el contexto latinoamericano.
Selección de la Muestra y Recolección de Datos
El estudio se centró en el análisis de cuentas de influencers clave cuya selección se basó en la presencia
de contenido más repetitivo o totalmente dedicado a temáticas relacionadas con el estilo de vida
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tradwife. Además, se incluyó contenido que explicaba el fenómeno y los debates en los comentarios
relacionados con esa información.
Las tres redes sociales examinadas fueron: YouTube, Instagram y TikTok, en diferentes cuentas como
Roro, Mariana Rodriguez, Andy Benavides, Salma Isalia, Nicole Anesi que sirvieron como base en las
plataformas para el análisis de los discursos generados en torno al fenómeno tradwife. Se recolectó
información de las influencers objeto de análisis en el entorno latinoamericano, así como de cuentas en
las tres redes mencionadas que hablan a la reproducción de este contexto , dando pauta a la transmisión
del fenómeno, e incluyendo un amplio intercambio de comentarios debatiendo sus opiniones al respecto
. Adicionalmente, el estudio se complementó con datos internacionales a partir de la cuenta Nara Smith,
la cual, aunque no es hispanohablante, se reconoce como una de las principales reproductoras del
contenido tradwife en redes sociales.
La temporalidad de recolección de datos abarcó un periodo de tres meses, añadiéndose datos adicionales
conforme avanzaba el proceso de creación del artículo. El corpus final consistió en un total de 150
comentarios , distribuidos de la siguiente manera: 70 comentarios de TikTok , 50 comentarios de
Instagram Reels y 30 comentarios de YouTube.
Proceso de Codificación
El proceso de codificación se realizó mediante un análisis inductivo propio de la investigación
cualitativa. En una primera fase, los comentarios fueron segmentados y organizados a partir de los
patrones discursivos que emergieron del corpus. Esta lectura abierta permitió identificar recurrencias,
contrastes y formas de argumentación que posteriormente dieron lugar a tres agrupamientos principales:
discursos favorables al fenómeno tradwife, discursos críticos y discursos intermedios o ambivalentes.
Estas categorías no fueron definidas previamente, sino que surgieron directamente del contenido
analizado.
Durante la lectura y análisis de los testimonios también emergió como un elemento significativo la
diferencia de género entre quienes comentaban, no como una variable preestablecida, sino como un
hallazgo relevante para comprender los matices del fenómeno. Aunque la mayoría de los comentarios
provenían de mujeres, algunos mensajes de hombres aportaron elementos importantes para interpretar
la dimensión restauradora del discurso tradwife, particularmente en lo que respecta a la valoración
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positiva de los roles tradicionales. Por ello, la referencia al género se incorpora únicamente como un
indicador interpretativo que amplía la comprensión del fenómeno discursivo.
A partir de esta organización inicial, el análisis avanzó hacia una etapa interpretativa en la que las
categorías emergentes se pusieron en diálogo con el marco teórico feminista y los estudios sobre
comunicación digital. Esta articulación permitió reconocer cómo los discursos analizados expresan
tensiones entre autonomía, aspiracionalidad estética y restauración de mandatos tradicionales, así como
la manera en que estas tensiones se negocian dentro de las plataformas digitales.
Diseño de Análisis
Para la recolección de datos, se seleccionaron intencionalmente 150 comentarios publicados entre 2022
y 2024. Este muestreo intencional buscó incluir tanto las posturas favorables como las críticas al
fenómeno. Para asegurar la ética digital, los comentarios fueron anonimizados con códigos (p. ej.,
Usuario 1, Usuario 2). El análisis se ejecutó en tres fases secuenciales: una codificación inicial, la
categorización de los discursos temáticos y, finalmente, un análisis interpretativo que contrastó los
hallazgos con el marco teórico establecido. De esta manera, el estudio busca demostrar que las
narrativas tradwife en redes sociales configuran un espacio de negociación simbólica donde se
confrontan activamente los discursos feministas, los valores conservadores y la retórica de la libre
elección.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
El análisis de los 150 comentarios provenientes de TikTok, Instagram y YouTube permitió identificar
tres posturas discursivas principales en torno al fenómeno tradwife: una postura que lo defiende como
una elección autónoma y empoderada, una postura crítica que lo interpreta como una forma
contemporánea de restauración patriarcal, y una postura intermedia o ambivalente que aprecia su
dimensión estética y emocional sin necesariamente adherirse a su ideología. Estas posturas muestran
cómo las redes sociales funcionan como espacios donde se negocian significados sobre la feminidad, la
libertad y el poder, articulando tensiones entre el feminismo, las tradiciones culturales y las aspiraciones
afectivas de las mujeres jóvenes.
La postura de defensa se compone mayoritariamente de mujeres jóvenes que afirman que ser tradwife
es una decisión personal legítima. Comentarios como el siguiente ilustran esta lógica:
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“Ser tradwife es una elección personal y válida, nadie debería juzgarlo. (Usuario 3,
comunicación personal, YouTube, 2024)
Asimismo, surge una asociación emocional entre la domesticidad y la tranquilidad afectiva, como
expresa otra participante:
“A me da paz ver estos videos… creo que algunas mujeres encontramos felicidad en
cuidar el hogar.” (Usuario 25, comunicación personal, TikTok, 2025)
A través de estos testimonios se observa la insistencia en separar la vida doméstica de cualquier
dimensión política o desigualdad estructural. Desde la sensibilidad posfeminista descrita por Gill
(2007), esta narrativa se sustenta en la retórica de la autonomía y la autoexpresión como formas de
empoderamiento. Sin embargo, tal como plantea Marcela Lagarde (2005), los cautiverios de la
feminidad pueden resignificarse en deseos propios, produciendo subordinación internalizada bajo un
lenguaje de bienestar. Asimismo, Melgar (2019) señala que el neoliberalismo reconfigura valores
feministas como la libertad y la autenticidad para insertarlos en lógicas individualistas, mientras Millán
(2020) advierte que las plataformas digitales moldean subjetividades mediante estéticas aspiracionales.
Desde esta perspectiva, los hallazgos muestran que la defensa del fenómeno tradwife se sostiene en una
articulación entre libertad, afectividad y estética doméstica, en la que la subordinación aparece
suavizada y reinterpretada como un proyecto personal.
En contraste, la postura crítica considera que estas representaciones romantizadas del hogar funcionan
como mecanismos que normalizan desigualdades históricas. Un testimonio de TikTok, particularmente
contundente, afirma:
“Estas cuentas solo maquillan el machismo con fotos bonitas.” (Usuario 39, comunicación
personal, TikTok, 2025)
Otro comentario advierte sobre los peligros de disfrazar desigualdades estructurales como decisiones
personales:
“Llamar a esto libertad es peligroso… porque en realidad normaliza la desigualdad.”
(Usuario 15, comunicación personal, YouTube, 2025)
La dimensión restauradora del fenómeno también aparece en testimonios masculinos, lo que revela
cómo ciertos sectores identifican en este modelo una forma de retorno al orden tradicional:
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“Las tradwives rescatan lo mejor de la familia tradicional que hoy se ha perdido.”
(Usuario 12, comunicación personal, Instagram, 2024)
Estos discursos coinciden con Rita Segato (2013), quien describe los procesos de restauración patriarcal
como respuestas a los avances feministas, y con Lamas (2019), quien señala que la idealización del
cuidado opera como mandato cultural disfrazado de moralidad. Fraser (2013) complementa esta lectura
al explicar que el neoliberalismo convierte la retórica de la libertad en una herramienta que despolitiza
desigualdades estructurales. Así, las críticas evidencian que la estética pulida del contenido funciona
como dispositivo simbólico que suaviza la asimetría de poder y transforma la subordinación en un
producto consumible.
Por su parte, la postura intermedia expresa que el fenómeno tradwife es atractivo no necesariamente
por su ideología, sino por su dimensión aspiracional, emocional y estética. Una joven en TikTok señala:
“Me gusta ver este contenido porque motiva, aunque sé que no todas pueden vivir así.”
(Usuario 61, comunicación personal, TikTok, 2025)
En Instagram, esta distancia estética se expresa de manera similar:
“Es bonito como estética, no como estilo de vida.” (Usuario 42, comunicación personal,
Instagram, 2024)
Estas expresiones coinciden con Illouz (2007), quien describe este tipo de dinámicas como parte de la
emoción neoliberal, donde el deseo, la comparación constante y la aspiración configuran la subjetividad.
En este sentido, la figura tradwife funciona como un refugio simbólico ante la incertidumbre emocional
y económica contemporánea. Millán (2020) y Duffy y Hund (2019) explican que las plataformas
digitales privilegian imágenes idealizadas que se convierten en mercancías emocionales, lo cual permite
comprender por qué este contenido resulta atractivo incluso para quienes no buscan adoptar el estilo de
vida. La postura intermedia revela que el fenómeno también opera como una narrativa de orden, calma
y pertenencia frente al caos social y la saturación discursiva que enfrentan las mujeres jóvenes.
En conjunto, las tres posturas muestran que el fenómeno tradwife no se limita a una simple preferencia
estética o moral, sino que constituye un entramado emocional, estético e ideológico que reconfigura la
feminidad en la era digital. La domesticidad se convierte en un producto simbólico que apela a la
autonomía, el romanticismo y la aspiracionalidad, aun cuando reproduce patrones históricos de
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subordinación. Desde la perspectiva de Segato (2016), esto constituye una forma de restauración
patriarcal que se presenta con un rostro amable, mientras que para Lagarde (2005) confirma la vigencia
de cautiverios femeninos que se adaptan a nuevas sensibilidades culturales. Así, las redes sociales
operan como escenarios donde se disputan los significados de la feminidad: un terreno donde la libertad
y la subordinación coexisten bajo gramáticas afectivas y visuales propias de la modernidad digital.
El análisis del discurso en TikTok, Instagram y YouTube demuestra que el fenómeno tradwife
constituye una expresión contemporánea de las tensiones entre libertad individual, estética digital y
reproducción de mandatos de género. Aunque sus defensoras lo presentan como una elección autónoma
y emocionalmente gratificante, las críticas señalan que esta retórica despolitiza la desigualdad y
actualiza formas de subordinación bajo un lenguaje de bienestar y armonía. Por otro lado, las posturas
intermedias muestran que su atractivo radica también en su dimensión aspiracional, pues ofrece
narrativas de orden y calma ante la incertidumbre emocional y social de la modernidad tardía.
Las redes sociales emergen así como escenarios centrales de disputa ideológica, donde la feminidad se
negocia entre discursos feministas, afectos conservadores y estéticas comercializables. En estas
plataformas, la domesticidad se transforma en una mercancía emocional que circula mediante
algoritmos que privilegian imágenes idealizadas, consolidando prácticas que, aunque aparentan ser
decisiones personales, están profundamente inscritas en estructuras históricas de poder. En este sentido,
el fenómeno tradwife no representa un simple revival de la tradición, sino una reconfiguración simbólica
del patriarcado en clave aspiracional.
Comprender esta dinámica es fundamental para los estudios de género, pues muestra que la
subordinación puede adoptar formas suaves, estéticas y emocionalmente seductoras, adaptadas a las
sensibilidades digitales contemporáneas. El reto consiste en analizar críticamente cómo los discursos
de elección, amor y cuidado pueden coexistir con la reproducción de desigualdades, y en proponer
alternativas que permitan imaginar formas de feminidad no subordinadas dentro y fuera de las
plataformas digitales.
CONCLUSIONES
El análisis del fenómeno tradwife en redes sociales permite comprender cómo las dinámicas digitales
actúan como escenarios de disputa simbólica en torno a los significados de la libertad, la feminidad y
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el poder. A partir del análisis crítico del discurso y la interpretación de los comentarios de usuarias y
usuarios en TikTok, Instagram y YouTube, se identificó que la figura de la tradwife constituye una
manifestación compleja que combina elementos de resistencia cultural, aspiración estética y
restauración patriarcal. En su núcleo, esta narrativa reconfigura los mandatos de género tradicionales
bajo una retórica de elección individual, diluyendo así su dimensión política y estructural.
Los resultados muestran que, si bien muchas mujeres defienden el modelo tradwife como una expresión
legítima de autonomía y bienestar personal, esta representación continúa anclada en los mismos
patrones de subordinación que las teorías feministas han señalado históricamente. Tal como plantea
Lagarde (2005), los cautiverios femeninos se actualizan y adquieren nuevas formas de seducción
cultural: ya no se imponen mediante la coerción, sino a través del deseo, el afecto y la estetización de
la domesticidad. En este sentido, el discurso de la “libre elección” se revela como un instrumento eficaz
del poder simbólico contemporáneo, que naturaliza las desigualdades mediante lenguajes de
empoderamiento.
Asimismo, el estudio confirma que las plataformas digitales no son espacios neutrales, sino entornos de
producción ideológica donde las identidades se negocian constantemente. TikTok, Instagram y
YouTube amplifican modelos de feminidad tradicional, convirtiéndolos en mercancías emocionales que
circulan bajo la lógica del algoritmo y del consumo visual. Esta dinámica se articula con lo que Melgar
(2019) denomina “reapropiación neoliberal del feminismo”, donde los valores de autonomía y
autenticidad son absorbidos por el mercado y reutilizados para sostener estructuras conservadoras.
En el plano político y sociocultural, el auge del discurso tradwife evidencia una reacción restauradora
frente a los avances feministas y a la crisis del modelo de masculinidad hegemónica. Tal como advierte
Segato (2013), los procesos de restauración patriarcal se presentan con rostros amables y discursos
afectivos, pero buscan reinstaurar un orden jerárquico en nombre de la armonía social. En este contexto,
las redes sociales funcionan como agentes activos de reproducción simbólica, legitimando prácticas
que, aunque aparentan ser elecciones personales, responden a estructuras de poder históricamente
consolidadas.
Finalmente, este estudio contribuye a problematizar las narrativas digitales contemporáneas que, bajo
la apariencia de libertad, reproducen desigualdades de género y limitan los horizontes emancipatorios.
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Comprender el fenómeno tradwife implica reconocer que la subordinación puede adoptar formas sutiles
y sofisticadas, adaptadas a las sensibilidades afectivas de la era digital. En última instancia, el reto para
los estudios de género consiste en desentrañar cómo los discursos de elección, amor y cuidado pueden
coexistir con la perpetuación del patriarcado, y en proponer alternativas críticas que permitan habitar la
libertad sin reproducir la opresión.
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