pág. 1449
INFECCIONES CUTÁNEAS PEDIÁTRICAS:
DIFERENCIACIÓN ENTRE BACTERIANAS,
VIRALES Y MICÓTICAS

PEDIATRIC SKIN INFECTIONS: DIFFERENTIATING BETWEEN

BACTERIAL, VIRAL, AND FUNGAL ETIOLOGIES

Nataly Daniela Ocaña Arguello

Hospital de Especialidades de las Fuerzas Armadas

Vanessa Liseth Lima Visarrea

Universidad Técnica del Norte

Gina Vanessa Llanes Sarango

Hospital Isidro Ayora Loja

Andrea Natali Acaro Merino

Investigador Independiente

Verónica Janneth Merchán Cuenca

Hospital General Isidro Ayora de Loja

Lissette Estefanía Paredes Terán

Hospital Básico 17 BS Pastaza.
pág. 1450
DOI:
https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i6.21151
Infecciones cutáneas pediátricas: diferenciación entre bacterianas, virales y
micóticas

Nataly Daniela Ocaña Arguello
1
oc_333@outlook.com

https://orcid.org/0000-0001-8392-4679

Hospital de Especialidades de las Fuerzas
Armadas

Vanessa Liseth Lima Visarrea

vanelima98@hotmail.com

https://orcid.org/0009-0004-6906-9564

Universidad Técnica del Norte

Gina Vanessa Llanes Sarango

vanessa2508lls@gmail.com

https://orcid.org/0009-0004-2432-9190

Hospital Isidro Ayora Loja

Andrea Natali Acaro Merino

ndracaro@gmail.com

https://orcid.org/0009-0001-5752-0424

Investigador Independiente

Verónica Janneth Merchán Cuenca

verojanneth1992@hotmail.com

https://orcid.org/0009-0005-8197-8098

Hospital General Isidro Ayora de Loja

Lissette Estefanía Paredes Terán

lissette_tef@hotmail.com

https://orcid.org/0009-0001-0674-8242

Hospital Básico 17 BS Pastaza.

RESUMEN

Introducción: Las infecciones cutáneas pediátricas constituyen uno de los motivos más frecuentes de
consulta médica en la infancia. La capacidad de distinguir entre etiologías bacterianas, virales y
micóticas es fundamental para orientar un manejo adecuado, evitar complicaciones y reducir el uso
inapropiado de antimicrobianos. La superposición de signos clínicos, especialmente en etapas
tempranas, dificulta el diagnóstico diferencial, por lo que resulta esencial disponer de información
actualizada que facilite la toma de decisiones clínicas. Objetivos: Describir de manera sintética y basada
en evidencia los principales tipos de infecciones cutáneas pediátricas y establecer los elementos clínicos,
diagnósticos y terapéuticos que permitan diferenciar con precisión entre causas bacterianas, virales y
micóticas. Metodología: Se desarrolló una revisión descriptiva mediante la búsqueda de artículos
científicos publicados entre 2018 y 2025 en bases de datos especializadas como PubMed, Scopus, Web
of Science y Elsevier. Se seleccionaron cuarenta estudios que abordaban epidemiología, características
clínicas, métodos diagnósticos y estrategias de tratamiento para infecciones cutáneas en población
pediátrica, cumpliendo criterios de pertinencia y actualidad. Resultados: Se identificaron patrones
clínicos diferenciados en cada tipo de infección, aunque con áreas de solapamiento que justifican el
apoyo diagnóstico mediante pruebas complementarias. Las infecciones bacterianas, en especial
impétigo y celulitis, mostraron un incremento en su frecuencia y cambios relevantes en la resistencia
antimicrobiana, particularmente asociados a Staphylococcus aureus. Las infecciones virales, incluidas
molusco contagioso, herpes simple y lesiones vinculadas a varicela, presentan variabilidad en duración
y severidad condicionada por el estado inmunológico del paciente. Las infecciones micóticas,
principalmente dermatofitosis, continúan siendo muy prevalentes y requieren confirmación mediante
examen directo o cultivo para evitar diagnósticos incorrectos. El tratamiento dirigido según etiología
redujo complicaciones y favoreció mejores desenlaces clínicos. Conclusiones: La diferenciación
adecuada entre infecciones cutáneas pediátricas bacterianas, virales y micóticas es crucial para una
atención eficiente. El uso de criterios clínicos actualizados, sumado a un enfoque racional en la solicitud
de pruebas diagnósticas y en la prescripción de antimicrobianos, constituye una estrategia clave para
mejorar la calidad del manejo en dermatología pediátrica.

Palabras clave: infecciones cutáneas pediátricas; infecciones bacterianas; infecciones virales;
infecciones micóticas; dermatología; diagnóstico diferencial

1 Autor principal

Correspondencia:
oc_333@outlook.com
pág. 1451
Pediatric Skin Infections: Differentiating Between Bacterial, Viral, and

Fungal Etiologies

ABSTRACT

Introduction: Pediatric skin infections are among the most common reasons for medical consultation in
children. The ability to distinguish bacterial, viral, and fungal etiologies is essential for guiding
appropriate management, preventing complications, and reducing unnecessary antimicrobial use. The
overlap of clinical signs, particularly in early stages, poses diagnostic challenges, making updated
information crucial to support clinical decision-making.Objectives: To summarize evidence-based
information on the main types of pediatric skin infections and identify the clinical, diagnostic, and
therapeutic features that allow accurate differentiation among bacterial, viral, and fungal causes.
Methodology: A descriptive literature review was conducted through a search of scientific articles
published between 2018 and 2025 in specialized databases including PubMed, Scopus, Web of Science,
and Elsevier. Forty studies addressing epidemiology, clinical characteristics, diagnostic tools, and
therapeutic strategies in pediatric cutaneous infections were selected based on relevance and recency.
Results: Distinct clinical patterns were identified for each type of infection, although areas of overlap
highlight the need for complementary
diagnostic testing. Bacterial infections, particularly impetigo and
cellulitis, showed an increase in prevalence and notable changes in antimicrobial resistance, especially

involving Staphylococcus aureus. Viral infections such as molluscum contagiosum, h
erpes simplex, and
varicella
-related lesions exhibited variability in duration and severity depending on the patient’s immune
status.
Fungal infections, mainly dermatophytosis, remain highly prevalent and require confirmation by
direct examination or culture to avoid misdiagnosis. Etiology
-specific treatment led to a reduction in
complications and improved clinical outcomes.
Conclusions: Accurate differentiation among bacterial,
viral, and fungal pediatric skin infections is essential for effective care. The use of updated clinical

criteria, combined with a rational approach to diagnostic testing and antimicrobial prescription, is key

to e
nhancing the quality of management in pediatric dermatology.
Keywords: pediatric skin infections; bacterial infections; viral infections; fungal infections;
dermatology; differential diagnosis

Artículo recibido 20 octubre 2025

Aceptado para publicación: 15 noviembre 2025
pág. 1452
INTRODUCCION

Las infecciones cutáneas pediátricas constituyen uno de los motivos de consulta más frecuentes en la
práctica clínica infantil, con una incidencia creciente a nivel mundial debido a factores como cambios
ambientales, incremento de la resistencia antimicrobiana y mayor exposición comunitaria a patógenos
emergentes¹-². La piel de los niños presenta particularidades fisiológicas, como una barrera epidérmica
más delgada y un sistema inmunológico en desarrollo, que favorecen la colonización y proliferación de
agentes infecciosos³. Estas condiciones explican la elevada prevalencia de infecciones bacterianas,
virales y micóticas, muchas veces con manifestaciones clínicas similares que dificultan el diagnóstico
etiológico oportuno⁴.

Diferenciar entre las diversas causas es fundamental para instaurar un tratamiento adecuado y prevenir
complicaciones como celulitis invasiva, cicatrización anómala, diseminación sistémica o transmisión
intrafamiliar⁵. Las infecciones bacterianas continúan predominando en pediatría, especialmente aquellas
causadas por Staphylococcus aureus y Streptococcus pyogenes, cuyo comportamiento epidemiológico
se ha visto modificado por el incremento de cepas resistentes a antibióticos⁶. Las infecciones virales,
como molusco contagioso, herpes simple y lesiones derivadas de varicela mantienen una frecuencia
elevada y pueden presentar cuadros persistentes o complicaciones en niños inmunocomprometidos⁷.

Por su parte, las infecciones micóticas, sobre todo las dermatofitosis, representan una causa importante
de morbilidad dermatológica infantil y son frecuentemente confundidas con dermatitis o infecciones
bacterianas, lo que conduce a diagnósticos tardíos y tratamientos inapropiados⁸. El uso excesivo de
antibióticos en casos de etiología viral o micótica resalta la necesidad de fortalecer el diagnóstico
diferencial mediante un examen clínico minucioso, pruebas complementarias adecuadas y el empleo de
herramientas diagnósticas actualizadas⁹-¹⁰.

Materiales y métodos

Se realizó un estudio de revisión de tipo descriptivo y analítico, orientado a sintetizar la evidencia
disponible sobre infecciones cutáneas pediátricas de origen bacteriano, viral y micótico. La búsqueda se
llevó a cabo entre Enero 2018 y 2025 en las bases de datos PubMed, Scopus, Web of Science y Elsevier,
seleccionando artículos publicados en inglés y español. Se utilizaron términos MeSH y palabras clave
pág. 1453
relacionadas con infecciones cutáneas pediátricas, agentes bacterianos, virales y micóticos, diagnóstico
diferencial y manejo dermatológico.

Los criterios de inclusión contemplaron estudios originales, revisiones sistemáticas, guías clínicas,
metaanálisis y artículos de actualización que abordaran epidemiología, manifestaciones clínicas,
métodos diagnósticos y estrategias terapéuticas aplicadas en población pediátrica. Se excluyeron
publicaciones fuera del rango de años establecido, estudios con población exclusivamente adulta,
artículos sin acceso a texto completo y trabajos que no permitieran obtener información útil para el
análisis temático.

Los estudios identificados fueron sometidos a una evaluación de elegibilidad mediante lectura crítica,
considerando pertinencia temática, calidad metodológica y nivel de evidencia según tipología de
estudio. Finalmente, se seleccionaron cuarenta fuentes bibliográficas válidas, las cuales fueron
organizadas por tipo de infección, características clínicas, utilidad diagnóstica y recomendaciones
terapéuticas. La información fue sintetizada y estructurada en categorías temáticas para su presentación
en los apartados de resultados y discusión.

RESULTADOS

El análisis de la literatura permitió identificar patrones epidemiológicos, clínicos y diagnósticos que
diferencian de forma significativa las infecciones cutáneas pediátricas según su etiología. A nivel global,
las infecciones bacterianas continúan siendo las más reportadas en la práctica pediátrica, seguidas por
las virales y, finalmente, las micóticas, aunque estas últimas han mostrado un incremento progresivo
asociado a cambios ambientales, hábitos de convivencia y uso indebido de antibióticos¹¹,¹².

Prevalencia por tipo de infección

Los estudios revisados muestran que el impétigo y la celulitis se mantienen como las infecciones
bacterianas predominantes en niños, con tasas elevadas en zonas urbanas densamente pobladas¹³. Las
infecciones virales, como molusco contagioso y verrugas víricas, exhiben mayor prevalencia en edades
entre los 2 y 10 años, especialmente en entornos escolares, donde el contacto piel con piel favorece la
transmisión¹⁴. Las dermatofitosis pediátricas, particularmente tiña capitis, siguen en aumento y se han
convertido en uno de los principales motivos de consulta dermatológica infantil en regiones tropicales
y subtropicales¹⁵,¹⁶.
pág. 1454
Gráfico 1. Porcentaje estimado de infecciones cutáneas pediátricas según etiología

Fuente: 9

Características clínicas diferenciadoras

Los hallazgos clínicos específicos permitieron establecer diferencias relevantes. Las infecciones
bacterianas se caracterizan por aparición rápida de eritema, secreción purulenta y dolor localizado, con
presencia frecuente de costras melicéricas en el impétigo¹⁹. En contraste, las infecciones virales
muestran lesiones más lentas en su evolución, con morfologías específicas como umbilicación central
en molusco contagioso o vesículas agrupadas en herpes simple²⁰. Las infecciones micóticas,
especialmente tinea capitis, pueden manifestarse con placas alopécicas, descamación periférica y
prurito, lo que en ocasiones se confunde con dermatitis seborreica o eccema²¹.

Relevancia del examen complementario

La literatura señala un incremento del uso de pruebas complementarias para mejorar la precisión
diagnóstica, incluyendo examen directo con hidróxido de potasio, cultivos micológicos y pruebas
moleculares en casos seleccionados²². La dermatoscopia ha adquirido un papel emergente como
herramienta no invasiva que facilita el diagnóstico diferencial de lesiones virales y micóticas, reduciendo
la necesidad de tratamientos empíricos²³.

Impacto del tratamiento dirigido

Los estudios incluidos destacan que la elección terapéutica adecuada según etiología disminuye de
manera significativa las tasas de recurrencia, complicaciones bacterianas severas y uso inapropiado de
antibióticos²⁴. Las intervenciones dirigidas, como mupirocina para impétigo, antivirales tópicos u orales
pág. 1455
para herpes simple y antifúngicos sistémicos para tinea capitis, demostraron mayor eficacia clínica y
reducción de la necesidad de consultas de seguimiento²⁵.

TABLA 1. Tratamientos más utilizados según tipo de infección

ETIOLOGÍA
TRATAMIENTO
HABITUAL

INDICACIÓN

BACTERIANA
Mupirocina, cefalexina Eficacia alta en impétigo y celulitis leves
VIRAL
Aciclovir, retinoides tópicos Indicado en herpes simple y verrugas resistentes
MICÓTICA
Terbinafina, griseofulvina Preferencia por antifúngicos sistémicos en tiña
capitis

Fuente: 8

Tabla 2. Pruebas diagnósticas empleadas y utilidad clínica

Prueba
Utilidad Aplicación
Dermatoscopia
Diferenciación de lesiones Micóticas y virales
KOH directo
Confirmación rápida Dermatofitosis
PCR viral
Alta sensibilidad Herpes simple, varicela
Fuente: 9

DISCUSION

Infecciones bacterianas

Las infecciones bacterianas continúan siendo la principal causa de morbilidad cutánea en la infancia,
con entidades como impétigo, celulitis y forunculosis representando la mayoría de los casos atendidos
en consultas ambulatorias y servicios de urgencias10,11. El predominio de Staphylococcus aureus y
Streptococcus pyogenes mantiene un comportamiento epidemiológico estable, aunque el incremento de
cepas resistentes, particularmente CA-MRSA, ha modificado los esquemas terapéuticos convencionales
y ha impulsado la necesidad de un diagnóstico oportuno para evitar progresión y complicaciones12.
pág. 1456
La presentación clínica puede variar desde lesiones superficiales con costras melicéricas hasta cuadros
más profundos caracterizados por eritema, calor y dolor local13. La diferenciación con infecciones
virales o micóticas es esencial, ya que el tratamiento antibiótico solo está indicado ante una etiología
bacteriana confirmada o altamente probable. El retraso diagnóstico favorece la diseminación,
especialmente en niños pequeños o inmunocomprometidos14.

En cuanto al diagnóstico, la mayoría de los casos pueden identificarse clínicamente, aunque en
situaciones de mala respuesta terapéutica, recurrencia o lesiones extensas se recomienda cultivo para
orientar el manejo antimicrobiano15. El uso de antibióticos tópicos sigue siendo efectivo para impétigo
no bulloso, mientras que las infecciones profundas requieren tratamiento sistémico ajustado a patrones
locales de resistencia16.

El abordaje integral incluye además educación a los cuidadores, higiene adecuada y manejo de factores
predisponentes como dermatitis atópica o hacinamiento, los cuales aumentan el riesgo de colonización
bacteriana17. Mejorar estas medidas preventivas ha demostrado reducir significativamente la recurrencia
y la necesidad de terapias sistémicas18.

Figura 2.- Principales infecciones bacterianas.
pág. 1457
Infecciones virales

Las infecciones virales representan una proporción sustancial de las consultas dermatológicas en la niñez
y suelen manifestarse con patrones clínicos característicos como pápulas umbilicadas, vesículas
agrupadas o exantemas generalizados19. Molusco contagioso, verrugas y herpes simple son las entidades
más relevantes e involucran una evolución variable según el estado inmunológico del paciente20.

A diferencia de las infecciones bacterianas, las virales no responden a antibióticos y su manejo se centra
en la observación, la reducción de transmisión y la intervención focal en casos sintomáticos o
persistentes21. La confusión diagnóstica es frecuente, especialmente en molusco contagioso y herpes
simple, donde el prurito o la inflamación secundaria pueden simular cuadros bacterianos, lo que lleva a
la prescripción innecesaria de antibióticos22.

El diagnóstico suele ser clínico, aunque la dermatoscopia y las pruebas virológicas pueden ser útiles
cuando las lesiones son atípicas o el niño presenta inmunosupresión23. El tratamiento suele ser
conservador para la mayoría de los virus cutáneos, aunque antivirales como aciclovir son fundamentales
en casos de herpes diseminado o en neonatos24.

El impacto psicológico y social, por ejemplo, en casos de verrugas visibles o infecciones recurrentes,
debe considerarse en el manejo integral. La educación sobre transmisión y la prevención mediante
higiene adecuada y evitar compartir objetos personales desempeñan un rol clave para reducir la
incidencia y la diseminación viral25.

Figura 3.- Principales infecciones virales

Molluscum contagioso. Herpes simple Verruga
vulgar
pág. 1458
Infecciones micóticas

Las infecciones micóticas pediátricas representan una causa importante de morbilidad dermatológica,
siendo las dermatofitosis las más prevalentes. Tinea capitis continúa siendo la forma más frecuente
debido a la vulnerabilidad del cuero cabelludo infantil, la facilidad de transmisión en ambientes
escolares y la coexistencia de animales domésticos que actúan como reservorio26. Estudios recientes
muestran un aumento progresivo de los casos asociados a especies como Microsporum canis y
Trichophyton tonsurans, lo que ha modificado los esquemas terapéuticos recomendados en los últimos
años27.

El diagnóstico erróneo de dermatofitosis como dermatitis atópica o psoriasis continúa siendo un desafío
frecuente que retrasa el tratamiento adecuado. La confirmación mediante examen directo y cultivo sigue
siendo el estándar en casos atípicos o resistentes, aunque técnicas moleculares han demostrado gran
sensibilidad y rapidez en el diagnóstico28. Este tipo de pruebas resulta especialmente útil en infecciones
recurrentes o diseminadas.

El tratamiento de las infecciones micóticas debe ser específico según la localización. En el caso de tinea
capitis, la terapia sistémica continúa siendo obligatoria y existen evidencias a favor de la terbinafina y
el itraconazol como alternativas eficaces, con perfiles de seguridad adecuados en población pediátrica29.
Las infecciones superficiales como tinea corporis o tinea pedis responden bien a antifúngicos tópicos,
aunque el cumplimiento terapéutico es un factor decisivo en su resolución30.

Finalmente, la prevención desempeña un papel crucial. La identificación de portadores asintomáticos,
el tratamiento de mascotas infectadas y la educación sobre higiene personal y cuidado del cuero
cabelludo son estrategias fundamentales para reducir la carga de enfermedad en la población infantil31.
pág. 1459
Figura 4. Principales infecciones micóticas

Tinea capitis Tinea corporis Tinea

CONCLUSIONES

Las infecciones cutáneas pediátricas continúan representando un desafío clínico relevante debido a la
amplia variabilidad en sus manifestaciones y a la frecuente superposición entre etiologías bacterianas,
virales y micóticas. La diferenciación precisa entre estos grupos resulta fundamental para orientar un
tratamiento oportuno y adecuado, minimizar complicaciones y reducir el uso inapropiado de
antimicrobianos, especialmente en un contexto donde la resistencia bacteriana va en aumento.

La integración de criterios clínicos actualizados, junto con herramientas diagnósticas específicas como
estudios microbiológicos, pruebas virales y confirmación micológica, permite mejorar
significativamente la precisión diagnóstica. Asimismo, el reconocimiento temprano de signos de
gravedad y factores de riesgo contribuye a disminuir la morbilidad asociada y a optimizar la evolución
clínica de los pacientes pediátricos.

El manejo terapéutico debe basarse en protocolos bien establecidos que contemplen el tipo de agente
etiológico, la extensión de las lesiones y las condiciones propias del paciente. La educación a padres y
cuidadores, así como el fortalecimiento de medidas preventivas, desempeñan un papel esencial en la
reducción de recurrencias y en el control de la transmisión comunitaria.

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