pág. 17764
EJERCICIO MULTICOMPONENTE Y
FRAGILIDAD: IMPACTO FUNCIONAL EN
ADULTOS MAYORES DE ATENCIÓN
PRIMARIA

MULTICOMPONENT EXERCISE AND FRAILTY:
FUNCTIONAL EFFECTS IN OLDER ADULTS IN PRIMARY
HEALTH CARE SETTINGS.

Evelyn Alcázar Moreno

Instituto Mexicano del Seguro Social

Diana Maleni Moranchel Hernández

Instituto Mexicano del Seguro Social

Alejandro Fernando Santamaría Santiago

Instituto Mexicano del Seguro Social

Santiago Óscar Pazaran Zanella

Instituto Mexicano del Seguro Social

Ana Fernanda Ruíz Peña

Instituto Mexicano del Seguro Social
pág. 17765
DOI:
https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i6.21350
Ejercicio multicomponente y fragilidad: impacto funcional en adultos
mayores de atención primaria

Evelyn Alcázar Moreno
1
evelyn.alcazarm@gmail.com

https://orcid.org/0009-0000-0357-0306

Instituto Mexicano del Seguro Social

Unidad de Medicina Familiar No. 06

Puebla, Mexico

Santiago Óscar Pazaran Zanella

santiago.pazaran@imss.gob.mx

https://orcid.org/0000-0001-5710-0094

Instituto Mexicano del Seguro Social

Unidad de Medicina Familiar No. 06

Puebla, Mexico

Diana Maleni Moranchel Hernández

malmoranchel
@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-1255-1008

Instituto Mexicano del Seguro Social

Unidad de Medicina Familiar No. 06

Puebla, Mexico

Ana Fernánda Ruíz Peña

fernandaruizpea@gmail.com

https://orcid.org/0009-0007-1059-995X

Instituto Mexicano del Seguro Social

Unidad de Medicina Familiar No. 06

Puebla, Mexico.

Alejandro Fernando Santamaría Santiago

dariansanta@gmail.com

https://orcid.org/
0009-0001-9237-117X
Instituto Mexicano del Seguro Social

Unidad de Medicina Familiar No. 06

Puebla, México

RESUMEN

El riesgo de caídas en adultos mayores representa un problema de salud pública relevante, al constituir
una causa frecuente de lesiones, fracturas y mortalidad. El presente estudio tuvo como objetivo evaluar
el impacto de una intervención de acondicionamiento físico sobre el riesgo de caídas en adultos mayores
adscritos a la Unidad Médico Familiar No. 6. Se llevó a cabo un estudio cuasiexperimental, longitudinal
y prospectivo entre enero y marzo de 2023, con la participación de 73 adultos mayores de entre 60 y 89
años, clasificados como frágiles y no frágiles según la escala de Frail. La intervención consistió en 12
sesiones semanales que incluyeron ejercicios aeróbicos, de fuerza, flexibilidad y equilibrio. Se aplicaron
las pruebas estadísticas de McNemar y Chi cuadrada para evaluar diferencias pre y postintervención y
relaciones entre variables. Los resultados mostraron una mejora significativa en 17 participantes, con
un nivel de significancia p < 0.05, observándose asociaciones entre el riesgo de caídas y factores como
la edad avanzada, la presencia de enfermedades crónicas y el déficit cognitivo leve (p < 0.05). En
conclusión, la intervención de acondicionamiento físico produjo un impacto positivo al disminuir el
riesgo de caídas en adultos mayores, evidenciando la importancia del ejercicio como estrategia
preventiva.

Palabras clave: adulto mayor, riesgo de caídas, ejercicio, intervecniones terapéuticas

Autor principal

Correspondencia:
evelyn.alcazarm@gmail.com
pág. 17766
Multicomponent Exercise and Frailty: Functional Effects in Older Adults
in Primary Health Care Settings

ABSTRACT

Falls risk in older adults represents a major public health concern, as it is a frequent cause of injuries,
fractures, and even mortality. This study aimed to evaluate the impact of a physical conditioning
intervention on fall risk among older adults enrolled in the Family Medical Unit No. 6. A quasi-
experimental, longitudinal, and prospective study was conducted from January to March 2023,
including 45 participants aged 60 to 89 years, classified as frail and non-frail according to the Frail
scale. The intervention consisted of 12 weekly sessions incorporating aerobic, strength, flexibility, and
balance exercises. McNemar and Chi-square tests were applied to assess pre- and post-intervention
differences and relationships between variables. Results showed significant improvement in 17
participants, with a p-value < 0.05. Associations were observed between fall risk and factors such as
advanced age, chronic diseases, and mild cognitive impairment (p < 0.05). In conclusion, the physical
conditioning intervention had a positive impact by reducing fall risk among older adults, highlighting
exercise as an essential preventive strategy to promote functional capacity and independence in this
population.

Keywords:
older adult, fall risk, exercise, therapeutic interventions
Artículo recibido 15 septiembre 2025

Aceptado para publicación: 20 octubre 2025
pág. 17767
INTRODUCCIÓN

El envejecimiento poblacional es uno de los fenómenos demográficos más relevantes del siglo XXI y
representa un desafío creciente para los sistemas de salud en todo el mundo. A medida que aumenta la
esperanza de vida, se incrementa también la prevalencia de enfermedades crónicas, discapacidades y
condiciones asociadas a la pérdida de funcionalidad. Entre ellas, el síndrome de fragilidad ha cobrado
especial importancia por su estrecha relación con la dependencia y el riesgo de caídas, lo que afecta de
manera directa la calidad de vida del adulto mayor y genera un alto impacto social y económico
(Menéndez-González et al., 2021).

Las caídas constituyen una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en personas mayores,
siendo responsables de fracturas, traumatismos craneales y pérdida de autonomía funcional. Diversos
factores intervienen en su aparición: los biológicos, como el deterioro muscular, las enfermedades
crónicas o los déficits sensoriales; los ambientales, vinculados al entorno físico del hogar; y los
conductuales, relacionados con el sedentarismo o la polifarmacia (Taguchi et al., 2022). De acuerdo
con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el riesgo de caídas aumenta con la edad y se asocia
directamente con el síndrome de fragilidad, una condición reversible si se detecta a tiempo y se abordan
sus causas desde un enfoque multidimensional.

En este contexto, la práctica regular de ejercicio físico, especialmente mediante programas
multicomponentes que integran fuerza, equilibrio, flexibilidad y resistencia, ha demostrado ser una de
las estrategias más efectivas para prevenir la fragilidad y las caídas en adultos mayores (Plaza-Carmona
et al., 2022; Vargas-Vitoria et al., 2021). Desde la perspectiva teórica, el estudio se sustenta en el modelo
biopsicosocial de Engel, que reconoce la interacción entre los componentes físicos, psicológicos y
sociales de la salud, y en los postulados de la teoría de la plasticidad funcional, según la cual el cuerpo
y la mente conservan capacidad de adaptación y recuperación a lo largo de la vida. Asimismo, la teoría
del envejecimiento activo de la OMS (2002) promueve la participación continua, la autonomía y la
funcionalidad como pilares del bienestar en la vejez.

En México, el 15% de la población adulta mayor presenta síndrome de fragilidad, cifra que se
incrementa en los mayores de 70 años, afectando su independencia y su capacidad para realizar
actividades básicas de la vida diaria (Acosta-Benito et al., 2022). En el ámbito de la atención primaria,
pág. 17768
el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) atiende un número creciente de pacientes en este grupo
etario, por lo que se vuelve indispensable implementar estrategias preventivas viables y sostenibles. La
Unidad de Medicina Familiar No. 6, en Puebla, ha identificado que una proporción considerable de su
población adulta mayor presenta riesgo de caídas, lo que justifica la necesidad de intervenciones de
acondicionamiento físico que promuevan el envejecimiento saludable y reduzcan la dependencia
funcional.

Estudios previos han documentado la eficacia de los programas multicomponentes para mejorar la
capacidad funcional, la fuerza muscular y el equilibrio (Belmonte-Darraz et al., 2021; Concha-Cisterna
et al., 2020). Sin embargo, en México existe aún un vacío en la evidencia sobre el impacto de este tipo
de intervenciones en contextos comunitarios y en unidades de primer nivel de atención. La presente
investigación busca aportar evidencia científica que permita fortalecer los programas institucionales de
prevención de caídas, optimizando los recursos disponibles y promoviendo una cultura de autocuidado
y ejercicio regular entre los adultos mayores.

El objetivo general del estudio es evaluar el impacto de una intervención de acondicionamiento físico
sobre el riesgo de caídas y la calidad de vida en adultos mayores adscritos a la Unidad de Medicina
Familiar No. 06 del IMSS, Puebla. Este trabajo contribuye a consolidar el conocimiento sobre el papel
del ejercicio físico como herramienta terapéutica integral, reafirmando que la promoción de la actividad
física no solo previene la fragilidad y las caídas, sino que también mejora la calidad de vida y prolonga
la autonomía funcional de las personas mayores.

METODOLOGÍA

El presente estudio adopta un enfoque cuantitativo, ya que busca medir de manera objetiva el efecto de
una intervención de acondicionamiento físico sobre variables observables y verificables: el riesgo de
caídas y la calidad de vida en adultos mayores. El diseño se enmarca dentro de un tipo de investigación
aplicada, dado que sus resultados se orientan a la resolución de un problema práctico de salud pública
y a la implementación de estrategias preventivas en la atención primaria. Asimismo, posee un alcance
explicativo y relacional, puesto que pretende identificar las relaciones existentes entre el ejercicio físico,
la fragilidad y el riesgo de caídas, así como explicar los cambios observados después de la intervención.
pág. 17769
El diseño metodológico es cuasi-experimental, comparativo, longitudinal y prospectivo, ya que implica
la aplicación deliberada de una intervención en un grupo de adultos mayores, midiendo los efectos antes
y después del programa. Se trata de un estudio no aleatorizado, donde los participantes fueron asignados
a grupos según su condición funcional inicial (frágiles y no frágiles), evaluada mediante la escala de
Frail. Este diseño permite analizar la efectividad del acondicionamiento físico en un contexto natural
de atención primaria sin alterar significativamente las condiciones del entorno.

La población de estudio está constituida por adultos mayores afiliados a la Unidad de Medicina
Familiar No. 6 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en Puebla. Se seleccionaron 73
participantes (49 mujeres y 24 hombres) con edades entre 60 y 89 años, quienes aceptaron participar de
manera voluntaria en el estudio. La selección fue no probabilística por conveniencia, considerando a
los adultos mayores que asistían regularmente a control médico y cumplían los criterios establecidos.

Los criterios de inclusión contemplaron adultos mayores de ambos sexos, con diagnóstico de síndrome
de fragilidad o prefragilidad, con puntuaciones entre 1 y 5 en la escala Frail, y con capacidad cognitiva
conservada o déficit leve que no comprometiera su participación. Se excluyeron pacientes con
enfermedades pulmonares crónicas, discapacidad física o neurológica diagnosticada, limitaciones
motoras graves, o quienes no pudieran asistir al 100% de las sesiones del programa. También se
eliminaron del análisis los casos que abandonaron la intervención o no completaron las evaluaciones
pre y postintervención.

La intervención de acondicionamiento físico se desarrolló durante 12 sesiones semanales, a lo largo
de tres meses (enero a marzo de 2024), en las instalaciones de la Unidad Médica Familiar. Cada sesión
incluyó actividades de calentamiento, ejercicios aeróbicos, de fuerza, flexibilidad y equilibrio,
supervisadas por un médico familiar y un fisioterapeuta. La duración de las sesiones varió de 30 a 60
minutos según el grupo (frágiles o no frágiles), con progresión gradual de la carga física.

Las técnicas de recolección de datos fueron estructuradas y estandarizadas. Se aplicaron instrumentos
validados para la evaluación pre y postintervención: la Escala de Frail para determinar el grado de
fragilidad y el cuestionario WHOQOL-BREF para medir la calidad de vida relacionada con la salud.
Se tomaron además signos vitales antes y después de cada sesión para monitorear la seguridad de los
pág. 17770
participantes. Los datos fueron registrados en bitácoras de control individual y consolidados en una base
de datos electrónica para su análisis estadístico.

El análisis de la información se realizó mediante estadística descriptiva e inferencial. Se empleó
la prueba de McNemar para determinar diferencias significativas entre las mediciones pre y
postintervención, y la prueba Chi cuadrada de Pearson para analizar asociaciones entre variables
sociodemográficas, clínicas y funcionales. El nivel de significancia establecido fue de p < 0.05.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

De los 73 adultos mayores participantes, 45 presentaban inicialmente riesgo de caídas según la escala
de Frail, mientras que 28 se encontraban en condición de no fragilidad (Tabla I). La edad promedio fue
de 68 ± 5.3 años, con predominio del sexo femenino (67%). Tras las 12 sesiones del programa de
acondicionamiento físico, se observó una mejoría significativa en el 37.7% de los participantes que al
inicio presentaban riesgo, reduciéndose de 45 a 28 casos al término de la intervención. La prueba de
McNemar mostró un nivel de significancia de p < 0.05, lo que confirma el impacto positivo del
programa sobre la disminución del riesgo de caídas (Tabla II). Además, se identificó una relación
significativa entre la presencia de enfermedades crónicas (hipertensión, diabetes, artrosis) y la condición
de fragilidad (p < 0.05), así como entre edad avanzada, déficit cognitivo leve y mayor vulnerabilidad
funcional.

Estos resultados reflejan que la intervención multicomponente basada en ejercicios de fuerza, equilibrio,
flexibilidad y resistencia constituye una estrategia efectiva para reducir la fragilidad y prevenir caídas,
coincidiendo con los hallazgos reportados por Plaza-Carmona et al. (2022) y Vargas-Vitoria et al.
(2021), quienes demostraron que programas similares mejoran la capacidad funcional y la autonomía
del adulto mayor. En este sentido, la evidencia sugiere que la práctica sistemática de ejercicio promueve
la neuroplasticidad, el fortalecimiento muscular y la reeducación postural, elementos que favorecen la
estabilidad y el control motor, reduciendo la probabilidad de caídas recurrentes (Taguchi et al., 2022).

El estudio confirma la aplicabilidad del modelo biopsicosocial de Engel al integrar dimensiones físicas,
cognitivas y emocionales en el abordaje del adulto mayor. Los participantes que mejoraron su condición
funcional también reportaron mayor motivación, autoestima y percepción positiva de salud, lo que
respalda los postulados de la teoría del envejecimiento activo (OMS, 2002), al demostrar que la
pág. 17771
actividad física sostenida no solo prolonga la autonomía, sino que optimiza el bienestar integral.
Asimismo, los resultados refuerzan la idea de que el ejercicio regular actúa como un factor protector
frente a la dependencia y el aislamiento social, al fomentar la interacción grupal y el sentido de
pertenencia.

Comparativamente, los estudios de Belmonte-Darraz et al. (2021) y Concha-Cisterna et al. (2020)
reportaron mejorías en equilibrio y movilidad tras intervenciones de ocho a doce semanas, lo cual
coincide con la duración del presente programa. No obstante, a diferencia de dichos trabajos, esta
investigación se desarrolló en un entorno de atención primaria, lo que amplía su relevancia práctica al
demostrar que los programas de acondicionamiento físico son viables, seguros y replicables dentro del
sistema institucional mexicano. Esta aplicación directa de la evidencia científica al contexto
comunitario constituye uno de los aportes más valiosos del estudio.

Desde una perspectiva crítica, el hallazgo más relevante radica en que incluso adultos mayores con
enfermedades crónicas estabilizadas pueden mejorar su funcionalidad con rutinas adecuadas y
supervisadas. Sin embargo, la ausencia de aleatorización y grupo control limita la posibilidad de
generalizar los resultados a toda la población geriátrica. Aun así, la consistencia de los datos y la
adherencia de los participantes refuerzan la validez interna del estudio y evidencian el potencial
transformador del ejercicio físico estructurado en la prevención del deterioro funcional.
pág. 17772
ILUSTRACIONES, TABLAS, FIGURAS.

En la siguiente tabla se muestra una disminución siginificativa en la proporción de los adultos
mayores clasificados como
frágiles.
Tabla I. Adultos frágiles y no frágiles en UMF 06 OOAD Puebla.

Fenotipo
Pre intervención
N %

Post intervención

N %

Frágiles
42 57.5% 28 38.4%
No frágiles
31 42.5% 45 61.6%
Total
73 100% 73 100%
Fuente: Aplicación de escala de Frail.

Diseño: Propio.

Tabla II. Riesgo de caídas antes y después de la intervención de
acondicionamiento físico.

Riesgo de
caídas

Pre-intervención

N %

Post intervención

N %

Sin riesgo
28 38.4% 43 58.9%
Con riesgo
45 61.6% 30 41.1%
Total
73 100% 73 100%
Fuente: Aplicación de instrumento

Diseño: Propio
pág. 17773
CONCLUSIONES

El análisis del impacto de un programa de acondicionamiento físico en adultos mayores demuestra que
la promoción sistemática del movimiento es una herramienta terapéutica efectiva y necesaria dentro de
la atención primaria. Más allá de la reducción estadísticamente significativa del riesgo de caídas, el
ejercicio multicomponente se revela como un espacio de recuperación funcional, de fortalecimiento de
la autonomía y de resignificación del envejecimiento. Estos hallazgos confirman que la funcionalidad
en la vejez no depende únicamente de la condición médica, sino del estímulo continuo de las
capacidades físicas, cognitivas y sociales, coherente con los postulados del modelo biopsicosocial.

Desde una perspectiva crítica, este estudio evidencia que los programas de acondicionamiento físico
implementados en entornos institucionales pueden integrarse de manera sustentable a la práctica médica
cotidiana, contribuyendo a un modelo preventivo más humano y menos reactivo. Sin embargo, los
resultados también ponen de manifiesto la necesidad de ampliar la investigación hacia el análisis
longitudinal de los efectos del ejercicio en la preservación de la independencia funcional y la prevención
de la fragilidad en etapas más avanzadas de la vida.

El presente trabajo, por tanto, no solo aporta evidencia empírica, sino que plantea una ruta de
continuidad científica orientada a consolidar políticas de envejecimiento saludable y atención integral
del adulto mayor.

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