EL ESPACIO LITERARIO COMO
CATEGORÍA ESTÉTICA EN LA NARRATIVA
HISPANOAMERICANA CONTEMPORÁNEA
LITERARY SPACE AS AN AESTHETIC CATEGORY IN
CONTEMPORARY LATIN AMERICAN NARRATIVE
Amín Andrés Miceli Ruiz.
Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, México

pág. 3035
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i6.21426
El Espacio Literario como Categoría Estética en la Narrativa
Hispanoamericana Contemporánea
Amín Andrés Miceli Ruiz.1
Amin.miceli@unicach.mx
https://orcid.org/0009-0003-7060-9639
Licenciado en Sociología
Master en Ciencias de la Educación
Doctor en Ciencias de la Conducta y Educación USur
Profesor Investigador de Tiempo Completo
Facultad de Artes
Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas
México
RESUMEN
Este artículo propone un ejercicio reflexivo orientado a la construcción de objetos de estudio centrados
en la categoría de espacio literario dentro de la narrativa; con el propósito de fundamentar líneas de
investigación a partir de los contenidos del seminario Acercamiento a la Narrativa Hispanoamericana
del Siglo XX, impartido por la Dra. Dayna Díaz Uribe en el Colegio de Morelos, México (2023). El
proyecto se estructura en tres ejes principales: (a) la revisión y sistematización de las principales teorías
sobre el espacio literario, desde sus antecedentes clásicos hasta los enfoques contemporáneos; (b) el
análisis crítico de la relevancia estructural del espacio en ocho cuentos hispanoamericanos
contemporáneos, atendiendo a su función en el proceso creativo y en la configuración narrativa; y (c)
el estudio del espacio desde sus dimensiones sociales y estéticas, con el fin de reconocerlo como un
componente dinámico que aporta vitalidad, sentido geopolítico, visualidad y permanencia histórica a
las obras. El objetivo final es contribuir a la renovación conceptual del espacio literario, superando las
visiones tradicionales de carácter estático y proponiendo una perspectiva que lo conciba como un
elemento estético fundamental en la narrativa contemporánea (novelas, cuentos, relatos. Cronicas..)
Palabras clave: espacio literario, estética de la estructura, narrativa, cuentos hispanoamericanos, tiempo
literario
1 Autor principal
Correspondencia: Amin.miceli@unicach.mx

pág. 3036
Literary Space as an Aesthetic Category in Contemporary Latin American
Narrative
ABSTRACT
This article proposes a reflective exercise aimed at constructing study objects centered on the category
of literary space within narrative, with the purpose of laying the foundation for research lines based on
the content of the seminar Approaching 20th-Century Latin American Narrative, taught by Dr. Dayna
Díaz Uribe at the College of Morelos, Mexico (2023). The project is structured around three main axes:
(a) the review and systematization of the principal theories on literary space, from its classical
antecedents to contemporary approaches; (b) the critical analysis of the structural relevance of space in
eight contemporary Latin American short stories, focusing on its function in the creative process and
narrative configuration; and (c) the study of space from its social and aesthetic dimensions, in order to
recognize it as a dynamic component that adds vitality, geopolitical meaning, visuality, and historical
permanence to the works. The final objective is to contribute to the conceptual renewal of literary space,
overcoming traditional static views and proposing a perspective that considers it as a fundamental
aesthetic element in contemporary narrative (novels, short stories, tales, chronicles)
Keywords: literary space, aesthetic structure, narrative, Latin American short stories, literary time
Artículo recibido 15 octubre 2025
Aceptado para publicación: 28 noviembre2025

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INTRODUCCIÓN
El propósito de este artículo es desarrollar un ejercicio reflexivo que permita construir diversas rutas
relacionadas con los objetos de estudio de la categoría de espacio literario; asimismo, busca motivar
tanto a otros investigadores como al propio autor —en una primera fase epistémica— a fomentar
proyectos afines a esta línea de análisis. De este modo, se intenta atender de manera más profunda los
diversos conceptos que conforman su estructura categorial y, en un futuro no muy remoto, analizar la
conformación de nuevos referentes teóricos comparativos sobre el contenido espacial, no como un
elemento secundario de la narrativa literaria hispanoamericana —entendido únicamente como
escenario—, sino como un conjunto de elementos estructurales de carácter estético.
A la par de este propósito inicial, se integran de manera crítica y propositiva los contenidos temáticos
ofrecidos en las mallas curriculares de los estudios en creación literaria —tendencia actual en algunas
universidades mexicanas— dentro de la composición integral de la obra. Desde esta perspectiva, el
espacio no se concibe como un elemento de menor trascendencia, sino como un componente
fundamental en la conformación y vitalidad de los entramados narrativos. Para ello, se proponen los
siguientes ejes temáticos:
a) Constructo teórico del espacio literario: Se plantea un análisis de las teorías más relevantes que
sustentan esta categoría, desde sus antecedentes clásicos hasta los enfoques contemporáneos,
apoyándose en la metodología propuesta por De la Garza Toledo (1983), construida desde la
concreción de lo ya dado, es decir, desde el concreto pensado. Este nivel integra los referentes
teóricos base de la conformación categorial del espacio literario, asi como la posterior aplicación
de dichas teorías a su análisis.
b) Relevancia de la categoría espacio literario en ocho cuentos hispanoamericanos contemporáneos:
En este apartado se realiza un análisis crítico-reflexivo de la importancia del espacio en la
conformación estructural de cada uno de los relatos, a partir del elemento formativo espacial.
Asimismo, se destaca su relevancia durante el proceso creativo del propio autor, al aplicar una
metodología en la que lo concreto pensado se transforma en abstracciones —lo que De la Garza
Toledo (1983) denomina concreto abstracto—, permitiendo así el ejercicio comparativo entre las
teorías y su aplicación en casos concretos sustentados en esta categoría.

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c) Estudio del espacio literario desde sus vertientes social y estética: En este inciso se desarrolla un
análisis de los cuentos con mayor profundidad argumentativa, con el fin de construir una postura
propia sobre la importancia del espacio literario en las narrativas hispanoamericanas
contemporáneas, no como un elemento secundario, sino como uno de los componentes principales
que otorgan sentido estético a la obra. Desde esta perspectiva, se plantea superar la concepción
clásica del espacio como entidad estática e inerte (Frank, 1991), asi como su reducción a una mera
clasificación de cronotopos (Bajtín, 1975) o a una realidad verbalizada que sustenta la ficción
(Bachelard, 1965).
En cambio, el espacio se concibe como un componente estético que da vitalidad a la obra desde su
ubicación geográfica verbalizada, que otorga sentido visual a la palabra, contribuye a la significación
de la acción imaginada, permite identificar la pertenencia geopolítica de los personajes y de la temática
abordada, y recupera la temporalidad histórica de costumbres, ciudades, comunidades, acontecimientos
y culturas. De este modo, el lector puede transportarse en el tiempo y resignificar los espacios narrados.
En esta línea, se asume que la estética literaria y la visual mantienen una relación estrecha: en muchos
casos, lo visual constituye el primer vínculo para pensar, reflexionar e imaginar; en otros, la mímesis
—entendida como proceso creativo de representación— prolonga la vida desde la imaginación estética
(Aristóteles, s. f./2002).
METODOLOGÍA
Para el desarrollo de esta investigación resulta fundamental la aplicación de la categoría casa onírica
propuesta por Gastón Bachelard (1965), entendida como el espacio donde concurren signos e
imaginarios que dotan de forma y sentido a los enunciados verbales. Se trata de un espacio dinámico,
en constante movimiento simbólico, cuyos componentes son abordados a partir de los fundamentos de
su Poética del espacio.
Asimismo, se considera central la relación espacio-tiempo desde la teoría de los cronotopos de Mijaíl
Bajtín (1975), donde el tiempo se representa en el espacio a través de las costumbres, los
acontecimientos, los estilos, la estética y los sistemas narrativos propios de una época.
El análisis del espacio literario se desarrolla a partir del estudio de los elementos interrelacionados
donde transcurre la acción del relato —caminos, calles, carreteras, espacios abiertos y cerrados,

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muebles, muros, ventanas— en articulación con la estructura narrativa conformada por planteamiento,
nudo y desenlace. Para ello, se retoman los aportes de Yuri Lotman (1978) en La estructura del texto
artístico.
De igual forma, se recupera la propuesta narratológica de Gérard Genette (1969), particularmente desde
Fronteras del relato, con el fin de analizar cómo el espacio literario determina las fronteras
estructurales, semánticas y genéricas del relato.
Con estos cuatro soportes teóricos principales se analiza los cuentos: ¡Diles que no me maten! de Juan
Rulfo (2023), Dios en la tierra de José Revueltas (2013), Viaje a la semilla de Alejo Carpentier (2008)
y El Aleph de Jorge Luis Borges (2017), entre otros. Para ello ha sido necesario acotar algunos
elementos constituidos del espacio narrado.
El espacio literario como componente de la estructura narrativa
La estructura de toda composición narrativa se integra por elementos como narrador, escenarios,
personajes, trama, hechos narrados, acciones, tiempo, espacio y el propio autor, quien, aun
manteniéndose a cierta distancia de la relación vida–acción creativa, construye los imaginarios verbales
desde un proceso estético donde se filtran sus estados anímicos y experiencias.
Estos elementos estructurales conforman universos simbólicos que, desde el inicio del texto, despiertan
inquietudes temáticas y una búsqueda provocadora de un secreto (Valenzuela, 2001), generando en el
lector la posibilidad de construir sus propias conclusiones a partir de los múltiples significantes del
espacio literario.
El espacio literario puede definirse, siguiendo a Araujo y Picacho (2013), como un espacio verbal, es
decir, una construcción mental derivada de las imágenes que suscitan las palabras mediante
procedimientos estilísticos y recursos retóricos (pp. 2–3). Desde esta perspectiva, el espacio deja de ser
un simple contenedor estático —concebido como “recipiente vacío” (Wegner, 2002, como se citó en
Araujo & Picacho, 2013, p. 1)— para convertirse en una entidad dinámica, vital, simbólica y estética.
Durante el proceso creativo, el espacio literario provee las abstracciones necesarias que armonizan y
dan continuidad al desarrollo narrativo. Resulta casi imposible concebir una obra literaria sin la
presencia estructurante del espacio como articulador de la acción y del sentido estético.

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Para los fines del presente estudio se integra un corpus teórico compuesto por los aportes de Bachelard
(1965) sobre la casa onírica; Bajtín (1975) con la categoría de cronotopo; Lotman (1978) con la
estructura del topos; Genette (1969) desde las fronteras del relato; y Hamon (1991) en el análisis de la
descripción.
Bachelard (1965) afirma:
“Todo espacio realmente habitado lleva como esencia la noción de casa. La imaginación construye
muros con sombras impalpables, se conforta con ilusiones de protección o, a la inversa, duda de la más
sólida atalaya” (p. 13).
Otras fuentes integradas al constructo teórico
Se incorporan también los aportes de Valenzuela (2001), Leonard (2021), Morales Bermúdez y Zúñiga
Zenteno (2022), Zúñiga Zenteno (2023) y González Roblero, Gil y Miceli (2019), los cuales amplían
el análisis del espacio literario desde la subjetividad, la oralidad, el simbolismo y la investigación–
creación.
Propuestas temáticas
a) Constructo teórico del espacio literario (concreto pensado): Esta fase corresponde a los
fundamentos teóricos que sustentan la categoría de espacio literario. Se retoma la propuesta
metodológica de De la Garza Toledo (1983), basada en el tránsito de concreto–abstracto–concreto,
que permite resignificar los conceptos al confrontarlos con los textos narrativos.
b) Transversalidad narratológica y movilidad del espacio: Se analizan los antecedentes clásicos del
espacio literario, su transversalidad narratológica, la movilidad espacio-temporal en la narrativa
oral y su codificación en la escritura, asi como la presencia del espacio en la narrativa visual y
digital.
c) Relevancia del espacio literario en la creación narrativa (concreto abstracto): Se realiza un ejercicio
de análisis crítico y comparativo de los cuentos de Rulfo, Revueltas, Carpentier, Borges, Quiroga y
Silvina Ocampo, con el fin de determinar la función estética del espacio como entidad dinámica
durante el proceso creativo.
d) Espacio literario, geopolítica y cultura: Se analiza la relación entre literatura y territorio en la
narrativa hispanoamericana contemporánea, destacando la función del espacio en movimientos

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literarios como el realismo, modernismo, realismo mágico, boom latinoamericano y literatura de la
selva.
DESARROLLO
A) El espacio y la revelación narrativa:
El encuentro con la primera revelación narrativa en el cuento —una palabra, una frase, una ubicación,
un personaje o un acontecimiento— se convierte en un elemento crucial e inseparable para anticipar el
desarrollo de lo narrado. No obstante, es el espacio literario el que posibilita la cohabitación de estos
imaginarios verbales y genera cercanía con el lector, despertando su interés por continuar la lectura o,
en el caso del escritor, por profundizar el proceso creativo.
El espacio puede constituirse a partir de imaginarios verbales concretos y abstractos. En esta propuesta
se denomina espacios concretos literarios a los lugares geográficos, edificios, objetos, personas y hechos
que, al adquirir valor simbólico, otorgan vida y ubicación a lo narrado, orientan la trama y configuran
la temporalidad a través de los usos de época, tradiciones y valores. Por su parte, en los imaginarios
abstractos predomina un pensamiento críptico, donde los hechos narrados adquieren múltiples sentidos
y orientaciones semánticas de acuerdo con el tipo de lector y el horizonte filosófico–estético de la obra.
En la mayoría de las narrativas, ambos tipos de espacios se complementan, aunque algunos autores
privilegian la concreción descriptiva y otros la abstracción simbólica. Para ejemplificar esta distinción
se presentan dos casos:
A1. Imaginarios verbales concretos
“Los cuadros de mármol, blancos y negros, volaron a los pisos, vistiendo la tierra. Las piedras, con
saltos certeros, fueron a cerrar los boquetes de las murallas…” (Carpentier, 1944).
Este fragmento del cuento Viaje a la semilla destaca por su fuerte concreción espacial: los objetos de la
casa entran en movimiento en el proceso de destrucción física del espacio del marqués de Capellanías,
que constituye simultáneamente el inicio y el final del relato. Sin embargo, la abstracción estética se
manifiesta en la estructura inversa del tiempo narrativo, donde el autor inicia con el desenlace y conduce
al lector hacia el origen de la historia, demostrando un dominio profundo del tiempo y del espacio
narrativo.

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A2. Imaginarios verbales abstractos
“Está en el sótano del comedor… vi el Aleph…” (Borges, 2007).
En El Aleph, el espacio literario que congrega los imaginarios verbales es eminentemente abstracto. Su
comprensión exige un esfuerzo epistémico e interpretativo mayor, pues el concepto de “mundo” se
convierte en una categoría filosófica que reúne múltiples culturas, visiones y formas de entender la
existencia.
B) Dos vertientes para el estudio del espacio literario:
Desde una perspectiva teórica, el espacio literario puede analizarse desde dos vertientes:
1. Como receptor o contenedor de la obra, y
2. Como estructura semiótica y semántica.
En esta investigación se privilegia la segunda vertiente, articulada a partir de un sistema de significantes
y significados que conforman un universo semiótico integral. Dicho universo se vincula con disciplinas
como la lingüística, la filosofía hermenéutica y estética, la antropología, la historia y la sociología, las
cuales, aunque no siempre se explicitan en la narración, están presentes en los entramados, en los
personajes y en las coordenadas simbólicas del texto.
El proceso creativo exige del escritor un conocimiento amplio de las realidades humanas, culturales,
sociales y científicas que se proyectan en la obra. En ese sentido, Morales Bermúdez (2019) señala que:
“Adentrarse en los mundos de la creación artística es siempre una aventura y es, también, un inquietante
reto…” (pp. 1–3).
Ejemplo 1: La gallina degollada de Horacio Quiroga
Desde el inicio del cuento, la ubicación espacial y la tragedia del matrimonio Mazzini–Ferraz se
presentan con crudeza:
“Todo el día, sentados en el patio en un banco, estaban los cuatro hijos del matrimonio…” (Quiroga,
2004:[1925], p. 1).
El espacio literario se construye mediante signos concretos: el patio, la cocina, la sirvienta, la gallina,
la sangre, el rojo, el cerco. Todos estos elementos saturan el relato de simbolismos trágicos, dejando
poco margen a la resemantización del lector.

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Ejemplo 2: Los funámbulos de Silvina Ocampo
“Vivían en la obscuridad de corredores fríos…” (Ocampo, 2003, p. 41).
Aquí el espacio revela la condición social restringida de los personajes. La sordera de la madre, la
vocación de los hijos y el desenlace trágico se encuentran determinados por una espacialidad opresiva.
Ejemplo 3: Los libros voladores
En este cuento de Ocampo, el espacio es una casa saturada de libros que producen incomodidad y
fastidio. El narrador critica la acumulación vacía del saber, destacando un uso del espacio literario
crudo, poco poético y altamente simbólico.
C) Análisis comparativo desde el espacio literario:
¡Diles que no me maten! de Juan Rulfo y Dios en la tierra de José Revueltas
El espacio literario de ambos cuentos se integra por elementos rurales análogos: comunidades apartadas,
caminos polvorientos, cercas, escasez de agua y violencia estructural. En este análisis se retoma la
categoría de cronotopo de Bajtín (1989):
“El tiempo se condensa aquí, se comprime… y el espacio se intensifica…” (pp. 237–238).
Ambos cuentos comparten un cronotopo campirano, con diferencias fundamentales en el manejo de
la angustia, la sed, el hambre y la espera. En Dios en la tierra predomina el fanatismo religioso; en
¡Diles que no me maten! la venganza agraria se impone como motor narrativo.
A la par, en ambos relatos se configura el cronotopo de la intriga, asociado al odio, al fanatismo, a la
violencia posrevolucionaria y a los conflictos derivados de la Guerra Cristera y del reparto agrario. Los
personajes de Juvencio Nava y del “Profe” son símbolos de un México atravesado por la violencia
estructural, el caciquismo y la corrupción.
Después de los ejemplos un tanto descriptivos, pero demostrativos, se puede argumentar el espacio
narrativo, es algo más transcendente que un contenedor de objetos verbalizados o escenario. Encierra
en sí mismo la forma estética de la palabra y la combierte en idea, en concepto. La Abstración del
significante convertido en significado. Es el registro memorial de las formas del espacio; luego se
simboliza en el proceso creativo. En la narrativa literaria no se puede desarrolar un entramado sin un
espacio referente, de colorido, precisión, sentido de ubicación y pertenencia. Aún el encierro tiene

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colorido, una sensación provocadora que transmite el relato y lo hace persistir en el otro. El desierto
puede ser solo una idea sino se resignifica en la arena, el viento, las dunas y la sobrevivencia.
Algunos alcances como resultados de está búsqueda:
El espacio literario es una de las fuentes que provee de elementos estéticos a lo narrado, proporciona de
manera imaginaria: forma, color, estados anímicos, ubicación geográfica. , Más allá de la belleza natural
del espacio, produce una verbalización simbólica que transporta al lector y al estudioso de la literatura
a un estado de apreciación y de comtemplación, donde lo tangible de las formas se convieten en
significados múltiples (representaciones sígnicas).
Es posible que el origen primicio de la palabra, fue la necesidad de nombrar y llamar a los objetos,
espacios, conductas,.. de cierta manera. Aún la palabra siendo una denominació de lo visiual o lo sentido
en su generalidad, mantiene su esencia sígnica; es decir, lo que cambia son sus seginificados, según la
lengua hablante, según los significados cambiantes en el tiempo.
El espacio le dá fuerza expresiva a lo narrado. Expresión traducida desde sus representaciones micros
y macros en ambientaciones estéticas. Lugar de motivación, de provocación de los sentidos de quien
escribe, se imagina o recrea la lectura.
La conjunción de lo narrado se da en el espacio, donde participan temáticas, personajes, poéticas,
tiempo, formas de sentir, tradiciones, tipos de narrador, estilos.., donde cada uno de estos elementos no
son concurrentes y aleatorios, sino que obedecen a la circuntancia misma de quien escribe, al considerar
lo que se quiere escribir, cómo lo escribe, el para qué, dónde se ubica, en qué tiempo, bajo que
circunstancia, en el cómo si lo fuera el pasado imaginado (Ricoeur:1985) . Todo esto cobra sentido si
se construye en un espacio que le da sentido a la palabra escrita.
Es en el espacio, donde lo visual y lo verbalizado cobra representación simbólica. Donde quién escribe
tiene como condición de permanencia la capacidad de observación y de representación verbal. Ahí
donde los lindes de la literatura y las artes plásticas: la primera visualiza y reconfigura simbolos y la
segunda visualiza y crea formas y colores.(Matisse Henri 953).
En la narrativa literaria, el espacio es el lugar donde todo se mueve y cobra vida: los objetos, las personas
las temáticas, las historias imaginadas, la historisidad de un tiempo y su impacto en la vida diaria de los
habitantes de una sociedad determinada, el mismo tiempo al tratar de encapsularse en codificaciones

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escritas, donde los mitos se refundan permanentemente a través de los rituales, donde la costumbre es
un retorno para no dejar de ser (Eliade:2001), donde lo cotidiano es el placer que causa goso y dolor
en el día a día.
Para un buen lector, el espacio es evocación, viaje imaginario por el universo. La recreación de su
propio mundo, de su propia narrativa, el complemento de los entramados, más allá de los cánones
establecidos, más alla de la propia autoría de quién escribe y en ocasiones se siente degradado, faltando
a la máxima referente a la obra escrita pertenencia de todos, donde las reinterpretaciones y su
permanencia sustancial es lo que hace clásica a la obra, a través del tiempo.
El espacio, muchas veces define la personalidad protagónica y antogónica de quienes humanizan la
obra. Es ahí donde cobra vida la historisidad, de todo acto subjetivo que la ciencia moderna no define,
deja a la deriva. Con ello resta elevados porcentajes del sentirpensar del hombre anulando su existencia
y participación en el devenir de la historia.
El espacio es catalizador de la acción y en ocasiones también es un obstáculo para el desarrollo de la
trama. Ahí, la capacidad de observación y de recursos creativos de quién escribe para darle movimiento
a los personajes y a la propia temática en uno o varios espacios, considerando el género narrativo.
De tras del espacio literario, muchas veces se esconden los significados más profundos de abstracciones
que enriqueces lo narrado.
La configuaración estética en el espacio literario. Formas como el escritor crea un ambiente en
lo narrado; se aprecia en:
La descripción del entorno físico, que puede ser material y simbólico.
La creación de atmósferas y estados emocionales .
La selección de detalles y objetos que son determinantes en lo narrado , así como otros que juegan un
papel secundario pero armonizán o dan colorido a lo narrado.
La forma en que se presentan a los personajes y sus acciones en relación al entorno.
En la historia narrada existen varios niveles de configuración que toman como base el texto narrado, su
ubicación geográfica, su temporalidad y los estados anímicos de los personajes en su acción.

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El primer nivel de configuración se refiere a la historia que se contará y su verosimilitud con la realidad.
Los personajes y la época en que se ubican, el lenguaje, costumbres y acontecimientos. La trama o
entramados directamente relacionados con dos elementos: el entorno( espacio) y la historia a contar.
El segundo nivel se relaciona con la voz narrativa: la forma en que se presenta la temática, a quién o a
quiénes está dirigido, el estílo, el nivel creativo literario y los recursos, conocimientos de quien narra,
de tras el escritor, La fuerza creativa recae en el narrador o narradores.
Los niveles lingüísticos, semióticos semánticos y de conocimientos interdisciplinarios de quien escribe,
así como la riqueza sintáctica subyacente a lo narrado.
Según Gerard Genette ( 1969), la configuración estética y los diversos niveles de creación son
fundamentales para lo narrado. Todo esto confluye en el espacio literario. Son sus componentes. Es
dónde se articula el acto creativo. Luego entoces, la apreciación estética del espacio literario es
diversa, rítmica y con muchos matices (cursivas mías)..
CONCLUSIÓN
En este artículo presentamos una serie de elementos teóricos y epistémicos que nos permiten construir
el objeto de estudio de un problema de investigación relcionado con el espacio literario; como un
ejercicio pensado que permite atender el análisis previo a toda investigación, como argumentos que
tienen en sí, sus propios alcances y recursos para tener claridad y rigor; desde luego, se presenta en este
artículo como un ejercicio de análisis de los procesos de construcción, lo que implica el conocimiento
previo de todos los recursos que confluyen para el logro de los propósitos planteados. En tal caso, nos
referimos a la importancia del espacio literario en la estructura conformativa de algunos cuentos
hispanoamericanos, donde se busca demostrar su importancia y relevancia estética en el todo narrado.
Ya no como un espacio inerte o casa onírica donde se convocan los sueños literarios, sino como un
elemento estructural de importancia estética para la obra. Ahí donde el espacio literario pasa a ser
integrante estético de suma importancia para el todo narrado; donde los objetos, ubicaciones físicas y
conceptuales como expresiones verbalizadas, son parte del entorno, no solo escenario, sino porque el
espacio también es un referente del tiempo, o, a la inversa; donde lo narrado cobra forma, se visualiza
a través del espacio de referencia y por lo tanto no es ajeno a la acción estética de la obra.

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Este artículo, también tiene como propósito provocar el análisis crítico literario en relación al espacio
y sus componentes geográficos y categoriales. Atender la reflexión de rupturas, que promueven nuevas
expresiones y horizontes en estos tiempos de incertidumbre y de nuevas alternativas, expresadas por
jóvenes escritores partícipes de cambios profundos; quiénes desde componentes creativos no
parametrales, dan voz a lo negado, a los resilientes y a las generaciones en movimiento, como
coexistentes de los espacios externalizados a lo constituido. Proponen voces literarias surgidas de las
alteridades culturales y señalan categóricamente que los tiempos del pasado ya no representan sus
voluntades escritas (Foucautl:1970). Para ello, es este ejercicio convocatoria a la investigación
creación literaria, hacia nuevos retos que traten los componentes de la obra escrita, donde el lector
(receptor) y el interesado en su estudio, aporten nuevas rutas y horizontes epistémicos, con especial
resonancia estética configurada en el espacio literario, incluyente de una sintaxis que permita al lector
recrearse en el gusto de la lectura e ir construyendo sus propios imaginarios, así como conocer la
importancia estética del espacio y su ubicación en la obra escrita.
Es el propósito de este artículo resaltar la importancia de lo espacial en la obra narrativa para futuras
investigaciones y estudios a profundidad, a partir de las nuevas realidades un tanto contradictorias entre
quienes realizan el análisis crítico y quienes se ubican en la palestra de la creación.
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