El liderazgo en la administraci�n p�blica peruana

 

 

Lliner Francisco Contreras Portocarrero

[email protected]

Universidad C�sar Vallejo

Per�- Chiclayo

 

 

RESUMEN

Este ensayo que aborda a un tema muy importante como el liderazgo en la administraci�n p�blica tiene como objetivo revisar literatura variada y conocer la connotaci�n del liderazgo en la administraci�n p�blica. Para ello se ha echado mano de diversos documentos del entorno web. La metodolog�a utilizada ha sido la revisi�n y an�lisis riguroso de informaci�n y documental. Siendo que el liderazgo ha sido desarrollado por varias teor�as de las cuales se rescata como elemento com�n que la influencia del l�der sobre el seguidor es crucial para elevar los niveles de competitividad en una entidad estatal. No obstante, ello es una urgente necesidad que se brinde la oportunidad de acceder a cargos de confianza importantes en orden de jerarqu�a y formarse como l�deres a todas las servidoras p�blicas con prescindencia de si est�n vinculados o no al entorno elitista del gobierno.

 

Palabras clave: liderazgo, administraci�n p�blica, gobierno.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Leadership in the peruvian public administration

 

 

ABSTRACT

This essay that addresses a very important topic such as leadership in public administration aims to review the varied literature and learn the connotation of leadership in administration. For this, various documents from the web environment have been used. The methodology used has been the rigorous review and analysis of information and documents. Being that leadership has been developed by several theories from which it is rescued as a common element that the influence of the leader over the follower is crucial to raise the levels of competitiveness in a state entity. However, this is an urgent need that provides the opportunity to access important positions of trust in order of hierarchy and to train all public servants as leaders regardless of whether or not they are linked to the elitist environment of the government.

 

Keywords: management, public administration, government.

 

 

 

 

Art�culo recibido:20 marzo 2022

Aceptado para publicaci�n: 15 abril 2022

Correspondencia: [email protected]

Conflictos de Inter�s: Ninguna que declarar

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1.�������� INTRODUCCI�N

El liderazgo es un concepto que apareci�, conforme lo se�ala Maestro (2019), desde la �poca antigua; sin embargo, a�n en estos tiempos se sigue estudiando este concepto porque resulta de mucha utilidad e importancia para las organizaciones sean privadas o p�blicas. Es innegable que el liderazgo se vincula a todos los aspectos de la vida; as� el liderazgo est� presente en la esfera, pol�tica, escolar, social, amical, familiar, laboral privada o p�blica, organizacional, etc. En la administraci�n p�blica se reconoce como l�der al personaje m�s importante y de mayor influencia en los dem�s empleados o funcionarios de menor jerarqu�a, quiz� por esa raz�n, se organicen talleres de c�mo forjar l�deres exitosos (Huaylupo Alc�zar (2007).

Sin embargo, a decir de Daza Herrera (2020) este desarrollo de propuestas no ha logrado contundencia a�n en la administraci�n p�blica. Al respecto, cabe se�alar que, la raz�n de ser de la administraci�n p�blica consiste en prestar servicios a favor de la sociedad. Conforme a Gauss (1939) citado por Mart�n Castilla (2006) la administraci�n p�blica es una organizaci�n prestadora de servicios al ciudadano.

As� la organizaci�n estatal debe orientar los procesos hacia la satisfacci�n, expectativas y necesidades de los ciudadanos. En raz�n de ello, urge que el liderazgo coadyuve en el prop�sito de la administraci�n p�blica y evidencie un resultado eficiente.

Tenemos una idea equivocada al suponer que un l�der es s�per hombre con poderes absolutos, capaz de resolver, en forma exclusiva, los problemas de la administraci�n p�blica. No reparamos en que la administraci�n p�blica ser� exitosa en la medida que todos los actores est�n involucrados y cumplan a cabalidad su rol. Pues como lo afirma Pin (2017) en la buena gobernanza, entendida como un servicio p�blico eficiente y responsable a favor de la comunidad, est�n involucrados los pol�ticos, los directivos y los empleados p�blicos quienes tienen sus funciones bien definidas. En esa l�nea, un l�der debe trazarse metas propias y bien alineadas a la organizaci�n en la que trabaja, Daza Herrera (2020).

As� las cosas, el gobierno de un pa�s y su administraci�n p�blica tienen que concretar la buena gobernanza a trav�s de los pol�ticos y directivos p�blicos quienes deben ser l�deres, adem�s de administradores. La aplicaci�n del modelo de liderazgo en el sector p�blico permite altos �ndices de competitividad y sostenibilidad en la esfera econ�mica din�mica, que aborda los problemas de la poblaci�n de forma asertiva y oportuna.

A decir de Maestro (2019) el liderazgo est� encaminado hacia el logro de transformaciones profundas en su entorno. Entonces, cabe la pregunta �D�nde est�n los l�deres en la administraci�n p�blica? �Existen l�deres en la administraci�n p�blica peruana que no satisface las necesidades elementales de la poblaci�n?

1.1 L�der y liderazgo

A estas alturas de la historia no se tiene un concepto exacto de qu� es el liderazgo pues tal como apunta Stodgil (1974) citado por Torres Mojica (2020) existen tantas definiciones como autores.No obstante, ello, es un concepto que hasta la fecha se discute por la importancia que supone al interior de una organizaci�n para que esta sea eficaz. Adem�s, es preciso se�alar que, en la sociedad peruana la idea de l�der parece que est� reservada para los funcionarios que ostentan cargos importantes que est�n vinculados, casi siempre, al entorno elitista de cada gobierno de turno.

La pregunta hist�rica de la dicotom�a es si �el l�der nace o se hace?�el l�der es bueno o malo? La primera pregunta es complicada de resolver, sin embargo, algunos estudiosos como Kotter, John P. (2004) citado por Ram�rez Quezada (2006) se�ala que la concepci�n tradicional de l�der est� referida a una persona con un don divino. Empero esta idea no se ajusta a la realidad, por tanto, en la actualidad ha sido ampliamente superada. En consecuencia, un l�der se hace y puede aprender, tambi�n aprehender determinadas caracter�sticas que los distinguen de los dem�s miembros de la organizaci�n. Fernando D�Alessio (s.f.), por su parte, refiere que los l�deres no solo nacen, tambi�n se hacen, pues existe un componente gen�tico que no excluye cultivar y formar atributos caracter�sticos en aquellos.

De otro lado, el liderazgo es pasible de desarrollarse y esta posibilidad est� al alcance de cualquier persona que ocupe un cargo m�nimo o modesto en una instituci�n. Solo se requiere la voluntad para ser un l�der, m�s aprender las t�cnicas y actitudes adecuadas para lograrlo, Ram�rez Quezada (2006).

As� las cosas, podemos se�alar que el liderazgo est� estrechamente unido a la idea de colectividad, esto es, el grupo conf�a a un individuo, con determinadas caracter�sticas, el comando, la direcci�n de una organizaci�n, que implica la integraci�n del l�der con el grupo u organizaci�n y viceversa. Es inadmisible el individualismo y el sobre determinismo del individuo reconocido como l�der; pues hasta un personaje como Hitler, que en ingresa a la esfera del liderazgo negativo, no fue un ser omn�modo, sino que la dominaci�n que se produjo en la segunda guerra mundial obedece a un proceso social complejo en el cual se ech� mano de actos de represi�n, subordinaci�n, corrupci�n o persuasi�n ideol�gica, etc. No se puede soslayar, entonces, el contexto en el que interact�an los l�deres y las organizaciones.

Lo que debe quedar claro es que para que el l�der tenga �xito necesita del grupo pues este respaldar� y validar� la jerarqu�a y la influencia que ejerce sobre �l (Huaylupo Alc�zar, 2007)

Por tanto, la existencia y permanencia del l�der queda supeditada o relativizada a la coyuntura y al contexto en el que se presenta. Ello se puede justificar en funci�n a la relaci�n simbi�tica entre el individuo (l�der) y los dem�s integrantes de una instituci�n. Esta relaci�n estrecha echa por la borda la idea que el l�der puede justificar su existencia en s� mismo, es decir, sin necesitar el respaldo del grupo social u organizaci�n.

A priori, podemos manifestar que los l�deres no son seres omn�modos pues tal como lo refiere Jim�nez D�az (2008) el liderazgo es producto de una construcci�n social. Y es evidente que los grandes problemas de nuestro pa�s obedecen a una serie de factores y resulta no solo extensa sino compleja la explicaci�n. Si bien es cierto los l�deres coadyuvan a conseguir los prop�sitos comunes de la organizaci�n haciendo m�s efectivo el trabajo de la administraci�n p�blica, m�s cierto es que el liderazgo no es el remedio de todos los problemas del pa�s. Dicho de otro modo, los l�deres no son la panacea de la enfermedad cr�nica que padece la administraci�n estatal.����

Indistintamente de lo que se defina sobre el liderazgo, se tiene como elementos naturales al concepto la presencia del l�der y de los adherentes o seguidores Gobitz Morales (2015). En ese orden de ideas, se deben desplegar acciones y orientar esfuerzos para formar a quienes se identifiquen como l�deres, sino, tambi�n a educar a los seguidores o dem�s miembros de la organizaci�n que reconocen en el l�der una persona que los motiva e inspira en la consecuci�n de metas, misi�n y visi�n de instituciones p�blicas.

Afirmar que el l�der es un ser aut�nomo y autosuficiente que no necesita de nada ni nadie para su existencia en la sociedad constituye un craso error que niega al ser humano relacional, como llama al l�der Sonnenfeld (2020). La esencia del l�der es la capacidad que tiene de ejercer influencia sobre el grupo y obtener el reconocimiento social que permita validar la conducta y despliegue de acciones del l�der. As� las cosas, el grupo tambi�n tiene una reacci�n frente al comportamiento del l�der y necesita de �l para justificar el trabajo que realiza en m�rito a la motivaci�n y la influencia que ejerce el l�der sobre ellos. En consecuencia, el l�der no existe per se.

D�Alessio (2009) refiere que el liderazgo supone un trabajo a largo plazo. En la esfera de la gesti�n p�blica el liderazgo cobra gran importancia debido a que, entre otras razones, constituye una herramienta estrat�gica a nivel de las instituciones porque tienen como funci�n principal promover resultados de calidad que se traduzcan en niveles �ptimos de competitividad. Una instituci�n competitiva es reflejo del trabajo realizado y comandado por l�der y los dem�s miembros de la organizaci�n, que para el caso de una instituci�n p�blica son los trabajadores que no tienen precisamente cargos importantes en el orden jer�rquico.

Cabe anotar que el fen�meno de la globalizaci�n que reina en nuestra actualidad causa cambios vertiginosos que provocan incertidumbre en la vida cotidiana, en consecuencia, la relaci�n del gobierno con la sociedad civil tambi�n sufre cambios que deben ser abordados con inteligencia y prudencia. Pues como apunta D�Alessio (2008) la no satisfacci�n en la calidad de servicios estatales desata una crisis de representatividad en la mayor�a de gobiernos democr�ticos de Am�rica Latina.

1.2 Teor�as que explican el liderazgo

Existen una gama de teor�as o propuestas que se han desarrollado dirigidas a explicar la naturaleza del liderazgo.

As� las cosas, en el siglo XX aparece la teor�a del liderazgo del gran hombre propugnada por el historiador ingl�s Thomas Carlyle seg�n el cual la referida teor�a se sustenta en las caracter�sticas personales y rasgos psicol�gicos del llamado l�der. A decir de Pariente Fragoso (s.f.) esta teor�a parte de la idea que el l�der nace, no se hace. Entonces, el gran hombre se distingue del grupo porque tienen caracter�sticas especiales como el carisma y por ello tiene el poder de dirigir a los dem�s miembros del grupo. Para esta teor�a los referentes del gran hombre fueron personajes universalmente conocidos de car�cter religioso, pol�tico o militar.Para Fayol (1986) citado por Garc�a-Solarte. (2015) quien considera que se debe hablar de enfoque de los rasgos y no de una teor�a o modelo pues debe reconocerse y distinguirse los rasgos del l�der de quienes no pueden concebirse como l�deres. Empero, la interminable lista de cualidades del s�per hombre ha tra�do resultados poco exitosos que dejaron en el desfase a esta propuesta (Tamyko Ysa, 2015). Esta teor�a del gran hombre o conocida, tambi�n, como teor�a de los rasgos tiene su ocaso porque se establece un conjunto de rasgos o caracter�sticas comunes a los l�deres, como si existiera un patr�n de rasgos o caracter�sticas o un molde determinado de rasgos.

La Teor�a del Comportamiento o Conductual. Esta teor�a, b�sicamente, propone que el comportamiento del l�der y de los dem�s integrantes del grupo deb�a ser sometida a un an�lisis riguroso a fin de determinar elementos o pautas de conducta que los seguidores perciben de sus l�deres para explicar los alcances del liderazgo y su real efectividad en una organizaci�n. Para ello, se evaluaron dos categor�as denominadas:Iniciaci�n de estructura y Consideraci�n; siendo que la primera se refiere a las conductas que tienen como prop�sito la organizaci�n y el dise�o de la estructura del trabajo en el sentido de definir las obligaciones de los seguidores en funci�n al perfil del puesto en la organizaci�n. La consideraci�n est� referida a aquellas conductas que persiguen conservar la relaci�n de interacci�n social entre el l�der y los seguidores. Por tanto, estas dimensiones son necesarias para que el trabajo del l�der sea efectivo, pues el l�der selecciona en forma acertada las conductas adecuadas seg�n el tipo de situaci�n. La cr�tica que se le hace a este modelo es que el an�lisis de conductas individuales se convirti� en el punto fundamental y obviaron adentrarse e investigar los patrones del comportamiento espec�ficos que los l�deres utilizan para ser efectivos en cada espacio, Yukl (1992) citado por Lupano & Castro Solano (s.f.)

Las teor�as como los modelos situacionales o contingentes de Fiedler, Hersey y Blanchard (1964;1969) citados por Rodr�guez Fern�ndez (2010) conciben al liderazgo como la habilidad para ejercer influencia sobre el seguidor negando la posici�n jer�rquica de aquel. As�, el enfoque situacional o de contingencia del liderazgo hace su m�s f�rrea cr�tica a la teor�a del s�per hombre o gran hombre se�alando que los rasgos caracter�sticos del l�der, no asegura ni define la figura de los l�deres. Es por ello que las teor�as situacionales o de contingencia defienden la idea que el l�der es producto de situaciones determinadas (Garc�a-Solarte,2015). Es decir, el liderazgo es influenciado en funci�n a cada situaci�n que se presenta y el l�der debe interactuar con el grupo. En suma, el l�der debe tener la suficientemente capacidad de advertir las distintas situaciones que se presentan y elegir el estilo de liderazgo que m�s conviene; en consecuencia, el estilo del liderazgo se adecua a cada situaci�n.Adem�s, es importante tener en consideraci�n las expectativas y la experiencia de los seguidores para concretar esta teor�a.

Las �ltimas teor�as del liderazgo reconocen, entre otras, a la Teor�a Transaccional como aquella que defiende la idea que el liderazgo se basa en una interacci�n constante entre el l�der y los seguidores, se producen relaciones de ida y vuelta. El l�der transaccional motiva al seguidor premi�ndolo si alcanza los resultados deseados; esto es, esta teor�a se basa en el intercambio de relaciones entre l�der y los dem�s miembros del grupo. Cabe se�alar que el l�der identifica lo que quiere obtener de los seguidores para poner a su disposici�n las herramientas necesarias a fin de que consigan los objetivos advertidos. En recto entender los l�deres recompensan el trabajo de sus seguidores (Quesada Susanibar, 2014).

De otro lado, la Teor�a Transformacional que se debe a Burns (1978) y Bass (1985) citados por Fern�ndez & Quintero (2017), oponi�ndose a los estilos transaccionales que proponen la recompensa como herramienta de influencia. Los l�deres transformacionales constituyen la inspiraci�n de los seguidores a trav�s de su visi�n y personalidad, siendo capaces de cambiar expectativas, percepciones y motivaciones por un fin com�n. Cabe acotar que el comportamiento del l�der es fuente de inspiraci�n para los dem�s miembros de la organizaci�n; as� los seguidores asumen y comparten el compromiso de trabajar con la finalidad de lograr los objetivos (Bass & Riggio, 1985) citados por Mendoza & Ortiz (2006).

La misi�n del l�der transformacional es empoderar a los dem�s miembros de la organizaci�n fortaleciendo sus valores y su creatividad en la soluci�n de problemas. Los l�deres realizan un trabajo fino con los miembros de la instituci�n; utilizan su tiempo para conocer a los miembros del grupo y motivarlos en la consecuci�n de metas institucionales. El prop�sito, entonces, del liderazgo transformacional ser� transformar las personas en forma positiva y optimizar su desempe�o para hacer competitiva a la organizaci�n a la cual pertenecen en funci�n al bien com�n.

Cabe reiterar, que el liderazgo transformacional se trata de una relaci�n simbi�tica entre l�der y dem�s integrantes de la organizaci�n. Se trata de una relaci�n de la cual ambas partes se necesitan una de la otra, por su lado el l�der necesita a su entorno, necesita del grupo para que pueda justificar no solo su existencia sino su trabajo; y, de otro lado, para los seguidores su l�der se convierte en un referente de buenas conductas, de buen desempe�o y les sirve de motivaci�n en la consecuci�n de los prop�sitos comunes e institucionales.Finalmente, tanto l�der y seguidores sufren una transformaci�n positiva en el desempe�o de sus funciones y mejoran sus cualidades de forma tal que esos buenos comportamientos redundan en el incremento de los �ndices de competitividad que, por �ltimo, beneficiar� a los administrados que van a percibir que el servicio que brindan las instituciones p�blicas mejoran y con ello mejora la comunidad su calidad de vida.

Es preciso subrayar que el liderazgo transformacional se mide por los efectos que provoca el l�der en los dem�s miembros de la organizaci�n. Los l�deres transformacionales constituyen referentes para sus seguidores y los concientiza sobre la importancia que tienen los resultados que se lograron; se deja claro que debido a las acciones realizadas por los seguidores y el l�der se consiguieron aquellos resultados, por tanto, deben valorar ese esfuerzo, en especial, deben motivarse a trabajar en conjunto para hacer una organizaci�n con altos �ndices de competitividad. As� se privilegia los objetivos comunes e institucionales, Bass (1990) citado por V�zquez Alatorre (2012).

El liderazgo transformacional ha sido objeto de estudio en muchas esferas de la vida como en los negocios, en el sistema educativo, de salud, espirituales y en la esfera de la actividad f�sica (Din et al., 2015). El comportamiento del l�der es fuente de inspiraci�n para los dem�s miembros de la organizaci�n; as� los seguidores asumen y comparten el compromiso de trabajar con la finalidad de lograr los objetivos

La misi�n del l�der transformacional es empoderar a los dem�s miembros de la organizaci�n fortaleciendo sus valores y su creatividad en la soluci�n de problemas. Los l�deres realizan un trabajo fino con los miembros de la instituci�n; utilizan su tiempo para conocer a los miembros del grupo y motivarlos en el cumplimiento de los objetivos de la instituci�n. El prop�sito, entonces, del liderazgo transformacional ser� transformar las personas en forma positiva y optimizar su desempe�o para hacer competitiva a la organizaci�n a la cual pertenecen en funci�n al bien com�n.

Cabe reiterar, que el liderazgo transformacional se trata de una relaci�n simbi�tica entre l�der y dem�s integrantes de la organizaci�n. Ambas partes necesitan una de la otra, por su lado el l�der necesita a su entorno, necesita del grupo para que pueda justificar no solo su existencia sino su trabajo; de otro lado, para los seguidores su l�der se convierte en un referente de buenas conductas, de buen desempe�o y les sirve de motivaci�n en la consecuci�n de los prop�sitos comunes e institucionales.Finalmente, tanto l�der y seguidores sufren una transformaci�n positiva en el desempe�o de sus funciones y mejoran sus cualidades de forma tal que esos buenos comportamientos redundan en el incremento de los �ndices de competitividad que, por �ltimo, beneficiar� a los administrados que van a percibir que el servicio que brindan las instituciones p�blicas mejoran y con ello mejora la comunidad su calidad de vida.

Es preciso subrayar que el liderazgo transformacional se mide por los efectos que provoca el l�der en los dem�s miembros de la organizaci�n. Los l�deres transformacionales constituyen referentes para sus seguidores y los concientiza sobre la importancia que tienen los resultados que se lograron, se deja claro que debido a las acciones realizadas por los seguidores y el l�der se consiguieron aquellos resultados, por tanto, deben valorar ese esfuerzo, en especial, deben motivarse a trabajar en conjunto para hacer una organizaci�n competitiva. As� se privilegia los objetivos comunes e institucionales, Bass (1990) citado por V�zquez Alatorre (2012).

Tambi�n, se tiene que conforme a Sonnenfeld (2020), citado por Llauce Ontaneda (2021), en su obra el Liderazgo �tico hace una propuesta interesante en el marco de la emergencia sanitaria por COVID 19. �l refiere que deben coexistir y mantenerse vigentes las medidas preventivas de salud para reducir el contagio viral y, en especial, debemos aprender a vivir en armon�a. En suma, lo que pretende el autor, en su obra, es hacer una descripci�n del buen l�der privilegiando la �tica como una herramienta para alcanzar una vida en armon�a. As�, su m�ximo referente en el liderazgo �tico es S�crates resaltando su forma consecuente de pensar y actuar, siempre, en buena convivencia y armon�a, procurando que sus seguidores lo imiten.��

El l�der �tico debe ser una buena persona, consecuente con su forma de pensar y actuar, que privilegia el buen vivir en armon�a y a partir de ello, consigue la autoridad moral para que pueda ejercer influencia en los dem�s integrantes del grupo; es decir, predica con el ejemplo.

En ese orden de ideas, las instituciones necesitan l�deres, personas con caracter�sticas potenciales de emprendimiento que motive al personal de una instituci�n y logren transformar el sentido del trabajo que se realiza al interior de una entidad p�blica para que se entienda que el trabajo desarrollado tendr� consecuencias positivas en los servicios que brinden a favor de los administrados o usuarios. La confianza que logre despertar el l�der en su entorno es fundamental pues a partir de ello, los dem�s miembros del grupo pueden trabajar con la seguridad que las actividades que desarrollan en su instituci�n tienen un valor importante porque el prop�sito final es ofrecer un servicio de calidad en favor de los usuarios, en favor de su comunidad.

Independientemente de la teor�a o propuesta sobre liderazgo, lo que resulta innegable es que la idea de liderazgo es tan amplia y recoge contenido diverso que se hace complejo encasillar o circunscribir en una teor�a espec�fica las caracter�sticas de un l�der y las consecuencias que produce en el grupo.

En suma, no existe contundencia en la doctrina para afirmar si el l�der nace o se hace. Sin embargo, podemos afirmar que la idea de l�der no se puede reducir al nacimiento de un ser con caracter�sticas definidas como si se tratase de seres divinos, sino que las personas, en general, pueden cultivar ciertas cualidades de forma tal que se forjen como l�deres y constituyan fuente de inspiraci�n con real influencia en los dem�s miembros del grupo en la consecuci�n de los fines comunes de la instituci�n p�blica para satisfacci�n de la comunidad. No obstante, ello, es posible que nazcan personas con atributos y caracter�sticas especiales de un potencial l�der cuyos atributos se puedan afianzar y mejorar hasta tener un l�der que pueda hacer un buen trabajo. En consecuencia, el l�der nace y, tambi�n, se hace.

2.3 Algunas consideraciones en torno a la gesti�n p�blica

Nuestra norma constitucional recoge en su art�culo 39 expresamente que �los funcionarios y trabajadores p�blicos est�n al servicio de la Naci�n�, entendiendo por naci�n al conjunto de personas que se asientan y se identifican con un determinado territorio, idioma, raza y costumbres que constituye un pueblo o un pa�s. As� las cosas, la administraci�n p�blica que es un espacio donde se llevan a cabo acciones espec�ficas mediante las cuales las entidades persiguen el logro de sus fines, objetivos y metas, que est�n enmarcados por las pol�ticas gubernamentales (Constituci�n Pol�tica del Per�, 1993). Entonces, es importante resaltar que la satisfacci�n de las necesidades p�blicas, a trav�s de actos y acciones administrativas est�n sujetas al ordenamiento jur�dico de la materia de la Constituci�n Pol�tica del Per� (Valeriano, 2001).

Conforme lo afirma Valeriano (2001), el control en la gesti�n es un proceso continuo y din�mico, que se mide en funci�n al cumplimiento de los objetivos trazados. Adem�s, la gesti�n p�blica, debe sujetarse a las estrategias y estructura organizacional. As� las cosas, la gesti�n p�blica cumple un papel fundamental en el quehacer de la administraci�n p�blica.Pues se trata de optimizar los recursos del Estado a fin de satisfacer las grandes necesidades de la comunidad. Para lo cual necesitamos a los l�deres que coadyuven en incrementar capacidad del gobierno y en consecuencia de la gesti�n p�blica. En este orden de ideas, todo funcionario que tiene una plaza en la administraci�n p�blica es responsable del ejercicio de su funci�n pues sabe que su actuaci�n tiene consecuencias en la comunidad.

En referencia a lo arriba expuesto, reiteramos, los l�deres son de mucha importancia para lograr los objetivos de las instituciones p�blicas. Se necesitan l�deres con capacidades suficientes para que influyan en el comportamiento del grupo y se transforme, en forma positiva, en beneficio de los ciudadanos.

Pero �Qu� pasa cuando la administraci�n p�blica no logra resolver los problemas centrales y m�s importantes de las personas? Tal como se�ala Paz Panduro (s.f.) nuestro ordenamiento constitucional consagra un listado de derechos fundamentales, as� como las funciones que deben cumplir las distintas entidades p�blicas. As�, por ejemplo, la Constituci�n reconoce en su primer art�culo que la defensa de la persona humana es el fin supremo de la sociedad y del Estado, sin embargo, aun estando reconocidas de forma expresa a nivel constitucional y adem�s legal, no se respetan, esto es, no se cumplen.

Pues podr�amos responder con otra pregunta �El Estado, en puridad, hace defensa de las personas? �Acaso la dignidad de la persona humana no es pisoteada constantemente? Cuando acudimos a una instituci�n como la municipalidad, hospital o un colegio del Estado a realizar un tr�mite administrativo y nuestra petici�n no es atendida dentro del plazo legal conforme al Texto �nico Ordenado de la Ley 27444 sino que tenemos que esperar semanas o meses para que un tr�mite sencillo nos sea atendido, esa acci�n de la administraci�n p�blica no respeta la dignidad de la persona humana.

En ese orden de ideas, es remotamente posible que un tr�mite administrativo sea atendido enel plazo m�nimo) pues los trabajadores y funcionarios parecen tener en su esquema mental que el c�mputo del plazo se inicia desde el m�ximo legal en adelante, no contemplan la posibilidad de que sea atendida una petici�n antes que venza el m�ximo legal.

En ese escenario se requiere celeridad, diligencia, se necesita la ayuda del l�der que convoque y motive a los dem�s miembros del grupo, en este caso al personal de la entidad, a cumplir los prop�sitos comunes de la instituci�n p�blica y que el servicio sea competitivo para que el administrado o usuario experimento la grata sensaci�n que el aparato estatal est� a su servicio y lo atiende con prontitud. Con ese peque�o pero gran cambio o transformaci�n que supone una atenci�n c�lere del funcionario, las personas que reciben esa atenci�n son respetadas y podemos afirmar, sin temor alguno, que el Estado respeta la dignidad de las personas humanas. Dicho, en otros t�rminos, se est� cumpliendo los derechos que reconoce la norma constitucional a las personas; no es letra �muerta�, sino que el l�der y su grupo han cumplido con un mandato constitucional.

En todo caso, �Por qu� no se brinda oportunidad a personas con cualidades y caracter�sticas potenciales y evidentes de convertirse en l�deres? En nuestro pa�s los pol�ticos que est�n en el entorno inmediato del gobierno de turno tienen asegurado un cargo p�blico, como personal de confianza, en alguna entidad estatal. Generalmente, ocupan cargos importantes en orden de jerarqu�a, pero, la mayor�a de veces no tienen los m�ritos acad�micos, menos a�n las cualidades personales y profesionales para constituirse en l�deres. Es decir, ostentan cargos jefaturales y tienen personal bajo su mando, pero esa situaci�n per se no los convierte en l�deres.

Y, tal como hemos visto anteriormente, necesitamos l�deres que motiven a sus trabajadores, necesitamos l�deres que sean fuente de inspiraci�n y que ejerzan influencia en su personal de forma tal que el trabajo conjunto entre l�deres y sus grupos redunde en una instituci�n competitiva.

Empero, aquellos trabajadores con potencial de l�der, con actitudes de influencia en el resto del grupo que son de rango medio hacia abajo no tienen oportunidades porque, es altamente probable que se deba a que no pertenecen al entorno inmediato de los gobernantes.Pues tal como la afirma Baras (1991) los partidos pol�ticos son elitistas. De la misma opini�n es Tuesta Soldevilla (s.f.) cuando refiere que los partidos pol�ticos tienen car�cter elitista.Ello explicar�a que los altos cargos del Estado se distribuyen al interior de la �lite pol�tica, excluyendo a aquellos trabajadores o servidores p�blicos que no est�n en la esfera cercana al gobierno.

2. MATERIALES Y M�TODOS

La metodolog�a que se ha empleado en el trabajo es de naturaleza cualitativa, cuyo car�cter descriptivo permite un an�lisis profundo de los documentos y de informaci�n, de forma tal que se examina al liderazgo en la administraci�n p�blica peruana. El trabajo es no experimental, transversal y de car�cter descriptivo que no manipul� variable alguna.

Es de precisar que en este documento se ha privilegiado el an�lisis documental y de informaci�n recogida del entorno virtual, en su mayor�a. As�, se ha revisado diversos art�culos, informaci�n, normas, etc. que han servido de fuente de informaci�n para elaborar el presente trabajo.

3. RESULTADOS Y DISCUSI�N

Tito y Vargas (2021) realizaron un estudio denominado �Impacto de la motivaci�n y el liderazgo en el rendimiento laboral en una empresa de servicios de Lima metropolitana�. Se trata de una investigaci�n cuantitativa cuyo objetivo general fue demostrar que la motivaci�n y el liderazgo se relacionan con el rendimiento laboral. Siendo una de las conclusiones m�s importantes que el 32,53 % de encuestados indica al liderazgo de la gerencia como ligeramente bajo y que el rendimiento laboral reporta un promedio de 31,99 %, tambi�n se ubica en un nivel bajo. Fueron los empleados quienes evaluaron el liderazgo de sus jefes y su propio rendimiento laboral.

De esta investigaci�n podemos advertir que son los mismos trabajadores quienes se califican con un rendimiento laboral bajo y que est� relacionado con el liderazgo que ejercen sus jefes. Pareciera, as�, que el liderazgo est� reservado para quienes ocupan cargos de altos funcionarios medidos en funci�n de jerarqu�a. Particularmente, consideramos que este es un mito pues el liderazgo debe ser ejercido por quien tiene ciertas cualidades para ser l�der; no todas las personas pueden ejercer liderazgo. Resultar�a importante que todos los trabajadores a quienes se les identifique capacidades naturales tengan la oportunidad de convertirse en l�deres y se los pueda formar de tal manera que la instituci�n se haga m�s competitiva.

Adem�s, como lo se�alan Baras (1991) y Tuesta Soldevilla (s.f.) los partidos pol�ticos son elitistas lo que implica que su entorno es cerrado. As�, se explica que los puestos de confianza de alta jerarqu�a (directivos), que son designados por los funcionarios m�s cercanos al gobierno de turno, se distribuya a personas que pertenecen al entorno de los gobernantes. De esa manera, quedan relegados los trabajadores p�blicos que no pertenecen a la �lite pol�tica. Es hora de que las instituciones sean menos jer�rquicas como lo advierte el Concilio Nacional de Minor�as contra el SIDA-INMAC. (s.f.).

Lo arriba expresado, es una verdad triste porque existen personas que laboran en las entidades estatales y tienen potencial para ser l�deres, pero se les niega la oportunidad de formarse como tales y trabajar en conjunto con sus dem�s compa�eros para lograr los objetivos institucionales. Es m�s, si se tiene en consideraci�n que aquellos trabajadores con potencial de liderazgo sin pertenecer a la esfera pol�tica y aun as� se los forme como l�deres, estos, tendr�an una ventaja con sus compa�eros pues el grupo lo identificar�a como un l�der nacido de sus canteras; esta circunstancia puede ayudar a que las relaciones entre l�der y su grupo sean m�s s�lidas premunidas de mayor respeto de forma tal que la instituci�n p�blica se haga m�s competitiva.

En tono a lo anteriormente expuesto, Rivera Le�n (2020) en su investigaci�n �La influencia del liderazgo en la construcci�n de una cultura organizativa orientada a la innovaci�n de escuelas� asegura que el liderazgo es fundamental para lograr la innovaci�n de una organizaci�n; adem�s genera compromiso en los dem�s miembros del grupo, de forma tal que las actividades que desarrolla el l�der son admiradas por el grupo con predominio del componente emocional que representa para ellos resaltando m�s que las acciones propiamente t�cnicas y administrativas.

Si bien es cierto el investigador orienta su estudio a la esfera escolar no es menos cierto que la importancia del liderazgo comprende a diversas esferas de la vida. As�, reiteramos la importancia que tiene la influencia que tiene el l�der sobre el grupo pues como se ha advertido anteriormente existe un componente emocional en aquella influencia que se ejerce en los seguidores pues el l�der constituye un referente de cualidades que sirven de inspiraci�n e inciden en el comportamiento del grupo para realizar las actividades y acciones necesarias a fin de cumplir con los objetivos comunes pues el seguidor se compromete con su instituci�n.����

Otro punto a tener en cuenta es que conforme a nuestra norma constitucional la administraci�n p�blica es una organizaci�n cuyo prop�sito es ser una instituci�n prestadora de servicios a favor de la comunidad. Por tanto urge que el aparato estatal implemente y emplee estrategias para resolver los m�s problemas m�s �lgidos del ciudadano; una herramienta a tener en cuenta es la formaci�n de l�deres que coadyuven en la tarea primordial de la administraci�n p�blica: satisfacer las necesidades m�s elementales de los ciudadanos a fin de mejorar la calidad de vida de las personas que es un derecho fundamental como lo se�ala el primer art�culo de nuestra constituci�n: El fin supremo de la sociedad y del Estado es el respeto de la dignidad de la personas humana. En consecuencia, como lo se�ala Gauss (1939) citado por Mart�n-Castilla (s.f) es el momento de que la administraci�n p�blica se transforme positivamente en favor de los usuarios.

Existen tantas teor�as que se han desarrollado para explicar el liderazgo, pues como lo advierte Stodgil (1974) citado por Torres Mojica (2020) existen muchas definiciones de liderazgo. Es posible que el af�n por demostrar que una teor�a es mejor que otra perdamos de vista lo que en puridad importa: Que la administraci�n p�blica forme l�deres, independientemente de si pertenecen a su �lite pol�tica del gobernante de turno. Esto es, que se preocupe en identificar y captar a trabajadores de las entidades diversas que tengan cualidades y potencial para querer ser l�deres de su grupo. Pues debemos evaluar la afirmaci�n de D�Alessio (2009) cuando se�ala que el liderazgo es un trabajo a largo plazo; en raz�n de ello urge iniciar un trabajo serio en la formaci�n de l�deres en la administraci�n p�blica que conduzca al grupo en la consecuci�n de resultados de calidad que reflejen y evidencien �ndices altos de competitividad de las instituciones estatales. Vaya resultado que tendremos en adelante, si ahora empezamos el trabajo con los l�deres de la funci�n p�blica.

No obstante, lo mencionado en el p�rrafo anterior siguiendo a Benny et al (2020) existen algunos elementos que coartan la funci�n del liderazgo en la cosa p�blica, como factores de orden cultural, el fen�meno del individualismo, carencia de compromiso y transparencia, y personal elegido que est� vinculado estrechamente a la �lite pol�tica de turno que hace da�o a los talentos potenciales del liderazgo pues impide el acceso a personas con atributos y ganas de convertirse en l�deres.

Las instituciones necesitan l�deres, personas con caracter�sticas varias y potencial de emprendimiento que logre motivar al personal de la entidad p�blica para transformar el trabajo de la instituci�n y se transforme positivamente los servicios que brindan a la comunidad que finalmente afianzar� la confianza de aquella en sus autoridades y en sus l�deres. Y podamos vivir en armon�a social a decir de Sonnenfeld (2020), citado por Llauce Ontaneda (2021), que defiende la �tica en el liderazgo y pregona el comportamiento consecuente que debe existir entre lo que decimos y hacemos en favor del inter�s general. Pues todo apunta a que la sociedad necesita de referentes, de modelos de comportamiento que sean fuente de inspiraci�n para motivar al grupo a ser cada d�a mejores personas y cumplir con los prop�sitos comunes de la organizaci�n.

De otro lado, L�pez Ibort (2020) en su investigaci�n doctoral de la Universidad de Zaragoza denominada �Relaciones interpersonales claves en el liderazgo de los mandos intermedios de enfermer�a�. La investigaci�n es de tipo cuantitativo y se bas� en la idea de la relaci�n l�der-seguidor; se tuvo como objetivo conocer la calidad de la relaci�n supervisora-enfermera y conocer si esa calidad influye positivamente en la organizaci�n del hospital. Las conclusiones, entre otras, son que se conoci� que la buena relaci�n entre supervisora y enfermera influyen positivamente en el trabajo de la organizaci�n, gener�ndose mayor compromiso en el personal de enfermer�a con una consecuente satisfacci�n.

Cabe se�alar que la investigaci�n anterior se trata del liderazgo en el personal de salud, sin embargo, es preciso manifestar que el liderazgo est� presente en cualquier tipo de actividad humana sea cual fuere su naturaleza Ram�rez, 2013 citado por Uzurriaga, Osorio & Arias Erazo (2020). La interacci�n social es el ambiente id�neo para que el liderazgo intente conducir por buen cauce al grupo social, m�s a�n si tratara de una organizaci�n o instituci�n p�blica cuya finalidad es mejorar la calidad de vida del ciudadano atendiendo y trabajando para satisfacer sus necesidades elementales.

4. CONSIDERACIONES FINALES

  Existen una gama de teor�as sobre el liderazgo cada una con propuestas diferentes; sin embargo, el liderazgo como herramienta de las instituciones para conseguir su m�ximo rendimiento en sinton�a con los objetivos de la instituci�n no se pueden encasillar a una u otra teor�a. Pero si el liderazgo se sujeta a la �tica se habr� conseguido a un l�der consecuente con lo que dice y hace en la instituci�n.

  El liderazgo no es la soluci�n a todos los problemas de las instituciones p�blicas, pero constituye una herramienta que permite la influencia del l�der en su grupo haciendo un importante trabajo para lograr los fines de su instituci�n. En ese orden de ideas, el l�der resulta ser un referente de buenas pr�cticas, de buena conducta de tal forma que es una fuente de inspiraci�n y motivaci�n para aquel servidor p�blico que permite afianzar su compromiso con la instituci�n donde trabaja.

  Los gobiernos de turno tienen reservado los m�s altos cargos de confianza de la funci�n p�blica a personas que pertenecen a su entorno m�s cercano y negando el acceso a la alta esfera de la funci�n p�blica a trabajadores con menor jerarqu�a. Y con ello se niega la posibilidad de aquellos servidores con potencial del l�der que podr�an coadyuvar a mejorar el trabajo en la administraci�n p�blica.

  La influencia que ejerce el l�der sobre el grupo es fundamental para que las instituciones p�blicas mejoren la competitividad que redunde en el bienestar del ciudadano. Si empezamos con ejercer el liderazgo para cumplir oportunamente las peticiones de los ciudadanos, habremos superado un mal de anta�o que aqueja al vecino de la comunidad y genera desconfianza de la sociedad en sus autoridades.��������

  Las instituciones p�blicas debieran dar la oportunidad a cualquier trabajador para que se forme como l�der, sin importar la jerarqu�a a la que pertenezca en la organizaci�n. Importa s� las caracter�sticas, actitudes y la voluntad de convertirse en l�deres de su instituci�n.

5.LISTA DE REFERENCIAS

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