El
liderazgo en la administración pública peruana
Lliner Francisco Contreras Portocarrero
lcontreraspo@ucvvirtual.edu.pe
Universidad
César Vallejo
Perú-
Chiclayo
RESUMEN
Este ensayo
que aborda a un tema muy importante como el liderazgo en la administración
pública tiene como objetivo revisar literatura variada y conocer la connotación
del liderazgo en la administración pública. Para ello se ha echado mano de
diversos documentos del entorno web. La metodología utilizada ha sido la
revisión y análisis riguroso de información y documental. Siendo que el
liderazgo ha sido desarrollado por varias teorías de las cuales se rescata como
elemento común que la influencia del líder sobre el seguidor es crucial para
elevar los niveles de competitividad en una entidad estatal. No obstante, ello
es una urgente necesidad que se brinde la oportunidad de acceder a cargos de
confianza importantes en orden de jerarquía y formarse como líderes a todas las
servidoras públicas con prescindencia de si están vinculados o no al entorno
elitista del gobierno.
Palabras clave: liderazgo, administración pública, gobierno.
Leadership in the peruvian public administration
ABSTRACT
This essay that addresses a very important
topic such as leadership in public administration aims to review the varied
literature and learn the connotation of leadership in administration. For this,
various documents from the web environment have been used. The methodology used
has been the rigorous review and analysis of information and documents. Being
that leadership has been developed by several theories from which it is rescued
as a common element that the influence of the leader over the follower is
crucial to raise the levels of competitiveness in a state entity. However, this
is an urgent need that provides the opportunity to access important positions
of trust in order of hierarchy and to train all public servants as leaders
regardless of whether or not they are linked to the elitist environment of the
government.
Keywords: management, public administration,
government.
Artículo
recibido: 20 marzo 2022
Aceptado para
publicación: 15 abril 2022
Correspondencia: llinerfcp37@gmail.com
Conflictos de Interés: Ninguna que declarar
1. INTRODUCCIÓN
El liderazgo
es un concepto que apareció, conforme lo señala Maestro (2019), desde la época
antigua; sin embargo, aún en estos tiempos se sigue estudiando este concepto
porque resulta de mucha utilidad e importancia para las organizaciones sean
privadas o públicas. Es innegable que el liderazgo se vincula a todos los
aspectos de la vida; así el liderazgo está presente en la esfera, política,
escolar, social, amical, familiar, laboral privada o pública, organizacional,
etc. En la administración pública se reconoce como líder al personaje más
importante y de mayor influencia en los demás empleados o funcionarios de menor
jerarquía, quizá por esa razón, se organicen talleres de cómo forjar líderes
exitosos (Huaylupo Alcázar (2007).
Sin embargo,
a decir de Daza Herrera (2020) este desarrollo de propuestas no ha logrado
contundencia aún en la administración pública. Al respecto, cabe señalar que,
la razón de ser de la administración pública consiste en prestar servicios a
favor de la sociedad. Conforme a Gauss (1939) citado por Martín Castilla (2006)
la administración pública es una organización prestadora de servicios al
ciudadano.
Así la
organización estatal debe orientar los procesos hacia la satisfacción,
expectativas y necesidades de los ciudadanos. En razón de ello, urge que el
liderazgo coadyuve en el propósito de la administración pública y evidencie un
resultado eficiente.
Tenemos una
idea equivocada al suponer que un líder es súper hombre con poderes absolutos,
capaz de resolver, en forma exclusiva, los problemas de la administración
pública. No reparamos en que la administración pública será exitosa en la
medida que todos los actores estén involucrados y cumplan a cabalidad su rol.
Pues como lo afirma Pin (2017) en la buena gobernanza, entendida como un
servicio público eficiente y responsable a favor de la comunidad, están
involucrados los políticos, los directivos y los empleados públicos quienes
tienen sus funciones bien definidas. En esa línea, un líder debe trazarse metas
propias y bien alineadas a la organización en la que trabaja, Daza Herrera
(2020).
Así las
cosas, el gobierno de un país y su administración pública tienen que concretar
la buena gobernanza a través de los políticos y directivos públicos quienes
deben ser líderes, además de administradores. La aplicación del modelo de
liderazgo en el sector público permite altos índices de competitividad y
sostenibilidad en la esfera económica dinámica, que aborda los problemas de la
población de forma asertiva y oportuna.
A decir de
Maestro (2019) el liderazgo está encaminado hacia el logro de transformaciones
profundas en su entorno. Entonces, cabe la pregunta ¿Dónde están los líderes en
la administración pública? ¿Existen líderes en la administración pública
peruana que no satisface las necesidades elementales de la población?
1.1 Líder y liderazgo
A estas
alturas de la historia no se tiene un concepto exacto de qué es el liderazgo
pues tal como apunta Stodgil (1974) citado por Torres Mojica (2020) existen
tantas definiciones como autores. No
obstante, ello, es un concepto que hasta la fecha se discute por la importancia
que supone al interior de una organización para que esta sea eficaz. Además, es
preciso señalar que, en la sociedad peruana la idea de líder parece que está
reservada para los funcionarios que ostentan cargos importantes que están
vinculados, casi siempre, al entorno elitista de cada gobierno de turno.
La pregunta
histórica de la dicotomía es si ¿el líder nace o se hace? ¿el líder es bueno o malo? La primera
pregunta es complicada de resolver, sin embargo, algunos estudiosos como
Kotter, John P. (2004) citado por Ramírez Quezada (2006) señala que la
concepción tradicional de líder está referida a una persona con un don divino.
Empero esta idea no se ajusta a la realidad, por tanto, en la actualidad ha
sido ampliamente superada. En consecuencia, un líder se hace y puede aprender,
también aprehender determinadas características que los distinguen de los demás
miembros de la organización. Fernando D’Alessio (s.f.), por su parte, refiere
que los líderes no solo nacen, también se hacen, pues existe un componente
genético que no excluye cultivar y formar atributos característicos en
aquellos.
De otro lado,
el liderazgo es pasible de desarrollarse y esta posibilidad está al alcance de
cualquier persona que ocupe un cargo mínimo o modesto en una institución. Solo
se requiere la voluntad para ser un líder, más aprender las técnicas y
actitudes adecuadas para lograrlo, Ramírez Quezada (2006).
Así las
cosas, podemos señalar que el liderazgo está estrechamente unido a la idea de
colectividad, esto es, el grupo confía a un individuo, con determinadas
características, el comando, la dirección de una organización, que implica la
integración del líder con el grupo u organización y viceversa. Es inadmisible
el individualismo y el sobre determinismo del individuo reconocido como líder;
pues hasta un personaje como Hitler, que en ingresa a la esfera del liderazgo
negativo, no fue un ser omnímodo, sino que la dominación que se produjo en la
segunda guerra mundial obedece a un proceso social complejo en el cual se echó
mano de actos de represión, subordinación, corrupción o persuasión ideológica,
etc. No se puede soslayar, entonces, el contexto en el que interactúan los
líderes y las organizaciones.
Lo que debe
quedar claro es que para que el líder tenga éxito necesita del grupo pues este
respaldará y validará la jerarquía y la influencia que ejerce sobre él
(Huaylupo Alcázar, 2007)
Por tanto, la
existencia y permanencia del líder queda supeditada o relativizada a la
coyuntura y al contexto en el que se presenta. Ello se puede justificar en
función a la relación simbiótica entre el individuo (líder) y los demás
integrantes de una institución. Esta relación estrecha echa por la borda la
idea que el líder puede justificar su existencia en sí mismo, es decir, sin
necesitar el respaldo del grupo social u organización.
A priori,
podemos manifestar que los líderes no son seres omnímodos pues tal como lo
refiere Jiménez Díaz (2008) el liderazgo es producto de una construcción
social. Y es evidente que los grandes problemas de nuestro país obedecen a una
serie de factores y resulta no solo extensa sino compleja la explicación. Si
bien es cierto los líderes coadyuvan a conseguir los propósitos comunes de la
organización haciendo más efectivo el trabajo de la administración pública, más
cierto es que el liderazgo no es el remedio de todos los problemas del país.
Dicho de otro modo, los líderes no son la panacea de la enfermedad crónica que
padece la administración estatal.
Indistintamente
de lo que se defina sobre el liderazgo, se tiene como elementos naturales al
concepto la presencia del líder y de los adherentes o seguidores Gobitz Morales
(2015). En ese orden de ideas, se deben desplegar acciones y orientar esfuerzos
para formar a quienes se identifiquen como líderes, sino, también a educar a
los seguidores o demás miembros de la organización que reconocen en el líder
una persona que los motiva e inspira en la consecución de metas, misión y
visión de instituciones públicas.
Afirmar que
el líder es un ser autónomo y autosuficiente que no necesita de nada ni nadie
para su existencia en la sociedad constituye un craso error que niega al ser
humano relacional, como llama al líder Sonnenfeld (2020). La esencia del líder
es la capacidad que tiene de ejercer influencia sobre el grupo y obtener el
reconocimiento social que permita validar la conducta y despliegue de acciones
del líder. Así las cosas, el grupo también tiene una reacción frente al
comportamiento del líder y necesita de él para justificar el trabajo que
realiza en mérito a la motivación y la influencia que ejerce el líder sobre
ellos. En consecuencia, el líder no existe per se.
D’Alessio
(2009) refiere que el liderazgo supone un trabajo a largo plazo. En la esfera
de la gestión pública el liderazgo cobra gran importancia debido a que, entre
otras razones, constituye una herramienta estratégica a nivel de las
instituciones porque tienen como función principal promover resultados de calidad
que se traduzcan en niveles óptimos de competitividad. Una institución
competitiva es reflejo del trabajo realizado y comandado por líder y los demás
miembros de la organización, que para el caso de una institución pública son
los trabajadores que no tienen precisamente cargos importantes en el orden
jerárquico.
Cabe anotar
que el fenómeno de la globalización que reina en nuestra actualidad causa
cambios vertiginosos que provocan incertidumbre en la vida cotidiana, en
consecuencia, la relación del gobierno con la sociedad civil también sufre
cambios que deben ser abordados con inteligencia y prudencia. Pues como apunta
D’Alessio (2008) la no satisfacción en la calidad de servicios estatales desata
una crisis de representatividad en la mayoría de gobiernos democráticos de
América Latina.
1.2 Teorías que explican el liderazgo
Existen una
gama de teorías o propuestas que se han desarrollado dirigidas a explicar la
naturaleza del liderazgo.
Así las
cosas, en el siglo XX aparece la teoría del liderazgo del gran hombre
propugnada por el historiador inglés Thomas Carlyle según el cual la referida
teoría se sustenta en las características personales y rasgos psicológicos del
llamado líder. A decir de Pariente Fragoso (s.f.) esta teoría parte de la idea
que el líder nace, no se hace. Entonces, el gran hombre se distingue del grupo
porque tienen características especiales como el carisma y por ello tiene el
poder de dirigir a los demás miembros del grupo. Para esta teoría los
referentes del gran hombre fueron personajes universalmente conocidos de
carácter religioso, político o militar.
Para Fayol (1986) citado por García-Solarte. (2015) quien considera que
se debe hablar de enfoque de los rasgos y no de una teoría o modelo pues debe
reconocerse y distinguirse los rasgos del líder de quienes no pueden concebirse
como líderes. Empero, la interminable lista de cualidades del súper hombre ha
traído resultados poco exitosos que dejaron en el desfase a esta propuesta
(Tamyko Ysa, 2015). Esta teoría del gran hombre o conocida, también, como
teoría de los rasgos tiene su ocaso porque se establece un conjunto de rasgos o
características comunes a los líderes, como si existiera un patrón de rasgos o
características o un molde determinado de rasgos.
La
Teoría del Comportamiento o Conductual. Esta teoría, básicamente, propone que el
comportamiento del líder y de los demás integrantes del grupo debía ser
sometida a un análisis riguroso a fin de determinar elementos o pautas de
conducta que los seguidores perciben de sus líderes para explicar los alcances
del liderazgo y su real efectividad en una organización. Para ello, se
evaluaron dos categorías denominadas:
Iniciación de estructura y Consideración; siendo que la primera se
refiere a las conductas que tienen como propósito la organización y el diseño
de la estructura del trabajo en el sentido de definir las obligaciones de los
seguidores en función al perfil del puesto en la organización. La consideración
está referida a aquellas conductas que persiguen conservar la relación de
interacción social entre el líder y los seguidores. Por tanto, estas
dimensiones son necesarias para que el trabajo del líder sea efectivo, pues el
líder selecciona en forma acertada las conductas adecuadas según el tipo de
situación. La crítica que se le hace a este modelo es que el análisis de
conductas individuales se convirtió en el punto fundamental y obviaron
adentrarse e investigar los patrones del comportamiento específicos que los
líderes utilizan para ser efectivos en cada espacio, Yukl (1992) citado por
Lupano & Castro Solano (s.f.)
Las
teorías como los modelos situacionales o contingentes de Fiedler, Hersey y Blanchard (1964;1969) citados
por Rodríguez Fernández (2010) conciben al liderazgo como la habilidad para
ejercer influencia sobre el seguidor negando la posición jerárquica de aquel.
Así, el enfoque situacional o de contingencia del liderazgo hace su más férrea
crítica a la teoría del súper hombre o gran hombre señalando que los rasgos
característicos del líder, no asegura ni define la figura de los líderes. Es
por ello que las teorías situacionales o de contingencia defienden la idea que
el líder es producto de situaciones determinadas (García-Solarte,2015). Es
decir, el liderazgo es influenciado en función a cada situación que se presenta
y el líder debe interactuar con el grupo. En suma, el líder debe tener la
suficientemente capacidad de advertir las distintas situaciones que se
presentan y elegir el estilo de liderazgo que más conviene; en consecuencia, el
estilo del liderazgo se adecua a cada situación. Además, es importante tener en consideración
las expectativas y la experiencia de los seguidores para concretar esta teoría.
Las últimas
teorías del liderazgo reconocen, entre otras, a la Teoría Transaccional como
aquella que defiende la idea que el liderazgo se basa en una interacción
constante entre el líder y los seguidores, se producen relaciones de ida y
vuelta. El líder transaccional motiva al seguidor premiándolo si alcanza los
resultados deseados; esto es, esta teoría se basa en el intercambio de
relaciones entre líder y los demás miembros del grupo. Cabe señalar que el
líder identifica lo que quiere obtener de los seguidores para poner a su
disposición las herramientas necesarias a fin de que consigan los objetivos
advertidos. En recto entender los líderes recompensan el trabajo de sus
seguidores (Quesada Susanibar, 2014).
De otro lado,
la Teoría
Transformacional que se debe a Burns (1978) y Bass (1985) citados por
Fernández & Quintero (2017), oponiéndose a los estilos transaccionales que
proponen la recompensa como herramienta de influencia. Los líderes
transformacionales constituyen la inspiración de los seguidores a través de su
visión y personalidad, siendo capaces de cambiar expectativas, percepciones y
motivaciones por un fin común. Cabe acotar que el comportamiento del líder es
fuente de inspiración para los demás miembros de la organización; así los
seguidores asumen y comparten el compromiso de trabajar con la finalidad de
lograr los objetivos (Bass & Riggio, 1985) citados por Mendoza & Ortiz
(2006).
La misión del
líder transformacional es empoderar a los demás miembros de la organización
fortaleciendo sus valores y su creatividad en la solución de problemas. Los
líderes realizan un trabajo fino con los miembros de la institución; utilizan
su tiempo para conocer a los miembros del grupo y motivarlos en la consecución
de metas institucionales. El propósito, entonces, del liderazgo
transformacional será transformar las personas en forma positiva y optimizar su
desempeño para hacer competitiva a la organización a la cual pertenecen en
función al bien común.
Cabe
reiterar, que el liderazgo transformacional se trata de una relación simbiótica
entre líder y demás integrantes de la organización. Se trata de una relación de
la cual ambas partes se necesitan una de la otra, por su lado el líder necesita
a su entorno, necesita del grupo para que pueda justificar no solo su
existencia sino su trabajo; y, de otro lado, para los seguidores su líder se
convierte en un referente de buenas conductas, de buen desempeño y les sirve de
motivación en la consecución de los propósitos comunes e institucionales. Finalmente, tanto líder y seguidores sufren
una transformación positiva en el desempeño de sus funciones y mejoran sus
cualidades de forma tal que esos buenos comportamientos redundan en el
incremento de los índices de competitividad que, por último, beneficiará a los
administrados que van a percibir que el servicio que brindan las instituciones
públicas mejoran y con ello mejora la comunidad su calidad de vida.
Es preciso
subrayar que el liderazgo transformacional se mide por los efectos que provoca
el líder en los demás miembros de la organización. Los líderes
transformacionales constituyen referentes para sus seguidores y los concientiza
sobre la importancia que tienen los resultados que se lograron; se deja claro
que debido a las acciones realizadas por los seguidores y el líder se
consiguieron aquellos resultados, por tanto, deben valorar ese esfuerzo, en especial,
deben motivarse a trabajar en conjunto para hacer una organización con altos
índices de competitividad. Así se privilegia los objetivos comunes e
institucionales, Bass (1990) citado por Vázquez Alatorre (2012).
El liderazgo
transformacional ha sido objeto de estudio en muchas esferas de la vida como en
los negocios, en el sistema educativo, de salud, espirituales y en la esfera de
la actividad física (Din et al., 2015). El comportamiento del líder es fuente
de inspiración para los demás miembros de la organización; así los seguidores
asumen y comparten el compromiso de trabajar con la finalidad de lograr los
objetivos
La misión del
líder transformacional es empoderar a los demás miembros de la organización
fortaleciendo sus valores y su creatividad en la solución de problemas. Los
líderes realizan un trabajo fino con los miembros de la institución; utilizan
su tiempo para conocer a los miembros del grupo y motivarlos en el cumplimiento
de los objetivos de la institución. El propósito, entonces, del liderazgo
transformacional será transformar las personas en forma positiva y optimizar su
desempeño para hacer competitiva a la organización a la cual pertenecen en
función al bien común.
Cabe
reiterar, que el liderazgo transformacional se trata de una relación simbiótica
entre líder y demás integrantes de la organización. Ambas partes necesitan una
de la otra, por su lado el líder necesita a su entorno, necesita del grupo para
que pueda justificar no solo su existencia sino su trabajo; de otro lado, para
los seguidores su líder se convierte en un referente de buenas conductas, de
buen desempeño y les sirve de motivación en la consecución de los propósitos
comunes e institucionales. Finalmente,
tanto líder y seguidores sufren una transformación positiva en el desempeño de
sus funciones y mejoran sus cualidades de forma tal que esos buenos
comportamientos redundan en el incremento de los índices de competitividad que,
por último, beneficiará a los administrados que van a percibir que el servicio
que brindan las instituciones públicas mejoran y con ello mejora la comunidad
su calidad de vida.
Es preciso
subrayar que el liderazgo transformacional se mide por los efectos que provoca
el líder en los demás miembros de la organización. Los líderes
transformacionales constituyen referentes para sus seguidores y los concientiza
sobre la importancia que tienen los resultados que se lograron, se deja claro
que debido a las acciones realizadas por los seguidores y el líder se
consiguieron aquellos resultados, por tanto, deben valorar ese esfuerzo, en
especial, deben motivarse a trabajar en conjunto para hacer una organización
competitiva. Así se privilegia los objetivos comunes e institucionales, Bass
(1990) citado por Vázquez Alatorre (2012).
También, se
tiene que conforme a Sonnenfeld (2020), citado por Llauce Ontaneda (2021), en
su obra el Liderazgo ético hace una
propuesta interesante en el marco de la emergencia sanitaria por COVID 19. Él
refiere que deben coexistir y mantenerse vigentes las medidas preventivas de
salud para reducir el contagio viral y, en especial, debemos aprender a vivir
en armonía. En suma, lo que pretende el autor, en su obra, es hacer una
descripción del buen líder privilegiando la ética como una herramienta para
alcanzar una vida en armonía. Así, su máximo referente en el liderazgo ético es
Sócrates resaltando su forma consecuente de pensar y actuar, siempre, en buena
convivencia y armonía, procurando que sus seguidores lo imiten.
El líder
ético debe ser una buena persona, consecuente con su forma de pensar y actuar,
que privilegia el buen vivir en armonía y a partir de ello, consigue la
autoridad moral para que pueda ejercer influencia en los demás integrantes del
grupo; es decir, predica con el ejemplo.
En ese orden
de ideas, las instituciones necesitan líderes, personas con características
potenciales de emprendimiento que motive al personal de una institución y
logren transformar el sentido del trabajo que se realiza al interior de una
entidad pública para que se entienda que el trabajo desarrollado tendrá
consecuencias positivas en los servicios que brinden a favor de los
administrados o usuarios. La confianza que logre despertar el líder en su
entorno es fundamental pues a partir de ello, los demás miembros del grupo
pueden trabajar con la seguridad que las actividades que desarrollan en su
institución tienen un valor importante porque el propósito final es ofrecer un
servicio de calidad en favor de los usuarios, en favor de su comunidad.
Independientemente
de la teoría o propuesta sobre liderazgo, lo que resulta innegable es que la
idea de liderazgo es tan amplia y recoge contenido diverso que se hace complejo
encasillar o circunscribir en una teoría específica las características de un
líder y las consecuencias que produce en el grupo.
En suma, no
existe contundencia en la doctrina para afirmar si el líder nace o se hace. Sin
embargo, podemos afirmar que la idea de líder no se puede reducir al nacimiento
de un ser con características definidas como si se tratase de seres divinos,
sino que las personas, en general, pueden cultivar ciertas cualidades de forma
tal que se forjen como líderes y constituyan fuente de inspiración con real
influencia en los demás miembros del grupo en la consecución de los fines
comunes de la institución pública para satisfacción de la comunidad. No
obstante, ello, es posible que nazcan personas con atributos y características
especiales de un potencial líder cuyos atributos se puedan afianzar y mejorar
hasta tener un líder que pueda hacer un buen trabajo. En consecuencia, el líder
nace y, también, se hace.
2.3 Algunas consideraciones en torno a la gestión
pública
Nuestra norma
constitucional recoge en su artículo 39 expresamente que “los funcionarios y
trabajadores públicos están al servicio de la Nación”, entendiendo por nación
al conjunto de personas que se asientan y se identifican con un determinado
territorio, idioma, raza y costumbres que constituye un pueblo o un país. Así
las cosas, la administración pública que es un espacio donde se llevan a cabo
acciones específicas mediante las cuales las entidades persiguen el logro de
sus fines, objetivos y metas, que están enmarcados por las políticas
gubernamentales (Constitución Política del Perú, 1993). Entonces, es importante
resaltar que la satisfacción de las necesidades públicas, a través de actos y
acciones administrativas están sujetas al ordenamiento jurídico de la materia
de la Constitución Política del Perú (Valeriano, 2001).
Conforme lo
afirma Valeriano (2001), el control en la gestión es un proceso continuo y
dinámico, que se mide en función al cumplimiento de los objetivos trazados.
Además, la gestión pública, debe sujetarse a las estrategias y estructura
organizacional. Así las cosas, la gestión pública cumple un papel fundamental
en el quehacer de la administración pública.
Pues se trata de optimizar los recursos del Estado a fin de satisfacer
las grandes necesidades de la comunidad. Para lo cual necesitamos a los líderes
que coadyuven en incrementar capacidad del gobierno y en consecuencia de la
gestión pública. En este orden de ideas, todo funcionario que tiene una plaza
en la administración pública es responsable del ejercicio de su función pues
sabe que su actuación tiene consecuencias en la comunidad.
En referencia
a lo arriba expuesto, reiteramos, los líderes son de mucha importancia para
lograr los objetivos de las instituciones públicas. Se necesitan líderes con
capacidades suficientes para que influyan en el comportamiento del grupo y se
transforme, en forma positiva, en beneficio de los ciudadanos.
Pero ¿Qué
pasa cuando la administración pública no logra resolver los problemas centrales
y más importantes de las personas? Tal como señala Paz Panduro (s.f.) nuestro
ordenamiento constitucional consagra un listado de derechos fundamentales, así
como las funciones que deben cumplir las distintas entidades públicas. Así, por
ejemplo, la Constitución reconoce en su primer artículo que la defensa de la
persona humana es el fin supremo de la sociedad y del Estado, sin embargo, aun
estando reconocidas de forma expresa a nivel constitucional y además legal, no
se respetan, esto es, no se cumplen.
Pues
podríamos responder con otra pregunta ¿El Estado, en puridad, hace defensa de
las personas? ¿Acaso la dignidad de la persona humana no es pisoteada
constantemente? Cuando acudimos a una institución como la municipalidad,
hospital o un colegio del Estado a realizar un trámite administrativo y nuestra
petición no es atendida dentro del plazo legal conforme al Texto único Ordenado
de la Ley 27444 sino que tenemos que esperar semanas o meses para que un
trámite sencillo nos sea atendido, esa acción de la administración pública no
respeta la dignidad de la persona humana.
En ese orden
de ideas, es remotamente posible que un trámite administrativo sea atendido
en el plazo mínimo) pues los
trabajadores y funcionarios parecen tener en su esquema mental que el cómputo
del plazo se inicia desde el máximo legal en adelante, no contemplan la
posibilidad de que sea atendida una petición antes que venza el máximo legal.
En ese
escenario se requiere celeridad, diligencia, se necesita la ayuda del líder que
convoque y motive a los demás miembros del grupo, en este caso al personal de
la entidad, a cumplir los propósitos comunes de la institución pública y que el
servicio sea competitivo para que el administrado o usuario experimento la
grata sensación que el aparato estatal está a su servicio y lo atiende con
prontitud. Con ese pequeño pero gran cambio o transformación que supone una
atención célere del funcionario, las personas que reciben esa atención son
respetadas y podemos afirmar, sin temor alguno, que el Estado respeta la
dignidad de las personas humanas. Dicho, en otros términos, se está cumpliendo
los derechos que reconoce la norma constitucional a las personas; no es letra
“muerta”, sino que el líder y su grupo han cumplido con un mandato
constitucional.
En todo caso,
¿Por qué no se brinda oportunidad a personas con cualidades y características
potenciales y evidentes de convertirse en líderes? En nuestro país los políticos
que están en el entorno inmediato del gobierno de turno tienen asegurado un
cargo público, como personal de confianza, en alguna entidad estatal.
Generalmente, ocupan cargos importantes en orden de jerarquía, pero, la mayoría
de veces no tienen los méritos académicos, menos aún las cualidades personales
y profesionales para constituirse en líderes. Es decir, ostentan cargos
jefaturales y tienen personal bajo su mando, pero esa situación per se no los convierte en líderes.
Y, tal como
hemos visto anteriormente, necesitamos líderes que motiven a sus trabajadores,
necesitamos líderes que sean fuente de inspiración y que ejerzan influencia en
su personal de forma tal que el trabajo conjunto entre líderes y sus grupos
redunde en una institución competitiva.
Empero,
aquellos trabajadores con potencial de líder, con actitudes de influencia en el
resto del grupo que son de rango medio hacia abajo no tienen oportunidades
porque, es altamente probable que se deba a que no pertenecen al entorno
inmediato de los gobernantes. Pues tal
como la afirma Baras (1991) los partidos políticos son elitistas. De la misma
opinión es Tuesta Soldevilla (s.f.) cuando refiere que los partidos políticos
tienen carácter elitista. Ello
explicaría que los altos cargos del Estado se distribuyen al interior de la
élite política, excluyendo a aquellos trabajadores o servidores públicos que no
están en la esfera cercana al gobierno.
2. MATERIALES Y MÉTODOS
La
metodología que se ha empleado en el trabajo es de naturaleza cualitativa, cuyo
carácter descriptivo permite un análisis profundo de los documentos y de
información, de forma tal que se examina al liderazgo en la administración
pública peruana. El trabajo es no experimental, transversal y de carácter descriptivo
que no manipuló variable alguna.
Es de
precisar que en este documento se ha privilegiado el análisis documental y de
información recogida del entorno virtual, en su mayoría. Así, se ha revisado
diversos artículos, información, normas, etc. que han servido de fuente de
información para elaborar el presente trabajo.
3. RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Tito y Vargas
(2021) realizaron un estudio denominado “Impacto de la motivación y el
liderazgo en el rendimiento laboral en una empresa de servicios de Lima metropolitana”.
Se trata de una investigación cuantitativa cuyo objetivo general fue demostrar
que la motivación y el liderazgo se relacionan con el rendimiento laboral.
Siendo una de las conclusiones más importantes que el 32,53 % de encuestados
indica al liderazgo de la gerencia como ligeramente bajo y que el rendimiento
laboral reporta un promedio de 31,99 %, también se ubica en un nivel bajo.
Fueron los empleados quienes evaluaron el liderazgo de sus jefes y su propio
rendimiento laboral.
De esta
investigación podemos advertir que son los mismos trabajadores quienes se
califican con un rendimiento laboral bajo y que está relacionado con el
liderazgo que ejercen sus jefes. Pareciera, así, que el liderazgo está
reservado para quienes ocupan cargos de altos funcionarios medidos en función
de jerarquía. Particularmente, consideramos que este es un mito pues el
liderazgo debe ser ejercido por quien tiene ciertas cualidades para ser líder;
no todas las personas pueden ejercer liderazgo. Resultaría importante que todos
los trabajadores a quienes se les identifique capacidades naturales tengan la
oportunidad de convertirse en líderes y se los pueda formar de tal manera que
la institución se haga más competitiva.
Además, como
lo señalan Baras (1991) y Tuesta Soldevilla (s.f.) los partidos políticos son
elitistas lo que implica que su entorno es cerrado. Así, se explica que los
puestos de confianza de alta jerarquía (directivos), que son designados por los
funcionarios más cercanos al gobierno de turno, se distribuya a personas que
pertenecen al entorno de los gobernantes. De esa manera, quedan relegados los
trabajadores públicos que no pertenecen a la élite política. Es hora de que las
instituciones sean menos jerárquicas como lo advierte el Concilio Nacional de
Minorías contra el SIDA-INMAC. (s.f.).
Lo arriba
expresado, es una verdad triste porque existen personas que laboran en las
entidades estatales y tienen potencial para ser líderes, pero se les niega la
oportunidad de formarse como tales y trabajar en conjunto con sus demás
compañeros para lograr los objetivos institucionales. Es más, si se tiene en
consideración que aquellos trabajadores con potencial de liderazgo sin
pertenecer a la esfera política y aun así se los forme como líderes, estos,
tendrían una ventaja con sus compañeros pues el grupo lo identificaría como un
líder nacido de sus canteras; esta circunstancia puede ayudar a que las
relaciones entre líder y su grupo sean más sólidas premunidas de mayor respeto
de forma tal que la institución pública se haga más competitiva.
En tono a lo
anteriormente expuesto, Rivera León (2020) en su investigación “La influencia
del liderazgo en la construcción de una cultura organizativa orientada a la
innovación de escuelas” asegura que el liderazgo es fundamental para lograr la
innovación de una organización; además genera compromiso en los demás miembros
del grupo, de forma tal que las actividades que desarrolla el líder son
admiradas por el grupo con predominio del componente emocional que representa
para ellos resaltando más que las acciones propiamente técnicas y
administrativas.
Si bien es
cierto el investigador orienta su estudio a la esfera escolar no es menos
cierto que la importancia del liderazgo comprende a diversas esferas de la
vida. Así, reiteramos la importancia que tiene la influencia que tiene el líder
sobre el grupo pues como se ha advertido anteriormente existe un componente
emocional en aquella influencia que se ejerce en los seguidores pues el líder
constituye un referente de cualidades que sirven de inspiración e inciden en el
comportamiento del grupo para realizar las actividades y acciones necesarias a
fin de cumplir con los objetivos comunes pues el seguidor se compromete con su
institución.
Otro punto a
tener en cuenta es que conforme a nuestra norma constitucional la
administración pública es una organización cuyo propósito es ser una
institución prestadora de servicios a favor de la comunidad. Por tanto urge que
el aparato estatal implemente y emplee estrategias para resolver los más problemas
más álgidos del ciudadano; una herramienta a tener en cuenta es la formación de
líderes que coadyuven en la tarea primordial de la administración pública:
satisfacer las necesidades más elementales de los ciudadanos a fin de mejorar
la calidad de vida de las personas que es un derecho fundamental como lo señala
el primer artículo de nuestra constitución: El fin supremo de la sociedad y del
Estado es el respeto de la dignidad de la personas humana. En consecuencia,
como lo señala Gauss (1939) citado por Martín-Castilla (s.f) es el momento de
que la administración pública se transforme positivamente en favor de los
usuarios.
Existen
tantas teorías que se han desarrollado para explicar el liderazgo, pues como lo
advierte Stodgil (1974) citado por Torres Mojica (2020) existen muchas
definiciones de liderazgo. Es posible que el afán por demostrar que una teoría
es mejor que otra perdamos de vista lo que en puridad importa: Que la
administración pública forme líderes, independientemente de si pertenecen a su élite
política del gobernante de turno. Esto es, que se preocupe en identificar y
captar a trabajadores de las entidades diversas que tengan cualidades y
potencial para querer ser líderes de su grupo. Pues debemos evaluar la
afirmación de D’Alessio (2009) cuando señala que el liderazgo es un trabajo a
largo plazo; en razón de ello urge iniciar un trabajo serio en la formación de
líderes en la administración pública que conduzca al grupo en la consecución de
resultados de calidad que reflejen y evidencien índices altos de competitividad
de las instituciones estatales. Vaya resultado que tendremos en adelante, si
ahora empezamos el trabajo con los líderes de la función pública.
No obstante,
lo mencionado en el párrafo anterior siguiendo a Benny et al (2020) existen
algunos elementos que coartan la función del liderazgo en la cosa pública, como
factores de orden cultural, el fenómeno del individualismo, carencia de
compromiso y transparencia, y personal elegido que está vinculado estrechamente
a la élite política de turno que hace daño a los talentos potenciales del
liderazgo pues impide el acceso a personas con atributos y ganas de convertirse
en líderes.
Las
instituciones necesitan líderes, personas con características varias y
potencial de emprendimiento que logre motivar al personal de la entidad pública
para transformar el trabajo de la institución y se transforme positivamente los
servicios que brindan a la comunidad que finalmente afianzará la confianza de
aquella en sus autoridades y en sus líderes. Y podamos vivir en armonía social
a decir de Sonnenfeld (2020), citado por Llauce Ontaneda (2021), que defiende
la ética en el liderazgo y pregona el comportamiento consecuente que debe
existir entre lo que decimos y hacemos en favor del interés general. Pues todo
apunta a que la sociedad necesita de referentes, de modelos de comportamiento
que sean fuente de inspiración para motivar al grupo a ser cada día mejores
personas y cumplir con los propósitos comunes de la organización.
De otro lado,
López Ibort (2020) en su investigación doctoral de la Universidad de Zaragoza
denominada “Relaciones interpersonales claves en el liderazgo de los mandos
intermedios de enfermería”. La investigación es de tipo cuantitativo y se basó
en la idea de la relación líder-seguidor; se tuvo como objetivo conocer la
calidad de la relación supervisora-enfermera y conocer si esa calidad influye
positivamente en la organización del hospital. Las conclusiones, entre otras,
son que se conoció que la buena relación entre supervisora y enfermera influyen
positivamente en el trabajo de la organización, generándose mayor compromiso en
el personal de enfermería con una consecuente satisfacción.
Cabe señalar
que la investigación anterior se trata del liderazgo en el personal de salud,
sin embargo, es preciso manifestar que el liderazgo está presente en cualquier
tipo de actividad humana sea cual fuere su naturaleza Ramírez, 2013 citado por
Uzurriaga, Osorio & Arias Erazo (2020). La interacción social es el
ambiente idóneo para que el liderazgo intente conducir por buen cauce al grupo
social, más aún si tratara de una organización o institución pública cuya
finalidad es mejorar la calidad de vida del ciudadano atendiendo y trabajando
para satisfacer sus necesidades elementales.
4. CONSIDERACIONES FINALES
§
Existen
una gama de teorías sobre el liderazgo cada una con propuestas diferentes; sin
embargo, el liderazgo como herramienta de las instituciones para conseguir su
máximo rendimiento en sintonía con los objetivos de la institución no se pueden
encasillar a una u otra teoría. Pero si el liderazgo se sujeta a la ética se
habrá conseguido a un líder consecuente con lo que dice y hace en la
institución.
§
El
liderazgo no es la solución a todos los problemas de las instituciones
públicas, pero constituye una herramienta que permite la influencia del líder
en su grupo haciendo un importante trabajo para lograr los fines de su
institución. En ese orden de ideas, el líder resulta ser un referente de buenas
prácticas, de buena conducta de tal forma que es una fuente de inspiración y
motivación para aquel servidor público que permite afianzar su compromiso con
la institución donde trabaja.
§
Los
gobiernos de turno tienen reservado los más altos cargos de confianza de la
función pública a personas que pertenecen a su entorno más cercano y negando el
acceso a la alta esfera de la función pública a trabajadores con menor
jerarquía. Y con ello se niega la posibilidad de aquellos servidores con
potencial del líder que podrían coadyuvar a mejorar el trabajo en la
administración pública.
§
La
influencia que ejerce el líder sobre el grupo es fundamental para que las
instituciones públicas mejoren la competitividad que redunde en el bienestar
del ciudadano. Si empezamos con ejercer el liderazgo para cumplir oportunamente
las peticiones de los ciudadanos, habremos superado un mal de antaño que aqueja
al vecino de la comunidad y genera desconfianza de la sociedad en sus autoridades.
§
Las
instituciones públicas debieran dar la oportunidad a cualquier trabajador para
que se forme como líder, sin importar la jerarquía a la que pertenezca en la
organización. Importa sí las características, actitudes y la voluntad de
convertirse en líderes de su institución.
5. LISTA DE
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