RIESGO DE MIOCARDITIS TRAS VACUNAS
COVID-19: UN ARTÍCULO DE REVISIÓN
RISK OF MYOCARDITIS AFTER COVID-19
VACCINES: A REVIEW ARTICLE
Berly Joaquin Cardenas Quiñonez
Universidad Privada Franz Tamayo, Bolivia
Jeremy Josep Rodriguez Anaya
Universidad Privada Franz Tamayo, Bolivia
Consuelo Avilés Estrada
Universidad Privada Franz Tamayo, Bolivia

pág. 4021
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i6.21512
Riesgo de Miocarditis tras Vacunas Covid-19: Un Artículo de Revisión
Berly Joaquin Cardenas Quiñonez1
cbbe.berlyjoaquin.cardenas.qu@gmail.com
https://orcid.org/0009-0004-0901-8781
Carrera de Medicina Sede Cochabamba
Universidad Privada Franz Tamayo
Bolivia
Jeremy Josep Rodriguez Anaya
cbbe.jeremyjosep.rodriguez.an@unifranz.edu.bo
https://orcid.org/0009-0005-6958-3210
Carrera de Medicina Sede Cochabamba
Universidad Privada Franz Tamayo
Bolivia
Consuelo Avilés Estrada
doc.consuelo.aviles.es@unifranz.edu.bo
https://orcid.org/0000-0002-7376-9895
Carrera de Medicina Sede Cochabamba
Universidad Privada Franz Tamayo
Bolivia
RESUMEN
La inmunización con vacunas contra la COVID-19 fue fundamental para el control pandémico; sin
embargo, la aparición de cuadros de inflamación miocárdica en población joven generó alertas de
seguridad específicas asociadas a plataformas de ARNm. El objetivo de este estudio fue evaluar el
riesgo de adquisición, los mecanismos fisiopatológicos y el pronóstico clínico real de la miocarditis
posvacunal. Se aplicó una metodología de diseño documental retrospectivo, analizando 30 artículos
publicados entre 2021 y 2025, obtenidos de bases como PubMed y Google Académico. Los resultados
demuestran que, aunque estas vacunas presentan mayor reactogenicidad en varones adolescentes, la
incidencia absoluta permanece extremadamente baja en comparación con el riesgo cardiovascular de la
infección viral natural. Si bien la evolución clínica aguda suele ser benigna, estudios de resonancia
magnética detectaron persistencia de realce tardío de gadolinio en el 30% de los casos, indicando
fibrosis residual. En conclusión, a pesar de los hallazgos tisulares que sugieren la necesidad de
vigilancia a largo plazo, el balance riesgo-beneficio favorece inequívocamente la vacunación, pues
previene la miocarditis viral fulminante y reduce significativamente la morbimortalidad cardiovascular
global asociada a la infección causada por el Covid-19
Palabras clave: miocarditis, vacunas covid-19, ARNm
1 Autor principal.
Correspondencia: doc.consuelo.aviles.es@unifranz.edu.bo

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Risk of Myocarditis After Covid-19 Vaccines: A Review Article
ABSTRACT
Immunization with COVID-19 vaccines was fundamental for pandemic control; however, the
emergence of myocardial inflammation in young people generated specific safety alerts associated with
mRNA platforms. The study’s objective was to evaluate the risk of getting, pathophysiological
mechanisms, and actual clinical prognosis of post-vaccination myocarditis. A retrospective
documentary design methodology was applied, analyzing 30 articles published between 2021 and 2025,
obtained from databases such as PubMed and Google Scholar. The results demonstrate that, although
these vaccines exhibit greater reactogenicity in adolescent males, the absolute incidence remains
extremely low compared to the cardiovascular risk of natural viral infection. While the acute clinical
course is usually benign, magnetic resonance imaging studies detected persistent late gadolinium
enhancement in 30% of cases, indicating residual fibrosis. In conclusion, despite the tissue findings that
suggest the need for long-term surveillance, the risk-benefit balance unequivocally favors vaccination,
as it prevents fulminant viral myocarditis and significantly reduces overall cardiovascular morbidity
and mortality associated with the infection caused by COVID 19
Keywords: myocarditis, covid‑19 vaccines, mRNA
Artículo recibido 8 noviembre 2025
Aceptado para publicación: 15 diciembre 2025

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INTRODUCCIÓN
La rápida instauración de estrategias de inmunización masiva frente a la COVID-19 a nivel mundial
resultó en un mejor control de la morbimortalidad de la pandemia. No obstante, a mediados del 2021
aparecieron casos de miocarditis y pericarditis con una temporalidad cercana a la inmunización,
estableciendo una señal de seguridad particularmente asociada a la plataforma de ARNm, como
BNT162b2 la vacuna de Pfizer-BioNTech y mRNA-1273 siendo de las más usadas en el caso de
Moderna. Aunque las reacciones adversas a las vacunas suelen ser leves y locales, la descripción de
cuadros de inflamación miocárdica en población joven generó una alerta clínica inmediata,
documentándose los primeros casos en series clínicas en Europa y América (Bautista García et al., 2021;
Larson et al., 2021).
Históricamente, la miocarditis posvacunal ha sido un evento extremadamente infrecuente, descrito
esporádicamente en el pasado con vacunas de virus vivos como la de la viruela (Bozkurt et al., 2021).
Sin embargo, el uso de la tecnología de ARNm planteó interrogantes sobre si estos eventos eran una
coincidencia temporal o una consecuencia de mecanismos inmunológicos específicos, como el
mimetismo molecular o la hiperreactividad a componentes del ARNm (Buoninfante et al., 2024;
Heidecker et al., 2022). El problema de investigación actual radica en describir a detalle este riesgo,
diferenciando entre las distintas plataformas vacunales y definiendo el perfil clínico real de los
afectados.
Este estudio resulta muy importante pues destaca la necesidad de contextualizar el riesgo vacunal frente
al riesgo de la enfermedad natural. Cabe destacar que la infección por el virus que causó la pandemia
causó un amplio espectro de manifestaciones cardiovasculares graves, incluyendo síndromes coronarios
agudos, trombosis, arritmias y una elevada incidencia de miocarditis viral, las cuales se asocian a un
peor pronóstico clínico (Fauvel et al., 2022; Louis et al., 2022). La evidencia epidemiológica reciente
sugiere que los eventos cardíacos vinculados a la vacunación ocurren con una frecuencia
sustancialmente menor que las complicaciones cardiovasculares derivadas de la propia infección (Chen
& Su, 2023; Patone et al., 2022). De hecho, estudios comparativos indican que el riesgo de miocarditis
es significativamente mayor tras la exposición al virus que tras la inmunización, incluso en poblaciones
jóvenes (Nitz et al., 2025).

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Se define como objetivo principal de este artículo de revisión el análisis de la frecuencia, los posibles
mecanismos fisiopatológicos y el pronóstico clínico de la miocarditis que se presenta tras la vacunación
contra la COVID-19. Se pretende reunir resultados de estudios epidemiológicos extensos y informes de
casos recientes para evaluar la relación riesgo-beneficio y ofrecer orientaciones fundamentadas en
evidencia para la gestión clínica y la definición de intervenciones regulatorias.
METODOLOGÍA
Esta revisión emplea un enfoque cualitativo y documental basado en la evaluación, selección crítica y
síntesis de datos secundarios de literatura biomédica revisada por pares. El objetivo fue cuantificar la
incidencia de miocarditis tras la vacunación, también analizar los mecanismos fisiopatológicos
subyacentes y realizar comparaciones de seguridad entre plataformas basadas en ARNm y vectores
virales.
Se hizo un diseño observacional retrospectivo de corte transversal bibliográfico. Esto con el fin de
asegurar la relevancia de los descubrimientos y analizar la evolución del pronóstico clínico, el intervalo
cronológico seleccionado para el análisis se extiende desde principios de 2021 hasta el cuarto mes de
2025.. Esta extensión temporal facilitó la inclusión no solo de los informes iniciales de
farmacovigilancia, sino también de investigaciones recientes que realizan un seguimiento a largo plazo
a través de resonancias magnéticas, superando así las limitaciones presentes en las revisiones publicadas
durante las fases tempranas de la pandemia.
El cuerpo de evidencia examinado se integró a partir de la literatura biomédica disponible en
repositorios de reconocido prestigio académico, priorizando aquellas indexadas en cuartiles Q1 y Q2
para asegurar la validez interna de los datos.
Las fuentes primarias se obtuvieron de PubMed/MEDLINE, Cochrane Library, ScienceDirect y Google
Scholar.
Tras una búsqueda inicial que arrojó 45 documentos potenciales, se ejecutó un proceso de depuración
mediante muestreo no probabilístico intencional. La muestra final quedó conformada por 30 artículos
científicos, seleccionados por su relevancia clínica y metodológica. Para la conformación de la muestra
se aplicaron los siguientes criterios de inclusión y exclusión, alineados con la estrategia PICO:

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Inclusión: Se seleccionaron revisiones sistemáticas, meta-análisis, estudios de cohorte y reportes de
caso que ofrecieran confirmación diagnóstica biomarcadores o imagenología y que comparan los
efectos de vacunas BNT162b2, mRNA-1273, ChAdOx1 o Ad26.COV2.S. Se incluyó literatura en
inglés y español.
Exclusión: Se descartaron editoriales de opinión, pre-prints no revisados por pares, estudios con
metodologías imprecisas que no diferenciaran entre miocarditis viral y posvacunal, y aquellos
duplicados en distintas bases de datos.
La recolección de datos se sistematizó mediante el análisis de contenido. La estrategia de búsqueda
empleó una combinación de descriptores en Ciencias de la Salud (DeCS) y términos MeSH tales como:
“myocarditis”, “COVID-19 vaccines”, “mRNA adverse events”, “cardiovascular sequelae” y
“pericarditis”. Estos términos se articularon mediante operadores booleanos (AND, OR) para refinar la
obtención de los resultados.
El flujo de selección siguió un algoritmo de tres fases: Identificación: Búsqueda masiva y eliminación
de registros duplicados mediante gestores bibliográficos; cribado (Screening): Lectura crítica de títulos
y resúmenes para filtrar estudios que no abordaran desenlaces cardiovasculares específicos;
elegibilidad: Análisis a texto completo para la extracción de variables complejas: tasas de incidencia,
patrones de realce tardío de gadolinio (LGE) en resonancia y evolución clínica comparada.
Debido a la naturaleza documental del estudio, no se requirió la intervención en seres humanos ni la
aprobación de un comité de ética. Sin embargo, el estudio se adhirió a los principios de integridad
científica y respetó la propiedad intelectual de los autores originales mediante citas y referencias
correctas, de acuerdo con las directrices de la APA (Asociación Americana de Psicología), 7.ª edición.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Incidencia global de miocarditis post-vacunación:
Los estudios coinciden en que la miocarditis tras la vacunación contra COVID-19 se presenta como un
evento infrecuente, con tasas muy bajas en la población general vacunada. Se documentaron 16 514
incidencias de sospecha de miopericarditis vinculadas a la inmunización mediante la revisión
sistemática de la base de datos de farmacovigilancia europea hasta el 18 de diciembre de 2021 (Jaiswal

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et al. , 2023). Para entender el tamaño del grupo, es importante señalar que se habían administrado
millones de dosis de vacunas en la población de Europa durante ese tiempo.
De manera análoga, en Estados Unidos, un examen de las notificaciones al Vaccine Adverse Event
Reporting System documentó 1841 casos de miocarditis y/o pericarditis que podrían estar vinculados a
diferentes tipos de vacunas entre enero de 1990 y julio de 2021 (Fairweather et al., 2023), lo que
equivale a aproximadamente 0,38 casos por cada 100 000 individuos que fueron vacunados contra
COVID-19 (Jaiswal et al., 2023). Estas cifras respaldan que la incidencia absoluta es muy baja, algo
menor al 0,001%. Como comparación, la miocarditis asociada a la infección del virus antes mencionado
es mucho más común; se ha estimado que la infección eleva el riesgo de miocarditis hasta 15 veces por
encima de los niveles pre-pandemia, llegando a tasas de 1000 a 4000 casos por 100 000 personas
infectadas (Buoninfante et al., 2024) cifras muy por encima de la tasa posvacunal. En otras palabras, el
potencial riesgo de miocarditis es más frecuente con la enfermedad COVID-19 que con la vacuna.
Variabilidad por vacuna administrada
Como se detalla en la Tabla 1, las vacunas BNT162b2 de Pfizer-BioNTech y mRNA-1273 de Moderna
presentan tasas de incidencia significativamente superiores a las basales, con una mayor
reactogenicidad observada con la formulación de Moderna. Datos recientes indican que, en hombres
jóvenes tras la segunda dosis, la tasa con mRNA-1273 puede oscilar entre 13 y 19 casos por 100,000
vacunados, frente a cifras menores con BNT162b2 (Nitz et al., 2025). Esta diferencia podría explicarse
por la mayor carga antigénica de la vacuna de Moderna (100 μg vs. 30 μg), sugiriendo una relación
dosis-respuesta en la activación de la respuesta inflamatoria (Chen & Su, 2023).
Por el contrario, las plataformas de vectores adenovirales ChAdOx1 de AstraZeneca y Ad26.COV2.S
de Janssen además de las de subunidad proteica perteneciente a Novavax no han mostrado una
asociación estadística robusta con la miocarditis, manteniéndose en niveles comparables a la incidencia
de fondo (Nitz et al., 2025). Es fundamental distinguir este perfil de riesgo del de otros eventos
vasculares; mientras que la miocarditis es el evento predominante en jóvenes con vacunas ARNm, los
fenómenos trombóticos y el infarto agudo de miocardio son complicaciones más frecuentes tras la
administración de vectores virales en poblaciones de mayor edad (Baqi et al., 2022; Sadatnaseri et al.,
2024).

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Perfil clínico y la influencia ligada a la edad y el sexo
Existe un patrón demográfico y clínico muy definido que orienta el diagnóstico. Más del 80% de los
casos notificados corresponden a adolescentes y adultos jóvenes entre 16 a 29 años, presentándose
típicamente con dolor torácico agudo, elevación de troponinas y cambios electrocardiográficos
inespecíficos entre 2 y 4 días después de la segunda dosis (Fierro Fierro & Loera Almuina, 2022; Larson
et al., 2021).
La marcada predisposición masculina ha llevado a proponer mecanismos fisiopatológicos mediados por
hormonas sexuales. Se postula que la testosterona podría inhibir las células T reguladoras
antiinflamatorias y promover una respuesta de tipo Th1 más agresiva, mientras que los estrógenos
ejercerían un efecto protector (Fairweather et al., 2023). Adicionalmente, investigaciones recientes han
identificado la presencia de proteína Spike libre no neutralizada en el plasma de pacientes jóvenes con
miocarditis posvacunal, un hallazgo ausente en controles sanos vacunados. Esto sugiere que, en
individuos con cierta susceptibilidad genética o inmunológica, una incapacidad transitoria para
neutralizar el antígeno podría desencadenar una cascada inflamatoria descontrolada mediada por
citoquinas y células natural killer (Yonker et al., 2023; Bozkurt et al., 2021). Asimismo, se ha planteado
que una infección previa por el COVID 19 podría actuar como un factor "priming", potenciando la
respuesta inmune y el riesgo de complicaciones inflamatorias tras la vacunación posterior, fenómeno
conocido como inmunidad híbrida (Blasco et al., 2024).
Diagnóstico avanzado y hallazgos de imagenología
Aunque la presentación clínica simula un síndrome coronario agudo, la angiografía coronaria suele
descartar lesiones obstructivas, bajo estas circunstancias, la imagen por resonancia magnética se ha
posicionado como el estándar de referencia para la confirmación clínica, siendo el "Gold Standard" no
invasivo. Los estudios de imagen describen un patrón patognomónico de realce tardío de gadolinio
(LGE) con distribución subepicárdica, localizado predominantemente en los segmentos inferolaterales
del ventrículo izquierdo (Fronza et al., 2022). Este hallazgo es crucial para diferenciar la miocarditis
posvacunal de la etiología isquémica (que presenta un patrón subendocárdico) y permite cuantificar la
extensión del edema y la fibrosis.

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A pesar de la utilidad de la RMC, las guías internacionales, incluido el consenso de la Sociedad Europea
de Cardiología, desaconsejan la biopsia endomiocárdica de rutina debido al curso generalmente benigno
de la enfermedad. Su uso se reserva para escenarios de inestabilidad hemodinámica o duda diagnóstica,
donde la histología suele revelar infiltrados inflamatorios mixtos (linfocitos T y macrófagos) sin
evidencia de genoma viral, reforzando la hipótesis de una etiología inmunomediada y no infecciosa
directa (Heidecker et al., 2022).
Pronóstico a largo plazo
La evolución clínica de los pacientes es un tema de debate actual. La evidencia inicial y los reportes de
casos, incluso en el contexto latinoamericano, caracterizan a esta entidad como "leve y autolimitada",
con una rápida resolución de la sintomatología y recuperación de la función ventricular tras el manejo
conservador con AINEs o colchicina (Sáenz-Peñas & Frías-Ordoñez, 2023; Lim et al., 2024). La
mortalidad intrahospitalaria es excepcionalmente baja menor al 1% y la estancia hospitalaria suele ser
breve (Nitz et al., 2025).
Sin embargo, la literatura actual publicada en 2025 obliga a matizar estos datos (ver Tabla 2). Estudios
de seguimiento longitudinal con RMC han demostrado una disociación entre la recuperación clínica y
la tisular. Si bien el edema miocárdico desaparece en los primeros tres meses, la fibrosis miocárdica
detectada con realce tardío con gadolinio puede permanecer en aproximadamente el 30% de los
pacientes más allá de los 18 meses, incluso en ausencia de síntomas (Alhussein et al., 2022; Warren et
al., 2025). Aunque la repercusión hemodinámica de estas cicatrices residuales parece ser mínima a corto
plazo, su persistencia plantea interrogantes sobre el riesgo arritmogénico futuro, habiéndose
documentado casos aislados de taquicardia ventricular no sostenida meses después del evento agudo
(Sheth & Gandhi, 2023). Esto subraya la necesidad de un monitoreo cardiológico extendido en pacientes
con hallazgos anormales en la resonancia inicial.
Balance riesgo-beneficio
A pesar de la confirmación de la inflamación miocárdica ha sido catalogada como una complicación
posvacunal de ocurrencia extremadamente rara ligado a la inmunización, el análisis de la evidencia
concluye que el factor riesgo-beneficio favorece a la vacunación universal.

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La preocupación clínica generada por los casos posvacunales debe contrastarse con la carga
cardiovascular devastadora impuesta por la infección secundaria a la exposición al coronavirus.
Estudios poblacionales masivos, como el realizado en Inglaterra con más de 42 millones de personas,
demuestran que la posibilidad de sufrir miocarditis tras la infección por COVID-19 es sustancialmente
mayor, de hasta 11 veces más que el riesgo asociado a la vacunación. (Patone et al., 2022). Mientras
que la incidencia de miocarditis posvacunal se limita a un promedio de 1 a 10 casos por millón,
dependiendo de la dosis y plataforma, la infección viral eleva esta tasa a 40 casos adicionales por millón,
con una letalidad significativamente más alta (Bozkurt et al., 2021).
La miocarditis posvacunal se comporta predominantemente como una entidad focal, mediada por una
respuesta inmune transitoria y específica contra la proteína Spike, lo que resulta en una disfunción
ventricular leve y reversible en la mayoría de los casos (Chen & Su, 2023). En contraste, el daño
miocárdico inducido por el virus es multifactorial y sistémica: involucra invasión viral directa de los
cardiomiocitos a través de receptores ACE2, endotelitis generalizada, trombosis microvascular y una
tormenta de citoquinas que provoca un daño tisular extenso (Fauvel et al., 2022 ; Louis et al., 2022).
Esta agresividad biológica del virus explica por qué la miocarditis viral se asocia frecuentemente con
shock cardiogénico, arritmias malignas y una mortalidad intrahospitalaria elevada, escenarios que son
excepcionales en la etiología posvacunal (Nitz et al., 2025).
Además, es imperativo considerar el efecto protector pleiotrópico de la vacunación. La evidencia más
reciente de grandes cohortes, como la publicada en Nature Communications con 46 millones de adultos,
revela que la vacunación no solo previene la infección pulmonar grave, sino que reduce
significativamente las tasas de presentación de desenlaces vasculares críticos, tales como
tromboembolismo venoso, infarto cerebral de tipo isquémico e isquemia miocárdica aguda, en
comparación con la población no vacunada (Ip et al., 2024). Meta-análisis recientes corroboran que la
administración de vacunas COVID-19 no incrementa el riesgo basal de infarto de miocardio,
desmitificando preocupaciones teóricas sobre un estado pro-trombótico generalizado inducido por la
vacuna (Sadatnaseri et al., 2024). Por ello, la vacunación actúa como una medida de prevención
cardiovascular. Al mitigar la gravedad de la presentación clínica de los síntomas de infección por el
COVID-19, se previenen las secuelas cardíacas a largo plazo y se reduce la carga de morbilidad en

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sistemas de salud. Incluso en el subgrupo de mayor riesgo para miocarditis vacunal, los modelos de
decisión clínica indican que los beneficios de prevenir hospitalizaciones en UCI y muertes por el virus
antes mencionado superan los riesgos de eventos adversos posvacunales, los cuales son, en su mayoría,
manejables y de curso favorable (Bozkurt et al., 2021).
ILUSTRACIONES, TABLAS, FIGURAS.
Tabla 1: Incidencia estimada de miocarditis posterior a la vacunación COVID-19 según plataforma
Plataforma
Vacunal
Vacuna
(Fabricante)
Grupo de
mayorriesgo
Incidencia
Estimada (por
100,000 dosis)
Nivel de
asociación causal
ARN Mensajero mRNA-1273
(Moderna)
Varones, 16–29
años (2.ª dosis)
13.0 – 19.0 Alta (Definida)
BNT162b2 (Pfizer-
BioNTech)
Varones, 16–29
años (2.ª dosis)
2.6 – 5.7 Alta (Definida)
Vector Viral ChAdOx1
(AstraZeneca)
Población general < 1.0 (Nivel basal) Baja / Nula
Ad26.COV2.S
(Janssen)
Población general Casos esporádicos Incierta
Subunidad Proteica NVX-CoV2373
(Novavax)
Varones jóvenes Datos limitados
(Rara)
Baja
Los datos reflejan las tasas reportadas en sistemas de vigilancia activa. La incidencia basal de miocarditis en población
vacunada se estima entre 1 y 10 casos por 100,000 personas-año. Fuente: Elaboración propia basada en datos de Nitz et al.
(2025) y Jaiswal et al. (2023).
Tabla 2: Evolución de los hallazgos clínicos y de Resonancia Magnética Cardíaca (RMC)
Parámetro
Evaluado
Fase Aguda
(< 1 mes)
Fase de convalecencia
(3 a 6 meses)
Seguimiento a largo plazo
(> 12 meses)
Sintomatología Dolor torácico (95-
100%), disnea leve.
Resolución completa en
>90% de los casos.
Asintomático en la gran
mayoría. Casos raros de
palpitaciones.
Biomarcadores Troponina elevada
(pico a las 72h).
Normalización completa. Normales.
Edema Miocárdico
(T2)
Presente
(Hiperintensidad
focal/difusa).
Resolución completa
(ausencia de edema).
Ausente.
Función Ventricular
(FEVI)
Normal o levemente
reducida en el 25% de
casos.
Recuperación a valores
normales.
Conservada (>55%).
Realce Tardío de
Gadolinio (LGE)
Presente en >95%
(signo de
necrosis/inflamación).
Persiste en 60-70%, pero
con reducción del
volumen.
Persiste en ~30% de los
pacientes (Cicatriz fibrótica
residual).
Nota. (FEVI: Fracción de Eyección del Ventrículo Izquierdo). El patrón de LGE suele ser subepicárdico en la pared
inferolateral. Fuente: Elaboración propia basada en los estudios de cohorte de Warren et al. (2025) y Alhussein et al. (2022).

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Tabla 3: Perfil de riesgo cardiovascular comparado por tipo de evento adverso y plataforma
Evento
Cardiovascular
Plataforma Asociada
Principalmente
Población
Afectada Típica
Riesgo Relativo
(Odds Ratio)
Referencia Clave
Miocarditis ARNm (Moderna >
Pfizer)
Varones jóvenes
(<30 años)
Aumentado (OR >
2.0 tras 2.ª dosis)
Nitz et al. (2025)
Infarto de
Miocardio (IAM)
Ninguna (No hay
asociación causal)
Adultos mayores
(>60 años)
Neutro (OR 0.99 -
Sin riesgo)
Sadatnaseri et al.
(2024)
Trombosis
(TTS/VITT)
Vectores Virales
(AstraZeneca/Janssen)
Mujeres jóvenes
(<50 años)
Levemente
aumentado
Yasmin et al.
(2023)
Arritmias
Ventriculares
ARNm (Casos
anecdóticos)
Varones con
cicatriz
miocárdica previa
Extremadamente
raro
Sheth & Gandhi
(2023)
Nota. TTS: Síndrome de Trombosis con Trombocitopenia. La posibilidad de infarto de miocardio no se incrementa con la
vacunación, a diferencia de la infección natural por COVID-19. Fuente: Elaboración propia basada en metaanálisis recientes
(2023-2025).
CONCLUSIONES
La evidencia científica permite confirmar que la miocarditis posvacunal es un evento clínico real y
verificable, aunque su incidencia se mantiene en rangos extremadamente bajos, comportándose como
un evento adverso raro asociado específicamente a la reactogenicidad de las plataformas de ARN
mensajero en una subpoblación susceptible de varones jóvenes (Jaiswal et al., 2023 ; Nitz et al., 2025).
A diferencia de los temores iniciales, se ha descartado una asociación causal significativa entre la
profilaxis vacunal dirigida a combatir la enfermedad pandémica. y un aumento en el riesgo de infarto
agudo de miocardio, estableciendo una clara distinción fisiopatológica entre los fenómenos
inflamatorios cardiacos y los isquémicos (Sadatnaseri et al., 2024 ).
Desde una perspectiva clínica y pronóstica, se observa una división importante. Si bien la evolución
sintomática es benigna y la recuperación funcional del ventrículo izquierdo es lo normal tras un manejo
conservador, los estudios de imagenología avanzada de 2025 han revelado una realidad tisular más
compleja.
La persistencia de realce tardío de gadolinio (fibrosis) en hasta un tercio de los pacientes asintomáticos
a largo plazo sugiere que la reparación miocárdica puede ser incompleta a nivel histológico (Alhussein
et al., 2022 ; Warren et al., 2025 ).

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Este hallazgo subraya la importancia de no subestimar el seguimiento cardiológico, ya que, aunque el
riesgo de eventos adversos graves es mínimo, la presencia de cicatrices residuales justifica una
vigilancia continuada ante el riesgo teórico de arritmias futuras (Sheth & Gandhi, 2023 ).
No obstante, al ver estos riesgos en el contexto global, la conclusión que se observa es que: el balance
riesgo-beneficio favorece decisivamente a la inmunización. La carga de morbimortalidad
cardiovascular atribuible al padecimiento de la enfermedad viral que incluye tasas elevadas de
miocarditis fulminante, trombosis sistémica e insuficiencia cardíaca, supera en magnitud a los eventos
adversos posvacunales (Patone et al., 2022 ; Fauvel et al., 2022 ). Así pues, la vacunación ha demostrado
ejercer un efecto protector, reduciendo la incidencia de complicaciones cardiovasculares mayores, como
infartos y accidentes cerebrovasculares, al mitigar la severidad de la enfermedad viral (Ip et al., 2024 ;
Chen & Su, 2023 ).
Finalmente, se plantean nuevos desafíos para la investigación biomédica. Es importante profundizar en
los mecanismos moleculares de la hiperrespuesta inmune, como el papel de la proteína Spike libre
circulante y la influencia hormonal, para optimizar el diseño de futuras vacunas de ARNm (Yonker et
al., 2023; Fairweather et al., 2023 ). Asimismo, se recomienda estandarizar los protocolos de
seguimiento con resonancia magnética en los casos confirmados para definir con precisión la historia
natural de la fibrosis posvacunal y establecer guías de retorno a la actividad física basadas en evidencia
a largo plazo (Heidecker et al., 2022 ).
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
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