https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v6i3.2250
La impulsividad y su relación con la ansiedad en personal
de salud
Gabriela
Salomé Guillín Parreño
gabyguillín08@gmail.com
https://orcid.org/0000-0001-8825-5523
Universidad Técnica de Ambato
Ecuador – Ambato
Ps. Cl. Mg.
Verónica Fernanda Flores Hernández
vf.flores@uta.edu.ed
https://orcid.org/0000-0001-6409-0728
Universidad Técnica de Ambato
Ecuador – Ambato
RESUMEN
La impulsividad es la inhibición de realizar
un comportamiento y la ansiedad es definida como un estado de inquietud,
angustia, etc., que se genera ante un estímulo. Estos términos son importantes
estudiarlos en el personal de salud ya que al verse afectados por distintas
situaciones los han ido desarrollando, por lo tanto, se pretende identificar la
relación entre los tipos de impulsividad con los niveles de ansiedad en el
personal de salud. La investigación es de tipo cuantitativa, correlacional, no
experimental, transversal, documental, bibliográfica de campo. Consta de 122
participantes, 47 hombres y 75 mujeres. Se aplicó el Inventario de Ansiedad de
Beck y la Escala de Impulsividad de Barratt BIS-11. Los resultados demostraron una
correlación estadísticamente positiva entre los tipos de impulsividad
cognitiva, motora y no planeada con los niveles de ansiedad. Se encontró que,
el 91,80% presenta impulsividad cognitiva, el 41,80% impulsividad motora y el
71, 30% impulsividad no planeada. En ansiedad, se halló que el 29,5% presenta
ansiedad mínima, el 29,5% ansiedad moderada, el 22,1% ansiedad leve y el 18,9% ansiedad
severa. En relación al género se evidenció que los hombres presentaban mayor
puntuación en impulsividad motora y las mujeres en impulsividad cognitiva y no
planeada.
Palabras clave: Impulsividad; ansiedad; personal de salud, impulsividad
cognitiva; ansiedad moderada
Correspondencia: gabyguillin08@gmail.com
Artículo recibido: 20 abril 2022.
Aceptado para publicación: 05 mayo 2022.
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Como
citar: Guillín
Parreño, G. S., & Flores Hernández V. F. (2022). La impulsividad y su
relación con la ansiedad en personal de salud. Científica Multidisciplinar, 6(3), 638-654. DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v6i3.2250
Impulsivity and its realtionship with anxiety in
the health personnel
ABSTRACT
Impulsivity is the inhibition of
performing a behavior and anxiety is defined as a state of concern, anguish,
etc., that is generated by a stimulus. These terms are important to study in
health personnel, they got affected by different situations so they have been
developed. Therefore, it is intended to identify the relationship between the
types of impulsivity with anxiety levels in health personnel. This
investigation is quantitative, correlational, non-experimental, transversal,
documentary, bibliographic field. It consists of 122 participants, 47 men and
75 women. The Beck Anxiety Inventory and the Barratt Impulsivity Scale BIS-11
were applied. The results demonstrated a statistically positive correlation
between the types of cognitive, motor and unplanned impulsivity with anxiety
levels. It was found that 91.80% present cognitive impulsivity, 41.80% motor
impulsivity and 71.30% unplanned impulsivity. In the levels of anxiety, it was
found that 29.5% present minimal and moderate anxiety, 22.1% mild anxiety and
18.9% severe anxiety. In relation to gender, it was evidenced that men had a
higher score in motor impulsivity and women in cognitive and unplanned
impulsivity.
Keywords: impulsivity; anxiety; health personnel;
cognitive impulsivity; moderate anxiety
1.
INTRODUCCIÓN
La
impulsividad se refiere a comportamientos rápidos que se efectúan en el
momento, sin deliberación y que producen daños en el individuo. Manifiesta
deseos de recompensa contiguas o la incapacidad de retrasar la gratificación (American Psychiatric Association, 2014).
Celma Merola & Abella Pons (2013) manifiestan que es la inhibición de
realizar una actividad, la misma que da como respuesta consecuencias negativas,
además, de la incapacidad de mantenerse en una acción, actuar sin antes pensar,
ser impaciente y presentar faltas de atención. Destacan ciertas características
de una conducta impulsiva como el poco control para retraerse al iniciar un
comportamiento, dificultar para retrasar una recompensa y falta de
flexibilidad.
De
igual manera, para Moeller et al. (2001) se incluyen otras características
dentro de la impulsividad: reducción de la sensibilidad a los efectos
negativos, reacción inmediata a estímulos o situaciones que no se han esperado,
acciones rápidas y sin juicio, conductas irreflexivas, instinto de comportarse
sin previsión, grandes deseos de dar respuestas sin predecir lo que pueda
generar, poca reflexión y planificación.
En
la investigación de García (2019) “Impulsividad y agresividad en cadetes
de policía”, la cual se conformó por 58 participantes y pretendió indagar los
niveles de agresividad e impulsividad en Cadetes de Policía de San Luis se
obtuvieron niveles altos de agresión física e impulsividad cognitiva, en el
cual las mujeres presentaron puntuaciones altas en la subescala de hostilidad y
los hombres en la subescala agresión física, en cambio en los alumnos del
tercer año se observaron niveles elevados de impulsividad motora, agresión
verbal e ira, por lo que se concluye que existen asociaciones significativas
entre impulsividad y agresividad. Estos resultados se comparan con el estudio
de Gama et al. (2020) “Impulsiveness, personality traits and
executive functioning in patients with juvenile myoclonic epilepsy” realizada
en 83 individuos, el cual buscó evaluar la impulsividad en pacientes adultos
con epilepsia mioclónica juvenil y su relación con los rasgos de personalidad y
el funcionamiento ejecutivo y se encontró que 50 de los pacientes indicaron
puntuaciones más altas de impulsividad motora. Esto se relacionó con tasas más
altas de trastornos psiquiátricos leves y un mal control de las convulsiones
mioclónicas. Por lo tanto, se evidenció correlaciones estadísticamente
positivas entre el BIS-11 y neuroticismo con impulsividad total, motora y no
planeada, en cambio la conciencia se correlacionó estadísticamente negativa con
estos, finalmente la impulsividad no planeada se correlacionó con el
rendimiento.
Esta
información se la compara con la investigación de Stoyanova et al. (2021) “Functional, Dysfunctional Impulsivity
and Sensation Seeking in Medical Staff” en la que propusieron como objetivo, especificar
si la impulsividad funcional prevaleció en el personal médico en comparación
con la impulsividad disfuncional en una población de 323 médicos, los
resultados arrojaron que no hubo diferencias significativas entre la búsqueda
de sensaciones y la impulsividad funcional en la población, pero la
impulsividad funcional fue más intensa que la disfuncional en el personal
médico. Se demostró que la búsqueda de sensaciones en médicos especialistas fue
más fuerte relacionado con la impulsividad funcional que con la disfuncional.
De igual manera, el personal médico que trabaja en el lugar que se realizó el
estudio fue más propenso a la impulsividad funcional que aquellos que trabajan
en otras ciudades.
La
impulsividad y la ansiedad producen una activación fisiológica en el individuo ante
determinadas situaciones y estas respuestas o comportamientos provocan malestar
en el sujeto ya que suelen ser negativas y afectan ya sea de forma inmediata o
a futuro. Moustafa et al. (2017) menciona que las dos se relacionan ya
que la impulsividad es un constructo multidimensional que se liga a otros
factores como la ansiedad, llegando a producir otras enfermedades o trastornos
en la persona.
El
término ansiedad proviene del término latín “anxietas”, el mismo que se define
como un estado de inquietud, agitación, angustia o zozobra del ánimo (Beck et al., 2014). Como menciona Schlatter Navarro (2003), la ansiedad es una sensación subjetiva
frente a contextos que se reflejan como un riesgo ya sea de forma inesperada o
novedosa, la cual se determina por el grado de intensidad del estímulo que se
ha presentado, por lo tanto, esta situación pone en alerta al cerebro, el cual
crea y envía respuestas precisas, estas llegan a darse automáticamente o ser
conscientes. También, indica que este “fenómeno” tiene como objetivo el
instinto de supervivencia.
Según
Sierra et al. (2006) la ansiedad es considerada como una
parte del ser humano y su existencia, debido a que es una gran cantidad de
personas las que la han experimentado como una respuesta de carácter
adaptativo, se la llega a asociar a la composición de diversas expresiones
física y psicológicas, que se manifiestan en forma de crisis. Se caracteriza
sobre todo por tener la capacidad de predecir una amenaza, dando paso a activas
una respuesta en quien la percibe.
La
Organización Panamericana de la Salud
(2018) indica que la ansiedad es el segundo
trastorno mental que más discapacidad ha provocado y provoca en la mayoría de
países dentro de las Américas, en donde Ecuador se encuentra en un porcentaje
de 5,2% dentro del árbol de la discapacidad sobre los Trastornos de Ansiedad.
Beck et al. (2014) refieren que los tipos de síntomas
dependen de la naturaleza del problema, es decir, si el problema se presenta de
forma inmediata y grave el sujeto siente pánico, pero si es crónico puede
sentir tensión. Otros síntomas son los que plantea Schlatter Navarro (2003), los divide en tres tipos y son: Síntomas
motores: Incremento de la tensión muscular, dificultad de relajación,
inquietud, temblores, dolores de cabeza y cansancio; Síntomas fisiológicos:
Palpitaciones, mareos, sudoración, sequedad en la boca, diarreas, entre otros; Síntomas
psicológicos: Insomnio inicial o de conciliación, preocupaciones, temores,
irritabilidad, distraibilidad.
Para
otros autores como, Álvarez et al. (2008), señalan que la vivencia cognitiva de
la ansiedad puede reflejarse de diversas maneras como sentimientos de temor,
sensaciones de tensión, vivencias de extrañez, en ocasiones se acompañan de
desrealizaciones y despersonalizaciones, alteraciones cognitivas, por el
elevado estado de activación en donde aparece la distraibilidad, alteraciones
de sueño y del comportamiento, de la misma manera se llegan a producir síntomas
en los órganos y sistemas del ser humano.
En
estudios como el de Nogueira et al. (2021) “Avaliação dos níveis de ansiedade e
seus fatores associados em estudantes internos de Medicina”, que pretendieron
evaluar los factores asociados con los niveles de ansiedad entre los médicos
internos en una población de 140 participantes, se evidenció una mayor frecuencia en mujeres con
ansiedad leve y moderada que en los hombres, por otro lado, los aspectos
personales y clínicos al compararse con los niveles de ansiedad señalaron una
frecuencia más elevada de ansiedad en todos los niveles de los estudiantes que
mencionaron acudir a terapia psiquiátrica o psicológica. En cuanto al insomnio,
se ve relacionado a la ansiedad moderada a severa. La satisfacción con el
rendimiento académico se relaciona menos con los niveles de ansiedad, pero se
evidenció que aquello que ya salieron de la escuela de medicina presentaron con
mayor frecuencia ansiedad moderada a severa y severa.
Por otro lado, estos datos se contrastan en el estudio de Onofre et al. (2021) “Ansiedad, depresión y estrés en
prestadores de servicios de salud ante el COVID-19”, en el cual participaron
234 personas y el cual buscó determinar el nivel de ansiedad, depresión y
estrés en el personal de la Jurisdicción Sanitaria VII de Orizaba en el período
de pandemia por COVID-19. En el cual se encontró como resultados que el 76,5%
no presentó ansiedad, el 80,3% sin depresión y el 82,5% sin estrés.
La ansiedad e impulsividad son problemáticas recurrentes, las cuales generan
malestar en las personas que la presentan provocando inestabilidad a nivel
psicológico, físico y social, estas variables llegan a relacionarse en la
investigación de Kim et al. (2019) “Burnout, Depression, Suicide Idea,
Anxiety, ADHD, and Impulsiveness, Self-Esteem, and Quality of Life with Social
Workers”, en la cual tuvo como objetivo evaluar las relaciones entre los
síntomas del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH),
depresión, ideación suicida, ansiedad, impulsividad, Burnout, autoestima y
calidad de vida en trabajadores sociales en Corea, con una población de 153
trabajadores sociales, en donde los resultados arrojaron que los participantes
poseían una mayor probabilidad de demostrar los síntomas del TDAH y niveles más
altos de depresión, ideación suicida, impulsividad, ansiedad, burnout y niveles
más bajos de autoestima y calidad de vida.
Yu et al. (2020) señalaron en su investigación examinar
como la ansiedad y depresión influyen en la impulsividad, así como el papel
mediador y moderador de la flexibilidad cognitiva, en la cual hubo 477
participantes. Los resultados arrojaron que no se encontraron diferencias
significativas de género en la ansiedad, la depresión, la flexibilidad
cognitiva y tres puntuaciones de la impulsividad en subescalas. Las
puntuaciones más elevadas de ansiedad y depresión se relacionaron con
puntuaciones más bajas de flexibilidad cognitiva y niveles más elevados de
impulsividad. La depresión y flexibilidad cognitiva podrían predecir la
impulsividad atencional y la no planificada, mientras que la ansiedad y
flexibilidad cognitiva puede predecir a la impulsividad motora.
En otro contexto como el de la adolescencia, se encontró un estudio de Merz et al. (2018) con una población de 328 personas, en
el que pretendieron examinar las relaciones de la estructura cerebral con la
ansiedad, depresión e impulsividad en niños y adolescentes, por lo que tuvieron
resultados que indicaban que al evaluarse simultáneamente los síntomas
depresivos más altos e impulsividad se asociaron de forma significativa con un
grosor cortical reducido en la PFC ventromedial y OFC medial. Una mayor
impulsividad, sin síntomas depresivos, se asocia con un grosor cortical
reducido en el polo frontal, giro frontal medio rostral y el par orbitalis, por
el contrario, los síntomas depresivos, sin impulsividad se relacionan con el
GMV hipocampal más pequeño y GMV pálido más grande. En cuanto a la ansiedad, no
se asoció con la estructura cerebral, en cambio los síntomas depresivos con la
impulsividad están relacionados con el adelgazamiento cortical en regiones
superpuestas y distintas durante la infancia y adolescencia.
En la investigación de Moustafa et al. (2017) se evaluó la asociación entre
depresión, ansiedad, estrés e impulsividad con respecto a la edad a 145
individuos, el cual fue dividido en tres grupos (Grupo joven, de mediana edad y
de edad avanzada). En los resultados se evidenció que el grupo de edad avanzada
arrojaban puntuaciones significativamente más bajas de depresión, ansiedad,
estrés e impulsividad en comparación con los del grupo joven. La ansiedad, con el
estrés y depresión fue un fuerte predictor para la puntuación total del BIS-11
en el grupo joven y de mediana edad. No se encontró diferencias significativas
en las correlaciones entre la puntuación total del BIS-11, depresión, ansiedad
y estrés en el grupo de edad avanzada.
La importancia del presente estudio se centra en identificar la relación
entre los tipos de impulsividad con los niveles de ansiedad en el personal de
salud, partiendo de la descripción de los tipos de impulsividad que predominan
en dicha población, en distinguir los niveles de ansiedad que presentan y
diferenciar los tipos de impulsividad según el género.
Esta investigación es trascendental para la sociedad porque señala que la
ansiedad llega a ser la antesala para posibles patologías futuras y además que
la impulsividad se estudia poco, entonces, a raíz de la pandemia busca indagar
de qué manera ha repercutido a nivel psicológico esta problemática, siendo la
pandemia un contexto el cual ha afectado de manera significativa en diversas esferas
como la personal, social, profesional, física, psicológica y demás, recalcando
que la población mundial no estuvo preparada en ningún sentido para enfrentarse
a un problema de esa magnitud.
Se la realizó con el personal de salud quienes conforman los profesionales
de primera línea, los mismos que están brindando atención directa a pacientes.
Se llena un vacío de conocimiento, otorgándole un valor teórico, debido a que
se investigó en que condición a nivel de salud mental se encuentra dicha
población durante la situación actual que se encuentra el mundo.
2.
MATERIALES Y MÉTODOS
Tipo de Investigación
La
investigación es de tipo cuantitativa debido a que se realizó un análisis
estadístico para la recolección de datos numéricos mediante el sistema SPSS y
de alcance correlacional al buscar la relación entre las variables impulsividad
y ansiedad. Tiene un nivel no experimental puesto que no se influyó en el
estudio sino se recolectó datos de la población y un corte transversal al ser
investigado por única vez.
Es
un estudio de campo porque se recogió los datos directamente de la población para
que así la información sea veraz, bibliográfica puesto que contribuye la
elaboración y estructuración del proyecto contextualizándolo en aspectos
teóricos y metodológicos gracias a la recopilación de conceptos con el fin de
brindar un conocimiento sistematizado y documental debido a que se obtuvo
información a partir de la adquisición de datos, organización y análisis de
fuentes documentadas.
Participantes
Para
el estudio la población estuvo conformada por profesionales del área de salud
que trabajan en un centro de salud de la provincia Bolívar, consta de 122
participantes en donde 47 personas corresponden al 38,5% del género masculino y
75 personas 61,5 % al género femenino.
Criterios de Selección
Los
criterios de inclusión fueron que los profesionales trabajen en el área de
ciencias de la salud, que sus edades estén entre 25 a 50 años y que estén
dispuestos a colaborar libremente, y se excluyeron a aquellos que no acepten el
consentimiento informado y profesionales de la salud jubilados.
Instrumentos
Para
medir las variables impulsividad y ansiedad se utilizó la Escala de
Impulsividad de Barratt BIS-11 y el Inventario de Ansiedad de Beck
respectivamente.
La
Escala de Impulsividad de Barratt BIS-11 o Barratt Impulsiveness Scale
(BIS-11), fue creada por Patton Jim, Sttanford Matthew y Barratt Ernest en
1959, aunque la versión BIS-11 se desarrolló en el año 1995. Se la administra
de forma individual o grupal, y es considerado como el instrumento más
utilizado para medir la impulsividad en poblaciones clínicas. Este instrumento
se lo emplea con el fin de conocer cómo alguien piensa y se comporta sin tener
una delimitación temporal y fue diseñada para ser una medida multifacética de
la impulsividad rasgo. Esta versión toma el concepto de Impulsividad como un
“constructo multidimensional conformado por rasgos que incluyen la tendencia a
tomar decisiones rápidamente, a actuar sin antes pensar y a involucrarse en
situaciones de riesgo”, de esto partes sus tres subescalas que son la
Impulsividad Cognitiva, Impulsividad Motora e Impulsividad no Planeada (Kahn et al., 2019).
Está
constituida por 30 ítems con una escala de Likert de 0 a 4, en donde
0=Raramente o nunca, 1=Ocasionalmente, 3=A menudo y 4= Siempre o Casi siempre.
Se divide en tres dimensiones: Impulsividad Cognitiva (ítems: 4, 7, 10, 13, 16,
19, 24 y 27); Impulsividad Motora (ítems: 2, 6, 9, 12, 15, 18, 21, 23, 26 y
29); Impulsividad no planeada (ítems: 1, 3, 5, 8, 11, 14, 17, 20, 22, 25, 28 y
30). Existen puntuaciones inversas que son los ítems
(1,5,6,7,8,10,11,13,17,19,22 y 23) siendo 4-3-1-0. La puntuación total mínima
es de 30 y la máxima es de 120 puntos, el puntaje de las subescalas se obtiene
a partir de la suma correspondiente a cada una de ellas. La confiabilidad de la
Escala de Impulsividad de Barratt indica un alfa de Cronbach de .83 y una
validez que se encuentra en un rango entre .67 y .80 (Lau et al., 2022).
Para
poder identificar los tipos de impulsividad se usa rangos, los cuales son, en
la impulsividad cognitiva va desde 8 a 29, en la impulsividad motora va desde
12 - 39 y en la impulsividad no planeada los rangos son de 13 a 56 puntos (Spinella, 2007).
El
Inventario de Ansiedad de Beck u originalmente llamado Beck Anxiety Inventory
(BAI) creado por Aaron T. Beck, Epstein Norman, Brown Gary y Steer Robert en el
año de 1988. Es un instrumento que tiene como objetivo determinar la existencia
o presencia de síntomas y su gravedad y fue creado con la finalidad de obtener
una medida de ansiedad clínica (Beck, & Steer, 1993).
Es
aplicado tanto individualmente como en grupo, a manera de autoinforme o la
puede completar el evaluador, tanto a la población clínica como a la población
general que comprende entre adolescentes y adultos, en un tiempo de 5 a 10
minutos. El inventario está conformado por 21 ítems o afirmaciones con escala
de tipo Likert que va de 0 a 3, correspondientemente, 0 “en absoluto”, 1
“levemente”, 2 “moderadamente” y 3 “severamente”. En cuanto a su contenido se
discrimina que 14 de los 21 ítems se refieren a síntomas fisiológicos, 4 en
función de síntomas cognitivos y 3 afectivos, asimismo, 19 de ellos que se
caracterizan a los síntomas en una crisis de angustia (Díaz-Barriga & Rangel, 2019).
La
puntuación total se obtiene con el resultado de la suma de los 21 ítems, va
desde 0 que es la mínima hasta 63 siendo la máxima. Dentro de esto se
encuentran los rangos, que son útiles para identificar los niveles de ansiedad,
por lo tanto, se consideran los siguientes puntajes: De 0 a 5 ansiedad mínima,
de 6 a 15 ansiedad leve, de 16 a 30 ansiedad moderada y de 31 a 63 ansiedad
severa (Padrós Blázquez et al., 2020).
Según
Beck, & Steer (1993), la confiabilidad del test, se mide mediante
el Alfa de Cronbach, el mismo que arroja un resultado de .92, de igual manera
se evidencia una validez de constructo la cual se realizó mediante análisis
factoriales confirmatorios.
Procedimiento
Los
instrumentos “Escala de Impulsividad de Barratt (BIS-11)” e “Inventario de
Ansiedad de Beck” fueron digitalizados para su aplicación, los cuales se
tomaron de manera individual cada participante. Una vez recopilados los datos
se procesaron en el paquete estadístico SPSS versión 25 en donde posteriormente
se realizó el análisis de los mismos.
3.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Resultados
En los resultados obtenidos mediante la aplicación de la Escala de
Impulsividad de Barratt BIS-11 que se realizó al personal de la salud de un
Centro de Salud de la provincia Bolívar, se observa que el 91,80% de los
participantes presentan impulsividad cognitiva, mientras que el 8,20% no la
presenta; el 41,80% presentan impulsividad motora y el 52,20% no la presenta y
finalmente quienes presentan impulsividad no planeada pertenece al 71,30% y el
28,70% no la presenta (Tabla 1).
Donde en su mayor impacto en los tipos
de impulsividad en la población predominó una impulsividad cognitiva
equivalente al 91,80%. Estos resultados permiten señalar que el personal de
salud presenta dificultades al concentrarse cuando realizan actividades de la
vida diaria y además poseen poca sensibilidad de detención y distraibilidad.
Tabla 1. Tipos de impulsividad