Una mirada al actual estado de las actitudes hacia el desarrollo sociocultural de los profesionales

Helbert Vásquez Angulo

 [email protected]

Escuela de posgrado

Universidad César Vallejo

ORCID: 0000-0003-1556-2615

 

Hipólito Percy Barbarán Mozo

[email protected]

Escuela de Posgrado

Universidad César Vallejo

ORCID: 0000-0002-9316-202X

 

RESUMEN

Este artículo se centra en explorar y analizar el estado situacional de la actitud del profesional hacia el desarrollo sociocultural, a partir de los aportes multidisciplinares de la investigación en ciencias sociales, en perspectiva de elaborar un constructo conceptual que explique el qué y el cómo estimular y orientar las actitudes hacia el desarrollo y la transformación social, desde una perspectiva crítica y sistemática. En ese sentido, se realizó una pesquisa de información en diferentes fuentes primarias y secundarias de varias disciplinas sociales, así como, en base de datos; seleccionándose algunos artículos científicos con cierta afinidad, por cuanto, son muy escasos y constituyen un desafío que implica no solo conceptualizarlo, sino también situarlo al desarrollo sociocultural como una dimensión del desarrollo social e integral en el marco de la gestión pública. Por tanto, se constituye en un estudio teórico referencial que en Latinoamérica y particularmente en el Perú, hasta ahora ha sido abordado de manera unidisciplinaria, sin tener en cuenta el factor humano imbricado a los procesos de desarrollo, la producción de bienes y servicios, y su preferencia por diversas manifestaciones culturales. 

Palabras clave: Actitud, desarrollo, sociocultural, desarrollo integral.


 

A look at the current state of attitudes towards the sociocultural development of professionals

 

ABSTRACT:

 

This article focuses on exploring and analyzing the situational state of the professional's attitude towards sociocultural development, based on the multidisciplinary contributions of research in social sciences, in the perspective of developing a conceptual construct that explains what and how to stimulate and guide attitudes towards development and social transformation, from a critical and systematic perspective. In this sense, an information search was carried out in different primary and secondary sources of various social disciplines, as well as, in databases; selecting some scientific articles with a certain affinity, since they are very scarce and constitute a challenge that implies not only conceptualizing it, but also placing it in sociocultural development as a dimension of social and integral development within the framework of public management. Therefore, it constitutes a referential theoretical study that in Latin America and particularly in Peru, until now has been approached in a unidisciplinary way, without taking into account the human factor embedded in development processes, the production of goods and services, and his preference for various cultural manifestations.

 

Keywords: Attitude, development, sociocultural, integral development.

1.      INTRODUCCIÓN

En principio es importante aclarar que la acepción sobre actitud es muy variada; pero, tienen elementos comunes; algunos consideran que la actitud posee tres componentes: un cognitivo, un afectivo y una incitación a la acción. Entonces, se concibe a la actitud como una predisposición asimilada para actuar de manera favorable o desfavorable frente a un objeto; es el componente conductual el que identifica cómo actúa o actuaría el individuo con relación al entorno, el elemento emocional es la postura afectiva hacia el entorno: sentimientos, preocupaciones, sensaciones, etc. En cambio, el componente cognitivo hace referencia al conocimiento y sistema de creencias que el individuo tiene en relación a su entorno. En consecuencia, los tres elementos son relevantes, puesto que independientemente de la conducta que presente el individuo al actuar, se antepone su conocimiento o creencia, una sensación emocional y un posible repertorio conductual (Páramo, P y Gómez, F.,1997)

Ahora, también es importante precisar que la posibilidad de actuación positiva o negativa hacia el desarrollo en general, está supeditado al objeto al cual se dirija la actitud; por tanto, cabe precisar o delimitar los conceptos acerca del objeto de la actitud, en este caso, el desarrollo social y cultural o en desarrollo sociocultural. En tal sentido, para la comprensión de los principales aspectos del desarrollo social y cultural, resulta muy necesario primereo, remontarse a los orígenes de la palabra desarrollo y luego revisar su evolución histórica. Al respecto y conforme al diccionario de la Real Academia de la lengua española por desarrollo debe entenderse la acción y efecto de desarrollar y desarrollarse. Y por desarrollar entiende el aumentar, perfeccionar y mejorar algo o alguien. En tal sentido el concepto engloba una dimensión cuantitativa (aumentar) y una cualitativa (perfeccionar)

Ciertamente, la acepción de desarrollo resulta un tanto espinoso de definir en un sentido único y homogéneo, por la multiplicidad de dimensiones implícitas en él, la forma en que se percibe y las prioridades que se dan a cada una de ellas, estas son múltiples y difieren según las perspectivas desde la cual se analiza. No obstante, existe un criterio bastante homogéneo

que expresa que el concepto de desarrollo tiene sus orígenes en el desenvolvimiento del desarrollo económico y está directamente relacionado con otros conceptos como son: bienestar, crecimiento y progreso. (Yañez, 2009)

 

Por eso, el destacado sociólogo francés Alain Touraine (1995) manifestaba que, la idea desarrollo parece haber desaparecido de nuestras mentes y sólo quedan frente a frente el mercado y la religión. Para otros intelectuales más escépticos o radicales, como el antropólogo suizo Gilbert Ritz (2002), dicha idea está condenada inexorablemente a desaparecer, si es que ya no entró en su rictus post mortem. Por el contrario, para el economista brasileño Theotonio Dos Santos (2004) El debate sobre el desarrollo vuelve a ocupar una posición central en las ciencias sociales y en la política latinoamericana, ubicándose hoy día en el marco de la oposición entre las políticas de desarrollo y el dominio del capital financiero asentado en una “ortodoxia” monetarista bastante discutible por los efectos negativos que ha producido en la región. (Valcárcel, 2006) … En suma, hay diferentes etapas y concepciones que permiten identificar al desarrollo como una categoría conceptual, según la teoría de la modernización, la teoría de la CEPAL, la teoría de la dependencia y otras.

Sin embargo, durante la década del 80 del siglo pasado, empieza a gestarse un debate que propende aproximarse a un concepto más integral sobre el desarrollo, ampliando su marco epistemológico al insertar otras dimensiones de la sociedad como el medio ambiente, la educación, la salud, la cultura, etc. Otro dato trascendente fue el informe de Brundland (1987) calificado como “nuestro futuro común” y por primera vez se expresa y sustenta el concepto de desarrollo sostenible o sustentable, desplazando por lo menos en el discurso, al paradigma de desarrollo modernizador y la economía de frontera que concebía a los recursos naturales como infinitos. Asimismo, un elemento significativo del desarrollo sostenible es que ubica al hombre como centro y sujeto fundamental del desarrollo, implicándole en el cambio progresivo de la calidad de vida del ser humano, a través del crecimiento económico con equidad social y la transformación de los modos de producción y los patrones de consumo, sustentados en el equilibrio ecológico, en la armonía con la naturaleza, sin comprometer la calidad de vida de las próximas generaciones.

De esta manera, el concepto de desarrollo sustentable plantea, al menos a nivel teórico, abordar lo relacionado con el desarrollo más allá de categorías únicamente económicas como el crecimiento y el progreso. En definitiva, el desarrollo no solo contempla un crecimiento económico, sino también un crecimiento social y cultural en un sentido más amplio e integral.

Igualmente, otro planteamiento notable, histórico y estratégico fue el hecho de plantear en el contexto de la reunión de expertos para asesorar al director general de la UNESCO respecto a la Conferencia Intergubernamental sobre Políticas Culturales de América Latina y el Caribe (1976) que “la cultura no debe seguir siendo tratada como superestructura, desligada de las condiciones materiales y de las estructuras sociales de cada país y de la región en su conjunto, sino debe considerársele como la expresión más viva de estas condiciones. La cultura, además de un bien que tiene valor per se, es el mejor instrumento para inducir el cambio social y elevar la calidad de vida” (Hernández, 2006 citado por Yañez, 2009)

Este planteamiento, resultó muy significativo y visionario, porque introduce en el debate teórico de la cultura dos categorías de vital importancia, sobre todo en la actualidad: cambio social y calidad de vida, advirtiéndose así, el papel activo de la cultura en el desarrollo. Seis años después, en la Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales (México, 1982) se reconoce “la cultura como fundamento de la vitalidad de toda sociedad e instrumento para su conservación y renovación, así como parte integrante del desarrollo económico y social.” (En Hernández, 2006 citado por Yáñez, 2009) Es más, en ese mismo evento, se adoptó por consenso un concepto de cultura que la UNESCO ha ratificado en foros posteriores y que ha tenido una amplia aceptación por la comunidad científica: “La cultura puede considerarse actualmente como el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o un grupo social. Ello engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias.” (Hernández, 2006 citado por Yáñez, 2009)

En sintonía con estos nuevos enfoques y debates entorno al desarrollo y los procesos que le son consustanciales, se fundamenta la Teoría Ecológica o Teoría del Desarrollo Humano en el último decenio del recién finalizado siglo. Cuando en 1990 el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) emitió su primer Informe sobre Desarrollo Humano, quedó claro que el ingreso per. cápita, no refleja adecuadamente el bienestar de las personas que conforman una sociedad. Este enfoque tiene la virtud de establecer las importantes diferencias entre crecimiento y desarrollo. Resulta evidente que el crecimiento económico es condición necesaria pero no suficiente para el desarrollo, y que los indicadores convencionales de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), muestran limitaciones significativas para medir el desarrollo, ya que entre otras cosas no consideran el uso que se hace del incremento productivo registrado, ni la distribución del ingreso, ni las políticas sociales encargadas de enfrentar la pobreza y el atraso.

Al calificarse el desarrollo como humano está implícita una visión del hombre en su doble condición: de ente social e individual, como eje central, principio y fin de un proceso que integra la dimensión económica con la social, política, cultural, jurídica, la ética y ambiental. Esta perspectiva supera el limitado marco economicista que ha abarrotado las anteriores concepciones sobre el desarrollo. Entonces, según la postura asumida por el PNUD sobre el desarrollo humano, el hombre pasa a ser sujeto a la vez que objeto del desarrollo, y se le atribuye la posibilidad de presentar intereses y necesidades, de participar activamente en los procesos de ampliación de sus propias oportunidades en distintas esferas: ingreso, conocimientos, vida prolongada, libertad, seguridad personal, participación comunitaria y derechos fundamentales, es decir, el desarrollo centrado en el ser humano y la equidad social. (Yañez, 2009)

En suma, estas nuevas miradas y formas de entender el desarrollo han permitido valorar este proceso desde nuevas dimensiones, y han propiciado la práctica y sistematización de acciones, proyectos y programas de gran significación en la actualidad. Ese es el caso de la perspectiva o dimensión sociocultural del desarrollo, en la que este es visto como un “proceso transformador del ser humano y de su realidad, y como elemento potenciador de la participación y la movilización ciudadana, que permite promover procesos locales donde la identidad y el sentido de pertenencia determinan el grado de compromiso e involucramiento de los actores como base de la sostenibilidad social y el desarrollo local sostenible.” (González, 2005, citador por Yañez, 2009)

Esta dimensión es propia de los procesos de desarrollo comunitario, entendido este como práctica social transformadora. Su particularidad reside en la potenciación de las expresiones culturales subyacentes en la comunidad con el objetivo de sacarlas a la superficie a partir del protagonismo real de sus miembros. Todo esto se materializa en el estímulo de los rasgos y valores culturales más adecuados al entorno social; en el rescate de las tradiciones, los hábitos y las costumbres.

El enfoque sociocultural del desarrollo nos permite comprender la unidad y diversidad que se manifiesta en las expresiones y manifestaciones culturales de una comunidad. Nos permite partir de la historia de las comunidades para poder comprender su grado de desarrollo, sus problemáticas, necesidades y valores, y su devenir. Se sustenta en el reconocimiento, fortalecimiento y desarrollo de la cultura popular, así como de sus rasgos identitarios.

La cultura y la identidad local son factores esenciales en el enfoque que adopta una comunidad con relación a su desarrollo, es por ello que los niveles de articulación y organización social, el grado y la forma de apego a las tradiciones, la facilidad o dificultad para la convivencia social, la aceptación o rechazo de nuevos proyectos o propuestas que se desarrollen en la comunidad, la evolución de los valores morales y éticos que muchos de estos proyectos pueden generar, funciona muchas como elementos mediadores, que frenan o potencian las acciones de la comunidad. (González, 2006 citado por Yañez, 2009)

En consecuencia, el desarrollo sociocultural es una condición del desarrollo integral, reflejado en el nivel de desarrollo individual y colectivo que se llega a alcanzar en las diversas esferas de la cultura.  Forma parte de la realización humana del hombre, sustentado en un proyecto de futuro que le permita desarrollar todas sus capacidades, potencialidades y creatividad. (Macías y Nápoles, 2018); dicho de otro modo, el desarrollo sociocultural revaloriza a la comunidad como espacio estratégico y esencial para el desarrollo. De ahí la importancia que han adquirido los procesos de desarrollo local como vía fundamental para alcanzar un desarrollo integral. Es por ello que se considera pertinente en este artículo abordar algunos aspectos fundamentales relacionados con los conceptos de actitud, desarrollo, desarrollo sociocultural y sostenible.

Por eso, hoy la misión de la CEPAL (2016) en el área del desarrollo social es promover el desarrollo integral de América Latina y el Caribe, con un enfoque de derechos e igualdad; por cuanto, considera que el modelo actual de desarrollo es insostenible y que la región requiere un cambio estructural progresivo si efectivamente quiere alcanzar el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible al 2030.

Ahora bien, situándose en el contexto y el tiempo actual, se puede afirmar que, uno de los problemas básicos de las sociedades latinoamericanas, es la exclusión social, que dificulta severamente el acceso de algunos sectores a los mercados de trabajo y de consumo, y les hace imposible incorporarse a marcos de integración de la sociedad. Estos obstáculos se refuerzan unos a otros, configurando círculos perversos regresivos. El Perú es un país en subdesarrollo se ubica en el puesto 49 de 133 países analizados en el Índice de Progreso Social, un estudio que mide la capacidad que tiene una sociedad de satisfacer las necesidades básicas de su población, sentar las bases y fundamentos para que sus ciudadanos aumenten su calidad de vida y, generar las condiciones y oportunidades para que alcancen todo su potencial.

Otro inconveniente del país está en la falta de estudios sistemáticos sobre la realidad nacional y de datos empíricos con suficiente validez. Existe un hecho histórico que está en base del problema nacional. Los países andinos. Ecuador, Perú y Bolivia fueron sede hasta 1532 de una alta cultura. La sociedad Andina fue ejemplo mundial de una cultura eficientemente organizada, en la que sus componentes lograron, para su época y de acuerdo a sus recursos y capacidades, un estatuto humano para sus pobladores. La sociedad antigua fue eficaz, organizada con objetivos claros, tuvo un elevado sentimiento de su legitimidad y pudo, en consecuencia movilizar intensas actitudes de lealtad y adhesión, fue una sociedad sin miseria, sin hambre y sin logros sobresalientes y lamentablemente fueron los españoles quienes no vieron en los pobladores estas actitudes positivas porque estaban cegados por la ambición de riqueza de nuestro territorio, quienes implantaron una cultura lleno de codicia y corrupción que hasta la actualidad viene causando serio daños en la cultura y sociedad y que constituye el primer problema que cabría plantearse un análisis de la situación actual del país y ver la forma de revertir a fin de que haya mejores condiciones de vida.

En ese escenario, de país sub desarrollado es que se ubica la necesidad de estimular la actitud hacia el desarrollo sociocultural de parte de los profesionales, quienes están muchas veces limitado o ensombrecidos por diversas circunstancias. Pero, es necesario, entender a esta actitud como una forma asumir una conducta de valoración y de realización de una finalidad o propósito que anhela de manera individual y/o colectiva. Por eso, frente a la carencia de actitud hacia el desarrollo, impide abordar el problema y menos emprender la transformación de la realidad social que enfrentan hoy día muchas sociedades en sus diferentes ámbitos geográficos. Además, para muchos investigadores e intelectuales, es un gran desafío la búsqueda de un referente estratégico, o de una herramienta válida que apunte a mitigar las grandes desigualdades existentes en la sociedad.   

2.      ESTRATEGIAS METODOLÓGICAS O MATERIALES Y MÉTODOS

Para la redacción del presenta artículo, se realizó una búsqueda y revisión minuciosa en diferentes bases de datos; a fin de identificar información concerniente al objeto de estudio, teniendo en cuenta el uso de palabras como; actitud hacia el desarrollo, desarrollo social, desarrollo sociocultural, sociocultural, etc., Para ello, se tomó como referencia una serie de investigaciones, a nivel de tesis, artículos científicos, libros, revistas y la web, pero solamente se seleccionó seis investigaciones, a las cuales se aplicó técnicas de análisis documental y el método analítico sintético, a fin de estructurar una síntesis y complementarse con argumentos de la experiencia propia. En tal sentido, corresponde a un estudio exploratorio con énfasis en el análisis documental y revisión sistemática; en las cuales, la unidad de análisis son los estudios originales primarios y secundarios, constituyendose en una herramienta esencial para sintetizar la información científica disponible, incrementar la validez de las conclusiones de estudios individuales e identificar áreas de incertidumbre donde sea necesario realizar investigación (Hernández, 2016, p.217)

3.      RESULTADOS Y DISCUSIÓN

RESULTADOS

A continuación, se destacan las principales conclusiones y aportes de los únicos documentos encontrados que hacen referencia o tienen alguna afinidad con la perspectiva y el objetivo del artículo.

 Título

Autor

Revista

Conclusión

El desarrollo cultural, complicidad necesaria

Yiglén Salazar Cisneros

Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Programa Cuba, Universidad de La Habana, Cuba

Cuando se habla de desarrollo cultural se incluye el conocimiento que los seres humanos producen en interés de materializar este proceso, cuyos elementos se relacionan, ya que puede existir cualquier tipo de desarrollo social, pero cada uno debe o tiene que incluir la cultura, porque solo imbricando la cultura y el conocimiento se puede llegar a un nivel óptimo de desarrollo.

La cultura debe entenderse como materia de superación humana colectiva, donde todos tengan la posibilidad de participar, la manera de vida propia y la de vivir con otros, la integración de los valores de los cuales la gente se dota y que decanta por generaciones, los niveles de tolerancia entre géneros y razas, las creencias que tienen sobre el mundo y sobre sí mismos y las formas en que expresan todo ello a través del arte y su interpretación. Es desde esta perspectiva que debe ponerse en el centro a la cultura como una dimensión del desarrollo de las naciones.

Teniendo en cuenta la trayectoria hilvanada desde los autores, teorías y espacios reflexivos se concluye que el desarrollo cultural se manifiesta por un lado, cuando el ser humano crea un mundo variado y rico en objetos, crea las bases materiales y espirituales de su propia existencia y, por otro lado, asimila esas premisas, forma sus propias capacidades humanas, estableciéndose así como ser específicamente social; de ahí la importancia de ver el desarrollo cultural y la influencia que este ejerce sobre la sociedad y los diferentes grupos de personas que la componen.

Cultura: factor determinante del

desarrollo humano

Ramón Rivas

Revista entorno, Universidad Tecnológica de El Salvador, www.utec.edu.sv, abril 2015, número 58: 16-24, ISSN: 2218-3345

Nuestro mayor esfuerzo como gobierno está en hacer que la cultura se convierta en el motor social, para que los salvadoreños asumamos una actitud más crítica, más innovadora, más llena de creatividad; y en la búsqueda del desarrollo humano como primera instancia; y luego el desarrollo social, como efecto de ese trabajo permanente y continuo en la comunidad.

Cuando se asume el reto de impulsar la transformación cultural para el buen vivir, tenemos que tener muy claro cómo repensar la cultura; desde dónde se pueda iniciar ese proceso; cuáles son los elementos que deben transformarse para lograr los objetivos en el mediano y largo plazo.

Sin duda alguna, el Programa de gobierno para la profundización de los cambios, “El Salvador Adelante”, plantea que la “transformación cultural crítica y creadora es la sustentación esencial de los cambios y procesos que El Salvador debe seguir experimentando en su marcha hacia el futuro próspero, con educación, salud y felicidad”. Si este es nuestro gran objetivo, debemos entonces entender la dinámica que se tiene que seguir para lograr esa transformación cultural.

Cultura y Desarrollo.

Una agenda abierta e indispensable

Patricio Rivas Herrera

Coordinador de Cultura del Convenio Andrés Bello

Quórum. Revista de pensamiento

iberoamericano

ISSN: 1575-4227

[email protected]

Universidad de Alcalá

España

La cultura no es un factor agregado sino el elemento intrínseco del desarrollo. Pero la experiencia latinoamericana evidencia que en la relación entre desarrollo y cultura deben intervenir al menos dos factores: un concepto de desarrollo que implique la ampliación de las libertades, el mejoramiento de la calidad de vida y la inclusión de los sectores alejados de los centros de decisión y, por otra parte, una voluntad política que favorezca, en programas y en presupuestos, el aumento de los recursos destinados a la cultura. La centralidad de la cultura en los procesos de desarrollo configura la aparición de nuevos actores y asuntos hasta ahora marginados.

Actitud hacia el desarrollo sostenible en estudiantes de ecundaria. Un caso de estudio

Domínguez Valerio, Cándida M.; Moral Cuadra, Salvador; Medina Viruel, Miguel

Jesús Y Orgaz-Agüera, Francisco.

Revista ESPACIOS

Vol. 40 (Nº 33) Año 2019. Pág. 11

Este artículo tiene como objetivo medir las actitudes de los estudiantes de secundaria en República Dominicana sobre el concepto del desarrollo sostenible. Los resultados muestran que los estudiantes tienen una actitud positiva en este sentido. Esta investigación extrae la necesidad de establecer políticas que garanticen comunidades saludables, diversas y productivas; y que la sociedad tenga igual acceso a todo tipo de educación y empleo. Es fundamental que las escuelas y maestros contemplen la enseñanza de los principios de sostenibilidad en todos los niveles de escolaridad.

Importancia de la dimensión sociocultural en procesos de desarrollo territorial

Diana Morín López

Universidad Agraria de La Habana “Fructuoso Rodríguez Pérez”, Cuba

Tener en cuenta la dimensión sociocultural para el desarrollo territorial, implica el uso sistémico y holístico de herramientas aportadas por diversas disciplinas de las Ciencias Sociales en la transformación de circunstancias existentes en nuevas realidades deseadas que impliquen de forma participativa al ser humano. Todo ello, partiendo desde las satisfacciones de sus necesidades y expectativas hasta la toma de decisiones de los sujetos implicados, sobre su propio contexto.

En los tiempos actuales, en los que los efectos negativos de la globalización impactan con gran fuerza en países subdesarrollados, reconocer la importancia de la dimensión sociocultural del desarrollo territorial en diferentes estrategias, políticas, programas y proyectos, puede conducir a un aprovechamiento eficaz y eficiente de los recursos de los territorios, convirtiéndolos en fortalezas que han de ser potenciadas para gestionar el desarrollo desde los espacios más locales en función de generar cambios cuantitativa y cualitativamente superiores en diferentes esferas de la sociedad, con un impacto indirecto en el contexto nacional.

El poder de la educación para transformar la sociedad

Daniel Jover Torregrosa

Cambio social y cooperación en el siglo XXI (vol.2)

Para impulsar una educación transformadora necesitamos nuevas herramientas intelectuales, emocionales y actitudinales más eficientes y congruentes con las necesidades humanas. Capaces de superar el dualismo cultural, biológico, social y espiritual que ha causado tantos problemas. La educación necesita de la curiosidad, la reciprocidad y la intuición para captar las relaciones entre los fenómenos, acontecimientos o procesos que normalmente pasan desapercibidos. Pero también compromiso, pasión y solidaridad para transformar su proyecto en praxis de la esperanza. En el mundo del trabajo y la educación casi nada es igual que antes. Todo ha cambiado, incluidas las formas de explotación, exclusión y alienación. Para afrontar esos retos necesitaremos desaprender y superar los sistemas cerrados y construir sistemas innovadores de pensamiento y cooperación abiertos y holísticos. Estamos viviendo una mutación sin igual asociada a una crisis grave del paradigma de conocimiento y de la hipercompetitividad. El desarrollo científico y tecnológico no vino acompañado de una evolución social, ética, y espiritual de la sociedad, pues seguimos trabajando con una inteligencia ciega que fragmenta y separa conocimientos alejándonos de nuestra esencia de seres cooperativos, amorosos y solidarios.

DISCUSIÓN

Explorar y analizar el estado situacional sobre la actitud del profesional hacia el desarrollo sociocultural, a partir de los aportes multidisciplinares de la investigación en ciencias sociales, en perspectiva de elaborar un constructo conceptual que explique el qué y el cómo estimular y orientar las actitudes hacia el desarrollo y la transformación social, desde una perspectiva crítica y sistemática, constituye el principal objetivo; sin embargo, por tratarse de un tema interdisciplinario, no se encontró información vinculada directamente con el tema; esto demuestra que la comunidad científica y las ciencias sociales no han puesto su mirada en aspectos intangibles en lo que confiere a las actitudes hacia el desarrollo sociocultural. Sin embargo, hay estudios que resaltan la importancia de lo sociocultural en los tiempos actuales, en los que los efectos negativos de la globalización impactan con gran fuerza en países subdesarrollados, dejando notar que diferentes estrategias, políticas, programas y proyectos, puede conducir a un aprovechamiento eficaz y eficiente de los recursos de los territorios, convirtiéndolos en fortalezas que han de ser potenciadas para gestionar el desarrollo desde los espacios más locales en función de generar cambios cuantitativa y cualitativamente superiores en diferentes esferas de la sociedad (Morin, D. 2019)

En esa línea, Rivas (2007) afirma que la cultura no es un factor agregado sino el elemento intrínseco del desarrollo. Pero la experiencia latinoamericana evidencia que en la relación entre desarrollo y cultura deben intervenir al menos dos factores: un concepto de desarrollo que implique la ampliación de las libertades, el mejoramiento de la calidad de vida y la inclusión de los sectores alejados de los centros de decisión y, por otra parte, una voluntad política que favorezca, en programas y en presupuestos, el aumento de los recursos destinados a la cultura. Es decir, se demana que pasemos del discurso a la accción y se empiece a concretar la misión de la CEPAL (2016), de promover el desarrollo integral de América Latina y el Caribe, con un enfoque de derechos e igualdad.

Para emprender una actitud hacia el desarrollo cultural, primero se debe concebir a la cultura como el hilo conductor de la sociedad, debe ser asumida como fibra esencial para el desarrollo, y este exige de avances y progresos en los distintos campos y esferas en que se encuentra enmarcado el ser humano. Su indispensable dimensión integral ha quedado expuesta desde los diversos estudios científicos, cumbres y reuniones; que incluye dimensiones culturales, éticas, políticas, sociales, económicas y medioambientales, con una interrelación inherente al propio fenómeno del desarrollo; y más allá de un crecimiento económico, con brechas de inequidad, sin participación de los interesados. (Salazar, Y. 2019)

Entonces, para transformar la sociedad o propender el desarrollo sociocultural, se requiere estimular y fortalecer nuestra actitud, entendida como la predisposición aprendida para actuar de manera favorable (Páramo, P y Gómez, F.,1997) hacia el desarrollo.

Para ello, urge impulsar una educación transformadora con nuevas herramientas intelectuales, emocionales y actitudinales más eficientes y congruentes con las necesidades humanas. Capaces de superar la alienación y enajenación actitudinal acerca del desarrollo sociocultural genuino en la vida teórico-práctica de sus profesionales. Todo ha cambiado, incluidas las formas de explotación, exclusión y alienación. Para afrontar esos retos necesitaremos desaprender y superar los sistemas cerrados y construir sistemas innovadores de pensamiento y cooperación abiertos y holísticos. Estamos viviendo una mutación sin igual asociada a una crisis grave del paradigma de conocimiento y de la hipercompetitividad. El desarrollo científico y tecnológico no vino acompañado de una evolución social, ética, y espiritual de la sociedad, pues seguimos trabajando con una inteligencia ciega que fragmenta y separa conocimientos alejándonos de nuestra esencia de seres cooperativos, amorosos y solidarios (Jover, D. 2013) En ese sentido, es fundamental que las escuelas y maestros contemplen la enseñanza de los principios de sostenibilidad en todos los niveles de escolaridad. (Valerio y otros, 2019)

4.        CONCLUSIONES Y CONSIEDERACIONES FINALES

Los países subdesarrollados atraviesan una situación crítica en relación a una educación transformadora, puesto que afecta la formación integral de los jóvenes y profesionales, en materia científica, tecnológica e ideológica. Todas y cada una de las formas de subdesarrollo cultural genuino representan un problema presente o potencial que pone en riesgo el desarrollo integral que necesitan las mayorías nacionales. Por eso, es necesario que los profesionales se convenzan que las actitudes hacia el desarrollo sociocultural genuino deben evidenciar pertinencia y que éstas solo pueden cristalizarse si mínimamente son capaces de imbuirse de predisposición para desarrollarse informarse, ilustrarse y explicarse acerca y precisamente del desarrollo sociocultural sostenible y genuino.

Esta situación de escasos estudios sobre asuntos interdisciplinarios imbricados al desarrollo sociocultural, bajo el influjo de una actitud desalienante, apertura una oportunidad que conlleva inevitablemente a la búsqueda  de alternativas de solución, de manera inter, multi y transdisciplinaria, desde la descripción, explicación y predicción de las teorías de las ciencias de la educación, de las teorías de otras ciencias sociales, naturales y formales afines y particularmente desde la ciencia política; en perspectiva de generar actitudes orientadas a revertir la enajenación y alienación del pueblo en especial de los profesionales de educación.

Para sobresalir en un mundo de permanente cambio el profesional debe tener la capacidad de adaptarse, donde la tecnología juega un papel clave, "sobrevive" quien conserva las actitudes de seguir entrenándose para volver a empezar o mejorar lo que ya sabe. Por ello, la gestión cultural aplicada a los procesos de cambios en la sociedad actual, confiere un dinamismo en el desarrollo de programas y proyectos culturales por parte de los entes de competencia funcional, que propicien cambios y profundas transformaciones en la sociedad. Se fundamenta en la transformación sociocultural en el contexto de las políticas culturales y desarrollo de las competencias profesionales con una mirada distinta a las diferentes profesiones. En este sentido, las políticas culturales deben orientarse a impulsar la generación de un hombre nuevo, de valores y principios de identidad, desencadenando la necesidad de evaluar y dar seguimiento a la efectividad de líneas estratégicas, accionando programas y proyectos culturales en la sociedad.

5.  LISTA DE REFERENCIAS

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