DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v6i4.2545

 

Un modelo de proceso de escritura basado

 en la experiencia profesional

 

José Adalberto Torres Félix

[email protected]

https://orcid.org/0000-0002-3215-2127   

 

José Alfredo Sánchez López

[email protected]

https://orcid.org/0000-0001-8769-8912

 

Rolando Atondo Obeso

[email protected]

https://orcid.org/0000-0003-4163-1178  

 

Izaid Santos Páez

[email protected]

https://orcid.org/0000-0002-8215-8834  

 

Ramón Leyva Espinoza

[email protected]

https://orcid.org/0000-0002-2557-2457  

 

Colegio de Bachilleres del Estado de Sinaloa

Culiacán, Sinaloa - México

RESUMEN

El propósito del siguiente trabajo es ofrecer algunas visiones profundas sobre el proceso de escritura y proponer un modelo que pueda ser utilizado por cualquier estudiante o escritor que lo necesite. Como metodología para elaborar el presente, se utilizó la investigación documental para recabar información teórica; además, se aportó con el conocimiento empírico adquirido a lo largo de años de enseñanza y estudio en el campo educativo. Los resultados de este trabajo presentan como propuesta para lectores y redactores un modelo del proceso de escritura, el cual consta de etapas que no son ni limitadas ni rígidas por sí mismas, es decir, son flexibles en su orden, inclusión y repetición de uso de acuerdo con las necesidades. Adicionalmente, los resultados de este trabajo revelan que el proceso de composición es un enfoque que debe considerarse en el proceso formativo de estudiantes de diferentes niveles.

 

Palabras clave: proceso de escritura; proceso de composición; enfoque de proceso.

 

Correspondencia: [email protected]

Artículo recibido: 15 junio 2022. Aceptado para publicación: 29 junio 2022.

Conflictos de Interés: Ninguna que declarar

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Como citar: Torres Félix, J. A., Sánchez López, J. A., Atondo Obeso, R., Santos Páez, I., & Leyva Espinoza, R. (2022) Un modelo de proceso de escritura basado en la experiencia profesional. Ciencia Latina Revista Científica Multidisciplinar, 6(4) 214-230. DOI:  https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v6i4.2545          

 

A writing process model based on professional experience

 

ABSTRACT

The purpose of the following work is to offer some insights into the writing process and to propose a model that can be used by any student or writer that needs it. As for the methodology to prepare the present work, documental research was used to collect theoretical information; in addition, contribution was made with the empirical knowledge acquired in the educational field throughout years of teaching and studying. Results of this work present as a proposal for readers and writers a writing process, consisting of stages which are neither limited nor rigid themselves, to put it another way, they are flexible, inclusive, and repetitive of use according to necessities. Additionally, results of this work reveal that the composing process is an approach that should be considered in the formative process of students at different levels.

 

Keywords: writing process; composing process; process approach

 


INTRODUCCIÓN

El siguiente trabajo es resultado de una investigación documental y un conocimiento empírico adquirido a partir de la experiencia de los autores como estudiantes universitarios y del propio trabajo de campo. En la misma línea, este trabajo aborda el tema relacionado con el proceso de escritura, enfocándose específicamente en el desarrollo de trabajos escritos bien estructurados.

Hoy en día se escribe por diferentes motivos y lo cierto es que es una habilidad que hay que potenciar al máximo en el ámbito educativo. Brown (2004) observa que la escritura participa en una sociedad como un activo académico para tener éxito en diferentes actividades escolares, por ejemplo, escribir ensayos, principalmente, como requisito de ingreso a la universidad, publicaciones, reseñas, componer diferentes textos poéticos, entre otros (Hernández-Vargas y Marín-Caro, 2018).

Por otro lado, la capacidad de escribir es una habilidad indispensable en la medida en que es una competencia necesaria para lograr un empleo en muchos campos como revistas, periódicos o educación. Smith (1994 como es citado en Krashen, 2005) informa que escribimos por al menos dos razones; para comunicarnos con otros a través de cartas, correos electrónicos, informes, y con nosotros mismos mediante notas, listas, recordatorios. El segundo es menos obvio pero profundo: escribimos para resolver problemas y hacernos más inteligentes. Para lograr las ideas anteriores, se emplea el llamado proceso de composición o proceso de escritura, eje central de este trabajo. Por lo tanto, la escritura como una habilidad productiva en la comunicación no puede pasarse por alto tan despreocupadamente, en otras palabras, debe tomarse y manejarse con seriedad.

De la misma manera, vale decir que la habilidad de escribir es una fortaleza que resulta útil a cualquier nivel a la hora de registrar información en el día a día. Según Brown (2004), esta habilidad se puede clasificar en tres géneros generales: escritura académica, escritura comercial, relacionada con el trabajo, y escritura personal. La primera es importante porque un período considerable de nuestra vida transcurre en el campo académico ante maestros y materiales de estudio. Mientras tanto, en el estilo de vida empresarial, tendemos a realizar un seguimiento de las actividades todos los días. En este sentido, es importante mencionar que el registro de datos se realiza de forma digital en la mayoría de los casos; sin embargo, hay ocasiones donde es mucho más práctico hacerlo a mano, por ejemplo, en trabajos de campo donde no se tiene acceso a internet ni fuentes de energía de ningún tipo para conectar un dispositivo digital. Por último, la escritura personal es una herramienta fundamental a la hora de redactar diarios, chatear con personas a través de las redes sociales o enviar correos electrónicos.

Este trabajo está organizado de la siguiente manera. En primer lugar, se presentan algunos modelos del proceso de escritura desde el punto de vista de los expertos citados y donde en algunos casos se realiza una discusión a partir de sus ideas y percepciones propias. En segundo lugar, se propone un modelo de proceso de escritura original para aquellos que necesitan más orientación para manejar un manuscrito. En tercer lugar, se presenta un breve caso donde se probó el modelo propuesto. Al final, se presentan conclusiones generales que resumen brevemente las ideas discutidas.

El proceso de escritura

Escribir ha sido un asunto complejo para muchos estudiantes, pero también para académicos que, en su camino, se encuentran con diferentes obstáculos que les impiden terminar con éxito un trabajo. La mayoría de las veces, la idea para desarrollar en un manuscrito se tiene, pero el problema viene cuando esta idea necesita ser descrita en detalle. Según Harmer (2007) y Brown (2004), hay dos formas de hacerlo, ya sea utilizando el proceso de escritura o el enfoque del producto. En el primero, el escritor tendría que ir paso a paso siguiendo algún tipo de protocolo para llegar a un producto final, mientras que el última trata directamente de un primer y último intento de producir una versión final sin preocuparse por una metodología paso a paso del procedimiento.

Como guía para aquellos que tienen dificultades para manejar un trabajo, el enfoque de redacción debe ser la opción a considerar, ya que brinda muchas formas de generar ideas para desarrollar sus trabajos (Carlino, 2004). Los modelos presentados en la parte siguiente de este documento son tomados así, como modelos, es decir, no se consideran exclusivos para que los escritores los tomen en consideración; por el contrario, los lectores y escritores son libres de investigar más sobre el tema y utilizar sus propios hallazgos de acuerdo con sus necesidades.

Según Brown (2007), los enfoques de escritura que se centran directamente en un proceso generalmente se enmarcan en tres etapas principales: preescritura, redacción y revisión. Lo que el autor no menciona es la posibilidad de flexibilidad entre las diferentes etapas, solo marca metodológicamente cada una de las etapas a desarrollar. Esto no quiere decir que sea una forma errónea de abordar el proceso de escritura y, por supuesto, las declaraciones del experto están sujetas a la interpretación de cada lector. Para algunas personas, un proceso que sea lineal puede ser beneficioso debido a que no se verían en la necesidad de volver a etapas anteriores, lo que también podría ser agotador.

Contrariamente al sistema metodológico de escritura paso a paso de Brown (2007), existe el punto de vista de Harmer (2007). Según este experto, el proceso de escritura puede entenderse como una “rueda”, donde los escritores siguen un proceso similar al de un ciclo, pero al mismo tiempo tienen la opción de apelar a etapas anteriores. El proceso de escritura, o el enfoque de proceso, presta atención a etapas particulares que implican la producción final de un manuscrito. Esta idea está alineada con el modelo de escritura propuesto por Ron White y Valerie Arndt, donde la reescritura y la revisión son etapas que juegan un papel central en el acto de crear un texto (Harmer, 2007); igualmente, Brown (2007) también menciona que la redacción y la revisión son los procesos centrales de la escritura.

Además, Harmer (2007) considera que la edición y la reescritura son las etapas más importantes a la hora de escribir, sobre todo en una lengua extranjera. Para el autor, incluso cuando un documento parece terminado, el escritor aún puede tener la sensación de volver atrás y revisar el producto para verificar el contenido u otros detalles de escritura que podrían haberse perdido durante la revisión del texto. Sin embargo, es de hecho una necesidad para un trabajo de gran calidad pasar por tal magnitud de procedimiento de reconsideración para asegurar que todas las etapas y características de un buen texto estén completamente cubiertas. Escritores experimentados como personas que forman parte de una revista académica, editores, investigadores e incluso autores de libros tienen a alguien encargado de realizar el trabajo de edición.

En otra nota, Ann Raimes y Maria Jerskey describen el proceso de escritura muy cerca a la idea de rueda de proceso de Harmer (2007). Según sus argumentos, escribir no es un procedimiento lineal, sino un proceso frecuentemente desordenado (Raimes y Jerskey, 2010). Para decirlo de otra manera, las actividades o etapas pasan por un proceso poco ortodoxo que se considera mucho más flexible, permitiendo a los compositores avanzar y retroceder las etapas en cumplimiento de la versión final del producto.

Seguramente, hay ligeras diferencias en las etapas presentadas por los autores mencionados anteriormente. Aunque coinciden en algunas actividades, Raimes y Jerskey (2010) consideran más fases durante el proceso (Tabla 1). Su idea, en cierto modo, podría ser mucho más compleja, ya que un escritor no solo tendría que leer y corregir, sino también obtener algún tipo de retroalimentación de otra persona, un punto de vista diferente, esto es lo que los expertos denominan edición entre pares. Sin embargo, este proceso de composición es más completo y satisfactorio a la hora de garantizar un mejor producto final.

Tabla 1

Comparación de procesos de escritura

Brown (2007)

Harmer´s (2007)

Raimes and Jerskey (2010)

Planeación y preescritura

Primera versión

Edición por pares

Revisión

Segunda versión

(o versión final)

Planeación

Borrador

Edición

Versión preliminar

Versión final

Planeación y preescritura

Borrador

Edición por pares y retroalimentación

Segunda revisión y retroalimentación

Lectura de valoración

Presentación

Pensamiento crítico

Fuente. Elaboración de los autores basado en el trabajo de Harmer (2007),

Raimes y Jerskey (2010) y Brown (2007).

METODOLOGÍA

Se utilizó un enfoque cualitativo bajo un diseño de investigación documental para recabar información teórica; además, se aportó con el conocimiento empírico adquirido a lo largo de años de enseñanza y estudio en el campo educativo. El diseño metodológico busca el afinamiento teórico por medio de búsqueda de información en distintas fuentes: libros, revistas, audios, entre otros recursos impresos o en línea (Arias, 1997; Gómez, 2010; Luvezute et al., 2015; Palella y Martins, 2006; Pimienta y de la Orden, 2017; Tancara, 1993).

Para la recolección de la información se revisaron documentos como libros y algunas publicaciones en revistas científicas de divulgación y difusión indexadas en bases de datos reconocidas.

Participantes. En lo que respecta el estudio de caso que se presenta, se empleó el muestreo intencional con un grupo de 65 alumnos: 37 mujeres y 28 hombres de segundo grado de bachillerato de 16 y 17 años de edad.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Después de haber revisado las contribuciones anteriores que tratan sobre el enfoque de procesos, a continuación, se propone formalmente un modelo de proceso (Figura 1). El modelo toma en consideración la opinión de diferentes expertos en la materia, pero también considera el trabajo empírico realizado por los autores del presente trabajo luego de años de experiencia en el campo académico, como estudiantes y como profesores.

Figura 1. Modelo de proceso de escritura

 

Nota. Elaboración propia de los autores.

Nótese que el modelo propuesto no marca un principio o un final en particular, lo que significa que un escritor puede volver a cualquiera de las etapas tantas veces como sea posible o saltar de una etapa a otra. Aunque la versión final se encuentra en el centro del diagrama, sirve como un recordatorio constante del objetivo final del proceso general. A continuación, se describen algunas de las actividades relacionadas con las etapas del modelo compositivo propuesto anteriormente. Es fundamental tener en cuenta que el modelo no es definitivo, cualquiera puede sumar, restar o modificar a la estructura. Lo importante es que la redacción cumpla con el objetivo final, la versión final, la nota más alta o la publicación de un trabajo.

Planeación y preescritura

La planificación y la preescritura son etapas interdependientes para algunos autores como Brown (2007) y Raimes y Jerskey (2010), pero para el enfoque de este trabajo se tomará la planificación más bien como una etapa clave que debe ser independiente de las demás. Para Brown (2007), la planificación y la preescritura son las etapas que permiten a los escritores trazar una ruta a seguir al escribir, pero también pueden ayudar a organizar y generar ideas. En opinión del autor, leer, hojear, investigar, generar ideas, enumerar, agrupar o asociar palabras, discutir, revisar las indicaciones de algún instructor y escribir libremente son algunas técnicas que son útiles cuando se trata de planificar la estructura de un documento académico.

Sin embargo, es importante discernir entre los dos conceptos (planificación y preescritura), donde la planificación se interpreta como el medio de trazar los pasos que se implementarán durante el procedimiento de composición, es decir, ese acto de trazar el curso que conducirá a una versión final de un documento. Algunas actividades que pueden formar parte de la planificación son la identificación de la audiencia (distancia), el establecimiento del objetivo del manuscrito, el reconocimiento de requisitos, la fijación de plazos, la organización del tiempo y, si es posible, el establecimiento de un cronograma o calendario de actividades. La preescritura por su parte se entiende como el conjunto de actividades que un escritor realiza efectivamente antes de iniciar el primer borrador.

A continuación, se comparten algunas estrategias y aspectos que contribuyen a una buena planificación para escritores y estudiantes de diferentes niveles educativos. Estas estrategias no están limitadas, por supuesto, se pueden aplicar más actividades para la planificación. La intención aquí es solo proporcionar algunas pautas que, con suerte, puedan satisfacer las necesidades o las áreas de debilidad de cualquier redactor.

Bosquejo. Trazar un esquema es probablemente una de las mejores y favoritas formas de esbozar el camino y la estructura de un texto, principalmente ensayos o artículos. Delinear requiere el uso de diferentes habilidades cognitivas como lluvia de ideas, investigación, categorización, clasificación de ideas, entre otras para tener la estructura de todo el documento. Con esto en mente, Raimes y Jerskey (2010) clasifican el esquema en dos categorías: el esquema borrado y el esquema formal. El bosquejo o borrador es una lista de puntos que intenta cubrir en su manuscrito. Es un mapa informal donde se enumeran las ideas sin un orden estricto. El esquema formal, por otro lado, es una lista detallada de ideas y detalles de apoyo que se utilizarán al desarrollar una declaración de tesis y el cuerpo de un ensayo. A diferencia del esquema inicial, el esquema formal sigue una forma de clasificación organizada y jerárquica para ordenar las ideas.

Tiempo. Es importante prestar atención al tiempo, que es un factor imperativo en el enfoque de proceso (Brown, 2007). Cuando se da poco tiempo para completar una tarea de escritura, es difícil que un texto alcance una calidad decente. Sin la cantidad adecuada de tiempo para planificar, el producto final puede terminar como un documento terminado incoherente y poco ortodoxo. De ahí que sea fundamental tener en cuenta que los escritores tienen ritmos diferentes, sobre todo cuando están en proceso de formación, es decir, cuando están aprendiendo a escribir en los diferentes niveles educativos.

Distancia. Brown (2007) indica que una de las situaciones más complejas a las que se enfrentan los escritores al planificar un escrito es predecir su audiencia. Además de anticiparse a su público, necesitan reducir las malas interpretaciones utilizando palabras, frases y, en general, un lenguaje que será entendido por todos o por un campo específico de lectores. Por lo tanto, es empírico contemplar todos los detalles antes de comenzar a componer sobre cualquier tema.

Organizar el tiempo. Dependiendo de la magnitud de la tarea de escritura será el tiempo que se dedicará a cada una de las etapas que conlleva la realización de un proyecto de escritura. Ahora bien, no necesariamente significa que una persona siempre se embarcará en una actividad de escritura a nivel de proyecto, la palabra proyecto implica planear escribir algo de gran impacto como un libro, una canción, disertación o incluso una tesis. Para asuntos como estos, una persona puede planificar un proyecto para tomar un mes o incluso más de un año. Sin embargo, las personas suelen escribir en casos de menor escala como a nivel escolar, personal o empresarial (Brown, 2004). Algunos ejemplos pueden ser cartas, mensajes, correos electrónicos amistosos, anuncios, etc. En este tipo de actividades, el tiempo puede organizarse en días, horas o incluso minutos, nuevamente, dependiendo de los requisitos para la aceptación del trabajo.

Preescritura

En el manual Writing with Style, el Distrito Escolar Unificado de Poway (2010) afirma que la etapa previa a la escritura es donde los escritores exploran sus ideas a través de diferentes técnicas, que en consecuencia serán la base de su primer borrador. Algunas de las ideas incluyen escribir libremente o usar un diario, recopilar y revisar notas de clase o de lectura, revisar tareas y preguntas de discusión, usar organizadores gráficos, participar en discusiones en clase o en grupos pequeños, hablar de ideas con un compañero, determinar quién, qué, dónde, cuándo, por qué y cómo, definiendo no solo lo que saben, sino también lo que necesitan aprender sobre un tema e investigando un poco para obtener más información.

Algunas de estas ideas serán discutidas enseguida con el objeto de dar algunas pautas y consejos a lectores y escritores para facilitar sus actividades previas a la escritura.

Lluvia de ideas. Brown (2007) describe esta estrategia como aquella que permite al escritor abordar un tema con la mente abierta. Desde la perspectiva del experto, con la lluvia de ideas cualquier idea es aceptable e injuzgable, todo es tolerable en cuanto a ideas o enunciados indefinidos que necesitan ser elaborados o respaldados por más datos. Sin embargo, a pesar de sus límites, esta estrategia es reconocida como una de las mejores formas de iniciar cualquier tipo de escritura. Para añadir a la afirmación anterior, Raimes y Jerskey (2010) indican que esta estrategia se potencia mucho cuando se lleva a cabo en colaboración, aspecto que debería potenciarse más en los proyectos de redacción.

Trabajar en grupo. Brown (2007) y Scardamalia y Bereiter (1985) afirman que trabajar en grupo tiene la ventaja de contar con más mentes en el proceso. Esto permite ampliar aún más los argumentos, descripciones, fuentes de información, estilo, precisión y otros aspectos. Simultáneamente, el enfoque de la escritura como una actividad cooperativa, como se refiere a Harmer (2007), funciona bien cuando dos o más personas están mirando un texto al mismo tiempo, ya que se mejoran mucho la revisión y la evaluación.

Escritura libre. Esta estrategia es probablemente la más importante, ya que puede parecer la que hace que los escritores comiencen a verter pensamientos en un papel. Raimes y Jerskey (2010) mencionan que cuando se escribe, se deja que una idea lleve a otra en libre asociación sin preocupaciones. Brown (2007) comparte la misma idea, considera que el rasgo principal de esta estrategia es que las convenciones de escritura no deben ser algo para preocuparse, sino que el único elemento necesario es la idea principal de la cual partir para comenzar a desarrollar y elaborar en ideas completas. Por supuesto, factores como la puntuación, la ortografía, la gramática y la coherencia son importantes, pero hay que tener en cuenta que con esta estrategia el escritor solo está trabajando en la etapa previa a la escritura. Esto significa que detenerse a mejorar tales aspectos resultará en ralentizar el proceso e interferir con el flujo de ideas.

Primer borrador

Escribir el primer borrador es principalmente elaborar todo el cuerpo del texto en un intento de la manera más clara posible para que los lectores reciban el mismo mensaje, con el mismo impacto que se pretendía (Brown, 2007). En opinión de Raimes y Jerskey (2010), la redacción es una actividad que aporta lo que la habilidad del habla nunca puede proporcionar; la oportunidad de revisar sus ideas y la forma en que se presentan. Esto se hace, por supuesto, con suerte después de haber pasado por una o más estrategias previas a la escritura. Además, esta etapa implica establecer secciones en un documento, como una introducción, un cuerpo y una conclusión.

Dependiendo de la extensión del documento, un redactor decidirá cuánto texto debe cubrir en cada sección. Por ejemplo, supóngase que se le pide a un estudiante que escriba un ensayo de 500 palabras, esto probablemente llevaría al estudiante a dejar un párrafo para la introducción, aproximadamente tres párrafos para el cuerpo y un párrafo final para la conclusión. Lo anterior es, por supuesto, solo un ejemplo, otros géneros de escritura pueden requerir más extensión y secciones para el producto final, como resumen, metodología, resultados, reflexión, etc.

En la escritura académica, Oshima y Hogue (2006) hacen contribuciones más vitales en entornos académicos cuando se trata de estructurar un documento. Por ejemplo, afirman que un párrafo se estructura en tres partes; la oración principal, la oración secundaria y, en algunos casos, un párrafo puede contener una oración final. Además de la estructura del párrafo, Oshima y Hogue (2006) informan que un buen párrafo debe tener unidad, en otras palabras, un párrafo debe discutir una y solo una idea principal de principio a fin. Además, Oshima y Hogue (2006) afirman que se puede lograr coherencia repitiendo sustantivos clave, organizando ideas en un orden lógico, usando pronombres consistentes y señales de transición para vincular ideas.

La unidad, por otro lado, se puede lograr desarrollando solo una idea por párrafo y sin desviarse del tema en las ideas secundarias. Las declaraciones anteriores sirven como referencia para los escritores cuando revisan o editan un texto, se debe mantener la unidad, y las ideas se deben vincular de la misma manera apoyando la idea principal de todo el producto de escritura.

Revisar y editar. Según los expertos, la etapa de revisión es donde los escritores o editores leen para verificar y volver a evaluar las diferentes áreas de oportunidad. En efecto, es crucial en la etapa de revisión buscar faltas de ortografía, corrimientos de oraciones, falta de coherencia y claridad, o más aún, la verificación de los procedimientos metodológicos. Es en la revisión donde los escritores descubren problemas y buscan su solución (Krashen, 2005). Según Brown (2007), en la etapa de revisión, se supone que los compositores miran las notas de la etapa de edición para mejorar su escritura. Por el contrario, la edición de un trabajo requiere la lectura y relectura del primer borrador y es donde realmente ocurre la corrección y mejora de un texto. La relectura puede ayudar no solo a mantener la unidad en todo el texto, sino también a reevaluar su progreso y mejorar el trabajo de un autor (Beach, 1976 como es citado en Krashen, 2005).

A los efectos de este trabajo, la revisión y la edición se interpretan como estrategias interdependientes. La motivación de esta idea es que, para poder editar, los escritores necesitan leer un texto, lo que en consecuencia conduce a la revisión expectante utilizando diferentes estrategias, como la lectura para la comprensión general y la lectura para el detalle, para promover la identificación de áreas de oportunidad para mejorar el texto. Así, revisión y edición van de la mano y es fundamental recorrer estas estrategias tantas veces como sea necesario hasta llegar a la versión final.

Hay indicadores que vale la pena tener en cuenta al evaluar la escritura, estos pueden ser útiles para la autoevaluación o la coevaluación al pasar por la etapa de revisión. En adelante, estos indicadores se adaptan para la propuesta del presente trabajo y se basan en los trabajos de Brown (2007), Brown (2004) y McCarthy (1991):

Contenido. Comprende puntos como la declaración de tesis; ideas relacionadas; desarrollo de ideas a través de la experiencia personal, ilustración, hechos, opiniones; uso de descripción, causa/efecto, comparación/contraste; y enfoque constante.

Organización. Incluye aspectos como la efectividad de la introducción; secuencia lógica de ideas; conclusión; y longitud adecuada.

Discurso. Contempla la unidad de párrafo; transiciones; marcadores del discurso; coherencia y cohesión; convenciones retóricas; referencia; fluidez; y variación.

Sintaxis. Se puede desglosar en el uso de vocabulario y mecánica. El primero implica a los escritores el uso de un rango apropiado de palabras de acuerdo con la extensión y el género del texto. Este último requiere el uso correcto de la ortografía; puntuación; cita de referencias; y pulcritud y apariencia.

La etapa de revisión y edición podría cumplirse individualmente, pero sería mucho mejor recurrir a la ayuda de otra persona para leer el producto y recibir alguna retroalimentación, por decirlo de otra manera, la edición por pares (Brown, 2007). La edición por pares tiene muchos beneficios, algunos de los cuales incluyen verificar si el mensaje se transmite fácilmente y con claridad o incluso probar el impacto de su mensaje general. Además, como indica Harmer (2007), la retroalimentación es muy útil, especialmente cuando la recibimos de colegas: compañeros de clase, académicos, escritores o coautores en vista del hecho de que hay más ojos que juzgan el producto final y mejoran el texto per se.

Es importante lo que dice Brown (2007) sobre el primer borrador, es solo un primer borrador, porque incluso los textos de escritores profesionales, a menudo, será ilegible para cualquiera, excepto para ellos mismos. Por lo tanto, es importante no sentirse presionado en ese primer intento, es mejor desglosar las ideas en un documento para que sean editadas en una etapa posterior. En seguimiento a lo anterior, la investigación revela que las situaciones de resolución de problemas, incluyendo la escritura, a menudo requieren un intervalo libre de pensamiento consciente (Wallas, 1926 como es citado en Krashen, 2005); lo que también se conoce como incubación. Krashen (2005) reporta que científicos como Einstein, Piaget y otros han hecho uso de estos intervalos de tiempo libre del pensamiento consciente y los resultados han sido positivos, donde las respuestas a los problemas han encajado en estos cortos o largos periodos de tiempo.

Segundo borrador

El segundo borrador y, en muchos casos, el borrador final es la versión final real de un manuscrito, listo para enviarse para su partitura o publicación (López-Leyva, 2013; Platas-García et al., 2020). Es el producto final, el elaborado a lo largo de las etapas, pero incluso los expertos como autores de libros han llegado a publicar segundas versiones de su trabajo. Brown (2007) afirma que, incluso durante la última etapa del proceso de composición, es aceptable hacer correcciones o mejorar detalles del texto. Tal vez porque se desea agregar más detalles de apoyo o mejorar algunas áreas en la forma en que se transmiten los mensajes. El punto es que, es difícil concluir una obra, pues los compositores construyen un punto de vista crítico incluso para ellos mismos (Coronado-López, 2021).

En otro orden de ideas, si retrocedemos algunos años en el tiempo, no mucha gente tenía acceso a dispositivos digitales, y tenían que reescribir a mano el segundo o último borrador después de haber terminado el primero. Hoy en día, vivimos en una era digital en la que muchos escritores no dependen de un lápiz para comenzar o continuar a escribir, simplemente usan un procesador de textos como una computadora, tableta o dispositivo móvil. Sin embargo, tengamos en cuenta la perspectiva que dice que los escritores mediocres escriben, pero los buenos escritores reescriben (Meeham, 1978 citado en Krashen, 2005). Por tal, utilizar un procesador de textos es probablemente la práctica favorita, pero la escritura a mano es un hábito que se sigue practicando en la actualidad, quizás no con tanta frecuencia, sin embargo, es una habilidad imprescindible. Es necesario saber qué hacer en un trabajo para las ocasiones en que, por un motivo u otro, los profesores o estudiantes no pueden tener acceso a ningún procesador de texto.

Recordemos que no todas las personas en el mundo tienen acceso a un procesador de textos ya que algunas personas tienen recursos económicos limitados. Por lo tanto, sería realmente importante poder transmitir los conocimientos básicos y las habilidades de escritura a los alumnos para tales situaciones. Además, no todos los tipos de textos vienen en forma de prosa, otros vienen en forma de volantes, afiches, imágenes, anuncios, entre otros.

Estudio de caso

El modelo planteado se utilizó en dos ocasiones en el Colegio de Bachilleres del Estado de Sinaloa (COBAES), en el 2021 y 2022. El objetivo fue contribuir a la formación de estudiantes con habilidades que les permitieran producir textos utilizando los principios necesarios de escritura en diferentes modalidades, expositiva, descriptiva, persuasiva, argumentativa entre otras.

Para el primer paso, los estudiantes escribieron un ensayo en el que tenían que responder a una situación que se les presentó en forma de texto. El propósito de esta actividad fue identificar áreas de oportunidad en todos los aspectos en términos del enfoque de proceso y las convenciones de escritura; sin embargo, a los estudiantes solo se les dijo que respondieran la tarea y nunca se les dijo qué enfoque seguir (proceso o producto), la elección fue suya. Como resultado, a cuatro de veinte estudiantes les fue bastante bien en la actividad de diagnóstico ya que tuvieron muy pocos errores en cuanto a coherencia, profundidad y forma. El resto de la clase necesitaba mejorar en muchas áreas como la coherencia gramatical, el equilibrio de las transiciones, el uso de mecánicas, entre otras. Así, los alumnos que mostraron algún tipo de planificación en el proceso de composición fueron los que obtuvieron mejores resultados.

Esta fue la estrategia para el resto del curso, para mostrar a los estudiantes la importancia del enfoque basado en procesos y cada una de sus etapas. Para dar seguimiento a los resultados de la actividad de diagnóstico, todos y cada uno de los estudiantes recibieron retroalimentación sobre las áreas de oportunidad y realizaron un plan de autoestudio basado en las notas del instructor y la retroalimentación entre pares. Los resultados fueron positivos. Nuevamente, todos los estudiantes fueron sometidos al mismo tipo de evaluación, solo que esta vez sumativa, para ver los resultados del curso y todos ellos mostraron más mejoras en algunas áreas que en otras.

CONCLUSIONES

Como análisis final, se puede concebir que el modelo propuesto en este trabajo está pensado para ser de ayuda para cualquier persona que sienta la necesidad de utilizarlo a la hora de redactar cualquier trabajo y por supuesto de acuerdo con los objetivos que se persigan. Además, el proceso de escritura es en efecto un enfoque que debe ser considerado en el proceso de formación de cualquier estudiante, pues lo dota de los conceptos y procedimientos básicos para componer de acuerdo con sus necesidades específicas. Se considera que el enfoque de proceso es claramente una ventaja para un escritor en general, debido al hecho de que les da a los compositores una idea bastante clara de qué hacer y cuándo hacerlo si está bien planificado. En consideración a lo anterior, el modelo propuesto en este trabajo queda solo como una propuesta, es posible manipular, agregar o restar al proceso de la manera que cada uno considere más conveniente, lo que importa al final es la calidad de la versión final.

La teoría aquí presentada, ayudó no solo a clarificar parte de la terminología y funciones de las diferentes etapas del proceso de escritura, sino a dar sustento al modelo presentado y la práctica realizada en el COBAES. Sin embargo, así como las interpretaciones de los diferentes puntos de vista de los expertos solo se consideraron como un punto de partida para formular el modelo de escritura en el presente, vale la pena mencionar que no es un modelo absoluto, puede ser modificado o incluso rechazado por cualquier escritor que encuentre otra propuesta que funcione mejor.

REFERENCIAS

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Brown, H. D. (2004). Language assessment: Principles and classroom practice. U.S.A: Pearson, Longman.

Brown, H.D. (2007). Teaching by principles: An interactive approach to language Pedagogy. New York, U.S.A: Pearson, Longman.

Carlino, P. (2004). El proceso de escritura académica: Cuatro dificultades de la enseñanza universitaria. Educere, 8(26),321-327. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=35602605

Coronado-López, S. P. (2021). La escritura académica en la formación universitaria. EDUCARE ET COMUNICARE: Revista De investigación De La Facultad De Humanidades, 9(2), 5-16. https://doi.org/10.35383/educare.v9i2.653

Gómez, L. (2010). Un Espacio para la Investigación Documental. Revista Vanguardia Psicológica Clínica Teórica y Práctica, 1(2), 226-233. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4815129

Harmer, J. (2007). The practice of English Language Teaching (4th edition.). England: Pearson Education Limited.

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