DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v6i4.3007

El juego libre para el control de la agresividad en niños de 5 años

 

Jesika Ruby Salazar Zavaleta

[email protected]

https://orcid.org/0000–0003–3890–1587

 

Paulo Cesar Chiri Saravia

[email protected]

https://orcid.org/0000-0003-1123-8201

 

Aury Pimentel Rivas Plata

[email protected]

https://orcid.org/0000-0002-3176-7138

 

Sheyla Milagros Cochachin Zarzosa

[email protected]

https://orcid.org/0000-0002-0733-2871

 

Aydé Yrene Pareja Ballón

[email protected]

https://orcid.org/0000-0001-5721-7110

Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle

 

Resumen

 

Los comportamientos agresivos en el ambiente escolar activan una alarma social, en la cual la comunidad en general debe de actuar para mitigar posteriores riesgos, es aquí donde surge la necesidad de profundizar en el conocimiento de esta problemática y crear estrategias que contribuyan a erradicar conductas graves en los alumnos.

El objetivo fue evidenciar el impacto que tiene el Programa de Juego Libre en el manejo de la agresividad en infantes de 5 años de edad de un centro educativo. El diseño de la investigación fue cuasiexperimental, en la cual participaron 50 niños. El instrumento empleado fue un cuestionario.

Se concluye que el uso de los juegos reglados y cooperativos contribuyen significativamente en la reducción de conductas agresivas y favorecer el desarrollo de conductas prosociales y académicas, y por tanto reducir y prevenir los problemas de aprendizaje.

Palabras clave: juego; gamificación; agresividad física; agresividad verbal.

Correspondencia: [email protected]

Artículo recibido:  15 julio 2022. Aceptado para publicación: 20 agosto 2022.

Conflictos de Interés: Ninguna que declarar

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Como citar: Salazar Zavaleta , J. R., Chiri Saravia, P. C., Rivas Plata, A. P., Cochachin Zarzosa, S. M., & Pareja Ballón, A. Y. (2022). El juego libre para el control de la agresividad en niños de 5 años. Ciencia Latina Revista Científica Multidisciplinar, 6(4), 5178-5191. https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v6i4.3007

 

 

 

Free play for the control of aggressiveness in 5-year-old children

Abstract

Aggressive behaviors in the school environment activate a social alarm, in which the community in general must act to mitigate subsequent risks, this is where the need arises to deepen the knowledge of this problem and create strategies that contribute to eradicate serious behaviors in the students. The objective was to demonstrate the impact of the Free Play Program in the management of aggressiveness in 5-year-old children in an educational center. The research design was quasi-experimental, in which 50 children participated. The instrument used was a questionnaire.

It is concluded that the use of regulated and cooperative games contributes significantly to the reduction of aggressive behaviors and favor the development of prosocial and academic behaviors, and therefore reduce and prevent learning problems.

 

Keywords: game, gamification, physical aggressiveness, verbal aggressiveness.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Introducción

Una actividad pedagógica que tiene como objetivo desarrollar el aprendizaje es el juego libre.

Asimismo, se realiza en espacios como una sala de estudio o afuera en el patio con un enfoque instructivo (Otero, 2015).

Asimismo, el juego es una actividad placentera, Arregui (2019) plantea que el juego es un componente determinante en los procesos de enseñanza, en la cotidianeidad de las personas y especialmente en los infantes.

García (2015) en base a la teoría etológica sustenta que la agresividad en las personas es un instinto, con relación al animal, que los lleva a luchar con los integrantes de su especie para salvaguardar su protección y supervivencia, saciando así sus necesidades innatas. Por su parte Morales y Zavaleta (2015) consideran que uno de los tipos de agresividad es la física, ya que esta conducta que se enfoca en dañar corporalmente a otras personas y se manifiestan en diferentes acciones, como arañar, golpear, morder. Esto involucra una provocación de un ataque y de un enfrentamiento, ya sea justa o no.

Sin lugar a dudas el juego es el principal aliado de los estudiantes para su proceso de aprendizaje; a algunos los desinhibe, a otros los ayuda a mejorar su autoestima, a tener mayor seguridad o a actuar con tranquilidad y control, el juego se convierte en una forma de aprender haciendo (De Miguel et al., 2019).

A través de la construcción intelectual y sus manifestaciones se puede comprender el aprendizaje y el desarrollo cognitivo (Munakata et al., 2004). Asimismo, avalando esta premisa, Mora (2016) argumenta que mediante la actividad del juego es donde se acopla la curiosidad y el placer, para así lograr un beneficioso aprendizaje.

García (2015) refiere que la influencia de la agresividad se evidenció en un 47% en promedio, existe una incidencia similar en niños y niñas. Un 34% de los niños agredidos, no lo comunican para su atención. En la Guía para profesores de Educación Inicial (Ministerio de Educación de Perú, 2016) se explica que el juego es una actividad libre y principalmente agradable.

Es por ello que es importante para un niño poder desarrollarse jugando, sintiendo, percibiendo y manipulando objetos con su cuerpo.

El juego se presenta de forma innata, espontánea y natural en el niño, convirtiéndose así en una necesidad de expresión, conectarse con el mundo exterior, capacidad de comunicarse, desenvolver la creatividad y tener vínculos afectivos.

En efecto, en la teoría del aprendizaje social fundamental se señala que los niños aprenden a través de la imitación, es por ello que si se convierten en agresivos se debe al ejemplo de conducta que han percibido de los adultos y de otros niños. Otro de los factores que influyen son los contenidos violentos que se pueden encontrar en los videos, cuentos, juegos y películas que suelen ser repetidas cotidianamente. En comparación de las teorías instintivas en donde se postula que la agresión es el resultado de una fuerza interna, Bandura resalta la influencia equivalente del medio sobre la conducta humana, esto quiere decir que mediante la observación e imitación se aprenden conductas agresivas (Bandura, 1983).

Si bien es cierto que el juego influye positivamente en el desarrollo de las personas, pero con la existencia de una persona agresiva, esto se vería perjudicado. Cuando hay un trato agresivo, el ambiente se siente tenso, perjudicando el aprendizaje y evitando que la persona se desempeñe con completa libertad. Asimismo, afecta en los sentimientos de posesión y apego, dándose en un entorno violento, la pérdida de confianza y autonomía. Esto quiere decir las personas sin confianza no pueden desarrollarse, ya que se evidenciará temor al querer avanzar, por el hecho de ser maltratado y juzgado (Gutierrez, 2015).

Frente a lo manifestado, se evidencia que, la mayor parte de los centros de educación Inicial, tienen un patio de recreo que ofrece pocos juegos es decir insuficientes como columpios, sube y baja resbaladera, generándose altercados entre los niños con la finalidad de lograr jugar en alguno de ellos, así sea por poco tiempo. De igual manera, influye en la infraestructura de la institución, ya que los objetos que se encuentran alrededor como piedras, palos y otras cosas que, en lugar de evitar la violencia, coadyuva con ella. Esta situación se ha presentado en la Institución Educativa “Comunidad Urbana Autogestionaria de Huaycán”, siendo este lugar escenario de varias escenas violentas entre las personas de esa población. Asimismo, las familias que son agresivas generan ambientes agresivos y aquí figura también los colegios (Gázquez, Pérez y Carrión, 2011).

Quintuña (2013) tuvo como finalidad en su investigación trazar estrategias que contribuyan positivamente en los niños para controlar la agresividad. Se utilizó la revisión bibliográfica. El informe examinado evidencia que la agresividad es frecuente en esta etapa de la niñez, por ende, es indispensable facilitar estrategias como el juego a los docentes para apoyar a los niños a manejar la agresividad dentro del salón, ya que a través de las mismas ayudarán a reducir la conducta agresiva, generando así resultados favorables.

Bravo (2006) tuvo como objetivo determinar los resultados del programa de cambios conductuales para manejar las conductas agresivas en niños que se encontraban en el

nivel inicial. Para llevarlo a cabo, se usó la encuesta como técnica y principalmente la observación, llegando a la conclusión que las conductas agresivas físicas más habituales son: empujar, golpear, pellizcarse, tirarse al suelo, arañar, agredir con objetos, y comúnmente las verbales son: las amenazas, frases hostiles, los insultos, rechazos, burlas y gritos.

Según Loza (2010) en su estudio se evidencia las creencias de los profesores sobre los niños de educación inicial y sus conductas violentas en la institución educativa, teniendo como finalidad investigar las convicciones de los participantes, profesores y auxiliares de educación, referente a esta conducta negativa que presentan en la etapa infantil, asimismo que se oriente a los profesores para la conducción de estas acciones erróneas en el aula. El estudio concluye en realizar con los docentes un trabajo en donde se establezca espacios de meditación para cambiar ideas y experiencias recíprocamente, de la misma forma con el entendimiento de la agresividad. Además, concientizar a los educadores sobre su compromiso en la capacitación de los niños que se encuentran en la edad preescolar.

Mayhua et al. (1999) en su estudio se cuestiona críticamente al sistema educativo estatal, refiriéndose principalmente a la serie de rutinas escolares, demostrándose en defensa a favor de los estudiantes de disfunción familiar y que viven en condiciones de pobreza. La conclusión fue que la violencia presentada en la familia altera la personalidad del niño y lo transforma en un adolescente con conductas agresivas.

Este estudio tiene como propósito general mejorar entre los niños los niveles de convivencia armoniosa.  Este trabajo es relevante dado que ha posibilitado entender cómo se encuentra actualmente dos aspectos que guardan una importante relación: la aplicación del Programa de Juego Libre y el control de la agresividad, logrando determinar la naturaleza de estas dos fenómenos de estudio y sus características. las variables estudiadas permitieron comprobar la consistencia de la ejecución del Programa de Juego Libre, principalmente para minorar los niveles de conductas agresivas en los niños participantes del estudio.

En consecuencia, el objetivo del estudio de investigación es analizar el efecto de la aplicación del Programa de Juego Libre en el control de la agresividad en los niños de 5 años de una Institución Educativa.

Metodología

Diseño: Consiste en un estudio cuasiexperimental utilizando un pre-test y post test con grupos control y experimental. Se seleccionó un colegio interesado en ser partícipe de la investigación, disponiendo con las autorizaciones imprescindibles de la institución. El cuestionario pre-test al inicio del curso académico 2017 se entregó a todos los participantes de la investigación y al final del curso 2017 el post-test . Además, se comunicó al centro educativo que los datos alcanzados son empleados solo con fines científicos y anónimos, siguiendo todas las normas éticas nacionales.

Participantes: El tamaño de muestra fue de 50 niños y niñas, específicamente, de dos aulas de 5 años (25 niños en cada aula). Esta cantidad se asemeja a casi un 50% de la población total considerada. Los participantes son estudiantes de nivel inicial de una escuela pública peruana. La escuela está ubicada en zona urbana.

Instrumento: El cuestionario fue empleado para analizar los efectos del Programa de Juego Libre en el control de la agresividad en niños de 5 años de edad. Se aplicó en los niños y niñas del centro educativo que integran el grupo experimental y el de control. Este instrumento toma en cuenta el contenido con ítems adecuados a la edad de los niños y niñas. El instrumento fue de elaboración propia avalado por los expertos en cuanto a la confiabilidad y la validez. Este instrumento cuenta con dos dimensiones y 32 ítems. Con cinco opciones de respuesta siempre (1), frecuentemente (2), ocasionalmente (3), rara vez (4) y nunca (5). El instrumento consiguió una confiabilidad de alfa de Cronbach de 0,993, es decir una elevada confiabilidad.

 

Resultados

 

Figura 1 Frecuencia de conductas agresivas en niños de 5 años (Grupo Control - Pretest)

Interpretación:

Los resultados demuestran que los niveles de agresividad alta y muy alta son las que predominan. En el nivel alto se encuentra el 28.00% de incidencia, en tanto el muy alto resulta un 24%. La distribución es no gaussiana, debido a que los niveles extremos no son semejantes, incluso el nivel moderado no predomina, es por ello que la línea de incidencia no es acampanada, sino que tiene un claro sesgo hacia a la izquierda, esto se refiere hacia los niveles altos.

 

 

 

 

 

 

 

 

Figura 2 Frecuencia de conductas agresivas en niños de 5 años (Grupo Control - Postest)


 

Interpretación:

En esta cuestión, los resultados demuestran que los niveles de agresividad alta y muy alta son más predominantes. El nivel alto tiene el 40.00% de incidencia, mientras que el muy alto resulta un 32%. Es alarmante que los niveles ideales o adecuados, es decir, nivel bajo y muy bajo solo aumenten juntos a 16%. Esto se puede explicar de diversas formas, un ejemplo conciso es el grupo Control, en el que no se ha explicado ni pauteado acerca del Programa de Juego Libre, debido a la metodología del trabajo cuasi experimental.

En relación a la prueba de pretest, se observa que los niveles ideales, es decir, el bajo y muy bajo han reducido, lo cual evidencia que el ambiente socioafectivo de los niños tiene serias carencias, puesto que las conductas agresivas que se manifiestan tienen un sesgo marcado dirigido a los niveles moderado y altos.

Figura 3 Frecuencia de conductas agresivas en niños de 5 años (Grupo Experimental - Pretest)

 Interpretación:

En este caso, los resultados señalan que los niveles de agresividad tienen una predominancia de nivel moderado, que aumenta al 56% y se tiene una distribución gaussiana con un ligero sesgo hacia los niveles altos, que se elevan al 32% y los niveles bajos ascienden al 12%. Es preocupante que los niveles ideales o adecuados, es decir, nivel bajo y muy bajo solo ascienden juntos a 12%. Esto puede explicarse como falta de aún tener estrategias interminables y más profundas para acrecentar e imponerse frente los problemas de agresividad, especialmente desde edades tempranas.

Figura 4 Frecuencia de conductas agresivas en niños de 5 años (Grupo Experimental Postest)

Interpretación:

En este caso, los resultados indican que los niveles muestran una distribución acampanada o gaussiana, es decir, el nivel moderado predomina con una inclinación o sesgo hacia la derecha, hacia los niveles bajos. El nivel moderado tiene el 48.00% de incidencia, en tanto que los niveles altos juntos alcanzan un 20%. Son resultados más favorables, porque los niveles bajo y nulo suman ya 32%, lo que a nivel descriptivo significa una reducción en el nivel de agresividad de la muestra. Esto se puede explicar, en alguna medida, a las pláticas y aplicaciones del Programa de Juego Libre, las coordinaciones con docentes y auxiliares y la concientización de respecto a la relevancia del Patio de Juegos, para acrecentar la convivencia escolar aminorando la agresión en los centros educativos.

Discusión

El resultado fue que el Programa de Juego Libre reduce la agresividad. Este resultado

concuerda con los reportes de Callán y Yupanqui (2018) quienes sugieren que para disminuir la

violencia es necesario fortalecer la convivencia familiar. El juego es una estrategia

extraordinaria porque independiza al niño de las presiones a la que está sujeto (Gálvez, 2000).

Asimismo, Quintuña (2013), argumenta que en los niños la agresividad es usual; por ende, es imprescindible describir estrategias que prevengan y ayuden a las docentes a dar el soporte a los niños en el manejo de la agresividad en el centro de estudios, ya que, con el empleo y manejo de estas mismas, se logrará resultados favorables que ayuden a reducir la conducta agresiva debido a que las estrategias de juego limitan los conflictos y promueven la creación de escenarios convenientes para que la vida social sea beneficiada (Monclús, 2005).

Finalmente, el efecto que provoca la aplicación del Programa de Juego Libre en el

control de la agresividad indirecta es significativo. Este resultado se vincula con lo

demostrado por Loza (2010) quien en su conclusión considera conveniente trabajar con los profesores creando ambientes para reflexionar y para intercambiar experiencias, opiniones, y  todo lo que concierne al conocimiento de la conducta agresiva. Además, los profesores deben de tener en cuenta la relevancia que tienen para la formación de los niños que la participación en actividades lúdicas impulsa actitudes favorables y disminuye la violencia (Calderón et al., 2014).

Conclusiones

Los efectos del Programa de Juego Libre disminuyen la conducta agresiva en los niños de un centro educativo. El Ministerio de Educación, debería reforzar las estrategias pedagógicas en base al progreso del aprestamiento a través del juego libre de los niños. De esta manera, se pueden llevar a cabo talleres o programas que puedan adaptarse a la realidad de los colegios.

La ejecución del Programa de Juego Libre en la Educación Inicial debe estar precedida siempre de una etapa muy firme de concientización de las educadoras, esto se debe consolidar en el tiempo y principalmente afianzar condiciones de sostenibilidad de los beneficios alcanzados.

Es importante que los institutos pedagógicos, universidades, institutos de investigación impulsen o fortalezcan líneas de investigación de otros programas alternativos sobre el tema de

el juego Libre y la conducta agresiva en niños. La iniciativa del Programa de Juego Libre para mejorar el control de la agresividad de los niños exige de diversos perfeccionamientos como modos, técnicas y formas pedagógicas de aplicación, además de medios y materiales apropiados.

 

Es relevante considerar al recreo no solo como un área de esparcimiento, ya que son espacios donde los niños puedan hacer actividades variadas y de manera voluntaria con un enfoque constructivo que, bajo el resguardo de las profesoras, auxiliares de educación y otras personas involucradas, ayuden a desterrar de forma lenta y segura las acciones agresivas, cumpliendo así con acciones correctas de convivencia y socialización.

La visión de esta propuesta podría acrecentarse hacia la comunidad mediante el accionamiento de los parques con juguetes para niños, diversas opciones de espacios (losa pintada con el juego del mundo y otros como cajas con materiales lúdicos) que concedan a los niños, complacerse y socializar siempre en asistencia de un adulto pertinente.

 

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