Sin título-2 


DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v6i5.3126

Incidencia de la práctica del rugby en la formación integral de los estudiantes de la universidad

 

Diego Armando Acosta Coronado

[email protected]

https://orcid.org/0000-0002-9419-0911

 

Piedad Virginia Humanez Ruiz

[email protected]

https://orcid.org/0000-0001-7872-7734

Universidad Metropolitana de Educación, Ciencia y Tecnología – UMECIT

 

RESUMEN

El deporte formativo es aquel que tiene como finalidad contribuir y mejorar el desarrollo integral del individuo, la práctica de cualquier deporte, aun aquellos que exigen mucha fuerza y rudeza los considerados deportes de contacto como el rugby, hacen parte de la educación integral y por tanto, contemplan entre sus componentes esenciales la formación deportiva desde una perspectiva moduladora de la dimensión biológica de los seres humanos, ya que este constituye un espacio para formar el carácter de desarrollar valores éticos y morales como, la gallardía, la lealtad, el sentido de colaboración en equipo, el respeto a las normas entre otros componentes.

El artículo es resultado de un análisis de contenido implementado en la revisión a 51 experiencias investigativas recuperadas de diferentes lugares del mundo, identificando las coincidencias entre hallazgos similares procedentes de investigadores de la temática, quienes abordaron sobre la función del deporte y específicamente del rugby, coincidiendo en las divergencias que surgen entre los métodos convencionales y no convencionales, en la utilidad del deporte en la formación integral de estudiantes universitarios.

 

Palabras claves: Formación integral, deporte, Rugby, dimensión biológica, valores.

 

Correspondencia: [email protected]

Artículo recibido:  15 de septiembre del 2022. Aceptado para publicación: 15 de  septiembre del 2022.

Conflictos de Interés: Ninguna que declarar

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Como citar: Acosta Coronado, D. A., & Humanez Ruiz, P. V. (2022). Incidencia de la práctica del rugby en la formación integral de los estudiantes de la universidad. Ciencia Latina Revista Científica Multidisciplinar, 6(5), 770-792. https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v6i5.3126


 

Incidence of the practice of rugby in the comprehensive education of university students

 

ABSTRACT

Training sport is one that aims to contribute and improve the comprehensive development of the individual, the practice of any sport, even those that require a lot of strength and roughness, those considered contact sports such as rugby, are part of comprehensive education and therefore , contemplate among its essential components sports training from a modulating perspective of the biological dimension of human beings, since this constitutes a space to form the character of developing ethical and moral values ​​such as gallantry, loyalty, sense of collaboration as a team, respect for the rules among other components. The article is the result of a content analysis implemented in the review of 51 investigative experiences recovered from different parts of the world, identifying the coincidences between similar findings from researchers on the subject, who addressed the role of sport and specifically rugby, coinciding in the differences that arise between conventional and unconventional methods, in the usefulness of sport in the comprehensive education of university students.

 

Keywords: Comprehensive training, sport, Rugby, biological dimension, values.


 

INTRODUCCION

Muchas investigaciones se han llevado a cabo en los estudiantes universitarios en todo el mundo, sobre los beneficios o afectaciones que en su desarrollo físico, emocional, comportamental, social y hasta económico, implica la práctica de algún deporte (Silva-Ramos, López-Cocotle, & Meza-Zamora, 2020), pero es mayor las inquietudes que despierta un deporte de alto riesgo como el rugby, y más cuando se trata de establecer su utilidad dentro de los propósitos de formación integral (Rodríguez, 2015). Sin duda que los años universitarios son un período de tiempo de gran enriquecimiento académico y espiritual, pero también es la época en que físicamente los adultos jóvenes experimentan una cantidad significativa de cambios, los que inicialmente pueden definir gran parte de sus proyectos de vida a futuro (Sánchez et al., s.f.; Garbanzo, 2007), pero que abruman porque son una variedad de nuevos desafíos.

En el caso de Colombia, un plan de estudios de educación física en cualquier nivel educativo, desde la básica primaria, hasta la educación superior, contempla por lo general actividades recreativas y deportivas tales como juegos y prácticas de deportes individuales y en equipo, pero también ofrecen otras opciones entre las que se resaltan la gimnasia, baile, natación, aventuras al aire libre y atletismo (Hardman et al., 2014) Todo enmarcado en las disposiciones normativas como la ley 30 que señala que "La Educación Superior es un proceso permanente que posibilita el desarrollo de las potencialidades del ser humano de una manera integral, se realiza con posterioridad a la educación media o secundaria y tiene por objeto el pleno desarrollo de los alumnos y su formación académica o profesional (Congreso de Colombia, 1992).

Uno de los elementos constituyentes de la formación integral es el autoconocimiento que conforma una característica propia al sujeto en formación, ya que le otorga la capacidad de decidir sobre sí mismo, de una manera razonable. El autoconocimiento también se entiende como la expresión de la experiencia humana, tomada dentro del proceso de formación, donde el sujeto participe en la construcción de su propio conocimiento (Calvente, 2017). La función del deporte como componente de la formación universitaria integral tiene algunas interpretaciones que la pueden enfocar desde perspectivas comprometidas con los procesos educativos (Gutiérrez, 2004). La comprensión obligada de la finalidad de estas actividades deportivas, enfrenta diferentes percepciones, siendo los dos campos de mayor contraste los que ofrecen modelos convencionales de recreación y diversión mediante esas acciones (Mateo, 2014; O’rrelly, 2010)   y los denominados modelos no convencionales que tienen mayor efectividad en la implementación de las prácticas deportivas escolares (Monzonís, 2015).

La importancia de la educación física y la práctica deportiva en los programas de estudio es ya suficientemente aceptada por investigadores del tema, sin embargo aunque todos los países europeos reconocen la importancia de la Educación Física y de la práctica deportiva en la educación integral, un reciente estudio mostró que solo dos tercios de los sistemas educativos tenían iniciativas nacionales (Wiium, 2021)  de impacto significativo para apoyar la promoción de estas actividades. El propósito de las autoridades educativas de los países europeos no guarda dudas en torno a que van encaminados a facilitar el desarrollo físico, como complemento de una formación integral personal y social de los alumnos y estudiantes, pero existe un significativo interrogante entre esa disposición y la realidad aplicada (Peralta & Fujimoto, 1998; Arnaiz, s.f.), ya que esa formación integral, exige una dimensión biológica que solo puede ser realizada cuando los planes de estudio de educación física  se planifiquen debidamente y se dispongan a implementarse de manera efectiva (European Commission/EACEA/Eurydice , 2013).

La práctica universitaria del deporte del rugby es casi novedosa en el medio universitario colombiano, es relativamente poca la atención que se presta a un juego que en latitudes europeas especialmente, alcance altos niveles de aceptación (Chaduneli, 2007). La existencia de modelos de formación deportiva que responden a la necesidad de fomentar una educación integral ha impactado en algunas prácticas deportivas, entre ellas el rugby (Corrales, 2010; Botero, 2020). Para superar los métodos actuales acosados ​​por varios problemas, parece pertinente entender el rendimiento del rugby como un sistema dinámico complejo. En este sentido, los patrones de comportamiento del juego emergen de las interacciones de auto organización entre los jugadores que operan dentro de la tarea y las limitaciones ambientales y físicas (McGarry, 2009).

De tal manera; que el deporte del rugby es en sí mismo, un potenciador de funciones mentales, pero también uno de los más exigentes en cuanto a derroche físico (Tavares, Smith & Driller, 2017; Vaz et al., 2017; Cunningham, Broglio & Wilson, 2018), en algún momento de su desarrollo histórico, las reglas no permitían cambios de jugadores, con lo que exigía más allá del agotamiento físico, no obstante, ellos tampoco querían abandonar el juego, considerando que no resistir los dolores, el agotamiento físico y las lesiones era una manifestación de falta de hombría (Chaduneli, 2007). Por otro lado, la capacidad de acelerar en distancias cortas es de vital importancia en las competencias de rugby, en donde los contactos son frecuentes y exigen mucha entereza, fuerza, vitalidad, siendo los jugadores de élite y sub-élite más rápidos que los aficionados (Smart, Hopkins, & Gill, 2013); El entrenamiento de fuerza constituye en este deporte un aspecto integral del desarrollo físico de los jugadores de rugby, pese a lo cual la demanda por integrar equipos de esta actividad crece en muchos países europeos y es realizado cada vez más por adolescentes en los programas de desarrollo de talentos de rugby (Duthie et al., 2006).

La relación que existe entre educación integral y deporte ha sido incomprendida, porque se ha considerado excluyente la una con la otra, ya que el proceso educativo generalmente es exigente en lo académico (Martínez, Ramos, & Rey, 2012) y por otro lado, se ha demostrado que el nivel de potencia que requiere quien practique un deporte de alta frecuencia de contacto, incluye largas jornadas de entrenamiento y prácticas continuas que pueden afectar la dedicación al estudio.  Así mismo, un atleta distingue entre diferentes niveles de habilidad atlética y cuando busca mejorar su habilidad, rendimiento, capacidad o fortaleza, debe dedicarle tiempo como tal, para así alcanzar a aumentar la habilidad como atleta para producir potencia y mejorar el rendimiento deportivo (Argus et al., 2012).

A su vez; la formación integral que es la más alta expectativa de un estudiante universitario debe combinarse en la dimensión biológica con la actividad deportiva; desde sus orígenes fue necesario desarrollar una estrecha relación entre el hombre y la actividad física dadas las exigencias de su supervivencia en medios muy inhóspitos (Escudero, 2009; Arribas, 2008), lo que les aseguro su adaptación y sobrevivir  a los desafíos y peligros representados en una naturaleza muy hostil exigente en habilidades, destrezas y capacidades físicas, y muy competitiva, en su transcurso de vida,  fue incluso más allá, e integró estas fortalezas físicas fruto de actividades exigentes a sus ritos, juegos y diversiones también constituyen un legado que dejaron nuestros ancestros en sus relaciones con las actividades físicos deportivo y/o recreativas (Rey, Ramos, & Rey, 2012). Su asimilación aseguró un papel muy importante dentro de cualquier sistema social construido posteriormente.

Es bueno señalar que como todo deporte el rugby está sujeto a las reglas generales que rigen los deportes y que tienen que ver con aspectos como los  análisis del rendimiento que son tan asociados en el caso de los deportes de equipo (Casajús, 2001; Lago, 2008), y también a enriquecedoras experiencias que consisten en las estrategias de juego, fuertes estimuladoras de la capacidad de resolución de problemas (Pensado & Russell, 2014), pero que  permite a los entrenadores evaluar objetivamente el rendimiento del equipo, y participar activamente en la construcción de este tipo de estratagemas que para los estudiantes universitarios incrementa la creatividad, la iniciativa tanto individual como colectiva, la formación de liderazgos, y la malicia propia que se emplea mientras identifican las fortalezas y debilidades de sus oponentes (Cropley & Cropley, 2009; Braskamp, 2016) y las oportunidades para explotarlas en la competencia.

 Buscando paralelos, entre las exigencias de un deporte como el rugby, permiten establecer comparaciones, con las actividades físicas de supervivencia, y los cambios que ellas ocasionan en el cuerpo humano de quien practica algún deporte de alta exigencia (García & Pérez, 2013), Baker informó una disminución del 1 % en la potencia media de la parte inferior del cuerpo profesional y universitario dedicado a la práctica del rugby y como resultado de las exigencias de los entrenamientos a que debe someterse. Aunque más recientemente, y a través de nuevos estudios, se observó una disminución del 3 % en la potencia máxima de la parte inferior del cuerpo al realizar una dura fase de competición de 13 semanas en jugadores profesionales de rugby (Baker, 2001).

Es evidente que la práctica deportiva contribuye a la formación integral del estudiante universitario en cuanto responde  a las necesidades de una dimensión como la biológica que incluye el desarrollo físico, es también bueno precisar cuáles son las diferencias entre los modelos convencionales para la práctica deportiva y recreativa y cuales no son convencionales, con la finalidad de precisar en el presente estudio sus fortalezas y debilidades para alcanzar el propósito mayor de una formación integral en el estudiante universitario.

METODOLOGIA

La metodología implementada corresponde a la de revisión documental de estudios sobre el tema de la formación integral y la incidencia del Rugby en la misma, parte de la recopilación de estudios para englobar inicialmente un análisis de contenido de tipo cualitativo, en el cual se establecen los avances que han logrado investigadores en estudios de varios lugares del mundo. Conjuntamente con lo sostenido por Díaz y Navarro (1998) puede concebirse como un conjunto de procedimientos que tienen como objetivo la producción de un meta-texto analítico (Díaz & Navarro, 1998), dispuesto a consolidar algunas presunciones conceptuales y teóricas.

Para este análisis de contenido, se partió de la construcción previa de cuerpo teórico suficiente, encaminado a guiar la contrastación de la información procedente de diferentes lugares del mundo, y desde entornos variados, los cuales conceden un sentido literal común. Dado el carácter de investigación científica que contempla que la población participante sea previamente definida e identificada, se realizó una selección de la muestra partiendo de su perti8nencia temática, la relevancia de cada estudio, y también que se pudiese adecuar fácilmente a los intereses y necesidades que la investigación en particular requiere.

Las unidades de análisis y de contexto al convertirse por en calidad de sujetos fueron establecidos en categorías de análisis para lograr atender las diferentes variables que  surgían continuamente y que exigieron la codificación, la cuantificación y finalmente un análisis alrededor de los principales resultados.

La población de estudios seleccionados, correspondió a XXX las unidades documentales escritas, de las cuales XXX fueron investigaciones con resultados significativos para su estudio y comparación, algunos de ellos, procedentes de países como XXX en donde giraron alrededor del interrogante ­­­ incidencia de la práctica del rugby en  la formación integral de los estudiantes de la universidad.

En el caso de las definiciones operacionales de las diferentes etapas del análisis de contenido que se manejaron, se inició desde el universo, la muestra, la unidad de análisis, las unidades de contexto (Elo & Kyngäs, 2008; Rodrigues de Freitas, Moscarola, & Jenkins, 1998), la categoría, la codificación y la cuantificación, dentro de las cuales se ajustó y construyo la narrativa que responde al interrogante planteado. Para el análisis de los resultados se procedió inicialmente a un análisis general determinando por separado aquellas  dimensiones cualitativas procedentes de todos los documentos revisados (Pope, Ziebland, & Mays, 2000), a partir del mismo, se establecieron criterios de inclusión, o no teniendo presente los propósitos del artículo, la pregunta planteada, el marco con todas sus perspectivas teóricas, pero con especial énfasis en la metodología utilizada en el estudio, y también la misma procedencia de cada una de las fuentes primarias o secundarias que fueron referenciadas.

Por último, el diseño que se siguió durante el análisis del contenido estuvo planteado por: a. recopilación y selección e documentos b. Testimonios y elementos textuales pertinentes y relevantes c. Establecer las convergencias y divergencias entre los artículos revisados, así como sus complementariedades y d. construcción de una narrativa propia sobre los resultados del análisis.


 

RELATOS Y DISCUSION

En esta parte se abordan los aspectos referentes a las características que se entienden por formación integral, y el papel que desempeña el deporte en el caso particular el rugby, en esta formación en universitarios; señalando que no existen grandes discrepancias frente a la definición conceptual de formación integral, pero si en cuanto a los enfoques de su utilidad; se puede considerar como una definición la que la considera como el conjunto de logros, capacidades de comprensión y atributos personales que hacen que un individuo pueda acceder a uno o varios empleos a lo largo de su vida y ser exitoso. “Una mayor empleabilidad representa una fuente importante de cambio en la educación superior, dado que la preparación requiere el desarrollo de competencias personales y sociales para que el profesional pueda autogestionar sus procesos de desarrollo laboral y profesional” (Proyecto Educativo Institucional PEI, 2012, p. 15). Siendo esta una definición en la que influye decididamente el éxito laboral como el mayor fin que logra alcanzar una formación integral y para lo cual supuestamente está orientada (Villegas, Alderrama, & Suárez, 2019).

Una conceptualización mucho más humanística y fundamentada en las corrientes innovadoras de la educación universitaria y que se diferencia de la anterior, es la que sostiene Nova-Herrera (2016) la formación integral se trata de un estilo o práctica educativa, en la cual se desarrollan actividades formativas las cuales  comprenden al humano en sus diferentes espacios y necesidades, en sus expectativas y anhelos es decir, como un ser compuesto por dimensiones; lo que implica que al asumir desde la misión institucional educativa los procesos formativos orientados al fin de la formación integral, habrá un reconocimiento de las dimensiones del ser, para plantear estrategias pedagógicas que privilegien el desarrollo de todas (Nova-Herrera, 2016).

Martínez (2009) señala que la educación puede ser considerada como integral solo cuando va dirigida a aspectos específicos de la persona tales como: 1) cognitivos, asociados a la inteligencia y la creatividad; 2) psicológicos, que resaltan las emotividades, la parte afectivo-social; 3) moral, como la ética y los valores; 4) vocacional y profesional. Esta definición ya categoriza los fines que debe perseguir la formación integral de estudiantes universitarios y considera así que cada una de estas categorías estaría implícitas en los programas y proyectos educativos. Es probable que esta definición de Martínez (2009) este inferida de lo sostenido por autores que ya dividen al ser humano como una unidad multidimensional, es decir, las dimensiones que integran el ser humano (Benvin, Rivera, & Tromben, 2016; Chiappero, 2000).

Estas apreciaciones y su connotación estaban delineadas magistralmente por un autor previo, quien se había anticipado y propuesto esta idea del hombre multidimensional, Morin (1999) ya señalaba al ser humano en su integralidad y lo define como un ser complejo y la suma de diferentes partes complementarias ya que es “a la vez biológico, psíquico, social, afectivo y racional” (p. 16). Es desde estas consideraciones que señala que solo fragmentando las ciencias humanas se se puede entender al hombre genérico como una unidad compleja compuesta por diversas dimensiones que exigen cada una su modelación tanto de manera separada como integral, lo cual solo es posible si la educación tiene la capacidad de concentrar sus funciones en la construcción de un universitario con formación donde funja  como centro al estudiante desde su ser individual, social e histórico, un ser humano en la perspectiva absoluta de sus múltiples dimensiones (Torres, 2020).

Sin embargo, la educación universitaria aún carece de muchos de estos componentes en los países que como Colombia se caracterizan por grandes desigualdades sociales, para lo cual se hace inicialmente un inventario de algunos obstáculos y dificultades que inciden en alcanzar un proceso formativo de tales dimensiones. La sumatoria de acciones tendientes a lograr una formación integral está sujeta a una serie de condiciones entre las cuales se pueden señalar algunas de las más destacadas;  el inventario de escaneo de problemas, permite agrupar estos en lo que se puede considerar como los campos de problemas que los estudiantes universitarios encuentran y se han agrupado de la siguiente manera: 1. Futuro, 2. Búsqueda de trabajo y vida económica, 3. Vida en la universidad, 4. Evaluación de tiempo libre y social, 5. salud, 6. enseñanza y métodos de enseñanza, 7. comunicarse con las personas, 8. familia, 9. relaciones con el sexo opuesto, 10. Problemas relacionados con la religión y la ética (OECD, 1999; International Labour Organization, 2016).

Estas consideraciones pueden estar sujetas a los ofrecimientos de las universidades, en donde concurren factores múltiples, siendo algunos de disponibilidad financiera de conformidad a su carácter público o privado, políticas públicas de educación constituidas, calidad del proceso educativo, voluntad gubernamental y especialmente, el tipo de producto que la sociedad en su conjunto espera formar. Pero en general, la educación está cruzada precisamente por las demandas que los estudiantes exigen, estas surgen de aspectos relacionados con el rendimiento académico, las demandas sociales, adaptarse a la vida fuera del hogar y los desafíos financieros que son solo algunas de las cargas que deben enfrentar los estudiantes universitarios (Humphrey et al., 2000; Paule y Gilson, 2010; Aquilina, 2013).

Un estudio de Kupriyanova Estermann & Sabic (2018) antes de pandemia que es un factor que alteró varias variables, señala que existe un entendimiento común de que la naturaleza específica de la educación superior requiere abordar la eficiencia en equilibrio con la eficacia y la relación calidad-precio. Aun en la Europa actual, un obstáculo para un ofrecimiento de educación integral, lo constituye la disponibilidad financiera, señalando como este factor se convierte en un pesado obstáculo para que la calidad educativa pueda elevarse en la dignificación del estudiante y en la sublimación de la educación como esperanza de la sociedad. Esa necesidad de que el financiamiento público sostenible para los programas de formación universitaria, sea tratado en este estudio corresponde a la búsqueda de las barreras que limitan el acceso a la educación integral universitaria.

Los autores comprenden que los cambios en el panorama académico que en la etapa de pre pandemia Covid 19 se presentaban, podían ocasionar que la eficiencia siga siendo uno de los temas relevantes en la agenda de la educación superior de Europa (Schleicher, 2020; Singh, Steele, & Singh, 2021), señalando que este condicionante debe verse pragmáticamente como una forma de lograr los objetivos de la universidad en lugar de una respuesta a la disminución de la financiación pública. Dicho esto, es necesario enfatizar que las estrategias de eficiencia deben estar respaldadas por una inversión suficiente en personal altamente calificado y tecnología moderna que se necesitan para su implementación (Kupriyanova et al., 2018).

En cuanto al papel de la práctica del rugby que constituye una respuesta a la dimensión biológica de la formación integral, existen diferentes apreciaciones sobre sus ventajas en alcanzar mediante la rutina del deporte en el tiempo libre algunos de los presupuestos  de una educación centrada en el ser humano, ya que es un medio de comunicación e interacción para que el estudiante universitario pueda enfatizar sus expectativas sobre este tema evaluando sus opiniones sobre las posibilidades deportivas que tienen. Ya es suficientemente reconocida la función del deporte en la escuela, ya que tiene la cualidad de  atraer a las personas, brindándoles la posibilidad de una formación en salud física, aunada a la experiencia que proporciona el servicio para enseñar y aprender que es muy común en cualquier práctica deportiva. Su función mediante las actividades deportivas en los entrenamientos y diseños de estrategias para el juego, ayudan a fortalecer las características de disciplina, sacrificio y trabajo en equipo (My-Vie & Duc-Hanh, 2021).

Las necesidades formativas contemporáneas exigen una educación que aporte profesionales íntegros a la sociedad, en especial en términos asociados con el desarrollo de la personalidad (Álvarez & González, 1998). El deporte es considerado desde algunas perspectivas solo como un elemento de diversión y disfrute, pero al momento de las competencias propias de deportes como el beisbol, el futbol, el rugby, o cualquier otro, es notable observar a los participantes quienes se caracterizan por la disposición a poner más énfasis en ganar al adversario que en desarrollar valores como la diversión, lo que puede deberse al modelo de enseñanza utilizado (Carron & Brawley, 2008) en contraste a esta apreciación, otros autores como Cecchini et al. (2014) sostienen que el disfrute/diversión muestra un significativo incremento en el caso en que los docentes promuevan clases activas donde los estudiantes se sienten protagonistas (Cecchini, Fernández-Río, & Méndez-Giménez, 2014).

En esta aparente dicotomía entran otros factores que le dan un sentido más definido al deporte, ya que los enfoques no convencionales parten de los supuestos teóricos constructivistas (Zorzetto, s.f.; Araujo & Davids, 2009); la cual comprende a los estudiantes en su calidad de aprendices creativos, sociales y activos, encargados de la construcción de sus propios conocimientos, y capaces de identificar las necesidades que les faciliten mejorar durante el proceso de aprendizaje (Dyson et al., 2004).Esta discusión entre conceptos, involucra necesariamente aspectos de los modelos pedagógicos vigentes y de algunos que lentamente van quedando en el pasado.

El origen de estas teorías se encuentra en la reacción que se hace de los  modelos convencionales, y buscan evitar las tendencias a centrarse en un modelo perfecto que produzca un buen rendimiento técnico que llevan implícito los modelos convencionales de educación deportiva (Harwood, Mark-Spray, & Keegan, 2015) (Radianti et al., 2020), es por esto que las propuestas abiertas a considerar que el desarrollo simultáneo de la técnica, el conocimiento táctico y la toma de decisiones utilizando situaciones reales de juego y mediante la resolución de problemas, es mucho más efectivo para una formación integral desde el deporte. Muchos estudios han demostrado y reportan que el uso de metodologías no convencionales fue más efectivo al momento de evaluar y comparar, teniendo como indicador la promoción del disfrute/diversión durante la práctica deportiva en niños y niñas (MacPhail et al., 2008; Perlman, 2010).

La práctica deportiva y la diversión son de una complejidad que apenas comienza a ser reconocida, un estudio de 2022 señala la existencia de una multitud de impactos tanto positivos como negativos y de carácter inmediatos, a corto y largo plazo, todos ellos están ligados con el desarrollo académico/vocacional, atlético/físico, psicosocial y psicológico de los estudiantes-atletas de las escuelas deportivas (Thompson et al., 2022). Mostrando que aún persisten muchas incógnitas para señalar con exactitud una línea conductual que permita afirmar ventajas comparativas en uno u otro sentido, tanto en los modelos como en el mismo ejercicio deportivo dentro de la formación educativa (Páez & Montero, 2014; Skliar, 2018).

De no conseguirse un balance equilibrado entre deporte y proceso formativo, o que por lo menos garantizar que cumpla como promotor del desarrollo integral saludable y a su vez como un amortiguador capaz de minimizar los posibles impactos negativos que puedan manifestarse desde los programas de deportes juveniles es posible que se produzcan fracturas en los proyectos de vida de los atletas jóvenes, quienes se encuentran ante la disyuntiva en un momento determinado de desarrollar con éxito su carrera deportiva o dedicarse al cumplimiento de sus actividades académicas, lo preferencial en este caso, es encontrar un punto de equilibrio que haga posible que alcanzan a continuar sus actividades deportivas ligadas con la educación y/o la vocación y otros dominios como la vida social (Bailey et al., 2010; Wylleman, 2013). Por otra parte, se ha demostrado mediante estudios que la combinación de deporte y educación también puede ser beneficiaria para el desarrollo social e integral produciendo beneficios como mejorar el manejo de la adversidad, proteger contra la mala salud mental o el agotamiento y mantener la perspectiva de los atletas (Aquilina, 2013; Sorkkila, Aunola, & Ryba, 2017).

Al momento de analizar la práctica específica del rugby es necesario señalar que como deporte el rugby tiene un nivel de riesgo alto y es considerado uno de los de mayor tendencia a daños físicos; sin embargo en países como Inglaterra existen motivaciones entre los estudiantes universitarios que hace que un riesgo al momento de practicar ese deporte, sea aceptable o no, demostrando así que el concepto de temor constituye algo contextualmente subjetivo (Quarrie, Brooks, & Burger, 2017); Sin embargo, los datos provenientes de estudios señalan que la práctica deportiva del rugby es una competencia desafiante la cual se encuentra compuesta de una serie  de episodios intensos que exigen una alta y frecuente actividad, en la que se emplean  placajes y carreras de velocidad, los cuales son intercalados con períodos cortos de actividades en donde disminuye de forma significativa la intensidad, limitándose a actividades como trotar y caminar. Los jugadores individuales que intervienen en la competencia sufren un promedio de 29 a 55 colisiones físicas (tackles y acarreos de pelota) por partido (King et al., 2022).

Pese a estas circunstancias, durante el desarrollo de un partido de rugby, es posible observar acciones de trabajo colaborativo de equipo, muestras de humildad entre compañeros, resolución de problemas de campo, actos de caballerosidad y respeto por el adversario (Hassanin et al., 2015; Suenens et al., 1973), sin desconocer enfrentamientos acalorados en momentos conflictivos que ponen a prueba la integralidad de los competidores. Por otra parte, se ha demostrado como los jugadores y entrenadores que participan en deportes de alto contacto como el rugby comienzan a sufrir algunos cambios en sus comportamientos, llegando a desarrollar algunas percepciones negativas de la psicología del deporte (Mellalieu, 2017) (Galily et al., 2021), las cuales proceden de considerar su funciones en calidad a una dimensión 'macho' que procede de hacer parte de actividades deportivas las cuales se consideran exclusivamente masculinas, creándose inclusive un estigma en la búsqueda de ayuda, ya que puede verse como una signo de debilidad o poco masculino (Zakrajsek, Martin, & Zizzi, 2011).

Se puede afirmar entonces, que pese a la dureza del rugby como deporte, las trazabilidades desde la búsqueda complementaria de la formación integral, la desempeña el deporte a través del rugby, ya que contribuye a crear en los jugadores universitarios una serie de valores y estimula el sentido de la colaboración, la solidaridad de equipo, la iniciativa individual y colectiva y la creatividad, como aspectos a resaltar para afirmar la dimensión biológica del estudiante universitario (Bennett, 2016). De esta forma se ha considerado aumentar el conocimiento de los deportistas que practican rugby, y los investigadores han examinado con la psicología básica, que es posible a través de observar el cumplimiento de las necesidades alcanzar a identificar el agotamiento en el rugby de élite (Hodge, Lonsdale, & McKenzie, 2008).

La función del entrenador de un equipo deportivo es igualmente la que corresponde a un docente, es por esto que afirman Cassidy, Jones & Potrac (2009) que mejorar el desarrollo de un jugador en los aspectos físico, cognitivo, social, cultural y moral pero a su vez dotar de dominios, destrezas y habilidades constituyen entonces la finalidad de una formación integral, pero las prácticas que promovieron desde un enfoque tradicional y técnico exclusivamente, tendrían toda la aceptación para ser consideradas ineficaz. Es posible que el rugby constituya el ejemplo por excelencia de los enfoques de formación; mientras uno propugna por enfatizar en los aspectos técnicos únicamente como función del deporte,  existen otras perspectivas que validan la práctica del rugby por parte de los estudiantes universitarios, como componente de una formación integral los valores y la justificación del rugby se constata con la participación en este deporte de países como el Japón y Nueva Zelanda quienes comparten muchas similitudes, como el austero y desarrollo masculino del carácter de los varones jóvenes (Light, 1999;  Phillips, 1996).

CONCLUSIONES

Mediante la implementación del análisis de contenido, proveniente de la revisión de investigaciones de diferentes autores, fue posible establecer como la formación integral en los estudiantes universitarios incluye la identificación y reconocimiento de  las capacidades tanto físicas, como morales, psicológicas y emocionales, estimulando y fomentando mejores niveles de convivencia con el entorno escolar e inclusive comunitario del practicante de un deporte, en este caso uno de alta exigencia física como el rugby, alcanzando a cumplir con aspectos de su desarrollo físico y biológico,  lo cual va aparejado con una personalidad crítica, reflexiva, creativa, sensible y, responsable, aspectos que integran todas las dimensiones que como sujeto social le son inherentes a su naturaleza humana.

Existen diferentes enfoques alrededor de la función del deporte en los procesos formativos, los convencionales que consideran únicamente la capacidad física y técnica como el fin esperado, igualmente, existen corrientes no convencionales que considera al deporte mucho más allá de un ejercicio del cuerpo, cargado de habilidades y destrezas y le suman el desarrollo de capacidades para la resolución de problemas, la iniciativa individual, el trabajo colaborativo de equipo, entre otras. La función del currículo universitario, debe integrar todo el proceso formativo convirtiéndose así, en la guía, no solamente académica, sino también espiritual y moral, para acceder a una formación integral.

Es evidente la valoración acertada de los autores revisados sobre los beneficios que aporta la práctica deportiva de los estudiantes universitarios en su formación integral, el desarrollo de una personalidad caballerosa, capaz de integrarse a el trabajo colectivo, a la acción solidaria con compañeros aun en la rudeza de un deporte como el rugby, cuya práctica pese a su crudeza, estimula la modulación moral y el espíritu humanista, constituyéndose así, en una vía para formar profesionales que van más allá de un conocimiento técnico.

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