DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v6i5.3226

Dificultades en la implementación de las clases virtuales para la carrera licenciado en idiomas desde la perspectiva docente

 

Xiomara Itzel Villaseñor Ocaña

[email protected]

https://orcid.org/0000-0002-8860-0160

 

Mtro. Eleazar Morales Vázquez

[email protected]

https://orcid.org/0000-0003-1596-5043

Universidad Juárez Autónoma de Tabasco

Villahermosa, México.

 

RESUMEN

Este artículo presenta los resultados de una investigación cualitativa y exploratoria, en la cual se buscó conocer las principales dificultades que tuvo la implementación emergente de la modalidad virtual debido a la contingencia sanitaria por el Covid-19 en la carrera Licenciado en idiomas de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco desde la perspectiva de los docentes de dicha carrera. Para ello, se administraron cuestionarios elaborados con preguntas abiertas con el fin de obtener información suficiente y variada desde cada perspectiva de los participantes, y se tomaron en cuenta aspectos como la preparación profesional, la efectividad institucional, las dificultades presentadas, las diferencias más significativas entre la modalidad presencial y la virtual y los posibles aspectos por mejorar. Los resultados indicaron que específicamente para una licenciatura en lenguas la modalidad virtual implementada sin una preparación pedagógica y técnica adecuada puede ocasionar múltiples dificultades que repercuten en los procesos de enseñanza-aprendizaje.

 

Palabras clave: ambiente virtual de aprendizaje; enseñanza de lenguas; tecnología educativa.

 

 

 

 

 

Correspondencia: [email protected]

Artículo recibido 10 agosto 2022 Aceptado para publicación: 10 septiembre 2022

Conflictos de Interés: Ninguna que declarar

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Cómo citar: Villaseñor Ocaña, X. I., & Morales Vázquez, M. E. (2022). Dificultades en la implementación de las clases virtuales para la carrera licenciado en idiomas desde la perspectiva docente. Ciencia Latina Revista Científica Multidisciplinar, 6(5), 2004-2023. https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v6i5.3226


 

Difficulties in the implementation of virtual classes for the Bachelor of Languages career from the teaching perspective

 

ABSTRACT

This article presents the results of a qualitative and exploratory research, in which it was sought to know the main difficulties that the emergent implementation of the virtual modality due to the health contingency becauso of Covid-19 had in the Bachelor's degree in languages ​​of the Universidad Juárez Autónoma de Tabasco from the perspective of the teachers of said career. To do this, questionnaires were administered with open questions in order to obtain sufficient and varied information from each perspective of the participants, and aspects such as professional preparation, institutional effectiveness, difficulties presented, the most significant differences between the face-to-face and virtual modalities and the possible aspects for improvement. The results indicated that specifically for a degree in languages, the virtual modality implemented without adequate pedagogical and technical preparation can cause multiple difficulties that affect the teaching-learning processes.

 

Keywords: virtual learning environment; language teaching; educative technology.

 

 

 

 


INTRODUCCIÓN

La educación, como todo sistema social, ha evolucionado de forma que ha tenido que adaptarse a las realidades del mundo en cada periodo de impacto para el hombre. En este sentido, las innovaciones científicas han repercutido en las percepciones de lo que la humanidad requiere para sobrevivir. Al iniciar el siglo XXI y con la expansión de las tecnologías, principalmente del internet, se realizaron estudios en los cuales se planteaba la idea de que el cambio hacia lo virtual sería progresivo, tanto así que su presencia se encontraría en todos los aspectos del ser humano como el ocio, el trabajo, la educación, entre otros. Sin embargo, estudios como el de Bravo et al. (2014) aseveran que México en ese periodo se encontraba rezagado en comparación con otros países respecto a las legislaciones en torno a la tecnología y su acceso para la sociedad.

Seguidamente, respecto a la educación en línea existían múltiples dudas sobre las desventajas que esta modalidad podía tener. Ralón, Vieta y Vásquez (2004) argumentaban que la introducción de la educación virtual resultaba entonces no del todo necesaria o justificada, lo cual repercutía de distintas maneras en aspectos sociales, educativos y cívicos. Incluso, se tachaba esta tendencia como una «ola on-line» promiscua y casi irracional dado que no se contemplaban las ventajas y desventajas de esta implementación prematura que en ese momento tan solo consistía en el uso de computadoras sin prever la manera en que esto se contraponía a las tradiciones sociales y epistemológicas. 

Aunque, cabe recalcar, la tecnología educativa era apenas un esbozo de lo que esta es actualmente y recursos que hoy son absolutamente básicos como la World Wide Web, el correo electrónico, las tecnologías de presentación multimedia, entre otros, eran hace un par de décadas las innovaciones del momento y su utilización en los ambientes académicos aún no se contemplaba asentada del todo (Soler y Lezcano, 2009).

Sin duda alguna, las postulaciones que en ese entonces se afirmaban para sustentar un rechazo evidente hacia la virtualidad en la educación no estaban forjadas desde perspectivas que contemplaran este recurso como la salvación del sistema educativo, tal y como sucedió durante la contingencia sanitaria que se dinamitó en el 2020, pues fueron en esta era los agentes involucrados en la educación (directivos, administrativos, docentes, estudiantes) quienes debieron adaptarse a la modalidad virtual, ya que no había tiempo suficiente para lograr que la modalidad virtual se adaptara a cada una de las disciplinas académicas para su enseñanza.

Ahora bien, son muchas las investigaciones que se han llevado a cabo en los últimos años desde que las clases impartidas en línea fueron un hecho ineludible. Ya a finales de la primera década del presente siglo se tenía muy en cuenta que la educación virtual podía ofrecer una mayor cobertura educativa, pues esta parecía poder poner al alcance de todos los avances en el campo del conocimiento humano. Si bien, se consideraba que las nuevas tecnologías aún no se utilizaban por gran parte de las sociedades y eran solamente los jóvenes los que hacían uso de estas, lo cual dificultaba un poco la tarea de introducir la educación virtual de manera homogénea (Silva, 2010).

En un principio, estudios como el de Díaz y Jansson (2011) aseguraban que la tecnología educativa se percibía por los estudiantes como una posibilidad de tener una mejor interacción entre las clases y diversificar así los estilos de aprendizaje contemplados en las metodologías didácticas. Mientras que para los docentes estas permitían ampliar las prácticas pedagógicas y considerar a los estudiantes y sus necesidades.

Así, para Nieto (2012), las nuevas tecnologías y especialmente la virtualidad que estas ofrecían eran las herramientas con las cuales los países se enfrentaban metodológicamente a la problemática que implica para una sociedad la falta de cobertura educativa que atenta directamente contra el derecho a la educación universal, aspecto que se vio sumamente dañado con el crecimiento demográfico. Por ende, se pensaba que gracias al dinamismo de la educación virtual se podían ofrecer mayores oportunidades de acceso a grupos sociales marginados o desatendidos.

Más adelante, la idea de la educación virtual se asentó mucho más en las perspectivas docentes y se empezaron a plantear formatos específicamente diseñados para ser aplicados de forma digital. Esto dio pie a considerar que la calidad de los aprendizajes virtuales puede ser adecuada siempre y cuando los diseños pedagógicos sean acertados (García, 2017). Lo anterior, nuevamente, sugiere que cuando la modalidad virtual en la educación es implementada de manera emergente es muy difícil que dé resultados satisfactorios tanto para docentes como para estudiantes, situación que directamente afecta a la sociedad de forma paulatina.

Desde la perspectiva de Prieto (2018), el auge de las nuevas tecnologías ha modificado el estilo de vida de la humanidad y asimismo esto ha conllevado que incluso las formas de aprender idiomas se hayan tenido que modificar, poniendo así un peso importante en los recursos tecnológicos dentro de las aulas y fuera de ellas con el uso de, por ejemplo, aplicaciones móviles destinadas al aprendizaje de una lengua extranjera.

No obstante, esto no ha sido una tarea fácil, pues la implementación de ambientes virtuales implica el planteamiento de nuevos escenarios y revisiones profundas de los contextos educativos (Contreras-Colmenares y Garcés-Díaz, 2019). Es debido a esto que, al considerar una disciplina para ser impartida a través de un modelo virtual, se tiene que asimilar también que dicha modalidad no solo debe estar adecuada al plan académico y viceversa, sino que este conjunto debe adaptarse a las necesidades y posibilidades de quienes van a recibir el conocimiento que se pretende transmitir: los estudiantes.

Añadido a lo anterior, al pretender realizar prácticas pedagógicas haciendo uso de las tecnologías, los docentes necesitan formarse tecno-pedagógicamente con el fin de optimizar estos recursos y poder así aplicar adecuadamente su enseñanza de acuerdo con sus realidades educativas (Izquierdo et al., 2017). Este requerimiento conlleva una capacitación constante, dado que las tecnologías evolucionan, cambian, se alteran y se renuevan todo el tiempo, lo que convierte a este tipo de recursos, de forma metafórica, en un tren que no se detiene, por lo que obliga a tener una instrucción especializada para alcanzarlo y subirse en él aún en movimiento.

Por otra parte, se ha considerado que el área de idiomas llegó de manera tardía a los ambientes virtuales y que los enfoques conversacionales dificultaron aún más esta labor dado la problemática que representaba incentivar las destrezas orales en los aprendices sin un interlocutor presencial y sin poder recibir una retroalimentación instantánea. Así, aunque ya se habían implementado modelos a distancia, las plataformas virtuales no optimizaban las metodologías necesarias para enseñar lenguas, a pesar de las múltiples funciones que brindan, lo cual resalta que para el campo enseñanza-aprendizaje de lenguas existen características muy específicas que no pueden pasarse desapercibidas con los formatos generales (Álvarez, 2017), por lo que lo ideal sería hacer uso de plataformas diseñadas especialmente para la enseñanza virtual de esta disciplina, hecho que no sobresalió del todo sino hasta hace pocos años.

Respecto a lo anterior, si se profundizan de manera contextualizada los antecedentes para el presente artículo, en el 2017, Izquierdo et al. aún percibían que el empleo sistemático de las tecnologías para la enseñanza del inglés en nivel secundaria se encontraba en una etapa temprana en el estado de Tabasco. Con esto, se pudo determinar que la aplicación de este tipo de recursos como facilitador para la enseñanza y el aprendizaje de una segunda lengua (L2) no había logrado asentarse en las instituciones de educación pública, lo cual de cierta manera significaba un rezago en relación con otros estados de México.

En añadidura, los estudios de Bravo et al. (2014) y Martínez (2018), resaltan que en México existe una brecha tecnológica significativa. Por una parte, Bravo et al. (2014) manifiestan que en el país el desarrollo de las tecnologías no es homogéneo, siendo la región sur la más rezagada debido a que la base de la economía suele ser la agricultura y a sus bajos índices de educación y altos de pobreza, a diferencia de zonas metropolitanas como Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey. Por otra parte, Martínez (2018) señala que esta brecha digital se debe a factores como la edad, el nivel de escolaridad, los ingresos económicos, la ocupación, las habilidades digitales y la ubicación geográfica.

De este modo, en estudios recientes se han podido observar planteamientos más experimentados respecto a la implicación de la tecnología educativa dentro de las instituciones y a las desavenencias que esto ha podido suscitar. De acuerdo con San Román-López et al. (2020), los cambios que han tenido que enfrentar los centros académicos han ido de la mano con aquellos de las sociedades que se ven modificadas constantemente, lo cual ha propiciado que los profesores, los estudiantes y las propias instituciones tengan que llevar sus procesos de formación hasta otros ámbitos.

Dentro de estos cambios sociales deben asumirse también las variaciones en las características de los aprendices a nivel generacional, pues estos se han transformado de la misma manera en que lo ha hecho el mundo y por ello los modelos de enseñanza han tenido que asimilar que la recepción de contenidos, sus estilos de aprendizaje, aptitudes y preferencias se encuentran muy lejos de lo que solían ser las generaciones anteriores (Martínez-Bahena et al., 2017). Un ejemplo de ello es que las nuevas generaciones que nacieron ya dentro de la era de la digitalización adquieren de manera natural habilidades para procesar contenido audiovisual, no así el procesamiento de información textual (Martínez et al., 2014).

Ahora, regresando a la época más reciente en la que la contingencia sanitaria orilló al sistema educativo a recurrir a la educación virtual, se pueden mencionar algunas investigaciones al respecto. En países de Latinoamérica como Argentina, se estudiaron las experiencias y representaciones de docentes y estudiantes en el contexto de la pandemia mundial por Covid-19. Para Hernández (2020), es indudable que la información existente sobre la educación virtual no es suficiente para poder comprender del todo los procesos en los que las instituciones educativas del país sudamericano se vieron envueltas por esta contingencia sanitaria. Desde su punto de vista, esta situación inesperada fue todo un desafío tanto desde el área tecnológica como desde el área pedagógica, principalmente porque las herramientas no habían sido pensadas para tener tanta demanda de usuarios y los recursos en escuelas y hogares tampoco eran suficientes. De este modo, los resultados de este estudio indicaron que principalmente para docentes, pero así también para estudiantes, la propuesta de sus instituciones educativas para mediar la formación con las nuevas tecnologías fue mala y el acompañamiento por parte de los organismos académicos fue insuficiente para responder ante las necesidades de profesores y alumnos. Por otro lado, respecto a las dificultades presentadas sobresalen los problemas técnicos como saturación, caída del sistema, problemas con el servidor y demoras para los estudiantes, en tanto para los maestros fue la falta de equipos adecuados en sus instituciones.

Por su parte, en Colombia también se realizó un estudio por Acosta (2021) en el que buscó identificar el impacto de la pandemia por Covid-19 en la educación primaria. En este, se planteó que las medidas de confinamiento y distanciamiento social impactaron directamente en el contexto social de los alumnos, alterando con ello las herramientas pedagógicas usadas y el cronograma de actividades, lo cual llevó al uso indispensable de entornos virtuales. Desde el punto de vista de Acosta (2021), la celeridad del proceso ocasionó que ciertos aspectos de suma importancia como la motivación del estudiante, su interacción con el conocimiento, con el docente y con sus compañeros no pudieran tomarse en consideración de forma detallada, lo cual dificultó el aprendizaje significativo de los estudiantes. En cuanto a las dificultades, se pudo encontrar que para los estudiantes de nivel primaria existe una preferencia por las clases presenciales, pues lo más complicado fue sentirse lejos de sus compañeros y no contar con la presencia directa del docente como facilitador en sus procesos de aprendizaje, además de sentir más presión por parte de los padres desde casa. Asimismo, otros factores relacionados con la concentración como los ruidos o la cantidad de personas en los hogares, así como la imposibilidad en ocasiones de entender cuando todos hablan al mismo tiempo en una videoconferencia fueron señalados como relevantes, en tanto el aspecto técnico de mayor importancia para los alumnos fue la conexión a internet. Por otra parte, para los docentes la mayor dificultad se enfocó en el seguimiento y la evaluación de cada uno de los estudiantes, la complejidad para dar retroalimentación y el hecho de no poder observar adecuadamente el comportamiento de los estudiantes.

Por último, para resaltar algunas de las dificultades con mayor recurrencia en las investigaciones encontradas, se puede añadir que en el estudio de Llanga-Vargas et al. (2021) se encontró que casi la totalidad de los estudiantes encuestados presentó problemas con las clases virtuales, principalmente dificultades de concentración debido a distracciones como el uso del teléfono celular, los ruidos externos u otras actividades. Mientras que en el estudio de Loredo (2022) realizado con estudiantes de un instituto bilingüe se pudo encontrar que algunos de los efectos negativos de la educación virtual fueron deterioro de salud mental, insomnio, sedentarismo, problemas de visión y estrés, siendo este último el de mayor afectación. Por otro lado, algunos de los inconvenientes fueron principalmente técnicos por problemas con la electricidad o la señal de internet, pero también tuvieron otras dificultades por la falta de concentración, los ambientes inadecuados y el ruido.

Tomando en cuenta todo lo anterior, es preciso dejar en claro que el presente artículo pretende explorar la situación específica de la implementación de clases virtuales emergentes por la contingencia sanitaria dentro del contexto de la carrera Licenciado en Idiomas de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, desde la perspectiva de los docentes involucrados en dicho proceso. Asimismo, se busca resaltar las complicaciones sucedidas en torno al cambio drástico de modalidad con el fin de determinar los aspectos de mayor afectación para docentes, estudiantes y el mismo sistema educativo.

METODOLOGÍA

Esta investigación fue de enfoque cualitativo, con un tipo de estudio exploratorio. Por un lado, los estudios cualitativos, según Cortés e Iglesias (2004), se suelen utilizar mayormente en ciencias sociales y permiten investigar sin la necesidad de realizar mediciones numéricas a través de encuestas, entrevistas, descripciones y puntos de vista de los investigadores, lo cual conlleva contemplar la totalidad de las cosas sin reducirlas a sus partes integrantes. Asimismo, este enfoque permite afinar las preguntas de investigación antes, durante y después, lo cual fue favorable para el desarrollo del presente trabajo, ya que el tema en sí mismo requirió de una búsqueda permanente de información funcional desde las experiencias de los participantes sumada a la experiencia propia con la finalidad de integrar de manera coherente el proceso metodológico y la información teórica hallada sobre el tema.

Por otro lado, el tipo de estudio exploratorio brinda la posibilidad de abrir el terreno ante un tema poco abordado con anterioridad (Cortés e Iglesias, 2004), lo cual fue precisamente lo que se requirió al investigar sobre las dificultades que tuvo implementar clases virtuales de manera emergente en una licenciatura en lenguas que originalmente fue diseñada para impartirse de manera presencial debido a la necesidad de la interacción social que se precisa para adquirir idiomas. En suma, los estudios que se han realizado en este campo no han contemplado el factor emergente como uno de los catalizadores de la dificultad que implica la implementación de una modalidad virtual ni tampoco se han enfocado en un proceso docente que se tuvo que llevar a cabo durante una contingencia sanitaria global, ya que normalmente se han estudiado planes de estudio que están contemplados desde cero para ser impartidos de forma virtual, por lo cual se consideró de vital importancia analizar los aspectos cruciales que pudieron dificultar esta situación para los profesores de la carrera Licenciado en Idiomas de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco con el objetivo de identificar posibles áreas de mejoría tanto para los docentes como para los estudiantes y para el sistema educativo. La muestra seleccionada fue de 24 profesores cuya experiencia abarcaba los campos disciplinares principales del plan de estudios para esta licenciatura: español, inglés, lengua optativa (en esta se contemplaron los campos de francés e italiano), lingüística, cultura, metodología de la investigación, traducción e interpretación y enseñanza.

Por lo anterior, se decidió implementar un cuestionario cualitativo con preguntas abiertas y elaborado mediante la plataforma de Formularios Google, puesto que se necesitaba adquirir de manera exploratoria la información necesaria para desarrollar este estudio y, dado que la población con la que se desarrolló este trabajo correspondió a docentes de la carrera ya mencionada, el proceso de recolección de datos resultó mucho más accesible a través de esta técnica por la complejidad que suponía realizar entrevistas individuales (siendo participantes que, si bien forman parte de una población determinada, tienen a su vez particularidades variadas respecto a sus horarios, lugares de trabajo, formas de contacto, entre otros factores incidentes, además de las medidas precautorias sobre el contacto físico que aún eran de sumo cuidado). Por ello, y debido al enfoque cualitativo y a las características de las preguntas utilizadas, el cuestionario se elaboró de forma muy meticulosa, contemplando la claridad de las preguntas abiertas y tomando en cuenta los puntos necesarios para obtener la información deseada.

Así, para realizar el cuestionario a los docentes participantes en este estudio se establecieron categorías primarias con el fin de organizar la información recopilada acerca de diferentes aspectos relacionados con las clases virtuales iniciadas de forma emergente durante el 2020. Dichas categorías fueron las siguientes:

Preparación docente; esta primera categoría se enfocó en conocer la preparación que tenían los profesores de la carrera Licenciado en Idiomas para poder impartir clases en modalidad virtual. Se tomaron en cuenta diferentes tipos de preparación profesional: diplomados, cursos, posgrados, entre otros. Para recopilar información puntual, se determinaron dos subcategorías: preparación previo a la contingencia sanitaria 2020 y preparación durante la contingencia sanitaria 2020. Asimismo, al cuestionar a los docentes se especificó que dieran sus perspectivas desde sus experiencias individuales, ya que se consideraron los campos disciplinares de estos.

Efectividad institucional; con esta categoría lo que se pretendió fue conocer las perspectivas de los profesores de la carrera Licenciado en Idiomas respecto a la efectividad institucional al afrontar de modo emergente las clases virtuales. Para ello, se determinaron las siguientes subcategorías: la efectividad en la implementación de una enseñanza virtual de manera general y la efectividad en la implementación de una enseñanza virtual enfocada en el campo de lenguas.

Dificultades docente-alumno; esta categoría se enfocó en identificar las principales dificultades durante la enseñanza-aprendizaje en modalidad virtual desde el punto de vista de los profesores. Para esto, se establecieron dos subcategorías: las dificultades desde el ámbito docente y aquellas desde el ámbito estudiante.

Modalidad presencial Vs modalidad virtual; esta categoría tuvo la finalidad de indagar más en las opiniones de los docentes los aspectos positivos y negativos con el cambio de modalidad de enseñanza. Para ello, se especificaron las subcategorías: experiencia en general y experiencia dentro del área de lenguas, resaltando con ello las distintas prácticas dentro de cada campo disciplinar.

Aspectos por mejorar; por último, para tener una amplia perspectiva de los aspectos que, de acuerdo con los docentes, se podrían mejorar al implementar la modalidad virtual en la carrera Licenciado en Idiomas, se plantearon las siguientes subcategorías; aspectos desde la docencia, aspectos desde la institución y aspectos desde los alumnos.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Preparación docente

Primeramente, se pudo determinar que como tal los profesores en las áreas de español, traducción y lengua optativa no habían recibido una capacitación por parte de la institución para impartir clases en modalidad virtual en este campo disciplinar previo a la contingencia sanitaria del 2020. Seguidamente, al iniciar con esta modalidad en el marco de la «nueva normalidad», muchos docentes mencionaron no haber recibido una capacitación para poder hacer uso de la plataforma virtual Microsoft Teams en el ciclo escolar correspondiente, en tanto algunos comentaron que recibieron una capacitación exhaustiva, lo cual evidencia una preparación no homogénea por parte de la universidad hacia sus profesores. Si bien, específicamente para la enseñanza en lenguas o las disciplinas que son muy específicas en la carrera como enseñanza o traducción, no se recibió una capacitación para su enseñanza en ambientes virtuales y en algunos casos se señala que la capacitación fue poco didáctica y tediosa, ya que únicamente abarcó las funciones básicas de la plataforma y enfocada en una enseñanza general, no desde la lingüística aplicada. Sin embargo, uno de los participantes mencionó tener una preparación profesional especializada en el tema, puesto que su grado de maestría había sido precisamente sobre tecnología educativa, lo cual le permitió poseer los conocimientos suficientes para desempeñar las clases virtuales de manera eficiente. También se mencionó la capacitación mediante diplomados sobre tecnología por parte de algunos profesores, aunque señalaron que estos fueron mucho tiempo atrás. Cabe destacar que los docentes del área metodológica son los que más sobresalen respecto a haber recibido capacitaciones y cursos previos para emplear las tecnologías virtuales en la enseñanza de forma constante.

Efectividad institucional

Por otro lado, se pudo conocer la opinión de los profesores respecto a si la institución educativa estaba preparada para afrontar un cambio de modalidad tan radical. La perspectiva hacia el tema fue diversa, puesto que algunos docentes mencionaron que la universidad no estaba preparada para tal reto, siendo un factor determinante la carencia de equipos tecnológicos adecuados, lo cual se evidenció ya que el sistema en línea tuvo muchas fallas al principio. Estos resultados pueden sugerir como factor principal la brecha digital que existe en el país, como señalan Bravo et al. (2014) y Martínez (2018), y cuya afectación es mucho más notoria en estados del sur. Asimismo, coincide con los resultados de Hernández (2020), en donde se expone una perspectiva negativa acerca de la efectividad de las instituciones en Latinoamérica al afrontar el reto. En suma, los procesos administrativos en línea se destacaron entre las complicaciones más recurrentes, siendo específicamente los procesos de rellenar formatos y las formas de evaluación los más mencionados, como igual se mencionó en Acosta (2021). Se señaló también que, debido a la falta de experiencia con la modalidad virtual y a no considerar una necesidad este tipo de recursos no había una idea clara de cómo enfrentar las clases virtuales y únicamente se les planteó una idea generalizada de enseñanza virtual. Si bien, algunos profesores mencionaron que ciertas materias ya se habían impartido en modalidad a distancia y que de alguna manera brindaba un poco de experiencia, dicha modalidad no es exactamente igual a la modalidad de clases virtuales que se implementó por la contingencia sanitaria y los métodos eran totalmente distintos e inesperados.

Al opinar respecto al caso específico de la carrera Licenciado en idiomas, la mayoría de los docentes señalaron que para enseñar lenguas extranjeras se requieren muchos recursos más para que los estudiantes puedan aprender y sobre todo practicar lo aprendido, especialmente recursos audiovisuales eficientes, para los cuales no se tenía una adecuada capacitación que permitiera utilizarlos a través de las plataformas virtuales. No obstante, especialmente en el campo disciplinar de inglés se pudo identificar que para los docentes fue menos complicado la implementación de sus clases a través de la modalidad virtual, pues señalaron estar más familiarizados con sitios web relacionados con la enseñanza de esta lengua, a diferencia de los profesores de lenguas extranjeras optativas (italiano y francés) e incluso de docentes de las áreas de español, cultura, metodología, lingüística y enseñanza. Sin embargo, en el caso específico del campo disciplinar de traducción e interpretación se pudo determinar que, ya que algunos docentes sí tenían experiencia para trabajar con sus alumnos en entornos virtuales debido a la necesidad de utilizar ciertos recursos tecnológicos para las asignaciones de traducción (lo cual inclusive forma parte del plan de estudios de los alumnos para este campo disciplinar), la experiencia virtual para ellos no fue tan complicada y desde sus puntos de vista la efectividad de la institución fue aceptable.

Dificultades docente-alumno

Por otro lado, el aspecto que se recalcó más entre los docentes como una dificultad fue la planeación didáctica para las clases, ya que al no tener una experiencia previa fue complicado, desde el proceso de rellenar formatos hasta el hecho de llevar dichas planeaciones a la práctica y lograr tener el control sobre las actividades.  Estos resultados son similares a los que muestra Acosta (2021), ya que se destaca la celeridad con la que se debió implementar esta modalidad como el principal factor que complicó un proceso pedagógico adecuado. En suma, también se mencionó que el proceso de evaluación fue muy difícil, ya que la modalidad virtual exige una precisión y minuciosidad respecto a las asignaciones y modos de evaluación para que los estudiantes puedan desempeñarse muy distinta a la que exige el modo presencial y en suma fue complicado asegurarse de que los estudiantes se comprometieran en realidad con el aprendizaje y no «hicieran trampa» buscando las respuestas en internet o que tuvieran la disposición de trabajar en equipo y de entregar sus asignaciones en tiempo y forma sin depender de que los maestros los forzaran a ello. Asimismo, la revisión se hizo mucho más complicada al evaluar tareas realizadas a mano por los estudiantes y mostradas a través de fotografías a los docentes, las cuales la mayoría del tiempo eran de mala calidad y dificultaban la revisión de estas. En menor medida, se señaló que la señal de internet en ocasiones dificultaba la conexión a las clases tanto para docentes como para alumnos, lo cual hacía más compleja la labor de enseñanza y que también el hecho de pasar tantas horas frente a una computadora o dispositivo móvil hizo muy tediosas las clases para todos.

Añadido a lo anterior, se pudo identificar que, desde un enfoque pedagógico, realizar las tareas y someterse a las evaluaciones fue algo difícil para los estudiantes dado que desconocían los nuevos procedimientos aplicados y existía un temor permanente de no acreditar las asignaturas. Así también, el hecho de acostumbrarse a tener que ser mucho más autónomos y proactivos para interactuar en las clases y adquirir los conocimientos también fue un aspecto complejo para ellos. Además, dado que algunos estudiantes se encontraban en situaciones económicas complicadas debido a la contingencia sanitaria, estos debían trabajar y la única manera de tomar sus clases era hacerlo desde sus áreas laborales, lo cual impedía una concentración completa para el estudio o algunos simplemente no tenían un espacio adecuado en sus hogares para tomar sus clase. Estos últimos aspectos coinciden con los resultados de los estudios de Loredo (2022), Acosta (2021), y Llanga-Vargas et al. (2021), en donde se destaca que la modalidad virtual puede repercutir en la concentración durante las clases, sobre todo por los factores externos (ruidos de fondo, personas en los hogares) que no se suelen encontrar en las clases presenciales y también por los distintos problemas técnicos que pueden presentarse. Asimismo, el factor económico relacionado directamente con el acceso a los recursos tecnológicos puede ser uno de los causantes de un proceso de aprendizaje no del todo optimizado en la modalidad virtual, algo que también señala Hernández (2020) al mencionar el desabasto de recursos tecnológicos en instituciones y hogares.

En cuanto al aspecto que se dificultó más en la labor docente, se pudo determinar que lograr que las actividades asignadas por ellos dieran los resultados esperados en los aprendices fue muy complicado, ya que debían tomar en cuenta los métodos de evaluación precisos para cada una y conseguir que con ello pudieran corroborar su aprendizaje. Además, los aspectos no pedagógicos como la conexión a internet, el uso de la cámara, el ruido de fondo, el uso de la pizarra digital y problemas con la energía eléctrica también se resaltaron como parte de las interferencias frecuentes en su concentración para impartir las clases al grado de tener que tomar medidas al respecto como cambiar de compañía de internet. Seguidamente, lo que se consideró como el mayor aspecto de dificultad en los estudiantes fue la falta de participación y una marcada apatía, ya que la expresión oral se vio limitada por aspectos como timidez, temor a la equivocación y a evidenciarse (y a la grabación de dichas equivocaciones) o carencia de atención a la clase. En suma, otros aspectos externos como los problemas económicos, de los cuales iban de la mano los problemas de conexión a internet o el acceso a un buen dispositivo tecnológico o simplemente un dispositivo propio que no tuvieran que compartir con otros integrantes del hogar, se señalaron como causantes de una carencia de constancia por los estudiantes y por lo tanto un deficiente autoaprendizaje. 

Así, en general estos resultados se contraponen a lo que se pensaba cuando las tecnologías empezaron a destacar en el sistema educativo, cuando trabajos como los de Silva (2010), Díaz y Jansson (2011) y Nieto (2012) planteaban que este tipo de recursos serían una medida para mejorar la cobertura educativa y ampliar las prácticas pedagógicas tomando en cuenta las necesidades de los jóvenes a través de una interacción más cercana, lo cual indica que aún no se ha logrado asentar un avance tecnológico educativo adecuado en el país.

Modalidad presencial Vs modalidad virtual

Por un lado, en cuanto a las diferencias más relevantes en el campo docente, los maestros señalaron que las planeaciones se pueden implementar de una mejor manera en las clases presenciales, puesto que controlar el desarrollo de las actividades no es tan difícil como en las clases virtuales. Así también, la corrección de errores puede ser mucho más generalizada y práctica, algo que en aulas virtuales suele ser más lento y complejo.

No obstante, algunos profesores de las áreas de traducción e interpretación y metodología mencionaron que para ellos el hecho de que todos los estudiantes estuviesen conectados a internet les resultaba muy útil, ya que para sus asignaturas se necesitan ciertos recursos digitales y una búsqueda de información permanente, por lo cual las actividades podían realizarse casi siempre durante las clases sin tener que asignarlas como tareas para realizarlas después en casa, como sucede normalmente en las clases presenciales por la falta de acceso a equipos y a internet durante estas. Asimismo, poder compartir más material de estudio con los alumnos y archivarlo en la plataforma es un aspecto que se destacó como práctico en el caso de la modalidad virtual.

Respecto a las diferencias más significativas que los docentes notaron en cuanto a desempeño de los estudiantes de la carrera Licenciado en Idiomas en la modalidad virtual y la modalidad presencial, estos comentaron que las fallas en la expresión oral fue la más evidente. En el caso de las clases de lenguas extranjeras, el nivel de idioma de los estudiantes fue un aspecto determinante, pues aquellos con mayor participación solían tener un nivel más avanzado con lo cual lograr un desempeño oral fluido, en tanto aquellos de menor nivel en el respectivo idioma permanecían callados la mayor parte del tiempo, lo cual impedía su desarrollo lingüístico y así también su evaluación, algo que en modalidad presencial puede gestionarse con la interacción entre todos los estudiantes. Incluso se pudo determinar que las clases virtuales evidencian a aquellos estudiantes más autónomos y también a aquellos que dependen más de los profesores. Otro factor de interferencia en la participación oral que se maneja de una manera muy distinta a la que se utiliza en las clases presenciales es que los aspectos técnicos de la modalidad virtual como la conexión a internet, el audio, la electricidad, no tener acceso a un dispositivo móvil adecuado o una computadora, entre otros, pueden utilizarse como pretextos para no participar y los docentes no tenían la certeza de que dichos inconvenientes fuesen reales. Además, también se mencionó la necesidad constante de tener que verificar que los alumnos estuviesen «dentro» de la clase como un problema para desarrollar la didáctica de manera eficiente. Igualmente, se destacó que en la modalidad virtual se vuelve mucho más difícil lograr tener la atención de los estudiantes y mantener el interés por los temas. Por ende, esta serie de problemáticas de la modalidad virtual se señalaron como posibles factores para un rezago educativo de aquellos alumnos que no lograron optimizar su aprendizaje durante el periodo de las clases completamente virtuales, lo cual también ocasiona una falta de compromiso con la carrera a largo plazo.

Aspectos por mejorar

Dentro de los aspectos que se consideraron más evidentes en cuanto a una necesidad de mejora, el más sobresaliente es el dominio de las plataformas virtuales por los docentes con el fin de aprovechar todas sus funciones y con ello optimizar tanto la práctica docente como el desempeño de los estudiantes. En este sentido, debido a no tener una capacitación adecuada, se señaló que en un principio no se conocían todas las funciones, lo cual ocasionó un desaprovechamiento de estas para implementar la didáctica. También se sugirió que sería adecuado realizar un diagnóstico de las circunstancias y necesidades de los estudiantes y mostrar más empatía hacia ellos, ya que todos tienen situaciones distintas que les pueden impedir el adecuado desarrollo de las clases virtuales, lo cual hace sentido al retomar lo que argumentan García (2017) y Contreras-Colmenares y Garcés-Díaz (2019), ya que sin una preparación metodológica adecuada no es posible lograr la efectividad al implementar la educación virtual.

Además, se destacó que en el caso específico de la enseñanza de lenguas extranjeras se necesita una capacitación especializada que vaya más allá del uso de las plataformas virtuales y que se enfoque en la enseñanza dentro del campo de lenguas en modalidad virtual. Asimismo, una revisión de los programas de cada campo disciplinar sería lo ideal para adaptar las necesidades de cada uno a los entornos virtuales. En suma, tener los materiales didácticos especializados para trabajar en este ambiente de clases también es indispensable para hacer más eficiente la enseñanza y el aprendizaje e inclusive utilizar plataformas virtuales diseñadas especialmente para la enseñanza de lenguas, ya que la didáctica es muy distinta a la de cualquier otra asignatura, como bien comenta Álvarez (2017), dado que el campo de lenguas comprende características muy específicas.

Por otro lado, respecto a los estudiantes, los aspectos más importantes que se señalaron son la integración de los alumnos a las dinámicas de clase, el fomento de la autonomía y de la participación constante con una actitud dispuesta a aprender, así como estar preparados con los recursos tecnológicos necesarios. También se sugirió que los alumnos igualmente deben ser capacitados para hacer un mejor uso de las plataformas virtuales y aprovechar con ello todas sus funciones y las oportunidades que brindan, como el hecho de poder tomar clases desde cualquier lugar, tener acceso permanente a internet y el uso de múltiples recursos digitales.

CONCLUSIONES

La implementación emergente de la modalidad virtual debido a la contingencia sanitaria por Covid-19 trajo consigo una cantidad inimaginable de dificultades, ya que tratar de desarrollar clases virtuales sin un periodo de adaptación, sin capacitaciones adecuadas e inclusive sin los recursos tecnológicos suficientes, ocasionó que la enseñanza durante este periodo se viera afectada por distintos factores tanto por aspectos del campo docente como por las situaciones que rodeaban a los alumnos. Además, en el caso de algunas disciplinas muy específicas que necesitaban y estaban diseñadas para desarrollarse exclusivamente en entornos presenciales, tal y como sucedió con la carrera Licenciado en Idiomas, el desenvolvimiento fue todavía más complejo, por lo que se hizo evidente que se precisan aún muchos estudios sobre el tema para poder analizar los pros y contras de este tipo de enseñanza con todo y las circunstancias en las que es aplicada con el fin de obtener el mayor potencial posible que ofrece la virtualidad.

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