DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v6i6.3791

Aproximación al discurso de democracia en el M-19: (1970-1991)

 

Zamir Sáenz Bravo

[email protected]

https://orcid.org/0000-0001-5266-3189

Conflictos Sociales siglo XX

Tunja – Colombia.

 

 

RESUMEN

En un momento en que llega a la presidencia de Colombia un ex-militante de la guerrilla del M-19 se hace imperioso un análisis para aproximarnos al discurso de democracia que uso esa organización. Para ello, ubicaremos la categoría de democracia en el discurso que manejo esa guerrilla desde su conformación como grupo Comuneros en 1970 hasta su participación en la Asamblea Nacional Constituyente de 1991 con algunos de sus miembros, ya como exguerrilleros. Los conceptos serán las claves para comprender su accionar en el contexto político de la nación colombiana durante ese período, así como el origen, la evolución y constancia o transformación de su pensamiento.

 

Palabras clave: M-19; democracia; discurso.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Correspondencia: [email protected]

Artículo recibido 11 octubre 2022 Aceptado para publicación: 11 noviembre 2022

Conflictos de Interés: Ninguna que declarar

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Cómo citar: Sáenz Bravo, Z. (2022). Aproximación al discurso de democracia en el M-19: (1970-1991). Ciencia Latina Revista Científica Multidisciplinar, 6(6), 4943-4960. https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v6i6.3791

 


 

Approach to the discourse of democracy in the M-19: (1970-1991)

 

ABSTRACT

At a time when a former militant of the M-19 guerrilla became president of Colombia, an analysis became imperative to approach the discourse of democracy used by that organization. For this, we will locate the category of democracy in the discourse that this guerrilla handled from its formation as a Comuneros group in 1970 until its participation in the National Constituent Assembly of 1991 with some of its members, already as ex-guerrillas. The concepts will be the keys to understand his actions in the political context of the Colombian nation during that period, as well as the origin, evolution and constancy or transformation of his thought.

 

Keywords: M-19; democracy; discourse.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

INTRODUCCIÓN

El artículo pretende mostrar cómo se fue configurando el concepto de democracia en el discurso del M-19 desde su origen como grupo insurgente hasta su actuación dentro de la Asamblea Nacional Constituyente. Presentará necesariamente algunas puntadas muy breves de la discusión entorno al concepto de democracia. Muestra como la categoría democracia va sufriendo cambios en el pensamiento de la organización conforme el contexto político nacional va cambiando y conforme su discurso va penetrando en el imaginario nacional. Afianzamiento o distanciamiento que se debe a sus acciones político-militares tanto en el orden local como en el nacional. El análisis no deja de lado los rasgos internos de la guerrilla, su organización y la manera de tomar sus decisiones pues los considera insumos importantes del pragmatismo democrático del grupo.

Las fuentes primarias cumplen una función importante para aproximarnos al discurso porque se rastrean hechos que aún pueden ser inéditos para el análisis y que no se han tenido en cuenta con detalle. Pero también puede ser inédito el uso del Análisis Crítico del Discurso (Van Dijk, Teun A., 2016) porque esta herramienta lingüística se ha utilizado para estudiar principalmente el –discurso dominante de la elites-, pero ha sido escasamente utilizado para analizar un discurso insurgente y determinar en qué momento se vuelve dominante al establecerse en el imaginario colectivo de un país. 

Entre otras herramientas de análisis esta la que propone Elías Palti, para desentrañar cuales fueron las posibilidades que permitieron el discurso de democracia en cada momento vivencial del M-19, con elementos de la historia conceptual que busca evitar anacronismos. Junto a esta, incorporamos algunas apreciaciones de Saussure en el sentido de identificar los discursos como acciones y dispositivos de dominio. Como última herramienta de análisis del discurso esta las definiciones de Hanna Arent sobre lo político y el espacio público. 

Este análisis se desarrolla cronológicamente y también utiliza de referencia la periodicidad establecida por los gobiernos de turno porque para la insurgencia armada su contraparte es el jefe del Estado colombiano, además el contexto político es imprescindible en esta indagación por la democracia.

METODOLOGÍA

Este tipo de metodología es cualitativa como en la mayoría de investigaciones históricas para aproximarnos a explicar el pensamiento del M-19 por medio de su discurso.

La información para el análisis se obtuvo de fuentes primarias y secundarias. Las primeras corresponden a el material obtenido en microfilm del Archivo General de la Nación del Fondo de la Asamblea Nacional Constituyente. A boletines de la organización y periódicos proclives a ella o noticas de circulación nacional de la época. Aquí se incluyen 4 entrevistas semiestructuradas, 1 registro de campo y fotografías aportadas por ex-militantes. Las fuentes secundarias provienen de un numero representativo de libros, artículos y videos en la red, que desde diferentes ópticas hacen narraciones sobre la organización o sobre el periodo en estudio.

A través de fichas de investigación se hizo la revisión documental tanto de fuentes primarias como secundarias, de allí se extrajeron parte de los discursos propios, discursos de actores del contexto, analistas e historiadores, que se escriben en la parte superior de la ficha, mientras en la parte inferior se escribe el análisis e interpretación del autor. Estos se clasificaron cronológicamente, por autores y, especialmente, por las que hacen referencia a la categoría objeto de la investigación, para finalmente aplicar el Análisis Crítico del Discurso.  

1. Breve contexto histórico y político del M−19.

El M−19 fue una organización político−militar con gran protagonismo en Colombia desde la década de los años 70s hasta el año 91, categorizada como una guerrilla de segunda generación Desde su origen se presentó como un grupo nacionalista, socialista y antimperialista, que justifica su aparición a partir del supuesto robo de las elecciones presidenciales en 1970 al General Gustavo Rojas Pinilla por lo cual va a renegar de la democracia electoral. Algunos de sus comandantes provenían de otros procesos guerrilleros o eran líderes de procesos políticos proclives a la lucha armada. En estos años la geopolítica internacional azuzaba la lucha armada, que ya había echado raíces en el país, como medio para obtener el poder político para dirigir el Estado.

Sus acciones pretendían no copiar la ideología de organizaciones armadas externas, según su primer comandante, Bateman Cayón (Ver Foto 1), debía responder a las condiciones políticas, económicas y sociales propias del país. Intentaba alejarse de los planteamientos ideológicos de la Unión Soviética, de la Revolución Cubana y de la Revolución China.


 

Foto 1. Jaime Bateman Cayón Jefe y Primer comandante del M-19.

 

Sin embargo, pese a su retórica de originalidad, tomaban de insumo el activismo político de los Montoneros de la Argentina y los Tupamaros del Uruguay Posteriormente, simpatizaron con el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional del Salvador, luego con la Revolución Popular en Libia a cargo del comandante Gadafi en 1973. Pero especialmente, admiraron al Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua cuando triunfó la revolución de 1979 que depuso al dictador Anastasio Somoza Debayle.

Se conformaron en el año de 1970 como Comuneros en remembranza de la rebelión de Los Comuneros de 1871 de la Nueva Granada. Pero el lanzamiento público como M−19 comenzó con el robo de la espada de Bolívar y una toma armada al consejo de Bogotá por parte de sus militantes, con acciones conjuntas el día 17 de enero de 1974 que dieron prensa a la agrupación guerrillera.De allí en adelante sus acciones fueron de gran vitrina nacional e internacional como: el robo del armamento del Cantón Norte (diciembre de 1978), la toma de la embajada de la República Dominicana (febrero 1980) y hasta la Toma del Palacio de Justicia (noviembre 1985), entre muchas acciones militares y políticas de impacto mediático.

Así lograron llamar la atención de la población e interlocutar con diferente intensidad con cinco gobiernos, desde Alfonso López Michelsen (1974−1978) hasta Cesar Gaviria Trujillo en 1991. En este periodo oscilaron entre persecuciones del ejército colombiano, ceses al fuego, procesos de paz, diálogos, acciones militares, robos, secuestros, hasta la desmovilización en 1990 y su participación en la Asamblea Nacional Constituyente dentro de la Alianza Democrática M19. Tuvo cuatro comandantes: Jaime Bateman, Iván Marino Ospina, Álvaro Fayad y Carlos Pizarro (Ver foto 2).

Foto 2. Comando Superior del M-19. Izq. a Der.: Álvaro Fayad, Antonio Navarro, Iván Marino Ospina, Carlos Pizarro y Gustavo Arias, 1984.

Su pensamiento político se adecuaba debido a varios contextos: política de cada gobierno en el cuatrienio, cambio de comandante, respaldo o rechazo en la geopolítica internacional, acciones militares exitosas o fracasadas, alta o baja intensidad en movilización social, concurrencia o desencuentros con otras organizaciones armadas ilegales, aceptación o rechazo de la población ante sus acciones.

2. La democracia: una discusión inacabada e inacabable.

La democracia es una de las formas de organización política y social que se ha fundado en los estados nacionales republicanos desde la aparición de estos en el siglo XVIII, con su origen moderno en las revoluciones francesa de 1789 y norteamericana de 1775 en el siglo XVIII. Allí subyace la democracia que se define, normalmente, como el gobierno del pueblo, busca hacer coincidir numerosas voluntades individuales de la sociedad, que son la soberanía popular, en una decisión mayoritaria para legitimar la instauración de un orden político dentro de un Estado.

En el contexto del pensamiento liberal se ha propugnado por el cuidado de la libertad de los hombres que hasta en las democracias más custodiadas se protege. La libertad depende de una participación e intervención de los hombres en el espacio público a condición de que posean la capacidad racional de tomar decisiones, a que sean conscientes de su acción en el establecimiento democrático, con esta virtud el pueblo puede ser convocado a las decisiones que han de regir los destinos de una nación.

Por otro lado, Bobbio aclara que la democracia debe ser entendida desde dos puntos de vista: una democracia ideal que es el modelo a seguir, pero que tal vez nunca se conseguirá, porque sería una democracia perfecta.

Otra es la democracia realque es la que ponemos en marcha los seres humanos con todos sus vericuetos. Al tiempo que precisa que no se puede generalizar al hablar en plural de las democracias porque, aunque los estados tengan regímenes políticos democráticos estos siempre tendrán diferentes procesos, fundamentos y formas de instituirlos.

En Lefort la democracia es la sociedad histórica por excelencia con la salvedad que no es un régimen consolidado, sino que por el contrario este orden se caracteriza por su indeterminación, lo que acentúa su dinámica cambiante. Adhiere que una democracia completa que acabe las privaciones materiales es ilusoria porque eso sería la eliminación del pluralismo y la libertad, ósea de la misma democracia.

Igualmente, Rosanvallon también señala que la democracia es una forma de organización política que resulta siempre inacabada, imprevisible y con pocas certidumbres, para él se debe tomar el pulso a las transformaciones que toma en cada periodo de tiempo, en cada sociedad y en cada espacio geográfico.

No obstante, se encuentran trabajos como vida y muerte de la democracia, en un acápite de Jhon Keane, en donde expone su preocupación de que la humanidad asuma por definitivo que la “democracia es un valor global” vislumbrando el conceder como una idea cierta que herméticamente no es del todo deseable, a tal punto que el discurso hegemónico de los gobiernos occidentales es justificar crímenes contra la humanidad, a nombre de ese valor, que proponen con una inherencia universal.

3. El Concepto de democracia en el M-19.

La imprecisión lógica en el discurso de los grupos, movimientos o partidos de izquierda colombiana ha sido luchar por una “democracia verdadera”. El calificado “infantilismo de izquierda” muestra que en este periodo la mayoría de grupos actúan entre la insurgencia y la legalidad, entre las armas y la política, en la lucha por la revolución total o la muerte. De esta forma, han buscado un espacio público receptor en la comunidad de ciudadanos en la que puedan fijar discursivamente sus propósitos para ganar respaldo. Para posteriormente ganar un espacio de interlocución con el establecimiento o el gobierno de turno, propósito que resulta inverosímil si pierden identidad con el actuar clandestino.

Para el historiador Vanegas Useche esta lectura de la democracia de la izquierda es primero una tentativa por borrar los intermediarios políticos, [con la ilusión] de inaugurar un vínculo entre el poder y el pueblo. En segundo lugar, se trata de lograr que el pueblo deje “por fin” de sufrir privaciones materiales. Conforme a esta lectura, en el M-19 sus primeras acciones y comunicados tendrán una fuerza hostil para llamar a la revolución al pueblo, queriendo que fueran conscientes de sus condiciones materiales ignominiosas que serían satisfechas solo con el alzamiento en armas.  

En este sentido, el contexto político e histórico lo tuvieron en cuenta para lanzar la organización a la palestra pública. Se justifican en un desconcierto electoral. Para permear a la masa activista de la nación, que podría divergir de conservadores o liberales. Álvaro Fayad sostuvo su idea de nombrar a la organización como Movimiento 19 de abril, la intensión de tal identidad seria atractiva para anapistas que participaron como líderes o con su voto a favor del General Rojas Pinilla en las elecciones de 1970. El nombre en sí buscaba una gran audiencia susceptible a sus discursos, que sumaran respaldo, por lo cual se autoproclamarían como víctimas de un robo electoral. 

La aparición en público del M-19 se da el 17 de enero de 1974 en Bogotá. Como un grupo urbano guerrillero, que hasta el momento consigue llamar la atención tras el robo de una de las espadas de Bolívar y la toma al concejo de Bogotá. El hecho no estaría dentro de los cánones de la democracia. Impeler a un grupo social, los concejales, para qué por medio de la intimidación, por la fuerza armada, les presten atención, muestra un alejamiento de una acción democrática pero sí una acción intimidante.

El hacerse escuchar en el asalto a la fuerza del concejo de Bogotá puede denotar una inconformidad con los funcionarios públicos elegidos por vía electoral, así como por la misma instancia local legislativa de la capital. Al mismo tiempo la guerrilla urbana envía fotografías a los medios de comunicación para presentar evidencia de su “acción simbólica”. Aunque los guerrilleros por su condición se presenten como inconformes con la democracia, hacen uso de ella indirectamente, tanto en el concejo, como en la consideración de contactar a los medios para la difusión de sus acciones. Para completar su presentación convulsionada dejaron un boletín

Su contenido puede presentar las siguientes pretensiones:

§   Se denuncia la situación de pauperización económica que vive no solo Colombia sino la región latinoamericana.

§   Manifiestan su postura antiimperialista contra la injerencia estadounidense y rememoran la lucha de Simón Bolívar por la independencia.

§   Desdeñan de la democracia electoral tanto nacional como latinoamericana por considerar que el 19 de abril de 1970 la Anapo había ganado las elecciones, pero fueron robadas para dar el triunfo a Misael Pastrana. Y porque, en el caso continental a pesar de que la Unidad Popular en Chile había ganado con Salvador Allende el 11 de septiembre fue depuesto a la fuerza.

§   Lanzan como candidata presidencial a María Eugenia Rojas hija del General Gustavo Rojas Pinilla para las elecciones de 1974.

§   Mantienen un discurso contra la oligarquía o las oligarquías refiriéndose al bipartidismo.

§   Hay convencimiento de que el “pueblo en armas” puede respaldar el M-19, con una propuesta de “Socialismo a la colombiana”.

Para asir su protagonismo acuden al contenido histórico que representa para la nación colombiana la figura de la espada de Bolívar, un símbolo que cumple una función aglutinadora trayendo a presente la idea de una “lucha por la segunda y definitiva independencia”, junto a esta proposición se complementaba con diferentes afirmaciones para la indignación y acción del pueblo, entre ellas: “Las cadenas españolas rotas por Bolívar, hoy son reemplazadas por el dólar gringo” De esta manera, la estructura semántica resignifica la figura de Bolívar al tiempo que desdeña del poder estadounidense en Latinoamérica haciendo alusión al imperialismo

Su discurso desprecia la democracia establecida como cómplice del poder extranjero y para su beneficio. También continúan instituyendo en el imaginario colectivo la noción de oligarquía como un señalamiento negativo, que otrora había aprehendido Alfonso López Pumarejo y luego Jorge Eliecer Gaitán en sus discursos multitudinarios que calaron en diferentes sectores de la sociedad colombiana de mitad de siglo XX. 

Es de suma importancia analizar el hibrido presente en las pretensiones de la organización guerrillera, respecto a su concepción de la democracia, que por un lado desprecia la democracia establecida por haber sufrido, según lo califican ellos “un robo de las elecciones”, y, por otro lado, pretenden participar del orden constitucional para llegar a la primera magistratura del Estado. Un posible llamado a la “combinación de las formas de lucha” sus acciones estarían en lo político y en lo militar. Parecen posturas contradictorias en un mismo comunicado, al respecto su boletín señala que no insistirán en las elecciones por las elecciones mismas porque en ellas se hace juego a las oligarquías y al imperialismo norteamericano.

La proeza de exigir democracia verdadera en el orden político nacional no se correspondía con el actuar del M-19 con sus miembros o aliados de la Anapo socialista, el 5 de abril de 1974, en una “Marcha del Hambre en Bogotá” una manifestación por el alto costo de vida, y a quince días de elecciones presidenciales, el M-19 se presentó con un comunicado en el que sentenciaba a muerte a los anapistas que fueran electos y traicionaran  al partido regresando a sus orígenes liberal o conservador Pese a este trato radical, varios líderes anapistas rompieron con la ANAPO de María Eugenia Rojas y se alinearon con la ANAPO socialista.

Para 1978 el M-19 toma forma como una organización jerarquizada, ordenada conforme a distintas organizaciones sociales, instituciones, partidos políticos o, en micro, como las fuerzas militares. Ahora, se establecen funciones dependiendo las habilidades, destrezas, tiempo de militancia e influencia en grupos sociales.  Las decisiones recaen sobre el comité central o su comandante. La organización puede tener hasta cuatro métodos para tomar las decisiones en los mandos superiores: Por unanimidad, por consenso, por votación, o en casos fortuitos, a discreción del jefe de la organización, en el caso del M-19, de su comandante. El siguiente esquema muestra los niveles de dirección:

Esquema 1. Organización Jerárquica del M-19 consolidada en 1978.


Esta organización aparentemente permitiría funcionar de manera coordinada. El orden es vertical por necesidad de la acción militar que obligatoriamente debía ser definida desde mandos superiores a inferiores, dependiendo el rango de alcance (barrial, local, regional o nacional), la complejidad de las responsabilidades (pintas, vender periódicos, fabricar bombas, realizar retenciones, recuperar armas, preparar asaltos militares), la función del militante (militar, político, líder comunal, académico universitario, dirigente estudiantil, sindicalista, líder campesino). Quienes tenían un nivel de cualificación política, además, se aventuraban a acciones militares de envergadura y podrían figurar en mandos medios hacia arriba. Sin embargo, en ocasiones la ubicación en cada nivel, estaba en terciada por los afectos o vínculos emocionales.

En esta conformación en Organización Político Militar, su cualificación política sería anti oligárquica, antimperialista y patriótica. Ahora bien, éste afianzamiento del M-19 internamente permite que en el periodo de 1978-1982, gobierno de Julio Cesar Turbay Ayala, se den las acciones militares más arriesgadas, pero más representativas que le darán popularidad a nivel nacional, e incluso internacional, que por supuesto traerían la reacciones a veces con consecuencias graves. Tales acciones son: Robo de armas del Cantón Norte, Toma de la Embajada de la República Dominicana (Ver foto 3) y el secuestro de Martha Nieves Ochoa.

Foto 3. Toma de la Embajada de la República Dominicana en Bogotá: 16 embajadores de rehenes por más de 2 meses entre los cuales estaban: el de Estados Unidos, Uruguay, México e Israel, entre otros.

 

El beneficio propagandístico de la organización aumenta en sus simpatizantes que al ver la fama de las acciones deciden participar, militar, y otros asumir nuevas responsabilidades. Sin embargo, los nuevos ingresos tendrán fuertes restricciones por seguridad para actuar con sus superiores e incluso les blindarán conocer los mandos a los militantes de base. Internamente, este crecimiento hacia fuera aumenta la aceptación casi dócil de quienes reciben las ordenes, con un discurso dominante poco democrático, de tal manera que quienes se van vinculando asumen y son conscientes de la posición que ocupan con las funciones que le son delegadas.

Este funcionamiento interno, que se volvía hermético después de tan destacadas acciones militares, contrariaban los estatutos del movimiento que rezaban: “La voluntad mayoritaria como máxima expresión democrática es soberana. La construcción de la democracia implica tener en cuenta los intereses de las minorías y de los individuos, así como su expresión y participación en la toma de decisiones”

En los estatutos nombrados anteriormente, no se encuentra la realidad de las actuaciones propias de la organización, no es todo lo que dice, ni expone todo lo que es.

Por eso la voluntad mayoritaria no es tal en la organización, el contexto político en el periodo de Betancur (1982-1986) les impedía discutir con todos sus miembros para la toma de decisiones, porque para ello existen los comandos.

Ni siquiera en las conferencias nacionales que se celebraron hubo una participación desinhibida, fueron no deliberantes, pues de antemano cada miembro ha sido “trabajado” para responder a alguna tendencia o idea dentro de la organización, la voluntad popular parece que se desvanece. No obstante, los acuerdos internos se dan no tanto en los espacios oficiales sino en los vínculos afectivos que siguen tendencias.

Ahora, la democracia existe en la medida que diferentes enfoques entren en dialogo, conversación, debate, conflicto, tensión, contradicción. Es decir, el ejercicio democrático se presenta en la medida que las mayorías sean conscientes, tengan conocimiento, o participen, elijan, postulen o auto-postulen sus ideas, con la posibilidad de que pueda hacerlas propias la organización. No existe voluntad individual, cada tendencia canaliza una voluntad colectiva que emerge del conocimiento avanzado de alguno de los mandos o de las figuras o líderes de la organización.

Diversas fuentes coinciden en que los mandos medios o de base no tuvieron acceso a intervenciones decisivas en las Conferencias Nacionales, o al menos la carencia de pruebas documentales lo demuestra, y es que, los decisivos siempre fueron los comandantes. Es entonces evidente que en el M-19 la democracia se trabaja en los individuos para que respalden una idea o posición o sean proclives a ella, pero no se dan en el aislamiento.

Mientras que la calidad de un mando medio como un oficial primero, un oficial segundo, o un oficial superior les permite a estos maniobrar en la comunicación para establecer parámetros propios de las acciones políticas o militares para que sean respaldadas mayoritariamente por los militantes subordinados, y hacia arriba “arreglar” los informes de sus células para recibir respaldo a sus orientaciones, en estos mandos se puede decir que estos le dan forma a la democracia, le dan forma a las decisiones.

El caso de los mandos medios lo esclarece la historiadora Medellín con dos de sus entrevistados, “Alicia y Alberto quienes se desempeñaron como mandos […] tenían en común no solo la capacidad de manejar un lenguaje político reconocido, sino también la posibilidad de respaldar tanto sus ideas como sus acciones con la posesión de capitales culturales (en particular escolar) y sociales” Lo que evidencia es que el poder de mando depende de que en las relaciones sociales el dirigente sea reconocido entre sus círculos pares de la guerrilla o políticos. (Ver foto 4)

Foto 4. Comandante Carlos Pizarro con líderes del M-19 de Yumbo y Santo Domingo. 

La capacidad individual da posibilidad de mando, las experiencias militantes […] lejos de funcionar como un cuerpo homogéneo de comportamientos, experiencias y memorias comunes, está llena de matices, diferenciaciones e incluso conflictos entre diversas posiciones sociales entre diversas formas de concebir la acción política armada o desarmada. (Ver foto 2)


 

Foto 5. Actividad cultural del M-19 en Corinto Cauca 1984.

Según Medellín, el M-19 es una organización político-militar donde internamente se toman decisiones que deben ser discutidas con anterioridad. Las acciones políticas a poner en marcha deben tener un conducto, un medio, un método para ser determinarlas, allí entra en funcionamiento la democracia interna.

Se debe poner el acento en la posible diversidad de pensamiento de la organización guerrillera, los militantes de las guerrillas nos son un instrumento mecánico de las decisiones del comandante o el Comité Central, sino que, aunque asuman un ideario común no se debe desatender las constantes tensiones y desencuentros entre los militantes en acciones que no estén claras en el ideario político.

Finalmente, una de las decisiones trascendentales del M-19 como lo fue la dejación de las armas, fue una proposición solicitada a título personal por Carlos Pizarro Leongómez, que luego puso a consideración dentro de la organización que obtuvo un respaldo mayoritario, esto demuestra como en algunos casos el comandante posee la avezada posibilidad de tomar una decisión de trascendental magnitud.

La participación de Carlos Pizarro en las elecciones presidenciales demuestra la aceptación de las reglas constitucionales y democráticas de la nación. Es una aspiración de llegar al poder por la vía democrática, dejando atrás el discurso del lanzamiento público en enero de 1974 cuando advertían que insistir en las elecciones no solo era un acto de cretinismo político sino una abierta traición a los anhelos revolucionarios del pueblo, pues esas elecciones les hacían juego a las oligarquías y al imperialismo norteamericano que mantenían las apariencias democrateras de nuestros países. Es un giro que catalogan de cambio de la estrategia de la combinación de las formas de lucha por la lucha política. Era el cambio de la estrategia político-militar por la estrategia política.

Para el M-19 sí se logra la concertación sería un avance hacia la sociedad democrática, es decir, la democracia está en función de que tengan un acuerdo. En contraparte, ocultan que, una victoria revolucionaria mantendría una sociedad no democrática, aún se tendría que mantener las acciones antidemocráticas luego de la toma del poder.

Esa decisión por la democracia les traería señalamientos de otras guerrillas, mostrando como una de las razones de la falta de democracia dentro de las organizaciones insurgentes es su totalitarismo frente a sus posiciones políticas, conductas propias del “infantilismo de izquierda” que es sectario, ambiguo y en ocasiones se torna beligerante ante quienes pertenecientes de orillas políticas cercanas no aceptan decisiones políticas tomadas. Esto le ocurrió al M-19 cuando determinaron en 1989 dejar las armas. Sus antiguos colegas de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar atacaron esa decisión, algunos la consideraron traición.

Asimismo, la creación de un partido político era no solo entrar en las reglas democráticas de la nación sino insistir en una organización que debía tener el aval de la ciudadanía. Con la Alianza Democrática M-19 como partido, el M-19 podía evidenciar que tanto era el respaldo del “pueblo” a sus ideas políticas, cuantitativamente vería su fuerza electoral.

4. CONCLUSIONES.

La lucha política de M-19 es una preocupación constante por la reivindicación de la democracia ante el Estado colombiano, pero especialmente ante cada gobierno de turno, en sus apariciones armadas se mantuvo latente la denuncia al recorte de las libertades democráticas. Internamente, aunque los dirigentes de organización manifestaron no es una organización marxista-leninista, la forma de tomar las decisiones sí se daba por medio del centralismo democrático, con unos mandos superiores que definen la estrategia y táctica a la cual se sometían los órganos inferiores y con un comandante que en situaciones apremiantes tomaba la decisión a nombre de toda la organización.

La intención de aproximarnos al discurso del M-19 permitió detallar dinámicas propias de su desarrollo. En un inicio la organización buscó diversas maneras de llamar la atención tanto del establecimiento como de la población. Las acciones de agitación, de difusión, de propaganda y los planes configurados para generar el mayor impacto dieron resultados para conseguir militantes, seguidores o simpatizantes. A diferencia de otras organizaciones político militares del período el M-19 buscó infiltrar las zonas urbanas por medio de acciones altruistas, que nuevamente le permitieron ganar espacio en el imaginario colectivo de la población.

Con las acciones militares de pequeña escala local hasta las de gran envergadura nacional consiguen el ascenso mediático para establecerse en el espacio público. Es allí donde instauran un discurso dominante primero frente a sus seguidores luego sobre sus militantes. Esa capacidad envolvente le permite instalarse como interlocutor de los gobiernos de turno. Ya ganado un espacio en la política nacional su funcionamiento interno se hace más hermético, por supuesto, este funcionamiento cerrado tiene que ver con poder resguardar su organización, su integridad y la de cada uno de sus miembros.

Quienes ingresarían a inicios de los 80 se encontraron con el hermetismo con que actuaba esa guerrilla, poco democrático. Asimismo, su discurso dominante da cuenta de que pasaban por encima de las personas del común y de quienes lo rechazan, pero también de quienes lo respalda. Es así, cómo se van a auto-proclamar no sólo como voceros del pueblo sino como víctimas del establecimiento, y es recurrente encontrar en su discurso tal envolvimiento para demandar al Estado garantías democráticas.

En el momento hora de combinar las formas de lucha se asocia la democracia con las armas y con las elecciones donde el elemento preponderante es el arma y no la democracia esto desde 1980 hasta inicios de 1986. Luego de erigirse en la cima de la popularidad con acciones como la toma de la embajada de República Dominicana, el robo de las armas del Cantón Norte, estas acciones hacen que los gobiernos en respuesta restrinjan los derechos democráticos y civiles de la población, con elementos jurídicos como el estatuto de seguridad que logra capturar a guerrilleros en incluso practicar torturas que generan escozor en los insurgentes por eso en el periodo del 80 y dos al 86 su discurso dominante y alienador va dirigido a salvaguardar la integridad de sus miembros y hacer un llamado a la democracia.

Luego de la séptima conferencia la organización empieza un proceso de des- escalamiento en el discurso socialismo a la colombiana, para integrar el concepto de democracia, pero ya no acompañado de las armas sino de arengas que reclaman la paz. Ese cambio se debió a la imprevisibilidad de la toma del palacio de justicia, una acción que género no solo descredito al M-19 sino al gobierno de Belisario Betancur. En su última definición de la guerrilla en su décima conferencia llama con mayor determinación a la paz y la democracia. También desde 1987 se desaparece totalmente la idea de imperialismo en discurso del M-19, que era la injerencia en los asuntos internos.

Al entrar a la legalidad con la dejación de armas y participar en la Asamblea Nacional Constituyente de 1991, el insuficiente conocimiento de la estructura del Estado, de los elementos constitucionales, la falta de análisis de la situación internacional y la coacción del gobierno de Cesar Gaviria hacen que el M-19 no maniobre con las intenciones de los funcionarios del gobierno que lograron imponer ajustes económicos de carácter neoliberal en la constitución. En contraparte el M-19 impulsará los derechos humanos, los constitucionales, el resguardo de los derechos en la justicia, la participación ciudadana, los derechos de indígenas y afros, y las garantías para la participación política. Que serían posteriormente contrarias a las recetas neoliberales.  

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