DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v6i6.3810

Del solipsismo argumentativo al ecosistema de controversias: apuntes para una epistemología dialógica

 

Mag. Federico Caetano Grau

[email protected]

https://orcid.org/0000-0001-9929-2311

UdelaR

Montevideo

 

RESUMEN

Las plataformas digitales imprimieron una revolución técnica, rediseñando los mapas simbólicos de producción y consumo textual. En efecto, desde la imprenta hasta nuestros días, nunca antes hubo tantas posibilidades de publicación y acceso a diversas fuentes de información, demarcando un perímetro auspicioso para la amplificación de una densidad crítica que impulse el desarrollo científico. Sin embargo, lejos de un pluralismo epistemológico abierto a procesos dialécticos, la producción académica contemporánea emerge cargada de hermetismo, anclada dentro de idiomáticas segmentadas y encallada en tramas autorreferidas. Los diversos universos epistemológicos se deslizan dentro de terriotiralidades cada vez más incomunicadas, generando una lógica balcanizada de disciplinas científicas donde la trama del discurso académico se encuentra contenida en rutas solipsistas y sectarias.

A través de una mirada historizante, el presente artículo busca generar visibilidad y problematizar, a modo de ensayo reflexivo, sobre los procesos de construcción de la argumentación en las Ciencias Sociales contemporáneas. De esta forma, el presente estudio procura proponer una epistemología de la plausibilidad dialógica, donde la trama argumental no esté centrada en la producción de verdad ni anclada en las coordenadas contemporáneas del solipsismo académico, sino orientada hacia la construcción de propuestas de inteligibilidad sobre lo real, que puedan ser sostenidas dentro de una la cientificidad abierta, dialéctica y entendida como un ecosistema de controversias.

 

Palabras clave: epistemología; ecosistema de controversias; argumentación; ciencias sociales;

 

 

 

Correspondencia: [email protected]

Artículo recibido 14 octubre 2022 Aceptado para publicación: 14 noviembre 2022

Conflictos de Interés: Ninguna que declarar

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Cómo citar: Grau, F. C. (2022). Del solipsismo argumentativo al ecosistema de controversias: apuntes para una epistemología dialógica. Ciencia Latina Revista Científica Multidisciplinar6(6), 5288-5299. https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v6i6.3810

argumentative solipsism to the ecosystem of controversies: notes for a dialogical epistemology

 

ABSTRACT

The digital platforms printed a technical revolution, redesigning the symbolic maps of textual production and consumption. Indeed, from the printing press to the present day, never before have there been so many possibilities for publication and access to various sources of information, demarcating an auspicious perimeter for the amplification of a critical density that drives scientific development. However, far from an epistemological pluralism open to dialectical processes, contemporary academic production emerges charged with hermeticism, anchored within segmented idiomatic and stranded in self-referred plots. The various epistemological universes slip into increasingly isolated territorialities, generating a balkanized logic of scientific disciplines where the plot of academic discourse is contained in solipsistic and sectarian routes.

Through a historicizing look, this article seeks to generate visibility and problematize, as a reflective essay, about the construction processes of argumentation in contemporary Social Sciences. In this way, the present study seeks to propose an epistemology of dialogic plausibility, where the argumentative plot is not centered on the production of truth or anchored in the contemporary coordinates of academic solipsism, but oriented towards the construction of intelligibility proposals about the real, that can be sustained within an open, dialectical scientificity, and understood as an ecosystem of controversies.

 

Keywords: epistemology; controversy ecosystem; argumentation; social sciences

 

 

 

 

 

 

 

 

 


INTRODUCCIÓN

Dentro de una cientificidad que se ha abierto a la profundización de múltiples segmentos de especialización, que se han traducido en la proliferación vertiginosa de territorialidades disciplinarias independientes, los escenarios que demarcan el perímetro de la producción de textos han desembocado en un ocaso de la epistemología normativa y centralizada en grandes metarrelatos instituyentes de sentido. En efecto, las propuestas de inteligibilidad de lo real, desde el mapa epistemológico actual, responden a múltiples hermenéuticas. No obstante, si bien este escenario de epistemología abierta en principio es prometedor, en el sentido de que rompe con el esquema totalitario en términos de la producción de cientificidad de determinados discursos, actualmente la “guerra de trincheras” (Passeron, 2006) entre los diversos mundos epistémicos de las disciplinas científicas ha generado un mapa balcanizado y totalmente desintegrado.

Así las cosas, asistimos a una revolución cultural asociada a la introducción de lo digital. Y, frente a las diversas posibilidades de conexión narrativa dentro del hipertexto producto del lenguaje digital, existen diversos espacios normativos y señales simbólicas de pertenencia, que se reservan el mundo de lo posible dentro de territorios epistémicos. Así pues, a través de estos espacios de indexación de lo posible, se generan hermenéuticas atravesadas por rituales específicos, donde se invocan determinados “bloques de autoridad” bibliográficos o marcos retóricos particulares (Latour y Fabbri, 2000), que se formulan adaptativos a auditorios singulares dentro de una provincia del conocimiento particular. Como corolario de este escenario, se edifica un concierto académico disonante, que se presenta muchas veces atomizado y sin diálogos posibles, configurando una elocuencia discursiva que obtura la dialéctica y favorece una racionalidad solipsista, instituyendo una pragmática sectaria que siempre remite a los mismos tópicos argumentales.

En este marco, el presente estudio tiene como propósito principal problematizar, a modo de ensayo reflexivo, aspectos sustantivos que atraviesan el campo de la argumentación en las Ciencias Sociales contemporáneas.

La revolución de la lectura

La imprenta con tipos mecánicos móviles desarrollada por Gutemberg durante el siglo XV, ha generado un punto de inflexión, instrumentando transformaciones que se han constituido en una línea de larga duración histórica (Eisenstein, 1994). En efecto, la imprenta supuso una “revolución de la lectura” (Chartier, 2006) que se transformó en un salto cualitativo que se tradujo en una nueva sensibilidad civilizatoria, configurando un limo semántico cuya influencia se registra hasta hoy en día. Cuando antes la reproducción de textos estaba encomendada a los copistas, quienes a su vez estaban confinados a las lógicas de la indexación de los monasterios, las profundas mutaciones que se introdujeron a través de la imprenta impulsaron una proliferación exponencial de la oferta impresa, cuya indexación pasó a ser laica, generando las condiciones de posibilidad para la instrumentación de los cambios societales que desembocaron en la difusión de ideas de la ilustración durante el siglo XVIII, y su correlato en términos del advenimiento de las grandes revoluciones globales, que inauguraron la modernidad. En efecto, la sinergia de Gutemberg implicó la multiplicación de los periódicos, la circulación de los libros prohibidos, la proliferación de grupos y sociedades de lectura, componiendo una hermenéutica codificada de forma independiente del universo religioso. Y, la conformación de este caldo de cultivo, tuvo como correlato la emergencia de una nueva cientificidad, dispuesta desde una nueva capacidad de construcción argumental, autónoma y desterritorializada del filtraje eclesiástico, generando una flexibilización y recodificación de las aduanas que determinaban que es lo publicable y que no.

A su vez, el alcance de los cambios no solo se limitó a la amplificación de los márgenes de autonomía y del empoderamiento argumental, sino que el desarrollo de la multiplicidad ha impulsado una revolución semántica en términos de la hermenéutica del mundo. Dentro de la nueva cientificidad, el formato libro se constituyó en el principal sistema de producción discursiva, conjugando un modo de representación de la realidad particular. Así pues, el libro como unidad material y formato de encuadre textual, habilita la composición de bloques semánticos, donde la organización de las ideas se pude integrar desde un orden secuencial que instrumenta la composición de la unidireccionalidad argumentativa. La arquitectura textual del libro generó las condiciones de posibilidad para la composición de propuestas donde los escritores podían desarrollar una pragmática extensiva y exponer grandes bloques de significados en el desarrollo de su argumentación. En efecto, la propuesta del libro está atravesada por un escenario en el que se genera una lectura integral de inmersión dentro de una unidad textual, donde los fragmentos escritos son representados en referencia a la totalidad de la obra.

 

El hipertexto y la lectura fragmentaria

Si bien la lectura se constituye en una categoría transhistórica, sus prácticas son múltiples (Chartier, 2006). Las formas materiales en que se disponen los textos se constituyen en enclaves de producción de significados, condicionando la forma de vincularse intersubjetivamente, además de instituir nuevos esquemas simbólicos de aprehensión de la realidad (Mckenzie, 2005). Así pues, las tramas de intersubjetividad donde se encuadran los procesos de negociación simbólica que operan como enclaves socio-culturales de referencia, han estado sujetas a nuevas geometrías desde la irrupción del internet, generando una mutación antropológica que ha revolucionado las formas de la construcción de lo social como objeto de estudio, instalando diversos desafíos dentro de la investigación en Ciencias Sociales. Ahora bien, los cambios no se registran solo dentro del plano metodológico en términos de la generación de evidencia, sino que la invención del internet demarcó nuevas condiciones sociales de enunciación, configurando coordenadas revolucionarias en términos de las posibilidades de construcción textual, cuyos efectos han repercutido de forma decisiva tanto en los hábitos de lectura, como en la ideografía subyacente al desarrollo de la argumentación.  

Así las cosas, este nuevo contexto de aparición de la cultura digital ha implicado una reformulación de las lógicas subyacentes a la edificación del texto, generando la emergencia de un nuevo campo de intersubjetividad entre la producción y el consumo de contenidos simbólicos, traduciéndose este aspecto en la irrupción novedosa de múltiples vínculos e intercepciones entre el escritor y el lector, que se pueden resumir en los siguientes puntos:

1.      Por un lado, cuando la textualidad del formato impreso estaba signada por un marco vincular unidireccional entre el escritor y el lector, la configuración de este vínculo dentro de los escenarios digitales incorpora la posibilidad de la multidireccionalidad, habilitando un campo mucho más dinámico e interactivo que instrumenta otro formato experiencial de la lectura;

2.      Las plataformas digitales habilitan un marco comunicacional multimodal, que puede incorporar lenguajes audiovisuales además del texto escrito, complejizando la arquitectura de configuración discursiva y las condiciones de posibilidad de edificación argumental;

3.      Cuando dentro del formato de los libros escritos los índices se constituían en la puerta de entrada para una lectura segmentada de la obra en general, la configuración de los textos digitales genera, a través de los buscadores de palabra, una propuesta más dinámica de acceso a fragmentos específicos de contenidos de la obra global, aspecto que se traduce en una usina que motoriza aún más la sinergia de la sectorialización de la lectura.

4.      La nueva configuración de redes de links a través de las exposiciones textuales, generó la estructuración de la posibilidad del hipertexto, como sistema de organización donde el discurso se configura como un nodo circunstancial de vínculos donde se integran fragmentos textuales, audiovisuales y de otra índole, aspecto que genera las condiciones de posibilidad para el lector de instrumentar una lógica mucho más proactiva, donde el acceso a la información no se realiza de forma secuencial sino que mucho más rizomática, desde madejas de ítems relacionados (Leavy, 2005).

5.      Por último, el despliegue del internet, además de generar un avance en términos de la democratización asociada al acceso o consumo de conocimiento también ha instalado y amplificado márgenes de autonomía, habilitando esquemas de mayor empoderamiento para los productores de contenido en términos a la publicación y difusión de su trabajo (Castells, 1996; 2006; 2012).

En este sentido, aunque la posición del lector es mucho más proactiva, como un nodo dentro de un hipertexto que integra plataformas multimodales y motoriza la unión de fragmentos parciales desde una perspectiva subordinada a sus objetivos, la digitalización de la experiencia implica también un desplazamiento de la unidad del libro como espacio de inmersión hermenéutica en el que la obra en su globalidad se constituye en el eje referencial. Como resultado de lo antedicho, la sensibilidad del lector se resuelve en una lógica mucho más fragmentaria, generándose una experiencia donde el texto es parcializado y configurado desde múltiples redes.

En este marco, si bien se puede alegar la presencia de una fuerte disrupción articulada en función de las volatilidades e incertidumbres semánticas, el escenario actual del internet dista mucho de una apertura anárquica, sino más bien se trata de un escenario donde coexisten grandes bloques hermenéuticos, dispuestos en general de forma autónoma. En este sentido, los algoritmos articulados por el espacio de Google pasan a formular una territorialidad donde los contenidos se retroalimentan de forma cerrada, instituyendo una existencia de perímetros de realidades singulares, que coexisten de forma paralela, componiendo un escenario donde la experiencia del texto es parcelada.

Así pues, se genera la paradoja: en el nuevo mundo del hipertexto, donde el consumidor de conocimiento es aparentemente más proactivo en un escenario de posibilidades infinitas, en realidad su acceso está influenciado por bucles cerrados de retroalimentación hermenéutica, moviéndose dentro de los perímetros demarcados por la presencia de múltiples algoritmos, que condicionan las opciones disponibles y la toma de decisiones.  Y, siguiendo a Chartier (2020), en el marco de las coordenadas contemporáneas, frente a la aparente libertad del mundo digital, se vuelve necesario establecer una salvedad en términos de la experiencia del consumo de libros: cuando la búsqueda de obras dentro de una librería material muchas veces invitaba al potencial lector a universos desconocidos de libros componiendo una lógica de descubrimiento, los algoritmos autónomos que organizan las góndolas de Google o Amazon configuran matrices donde las ofertas digitales de contenidos siempre se deslizan hacia los mismos destinos.

Así las cosas, la instalación de estas fuerzas inerciales que se despliegan desde la cultura digital como nuevo enclave existencial tienen su correlato en términos de la construcción de cientificidad. En este sentido, las múltiples posibilidades que se acumulan en relación al hipertexto y al vértigo de la capacidad de acceso a información desde el mundo digital, implican la producción de demostraciones científicas diferenciales, en función de las que se pueden integrar lenguajes multimodales en un mismo documento a partir de la convergencia de la presentación de textos escritos, audios y videos. Asimismo, dentro de la nueva sensibilidad, donde la erudición y la vocación por la universalidad del conocimiento ha perdido interés, emerge una racionalidad configurada desde una lectura fragmentaria a través de la avidez por conectar segmentos de territorios especializados de conocimiento. Como consecuencia de esta coyuntura, por su concretud, especificidad y brevedad, el formato de artículo indexado en revistas científicas se constituye en el principal esquema de producción de discurso dentro de la edificación de la argumentación académica, desplazando, progresivamente, al libro como marco de producción de textualidad científica. 

La argumentación centrada en los bloques de autoridad 

El mundo académico contemporáneo ha girado progresivamente hacia un esquema anglosajón, donde se mide la capacidad del investigador y su correlato en términos de su productividad científica en función de la cantidad de artículos ´publicados y el número de citas obtenidas dentro del concierto académico, en contraposición a una evaluación de la calidad de los contenidos construidos. Así pues, este estado de situación ha generado un viraje en términos de la pragmática de producción de contenidos dentro del mundo científico, traduciéndose en la adopción de estrategias diversas por parte de los investigadores para sobrevivir dentro de un escenario hostil y altamente ansiógeno. En este contexto, desde un plano estratégico el investigador tiene que invocar rituales de autoridad a través de las citas dentro de determinados campos disciplinares, además de modular la estructuración su producción dentro de las coordenadas actuales de los indicadores de productividad, que ofician como portales que determinan los umbrales aceptables necesarios para el financiamiento de proyectos (Latour y Fabbri, 2000).

De esta forma, con el objeto de acceder a un estatus de existencia en la adjudicación de créditos de cientificidad, los investigadores buscan compulsivamente la oportunidad de producir artículos en revistas académicas indexadas bajo el lema “publica o perecerás”. Así pues, exponen textos “erizados de referencias” (Latour y Fabbri, 2000), que no es otra cosa que una manifestación de ansiedad y una expresión de la adhesión a un colectivo hermenéutico donde se busca legitimación, configurándose, como corolario, un hábitat semántico donde lo que más importa es la construcción de alianzas. La composición de este caldo de cultivo ha generado coordenadas dentro de las prácticas del mundo académico y científico, donde la capacidad de construcción argumentativa está orientada más hacia la composición de coaliciones de grupos para incrementar el quantum de artículos -y así permanecer en el ecosistema de investigación científica-, en contraposición al desarrollo y contribución hacia el conocimiento.

La cientificidad parcelada

En sintonía con lo antedicho, las condiciones de posibilidad de las coordenadas contemporáneas en relación a la producción de narratividad académica, ha desembocado en la impresión de un mapa de archipiélagos disciplinarios de difícil comunicación, que funcionan como feudos herméticos que operan desde sinergias de clausura. Cuando hacia fines del siglo XIX, el positivismo emergía desde la obsesión por el orden, proponiendo fuerzas inerciales donde la condición del progreso estaba indisociablemente asociada imposición de una semántica cientificista, que se mostraba desde una vocación totalizante, absolutista y excluyente, la realidad de la cientificidad contemporánea ha tomado otros rumbos.  Así pues, el mapa actual del mundo académico presenta un escenario caótico, fuertemente disruptivo, donde existen múltiples lenguajes autorreferenciales que confluyen en un estado actual balcanizado, sin ejes de transversalidad que produzcan referencias de significados comunes.

Mucho se puede decir en referencia a la creatividad asociada al magma de la de la diversidad, donde la dinámica de lo múltiple emerge como usina de producción que ensancha el margen del conocimiento. Sin embargo, si bien es cierto y existen movimientos que integran a lo múltiple a través de entramados complejos y dialécticos, la convivencia dentro de las ciencias sociales contemporáneas está atravesada por una “guerra de trincheras”  (Passeron, 2006) generalizada, donde las territorialidades académicas construyen sus referencias argumentativas desde enclaves semánticos cerrados, configurando idiomáticas muy sectorializadas dentro de los distintos mundos disciplinarios, que presentan dificultades sustantivas para su traducción y entendimiento mutuo.

Como sostiene Passeron (2006), dentro de las Ciencias Sociales la ruptura con las grandes teorías que operaban como metarrelatos instituyentes de sentido, no ha desembocado solamente en un mayor grado de pluralismo epistemológico signado desde una aceptabilidad de enfoques diversos, sino que también ha instalado una proliferación de escenarios signados por “idiomas sectarios”, que componen pequeñas “provincias autónomas” dentro del perímetro de la ciencia. Así pues, el momento actual de universo científico está marcado por fuerzas inerciales de fragmentación donde, a través de una segmentación de los bolsones teórico-metodológicos, producto de la hiperespecialización de los campos disciplinares, se ha generado la instalación de un proceso de sectorización (Wilson, 1999; Carrillo, 2009; Dogan, 1993). En este contexto, las configuraciones argumentativas que se edifican en diferentes parcelas del conocimiento conjugan perímetros de difícil articulación, en los que las categorías y sistemas interpretativos emergentes de cada campo se formulan como guetos estancos, que operan sin establecer relaciones entre sus marcos hermenéuticos.

Reflexiones finales. Hacia una nueva síntesis dialógica: la ciencia como ecosistema de controversias

El discurso científico, más que configurar enclaves de producción de verdad como una fórmula absoluta, se constituye en una propuesta de inteligibilidad de la realidad, que es sometida a procesos de legitimación y de juicio crítico dentro de una comunidad epistemológica. En efecto, desde una perspectiva ideal de la cuestión, el motor del progreso de las ciencias siempre estuvo ligado a un escenario dialéctico, controversial y crítico, donde los enunciados teóricos que conformaban los principales paradigmas, para ser sostenidos, estaban sujetos a múltiples esquemas de refutación (Khun, 1971). Y, para que este encuadre ideal funcione, se necesitan exposiciones teóricas abiertas, con capacidad de establecer nexos dialécticos dentro de una comunidad científica crítica. ávida de realizar potencialmente múltiples objeciones e impugnaciones.

Como sostiene Pelerman (1989), en lugar del problema de llegar a la verdad sobre lo real, se tiene que producir una redefinición de las coordenadas del conocimiento, hacia un rediseño epistemológico donde la retórica y la argumentación se rehabiliten. Desde esta perspectiva, la ciencia no opera desde una epistemología de la verdad, sino que sitúa dentro de un espacio dialógico, configurando un ecosistema de controversias donde la cientificidad de una propuesta está directamente asociada a su capacidad de argumentación en el marco de una epistemología de la plausibilidad.

Dentro de este contexto, la nueva cultura digital imprime una sensibilidad donde la intersubjetividad, la producción y el consumo de contenidos simbólicos es segmentada y fragmentaria. De forma análoga, estos procesos permean dentro de la ciencia, generándose la edificación de un sistema de feudos académicos que apelan a sus bloques de autoridad particulares, generándose un esquema cerrado donde lo múltiple emerge a través de un diálogo de sordos, en contraposición a una perspectiva donde, a través del pluralismo académico, se configuren usinas de productividad que dinamicen los sistemas de controversias que ensanchan el perímetro del conocimiento. Y, considerando la obsesión contemporánea de inflar el número de publicaciones y de citas, la matriz del desarrollo actual del mundo académico se compone en un obstáculo epistemológico, en el sentido de que las fuerzas inerciales desatadas desde esta lógica conducen a sistemas hermenéuticos cerrados, solipsistas y autorreferenciales, que siempre refieren a los mismos rituales y señales simbólicas de autoridad, donde hay poco margen para el diálogo con otros universos epistemológicos.

En este marco, lejos de un posicionamiento normativista y totalizante que nos recuerda a la utopía teleológica del positivismo, es necesario introducir lógicas dialógicas dentro del mundo científico, que puedan proponer ensamblajes y puentes epistemológicos, con el objeto de dinamizar un marco de desarrollo del conocimiento en el que, el magma de la creatividad argumentativa, pueda ser sostenido de forma dialéctica dentro de un ecosistema de controversias.

LISTA DE REFERENCIAS

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