DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v6i6.3897

 

Concepciones sobre evaluación:

Una mirada hacia las concepciones sobre evaluación de docentes universitarios.

 

Mirian Eliza Insfran Cabral

[email protected]

https://orcid.org/0000-0003-4014-9021

Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación

Universidad Nacional de Pilar

 

RESUMEN

Las concepciones sobre evaluación que poseen los docentes universitarios que llevan adelante cátedras de matemática, resulta relevante, atendiendo los modelos vigentes y la realidad que se vislumbra en la práctica docente. No es de extrañar que, a la luz de realidad nos encontremos con docentes que se apegan al sistema tradicional, que se caracteriza precisamente por anteponer la evaluación al aprendizaje. El tema que se aborda demanda un esfuerzo importante para establecer variables que involucran la concepción de evaluación, tales como el concepto, objeto, objetivo, participantes, instrumentos y actividades. En este aspecto, el docente universitario debe estar consciente de la relevancia que posee la matemática en la formación integral de sus estudiantes, por lo que las evaluaciones consideradas deben establecerse considerando la particularidad de la asignatura en contraste a las demás, y siguiendo los lineamientos que se establecen a partir de los requerimientos actuales en el ámbito de las evaluaciones. Entonces, el concepto de evaluación que deben manejar los docentes de matemática, debe constituirse en un mecanismo renovador en las implicancias del proceso que involucra la enseñanza y el aprendizaje, que se desarrolla en el ámbito universitario, tendiente a mejor el aprendizaje de los estudiantes.

 

Palabras claves: Concepto. Objeto. Objetivo. Participantes. Instrumentos. Actividades

 

 

 

Correspondencia: [email protected]

Artículo recibido 12 octubre 2022 Aceptado para publicación: 12 novembre 2022

Conflictos de Interés: Ninguna que declarar

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.Cómo citar: Insfran Cabral, M. E. (2022). Concepciones sobre evaluación: Una mirada hacia las concepciones sobre evaluación de docentes universitarios. Ciencia Latina Revista Científica Multidisciplinar, 6(6), 6411-6426. https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v6i6.3897

 


 

Conceptions about evaluation:

A look towards the conceptions about evaluation of university teachers.

 

ABSTRACT

The conceptions about evaluation that university professors who carry out mathematics chairs have, are relevant, taking into account the current models and the reality that is glimpsed in the teaching practice. It is not surprising that, in light of reality, we find teachers who adhere to the traditional system, which is characterized precisely by putting evaluation before learning. The topic that is addressed demands an important effort to establish variables that involve the conception of evaluation, such as the concept, object, objective, participants, instruments and activities. In this aspect, the university professor must be aware of the relevance that mathematics has in the integral formation of its students, for which the evaluations considered must be established considering the particularity of the subject in contrast to the others, and following the guidelines that They are established based on the current requirements in the field of evaluations. Then, the concept of evaluation that mathematics teachers must handle must become a renovating mechanism in the implications of the process that involves teaching and learning, which takes place in the university environment, tending to improve student learning.

 

Keywords: Concept. Object. Goal. Participants. Instruments. Activities

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

1- INTRODUCCIÓN

En la actualidad, el docente de matemática, en su práctica educativa, requiere de cambios importantes con respecto a los conceptos inherentes a la evaluación, ya que es frecuente encontrarse con la realidad de que, la mayoría no abandona el modelo tradicional, donde se antepone la evaluación del aprendizaje.

La evaluación para el aprendizaje es la que debe primar en los docentes de matemática, pues se busca que los docentes enfoquen todos sus esfuerzos en integrar la enseñanza con el aprendizaje, a fin de poder encaminar la tan requerida e imprescindible retroalimentación, tanto en los alumnos como en ellos mismos.

Este concepto de evaluación se vislumbra como un elemento innovador del proceso que conlleva la enseñanza y el aprendizaje, que resulta sumamente beneficioso para mejorar sustancialmente el aprendizaje de los estudiantes, destinado a apreciar los conocimientos que adquieren con el fin de realizar ajustes, de ser necesarios, de manera oportuna y precisa.

En estos tiempos de cambios significativos en la educación y de transformación, los docentes de matemática deben ajustarse a los nuevos conceptos imperantes sobre la evaluación, de manera consciente, formal e inexorable.

El docente de matemática, de esta manera, se enfrenta a un escenario menos complejo que el tradicional, dejando de lado la rigurosidad que acompañaba en su proceso de enseñanza aprendizaje, donde se le ubicaba al estudiante como receptor, en un sistema centrado eminentemente en el profesor.

Los nuevos conceptos sobre evaluación en matemáticas, surgen justamente por el fracaso de los modelos anteriores, aplicados con rigurosidad, donde primaba los procesos de formalización y abstracción.

El docente de matemática debe considerar siempre lo imprescindible que resulta la intuición y la exploración; a la intuición en su utilidad como sentido común, mientras que la exploración como un mecanismo de armonía, ambos como elementos esenciales, atinentes y relevantes de esta disciplina.

Así mismo, el docente de matemática, no debe perder de vista la relevancia que alcanza esta ciencia en la formación integral del estudiante, siendo consciente que su enseñanza merece un tratamiento diferente en el aula con respeto a las demás asignaturas, y su evaluación debe ceñirse a los nuevos estándares adoptados.

2. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA

La concepción de evaluación

Para Melo Herrera (2020) se puede inferir que las concepciones tienen presente un juicio valorativo de lo que se cree, lo que se sabe y lo que se expresa de una realidad específica (Melo Herrera, 2020, p. 256).

Los diferentes modelos teóricos hacen alusión a las concepciones como término de referencia de los docentes, con respecto a la matemática en específico, y en relación al proceso de enseñanza aprendizaje, donde adquiere relevancia considerando las ideas y juicios que prevalecen en estos.

Desde la perspectiva de la psicología cognitiva, las concepciones se entienden como un elemento esencial para comprender la psique y el comportamiento humano, ya que hacen referencia a las representaciones de las personas del mundo que les rodea (Araya Miranda, Ramírez Tobar y Véjar Moya, 2018, p. 1).

Las concepciones son ideas, opiniones o juicios que forman parte del pensamiento. Son una estructura mental general que abarca creencias, significados, conceptos, proposiciones, reglas, imágenes mentales, preferencias y similares (Flores y García García, 2017, p. 189).

Cuando nos referimos al vocablo concepción hacemos alusión a las implicancias que conllevan las ideas que mantienen los docentes con respecto a la naturaleza de las evaluaciones y sus referencias, específicamente en lo atinente al proceso de enseñanza aprendizaje, en el área de la matemática.

En este sentido, las concepciones se definen como un sistema organizado de creencias, originadas en las experiencias del individuo y desarrolladas a través de las interacciones en las que participa (Hidalgo y Murillo, 2017, p. 108).

La importancia que adquiere la concepción de evaluación en los docentes de matemática a nivel universitario radica esencialmente en la estrecha relación que posee con la concepción de enseñanza y aprendizaje.

Diferentes corrientes del pensamiento han facilitado la aparición de varias perspectivas en las miradas emergentes sobre la evaluación en matemática, de nuevos planteamientos que facilitan las formas y maneras de concebir la evaluación en la educación superior, en el proceso de enseñanza aprendizaje.

Es evidente que los modelos o nuevos paradigmas surgen a consecuencia de las exigencias que tienen su origen en la sociedad, que imprime dinámicas que demandan a los sistemas de educación procesos de renovación permanente.

Las concepciones que una persona tiene acerca de algún tópico particular son difíciles de cambiar; sin embargo, se puede defender la idea contraria, pero para ello es necesario que quienes evalúan se sientan insatisfechos con lo que piensan acerca de lo que hacen (Arancibia Herrera, Novoa Cáceres y Casanova Seguel, 2019, p. 3).

Para muchos docentes, las concepciones que adquirieron sobre las formas y maneras de evaluar, les resultan difíciles de adecuar a las perspectivas que surgen fruto de las tendencias nuevas, a las que deben adecuarse.

Desde la perspectiva socio constructivista, la evaluación es el medio que permite constatar el logro de las competencias y saberes alcanzados por el alumno como consecuencia de su participación en las actividades de enseñanza y aprendizaje (Dolores Flores y Garcia Garcia, 2016 p. 73).

Desde el punto de vista de este autor, la evaluación en el proceso de enseñanza aprendizaje, es aceptada como un proceso, que guarda una importante relación con el aprendizaje. Esta apreciación se constituye en una de las tendencias esenciales.

Las concepciones que los profesores manifiestan sobre la evaluación resultan ser las acciones

que realizan en clase, de ahí que, estudiar las concepciones nos puede brindar información de la

práctica docente del profesor de matemáticas (Rodríguez Vásquez, Navarro Sandoval y García González, 2018, p. 3).

La evaluación es un concepto polisémico que, etimológicamente, hace referencia a la emisión de un juicio de valor que se le atribuye a un objeto. En sus inicios, la evaluación se entendió como un proceso de emisión de juicios con base en parámetros.

Las actuales concepciones y prácticas están enraizadas en una concepción más bien técnica, con conceptos como control, acreditación, estimación, certificación, etc., que se iguala con la idea de medición (Herrera, 2018, p. 14).

Esta medición a la que hace referencia Herrera (2018) se entiende desde una perspectiva de cotejo con un patrón sobre propiedades específicas que propicia el establecimiento de valores normalmente numéricos.

La evaluación consiste en la toma de decisiones que se realiza en función de los previos juicios de valor que ha realizado el que conduce un proceso de aprendizaje, en base al análisis de la información que reporta la medición y la calificación (Araya Miranda, Ramírez Tobar y Véjar Moya, 2018, p. 1).

La evaluación del aprendizaje se considera como un proceso continuo donde se determina el grado en el que se logran los objetivos. Es considerada uno de los elementos importantes del currículo, generando calidad en la enseñanza- aprendizaje (Rodríguez Aramendiz, 2015, p. 2).

La evaluación es vista como un proceso que distingue el alcance del criterio del docente para enfrentar decisiones con vistas a modificar o redireccionar las disposiciones en torno al direccionamiento que involucra el proceso de enseñanza aprendizaje.

La evaluación dirigida, en primera instancia, a diagnosticar los conocimientos previos, luego retroalimentar para colmar, si es necesario, los vacíos en lo aprendido. Aporta y cambia los métodos ya conocidos tanto en lo actitudinal-personal como en lo social-profesional (Mendoza y otros, 2021, p. 831).

La concepción docente

Las concepciones del docente sobre la evaluación inciden en la importancia de esta. Los instrumentos utilizados, sobre su finalidad y su objetivo, así como la experiencia, son esenciales para de entender los procesos de evaluación que llevan a cabo los docentes en sus aulas (Arancibia Herrera, Novoa Cáceres y Casanova Seguel, 2019, p. 3).

Es imprescindible que los docentes deben encontrarse suficientemente preparados, capacitados y actualizados en sus respectivas áreas de especialización, a fin de trascender a los conceptos básicos utilizados normalmente en el desarrollo de sus correspondientes asignaturas, utilizando de manera concreta y eficiente la dinámica metodológica y dejando en claro los sistemas de evaluación.

Para algunos profesores la concepción de evaluación del aprendizaje de los estudiantes se mide por el conocimiento, las habilidades adquiridas, las actitudes, los valores y los procedimientos, además de considerar que es necesario el examen o prueba escrita para evaluar el aprendizaje (Rodríguez Vásquez, Navarro Sandoval y García González, 2018, p. 3).

La evaluación no debe constituirse como actos de medición; se ha entendido así por la influencia del movimiento norteamericano “Accountability”, como un “rendimiento de cuentas”, que enfatiza que la claridad de objetivos y la evaluación de resultados emanan de otras fuentes, como la teoría conductista y de sistemas (Herrera, 2018, p. 14).

La dinámica evaluativa aprecia la comprobación de resultados, que en la práctica se conecta a una planificación, seguimiento, observación y refrendación de los saberes. Se demuestra que este proceso también es reflexivo y que implica una actitud positiva (Mendoza y otros, 2021, p. 831).

Se identifica cuatro tendencias referidas a concepciones de profesores sobre las funciones de la evaluación educativa: la evaluación como instrumento de mejora de la práctica escolar; de rendición de cuentas del sistema escolar; de acreditación del alumnado; y como una práctica carente de sentido (Rodríguez Vásquez, Navarro Sandoval y García González, 2018, p. 3).

Las concepciones sobre la evaluación que poseen los docentes de matemática se manifiestan desde el punto de vista cognitivo que determinan la dirección de sus acciones en el aula, en el proceso de enseñanza aprendizaje.

Existen docentes que entienden la evaluación como un proceso de control, que busca la consecución de respuestas correctas. Están aquellos que entienden como un proceso para comprender y mejorar su propia docencia, que busca la comprensión más que la reproducción y la participación del estudiantado (Carpintero, González y Cabezas, 2014, p. 63).

Muchos docentes se manifiestan con respecto a la evaluación como algo anexo, o tal vez ajeno al proceso de enseñanza aprendizaje, ya que no lo considera como parte de la participación de sus estudiantes o como parte un proceso.

La evaluación sigue siendo considerada como un proceso desvinculado de la enseñanza y destinado simplemente a medir, acreditar o certificar los resultados de aprendizajes y, por lo tanto, como un acto final desprendido de las acciones de enseñanza y aprendizaje (Arancibia Herrera, Novoa Cáceres y Casanova Seguel, 2019, p. 3).

Tipos de evaluación

La evaluación es un proceso de acopio de datos informativos como resultado de las acciones académicas de los estudiantes, referidos a los procesos cognitivos, motrices y actitudinales, los cuales inducen al análisis para tomar una determinación apropiada para la mejora del proceso pedagógico (Zapana Flores, 2019, p. 5).

La evaluación es la última etapa en el proceso pedagógico, herramienta indispensable para la enseñanza aprendizaje. Se discrimina la evaluación en tres: la evaluación diagnóstica, la evaluación formativa y la evaluación sumativa.

La evaluación diagnóstica, permite reconocer conocimientos, habilidades y conductas del estudiante; la evaluación formativa, permite tomar decisiones antes de finalizar el curso, y la evaluación sumativa, donde por medio de instrumentos se plasman los productos de finalización del curso (Rodríguez Aramendiz, 2015, p. 8).

La evaluación diagnóstica es un recurso fundamental del acto didáctico, en cuanto a la formación académica; además ésta es objeto de aprendizaje y se concibe como una ruta necesaria que ayude, fortalezca, propicie saberes, estimule, regule y oriente el proceso de aprendizaje centrado en la comprensión (Zapana Flores, 2019, p. 5).

La evaluación formativa tiende al empleo de diversos recursos a fin de recuperar evidencias y valorar la acción observada, entre los cuales destacan el diseño, elaboración y aplicación de instrumentos diversificados; así como la comunicación empática de los resultados (Falcon y otros, 2021, p. 3).

En la evaluación formativa, el docente logra una comunicación efectiva con sus estudiantes, ya que logra que ellos se motiven y sigan adelante, sin decaer, con participación afectiva con afloración de sentimientos.

La evaluación sumativa, también llamada acumulativa y de resultados, se realiza al terminar un determinado periodo de los procesos de enseñanza y aprendizaje. Su propósito es calificar el grado de desempeño del estudiante en el logro de los objetivos curriculares (Herrera, 2018, p. 21).

La evaluación sumativa describe muy bien la idea de medir, al finalizar las prácticas educativas, los aprendizajes alcanzados por los alumnos, cuantificándolos y graduándolos de menor a mayor grado de consecución, según criterios no compartidos o la comparación de los resultados entre los alumnos (Mejías Macías, 2019, p. 19).

En este tipo de evaluación se establecen los alcances y limitaciones del logro propuestos para los estudiantes, precisamente se evidencia al término del año lectivo, o semestre. De esta manera se logra generar evidencia o reportes.

La evaluación no existe como fenómeno único y aplicable a todo ámbito, sino que, dada su complejidad e implicancia en el proceso educativo, se clasifica distintos tipos, según la función que realiza, su normotipo, atendiendo al tiempo y a los agentes intervinientes (Arancibia Herrera, Novoa Cáceres y Casanova Seguel, 2019, p. 3).

De acuerdo a estos autores, la evaluación como función se refiere a su labor formativa o sumativa, en alusión al normotipo involucra la nomotética o ideográfica, sobre el tiempo menciona a inicial, durante el desarrollo del proceso o final, y a los agentes como autoevaluación, coevaluación o heteroevaluación.

La evaluación, en función de determinados criterios, se obtienen informaciones pertinentes acerca de una persona, de un fenómeno, de una situación o de un objeto. Posteriormente se emite un juicio sobre el objeto de que se trate para adoptar una serie de decisiones relativas al mismo (González Royo, 2017, p. 33).

Como se evidencia, este autor distingue dos polos en el proceso de evaluación, a partir de la intervención de dos elementos claves, por una parte, lo que guarda relación con el juicio y, por otro lado, la toma decisiones educativas.

Variables de la evaluación

Todo proceso de evaluación cuya finalidad principal es mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje que tienen lugar, sirve para que el alumnado aprenda más (y/o corrija sus errores) y para que el profesorado aprenda a trabajar mejor (a perfeccionar su práctica docente) (López Pastor y Pérez Pueyo, 2017, p. 36)

En el amplio estudio que involucra la evaluación y la concepción que poseen los docentes de matemática, se debe considerar ciertos elementos atinentes, tales como Concepto, objeto, objetivo, participantes, instrumentos y actividades.

Con respecto al concepto se identifican tres grupos de temas. En el primero, la medición de los conocimientos adquiridos. En el segundo, como los aprendizajes logrados, y el tercero como la medición de competencias expresadas en términos de sus componentes (Dolores Flores y García García, 2016, p. 75).

En relación al tercer grupo, componente del concepto de evaluación, que hace alusión a la medición de las competencias, específicamente a sus elementos, se citan por ejemplo a las tareas, la asistencia, los participantes, el examen.

En el caso de los procesos de enseñanza y aprendizaje, podemos decir que nuestro objeto de evaluación son sus aprendizajes y, de forma extensible las actuaciones del profesorado que lo hacen posible (Mejías Macías, 2019, p. 33).

En este aspecto que involucra el objeto de evaluación, se debe considerar a todo aquello que se evalúa y que de alguna u otra manera tiene sus efectos con respecto a la elección de los métodos y formas de evaluación.

Sobre el objetivo de la evaluación se identifican las ideas relacionadas con la medición de los conocimientos o resultado del aprendizaje y en torno a la demostración del desarrollo de competencias que también tiene que ver con el perfil de egreso (Dolores Flores y García García, 2016, p. 77).

Entonces, el objetivo de la evaluación encierra estos dos elementos señalados, que incluyen directamente lo relacionado a las ideas como primera dimensión, y a las competencias como segundo mecanismo componente.

En torno de los participantes en la evaluación identificamos tres grupos. El primero, quien debe participar es sólo el alumno. En el segundo, quienes participan son el profesor y los estudiantes, y el tercero, los padres de familia y a todo el personal escolar (Dolores Flores y García García, 2016, p. 77).

Con respecto a este punto, la discusión se cierne no sólo sobre los alumnos y los docentes en el proceso de evaluación, de manera conjunta o separada, sino también que se presenta otro frente que considera la inclusión de los padres de familia y hasta el conjunto de personas que trabajan en el recinto educativo.

Sobre los instrumentos son necesarios para la toma de decisiones tendientes a la mejorar de los procesos de enseñanza y de aprendizaje; se requiere de instrumentos adecuados y pertinentes y acordes al objeto de evaluación (Flores y García García, 2017, p. 193).

Con respecto a los instrumentos de evaluación mencionados en el párrafo anterior, y que con mayor frecuencia son utilizados por los docentes, se tiene los ejercicios y las tareas, a más de las exposiciones, cuestionarios, asistencia y tareas.

En lo que respecta a las actividades, se tienen en consideración los ejercicios, las tareas, las participaciones y las exposiciones, son las principales actividades que los profesores consideran deben utilizarse en la evaluación (Dolores Flores y García García, 2016, p. 79).

Con frecuencia, el docente de matemática tiende a preguntarse, a que tipos de actividades puede recurrir como medio de evaluación; también, si la actividad seleccionada llega a ser realmente significativa, para las expectativas que espera de sus estudiantes.

Principios para la evaluación en matemática

Algunos autores mencionan la existencia de al menos cinco principios que sostienen la evaluación del aprendizaje en matemática. Estos principios se basan en fundamentos y reglas que mantienen la evaluación.

Estos cinco principios son: búsqueda del efecto sinérgico resultante, independencia de las habilidades a evaluar, control de las operaciones (habilidades) antes del producto final, coincidencia del docente que evalúa con quien diseñó el proceso de enseñanza aprendizaje, unicidad valorativa de la evaluación (Arancibia Herrera, Novoa Cáceres y Casanova Seguel, 2019, p. 4).

El objeto esencial de la evaluación se fundamenta en la demostración del aprendizaje por parte de los alumnos, pero también se sienta sobre el docente, quién también debe someterse a una dinámica de revisión de su práctica.

La evaluación del aprendizaje debe enfocarse en ser un medio por el cual se mantengan las relaciones de coherencia entre insumos, productos, procesos, contextos, propósitos y las metas en la sala de clases. La relación de todo esto es para mejorar el proceso de enseñanza (Bravo y otros, 2021, p. 41).

Sin lugar a dudas, los sistemas de evaluación del aprendizaje se encargan de mantener los niveles deseados de eficiencia en el proceso de enseñanza aprendizaje que se desarrolla en la interrelación docente alumno.

Para Ibarra Barría (2021), la evaluación en el modelamiento matemático depende del propósito, el momento, la estrategia, y el perfil profesional. Al estudiar la evaluación del modelamiento matemático, se establecen cuatro etapas de desarrollo (p. 24).

En la primera fase, se propone la formulación; la segunda etapa consiste en la resolución del problema; la tercera etapa, consiste en la explicación de los datos obtenidos, y la cuarta consiste en la validación de los datos (Ibarra Barría, 2021, p. 24).

Al parecer de varios otros autores, entre ellos Arancibia Herrera, Novoa Cáceres y Casanova Seguel (2019) se establecen reglas y normativas de la evaluación del aprendizaje en Matemática las que se consideran en cuatro elementos (p. 4).

Estas cuatro regularidades son el método de comprobación, la evaluación más efectiva cuando es cualitativo, la discusión grupal sobre el resultado y los instrumentos utilizados cuando dejan de ser un fin (Arancibia Herrera, Novoa Cáceres y Casanova Seguel, 2019, p. 4).

3. CONSIDERACIONES FINALES

La realidad del sistema educativo demuestra que no existe otra forma de alcanzar el éxito deseado en la enseñanza de la matemática y el aprendizaje de los estudiantes que no sea a través de un adecuado régimen de evaluación, que proporcione resultados perceptibles, fructíferos y valiosos, tanto para los alumnos como para los docentes.

De esta manera, el trabajo del docente de matemática se encuentra supeditado a su disposición y a la competencia desarrollada, para lograr evaluar a sus estudiantes y a sí mismo, a fin de tener las herramientas necesarias para afrontar las decisiones tendientes a mejorar y promover el aprendizaje de sus alumnos.

Entonces, los protagonistas del proceso educativo, se verán beneficiados por una evaluación para el aprendizaje, que se lleva delante de conformidad a los currículos de la Institución Educativa y a los adecuados métodos de enseñanza, donde se busque integrar de manera preponderante la enseñanza con el aprendizaje.

La concepción de la evaluación por los docentes de matemática adquiere trascendencia habida cuenta que el éxito de su aplicación depende de su capacidad de valorarse a sí mismo y valorar el conocimiento alcanzado por sus alumnos, a fin de conseguir la posibilidad de afrontar decisiones que propicien el aprendizaje.

Pero, muchas veces, los docentes de matemática, disponen de escasos materiales impresos y digitales para la evaluación del aprendizaje; situación que limita, en gran parte, sus posibilidades de interiorizarse con suficiencia y profundidad sobre esta nueva vertiente propuestas en las instituciones de educación superior.

A más de lo anterior, emerge también, situaciones en la que los docentes mismos optan por seguir con la evaluación tradicional, lo que dificulta los requeridos cambios en relación a los conceptos inherentes a la evaluación para el aprendizaje.

Es así que, los docentes de matemática no llegan a tener un concepto claro de la evaluación requerida en estos tiempos, pues desconocen elementos claves como el concepto, el objeto, el objetivo, la forma de participación de la evaluación, los instrumentos utilizados y las propias actividades de evaluación.

Claro está que, esta situación tiene una repercusión directa sobre todo el proceso de enseñanza aprendizaje, en la auto valoración que debe alcanzar el docente de matemática y en la valoración de sus estudiantes, necesarios para lograr la evaluación para el aprendizaje, sumamente necesarios en sus estudiantes.

El fundamento de la evaluación para el aprendizaje radica en que el mismo se lleva adelante durante el tiempo en el que se concreta el proceso de enseñanza aprendizaje, lo que facilita la posibilidad de ejercer decisiones en ese momento, para realizar los ajustes necesarios que el docente visualiza, en la emergencia de las necesidades de los estudiantes.

Tal situación brindará al docente la posibilidad real de realizar los ajustes convenientes a sus estudiantes, ante las dificultades detectadas, a través del proceso de retroalimentación, lo que facilitará de manera considerable su aprendizaje.

Un docente de una Institución Educativa de nivel superior debe estar suficientemente preparado acorde a las expectativas que inquiere los nuevos modelos y teorías de evaluación, situados en la emergencia de nuevos escenarios, que vislumbran niveles exigencia cada vez mayor, para lograr mejoras en los mecanismos de aprendizajes.

El estudio de las concepciones sobre la evaluación en los docentes a nivel universitario se constituye en una importante fuente para concretar conocimientos sobre la visión que poseen y las expectativas que tiene la Institución, en el desempeño de sus funciones, y como participes de la construcción del conocimiento.

Estos indicios, sobre las concepciones de los docentes con respecto a la evaluación, muestran las implicancias que conllevan la práctica en la Institución. Las falencias y fortalezas que se puedan detectar traducen las causas y efectos de la evaluación, en los resultados de los rendimientos alcanzados por los estudiantes.

De cualquier manera, los docentes universitarios de matemática deben manejar con suficiencia las teorías y modelos que sostienen las diferentes concepciones de evaluación, sobre todo lo adoptado por la Institución en la que desarrolla su actividad.

4.  LISTA DE REFERENCIAS

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-Bravo, F. y otros (2021). Prácticas evaluativas de laboratorio declaradas por los profesores de ciencias. Tesis. Universidad Católica de la Santísima Concepción. Facultad de educación. Concepción, Chile.

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-Dolores Flores, C. y Garcia Garcia, J. (2016). Concepciones de profesores de matemáticas sobre la evaluación y las competencias. Números: revista de didáctica de las matemáticas. Volumen 92, julio de 2016, páginas 71-92. Extraído de https://redined.educacion.gob.es/xmlui/handle/11162/226247

-Falcon, C.Y. y otros (2021). La evaluación formativa, ¿Realidad o buenas intenciones? Estudio de caso en docentes del nivel primario. Propós. represent. [online]. 2021, vol.9, n.1, e1041. ISSN 2307-7999.  http://dx.doi.org/10.20511/pyr2021.v9n1.1041.

-Flores, C. D. y García García, J. (2017). Concepciones de profesores de matemáticas acerca de la evaluación vistas a la luz de la Reforma Educativa Actual en México. Paradigma, 38(1), 186-210. https://doi.org/10.37618/PARADIGMA.1011-2251.2017.p186-210.id607

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