Autoconcepto Profesional de la Enfermera Ecuatoriana.  Una mirada hacia dentro

Joicy Anabel Franco Coffré

Magister en Gerencia en servicios de la salud

Docente titular auxiliar

Carrera de Enfermería, Universidad de Guayaquil-Ecuador

Doctoranda Ciencias de la Enfermería Universidad Nacional de Trujillo-Perú

[email protected]

https://orcid.org/0000-0002-4180-4078

 

Janeth Alicia Donoso Triviño

Magister en gerencia en salud para el desarrollo local

Docente titular Principal

Carrera de Enfermería, Universidad de Guayaquil-Ecuador

[email protected]

 

Maira Cristina Cujilan Alvarado

Magister en gerencia en salud para el desarrollo local

Docente titular auxiliar

Carrera de Enfermería, Universidad de Guayaquil-Ecuador

[email protected]

 

Ruth Jakeline Oviedo Rodríguez

Especialista en enfermería en cuidados críticos

Docente titular principal

Carrera de Enfermería, Universidad de Guayaquil-Ecuador

[email protected]

 

RESUMEN

Introducción: Tal como el ser humano se percibe, transmite a los demás dichos perceptos. En el caso de la profesión de enfermería, es importante conocer como este profesional se ve a sí misma para poder determinar su autoconcepto y autoestima profesional. Objetivo: explorar las percepciones que tienen los enfermeros sobre su autoconcepto profesional. Métodos: Se trata de un estudio cualitativo, fenomenológico, enmarcado en la teoría fundamentada. Las unidades de análisis fueron reclutadas intencionalmente, seleccionando 18 licenciados en enfermería que tuvieran entre tres y 20 años de graduación y que estuvieran ejerciendo la profesión, sea en el ámbito hospitalario o en la atención primaria de salud. Resultados: Cuatro categorías principales se obtuvieron del análisis inductivo: complacencia y felicidad por haber elegido ser enfermero; la autoestima profesional del enfermero posibilita su autonomía; la profesión de enfermería es valiosa para la sociedad, pero poco reconocida por ella; y, aspectos laborales negativos socaban la autoestima de la profesión de enfermería. Conclusiones: El enfermero ecuatoriano se siente satisfecho con su elección profesional y percibe el alto valor que para la sociedad tiene Enfermería, pero al mismo tiempo su poco reconocimiento. Se considera importante analizar y reconceptualizar el ejercicio profesional de Enfermería en Ecuador para encontrar sus elementos críticos de valor a fin de orientar el reconocimiento que le corresponde.

 

Palabras clave: Autoimagen; Enfermería; Selección de Profesión

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

Professional self-concept of the Ecuadorian Nurse. A look inside

 

ABSTRACT

Introduction: As the human being perceives himself, he transmits this perception to others. In the case of the nursing profession, it is important to know how this professional sees himself in order to determine his self-concept and professional self-esteem.

Objective: to explore the perceptions that nurses have about their professional self-concept. Methods: This is a qualitative, phenomenological study, framed in grounded theory. The analysis units were intentionally recruited, selecting 18 nursing graduates who had between three and 20 years of graduation and who were practicing the profession, either in the hospital setting or in primary health care. Results: Four main categories were obtained from the inductive analysis: complacency and happiness for having chosen to be a nurse; the professional self-esteem of the nurse enables their autonomy; the nursing profession is valuable to society, but little recognized by it; and, negative work aspects undermine the self-esteem of the nursing profession. Conclusions: The Ecuadorian nurse feels satisfied with his professional choice and perceives the high value that Nursing has for society, but at the same time its little recognition. It is considered important to analyze and reconceptualize the professional practice of Nursing in Ecuador to find its critical elements of value in order to guide the recognition that corresponds to it.

 

Keywords: Self Concept; Nursing; Career Choice

 

 

Artículo recibido: 27 marzo 2021

Aceptado para publicación: 30 abril 2021

Correspondencia: [email protected]

    Conflictos de Interés: Ninguna que declarar

 

 

 

 

 


 

INTRODUCCIÓN

El autoconcepto se define como el conjunto de opiniones, cogniciones, afectos y valoraciones que mantiene el ser humano sobre si mismo (Fundichely y Zaldivar, 1999), se podría decir, que es el conocimiento que uno tiene de si, y qué opinión le genera este sobre su existencia. La autoestima por otro lado es una estructura cognitiva de experiencia evaluativa real e individual que el individuo hace de sí mismo condicionada socialmente en su formación y expresión lo cual implica una evaluación externa e interna del yo. Interna en cuanto al valor que le atribuimos a nuestro yo, y externa se refiere al valor que creemos que otros nos dan (Gonzalez, 2001).

Es decir que, estos términos que muchas veces son confundidos como si tuviesen igual significado, son más bien complementarios el uno del otro. El autoconcepto es como el individuo se define, que sabe de si, que rol cumple en este mundo, que identidad social posee (qué es dentro de la sociedad), que imagen corporal tiene (cómo se ve), y la identidad personal (quién es). La autoestima por otra parte posee más un carácter afectivo ante lo que la persona evalúa de si misma (Pades, 2003), de si se considera capaz, exitosa, importante y valiosa en la comunidad que vive y se desenvuelve (Long,1970).

Cerrando la idea, un autoconcepto positivo puede deducirse de la autoevaluación positiva, el respeto propio, la autoestima y la autoaceptación que tenga una persona de sí misma y que en consecuencia pueda sentirse útil y capaz de servir a la sociedad y hasta cierto punto importante. Pero así mismo conviene enfatizar que en contraste, la representación de un autoconcepto como negativo implica autoevaluación negativa, odio a uno mismo, inferioridad y ausencia de sentimientos de valor personal o autoaceptación. Como consecuencia el ser humano no se siente parte de la sociedad como un ente útil sino más bien como un estorbo.

Ya entrando en el tema que nos ocupa, Sabancıoğulları & Doğan (2017) mencionan que el autoconcepto profesional se define como la percepción que tiene uno mismo como miembro de una profesión. El profesional reconoce su rol propio, responsabilidades específicas, así como también internaliza principios filosóficos, creencias, conocimientos y actitudes de la ocupación que posee (Yilmaz, Sabancıoğulları & Kumsa,2016). El desarrollo de este autoconcepto inicia durante los primeros años de formación de enfermería, socialización con los demás profesionales, aplicación de la teoría en la práctica, y la interiorización de los valores éticos, habilidades y conocimientos que forjaran su identidad profesional.

Para Sharbaugh (2009) el autoconcepto profesional positivo es el mejor predictor de la intención de permanecer en el trabajo (retención del trabajador) en la profesión de enfermería y obviamente, un autoconcepto negativo podría desencadenar situaciones problemáticas tales como la deserción de la profesión. Complementando esta idea, se han descrito en varios estudios sobre la percepción que tienen las enfermeras sobre su profesión, destacando los aspectos negativos como la sobrecarga laboral, agotamiento en el trabajo y la consecuente disminución de la calidad en el trabajo (seguridad del paciente en riesgo), hasta incluso la violencia en el trabajo e insatisfacción laboral como predictores del abandono de la profesión (Heinen et al, 2019) (Flinkman et al, 2013)

Si hablamos un poco sobre la autoestima, varios autores mencionan que los estudiantes de enfermería con mayor nivel de autoestima tienen como características principales, ser más emprendedores, poseer mejores relaciones sociales, demostrar mayor esfuerzo escolar, y seguridad en sí mismos. Muy por el contrario, aquellos estudiantes con bajo nivel de autoestima demuestran ser carentes de motivación, y de confianza en sí mismo, así como la percepción de ser menos exitosos en las actividades que desempeñan (Yilmaz et al, 2016).

Ante todo, este contexto expuesto, más la iniciativa de la Organización Mundial de salud que dictaminó este año 2020 como el año de la Enfermera y que pretende realzar justamente esta noble profesión, que por años ha mantenido a las enfermeras desapercibidas, a pesar de ser el colectivo más numeroso de los sistemas de salud occidental, es que la autora se pregunta: ¿Cuál es el autoconcepto que tiene la Enfermera del Ecuador con relación a su profesión? Para poder responder esta pregunta se planteó como objetivo general de esta investigación explorar las percepciones que tienen las enfermeras sobre su autoconcepto profesional y brindar así un análisis crítico de estas percepciones y poder llegar a la génesis de estas.

 MÉTODOS

Se trata de un estudio de enfoque cualitativo, de tipo fenomenológico, enmarcado en la teoría fundamentada. Las unidades de análisis fueron reclutadas intencional y deliberadamente, seleccionando licenciados en enfermería que tuvieran como mínimo tres años hasta 20 años de graduados, así como también que estuvieran aun ejerciendo la profesión, sea en el ámbito hospitalario o en el primer nivel de atención. Esto con la finalidad de enriquecer los datos y poder analizar si existe diferencia en la autoestima profesional de los licenciados de acuerdo con su tiempo de graduación. De esta selección se obtuvo a 18 licenciados en enfermería que ejercían el rol asistencial en centros hospitalarios, 1 enfermera ejercía en atención primaria en salud, 1 enfermera en el área docente, y 1 enfermero subdirector de cuidados de enfermería en un hospital de tercer nivel. En total 22 entrevistados.

Se elaboró una entrevista semiestructurada basada en la literatura científica sobre ella autoestima y el autoconcepto profesional. El rutero de preguntas fue validado por tres expertos en el tema, y así mismo, fue realizada una prueba piloto para verificar su comprensión, especificad, estabilidad y consistencia.  Se explicó previamente a cada profesional el objetivo de la investigación, y se acordó realizar la entrevista en un momento de menos tensión laboral durante su jornada de trabajo. Las preguntas que se elaboraron fueron: ¿cómo se siente usted con su profesión? ¿Usted ama su profesión? ¿Sí, no y por qué? ¿Cómo ve la autonomía profesional de la enfermería en la actualidad?  ¿Cree usted que existe paternalismo médico y que este pudiese limitar la autonomía de enfermería? ¿La profesión de enfermería es valiosa en la sociedad? que genera en usted insatisfacción con su profesión? y por qué? ¿Si pudiera volver a pasado volvería a ser enfermera? ¿Sí, no y por qué?

Como parte de las consideraciones éticas se obtuvo el consentimiento informado de todos los participantes y tuvieron la opción de retirarse del estudio en cualquier momento y por cualquier motivo. Tuvo cada entrevista en promedio una duración máxima de 20 minutos. Previamente se tomó la firma del consentimiento informado para la grabación de la entrevista y la confirmación de que se respetaría la privacidad del informante, para ello se le asigno el nombre de una piedra preciosa a cada sujeto.

El análisis de los resultados fue desarrollado mediante el proceso de la teoría fundamentada, realizando primero la transcripción de las respuestas de los informantes clave, en segundo lugar, la codificación las respuestas de forma abierta, axial y selectiva para así otorgarles una unidad más simple y manejable. Se analizaron luego mediante comparación entre sí para encontrar similitudes o diferencias entre ellos y finalmente, luego de lectura y relectura se crearon las subcategorías y categorías para así poder llegar al tema central.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

De acuerdo con el análisis realizado en la información providenciada por los informantes clave, se crearon tres categorías principales: Complacencia y felicidad por haber elegido ser enfermero.  La autoestima profesional del enfermero posibilita su autonomía, La profesión de enfermería es valiosa para la sociedad, pero poco reconocida por ella, Aspectos laborales negativos socaban la autoestima de la profesión de enfermería.

Complacencia y felicidad por haber elegido ser enfermero.

Siempre se ha relacionado a las carreras de la salud como profesiones que nacen de un llamado especial denominado vocación. En el caso puntual de enfermería, a través de su historia más específicamente a la edad media, se ha observado que la naturaleza de la profesión tenía gran influencia del cristianismo. Valores como la solidaridad, el hacer el bien al prójimo predominaban y por otra parte la obediencia del enfermero hacia los sacerdotes y médicos era absoluta y esto en aquel entonces, no permitía el avance de la profesión (Quintero, 2001). Esta situación se mantiene aún perenne en la sociedad, ya que se considera que, para ser enfermero, se debe tener en su componente cognoscitivo y conductual como principal motivación la ayuda al prójimo, el servicio al otro, y el sacrificio tal como refieren los siguientes entrevistados:

“Me siento satisfecha, me siento feliz ya que a través de ella yo puedo ayudar a más personas”. RUBI

“Me siento auto realizado ejerciendo mi profesión porque para mí es gratificante ejercerla, aunque sabemos que es una profesión muy sacrificada”. ONIX

El autoconcepto que demuestran aquí las unidades de análisis es muy positivo y demuestra que la valía que tiene su profesión radica en el ser útil, y ser capaz de ayudar a la sociedad. La importancia de este autoconcepto positivo influye en gran manera en la satisfacción laboral y esto permite la retención de este profesional en su lugar de trabajo (Park et al, 2016). Sin embargo, al mismo tiempo, esta imagen social de la enfermera como un ángel lleno de bondad (Fernandez,2017) limita la cientificidad que posee la disciplina enfermeril.

Por otro lado, a más de la vocación que motivó la elección de la profesión se encuentra también la tradición familiar, que ha sido considerada como factor madural, para la adopción de una u otra opción profesional15, una de las entrevistadas refirió según este punto:

“Bueno. En sí, como profesional he realizado mi sueño porque desde muy pequeña, tuve a mi padre que fue enfermero y el amor que él tuvo a su profesión, también la fui sintiendo”. CORAL

La contemplación de un rol profesional en la figura paterna motivó a la entrevistada a ejercer la profesión. El concepto positivo que tenia de su padre le llevo a elegir esta profesión por todas las características que su padre proyectaba. En su caso pudo interiorizarlas en su vida, y llegar a tener afectividad hacia ella, pero también hay excepciones en los que los jóvenes no eligen la carrera por estas motivaciones, sino quizás por las oportunidades laborales que representa la enfermería y la no asignación de un cupo en la carrera soñadas (Yi, 2016).

Mencionaron además que “sentían” amor por la profesión ya que es una disciplina que cuida y respeta la vida del ser humano:

“Si, ¡yo amo mi profesión! es la satisfacción de saber que estoy ahí cumpliendo con una misión diferente a las demás profesiones que existen, que es el cuidado de la vida. ¡El cuidado de la vida no lo realiza cualquier otro profesional!” OPALO.

El autoconcepto profesional es la percepción que el individuo tiene de sí mismo en relación con el trabajo y las tareas que realiza (Hoffman et al, 2018), en los casos aquí expuestos, el autoconcepto profesional que tiene por la disciplina enfermera demuestra un componente afectivo fuerte y de aplicación de valores muy evidente.

La autoestima profesional del enfermero posibilita su autonomía.

La autoestima profesional de enfermería depende de la retroalimentación que las enfermeras reciben de los pacientes, colegas y familiares; haciendo así que las enfermeras se sientan valoradas como personas y obviamente reconocidas también por el trabajo que realizan (Olthuis, 2007). Esto potencia la autonomía profesional, como menciona Esmeralda:       

“La autonomía de enfermería depende del equipo de trabajo que uno tenga… depende siempre de acuerdo con el profesional con el que uno se esté relacionando, hay profesionales que, si te dejan tener tu autonomía, …pero hay otros que no, que te quieren imponer, inclusive a veces hasta en los mismos profesionales de enfermería se ve eso que no te dejan trabajar según tu criterio, sino con el criterio de otro” ESMERALDA

Por otro lado, Perla manifiesta:

“pues eso depende mucho de lugar donde se encuentre desarrollando la enfermera sus funciones, ya que un hospital la enfermera depende mucho de ordenes médicas… en cambio a nivel de centros de salud es muy distintos ya que la enfermera tiene mucha más autonomía y se respetan sus decisiones” PERLA

De acuerdo con el rol que cumple el enfermero sea este asistencial (a nivel hospitalario) o a nivel de atención primaria en salud, se evidencian diferencias en las funciones que realiza. A nivel hospitalario la enfermera se encarga de realizar valoración de enfermería mediante la aplicación de su proceso de atención, coordina la atención del paciente con los demás profesionales de la salud, asesora y también educa. A nivel de la atención primaria en salud, en el Ecuador, la enfermera mayormente se dedica a la coordinación de las estrategias o antes denominados programas del Ministerio de Salud pública, planifica, organiza, controla y evalúa todos ellos y también organiza el talento humano a su cargo. Esto como una explicación ante lo que mencionaba la entrevistada.

Ya en el área hospitalaria Topacio refiere:

“actualmente enfermería se ha limitado o se ha dedicado a obedecer, el juicio clínico y el juicio crítico está totalmente inactivo el personal de enfermería sólo cumple con las prescripciones sin embargo se está, está trabajando de una forma bastante mecánica” TOPACIO.

Al contrario de lo que mencionaba la enfermera de atención primaria, existieron percepciones generalizadas que en ocasiones el enfermero a nivel hospitalario carecía de criterio propio, toma de decisiones, y ejercicio de autonomía profesional. La autoestima profesional está directamente relacionada a la autonomía en el trabajo
(Olthius, 2017). La valía del profesional se evidencia en la capacidad de responsabilidad que tenga sobre sus actos, y el hecho de no tener que solicitar autorización a otros para poder realizar las actividades de cuidado que tanto ya conoce y que ha practicado por años.

La profesión de enfermería es valiosa para la sociedad, pero poco reconocida por ella.

La autoestima profesional ni el autoconcepto de las enfermeras corresponde a veces con lo que proyecta al público, o lo que éste construya como imagen de ellas. El público sigue percibiendo una imagen dependiente y poco profesional de las enfermeras (Merino, 2016), también consideran que el estudiante que por lo general opta por esta profesión, tiene un bajo nivel socioeconómico, no tuvo cupo para estudiar otra carrera, (en su mayoría la carrera de medicina), o fue asesorada por familiares como una oportunidad laboral creciente en el país.

“La profesión si es valiosa, lo que pasa es que la sociedad no lo reconoce. Entonces existe el sitial, existe el valor de la enfermería en la atención, pero no existe el reconocimiento en la sociedad, porque la sociedad aun piensa que la enfermera es simplemente la persona que baña al paciente, porque la sociedad piensa que el que cura al paciente es el médico…las personas creen que la enfermería es para la gente de bajos recursos, o solo para las mujeres o para la gente de un nivel bajo académico…” OPALO

“en Ecuador la enfermera aun no sale de ese paradigma encasillado que tenemos en la mente de todos los ciudadanos que somos la ayudante del médico, que somos la segunda a bordo, cuando realmente nosotros somos el centro del equipo” AMBAR

Al profesional de enfermería según Següel et al (2015), se lo considera como un profesional multifacético que se desempeña tanto en áreas intrahospitalarias como extrahospitalarias o comunitarias y, dentro de ellas, en los ámbitos: asistencial, de gestión, educación e investigación.  Pero estas actividades ni siempre son reconocidas por la sociedad que, en ocasiones, lo encasilla como el principal responsable de los cuidados del paciente enfermo (en el contexto hospitalario con desconocimiento de sus competencias) por la jerarquización que existe dentro del trabajo, puesto que se la considera como   la “mano derecha del médico” o una profesión inferior (Baldrich et al, 2016).

Al no ser considerado por la sociedad como un profesional autónomo, el enfermero podría adquirir estas creencias sociales en su subconsciente, y sencillamente como mecanismo de defensa, limitarse a cumplir con estas expectativas sociales dentro de sus actividades laborales. Esto en consecuencia llevaría al enfermero a quedarse en una zona de confort que no le afecte su autoestima profesional o al menos eso creería. Limitando así, el empoderamiento profesional como el crecimiento y desarrollo académico, que pueda visibilizar mejor el gran valor que posee esta disciplina.

Aspectos laborales negativos socaban la autoestima de la profesión de enfermería

Durante los años de formación académica, el estudiante vislumbra a la profesión de enfermería como una carrera llena de vocación, entrega y servicio al paciente. Adquiere conocimientos basados en el cuidado de la vida del ser humano y que para poder realizarlo de la mejor manera debe adquirir competencias basadas en el ser, hacer y saber ser. Sin embargo, cuando ya llega a ser profesional y adquiere un trabajo, su rol cambia al de un empleado. Ni siempre se encuentra en los ambientes laborales óptimos como se lo pintaban en los libros americanos durante sus años universitarios, situaciones tales, como la organización del trabajo: falta de personal, sobrecarga de trabajo (Garcia y Gil, 2016), falta de insumos hospitalarios, inexistentes oportunidades de ascenso e incluso el tener que ejecutar actividades que no están relacionadas a su nivel de formación son las variables que encuentra.

En múltiples países las enfermeras expresan un sentimiento de no ser tenidas en cuenta y de ser víctimas de las instituciones que ellas mismas han ayudado a construir, administrar y mantener (Hernandez et al, 2012) esto es percibido por los enfermeros recién graduados, y van absorbiendo esta situación en sus mentes, esto se considera como un choque de la realidad" que les afecta y da como consecuencia una pérdida de autoconfianza y estima sobre su profesión y crea incertidumbre. Estos, aunque no lo parecieran, son factores importantes para forjar la autoestima profesional del enfermero, quien se ve limitado al realizar su trabajo tal como sabe que es correcto hacerlo, con déficit de su autonomía. ¿Qué autoestima puede ser considerada sana con ambos panoramas? Respecto a eso Perla menciona:

La enfermería como profesión es muy valiosa pero lamentablemente en la experiencia que tengo no está siendo valorada porque tenemos, primero mucha presión asistencial, muchas limitaciones los recursos y mucha carga laboral nos exigen demasiado no nos da las herramientas necesarias y sin embargo nos sanciona, esa es la mecánica con la que se maneja”. PERLA

Lo que me genera insatisfacción con mi profesión es la falta de personal y como consecuencia sufrimos sobrecarga de trabajo, además la falta de insumos, ambiente laboral que no nos proporciona las condiciones adecuadas para poder desenvolvernos, pues, aunque se tengan habilidades, ¿y conocimientos, como podremos proporcionar una atención eficaz y eficiente a los pacientes? ÓNIX

Esta realidad aquí presentada no difiere mucho de lo que otros autores han encontrado como principales estresores de los enfermeros. Han descrito como principales factores identificados con la insatisfacción de su profesión la falta de promoción y competencia profesional (Herndandez et al, 2012)  la insatisfacción laboral asociada al desgaste profesional, la cual genera agotamiento o cansancio emocional, desmotivación la despersonalización y el abandono de la realización personal (Cogollo et al, 2010).  Y esto, al igual que las afirmaciones de las unidades de análisis, concuerda con que las condiciones de trabajo adversas influyen en la calidad del cuidado que se otorga y en su propia salud (Luengo y Sanhueza, 2016).

CONSIDERACIONES FINALES

La autoestima sana de cualquier individuo revela sentimientos de valía y cariño hacia lo que somos. Es la percepción que tiene el ser humano ser útil, ser capaz, y de poseer habilidades que puedan representar un servicio para el otro, pero también lo es en gran medida la autonomía que tiene el profesional en su toma de decisiones.

La persona que opta por una profesión decide casarse con ella de por vida. Incluso en ocasiones ya deja ser la persona, para ser siempre visto como el profesional. En el caso puntual del profesional de enfermería, éste lleva a cuestas estigmas y prejuicios históricos que podría deteriorar la autoestima profesional que tenían cuando recién egresaban de la universidad.

En este estudio se determinó que la enfermera ecuatoriana se siente feliz y satisfecha con la elección profesional, por el alto componente altruista y de servicio que posee su labor. Se siente útil, capaz, y auto percibe como alguien que brinda un servicio invaluable a la sociedad pero que al mismo tiempo es poco reconocida y valorada por ella. Sienten que la autonomía profesional si ha sido deficiente por años, y que en la actualidad la generación nueva de médicos y demás colegas del equipo de la salud están permitiendo que el prejuicio de que la enfermera es la ayudante o mano derecha del médico vaya desvaneciéndose, sin embargo, existe poco empoderamiento de esa capacidad autónoma por parte de ciertos colegas que se sienten inseguros o sencillamente no quieren salir de su zona de confort y ser autónomos.

La autoestima profesional requiere que el profesional tenga propósitos claros en la vida, que viabilicen en el futuro un desarrollo profesional que pueda potencializar su quehacer y optar por ascensos en el trabajo, y esto, penosamente, en el Ecuador ha sido deficiente por muchos años al no poseer ofertas de posgrado para enfermería y así, motivar a los enfermeros a superarse un poco más y brindar servicios de salud especializados para la población.  Esto, en la percepción de la autora, ha coartado mucho a la visibilización de Enfermería en el Ecuador, y que la subyuga más a seguir donde siempre ha estado, a llenar reportes, realizar procedimientos del área asistencial y si corrió con suerte ocupar puestos administrativos y de liderazgo. Cambiando estas variables de la nula oferta de formación posgraduada del país, elevaría más la autoestima profesional que tanto nos hace falta potenciar. La Enfermería del Ecuador necesita urgentemente dejar de tener anorexia de poder y reconocimiento y ganar el ansiado reconocimiento social que la profesión merece.

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