DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v7i1.4657

Experiencias pedagógicas para la vida. Una revisión documental de la educación para la muerte

 

Claudia Ramírez Avila

[email protected]

Universidad de la Salle – Colombia

 

RESUMEN

Uno de los temas que ha tomado gran relevancia en la vida escolar, en las tres últimas décadas, corresponde a la educación para la muerte y su aporte en la formación para la vida. El objetivo de este artículo es identificar las experiencias pedagógicas que se han desarrollado en distintos niveles de escolaridad, desde diferentes disciplinas, sus avances y límites. La metodología empleada es cualitativa, con un enfoque descriptivo y revisión documental. Se concluye que la existencia de los grupos de investigación y las experiencias pedagógicas constituyen un avance en la configuración del campo emergente de la educación para la muerte. Desde el conocimiento de estas experiencias se evidencia la necesidad de posicionar la muerte y la finitud como coordenada de la educación para otorgarle significado a la vida.

 

Palabras clave: muerte; finitud; experiencias educativas; investigación pedagógica.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Correspondencia: [email protected]

Artículo recibido 16 diciembre 2023 Aceptado para publicación: 17 enero 2023

Conflictos de Interés: Ninguna que declarar

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Cómo citar: Ramírez Avila, C. (2023). Experiencias pedagógicas para la vida. Una revisión documental de la educación para la muerte. Ciencia Latina Revista Científica Multidisciplinar, 7(1), 3297-3317. https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v7i1.4657

Pedagogical experiences for life. A documentary review

of education for death

 

ABSTRACT

One of the topics that has taken great relevance in school life, in the last three decades, corresponds to education for death and its contribution in the formation for life. The objective of this article is to identify the pedagogical experiences that have been developed at different levels of schooling, from different disciplines, their advances, and limits. The methodology used is qualitative, with a descriptive approach and documentary review. It is concluded that the existence of research groups and pedagogical experiences is an advance in the configuration of the emerging field of education for death. From the knowledge of these experiences, it is evident the need to position death and finitude as a coordinate of education to give meaning to life.

 

Key words: death; finitude; educational experiences; pedagogical research.


INTRODUCCIÓN

La muerte hace parte de la vida. Paradójicamente, este es un tema que se ha silenciado en los procesos educativos, ya que niegan o descuidan, lo precario del ser humano. Se hace énfasis en las disciplinas del conocimiento evitando la contingencia de la cotidianidad, se privilegia la vida sobre la muerte. Aquí cabe resaltar lo que afirma Mazzetti (2017): “la actitud del hombre ante la muerte se fundamenta a partir de la relación entre las formas sociales de vida y la estructuración conceptual que sostienen las ideas con respecto al final de la existencia” (p. 47). La educación ha dejado de lado al sujeto finito, se ubica desde una temporalidad futura, desde el mañana como el tiempo de realización para los estudiantes, como parte del proyecto moderno basado en las ideas de futuro y progreso. Como afirma Herrán,

jamás haya habido tanta apertura y flexibilidad educativa como en la actualidad, a pesar de la creciente tendencia al desarrollo de la escuela hacia y desde lo cotidiano, y de conocer la conveniencia de la prevención, etc., todavía nadie nos enseña a encontrar un sentido aséptico (no-parcial), significativo y sobre todo autodidáctico, de la muerte. Y mucho menos a morirnos (2007, p.15). 

En este contexto surge una corriente pedagógica, que enriquece los procesos educativos y hace una apuesta por la formación ética al pensar la educación para la muerte como un reto, una postura pedagógica emergente que posee un alto valor formativo, que propende por una educación holística, integral, que aporte en la disminución de los niveles de ansiedad al gestionar las emociones por medio de la adquisición de herramientas para la vida, para entender y agenciar las relaciones de alteridad desde una ruptura con el orden del yo. Y es en este proceso donde los maestros son los llamados a iniciar un cambio desde la reflexión y la práctica (Cortina, 2005; Cantero, 2013; Colomo, 2021; Herrán y Cortina, 2007, 2009).

En Colombia la educación para la muerte surge como tema de investigación en las últimas dos décadas, en las facultades de educación y de arte en pregrado y postgrado (Arroyabe y Puerta, 2013; Leguizamón y Paredes, 2016; Vargas, y Ramírez, 2015; Jaramillo, 2017). Los artículos que se rastrean sobre este tema corresponden a la reflexión pedagógica de la importancia formativa, o las aproximaciones conceptuales a la concepción de muerte (Rodríguez, Paz, Osorio, 2020; Parsons, 2018). En el rastreo realizado, en Colombia, hasta el momento, no se encuentran registros de artículos que socialicen experiencias pedagógicas de aula sobre esta temática.

La conciencia de muerte y finitud hace presencia en el sistema educativo y la propuesta se enfoca en entender el valor formativo de esta contingencia para prescindir de la asepsia hacia la idea de la muerte, la indiferencia ante la contingencia, el miedo y la angustia al hablar y reflexionar sobre estos temas. Se prioriza favorecer espacios y prácticas que aminoren el rezago que se tiene frente a estos temas y su impacto en la vida de todos los integrantes de la comunidad educativa. Con base en este panorama es importante formular la siguiente pregunta: ¿Existen experiencias pedagógicas que desarrollen, en la escuela, la cuestión de la contingencia de la muerte? Es por esta razón que este artículo propone hacer una revisión documental de las experiencias pedagógicas que han sido publicadas e incorporan el tema de la muerte en las aulas.

Se presenta un marco de referencia de la importancia de la finitud y los actores escolares involucrados directamente. Seguido por la presentación de la metodología de comprobación documental, las categorías que se identificaron y el análisis de cada una de estas. Se concluye con la discusión y consideraciones finales.           

MARCO TEÓRICO  

Los seres son finitos, como lo muestra su diversidad, limitaciones y contingencia, pero es un tema que intimida a la sociedad y su idea de progreso, de infinitud, de un mañana mejor, pero es un debate que se debe realizar porque lo que se requiere es tener la certeza de que en las “travesías y en los trayectos de la vida cotidiana, (que) reduzcan el temor y la intranquilidad que nos provoca la contingencia” (Mèlich, 2005, p.13). El contexto educativo es propicio para entretejer el conocimiento, las emociones y reflexiones frente a la realidad existencial que afecta al ser humano, tragedias, catástrofes, homicidios, suicidios, virus; lo cual hace posible la reflexibilidad para afrontar estos retos. Entender el contexto de la escuela y de los actores que interactúan en ella, permite dimensionar la incidencia de la educación para la muerte.  

La finitud en la escuela

Los imaginarios sociales son significativos en las interpretaciones, creencias, símbolos y conexiones de las experiencias de los individuos. En este contexto se puede pensar que es mejor no nombrar la muerte, “no invocarla”, que lo mejor es alejarla del diario vivir, que no es apropiada como tema de conversación. Cuestionar estos imaginarios es hablar del tema con normalidad, reconocer los temores, las angustias, obtener conciencia de la mortalidad, asumir que se es itinerante. Reconstruir la idea de finitud y muerte es problematizar y emancipar la vida, es priorizar el presente (González: 2010; Ramos, 2016; Jambrina, 2014).

Reflexionar sobre la importancia de plantear la finitud en la educación es deconstruir la concepción de educar en la idea de la inmortalidad del ser humano, es partir de una educación que tenga en cuenta la muerte, que oriente los valores en la vida y para lograrlo se enfoque en la formación de los maestros frente al tema, para que ellos sean agentes de cambio que permitan el desarrollo de habilidades para asumir las crisis, la contingencia, a la par que se trabaja el derecho a la educación para la muerte. (Cantero, 2013; Herrán, 2009; Parsons, 2016). La formación, el compromiso y propuestas de los docentes, permiten dinamizar e incluir este tema en el horizonte educativo, desde diversas acciones educativas, como afirma Rodríguez (2019):

la pedagogía de la muerte se podría conceptuar como una parcela de la Pedagogía cuyo objeto de estudio es la enseñanza, la educación y la formación relacionadas con la muerte. Es un ámbito didáctico y de investigación educativa que promueve acciones educativas que incluyen la muerte, en dos sentidos básicos: su inclusión curricular o normalización didáctica y el acompañamiento tras situaciones de pérdida significativa y duelo desde la organización escolar y la acción tutorial (p. 2).

La educación para la muerte y su aporte es prioritaria para la formación de personas que sean conscientes del sentido esencial de quienes son, que den valor a la vida, que decidan con base en el tiempo finito que poseen, que deben cuidar de sí y de los otros en el presente, que piensan en la muerte como posibilidad real futura y que este pensamiento no genere angustia, sino que la muerte otorgue sentido a la vida, como afirma Herrán (2019: p. 203):

se puede justificar la presencia de la muerte en la educación, desde muchos puntos de vista: su interés profundo para todo ser humano, su educabilidad durante toda la vida, sus efectos en la conciencia, la madurez, la sensibilidad, la socialización cultural, la mejora de la convivencia, la preparación para situaciones de pérdida significativas, etc. La cuestión esencial, a juicio de los investigadores, es cómo es posible una educación sin la conciencia de muerte.

La presencia de una educación pensada en el conocimiento y reflexión frente a la muerte permite, no solo, confrontar los imaginarios sociales, sino la organización de los currículos y las experiencias educativas que se proponen y desarrollan en el aula. Es importante reconocer de igual manera el aporte ético que tiene este tema al recomendar otras formas de relación y cuidado de los integrantes de las comunidades educativas.

Actores finitos

Las dinámicas escolares afectan a toda la comunidad educativa, pero el centro de las relaciones pedagógicas se enfoca en los estudiantes, maestros y familias, ellos son los actores que se van a tener en cuenta para conocer las experiencias pedagógicas aplicables a la educación para la muerte.

Muchos estudiantes asumen que las instituciones educativas deben ser lugares de seguridad que los resguarden frente a sus propios miedos; entonces no se debe tratar el tema de la muerte porque inquieta y atemoriza. La muerte entendida desde la negación se convierte en angustia, en tema vetado y ausente, en la contracara de la vida, de lo deseable. Al hablar de finitud se sigue esperando a que se pronuncie la frase con la que Saramago empieza su novela, Las intermitencias de la muerte, “y el día siguiente no murió nadie” (2005, p. 2), sin percatarse que ese deseo solo puede ser una distopía.

Es por lo anterior que la muerte es tema esencial de la escuela, los estudiantes son parte de una sociedad que crea cultura y es importante que se sientan valorados, queridos, reconocidos, que puedan hablar con confianza de sus miedos y preocupaciones para que desarrollen una emocionalidad que les brinde herramientas para reaccionar ante los momentos de crisis y ser capaces de adaptarse a las circunstancias de la vida. (Cortina, 2005; Cacciatore, 2015; Lowton, 2011; Colomo 2016; Rodríguez y Goyarrola, 2020).

Conviene observar, que la implementación de esta pedagogía debe considerar las características y contexto de los estudiantes, así como lo afirma Herrán:

la educación en la conciencia de muerte, adaptada a cada edad y etapa educativa, de tal forma que pueda aportar al alumnado una educación en valores que considere la condición humana como principio vector, la humanidad como identidad esencial y compatible con otras identidades culturales, la promoción de la madurez personal y social y la responsabilidad socio histórica (2019, p. 222).

Es importante que las apuestas pedagógicas se enfoquen en la adquisición de recursos

existenciales que se adquieran por medio de situaciones de aprendizaje y permitan que los estudiantes en su cotidianidad se adapten a diversas circunstancias y respondan a momentos de crisis de manera asertiva.

Los otros actores son los docentes y es en este estamento donde se presenta un desafío correspondiente a la implementación y desarrollo del tema de finitud y muerte y su aplicación en los procesos de formación inicial, para que puedan asumir una misión orientadora. Existe el miedo a que este tipo de formación afecte directamente la relación establecida con los estudiantes, la cual generalmente se limita al conocimiento disciplinar o como afirma Engarthos:

los maestros indicaron que el tema es importante, pero expresaron su falta de confianza a la hora de iniciar o participar en estas discusiones. La mayoría de los profesores identificaron la necesidad de una mayor formación y orientación sobre el tema como la principal razón de estos sentimientos. Estos resultados sugieren la necesidad y el deseo de apoyo de los profesores a la hora de impartir educación sobre la muerte a los alumnos (2013, p. 127).

Los docentes pueden valorar los entornos y las situaciones de cada aula para generar espacios de autoformación, resignificar su identidad profesional e investigar las posibles actuaciones, orientaciones o acompañamientos en los procesos con la comunidad educativa. Es importante identificar la riqueza pedagógica del tema y su relación con las disciplinas del currículo, entretejiendo relaciones con la cotidianidad, como un espacio reflexivo que enriquezca los procesos formativos (Colomo, 2016, 2018; Pedreros, 2011; MacAfee, 2020).

Por consiguiente, es claro el compromiso de generar experiencias sobre la pedagogía de la muerte que partan del contexto de la población educativa. Si la pedagogía de la muerte se basa en la asimilación de la condición de mortalidad de todo ser humano, la omnipresencia de la muerte, la presencia de aquellos que murieron; entonces surge una pregunta: ¿desde cuándo y cómo enseñar pedagogía de la muerte? (Colomo, 2018; Herrán, 2007).

En este marco no se deben olvidar las actitudes familiares ante las pérdidas que acontecen y el efecto que tienen. La muerte es una contingencia que se presenta en la cotidianidad, es una vivencia de la cual solo se tiene una noción, no la experiencia, pero que afecta directamente a las familias y, por tanto, a cada uno de sus integrantes y estos a la vez a quienes están cercanos a ellos.

La pedagogía de la muerte aplicada a la familia no responde únicamente a situaciones de pérdida; también apunta a una forma de educación que, promueva una mayor conciencia y madurez personal y social (Dyregrov et al., 2013; Herrán et al., 2000; Herrán & Cortina, 2006; Holland, 2008; Willis, 2002). Es necesario que los padres de familia se pronuncien frente a la inclusión o no de este tema en los procesos educativos y de ser positiva la respuesta, fortalecer y enriquecer los lazos de las familias con el trabajo a realizar sobre este tema.

METODOLOGÍA

Este artículo se inscribe en la metodología cualitativa, la cual permite, de acuerdo con Hernández-Sampieri, (2014) “examinar la forma en que los individuos perciben y experimentan los fenómenos que los rodean, profundizando en sus puntos de vista, interpretaciones y significados” (p. 358). Por medio de la revisión documental se localizaron los artículos publicados en bases de datos como Taylor & Francis, Web of Science y Ebsco, lo cual permitió identificar los artículos elaborados, autores más representativos, objetivos y experiencias. Las palabras claves de la búsqueda son: “educación para la muerte” o “death education” y “pedagogía para la muerte” o “death pedagogy”. En la revisión se encontraron 57 artículos, con diversos énfasis relacionados con la educación para la muerte. Entre esos artículos se seleccionaron 19 en los cuales se evidencian experiencias pedagógicas, sus procesos y conclusiones.

Con base en la verificación documental se realizan dos gráficos con la aplicación VOSviewer, que es una herramienta de software que permite construir y visualizar las redes biométricas sobre los temas o autores de la indagación. En la primera imagen se observan las relaciones más destacadas de acuerdo con la autoría o coautoría de los artículos encontrados. En la segunda gráfica se evidencian los temas relacionados con la educación para la muerte en el momento de la exploración en los buscadores académicos.

 

 

Imagen 1.

Visualización de datos por coautoría. Autores más importantes.

Imagen que contiene Patrón de fondo

Descripción generada automáticamente

 

Fuente: Elaboración propia.

 

En la imagen uno, se evidencia que un nódulo importante de autores corresponde a: Kim, M; Kim, K; Lee, M, Hwang, H; Park, A; quienes investigan el tema de la educación para la muerte y su relación con la formación médica. En ese artículo se hace el seguimiento a las publicaciones de pedagogía de la muerte escritas por diversos autores, siendo los más representativos: Inés Testoni, Joanne Cacciatore y Agustín de la Herrán. Es importante la coautoría de estos artículos, ya que se han conformado grupos de investigación, algunos inscritos a universidades como La Universidad de Padua, La universidad de Arizona y la Universidad Autónoma de Madrid, especializados en esta temática, lo cual favorece la investigación continua y dinamizan el debate pedagógico.

 

 

 

 

 

 

Imagen 2.

Captura de pantalla de computadora

Descripción generada automáticamenteRelaciones de la palabra central en la búsqueda del tema de investigación.  

Fuente: Elaboración propia.

En la imagen dos se visualizan las relaciones de otras palabras con los términos centrales de búsqueda: educación para la muerte, pedagogía, didáctica. Las temáticas cercanas corresponden a actitudes hacia la muerte, acciones de salud, duelo, toma de decisiones, percepciones, empatía, llanto. 

 El análisis de los artículos seleccionados inició con la elaboración de una matriz donde se

ubican los siguientes elementos: título, autor/autores, año, objetivo, diseño metodológico, propuesta de acción, conclusiones y reflexión. La propuesta de categorías que enmarcan las experiencias pedagógicas se realizó teniendo en cuanta las disciplinas o enfoques de cada apuesta formativa. A continuación, se describe el análisis de la información y la discusión de los resultados.

RESULTADOS

La revisión documental y el análisis del discurso permitieron definir cinco unidades de análisis que están subdivididas en las experiencias pedagógicas que se realizaron en las aulas ante la contingencia de la muerte. Con base en los hallazgos se procede a la elaboración de la tabla 1, que presenta las unidades de análisis y las experiencias que responden a cada una de ellas.

Tabla 1.  Organización de los artículos hallados para el análisis

Categoría

Apuesta formativa

Unidad de análisis

Código

Total

 

 

 

 

 

 

 

 

Recursos didácticos

Cine

 

Con los cuentos plantearemos pequeñas historias ficticias en las que se darán situaciones posibles en torno al fenómeno de la muerte. Así, los educandos podrán analizar los pros y los contras de los comportamientos y respuestas que los personajes de las fábulas dan ante los sucesos acaecidos. Los criterios establecidos fueron la concordancia del relato con la temática y la adecuación pedagógica del material didáctico para los educandos de los distintos niveles contemplados”.

 

Colomo, (2016, p. 69) Pedagogía de la Muerte y Proceso de Duelo. Cuentos como Recurso Didáctico. RDE4

 

 

 

RD E1

 

 

7

Canciones

RD E2

Textos literarios. (2)

RD E3

RD E4

Cuentos

RD E5

Foto-voz/ Psicodramas

RD E6

Arte

RD E7

 

 

 

 

 

 

Cursos y talleres

 

 

Cursos en línea MOOC

 

“Los objetivos educativos de "Más allá del muro" eran ayudar a los jóvenes a enfrentarse a la noticia del suicidio de estudiantes en sus escuelas y a tomar conciencia de sus emociones negativas y sus representaciones de la muerte, para mejorar su capacidad de hacer frente a esos pensamientos negativos. Las funciones de las clases se han determinado en función de la disponibilidad y los intereses del personal docente y de las administraciones escolares”.

Testoni, Tronca, Biancalani, Ronconi, Calapai   (2020, p. 3) Más allá del muro: La educación sobre la muerte en la escuela secundaria como prevención del suicidio. CTE6

 

 

 

CT E1

 

6

Curso formal (2)

CT E2

CT E3

Curso interdisciplinar (2)

CT E4

CT E5

Taller de manejo de emociones

CT E6

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Acciones de acompaña-

miento

 

 

Acompañamiento empático paliativo.

“El acompañamiento educativo podría constituir un ámbito de especial interés y

relevancia dentro de la formación del profesor-tutor. No es fácil realizarlo: se requiere una formación que incluya la transformación más general y concreta es: mirar, escuchar y seguir desde atrás a la persona”.

Herrán, A. Cortina, M (2007, 17) El acompañamiento educativo desde la tutoría en situaciones de duelo. AAE2

 

 

 

AA E1

 

 

2

Tutor como acompañante

AA E2

 

 

 

 

 

 

 

Metodologías

de trabajo

 

Aprendizaje servicio

“El aprendizaje servicio (AS)

puede favorecer aspectos tan relevantes en la educación actual como la formación ciudadana, la acción solidaria o la responsabilidad social. Su vinculación con la acción social entronca con una de las posibles finalidades de la

Pedagogía de la Muerte, que es formar ciudadanos que consideren la finitud

como condición humana desde la cual orientar valores vitales para la mejora social”

Rodríguez Herrero, P.; de la Herrán Gascón, A. y Cortina Selva, M. (2015, p. 189). Pedagogía de la

muerte mediante aprendizaje de servicio. MTE1

 

 

MT E1

 

2

 

Trabajo cooperativo

MT E2

 

 

 

 

 

 

Diseño curricular

 

 

Replantear las asignaciones de primer y segundo ciclo.

“Se contempla la unidad de los objetivos educativos e instructivos, con salida a lo conceptual, procedimental y actitudinal; pero está ausente una visión pedagógica de la muerte. Se comparte la idea de que, en el primer ciclo, es precisamente la asignatura “El mundo en que vivimos” la que, desde

una concepción curricular inclusiva, permita realizar sencillas generalizaciones sobre la naturaleza y la sociedad, donde la muerte es parte insoslayable”

Otero Ramos, I., & Soares Santos, C. de F. (2012, p. 7). Pedagogía de la muerte en el nivel de enseñanza primario. RE1

 

DC1

 

2

Reorganización de las técnicas de enseñanza

DC2

Fuente: elaboración propia

Después de la lectura y análisis, los artículos se categorizan de acuerdo con las características que los mismos autores otorgan a sus experiencias pedagógicas, de esta manera se agrupan en cinco categorías que abarcan las apuestas similares: recursos didácticos, cursos y talleres, acciones de acompañamiento, metodologías de trabajo y diseño curricular. Las prácticas investigadas corresponden a la inclusión en el aula de la temática de finitud y muerte. A continuación, se presentan las categorías, su análisis y algunos de los segmentos de los artículos. La nomenclatura utilizada corresponde a la categoría seguida del número de la experiencia, por ejemplo: (RD E2) corresponde a la experiencia 2 de la categoría Recursos Didácticos.

Experiencias centradas en los recursos didácticos

En esta categoría, las experiencias pedagógicas y/o didácticas, se centran en el tipo de recursos o material didáctico que emplean en las experiencias en aula. Los investigadores proponen trabajar por medio de lectura de libros y cuentos, creación de textos; al igual que el acercamiento a la temática de finitud y muerte por medio de canciones, el cine, foto-voz o expresiones artísticas. (Cortina y Herrán, 2005; Colomo y Oña 2014; Pérez, 2011; Selfa, 2015; Colomo, 2016; Testoni, 2020; Rodríguez y Goyarrola, 2012)

Se puede apreciar la importancia de tener un acercamiento a este concepto, como lo afirma Colomo y Oña (2014) solemos educar pensando solo en la vida, sin considerar que morir es nuestro fin inevitable, por lo que llegamos a ella normalmente sin estar preparados (RD E2).

Estas prácticas tuvieron como finalidad que los estudiantes expresaran sus emociones y sentimientos, agenciando habilidades que permitieran entender y asumir los cambios y contingencias que se presentaban, confirmando que la educación para la muerte es relevante y ayudó a gestionar temas sobre la muerte, sus miedos y dudas. Tal como se presenta en la investigación de Testoni, (2020) “sus textos destacaron cómo el curso contribuyó a reducir la ansiedad vinculada a estos temas, mejoró la comunicación entre compañeros y la hizo más auténtica y empática, aportando diferentes perspectivas y alternativas sobre la vida y su sentido. En efecto, el proyecto ofreció la ocasión de hablar de algo que se siente mucho, pero se afronta tan poco” (RD E6).

La muerte contiene un valor formativo extraordinario, se entiende como formativo todo aquello que facilite y permita el desarrollo pleno de las potencialidades del sujeto y a pesar de todo, se desperdicia, cuando lo lógico sería poder reflexionar sobre ello compartiendo temores y dudas, es por ello que es indispensable como asegura Cortina, (2005) “normalizar lo más educativa y humanamente posible las situaciones de eventualidad trágica, es entonces necesario partir de unas pautas flexibles capaces de adaptarse a cada circunstancia” (p. 3) (RD1 E1).

Experiencias centradas en cursos y talleres

Las experiencias de ‘clase’ presencial, virtual o por medio de talleres continúan siendo importantes en el proceso educativo, como lo evidencian las cinco experiencias de aula que se identificaron y que son claves para trabajar con los estudiantes la temática de finitud y muerte. (Rawlings, 2017; Ramos-Plá, 2018; Pedreros, 2020; Sánchez, 2020; Testoni, 2020b; Testoni, 2020a)  Con el análisis que realiza Rawlings (2017) se puede determinar que: el objetivo principal de los cursos consistía en educar y construir comunidad en torno a la muerte como un proceso normal, cuando se reflexiona sobre la muerte se pueden incorporar elementos de comprensión que ayudan a entender lo que pasa (CT E1).

De esta manera, la experiencia desarrollada en aula se enfoca en el entender la muerte como una parte del proceso natural de crecimiento y prepararnos para aceptar la muerte, tanto la propia como la de los demás, con la dignidad que a todos nos gustaría (CT E4). La educación en línea ha ido ganando espacio en las últimas décadas y más en la actualidad debido a la contingencia generada por la cuarentena debido al Covid-19. La alternativa de cursos virtuales cada día es más variada y es así como “el objetivo principal del MOOC (Massive Open Online Course) era ayudar a educar y construir la conciencia de la comunidad en torno a la muerte y la muerte como un proceso normal" (Rawlings, 2017: p. 1).

Experiencias centradas en las actitudes de acompañamiento

Uno de los criterios que fundamentan la educación para la muerte y se ha desarrollado en las aulas corresponde al acompañamiento individual y colectivo ante las pérdidas, la prevención y el duelo (Herrán y Cortina, 2008b; Herrán y Cortina 2007). Este acompañamiento debe ser respetuoso, empático, tranquilo y asertivo. Las experiencias presentadas pretenden abrir canales de expresión que favorezcan la autonomía, por medio del acompañamiento, sea de un tutor o del profesor, desde la empatía, el respeto y una orientación asertiva (AA E1).

Para ello es importante la formación del profesorado o personal que acompaña, para observar las indicaciones de Herrán: “no mentir, no interrogar, no juzgar, no imponer, no evadirse y no hacer interpretaciones” (2007, p. 10). Todo lo anterior permite una formación hacia la conciencia, la sensibilidad, la preparación y reflexión ante las pérdidas.

La intervención desde el acompañamiento puede ser paliativa o preventiva, teniendo presente que en cualquiera de los casos se requiere por parte del tutor o acompañante una sólida formación. Afirma Herrán (2008, p. 2): “Lo habitual es remitir al orientador/a, que suele ser una figura desconocida para el niño y con la que antes no existía ninguna clase de vínculo. No creemos que sea la mejor opción, que consideramos una alternativa espontánea o tradicional” (AA E2). Acompañar el proceso de formación o de duelo, exige empatía, respeto y que exista algún tipo de vínculo entre el estudiante y el tutor. Se hace énfasis en la importancia del acompañamiento de la organización escolar en estos procesos.

Experiencias centradas en los métodos de trabajo

En el registro documental se observaron experiencias centradas en la posibilidad de potenciar la adquisición de destrezas y habilidades, teniendo en cuenta la heterogeneidad de los espacios de formación, como el servicio social o comunitario y las actividades colaborativas. (Rodríguez, 2015; Sánchez, 2021) El Aprendizaje servicio es importante en la ejecución de la pedagogía para la muerte,  como afirma Rodríguez: “La educación, a través de propuestas metodológicas como el AS, (aprendizaje - servicio), puede contribuir a la mejora de las futuras generaciones y cultivar en cada persona lo que le es propio de su condición humana” (2015: p. 20).

El propósito del proyecto de Sánchez (2021) corresponde a: la necesidad de hacer partícipe a los estudiantes, la familia y la comunidad educativa en general, la importancia de conocer, interiorizar y adquirir herramientas que permitan reflexionar individual y colectivamente para abordar de manera saludable la finitud y el duelo (MT E2). El trabajo cooperativo y de servicio, entre los estudiantes, docente y familias, potencian la inclusión y pertinencia de la educación para la finitud y la muerte. La educación para la muerte, desde el aprendizaje servicio y el trabajo cooperativo, se convierte en un tema de alto valor formativo,  que contribuye al crecimiento personal y colectivo al compartir y desarrollar habilidades que posibiliten el aprender a morir, a crear conciencia de finitud y generar un código ético que aporte en la edificación de una sociedad menos deshumanizada

Experiencias centradas en el diseño curricular

Algunas de las experiencias proponen cambios en la organización curricular, metodológica o disciplinar, que viabilice la inclusión de la finitud y la educación para la muerte como eje fundamental de la educación. (Otero y Soares 2012; Herrán y Cortina 2008). Una de las apuestas corresponde a la legítima urgencia de integrar en el currículo, desde los primeros años de educación, un eje vertebrador de la madurez personal y social que orienten la vida, desde un enfoque pedagógico planificado, que facilite asumir las pérdidas significativas. (DC E1).

Esta propuesta de educación para la muerte avala que los profesores tengan garantías, afirma Herrán “nuestro planteamiento formativo que favorece, además, que cada tutor pueda recurrir, cuando sea necesario, a otros profesionales que le puedan asesorar convenientemente”, (2008a, p. 423) que les permita generar así espacios transdisciplinares que aportan directamente a la buena implementación de la educación para la muerte.  La conciencia de muerte debería ser un tema central en el currículo, ser adaptada a cada edad y etapa educativa para que aporte en la construcción de una educación más humana y se constituya en un eje importante de cambio pedagógico y curricular.

Cabe destacar la riqueza de experiencias pedagógicas que se han propuesto con respecto a la educación para la muerte. Los vacíos que se presentan tienen relación con el temor inicial a comprometerse con este tema en las aulas, pero es compensado con el compromiso de los participantes y los aprendizajes que se consiguen, como lo afirma Testoni, sobre los cursos que realizó: “confirman la relevancia de la educación sobre la muerte en los institutos, destacando cómo los adolescentes pueden gestionar los temas sobre la muerte, sus miedos y dudas” (2020, p. 7). Ante la contingencia de la vida, la inevitabilidad de la muerte, el destino de la finitud, es vital adquirir conciencia de esta realidad existencial y agenciar, desde la educación, la problematización y emancipación de la vida.

CONCLUSIÓN

De acuerdo con la pregunta planteada sobre si existen experiencias pedagógicas que se hayan desarrollado en la escuela ante la contingencia de la muerte, luego de la revisión documental se evidencia la variedad de propuestas pedagógicas que posicionan la educación para la muerte como un eje central en la formación.

A pesar de que existen grupos de investigación y acciones pedagógicas que se entran en este tema, es importante destacar que este es un campo emergente en la pedagogía y por ende aún son escasas las investigaciones y las experiencias en aula.

Esta es una oportunidad de posicionar la educación para la muerte como un tema medular del currículo. De acuerdo con los hallazgos, se confirma la huella que imprime en los estudiantes y sus familias, el conocer, pensar, hablar y reflexionar sobre la muerte, y el impacto positivo al poder expresar y aclarar las aprensiones, dudas y angustias. Con el trabajo en aula se hace la finitud visible y cotidiana, disminuye la ansiedad y esto posibilita a los estudiantes trazar rutas que les permitan ser felices, siendo conscientes de la finitud al valorar más el vivir.

Las apuestas pedagógicas que hacen los maestros inician con el cuestionamiento de la formación docente frente al acompañamiento en estas situaciones de contingencia. Los cambios en el currículo, la transversalidad del tema y las experiencias pedagógicas que se pueden poner en marcha en el aula, deben partir de la intencionalidad docente para favorecer las situaciones de enseñanza – aprendizaje de cara al tema de la finitud.

Finalmente, lo anterior configura el reto que genera la educación para la muerte y se plasma en la exigencia de una intervención pedagógica que se enriquezca con las propuestas que surgen desde los diversos niveles y experiencias.  Estas acciones deben ser acordes a los contextos de cada centro educativo, donde se dé prioridad a la necesidad de reconocer la incertidumbre y contingencia como parte de la esencia de los seres humanos.

Anexos

REFERENCIAS

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