DOI:
https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v7i1.4788
Políticas educativas, investigación y
práctica docente,
una relación urgente en América Latina
Fredy
Luis Pérez Dávila
[email protected]
[email protected]
https://orcid.org/0000-0002-5043-6502
Secretaría de Educación
Bogotá.
D.C. – Colombia
RESUMEN
El artículo
presenta una investigación teórico descriptiva de tipo documental, donde el
método de búsqueda, organización, clasificación y análisis de documentos,
incluye diferentes fuentes, básicamente electrónicas ubicadas en la WEB, además
se incluye libros y artículos de investigación impresos, respecto a cómo las políticas
públicas deben dar respuesta a los problemas y a las necesidades de una
determinada población, en este caso se examina el sector educativo, y cómo se
deben asociar estas políticas con la práctica docente en la región de América
Latina, en especial con la investigación generada desde el interior de las
instituciones educativas. Además, se examina la implementación de estas
políticas, en particular, el poco conocimiento sobre este proceso y cuáles son
las principales variables que se deben tener en cuenta para su adecuado
estudio. Para terminar, se concluye que hay una necesidad urgente por parte de
los gobiernos de la región, por planear modelos en los cuales se consideren las
relaciones entre práctica docente, política e investigación educativa, que
sirvan de sustento a un verdadero cambio a la educación latinoamericana.
Palabras
clave: educación;
investigación educativa; práctica docente; políticas educativas.
Correspondencia:
[email protected]
Artículo
recibido 05 enero 2023 Aceptado para publicación: 26 enero 2023
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de Interés: Ninguna que declarar
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Cómo
citar: Pérez
Dávila, F. L. (2023). Políticas educativas, investigación y práctica docente,
una relación urgente en América Latina. Ciencia Latina Revista Científica
Multidisciplinar, 7(1), 4648-4663. https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v7i1.4788
Educational
policies, research and teaching practice,
an urgent
relationship in Latin America
ABSTRACT
The
article presents a descriptive theoretical investigation of documentary type,
where the method of search, organization, classification and analysis of
documents, includes different sources, basically electronic located on the WEB,
also includes books and printed research articles, regarding how the Public
policies must respond to the problems and needs of a certain population, in
this case the education sector is examined, and how these policies should be
associated with teaching practice in the Latin American region, especially with
research generated from inside educational institutions. In addition, the
implementation of these policies is examined, in particular, the little
knowledge about this process and what are the main variables that must be taken
into account for its proper study. Finally, it is concluded that there is an
urgent need on the part of the governments of the region, to plan models in
which the relationships between teaching practice, policy and educational
research are considered, which serve as support for a true change in Latin
American education.
Keywords: education; educational investigation; teaching practice; educational
policies.
INTRODUCCIÓN
El estudio de las políticas públicas desde la
perspectiva de Jiménez (2012), permite entender cómo se realiza el encuentro
entre lo social y el poder político, en otras palabras, es comprender los
resultados de las políticas públicas respecto al bienestar social, de aquí la
importancia de reconocer enfoques de la teoría política para determinar sí se
han dado respuesta a los problemas de determinada población o, solo buscan
legitimar el poder político como una herramienta de control, entonces, es
necesario realizar estudios sobre la implementación de las políticas para
advertir si es una respuesta a las diferentes necesidades sociales, económicas
y políticas, en un estado, o son un problema en las políticas públicas.
Por lo tanto, los cambios constantes de la sociedad y
los problemas que se desprenden de estos, ofrecen la necesidad de realizar
profundas reflexiones en todos los campos, que conlleven a la identificación de
estos y la búsqueda de soluciones a partir de nuevas formas de investigar, y la
educación no es ajena a este aspecto, por eso es necesario cuestionarse sobre
los asuntos educativos en contextos específicos y generales, para que con esta
perspectiva se fortalezca las prácticas educativas y por ende el desarrollo
profesional docente, además, que deben servir de herramienta y fundamento a las
nuevas políticas educativas de América Latina (Miranda y Ortiz, 2021).
Entonces, es preciso avanzar en la comprensión de la
problemática social que interviene en la educación, y como se puede establecer
posibles soluciones para mejorar y alcanzar la calidad en este campo, consecuentemente,
se debe reflexionar sobre la articulación de la investigación educativa y la
política, asociados directamente con la práctica docente, que permitan
establecer sus roles e importancia en los diferentes momentos que tienen las
políticas educativas en cuanto a diagnóstico, producción, gestión y su
evaluación.
Políticas educativas en América Latina
Para este siglo, las políticas educativas en América
Latina tienen como meta, que la educación sea un derecho social dirigido a la
formación del recurso humano, desde una perspectiva que asegure destrezas
competentes para mantener el crecimiento económico por parte de estos países, a
niveles que les permitan enfrentarse a los mercados internacionales (Munévar,
2017), mediante reformas y medidas estandarizadas, como lo son: en primer
lugar, la descentralización de las instituciones educativas pasando la
administración de los gobiernos nacionales a los estados, departamentos o
municipios, seguido de la creación de sistemas de evaluación para establecer
los niveles de aprendizaje en los estudiantes, planes centrados en la población
más vulnerable, establecer sistemas de incentivos salariales para los docentes
de acuerdo al desempeño
y cumplimiento de indicadores de calidad, y finalmente, incentivar estrategias
de privatización de la educación (Oreja y Vior, 2016).
En el mismo sentido, Gajardo y Ulloa
(2016), establecen que se presenta una evolución en cuanto a cambios
progresivos y cuantitativos, que buscan pasar de la cobertura a la calidad,
conjuntamente, las políticas educativas en este región se determinan de forma
unidireccional, jerárquica y homogénea, desde los gobiernos centrales hacia los
estados o departamentos y municipios, sin permitir la participación de las
comunidades educativas de acuerdo a sus contextos y necesidades, donde se
privilegia la cultura de la evaluación, como la manera de evidenciar el alcance
de los indicadores de calidad y eficacia en el sector educativo, lo cual para
Caviedes (2018), es una estrategia de gobernanza establecida por la comparación
a nivel mundial a través de pruebas nacionales e internacionales
estandarizadas, bajo la premisa de la medición con valores cuantitativos de
indicadores, desempeños y metas de calidad, que quedan sometidas a las necesidades
e intereses de grupos empresariales de carácter internacional.
Para realizar dicha medición, se crearon
pruebas externas que evalúan competencias técnicas y profesionales,
transferibles y básicas, una de ellas es el Programa para la Evaluación
Internacional de Alumnos (PISA) , este instrumento de estandarización fue
creado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos
(OCDE), que está presente en diferentes escenarios de la política pública de
orden macroeconómico, pero el rol de gobernanza global que ha venido ocupando
con mayor firmeza esta organización en materia educativa, es ejercida por la
generación de ideas, la evaluación de las políticas y la producción de datos
(Luengo y Saura, 2015). En este sentido, los resultados de las pruebas PISA es el
actor principal para estandarizar y divulgar las políticas educativas a nivel
mundial (Rodrigo, 2012). Es así, como se evidencia los problemas que tienen los
países latinoamericanos en cuanto a calidad educativa desde esta medición
externa, al ser muy bajos comparados con los países europeos y del sudeste
asiático (Brunner y Contreras, 2017).
En consecuencia, la calidad educativa
queda supeditada a la calificación de determinadas pruebas y no a una verdadera
evaluación. Al respecto, Soriano (2012) asegura que, la calidad de la educación
se debería pensar desde el volver a imaginar y trasformar los sistemas
educativos de acuerdo a las necesidades del presente siglo, para lo cual, las
instituciones educativas y la sociedad deben trabajar mancomunadamente, y así
lograr una educación de calidad, equitativa y con mayor eficiencia.
Investigación educativa, políticas públicas y práctica docente
Al partir de la premisa que la educación es un
derecho y debe tener como sustento la calidad y la equidad, lo cual genera una
serie de necesidades, tanto en la práctica educativa como en la política, que,
como consecuencia, debe ser desde la investigación educativa la generadora de
conocimiento científico, que sea válido, confiable, y sustente la consecución
de este derecho universal (Burgo et. al, 2019). Sin embargo, este conocimiento
se ha tomado básicamente como de naturaleza técnica, en lo que corresponde a su
papel en las políticas públicas educativas, para cambiar esta percepción de
acuerdo a Bernal, et al (2021), se deben incluir una serie de elementos, como
son: la misma generación de conocimiento, el diseño de políticas desde la
planeación educativa, la metodología y los diferentes sistemas educativos,
asimismo, la implementación y uso de las Tecnologías de la Información y la
Comunicación (TIC), sin dejar de lado las diferentes interacciones entre los
agentes de la comunidad educativa: gobierno, funcionarios de ministerios o
secretarías, políticos, docentes, sindicatos, padres de familia, estudiantes,
medios de comunicación, sin olvidar, a la ciudadanía en general.
Aunque, desde esta perspectiva se puede dejar de lado
la retroalimentación entre los elementos antes nombrados, y sus posibles
contradicciones por diferencia de motivaciones y valores de los agentes
involucrados en este proceso. Para resolver el cuestionamiento anterior, se
debe buscar y permitir una relación entre la investigación y la toma de
decisiones a partir de una interlocución entre las partes, al partir de la
escucha, el reconocimiento y la comprensión entre ellos. En consecuencia, desde
el punto de vista de Zorrilla (2010), una parte fundamental de la investigación
educativa es entenderla como una actividad científica que, a la vez es un
ejercicio político el cual representa el saber acumulado de los procesos de
enseñanza-aprendizaje y las propuestas a su futuro desarrollo. Por lo tanto, es
fundamental entender la importancia que en las políticas educativas se debe
tener en consideración la financiación, para desarrollar investigación desde
las instituciones educativas.
Por otra parte, es necesario que desde la comunidad
científica se propongan los criterios, modelos de calidad, metodologías y
consecuencias, a partir de las evidencias encontradas en las investigaciones en
el campo educativo. Asimismo, se debe establecer los criterios mínimos al
concepto de qué es investigación educativa y qué características deben tener
los investigadores. Sin embargo, es necesario que esto tenga respaldo desde los
políticos, ya que son ellos, los encargados de dirigir los sistemas educativos,
por lo tanto, deben establecer los mecanismos que contribuyan con los recursos
económicos para la actividad investigativa en este campo, como de las garantías
para su promoción, difusión y adecuado uso.
En el mismo sentido, Santibáñez (2007 en Zorrilla,
2010) determina que, la relevancia que pueda tener la investigación educativa
como generadora de evidencia la cual sirva para la toma de decisiones
políticas, depende de la calidad y rigor técnico que tengan estas, igualmente
de su relevancia y comprensión por parte de los agentes implicados, sin dejar
de lado su divulgación y logre llegar a oídos de quien corresponda esta
información, hecho que contribuya con la mejora de la educación. Es aquí, donde
los sistemas de información y evaluación de los países con sus respectivas
instituciones, pueden reunir y proveer evidencia que sirva de herramienta a las
políticas públicas en educación.
Al respecto, la investigación en educación se
convierte en un proceso fundamental para actualizar, modificar y mejorar los
procesos de enseñanza y aprendizaje, que tiene como fin alcanzar la calidad
educativa, mediante la producción de conocimiento y la mejora de la práctica
docente, si se logra estos objetivos, entonces se puede establecer que es una
manera factible para el desarrollo profesional, en la medida en que puede
vincular la práctica docente con los profesores que realizan procesos de
investigación (Roget, 2020). Luego, una práctica profesional docente necesita
de profesores conocedores de la importancia de su función social, que no le
temen el cambio, buscan superarse día a día, con competencias disciplinares,
pedagógicas y didácticas, dispuestos a aprender, con aptitud y capacidad para
la investigación (Garay y Muñoz, 2015).
Por lo tanto, Burgos et. al (2019) establecen que, el
docente desde la reflexión sobre la acción en el aula es una estrategia
fundamental para su desarrollo profesional, con lo cual le permite tener otra
visión que lo lleva a ver la realidad de su entorno social, además de ser facilitador
del conocimiento para sus estudiantes y logra sobrepasar la idea que enseñar se
reduce a simplemente transmitir conocimientos, y así proponer guías de cambio
en los procesos de enseñanza-aprendizaje que posibiliten desarrollar de la
mejor forma el modo de pensar de los educandos y un cambio en los docentes, que
se entiendan como mediadores y generadores de aprendizajes, y es la
investigación a partir de la reflexión de su praxis la que se constituye en un
recurso muy valioso para lograr esta visión de docente, que esté acorde a las
exigencias educativas de estos tiempos y contribuya a su desarrollo profesional.
Asimismo, entender la problemática social de la
comunidad educativa a la que pertenece, para generar estrategias didácticas y
pedagógicas consecuentes con el contexto en el que se encuentra inmersa la
institución educativa, que consigan orientar en la dirección correcta las
políticas educativas, además de convertirse en sustento teórico y práctico a
lo hora de trascender como insumo muy valioso de las políticas educativas, con
una nueva mirada que parta desde el interior de las aulas hasta impactar las
gestiones promovidas por los gobiernos en su tarea de atender la demanda y
oferta en este sector.
En tal sentido, el desarrollo profesional del profesorado
debe contribuir a la calidad educativa, que va ligado al logro de las
transformaciones que se realizan en los centros educativos donde es fundamental
el papel docente, que desde sus particularidades personales y profesionales,
alcancen a producir cambios positivos a partir de plantear y diligenciar
acciones en el contexto de su práctica pedagógica, al adaptar contenidos,
aptitudes, normas, culturas y el uso de las nuevas tecnologías, cuyo entorno
inherente es el salón de clases (Cargua et. al, 2019). Para lograr lo anterior,
desde la perspectiva de Marín (2014), es necesaria la investigación educativa
in situ, en el aula, porque es allí donde se identifican y evidencian los
problemas educativos y pedagógicos del centro educativo, asimismo se realiza la
práctica por medio de la creación de espacios de aprendizajes, innovación,
participación, interrelación y reflexión sobre la praxis docente, y así incidir
en el desarrollo profesional desde dentro de la institución educativa, porque
es en este ámbito el núcleo donde se forman los profesores, y se puede
establecer relaciones que procuren o limiten el desarrollo profesional.
En consecuencia, desde el enfoque de Marín (2014), el
centro educativo se puede pensar primordialmente como el núcleo del desarrollo
social de la comunidad, donde el docente, al ser uno de los actores principales
de este espacio, puede aprovechar para aprender de su praxis, al ser consciente
que la mejora de los procesos de enseñanza-aprendizaje solo puede ocurrir si
ellos desarrollan ideas y competencias esenciales para hacerlo viable. Una de
las herramientas más importantes que tiene el docente para lograr esto, es la
investigación, que debe nacer desde la reflexión de su práctica pedagógica, al
ser un observador reflexivo y crítico, que le permita levantar evidencia
empírica de la realidad social del contexto escolar, que le ayudará a
cuestionar, evaluar e implementar prácticas educativas más cercanas a las
necesidades propias de cada entorno, aprovechando en su mejor dimensión las
herramientas tecnológicas con las que cuente la institución. Lo anterior, debe
ser fundamento de la agenda política Latinoamericana, para que las decisiones y
acciones tomadas estén dirigidas a fortalecer el campo educativo y contribuir a
su mejora, asimismo como a su eficiencia.
La implementación de las políticas
Para llegar a un mejor entendimiento de lo que
implica y las consecuencias que acarrea el proceso de implementación de las
políticas, es necesario en primera medida entender a qué se refiere y
comprender este término, en otras palabras, su conceptualización, en este
sentido Van Meter y Van Horn (2000) afirman que, las acciones y esfuerzos
realizados por una persona o un grupo de ellas, ya sea de carácter público o
privado, que tienen como fin alcanzar una meta determinada con anterioridad. En
este mismo sentido, Vaquero (2007) interpreta la implementación como un proceso
que sucede desde que se declara de manera formal la política hasta sus
consecuencias logradas, adicionalmente, Jiménez (2012) establece que, la
implementación de las políticas es la oportunidad de trascender de lo escrito a
gestiones que lleguen a hacer realidad las metas planteadas. Además, desde la
perspectiva de Herrero (2014), se quiere cambiar con la expresión
implementación, el concepto tradicional de ejecución o administración, como la
forma de presentarse en procesos mecánicos del funcionamiento de las políticas,
que incluyen muchos más elementos y posteriormente se han decretado como
legislación y se ha establecido el presupuesto para su realización.
Aunque, al revisar la bibliografía se encuentran
varios estudios sobre la implementación de las políticas, Van Meter y Van Horn
(2000) establecen que hay poco conocimiento en relación a este tema,
principalmente por tres razones, la primera, por la posición simplista al
considerar que, al establecer una política por la parte gubernamental, esta se
realizará y sus consecuencias se ajustarán en mayor o en menor medida a los
fines de quienes la realizaron. En segundo lugar, a lo que ellos llaman la
presupuestación por programas, donde se enfatiza en la creación de las
políticas y las metodologías para alcanzar sus objetivos, restándole
importancia al proceso para llevarlas a cabo, y finalmente, la problemática
compleja en sí que tiene la implementación, como es: establecer los principales
agentes, la dificultad o imposibilidad para medir todas las variables
involucradas, y la gran cantidad de recursos y tiempo que supone el seguimiento
a todas las acciones que se necesitan en la implementación.
Sin embargo, los mismos autores establecen que se deben
tener presentes seis variables para un adecuado estudio de la implementación de
las políticas: Inicialmente, se tiene que las normas y objetivos de las
políticas deben estar involucrados directamente con las metas a alcanzar,
incluyendo las pautas para su evaluación. La segunda variable, son los recursos
de la política, de los cuales hacen parte el presupuesto y los incentivos para
favorecer su implementación a nivel local. Además, es necesaria la comunicación
entre organizaciones y las actividades para obligar a la acción, donde la forma
de entendimiento entre quienes decretan las políticas y quienes las van aplicar
debe ser clara y objetiva. Una cuarta variable a tener en cuenta, son las
características de las instancias responsables de la implementación, como son:
la cantidad de agentes involucrados y sus competencias, la jerarquía de las
agencias responsables, los recursos políticos, las redes de comunicación y los
posibles nexos entre las diferentes partes. Una quinta, son las condiciones
económicas, sociales y políticas, y a pesar de su gran importancia en la
implementación es muy poco el cuidado que se le ha colocado al tomar las
decisiones de carácter político, y por último, la sexta variable que relaciona
la actitud de los encargados de la implementación, que está directamente
relacionado con el comportamiento y disposición de los agentes en los cuales
recae el cumplimiento de una determinada política.
De lo anterior, Vaquero (2007) establece que, al
menos cuatro de esas seis variables que se identifican como necesarias en el
estudio de la implementación de las políticas, están relacionadas con asuntos
burocráticos, ya que estos estudios tenían como punto de partida examinar el
desempeño de las organizaciones y en estas, el rol de la burocracia como el
principal elemento en los procesos de implementación. Sin embargo, el mismo
autor enfatiza que las medidas políticas se ven afectadas por los agentes
políticos, que son realmente quienes manejan el poder en cualquier sociedad, y
estos se ven supeditados a través del tiempo de acuerdo a su correlación de
fuerzas y su posicionamiento, lo cual no es ajeno en el sector educativo.
Sin embargo, Rodríguez (2017) afirma que para
estudiar las políticas se puede realizar desde dos enfoques de implementación,
el primero llamado Top- Down, que describe el trabajo administrativo público de
arriba hacia abajo, donde es fundamental la jerarquía del proceso y sus etapas,
que generalmente son políticas que se dan en forma de Ley, y según Herrero
(2014) , para que este enfoque funcione son necesarias condiciones ideales,
donde el conflicto se contempla como algo disfuncional, y el problema, es que
en la realidad no funcionan así las relaciones de la política con el entorno.
El segundo, es conocido como Bottom-Up, que va en contra vía al anterior, es
decir de abajo hacia arriba, en el cual se reconocen los actores de la base y
se tiene en cuenta el núcleo social que le dio el origen a la política pública,
cuya característica principal es la de dividir el problema y buscar sus
soluciones de forma progresiva. Además, este enfoque favorece que las políticas
en el campo educativo se originen a partir de las investigaciones realizadas
por los docentes, desde su práctica en las instituciones educativas y las
capacitaciones a las que puedan acceder. Sin embargo, para lograr lo anterior es
necesario que se presente desde una perspectiva de buen gobierno, lo que puede
ser una gran dificultad.
También, a nivel general la implementación de las
políticas se puede ver entorpecida por diferentes problemáticas, una de ellas
es el proceso de comunicación, al respecto, Ríspolo (2020) establece que esto
se da sí, no son claras las directrices de dichas políticas, sus objetivos y
estándares, así como la exactitud de los comunicados, lo cual se puede
presentar al interior y entre las instituciones encargadas de llevar a cabo
dicha política, como fuera de ellas, por lo tanto estas dos variables, como son
política y comunicación, son interdependientes y claves en el éxito o el
fracaso de una política. Además, otro problema es el de la capacidad
institucional representada en: la poca o mala preparación del personal, no
proceder con la información necesaria, porque los plazos no son adecuados, y no
tener la suficiente información o presupuesto, también se debe contar con la
actitud de los responsables para la implementación, demostrada en la aprobación
tanto de los servidores públicos, como de los beneficiarios y la comunidad en
general. Lo anterior muestra, la gran variedad de obstáculos que se debe tener
en cuenta y deben ser sorteados para llevar a cabo con éxito una política.
CONCLUSIONES
La
necesidad de plantear modelos en los cuales se den las relaciones entre
práctica docente, política e investigación educativa para que se puedan generar
cambios en la educación de América Latina, donde el conocimiento científico
logre llegar a impactar las decisiones con un sentido de responsabilidad, a
partir de la construcción de redes entre estos tres elementos, es una decisión
necesaria por parte de los gobiernos de los países de América Latina. También,
concebir que es un proceso a largo plazo, flexible y con apertura, para que los
actores involucrados puedan entenderse mutuamente y con esto, se logren mejoras
en el campo educativo.
En
consecuencia, es imperativo que los agentes que estén involucrados directa e
indirectamente en el sector educativo tengan espacios y escenarios en todos los
niveles, en los cuales se discuta y se lleguen a acuerdos sobre las necesidades
propias que precisan cubrir las políticas públicas educativas en cada región e
institución, desde las perspectivas de recursos, gestión, infraestructura,
normalización, y el perfil de formación de los nuevos docentes para conseguir
implementarlas.
Asimismo,
se debe pensar en la educación para las próximas décadas, que no dependan las
políticas en este sector de los resultados de pruebas estandarizadas para
establecer la calidad de las instituciones educativas, que promueven
competencias laborales, descontextualizadas de la realidad latinoamericana. Por
lo tanto, la investigación en este ámbito debe ser una herramienta fundamental
para sustentar este fin, además, de convertirse en un proceso primordial para
actualizar, modificar y mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje, que
tenga como fin alcanzar la calidad educativa, mediante la producción de
conocimiento y la mejora de la práctica docente, si se alcanzan estos
objetivos, entonces se puede establecer que es una manera factible para el
desarrollo profesional, en la medida en que puede vincular la práctica docente
con los profesores que realizan procesos de investigación.
Adicionalmente,
uno de los aspectos relevantes que se deben tener en cuenta a futuro, son los
problemas que enfrenta la comunidad educativa después de la pandemia del
COVID-19, y cómo deben ser abordados dentro de las políticas educativas, y ser
parte fundamental de los programas de formación continua para docentes, del
mismo modo, es necesario realizar investigaciones acerca del impacto de la
pandemia en la educación Latinoamericana, para que esto sirva de diagnóstico y
herramienta para hacer la formulación de políticas y estrategias por parte de
los gobiernos venideros, que conlleve a alcanzar la calidad en este campo y
estar preparados a futuras eventualidades como la vivida en esta coyuntura.
Además,
es relevante el estudio realizado por Van Meter y Van Horn (2000) respecto a
las variables que fundamentan la implementación de las políticas públicas, al
establecer seis variables, en las cuales señalan la importancia de instaurar de
manera clara las normas y objetivos, la financiación, la comunicación, las
características de los agentes encargados, el contexto de la población a quién
afecta y la actitud de quienes son los responsables de la implementación, sin
embargo, queda por fuera la variable de la participación ciudadana, como un
componente principal de las políticas públicas en la democracia. En este
sentido, es necesario que se tenga en cuenta los aportes de la población a
quiénes van dirigidas las políticas en los diferentes momentos de sus procesos.
De
lo presentado, se evidencia que es necesaria una voluntad política para
desarrollar procesos de implementación que estén acordes a la participación y
aceptación de los diferentes agentes que se ven involucrados en las políticas
públicas educativas, mediante el diálogo y la negociación, donde la
comunicación asertiva es necesaria para lograr el éxito de las mismas. Sin
embargo, además de entender que la comunicación es una variable crítica en la
implementación de las políticas, es necesaria la independencia burocrática de
la parte legislativa del estado, y no se puede dejar de lado lo complejo que
resulta el proceso de implementación de las políticas, al interactuar en ellas
una variedad de actores y factores que se deben tener presentes desde la misma
creación de la política.
Finalmente,
es preciso y apremiante que en América Latina se desarrolle un pensamiento
propio acerca de los saberes y habilidades que esta región necesita para
afrontar los retos del siglo XXI, salir del círculo vicioso de la reproducción
de la desigualdad social, al generar propuestas desde su seno que ayuden a las
políticas públicas educativas a alcanzar el objetivo de asumir una verdadera
reforma de los sistemas educativos, que ofrezcan calidad, equidad,
oportunidades de aprendizaje y enseñanza, asimismo, cobertura en todos los
niveles, donde la investigación educativa desde de la seriedad y el rigor
técnico, sea productora de evidencias para la toma de decisiones políticas, a
la par de su importancia, trascendencia, comprensión y divulgación por parte de
los agentes implicados.
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