DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v7i1.4801

Perspectiva histórica del surgimiento de las principales escuelas de arte musical en el sur del ecuador durante la primera mitad del siglo XX: historia y género

 

Lucía Margarita Figueroa Robles

[email protected]

https://orcid.org/0000-0002-7210-6467

Loja - Ecuador

 

RESUMEN

La presente investigación tiene el objeto de revelar los orígenes y desarrollo de las principales instituciones de educación musical entre los primeros años del siglo XX en una ciudad de la periferia ecuatoriana, Loja, desde donde se advierte una importante presencia femenina en diversos entramados. Además, se vislumbra el papel de la iglesia en la enseñanza de las artes, como una reseña histórica de la incidencia que tuvieron estas prácticas artísticas de las escuelas de finales del siglo XIX en Ecuador. Los estudios enfocados a la mujer no son algo nuevo, pero como lo expresa Romina Dezillio: “las teorías feministas suponen partir desde la perspectiva de sus propias experiencias, empezar por la vida de las mujeres para identificar qué situaciones necesitan ser investigadas, y qué es lo que resulta útil que se interrogue acerca de esas realidades.” (Dezillio, 2012). Con estos matices investigativos, han surgido enfoques alternativos desde la investigación académica, como la etnomusicología, centrada en el estudio de la cultura que se desarrolla en estas entidades de formación musical, observando en un espacio temporal, en donde se generan interrogantes y un acopio de datos relevantes desde un estudio de género. Donde se relacionan grupos sociales con su entorno.

 

Palabras clave: enseñanza musical; enseñanza femenina; iglesia y artes, sociedad ecuatoriana

 

 

 

 

 

 

 

Correspondencia: [email protected]

Artículo recibido 05 enero 2023 Aceptado para publicación: 26 enero 2023

Conflictos de Interés: Ninguna que declarar

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Cómo citar: Figueroa Robles, L. M. (2023). Perspectiva histórica del surgimiento de las principales escuelas de arte musical en el sur del ecuador durante la primera mitad del siglo XX: historia y género. Ciencia Latina Revista Científica Multidisciplinar, 7(1), 4801-4819. https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v7i1.4801

Historical perspective of the emergence of the main schools of musical art in southern Ecuador during the first half of the twentieth century: history and genre

ABSTRACT

The investigation has the purpose of revealing the origins and development of the main musical education institutions between the first years of the 20th century in a city on the Ecuadorian periphery, Loja, from where an important female presence is noticed in various frameworks. In addition, the role of the church in the teaching of the arts is glimpsed, as a historical review of the incidence that these artistic practices had in the schools of the late 19th century in Ecuador. Studies focused on women are not something new, but as Romina Dezillio expresses it: “feminist theories suppose starting from the perspective of their own experiences, starting with the lives of women to identify what situations need to be investigated, and what is which is useful to ask about those realities.” (Dezillio, 2012). With these investigative nuances, alternative approaches have emerged from academic research, such as ethnomusicology, focused on the study of the culture that develops in these musical training entities, observing in a temporary space, where questions and a collection of information are generated. relevant data from a gender study. Where social groups relate to their environment.

 

Keywords: music teaching; female teaching; church and arts; ecuadorian society.

 

 

 

 


INTRODUCCIÓN

Al sur del Ecuador, en la ciudad fronteriza de Loja, el aprendizaje musical ha tenido su notabilidad especialmente en las escuelas regidas por comunidades católicas desde finales del siglo XIX, y el impulso en esta formación dependía en gran medida de las posibilidades económicas familiares, tanto para la adquisición del instrumento musical como para el pago de maestros que coadyuve a afianzar aún más los conocimientos.

La presente investigación tiene el objeto de recabar información que permita describir los antecedentes y el desarrollo de las principales instituciones de formación musical a un nivel interpretativo entre los primeros años del siglo XX, en donde se observa una importante presencia femenina desde la actividad de interpretación, docencia, gestión cultural. 

Como establecen Goetz y Le Compte: "El diseño etnográfico requiere estrategias de investigación que conduzcan a la reconstrucción cultural. (LeCompte 1920, 28-29). Con el afán de aportar información inédita, relevante, organizada y contextualizada respecto a la trayectoria de algunas entidades en la región sur del Ecuador (Loja), se condensará posteriormente la deferencia investigativa en los establecimientos más perceptibles en la formación académica musical, como son: el Coro Santa Cecilia y la Escuela Superior de Música que posteriormente se convertirá en el Conservatorio de Música Salvador Bustamante Celi.

En el peregrinar y explorar las fuentes primarias y secundarias, han surgido algunas interrogantes de las que se podría mencionar: ¿Cómo repercutió en las mujeres lojanas, los albores sufragistas latinoamericanos, así como la lucha por la igualdad de derechos? ¿Cuál fue el afán de los centros de formación musical en Loja? ¿Cómo fue el papel de la mujer en estas escuelas de formación musical?

Se han analizado elementos de interés que contribuyan a identificar la preeminencia de estos centros desde el ámbito educativo, social y cultural. Es así que se pretende identificar su evolución y desarrollo, así como la repercusión en la sociedad lojana, centrándonos en el papel que juega la mujer en la vida musical de esta pequeña ciudad del sur del Ecuador, desde una perspectiva de género.

No cabe duda que en torno a los matices investigativos, han surgido enfoques alternativos desde la investigación académica, como la etnomusicología que se centrará en este caso particular en el estudio de la cultura que se desarrolla en estas entidades de formación musical, observando lo que sucede en este periodo de tiempo de los primeros años del siglo XX, escuchando lo que se dice, generando interrogantes y un acopio de los datos relevantes para la presente investigación que además se ubica en un estudio de género. Relacionando a estos grupos sociales con su entorno.

Tal como menciona Sanmartín Arce, el investigador es un reconstructor de la realidad, cuyo trabajo “exige paciencia y dedicación, atención esmerada y ferviente, fina observación y reflexión crítica de lo observado” (Sanmartín Arce 2000, 139). De ahí que el análisis de documentos -como técnica habitual en los estudios etnomusicológicos- ha constituido un apoyo a la observación, coexistiendo como un rastreo de materiales en formato papel, vídeo, audio, ya sean producidos por los miembros de la comunidad estudiada o por el propio investigador.

Se torna relevante efectuar un análisis desde la periferia, en una ciudad fronteriza del Ecuador, escondida por la Cordillera de los Andes, y de la cual muy poco se ha mencionado respecto a la huella femenina en el ámbito musical, pese a vislumbrarse un importante legado que germinó tiempo atrás. Y es que la formación musical femenina desde la esfera interpretativa surge desde finales del siglo XIX en la ciudad de Loja con la presencia de las comunidades religiosas como la Congregación de las Hermanas Marianitas, asentadas desde 1889 en Loja. Se ha podido recabar información que muestra los denominados certámenes, que constituían los exámenes finales en los que las niñas y señoritas interpretaban obras del repertorio académico en el piano, así mismo conformaban coros y efectuaban diversas presentaciones en la localidad. Sin embargo, al no contar con una academia dedicada a la formación artística musical, o un Conservatorio, las señoritas llegaban con sus conocimientos musicales básicos (hasta lo aprendido en la Escuela), posición que quizá motivó a un grupo de jóvenes amantes de la música, a   organizarse para continuar preparándose y difundir el arte musical.

De esta manera surge el Coro Santa Cecilia que se llamará posteriormente Academia de Arte Santa Cecilia, en donde participan destacados compositores de la localidad así como maestros; luego de unos años surge la Escuela de Música anexa a la Universidad Nacional de Loja que se convertirá en el Conservatorio de Música Salvador Bustamante Celi, entidad que muestra una diversidad de documentos analizables, que potencian una variada información que se ha contemplado para encaminar la investigación a una perspectiva de género.

En cuanto al desarrollo del presente trabajo investigativo, las principales técnicas para recolectar la información han sido: la observación participante, la entrevista y el análisis documental. Y haciendo una analogía, tal como reflexiona Sanchiz Ochoa y Cantón Delgado:

Nadie niega ya el papel omnipresente de la subjetividad en el trabajo antropológico, ni la implicación del antropólogo en aquello que estudia. (…) Sabemos que los datos no se “recogen” tanto como se “construyen”. Sabemos que después se interpretan. En verdad interpretamos desde el mismo momento en que iniciamos la “recogida de datos”, y ciertamente ello da comienzo con el acceso al campo, o acaso antes (Sanchiz Ochoa 1995, 133)

De esta manera el proceso reflexivo consiste en estampar aquellas impresiones, dando sentido a las partes mediante la selección, reducción y organización de la información. (Stake 2005).  El presente documento está organizado por dos capítulos que abordan en primera instancia el ambiente cultural y educativo en Loja desde tiempos coloniales a través de una breve línea temporal, hasta llegar a los primeros años del siglo XX; en el segundo capítulo se aborda el desarrollo de las principales escuelas de arte musical entre la primera mitad del siglo; finalmente se detallan algunos nombres de la primeras pedagogas musicales locales y extranjeras que desde su espacio han ampliado horizontes con una abanico de posibilidades en el ámbito musical a la mujer lojana y del sur de la región.

METODOLOGÍA

Dentro del abordaje del panorama histórico de las escuelas de música en la región Sur del Ecuador, se revela una Loja de antaño, precisando un análisis sectorial para posteriormente llegar al análisis globalizado con la finalidad de comprender la realidad de la educación musical en este poblado al sur del Ecuador como un proceso dialéctico y no como un hecho estático. Mostrando además la presencia femenina en el desarrollo musical como precedente en el marco educativo. De ahí que se ha efectuado una profunda investigación para describir con la mayor fidelidad posible y contextualizada, el trajinar de la educación musical formal en esta ciudad periférica, que ha aportado al desarrollo cultural del Ecuador, reflejando la historia, evolución, desarrollo y repercusión en la sociedad, analizándolo desde una perspectiva de género. 

 

Se ha seleccionado de una extensa literatura sobre música y género, los textos que han aportado herramientas útiles para efectuar una hermenéutica pertinente. Partiendo del método histórico y descriptivo, para continuar con el análisis cualitativo de la información obtenida y llegar a interpretar aquellos hechos históricos que han permitido reflejar los resultados de la investigación.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Ambiente de formación, en torno a las instituciones monásticas y filantrópicas en Loja

Tal como establece el historiador lojano Pío Jaramillo Alvarado, de acuerdo al trazado de la ciudad de Loja, y su fundación, en la mitad del siglo XVI (1548), se suscita el período en el que se estructuran tanto el gobierno civil como el eclesiástico. Respecto a esta organización en la fundación, según los archivos históricos de la ciudad de Loxa, se señaló tanto una Iglesia Matriz como los conventos de dominicanos y franciscanos; posteriormente aparecen los conventos de los agustinos y jesuitas. 

Estacionándonos en esta línea del tiempo, dos siglos después, según una carta remitida al Rey de España por un oidor de la Real Audiencia de Quito (Rumaldo Navarro) dirigida a su vez al Virrey de Santa Fe, Don Ignacio Checa, respecto al Corregimiento de Loja menciona entre otros aspectos lo siguiente: “El de Loxa es el último corregimiento de este Obispado y Real Audiencia. Su capital es la ciudad de Loxa, situada en las vertientes occidentales del Río Zamora” (Alvarado 1991, 176). Se menciona que entre aproximadamente 9000 pobladores se enfatiza mucha nobleza, resultando una relación que entre 200 familias, 70 eran “nobles”, además se recalca en algunos informes, que en la ciudad de Loxa, es mínimo el número de “indios” lo cual a decir de Pío Jaramillo Alvarado: “tiene significación ventajosa, como base de culturización, no solo de la ciudad sino  de la Provincia” (Alvarado 1991, 180) ámbito que podría revelar el surgimiento del Colegio de Loja en 1727 a cargo de los Jesuitas, posteriormente de la escuela anexa; el hospital, etc. y la conducta filantrópica de caballeros que decidieron realizar una reconocida obra social ensalzada.

Respecto a lo eclesiástico se revelan: “[…] dos clérigos, uno de la Iglesia Matriz y otro de la Parroquia de San Sebastián. A más de éstos, constaron las Iglesias y Conventos de San Francisco, Santo Domingo, San Agustín, Colegio de la Compañía de Jesús y un Hospital” (Alvarado 1991, 176) se menciona en algunos documentos del Archivo Histórico de Loja, que a más de los dos clérigos, constaba el Prior de los Ermitaños de San Agustín, y entre los miembros del Colegio se refieren a ocho religiosos, haciendas y esclavos. Finalmente en este ámbito se señala que “También tienen un Monasterio de Religiosas Conceptas”. Convento fundado el 28 de agosto de 1596 gracias principalmente al patrocinio de Don Juan Alderete, Gobernador del Yaguarzongo, con la participación del Ilmo. Fray Luis López de Solís, Obispo de Quito. Según se describe “el  11 de agosto de 1596, presentó una petición el Capitán don Pedro Pacheco, Alcalde Ordinario de esta ciudad, en representación de don Juan Alderete” esto con la intención de que se acepte el donativo de Alderete para que se funde este Monasterio . A cambio Alderete proponía en primera instancia la Capilla Mayor del Monasterio para sepultar su cuerpo; que el capellán dedique a su alma cada viernes una misa cantada; que las monjitas dediquen cada día un Salmo de Miserere mei en el Coro sumisa voce; finalmente que las monjas entren con la “mitad menos de dote” que el resto, con excepción de dos monjitas que elija el Gobernador. (Anda 1950).

 Acordadas las cláusulas, se funda este Convento en la iglesia matriz de Loxa ante la presencia de las monjas: la Abadesa doña María Orozco, y las monjas profesas doña Isabel de Orozco y doña Ana de Orozco y la monja doña Isabel de San Bernardo, quien tomaría posesión como Abadesa del Convento de Nuestra Señora de las Nieves de Loja. Posteriormente ingresan las primeras monjas lojanas. (Diocesanos 1941)

A pesar de que esta ciudad sufrió un terremoto el 20 de enero de 1748 algunas casas residenciales e Iglesias como la de San Agustín, las Conceptas y San Juan del Valle se conservaron indemnes. De ahí que el Cabildo Lojano luego de tan fatídico suceso, acordó celebrar cada año una misa solemne en honor a San Sebastián, tradición que se conserva hasta la actualidad con una novena acompañada de la fiesta.

De esta manera se han ido estructurando las principales instituciones eclesiásticas y monásticas en este poblado, siendo fundamentales en la organización del sistema colonial español, no cabe duda que alrededor de la iglesia ha girado el desarrollo musical de esta ciudad fronteriza.

Llevando un orden cronológico de las comunidades religiosas que se establecieron en Loja se puede señalar las siguientes:

§  Comunidad franciscana (1548): Conformada por 6 religiosos que llegaron con Alonso de Mercadillo.

§  Comunidad de Santo Domingo (1557): Su primer Prior fuel el Fray Tomás Italiano. Fundada por Juan de Alderete. Su edificación inició luego del trazo de la ciudad.

§  Comunidad de San Agustín (1757): Esta comunidad se suprimió por mandato de del Papa Pío IX en 1870, y estos haberes fueron destinados a una escuela primaria.

§  Las madres Conceptas (1596): Las primeras religiosas llegaron de Quito.

§  La Compañía de Jesús (1727): Los jesuitas no contaron con una iglesia en Loja; construyeron una capilla, fundaron una asociación piadosa de la Buena Muerte y el Colegio de Loja. En 1767 fueron expulsados por disposición del Rey Carlos III .

§  Los Hermanos de las Escuelas Cristianas (1870). Sus fundadores fueron el Arzobispo Riofrío y el Gobernador don Manuel Eguiguren; En 1871 nace la Escuela de Loja, que posteriormente fue suprimida por doce años aproximadamente hasta que se reapertura en 1907 por gestiones del Obispo José Antonio Eguiguren. Y brindan además la educación media en el Colegio “La Dolorosa” hasta fundar el Colegio “La Salle”.

§  Los padres Lazaristas (1873): Surgen en esta ciudad, con la finalidad de encargarse de la formación del clero en el Seminario por el Arzobispo Riofrío; estuvieron al frente del Colegio “La Dolorosa” hasta su clausura en 1910.

§  Las Hermanas de la Caridad (1888): Llegaron frente a la necesidad de dirigir el Hospital de Caridad mediante un contrato con el Gobierno. Tuvieron a su cargo además un Asilo de Ancianos y una escuela de niñas de escasos recursos desde 1923. La primera Hna. Superiora fue Sor Isabel Cauquiel.

§  Las Hermanas Marianitas (1889): Se establecieron mediante contrato con el Gobierno, para dirigir un Colegio de niñas, y así mismo se hicieron cargo de un Orfanatorio. La primera superiora fue la Hermana Inés. (Alvarado 1991).

De acuerdo a las investigaciones efectuadas, se puede manifestar que en los cimientos de estas instituciones religiosas se forjó la educación de las artes en Loja,  ya que se fueron ampliando los espacios culturales, así inicia el desarrollo de las primeras generaciones de intérpretes, y futuras compositoras o destacadas maestras que frente a la coyuntura social no fueron visibilizadas, pero han fraguado el futuro musical en el sur de la región ecuatoriana.

Desde la formación en las primeras escuelas y colegios regidos por estas comunidades, su principal enfoque sin duda alguna fue la instrucción religiosa, para posteriormente abordar la lectura, escritura y otros saberes. Algo que llama la atención es que la enseñanza a los grupos indígenas de pequeños poblados recibía la denominación de “doctrinas”, al igual que la circunscripción territorial de un párroco se precisaba como “parroquia”. De ahí que dentro de la obra “Historia General de la República del Ecuador” González Suárez al hacer referencia a la educación primaria del siglo XVIII mencione que en la capital colonial de la República del Ecuador, Quito, era la única ciudad donde existían establecimientos educativos públicos; ya que en otros terruños como Loja, eran los jesuitas quienes mantenían las escuelas primarias gratuitas para niños. En cuanto a las primeras escuelas de niñas, se abrieron en Quito, dentro de los monasterios de las monjitas, pero así mismo se habla de que por un considerable período de tiempo, existió en la colonia una enraizada preocupación de lo desfavorable y peligroso que podría ser para las mujeres aprender a escribir, por tanto, la enseñanza iba dirigida únicamente a la lectura de textos impresos. (Alvarado 1991)

Breves Rasgos de la Sociedad Lojana

En el ambiente colonial de la ciudad de Loja, se podrían detallar algunas características como la decidida adhesión al Rey en el siglo XVIII. De ahí que según datos históricos este pequeño poblado de la serranía ubicado al sur de la región ecuatoriana, contaba con unas setenta familias de nobleza conocida. Es así que como consta en el acta de la fundación del convento de las Conceptas, donde se inicia con los siguientes términos: “En la muy noble y muy leal ciudad de Loja” documento en el que intervienen el obispo de Quito, los testigos que certifican. Además, a decir del Padre Velasco en la Historia del Reino de Quito: “Loja ha sido la madre fecunda de hombres ilustres” (Ponce 1992, 134) mencionando a varios religiosos; situación similar sucede en antologías de escritores e investigadores como Don Juan León Mera, que mencionan a lojanos que han destacado por su talento en la época. Se autentica como lo menciona Pío Jaramillo Alvarado en su investigación, luego de un exhaustivo análisis comparativo, que “Loja tuvo desde su fundación el legado intelectual de los Vaca de Vega” (Alvarado 1991, 379)

Producto de una burocracia centralista capitalina, y un marcado problema vial, para dirigirse desde esta ciudad fronteriza a la capital ecuatoriana, muchas familias lojanas acomodadas antes que emprender un largo y cansado trayecto a lomo de mula, preferían trasladarse hasta el puerto más cercano para viajar en barco al extranjero, o recibir encargos como libros, instrumentos musicales, desde parajes del nuevo mundo. Y es que, como manifiesta Félix Paladines P. en su libro Identidad y Raíces, esa particularidad de los lojanos en su actuar y pensar se ha determinado por el distanciamiento geográfico, la desatención y la incomunicación que sufrió Loja; pero así mismo por el mestizaje y choque de culturas. Situación que se observa en el aporte cultural que han efectuado a lo largo del tiempo, especialmente en la música y la literatura. (Paladines 2005)

El ambiente cultural en Loja probablemente tenga su raigambre desde la época colonial, hasta las entidades que constituyeron semilleros del arte y la cultura, en donde se puede vislumbrar el aporte de las comunidades religiosas y de filántropos lojanos.

En esta sociedad lojana, de corte conservador, se presienten diferencias y un claro protagonismo de los hombres en el ámbito de las artes; es así que Miguel Riofrío escribe la primera novela ecuatoriana; destacan músicos reconocidos en el país como Salvador Bustamante Celi, Segundo Cueva, Francisco Rodas entre otros; el fundador de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión; uno de los más representativos pintores y muralistas, Eduardo Kingman Riofrío. Pero, así como los diarios de la localidad hablan de ellos, surge también una poeta lojana, que de pronto capta la atención del país entero, al convertirse en la primera doctora ecuatoriana, diputada y la pionera del voto femenino en Latinoamérica: Matilde Hidalgo de Prócel, siendo la inspiración quizá y como lo establece en su libro Jenny Estrada, “propulsora de cambios como imperativo histórico inmediato”.

El Protectorado artístico industrial de señoritas

A inicios del siglo XX, palpitantes por el movimiento obrero universal, se establecen en Loja dos entidades, inicialmente dirigidas por la Iglesia Católica: las asociaciones “Unión Obrera” y “Sociedad Obrera de Loja” fundadas en 1904 y 1915. Se podría distinguir la preocupación de estas organizaciones por el desarrollo musical lojano, a través de sus escuelas de formación. De este conglomerado cultural, que fue acrecentándose de a poco, surgieron bandas de música, directores de las bandas, intérpretes, inclusive compositores y docentes de las escuelas.

La Sociedad Unión Obrera 1ero de Mayo fundada en 1904 junto a una elocuente visión educativa creó el Protectorado Artístico Industrial de Señoritas, y así mismo la Escuela Musical Nocturna y la Banda de Música. (Jaramillo Fierro 2018)

   Aproximadamente en 1907 se constituye en la ciudad de Loja el denominado “Protectorado artístico industrial de señoritas”, el cual principalmente estuvo enfocado en la educación de la mujer para “el hogar y la vida”. Destaca como gestor protagónico el Canónigo Lautaro Vicente Loayza Luzuriaga. Creada bajo la dirección del padre franciscano Antonio Vega, la escuela contó con maestros reconocidos en la ciudad.   Es así que la enseñanza en este centro se estableció en ocho grados: seis dentro de la instrucción elemental, media y superior, y dos de artes manuales y “oficios mecánicos”.

Cabe mencionar que este plantel contó con profesores normalistas o diplomados de reconocida competencia y costeados por el fisco, en su mayoría maestras únicamente en la asignatura de música y canto. Tenían como profesor al Sr. Francisco Rodas Bustamante quien posteriormente se convertirá en el primer rector del Conservatorio de Música, pero según los periódicos de la época esta entidad efectuó un impulso por el desarrollo musical de Loja. Entre 1920 y 1927 este legendario protectorado se convertirá en la escuela de niñas “18 de noviembre” (Jaramillo Alvarado 1920).

Centros educativos femeninos donde se impartía la enseñanza del instrumento musical desde finales del siglo XIX.

En 1889 llega a Loja la comunidad de Hermanas Marianitas quienes se radican a partir del 28 de octubre. Brindan educación a las niñas y señoritas lojanas de familias “respetables” como se puede distinguir en los libros de actas de matrículas que reposan en el archivo histórico de la Unidad Educativa “Santa Mariana de Jesús”. Dentro de las asignaturas que reciben estas señoritas constan piano y canto, estos aprendizajes adquiridos se publicaban en reconocidos diarios o revistas de la localidad, donde se hacía referencia a los exámenes de las señoritas en la ejecución de obras musicales de corte académico, elogiando sus avances.

Según datos históricos en 1888 la comunidad de las Hijas de la Caridad llegan a Loja con la responsabilidad de atender el Hospital de la Caridad, pero así mismo se hicieron cargo de una escuela femenina bajo los principios de San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac, en donde existió además una relación estrecha con las Hermanas Marianitas; de ahí que, en un álbum literario fechado de 1904, al referirse a los exámenes se menciona: “En el Colegio Hijas de María, regido por las R.M. Marianitas, se nota bastante progreso en el aprendizaje de francés y piano” (Jaramillo 2019). Se han encontrado programaciones en donde puede constatarse la formación musical de algunas estudiantes.

 

Contextualización Histórica del surgimiento de las escuelas de música en la primera mitad del siglo XX en la ciudad de Loja

Haciendo referencia a las experiencias musicales de las mujeres, Carol Robertson menciona que: “Para proseguir el estudio de la música de las mujeres desde una perspectiva sistemática e intercultural, debemos desarrollar directrices y preguntas que puedan ser aplicadas en cualquier escenario humano. Estas preguntas deben dirigirse a cuestiones relacionadas con el género y el poder en las experiencias musicales de las mujeres” (Robertson 1989, 407). Y precisamente en estas experiencias concebidas como “asignaturas de adorno” se percibe el nivel que se logró en una época en donde no existía la igualdad de oportunidades. Sin embargo las mujeres se han abierto el camino en el campo musical de a poco, presentándose inicialmente en los denominados certámenes que eran los exámenes finales, al igual que en otros eventos. De este grupo de señoritas surgen posteriormente destacadas maestras, gestoras, cantantes, compositoras, y con el aparecimiento de las dos principales entidades de formación musical en la ciudad de Loja, se establece un motor de arranque y una evolución en el modelo de programación didáctica en el instrumento musical como una formación complementaria a la educación regular, y sobre todo como una especialización en el mismo. 

Figura 1.

 Informe del Ministerio de Instrucción Pública del Ecuador, Profesoras Colegio de las Hermanas Marianitas Loja, 1889.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Las exhibiciones en canto y ejecución del instrumento como un ornamento a las cualidades femeninas de la época,  eran noticia en los diarios de la localidad elogiando esta loable labor de las comunidades religiosas en los centros de educación, pero a inicios del siglo XX surge en el Ecuador una corriente musical con aires de renovación estética. En abril de 1900, el presidente Eloy Alfaro dispone la creación del Conservatorio de Música de Quito con el objetivo de que los músicos se destaquen en el instrumento, convirtiéndose en concertistas que logren el dominio técnico y virtuosismo como una “clara muestra del predominio de la ideología eurocentrista; esto, en muchos casos aumentó la brecha y desdén de los músicos llamados cultos, hacia los músicos llamados empíricos o populares” (Godoy 2012,49).

De esta manera surgen dos entidades de formación y difusión del arte musical, el Coro Santa Cecilia que posteriormente se convertirá en una Academia de Arte, impulsado por estudiantes de las Marianas y la Inmaculada para fortalecer y fomentar la cultura musical lojana. Y así mismo florece dentro de esta primera mitad del siglo XX la Escuela de Música Anexa a la Universidad Nacional de Loja, que posteriormente se constituirá en el Conservatorio de Música marcando un hito en el ámbito reglamentario de las enseñanzas artísticas al sur de la región, con una -en ese entonces- novedosa estructuración pedagógica.

Desarrollo histórico del Coro Santa Cecilia

Gracias al impulso del sacerdote Eguiguren, las estudiantes de la Unidad Educativa “Santa Mariana de Jesús” y la “Inmaculada” decidieron conformar una asociación en la que se mantuviera el cultivo de sus talentos, en tanto se fortalecían los lazos de amistad entre este grupo de señoritas.

Siendo aún estudiantes de estas instituciones educativas, bajo la tutela del profesor de música Manuel Torres Vega, se conforma una pequeña estudiantina que luego se consolida aún más gracias al apoyo del capellán del Colegio Rvdo. Canónigo Carlos Eguiguren Riofrío, y el consentimiento de la Madre Superiora de la Unidad Educativa “Santa Mariana de Jesús” Adelaida de San Ramón. Es así, como en homenaje a Santa Cecilia Patrona de la música religiosa nace esta “Asociación Religiosa Artística y Social” conocida como Coro Santa Cecilia. 

Vale reconocer la figura de Virginia Rodríguez Witt quien consta como fundadora de la Academia. En aquella época fueron merecedoras del ímpetu del Capellán del Colegio “Santa Mariana de Jesús” quien aceptó encargarse de la dirección coral, sugiriéndoles se denominen como la patrona de la música en el Santoral de la iglesia.

Así nace esta agrupación un 16 de mayo de 1937, haciendo realidad esta aspiración de aquellas señoritas de la sociedad lojana, en una actividad diferente a las que se acostumbraba en la época como aquellas asociaciones piadosas que eran parte de las iglesias de Loja. Esta agrupación bajo la dirección del Rvdo. Sacerdote Carlos Eguiguren, eligió como presidenta a la Srta. Virginia Rodríguez Witt, quien ejecutaba el piano con destreza, siendo además recordada como mecenas. (Mora 2012).

Como manifiesta Dahlhaus, “la historiografía se convierte en una búsqueda de anticipaciones del futuro al cual se aspira,  cuyos vagos contornos ya se cree percibir en el presente” (Dahlhause 1997, 16) Este apoyo a la cultura lojana enfocado desde la participación activa de Virginia Rodríguez como pianista, corista y a través del mecenazgo probablemente sentó precedente como algún día lo hizo Matilde Hidalgo para que las mujeres como un colectivo se ubicaran en el centro de atención de la sociedad lojana y ecuatoriana, al ser invitadas a eventos, al ser escuchadas en otros continentes a través de la radio emisora que adquirieron con esfuerzo propio, al ser galardonadas; generando esta incorporación de criterios y redefiniendo históricamente el posicionamiento de la mujer en el desarrollo musical de la ciudad fronteriza ecuatoriana.

Mediante Acuerdo Ministerial Nº170 de fecha 29 de marzo de 1940, el Ministerio de Previsión Social, otorga personería jurídica, al Coro Santa Cecilia que en lo posterior abrirá sus puertas a la enseñanza de varios instrumentos musicales, así como al arte dramático y al ballet contando con un sinnúmero de presentaciones y viajes.

Creación y Desarrollo histórico del Conservatorio de Música

El ambiente cultural convertido en un factor de desarrollo integral para la sociedad lojana implica derivar la atención a procesos formativos, concibiendo a la cultura como un agente de cambio, un reto para la acción transformadora. Luego del decreto de creación del Conservatorio Nacional de Música en Quito fueron sumándose los conservatorios de Guayaquil, Cuenca y Loja, Es así como el Consejo Universitario de la Universidad Nacional de Loja en su Acta Nº1 de fecha 18 de enero de 1944, analiza la adquisición de un piano con el afán de ampliar su oferta. Con fecha 09 de febrero se citan reformas presupuestarias para los sueldos del director – Profesor y Profesor – secretario. Nombrando como director al músico Francisco Rodas Bustamante.

En 1945 se resuelve otorgar la categoría de Conservatorio a la Escuela de Música mencionando que para los fines correspondientes se debe “Comunicar el acuerdo al Ministerio de Educación Pública y los conservatorios de las demás ciudades del país” (Jaramillo Fierro 2018, 157). En 1956 ante la falta de presupuesto se cierra esta Escuela que es reabierta en 1959 bajo la dirección del maestro José María Bustamante. En 1970 el Gobierno ecuatoriano establece la clausura de las Universidades, cerrándose así mismo la Escuela de Música, y en octubre del mismo año se expide un decreto Nº409-CH mediante el cual el Conservatorio se anexa al Ministerio de Educación. En marzo de 1971, mes en el que nació y murió el compositor lojano Salvador Bustamante Celi, se bautiza al Conservatorio con su nombre, durante este lapso han dirigido la institución varios músicos ecuatorianos, llegando a convertirse en una entidad que ha ganado renombre en el país.

Es importante reconocer las agrupaciones que han germinado de esta entidad, en donde han destacado varias mujeres como docentes, intérpretes, compositoras o gestoras del arte musical. Es así, que se formó el Conjunto Universitario del Ecuador; el Coro de Cámara, Estudiantina Ciudad de Loja, Orquesta Sinfónica del Conservatorio, Quinteto de Cuerdas, Grupo de Cámara, entre otras. 

Figura 2.

 Archivo CSBC, Estudiantes de la maestra María Piedad Castillo, 1971, Archivo del Conservatorio Salvador Bustamante Celi

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Conforme muestran los registros de matrículas encontrados en el Conservatorio de Música desde el año 1971, en donde se rigen al MINEDUC, son varias las niñas y jóvenes matriculadas en esta institución, situación que ha generado una paulatina inserción de la mujer al mundo educativo musical y laboral, hoy advertida como una de las disciplinas con tradición arraigada que vislumbra un nuevo espacio a las féminas que actualmente  superan en número a las mujeres que conforman el resto de Conservatorios del Ecuador. Lo que abre paso a esta nueva generación de artistas, que sustituirán a los profesores o músicos de diversas agrupaciones. Se podría entrever que estas entidades reflejan la presencia de la mujer en el ámbito público, por tanto, la paridad social, económica, formativa y profesional entre hombres y mujeres. 

CONCLUSIONES

Remontándonos a la fundación de la comunidad de Concepcionistas en Loja se puede indagar que únicamente ciertas monjas eran instruidas musicalmente para cantar y tocar en los conventos, capillas, iglesias; siendo el objetivo inicial de estas comunidades circunscribir a la educación de jóvenes hijas de españoles, criollos y mestizos que principalmente eran benefactores a través de dotes o terrenos. “Que no falten monjas dedicadas al culto divino en lo que se refiere al canto y la música” (Godoy 2005, 127)

Las Escuelas católicas regidas por la Comunidad de Hnas. Marianitas y Hnas. de la Caridad fueron a finales del siglo XIX las instituciones pioneras en impartir clases de música, costura y bordado. Cuando los padres de familia disponían de recursos para sufragar un costo adicional impartían la enseñanza del instrumento musical, por tanto, terminada la escuela primaria muchas niñas perfeccionaban su nivel interpretativo por algunos años (2 a 3 años) tiempo en el que retornaban a cumplir con sus principales expectativas que eran casarse o ingresar a algún convento.

Iniciado el siglo XX se puede apreciar el aporte musical que ejercieron las asociaciones obreras, desde donde se formaron músicos que posteriormente integraron bandas tanto en la ciudad como en la provincia; se formaron directores, instrumentistas y pedagogos que impartieron sus conocimientos en escuelas de educación regular, situación que inicialmente la ejercían únicamente los religiosos. De aquí surge el Protectorado Artístico e Industrial de Señoritas, la Escuela Musical Nocturna y la Banda de Música, abriendo paso a la formación musical de las mujeres.

 

La iniciativa de jóvenes estudiantes de la Unidad Educativa Santa Mariana de Jesús y la Inmaculada, por cultivar aquellos dotes musicales para ponerlos al servicio de la sociedad ecuatoriana, impulsa a la conformación del Coro Santa Cecilia, que posteriormente se convertirá en una afamada Academia en donde además se difunde las creaciones lojanas a través de la radio emisora adquirida por estas damas lojanas.

Con el surgimiento del Conservatorio de Música las barreras de género quedan anuladas, supeditadas quizá a la decisiva elección del instrumento de especialidad o los gustos musicales. Sin embargo, el ambiente educativo y laboral ha sido decisivo para el desarrollo musical de las mujeres, las clases complementarias se convirtieron de pronto en el desarrollo laboral de las féminas. Y en todo este trajinar las diferentes promociones han contado con un representativo número de estudiantes, intérpretes, maestras y algunas compositoras lojanas.

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