La comunicación no verbal en los estilos de enseñanza y aprendizaje

Caso: Universidad de las Fuerzas Armadas – Espe, Ecuador

 

Patricia del Carmen Arellano Gualle

[email protected]

https://orcid.org/0009-0006-6273-5303

 

 

RESUMEN

La comunicación es el eje neurálgico que dinamiza los ambientes de aprendizaje y está gestada en torno a un facilitador que ofrece la formación educativa y un estudiante que se destina a recibirla y procesarla. Esta premisa constituye el punto de partida del presente artículo, el cual tiene como propósito determinar el impacto pedagógico y didáctico de la comunicación no verbal en los estilos de enseñanza y aprendizaje, tomando como escenario los Departamentos de Ciencias Exactas y  Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad de las Fuerzas Armadas-ESPE (Escuela Politécnica del Ejército), Sangolquí, Ecuador, específicamente en las carreras de campo técnico: Ingeniería Mecatrónica; campo administrativo: Licenciatura en Marketing y campo de Ciencias Humanas y Sociales: Licenciatura en Educación Inicial. Quizás por considerarlos como algo natural y propios del ser humano, los procesos comunicacionales no han sido objeto de estudios científicos en el ámbito de la educación formal, especialmente en lo concerniente al aspecto formativo-educacional. He aquí, la importancia del presente abordaje, cuya plataforma teórico-conceptual está imbricada en el estado del arte de la investigación, con apoyo de estudios realizados por pensadores y teóricos sobre comunicación no verbal y los estilos de enseñanza y aprendizaje, los cuales han sido asumidos como fuente primaria y secundaria, y que sirven de aportes para dar respuesta a la problemática planteada y que guardan relación con la realidad analizada a la luz de su intencionalidad base.

 

Palabras clave: comunicación no verbal; lenguaje corporal; estilos de enseñanza; estilos de aprendizaje; formación educativa, contexto.

 

 

 

 

 

Non-verbal communication in teaching and learning styles

Case: University of the Armed Forces – Espe, Ecuador

 

ABSTRACT

Communication is the neuralgic axis that energizes learning environments and is gestated around a facilitator who offers educational training and a student who is destined to receive and process them. This premise constitutes the starting point of this article, whose purpose is to determine the pedagogical and didactic impact of non-verbal communication on teaching and learning styles, taking as a scenario the Departments of Exact Sciences and Human and Social Sciences of the University of the Armed Forces- ESPE (Polytechnic School of the Army), Sangolquí, Ecuador, specifically in technical field careers: Mechatronic Engineering; Administrative field: Bachelor's Degree in Marketing and Human and Social Sciences field: Bachelor's Degree in Initial Education. Perhaps because they are considered something natural and typical of the human being, communication processes have not been the subject of scientific studies in the field of formal education, especially with regard to the formative-educational aspect. Here is the importance of this approach, whose theoretical-conceptual platform is imbricated in the state of the art of research, with the support of studies carried out by thinkers and theorists on non-verbal communication and teaching and learning styles, which have been assumed as a primary and secondary source, and that serve as contributions to respond to the problems raised and that are related to the reality analyzed in light of its intentional basis.

 

Keywords: non-verbal communication; body language; teaching styles; learning styles; educational formation, context.

 

 

 

Artículo recibido 15 febrero 2023
Aceptado para publicación: 15 marzo 2023

 

 

 

 

INTRODUCCIÓN

La sociedad del siglo XXI cambia vertiginosamente, gracias al desarrollo de la ciencia y la tecnología, apresurando el proceso de globalización e incremento y difusión de la información de manera exponencial, lo que permite a la humanidad, avanzar hacia nuevos paradigmas y necesidades educativas. No obstante, es pertinente mencionar que, aunque es meritorio todo intento por mejorar la educación ecuatoriana en los diferentes niveles educativos, ha sido insuficiente, por cuanto se sigue reproduciendo el modelo de educación tradicional al ignorar procesos tan importantes para el desarrollo integral, como los procesos comunicacionales, en este caso no verbales, entre profesores y estudiantes. En consecuencia, dichas implicaciones generan necesariamente la posibilidad de replantearse los ámbitos en los que se circunscriben los procesos y estilos de enseñanza y aprendizaje.

De allí, que la comprensión de los procesos de enseñanza y aprendizaje por el profesional docente requiere de un conocimiento profundo sobre la cognición, el pensamiento, el lenguaje, la inteligencia, estilos de aprendizaje, estilos de enseñanza, y, en particular, de las actividades y procesos mentales de atención, percepción, memoria, representación, razonamiento, toma de decisiones y solución de problemas. Además de estos aspectos, es especialmente relevante el conocimiento acerca de las dimensiones afectivas y emocionales, dada su gran influencia en los procesos de aprendizaje y en el bienestar de las personas. En tal sentido, develar las diversas preguntas relacionadas con el conocimiento humano, con la mente, el cerebro y cómo se vincula con el aprendizaje, se ha convertido en estos últimos años en un desafío para las ciencias, entre las que se encuentra las Ciencias Cognitivas, campo interdisciplinario constituido por: la antropología cognitiva, la inteligencia artificial, la filosofía de la mente, la psicolingüística, la neurociencia y la psicología cognitiva, entre otras disciplinas.

No obstante, la articulista reconoce que es una tarea compleja y ardua el  abordaje de  la temática que le ocupa, de allí que, este artículo forma parte de una investigación mayor, la cual tuvo como propósito fundamental determinar el impacto pedagógico y didáctico de la comunicación no verbal en los estilos de enseñanza y aprendizaje, tomando como escenario los Departamentos de Ciencias Exactas y  Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad de las Fuerzas Armadas-ESPE (Escuela Politécnica del Ejército), Sangolquí, Ecuador, específicamente en las carreras de campo técnico: Ingeniería Mecatrónica; campo administrativo: Licenciatura en Marketing y campo de Ciencias Humanas y Sociales: Licenciatura en Educación Inicial, período 2020- 2021.

Cabe considerar, que los estilos de enseñanza y aprendizaje, partiendo de la comunicación no verbal, deben superar los componentes y la estructura de las propuestas curriculares, en respuesta del ciudadano que se aspira formar tras superar los clásicos listados de contenidos apropiados (programas didácticos) en un sistema destinado a la sola transmisión de contenidos, emprendiendo facetas con materiales curriculares y didácticos complementarios que contribuyan al trabajo de aula y eleven la calidad de vida de los profesionales de la educación.

Resulta claro, que el manejo consciente y programado de la comunicación no verbal por parte de los docentes es vital, en especial, a nivel universitario, cuando se hace imprescindible y fundamental en la consecución de un aprendizaje de calidad (significativo para la vida), que inste al compromiso estudiantil hacia las actividades educacionales para lograr la calidad de la enseñanza (Yorke, 2016), de la mano con las facilidades que ofrezca la escuela o la universidad en el alcance de mejores condiciones.

En este sentido, debemos tener presente que a través de la comunicación compartimos sentimientos, emociones y conocimientos que nos permiten mejorar personal y profesionalmente, entendiendo el punto de vista de los demás, aunque no estemos de acuerdo con éste, pero sí sabiendo manejar con justicia y objetividad el proceso comunicativo; tarea de vital interés para los docentes y sus habilidades psicológicas, sociales, de autocontrol, autorregulación, solución de problemas y empatía.

Siendo las cosas así, las habilidades comunicacionales que desarrolle el docente evidentemente influirán en el proceso de enseñanza-aprendizaje, de modo que éste debe comprender, aprehender e internalizar, tal como lo concibe Pease (2006), que “la comunicación humana se efectúa más mediante gestos, posturas, posiciones y distancias relativas que por cualquier otro método” (p.9).

De igual modo, las miradas, la forma de vestir, al igual que callar o no prestar atención son aspectos que siempre comunican algo, así que es imposible ocultarnos para dejar de comunicar porque hasta estando en silencio comunicamos, de manera que a la conducta verbal y no verbal le es inherente el carácter comunicativo, pudiendo ser interpretadas en un significado que le asigne tanto emisor como receptor.

A juicio de Albet Mehrabian (1971), las personas confían más en los mensajes no verbales que en los verbales, especialmente si entran en contradicción, considerando que las señales o códigos no verbales que emite el emisor son más sinceros y espontáneos. En sus investigaciones, el citado autor halló que el impacto total de un mensaje es verbal en un 7% (palabras solamente), 38% vocal (incluye el tono de voz, los matices y otros sonidos) y 55% no verbal (Pease, 2006, 12), sin embargo, los porcentajes pudieran variar respecto a las situaciones o al contexto.

Por su parte, Pons (2015) piensa que la primera impresión cuando conocemos a alguien surge durante los primeros 7 segundos, donde el 93% de la información recibida se obtiene por medio del lenguaje corporal. Se hace necesario resaltar que generalmente las personas conscientemente ignoran la importancia de la utilización de las señales y códigos no verbales en el momento de emitir un mensaje o información, y de ahí la valía o alhaja que ésta posee; que debe ser considerada por los docentes para influir en los estilos de enseñanza aprendizaje, puesto que la persona común se enfoca exclusivamente en emitir el contenido del mensaje y no la forma en que se dice, mientras que los docentes deben superar la posición de persona común porque son los formadores del futuro y cada acto debe ser bien estudiado y premeditado, por lo que no se consienten los errores.

Es así que, la comunicación no verbal puede ser utilizada para dar una buena impresión, para educar, persuadir, influir, expresar interés o desinterés; para engañar, amar y para cualquier otro objetivo propio. En las investigaciones realizadas sobre la comunicación no verbal, una de las principales cuestiones que se han tratado de aclarar es si los comportamientos no verbales tienen pautas innatas inherentes al ser humano o es producto de un aprendizaje cultural.

Entre tanto, otros estudios revelan que la comunicación no verbal tiene una dimensión universal y una dimensión cultural. Universal porque la expresión de emociones, como la ira, miedo, asco, alegría, entre otras, se encuentra en todas las culturas y sus reacciones y movimientos, por ejemplo, al sentir miedo el reflejo es levantar los hombros en forma de protección. Y puede ser cultural, por ejemplo, cuando todos los pueblos utilizan el contacto visual para comunicarse, pero el comportamiento y respuesta es diferente, ya que mientras una cultura mantiene la mirada a una persona de mayor jerarquía puede ser signo de atención y obediencia, en otra puede ser vista como un desafío.

De este modo, se ha descrito con detalle la gran importancia que posee la comunicación no verbal en las interacciones, siendo ésta la que da el poder de modificar, enfatizar, suavizar y contradecir los mensajes verbales, además, logra un buen efecto del mensaje. Por ello, es muy importante tener la habilidad para saber interpretar correctamente los signos no verbales para el éxito del proceso comunicativo y un acercamiento entre personas y culturas.

La comunicación no verbal en el ámbito educativo

El papel que juega la comunicación no verbal en el ámbito educativo es de vital interés, considerando que la comunicación es inherente a la educación en vinculación con el currículo implementado en los planes de estudios, puesto que el proceso de enseñanza aprendizaje es un proceso indispensablemente comunicativo, cuyo objetivo es la humanización a partir de la adquisición de nuevos conocimientos. De tal modo, que el docente deja de ser un transmisor de información y conocimientos disciplinares, que inexorablemente se desactualiza para convertirse en un mediador de experiencias de aprendizaje. Por lo tanto, para Díaz, (2004), se hace imprescindible considerar   los factores que intervienen en el estudiante, quien es el que construye y da significado al aprendizaje, como también al ambiente y las interacciones entre éstos.

Por lo antes expuesto, es indispensable incorporar en el currículum educativo la comunicación no verbal en todos sus niveles, especialmente en el ámbito universitario en lo referido a la docencia, como eje transversal en la enseñanza en materia de estilos de aprendizajes. Tal consideración coincide con lo planteado por Herrera y Cochancela (2020), quienes refieren que las propuestas curriculares educativas plasmadas en los últimos 20 años por la Autoridad Educativa Nacional del Ecuador han versado en cambios sustanciales, comenzando con el hecho de que antes (finales del Siglo XIX y principios del Siglo XX) se trataba de marcos de contenidos programáticos que fueron transformándose a estructuras complejas y articuladas, cubriendo aquellos elementos esenciales orientados al desarrollo de los procesos de enseñanza y aprendizaje en las aulas.

Desde esta óptica, surge como necesidad, para complementar la praxis pedagógica, la inclusión de materiales curriculares que ayuden al docente en torno a temas como los estilos de enseñanza y aprendizaje, con la finalidad de cubrir la diversidad de nacionalidades, realidades habidas en las instituciones educativas y aquellas de índole particular referidas a los diferentes grupos sociales del país, tomando en consideración las nuevas propuestas que pretenden articularse con la evaluación externa de los aprendizajes en función de estándares educativos, vinculados éstos al currículo y en aporte a la comunicación no verbal desde los estilos de enseñanza y aprendizaje concebidos como el arte de enseñar y aprender.

A partir de la perspectiva expuesta en el apartado anterior, debemos dejar claro que el aprendizaje como concepto dentro del ámbito curricular ha sufrido cambios significativos y evolutivos que trascienden la visión conceptual-cognitiva de modelos transmisivos de enseñanza y ha adquirido dimensiones procedimentales y actitudinales que dan configuración a una educación verdaderamente integral con criterios de desempeño, cuya expectativa reside en la capacidad de movilización del conocimiento que adquieren y desarrollan los estudiantes en torno a sus estilos de aprendizajes.

La idea es superar la concepción tradicional de las áreas de conocimiento y sus contenidos de aprendizaje, actualizándolos, pero a su vez incorporando al currículo (currículo abierto) aquellos contenidos demandados por la sociedad, permitiéndole una mejor contextualización que cede paso al principio humanista, dando respuesta a las exigencias de la realidad del país en pro de los estándares de calidad y excelencia, teniendo como común denominador la investigación, innovación y emprendimiento, característica particular concebida como ejes transversales e integradores en el quehacer educativo del Ecuador (Herrera y Cochancela, 2020).

Rol del Docente

A la luz de la premisa anterior, la comunicación no verbal es vital en la labor educativa del aula, donde los docentes deben cumplir funciones en el campo de las emociones (apoyo o rechazo; reconocimiento o ignorancia; aprobación o desaprobación; simpatía o antipatía; interés o desinterés) y la cognición (atraer la atención, señalar algo, responder, enfatizar). De modo que existe una fuerte interrelación entre niveles verbal y no verbal, por lo que debe haber congruencia en los mensajes que se transmiten; factor fundamental que tiene que primar en la aptitud docente (Álvarez, 2012).

En efecto, dentro del aula de clases, docentes y estudiantes interactúan entre sí con la finalidad de generar un conocimiento. La enseñanza es propiciada por el docente, guiando, incitando y conduciendo los procesos de reflexión con los estudiantes. De ahí que, la enseñanza en estos tiempos implica intercambio de opiniones, reflexiones críticas y situadas, dialogo permanente. Donde en el proceso si se hace consciente, se observa plenamente las reacciones no verbales sea ésta de interés, credibilidad, aceptación o todo lo contrario.

Obviamente, la comunicación no verbal del profesor influye sobre la percepción que el estudiante tiene de él y de su proceso de enseñanza, demostrable a partir de la respuesta obtenida por el mismo estudiante a través de sus avances en el rendimiento académico, razón por la que el docente, en primer orden, debe dominar el área que enseña, preocuparse por las necesidades de los estudiantes, brindar afecto, respeto y comprensión, es decir, ser empático, pero todo ello implica también el manejo asertivo de la comunicación no verbal.

En este orden de ideas, la tarea docente es tener presente toda la gama de expresiones no verbales que van desde las posturas, maneras de estar, los gestos en toda su diversidad, sin dejar de lado el uso que hace del espacio de la clase, en razón de que son modelos a imitar que no pierden de vista los estudiantes, de modo que es una exigencia de la praxis docente controlar las emociones y los movimientos corporales, porque solo ellas pueden propiciar o no el buen clima para el aprendizaje, así que, concienciando en torno al buen manejo del cuerpo en las aulas de clases podemos mejorar la interacción docente-estudiante.

Evidentemente, la comunicación no verbal en el aula juega un papel fundamentalmente básico al estar conectada con la dimensión relacional, porque desde allí se contagian los estados emocionales y se transmite aquello de mayor peso educativo, es decir, los sentimientos, emociones, expectativas, actitudes, creencias, valores, prejuicios y estados de ánimo; variables que constituyen el currículum oculto de los centros educativos (Álvarez, 2012).

Dentro de este marco, debemos dejar claro que el docente a través de su estilo de enseñanza, emite información de contenidos relevantes, normas y valores, entre otros aspectos. Visto de esta forma, el profesional de la docencia cumple una doble función: la de receptor y emisor dentro del proceso de enseñanza y aprendizaje, razón por la cual debe mantener atención y cuidado a todos los estímulos no verbales que emite constantemente para que su mensaje sea convincente, teniendo a su vez la capacidad y habilidad para detectar e interpretar adecuadamente los indicios verbales y no verbales que transmiten los estudiantes.

En el rol de emisor, el docente necesita internalizar que con su sola presencia ya está transmitiendo mensajes, eso sin mencionar su mirada, su manera de pararse o caminar, la distancia, vestuario o adornos, que ofrecen de entrada una imagen personal, seguido de los gestos, el tono de voz y los silencios, que nos acercan a su carácter, personalidad, estado emocional, intereses, ideología, status, expectativas, e incluso, su nivel profesional. Al ser el docente el centro de atención, es evaluado por quienes le observan (los estudiantes), formándose así una imagen suya que perdurará. Por tal razón, Sanz (2005) hacía hincapié en que esta primera imagen es determinante y que hay que esforzarse en un acto comunicacional diáfano, especialmente durante este primer momento ante un curso nuevo, así como los primeros minutos de cada sesión de clases.

Mientras tanto, en su rol de receptor, el docente debe prestar atención a los mensajes no verbales de los estudiantes, interpretándolos desde una variedad de criterios (Álvarez, 2012) como una acción responsable e ineludible que responda fielmente a su expresión real. He aquí la aptitud y habilidad del docente para descifrarlos en el interés por conocer diferentes estados de ánimo, intereses, necesidades y sentimientos, porque aquí está en juego el nivel de aceptación y credibilidad que lo catapultará al éxito en el proceso de enseñanza y aprendizaje.

Ahora bien, en el proceso de descifrar los mensajes no verbales debe tomar en cuenta ciertos parámetros, como las diferencias culturales, ya que el significado del mensaje no verbal varía de acuerdo a la cultura, por tal razón, es importante conocer la cultura para interpretarla y, por consiguiente, evitar una valoración sesgada desde nuestro punto de vista. Sin duda, la habilidad para comunicar forma parte de la docencia universitaria y se adquiere con tiempo y práctica hasta llegar a utilizar eficientemente los códigos de la comunicación no verbal. Es necesario manifestar que, a medida que el docente tome conciencia de la comunicación no verbal y sus efectos, logrará mayor eficacia comunicativa, credibilidad y una marca personal en su arte de enseñar.

Lo no verbal en la enseñanza y el aprendizaje

Desde las últimas décadas del siglo pasado la inquietud y el interés por los problemas educativos se han centrado en el profesor, a quien le es atribuida la baja productividad y calidad de la educación, sobre todo cuando la responsabilidad y el compromiso de la formación académica está a cargo de profesionales no docentes, tal como ocurre en los Departamentos de Ciencias Exactas y Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad de las Fuerzas Armadas- ESPE, Sangolquí, Ecuador. Los caracteres enumerados incluyen déficits en su formación, desconocimiento de las últimas tendencias educativas relacionadas con sus estilos de enseñanza y aprendizaje, o si las conocen, no aplican esas corrientes pedagógicas o paradigmas socioeducativos novedosos, concepciones epistemológicas del aprendizaje, la evaluación, la investigación, la innovación y el emprendimiento, debido a la teoría curricular en la que se ha desarrollado; en el caso ecuatoriano: tradicionalista, academicista y de carácter técnico-administrativo.

En el contexto descrito, un alto porcentaje de docentes tiene dificultad en controlar plenamente todas sus señales no verbales, situación que limita una clara conciencia de lo que realmente se está transmitiendo, lo que implica leer la estructura cognitiva a través de los gestos, ya que comunicar no implica solo  palabras, y en ese contexto, el  mensaje es un complejo de signos y símbolos que envían señales sobre el tipo de persona que es el emisor y esto incluye el lenguaje gestual, corporal o  facial,  así como, la  postura,  la  inflexión  de  la  voz  o  el  modo  de  vestir.

Para Díaz Díaz (2017), precisar los estilos de aprendizaje que predominan individual o colectivamente en los estudiantes, ofrece el valor agregado que se requiere para mediar el proceso de enseñanza-aprendizaje y mejorar la formación, lo cual permitirá al docente la orientación adecuada para canalizar sus esfuerzos hacia estrategias y recursos eficientes que resulten en aprendizajes notables y medibles. Asimismo, los profesores o administradores educacionales, conocerán las diferentes maneras que tienen los estudiantes de visualizar, captar y percibir el mundo, adaptando sus estrategias a dichos estilos y a los requerimientos específicos de cada carrera.

Tales argumentos coinciden con lo planteado por Ortiz (2017), quien señala que los diferentes estilos de aprendizaje deben ser conocidos y entendidos por el que se dedica a la enseñanza; por una parte, porque reconoce en el estudiante la manera en que él aprende y, por otra parte, le permite hacer uso de estrategias pedagógicas que vinculen esos estilos donde todos participen y hagan uso de sus habilidades.

Otro problema que pudiese incidir en los estilos de enseñanza y aprendizaje está referido al exceso o escasez de estímulos no verbales, es decir, si hay pocos se debilita el poder del discurso, por lo tanto, resulta poco atractivo y monótono; y si son muchos estos estímulos no verbales provocan distracción, instando inconscientemente a la atención de los excesos más que al contenido.

En Ecuador, las políticas educativas implantadas en las universidades conceden el acceso a los medios de información globalizada según el interés de las personas para formación, motivo por el cual un gran número de docentes intenta adecuar múltiples estrategias didácticas centradas en el aprendizaje al modelo curricular actual, pasando por alto al estudiante y su estilo de aprendizaje, un aspecto muy influyente en su formación (Ortiz, 2017). Y ello surge debido a los procesos globalizadores de una educación, cuya visión capitalista reside en lo que Freire (2008) denominó “educación bancaria”.

En atención a esta realidad, podemos constatar que los formadores que administran las diferentes carreras de la Universidad de las Fuerzas Armadas-ESPE, Sangolquí, Ecuador: Ingeniería mecatrónica y Licenciatura en marketing del Ecuador, no logran alcanzar los objetivos propuestos en respeto y sintonía con los estilos de aprendizaje, dado a las concepciones epistemológicas que utilizan para llevar a cabo los procesos didácticos; en contraposición con los educadores egresados de carreras de formación docente, como es el caso de licenciatura en Ciencias Sociales y Humanas, específicamente, en la Educación Inicial, lo cual implica tomar decisiones en torno a prioridades, líneas de acción, recursos, tiempos en torno a ejes específicos que tienen un denominador común, donde los estilos de aprendizajes que asume el docente son vitales para alcanzar en los estudiantes competencias que trascienden el ámbito académico.

En este sentido, hemos observado con gran inquietud que los estilos de enseñanza de los profesionales de la docencia tienen matices diferentes con respecto a la manera de llevar a cabo la didáctica de ingenieros, administradores, técnicos o sociólogos que administran los diferentes cursos de las carreras que ofrece la Universidad de las Fuerzas Armadas-ESPE, Sangolquí, Ecuador. Tal situación pudiese incidir al relacionar dichas variables con la comunicación no verbal a la hora de comprender y fortalecer las reacciones a cargo del facilitador en pro de lograr aprendizajes efectivos, autónomos y permanentes.

Dentro de este orden de ideas,  la psicología y la didáctica han definiendo sus marcos teóricos y prácticos sobre cómo los estudiantes construyen sus propios conocimientos y los factores que en éstos influyen para afectar significativamente el aprendizaje, erigiendo con ello nuevos paradigmas y metodologías, consecuencia del abandono progresivo de la enseñanza por la transmisión-recepción y el cambio del rol docente de transmisor a facilitador de técnicas, métodos y recursos  (López Martínez, 2009).

Cabe subrayar, que este asunto aún no ha sido consolidado y ello no ocurrirá hasta no verse acompañado de reflexiones profundas que insten al cambio, mediante la revisión profunda de la práctica docente en términos de evaluación del proceso de enseñanza-aprendizaje en instrumentación de estrategias asociadas a la comunicación no verbal, estableciendo comparaciones en los estilos de aprendizajes de las diferentes carreras o cursos ofrecidos en un plan de estudio determinado, como es el caso de la Universidad de las Fuerzas Armadas, ESPE, Sangolquí, Ecuador, en los diferentes campos y áreas del conocimiento antes citados.

Ahora bien, no podemos referimos a los estilos de aprendizajes, sino los asociamos con las políticas del Estado, sobre todo en el sistema educativo, las cuales son indispensables para lograr una formación integral, no sólo en los profesionales, sino también en recursos humanos que ejercen el Magisterio en diferentes áreas o profesiones. En efecto, los estilos de enseñanza y aprendizaje están íntimamente relacionados con las concepciones epistemológicas que manejan los docentes sobre la praxis pedagógica, por ser los responsables directos del desarrollo del proceso de enseñanza y aprendizaje, y que en definitiva orientan sus acciones como docentes o profesionales que ejercen cargos educativos en articulación con el currículum, los saberes, conocimientos, contenidos y formas de abordarlo didácticamente, que pueden ser transformadas según la experiencia, la reflexión o el estudio crítico que se efectúe a las distintas teorías aplicadas al contexto educativo (Porlán, Rivero y Martín del Pozo, 1998).

Sin lugar a dudas y de acuerdo a la intencionalidad base del estudio que estamos desarrollando, tales concepciones asumidas por el profesor están imbricadas con la comunicación no verbal, eje integrador que debe ser incorporado en el currículo universitario. En esta línea de pensamiento, podemos afirmar que para ser un comunicador eficiente desde el arte de enseñar es necesario que el docente maneje habilidades, destrezas, actitudes e intereses, a los fines de empoderarse de las técnicas metodológicas y de evaluación cónsonas con elementos caracterizadores precitados a cargo del estudiante, para poder consolidar códigos lingüísticos (verbal y no verbal) en pos de alcanzar aprendizajes autónomos y permanentes.

De este modo, el lenguaje se convierte en todo un sistema especializado que traduce e interpreta según los idiomas y temas distintos que yacen en el seno del lenguaje verbal y de otros sistemas comunicativos, como lo es el lenguaje no verbal, por ejemplo, un saludo gestual, entre otras características que se asocian a la capacidad de aprendizaje que tenga el ser humano. Tal es el hecho de que cualquier persona en condición normal pueda aprender alguna forma de lengua sin impedimento alguno.

Es por ello, que con todo lo mencionado se pretende que el presente estudio sea desarrollado en temas de estilos de aprendizaje y enseñanza dirigido a los estudiantes de la universidad de diferentes campos de conocimiento, para que de esta forma los docentes de la institución puedan utilizar técnicas de comunicación no verbal cuando impartan las clases en cada una de las unidades curriculares.

Equilibrar formación y aprendizaje

En atención a las ciencias sociales, y de manera muy especial las ciencias de la educación, el Estado ecuatoriano incorpora el concepto de equidad en sus dimensiones de inclusión, igualdad de oportunidades, movilidad social y vulnerabilidad como temas interés. La equidad es concebida como aquel concepto fundado “en el derecho de cada persona a contar con una educación de calidad que le permita desarrollar plenamente su potencial, independientemente de su origen socioeconómico, género, etnia u otras características que puedan ser fuente de discriminación” (Jiménez, Lagos y Durán, 2011, 22).

En este orden, emerge la importancia de entender el proceso de aprendizaje desde sus estilos de aprendizaje, partiendo por supuesto del reconocimiento de las diferencias personales, cuya viabilidad inicia al investigar cómo aprenden los estudiantes de las diferentes carreras en los Departamentos de  Ciencias Exactas y  Ciencias Humanas y Sociales  de la Universidad de las Fuerzas Armadas- ESPE, Sangolquí, Ecuador, como una forma de contribuir a la comprensión de los procesos involucrados en el acto educativo, y así ajustar las metodologías de enseñanza a las necesidades de los estudiantes para el desarrollo de competencias, lo que implica una transformación curricular universitaria en términos de superar paradigmas que le permitan al docente interaccionar con los estudiantes en pro de comprender y reflexionar en torno a sus estilos de aprender (De Miguel, 2005).

Otro factor influyente en el proceso de enseñanza y aprendizaje es el desapego estudiantil, de difícil diagnóstico y solución, que residiría en “…despertar el deseo hacia el aprendizaje de los alumnos…” y de los docentes (Gallego y García, 2012, 6), lo cual amerita de esfuerzos compartidos por parte de los actores principales del quehacer educativo, por supuesto, direccionado según De Miguel (2005) desde el nuevo paradigma que centra “…el eje de la enseñanza sobre el aprendizaje autónomo del alumno” (p.16), a la educación disciplinar científica, especialmente la universitaria, por ser de carácter complejo (Taber, 2009), donde aún no existe un equilibrio determinado que se pueda asumir entre la tarea formativa del docente y el aprendizaje autónomo del estudiante que permita el alcance del aprendizaje significativo y de calidad (Gallant, 2011).

Desde esta visión constructivista, los estudiantes procesan la información recibida como acervo de conocimiento relevante, creando conexiones que se proyecten en nuevos marcos conceptuales de conocimiento con aproximación razonable al conocimiento considerado deseable por el currículo (Taber, 2009), donde la capacidad de análisis e integración se convierta en hábito aplicable a lo largo de la vida.

Todos estos planteamientos generales sobre cómo debe concebirse el aprendizaje dentro de un paradigma, conducen a aplicaciones no exentas de problemas, sin embargo, desde el conocimiento aportado por la neurobiología como ciencia, hay maneras de aprender que requieren del reforzamiento por repetición (Spilzer, 2006), lo que puede considerarse conductista, sin embargo, basta con comprender que existen etapas del proceso de enseñanza y aprendizaje que ameritan ser evaluadas cuidadosamente, puesto que conducen a un aplicación ponderada de ambas concepciones paradigmáticas, en concordancia con la situación contextual y el aprendizaje que se espera alcanzar.

Llama poderosamente la atención de los docentes la carencia que tienen los estudiantes en competencias necesarias para el buen desempeño académico en la educación superior, en especial, aquellas de carácter genérico referidas a las habilidades de comunicación oral y escrita, pensamiento crítico y divergente, entre otras de interés general, mostrándose desmotivados hacia la consecución de conocimientos nuevos, todo ello como resultado evidente de una inadecuada preparación dentro del sistema escolar (OCDE, 2012).

Por otro lado, los docentes como especialistas profesionales destacados en el área disciplinar de su interés, han sido formados bajo el paradigma que centra la docencia en la transmisión de contenidos (educación bancaria), de tal manera que se encuentran desorientados por el cambio de aplicación al nuevo paradigma constructivista, entre otros que pudieran emerger, ya que a pesar de los cursos de actualización metodológica recibidos por instancias de formación permanente, aún no asisten a los estilos de aprendizaje, razón por la que es necesario repensar los enfoques de enseñanza.

A este respecto, Aguilera y Ortiz (2010) y Gallant (2011) coinciden en que, en educación, el foco de atención ha sido desplazado de los contenidos académicos a otro aspecto más cualitativo, aquel orientado a las capacidades de los estudiantes y su desarrollo, considerando la insuficiente preparación de los mismos, así como de los docentes respecto de la enseñanza, instalándose un concepto de competencia cuyo énfasis está signado al desarrollo de las capacidades individuales y centradas en el hacer, superando la tradicional profundización como consecuencia de la adquisición de nuevos conocimientos, debido a que esto está asociado a la enseñanza de contenidos.

Todo lo referido emplazó a la presente investigación al abordaje de la caracterización de la variable “perfiles de aprendizaje” que presentan alumnos de diferentes carreras, una variable que nos aproxima al conocimiento completo del estudiante que debiera ser incluida en las novedosas metodologías de principios del siglo XXI, como una forma de vitalizar el proceso de enseñanza-aprendizaje, tal como lo propugnan Gallego y García (2012).

Indudablemente, de acuerdo a la experiencia docente de la autora del presente abordaje discursivo, los estilos de aprendizaje constituyen un arsenal poderoso en materia educativa en todas las carreras, orquestados tanto por los docentes como a cargo de los estudiantes, lo que coadyuva a fortalecer competencias de alto nivel, en pos de desarrollar el pensamiento  crítico y reflexivo, haciendo más accesibles los conocimientos impartidos (Gallego y García, 2012), tras fomentar y regular en los estudiantes procesos metacognitivos, lo cual le permite al docente diseñar las diferentes estrategias supeditadas a intereses, actitudes y formas de percibir y aplicar el conocimiento por parte de los mismos, en respeto a su diversidad o diferentes matices de concebir sus  conocimientos y saberes y, así,  poder incentivarlos a continuar explorando otras ideas.

Los argumentos expuestos nos concitan a sostener que la relevancia de esta investigación en marcha radica en la posibilidad de generar nexos entre otros estudios analizados en torno a los estilos de aprendizaje y metodologías de enseñanza que faciliten su afianzamiento en una reflexión direccionada a la estructuración de ambientes de aprendizaje enriquecidos, los que pueden abarcar desde la sala de clases y el currículo hasta el binomio estudiante-docente (Spilzer, 2006).

CONCLUSIÓN

A modo de cierre reflexivo, más que conclusivo, podemos afirmar que la formación docente juega un papel preponderante, pues ésta debe ser asumida como un continuo humano de aprendizaje que permite al sujeto social adaptarse a la nueva realidad y participar de manera activa en los procesos de trasformación social. Ello implica que la educación del siglo XXI, entre sus múltiples desafíos, deberá superar la enseñanza disciplinar bancaria y cultivar el aprendizaje de la satisfacción; de aprender para la vida y para la convivencia armónica, en un clima afectivo adecuado para facilitar los procesos de aprendizaje y el desarrollo integral humano.

Para alcanzar el propósito planteado, aspiramos reivindicar una educación centrada en el estudiante (aprendiz), en los estilos de aprendizaje y de enseñanza, que incluya la adquisición de conocimientos prácticos, competencias y actitudes para la vida, el análisis creativo, la reflexión, para la comunicación no verbal y la convivencia, lo cual debe materializarse en el contexto donde se lleva a cabo nuestra investigación.

LISTA DE REFERENCIAS

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