Trayectorias educativas para entender la educación

desde los estudiantes con dificultades académicas

 

Arles Benzon Gil López

[email protected]

Universidad Metropolitana de Educación

 Ciencia y Tecnología UMECIT – Panamá

https://orcid.org/0000-0001-9764-2496

 

 

Marcela Angelina Aravena Domich

[email protected]

Universidad Metropolitana de Educación Ciencia y Tecnología UMECIT – Panamá

https://orcid.org/0000-0002-6951-0960

 

 

RESUMEN

La mejora de la calidad educativa es uno de los retos que tiene el maestro de hoy y, por ende, es necesaria una lectura de la realidad que permita comprender no sólo las problemáticas dentro del aula, sino las causas que subyacen fuera de ellas. Así, considerando la brecha entre la realidad y los objetivos de las políticas educativas actuales, estandarizadas y homogeneizadoras, se argumenta, a modo de ensayo, señalar la importancia de entender la educación desde el individuo, a partir de la construcción de las trayectorias educativas de los estudiantes con dificultades académicas relacionadas con aspectos personales, sociales, culturales y económicos. De manera que, conociendo sus percepciones desde los contextos educativos, sociales, familiares, económicos y culturales que permitan ver y construir su  mundo y, por tal razón, sus procesos de aprendizaje. Así, la construcción de los recorridos de estudiantes, en el ámbito escolar, son trascendentales para discernir no sólo su introspección, sino los factores que ocasionan que su desempeño no cumpla con los logros propuestos para cada nivel, y que dicho entendimiento facilite la formulación de medidas que diseñen los currículums dándole un rol más activo al Sistema Educativo. La trayectoria educativa permite comprender, desde el y la estudiante, una posición teórica formal con niveles establecidos de educación y una posición práctica, la que cada estudiante desarrolla en su ciclo educativo, social y familiar.

 

Palabras clave: trayectoria educativa; educación; estudiante; contextos; políticas educativas.

 


 

Educational trajectories to understand education

from students with academic difficulties

 

ABSTRACT

Improving educational quality is one of the challenges faced by today's teachers and, therefore, a reading of reality is necessary to understand not only the problems within the classroom, but also the underlying causes outside of them. Thus, considering the gap between reality and the objectives of current, standardized and homogenizing educational policies, it is argued, as an essay, to point out the importance of understanding education from the individual, starting from the construction of educational trajectories of students with academic difficulties related to personal, social, cultural and economic aspects. So, knowing their perceptions from the educational, social, family, economic and cultural contexts that allow them to see and build their world and, for this reason, their learning processes. Thus, the construction of student routes, in the school environment, are transcendental to discern not only their introspection, but the factors that cause their performance to not meet the proposed achievements for each level, and that said understanding facilitates the formulation of measures that design the curricula giving a more active role to the Educational System. The educational trajectory allows to understand, from him and the student, a formal theoretical position with established levels of education and a practical position, which each student develops in his educational, social and family cycle.

 

Keywords: educational trajectory; education; student; contexts; educational policies

 

 

Artículo recibido 22 febrero 2023

Aceptado para publicación: 22 marzo 2023


 

INTRODUCCIÓN

La educación como sistema formador para la Sociedad y principal contribuidor del desarrollo económico de un país; lleva consigo la responsabilidad de construir un ambiente en donde el alumno pueda trascender entre las diferentes etapas, forjando sus habilidades cognitivas, emocionales, sociales y culturales, de manera que, al finalizar su ciclo, sea capaz de integrarse al entorno productivo de forma exitosa. “La educación transforma vidas y está en el centro de la misión de la UNESCO de construir la paz, erradicar la pobreza e impulsar el desarrollo sostenible. Es un derecho humano para todos a lo largo de la vida” (2023. p.1)

No obstante, el aula de clase y en general, las Instituciones Educativas están inmersas a su vez, en otros contextos que conforman la trayectoria de un alumno, ya que la Comunidad, va más allá de los miembros de una escuela como Docentes, Directivos y Educandos; sino que, a ello, se suman los núcleos familiares, sus realidades sociales, conductas, tradiciones e ingresos para su sustento que, condicionan la integralidad de sus respectivos procesos de enseñanza.

Cuando un estudiante presenta problemas en su aprendizaje, es decir, dificultad para desarrollar una comprensión en los ámbitos de la lectura, el habla, razonamiento o interpretación, desencadena inconvenientes en el nivel académico, puesto que estas competencias se aplican en las diferentes asignaturas que se orientan en los respectivos ciclos de la educación.

La falta de comprensión lectora, carencia de razonamiento lógico, déficit en la estructuración de argumentos con base en posturas personales, caligrafía ilegible y problemáticas para el desarrollo de la comunicación oral, son las dificultades académicas que se evidencian en los alumnos y que afectan su proceso de aprendizaje, pues no le permite alcanzar los logros trazados en cada asignatura. Motivo por el cual, el alumno puede evidenciar ausentismo escolar que, sin prevención o supervisión, desencadenaría una deserción o fracaso educativo; incrementando la tasa de estudiantes que abandonan la escuela, aumentando la desigualdad económica en el hogar y retrasando el desarrollo de una Nación que, requiere de individuos resilientes para potenciar el progreso de un territorio, y así, optimizar la calidad de vida en los miembros del país.

Por tal razón, revisar la educación desde la óptica de los estudiantes con dificultades académicas, se hace necesario para comprender la manera en que los y las estudiantes manifiestan desde sus percepciones, la construcción de sus trayectorias educativas; no sólo señalando los inconvenientes que se presentan dentro de la Institución educativa, sino abarcando las causas que contribuyen a desarrollar estas problemáticas, puesto que el individuo, no se compone de un ámbito cognitivo exclusivo; también se ve involucrado, al igual que, perjudicado por las dinámicas que se estructuran fuera de los límites institucionales, los cuales distorsionan su conducta y entorpecen su proceso de enseñanza – aprendizaje.

Scasso (2013), refiere al abandono escolar, advirtiendo en los requerimientos de estudiar y analizar la situación de niños y niñas en la escuela. Para ello, focalizar en la comprensión de las trayectorias escolares, permitiría llegar a conocer qué es lo que está pasando en la vida de los estudiantes. La complejidad está dada porque no hay una dirección lineal de vivencias sino, que se cruza por diferentes aspectos de la vida cotidiana al interior de una sociedad.

Es en este sentido que este artículo se compone de dos partes, la primera de ellas abordará los aspectos que están a la base de la vida de un estudiante y que podrían visto como barreras al éxito del desarrollo escolar. La segunda parte, trabajará con las trayectorias escolares desde su comprensión. Finalmente, se ofrecen las conclusiones.

1.       La educación y la escuela

La educación constituye uno de los fenómenos sociales con mayor influencia en el desarrollo y la transformación de la sociedad, convirtiéndose no sólo en una forma de transmitir conocimientos, sino de contribuir en el desarrollo de las personas (Quirós Meneses & Jiménez Sánchez, 2013). Sin embargo, en no pocas ocasiones, se presentan fenómenos particulares entorno al proceso educativo de las personas. En el caso de los países latinoamericanos, el bajo rendimiento, la repetición y el retraso escolar son factores que influyen directamente sobre la deserción escolar y todos los efectos que este ocasiona en la vida del estudiante (Enríquez Guerrero, Segura Cardona, & Tovar Cuevas, 2013).

En consecuencia, las problemáticas generadas en el aula y la deserción escolar inciden de manera considerable en el crecimiento de la desigualdad que se presenta en todo el Continente (CEPAL, 2016). De esta manera, los inconvenientes que tienen lugar en torno al proceso educativo se convierten en asuntos que afectan a la sociedad en general. Esto significa que la búsqueda de soluciones no puede solamente centrarse en lo que Enríquez, Segura y Tovar (2013) denominan factores intraescolares, sino que se requiere una revisión de aquellos factores externos al aula que no son alterables en primera instancia pero que requieren de interés.

Teniendo en cuenta que la sociedad ejerce fuerte influencia en el individuo y, por consiguiente, en el proceso educativo de la misma, la comprensión de este fenómeno debe considerar siempre los factores sociales que afectan positiva o negativamente el aprendizaje de la persona (Díaz Domínguez & Alemán, 2008). Empero, aunque la preocupación por la mejora en la calidad de la educación no es novedosa, ya que se despertó desde finales del siglo XIX y constantemente se presentan reformas políticas, estas no alcanzan la eficacia esperada, debido a su distancia con la realidad escolar y social puesto que en innumerables instancias se ha desconocido la constante transformación social; y, de igual manera, se ha estructurado a las sociedades como homogéneas, implementando estrategias eficaces en ciertas culturas en otras totalmente diferentes (Chacón Díaz, 2019).

Es importante considerar que las cifras son alarmantes, puesto que según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en Colombia, entre los años 2018 y 2020, un total de 150.099 estudiantes de zonas urbanas abandonaron sus estudios, y en la zona rural, la deserción ascendió a 48.529 niños, niñas y adolescentes (DANE, 2022). Estas cifras, siguen centradas en el afán por lograr una mayor cobertura, descuidando la atención a los niños que no aprenden según los estándares del currículo, otros que abandonan la escuela definitivamente, o quienes interrumpen constantemente su proceso de aprendizaje por diversos factores. Es notorio, según Terigi (2009) que los países no lleven registros sobre los seguimientos escolares ya que podrían entregar información y la posibilidad de comprender lo que ha ido pasando a los estudiantes.

Esto demuestra, que cualquier política educativa que pretenda mejorar el proceso de enseñanza- aprendizaje debe comprender una multiplicidad de condiciones, internas y externas, que deben involucrarse con miras a alcanzar la calidad educativa a la que las instituciones aspiran (Ramírez Grajeda & Anzaldúa Arce, 2001). Por tanto, se hace necesaria una educación desde el contexto, que tenga en cuenta todas las dimensiones de la persona, de manera que se logre comprender los procesos desde el individuo, a través de metodologías híbridas en las que la vida externa de los participantes posee un rol no menor o mayor a las actividades curriculares. En este sentido, la subjetividad que comprende las vivencias de los estudiantes y su visión de la realidad, desarrollada en entornos concretos y con características particulares, cobra un significativo interés en la transformación de la educación.

Baquero (2002), señala que, si bien se puede pensar en que las instituciones educativas deben promover el aprendizaje pero, se presenta un problema de límites. Existen situaciones definidas sobre sujetos concretos que pertenecen a un contexto, es decir, se aborda con una rigidez que no permite separar al sujeto de unas situaciones particulares en las que vive.

1.1   Influencia del contexto familiar en el desempeño académico

Por lo general, se ha considerado que los núcleos familiares y las Instituciones Educativas poseen funciones distintas que no convergen en ningún punto; sin embargo, delegar la formación emocional a los padres y la cognitiva a los Docentes, es una equivocación que no permite la integración de todas las dimensiones que conforman a un ser humano, pues más que el progreso en lo cognitivo, el estudiante necesita un desarrollo en su ámbito emocional, social y cultural del cual ambas partes son contribuyentes (Romagnoli & Cortese, 2016).

Cuando la participación de los padres de familia es activa, se produce un mayor éxito a nivel escolar; pues dicha atención, vinculación y seguimiento, transmite en el estudiante la concepción de que el proceso de aprendizaje es trascendental para su desarrollo y que, por ende, debe comprometerse para alcanzar los logros en cada etapa (Romagnoli & Cortese, 2016).

Ahora bien, esta idealización de la educación, es lo que impide que el desempeño escolar sea una realidad eficiente, pues no se toman en consideración todos los factores que se vinculan a la educación, ya que el contexto externo condiciona su desarrollo en gran medida (Romagnoli & Cortese, 2016).

Además, la realidad económica de algunas familias con extenuantes jornadas laborales para garantizar la subsistencia, es un gran obstáculo que muchos individuos no pueden superar; de allí que, no exista una participación en la educación de sus hijos (Romagnoli & Cortese, 2016).

Por otra parte, en el contexto social, la familia es el núcleo fundamental para el constructo del individuo, pues esta es la primera instancia de socialización que un ser humano puede experimentar, en la cual desarrolla su personalidad, estructura hábitos de conducta y define el autoconcepto relacionado a la imagen que posee de sí mismo (Narváez Perdomo & Oyola, 2015).

A eso se suman otras variables como el entorno en el que creció la persona, sí su ambiente fue sano o de conflicto, al igual que, sí se vive bajo la armonía del hogar o sufre de situaciones de violencia que distorsionan su trayectoria, reflejándose en el desempeño académico. De allí que, para hablar de educación, es imperativo involucrar todas las dimensiones que convergen para garantizar la sinergia dentro de las aulas de clase (Narváez Perdomo & Oyola, 2015).

1.2   El desarrollo económico y su relación con el desempeño académico

Para una Nación, el crecimiento económico y la prosperidad de sus habitantes es un factor relevante para construir una vivencia soportada en estándares de calidad (López Cabañas, Espinosa Carrasco, Saucedo Fernández, & Romero Durán, 2022).

Y, aunque no se vinculan con frecuencia, el desempeño escolar y el crecimiento económico poseen más relación de la que se concibe, ya que de este depende en gran medida la formación de los nuevos insumos que se integrarán como miembros activos de la Sociedad. Por ende, cuando las dificultades académicas incrementan en un país y no tienen soluciones efectivas, el desarrollo se ve afectado, puesto que ingresa a un umbral de estancamiento del que sólo puede salir, sí los nuevos trabajadores son eficientes en el ejercicio de sus funciones. Para ello, la educación debe responder a las necesidades de su Nación, forjando la resiliencia y las aptitudes para conseguir una comunidad más productiva e innovadora (López Cabañas, Espinosa Carrasco, Saucedo Fernández, & Romero Durán, 2022).

Más que extender la cobertura o los alcances territoriales donde se ofrece el servicio educativo; es de vital importancia que el nuevo alumnado permanezca, es decir que, su trayectoria posea como meta la graduación del nivel en el que se encuentre, pues en muchas ocasiones, los estudiantes ingresan, pero no culminan sus estudios, ya sea por factores personales, socioeconómicos o por la falta de interés en el aprendizaje; es allí donde las Instituciones Educativas deben tener la capacidad de garantizar esa permanencia de los alumnos para desarrollar un desempeño óptimo y una adquisición de habilidades necesarias para ejercer como un miembro activo de la Sociedad (López Cabañas, Espinosa Carrasco, Saucedo Fernández, & Romero Durán, 2022).

En lo económico, el logro escolar está acompañado por el éxito de los conocimientos aprendidos y, por el contrario, no lograr el nivel académico que está determinado por la edad de un estudiante, es un fracaso. Con la deserción escolar, el fracaso es total pero no solo para el individuo, lo será también para la institución educativa, la familia, las políticas educativas y la sociedad

1.3   Importancia de la subjetividad en el proceso educativo

Entender la educación, desde las estadísticas educativas de los entes gubernamentales, será siempre limitado puesto que, aunque contabilizan, los sujetos no son el centro de atención de manera que solo son datos que no se utilizan para los fines de la educación (Terigi, 2009).

Ante esta situación, en los últimos años, los estudios han buscado establecer la relación entre estas, el rendimiento académico y las condiciones socio familiares que rodean al estudiante, entre las cuales se hallan diversas variables como su nivel socioeconómico, las características de la familia y sus condiciones de vida sociales (Enríquez Guerrero, Segura Cardona, & Tovar Cuevas, 2013), de esta manera se ha descentralizado la atención al aula para considerar la problemática como multidimensional, en la que se debe comprender al sujeto con toda su historia y los factores que inciden en su comportamiento.

El sujeto, ha ido tomando gran relevancia en los procesos de mejora de la calidad educativa, entendiendo que hay tantos mundos como sujetos, puesto que cada uno crea su idea del mundo y la transforma desde sus relaciones con el entorno y con los demás sujetos. A partir de esto, el sujeto debe considerarse como un actor que genera conocimiento y no como un simple vacío que hay que llenar a un ritmo establecido. El sujeto es protagonista en todos los procesos que sobre él se desarrollan.

1.4   La opción educativa por el individuo

En la cotidianidad, el educando ha sido reducido a un código que se le adjudica a partir del sistema y su lugar dentro del mismo, desconociendo sus caracteres individuales, aquello que como persona le hace único e irrepetible (Di Caudo, 2007).

Por consiguiente, todos los procesos que se llevan a cabo entorno a esa persona son propios y diversos a los que se dan en otros sujetos, aunque compartan escenarios comunes. Cada uno asume el mundo y lo transforma desde su individualidad.

El educando en palabras de Di Caudo (2007), es “unicidad” que comprende la interioridad como condición para que tome decisiones conscientes y libres.  Pero se desarrolla a su vez en un contexto que le determina, y que, por tanto, siguiendo a Ortega y Gasset (1914), se podría decir que el educando lo comprende su yo y las circunstancias que le rodean. El individuo entendido solo como interioridad o como exterioridad sería incompleto, todo análisis debe comprender un todo donde cada una de sus dimensiones reclama importancia.

La inclusión educativa ha sido entendida como una opción por la homogeneidad en las condiciones y tratamientos, esperando unos resultados iguales de todos los participantes, convirtiendo la escuela en espacios de continua exclusión (Briscioli, 2016), puesto que en la realidad cada individuo teniendo unas características particulares, posee unas necesidades específicas que no pueden equipararse con las del otro, aunque compartan escenarios similares.

En consecuencia, las características propias de los individuos también conllevan a comprender el carácter único e irrepetible de los escenarios. La cultura y las condiciones de los seres humanos hacen que los contextos tengan características particulares en las que no se pueden implementar de manera mecánica y rígida determinadas estrategias, reglas y principios pretendiendo los mismos resultados que en contextos totalmente diferentes (Filmus, 2003).

Esto demuestra que el proceso de enseñanza- aprendizaje comprende una multiplicidad de condiciones, internas y externas, que deben involucrarse con miras a alcanzar la calidad educativa a la que las instituciones aspiran (Ramírez Grajeda & Anzaldúa Arce, 2001). Por tanto, se hace necesaria una educación desde el contexto, que tenga en cuenta todas las dimensiones de la persona, de manera que se logre comprender los procesos desde el individuo, a través de metodologías híbridas en las que la vida externa de los participantes posea un rol no menor o mayor a las actividades curriculares. En este sentido, la subjetividad que comprende las vivencias de los estudiantes y su visión de la realidad, desarrollada en entornos concretos y con características particulares, cobra un significativo interés en la transformación de la educación.

En la búsqueda de una educación que responda a las necesidades más profundas del ser humano, y que lo comprenda como tal, el pedagogo brasileño Paulo Freire, parte de la idea que “El hombre es un ser de relaciones y no sólo de contactos, no sólo está en el mundo sino con el mundo” (Freire, 2007). Por tanto, todo proyecto educativo debe considerar al hombre como parte de un entramado de relaciones sociales y de constante interacción con el mundo, donde no sólo el hombre transforma el mundo, sino que, a su vez, el mundo transforma al hombre.

Desde la óptica de Freire, el hombre a diferencia de los animales es “un ser integrado” (Freire, 2007). Y, por tanto, la educación debe considerarlo como un todo y no parcializar su existencia. Por tanto, si se pretende analizar la educación desde los estudiantes con problemáticas escolares, a través de la construcción de sus trayectorias, no es simplemente para conocer su devenir en la historia, sino para que sean capaces de transformar esa misma historia.

Los estudiantes con problemáticas escolares no pocas veces han tenido que afrontar la situación límite de la lucha, y es desde allí, desde la opresión que los excluye por no cumplir con unos estándares, desde donde debe emanciparse.

2. La construcción de Trayectorias Educativas

La sociedad comúnmente asocia los procesos educativos como algo fijo y estable, donde todos los niños a determinada edad ingresan a la escuela y aprobando consecutivamente los cursos, avanzan sin interrupción hasta la culminación, a edades homogéneas. Sin embargo, la experiencia revela que “existen modos de transitar la escolaridad, diferentes de los "esperados", en tanto dan cuenta de numerosas interrupciones (temporales o definitivas)” (Briscioli, 2016).

Teniendo en cuenta la individual y única forma en la que cada sujeto recorre un camino aunque lo comparta con otros, Bourdieu (1989), critica el famoso método biográfico en el que se entienden las historias de vida como una secuencia de posiciones que el agente ocupa sin alteración alguna entre uno y otro, argumentando que el absurdo de “intentar comprender una vida como una serie única y suficiente en sí misma” (p. 31), es similar a querer “dar razón de un trayecto en el metro sin tener en cuenta la estructura de la red, es decir, la matriz de las relaciones objetivas entre las diferentes estaciones” (p. 31).

Es Bourdieu (1998), quien propone una nueva forma de entender el curso de la vida de una persona, no ya desde la biografía, con secuencias lógicas, sino desde la trayectoria individual de cada agente, que, aunque particular, está estrechamente relacionada con los otros agentes y la posición que ocupa entre estos.

A partir de la propuesta de Bourdieu, no puede entenderse el individuo como una sola historia, sino como el complejo de varias historias que comprenden aspectos como la residencia, la familia, su formación y profesión, las cuales al combinarse generan cambios o rupturas dentro de las secuencias comúnmente esperadas, que significan una bifurcación en el destino del individuo (Muñiz Terra & Frassa, 2004). Desde esta lógica, la construcción de trayectorias, analizan las situaciones que comprende el recorrido que ha hecho una persona en un periodo de tiempo, considerando diversos campos de la vida social e individual que, aunque distintos, deben analizarse en íntima interrelación puesto que unos dependen necesariamente de otros.

Las trayectorias educativas, permiten a los investigadores, tener una aproximación a las diversas formas como los estudiantes transitan por el sistema de educación a lo largo de determinado tiempo (Briscioli, 2016). A partir de estas, se puede reconstruir la manera en como se ha desarrollado el proceso educativo centrado en el individuo y las características del proceso, teniendo en cuenta múltiples variables que inciden en el proceso educativo. Aquí, es importante señalar que la elaboración es completamente subjetiva

Las trayectorias se entienden como el “entramado que vincula lo estructural, lo institucional y lo individual” (Briscioli, 2016), permitiendo tener una visión amplia de la vida del sujeto donde se analizan las diversas dimensiones y factores que hacen parte de su vida. A partir de estas, se ha logrado constatar que el clima educativo del hogar donde provienen los estudiantes influye en las trayectorias educativas que estos recorren; de igual manera, afecta su trayectoria la necesidad de ingreso al sistema laboral por necesidades económicas, el cambio de residencia por conflictos.

Para Gil Calvo (2009):

La trayectoria es el itinerario completo que traza un joven desde que empieza a serlo, cuando abandona su infancia, hasta que lo deja de ser, cuando entra en la edad adulta. Esta trayectoria dibuja un todo unitario cuya historia natural empieza con el nacimiento del joven, tras el parto de su adolescencia, y concluye con su muerte, de la que se renace como adulto. Y por transiciones cabe entender cada uno de los episodios consecutivos en que se descompone esa trayectoria, sucediéndose como fases transitorias a todo lo largo del ciclo de vida juvenil: escolaridad, búsqueda de empleo, inicio de la carrera laboral, noviazgo y emparejamiento, formación de familia, conquista de la posición adulta. (p.15)

Roberti (2012), advierte una diversidad de recorridos que pueden tener los estudiantes durante su etapa escolar, señalando que no hay una sincronía de estos y que, este tránsito, repercute en la vida adulta

Terigi (2007), desde lo pedagógico señala que:

Trayectoria escolar define los recorridos que realizan los sujetos en el sistema escolar, analizados en su relación con la expectativa que supone el diseño de tal sistema. Este, a través de su organización y de sus determinantes, define lo que a autora denomina “trayectorias teóricas”, las cuales “expresan itinerarios en el sistema que siguen la progresión lineal prevista por éste en los tiempos marcados por una periodización estándar”. (p. 2)

Es en este sentido, que lo lineal no es lo general sino, que permite ver el ir y venir de los estudiantes en diferentes aspectos y etapas de su vida. Ello, considerando la complejidad de la vida de los estudiantes con escasos recursos de los países. Entonces, por más que haya un ordenamiento de los grados escolares propuestos por las políticas educativas de los países, lo que rodea a todo ello, es la vida y las posibilidades de vivirla a cada estudiante.

Cabe resaltar, a partir de lo señalado por Terigi (2007), lo común al sistema escolar es el ingreso a una determinada edad, ir cursando los itinerarios ubicados curricularmente por la edad y, en este sentido, serían homogéneos, progresivos y lineales, en los cuales los y las estudiantes recorran de manera continua, si repetir ni abandonar la escuela. Eso es lo que plantea como una ruta teórica, en la cual, el resultado es la finalización de la educación formal con los aprendizajes previstos y determinados por el currículum de cada nivel. Pero, a las trayectorias teóricas, se le reconocen otras rutas que no son coincidentes con ella así, “las “trayectorias reales” aluden a la forma especial, única de cada sujeto para transitar su escolaridad. Por cierto, “modos heterogéneos, variables y contingentes” (p. 4). La autora considera que las trayectorias teóricas son lineales y están marcadas por un período estándar dado por los currículums y cursos escolares.

Si bien Terigi, se centra en las historias de vida singulares de los sujetos, en especial a aquellos que tienen problemas de aprendizajes en la escuela, hay otra mirada puesta directamente en el fracaso escolar, atendiendo a prácticas escolares relacionadas con el saber, así dice Charlot (2008a) " el fracaso escolar no existe; lo que existe son alumnos que han fracasado, situaciones de fracaso, historias escolares que acaban mal(p. 28). La ausencia de resultados, de saberes, competencias, trasgresión a las reglas, explica esta situación en situación de carencias. Cuando los niños y adolescentes no alcanzan a cubrir ciertos saberes esperables. La preocupación de Charlot, por la relación del sujeto con el saber y de los
procesos que acompañan a la estructuración de esta relación, hace necesario especificar
el concepto. Por relación con el saber, el autor entiende una relación social, situada,

entre un sujeto con el conocimiento, con los demás y consigo mismo como él mismo lo expresa

 el conjunto de relaciones que un sujeto mantiene con un objeto, un 'contenido de pensamiento', una actividad, una relación interpersonal, un lugar, una persona, una situación, una ocasión, una obligación, etcétera, ligados de alguna manera con el aprender y con el saber. Por lo mismo, es también relación con el lenguaje, relación con el tiempo, relación con la actividad en el mundo y acerca del mundo, relación con otros y relación con sigo mismo como más o menos capaz de aprender tal cosa, en tal situación. (Charlot, 2008a: p. 131)

Para Terigi (2010), es importante avanzar en lo que ella denomina las cronologías de aprendizaje: un concepto para pensar las trayectorias escolares. Sería entendido como “Un sistema de ordenamiento del
tiempo que establece etapas de la vida para ir a ciertos niveles escolares, ritmos de
adquisición de los aprendizajes, duración de las jornadas escolares, duración de la hora, módulo o bloque escolar”
(Terigi, 2010:14).

CONCLUSIONES

Las trayectorias educativas construidas desde los estudiantes y su comprensión, son una herramienta trascendental para que los Docentes diseñen estrategias que fomenten una educación continua, permanente y de calidad; puesto que el entendimiento de su alumnado en cada dimensión, fomenta el interés y el compromiso en el proceso de enseñanza – aprendizaje para ambos apartados inmersos en el Sistema Educativo.

Las trayectorias escolares, les pertenecen a todos los sujetos que asisten a la educación formal en calidad de estudiantes. Se espera que estos realizan recorridos teóricos que han sido diseñados por las políticas educativas y los currículums para cada nivel. Este sería el recorrido esperado, el exitoso y en el que cada persona haya logrado aprender todo lo dispuesto para ello. Sin embargo, existen las trayectorias prácticas, de aquellos sujetos que, por razones sociales, económicas, familiares u otras, hicieron otro recorrido, diferente, con más demora, con mayor dificultad y por lo mismo, las trayectorias escolares, no pueden separarse de lo social.

El contexto familiar, escolar, social y cultural se encuentran vinculados en el proceso de construcción de las trayectorias educativas de un estudiante, ya que cada uno de estos escenarios hace parte del diario vivir del individuo y, por ende, influye de forma directa sobre la manera en la que traza su camino a lo largo de su experiencia educativa. Integrar cada ámbito es fundamental para desarrollar las dimensiones del alumno, el cual, no sólo potenciará su conocimiento, sino que, se convertirá en un prospecto con responsabilidad emocional, conciencia social y respeto cultural que le facilitarán su ingreso en la Sociedad como miembro activo.

Las problemáticas escolares, sólo pueden llevar a una solución sí se considera la posición de quienes viven dicha situación. Sí se identifican las causas que se encuentran apartadas del ámbito interno de las Instituciones Educativas, ya que los estudiantes no conviven sólo en el contexto de la educación, sino que, a ello, se le suman escenarios familiares, socioeconómicos y emocionales que influyen de forma directa sobre su rendimiento.

La expansión de la cobertura en el servicio de la educación es relevante, sólo cuando el ingreso de los alumnos da paso a la estructuración de una trayectoria teórica, de lo contrario, sólo se incrementarán los índices de fracaso escolar. Las instituciones educativas, tendrían que apoyar al estudiantado en la circulación por este tipo de trayectoria.

Las trayectorias educativas y sociales, no son independientes de las condiciones que las producen y por lo mismo, es importante comprender cuáles son esas condiciones y cómo poder configurar lo educativo para poder dar el sentido necesario a cada sujeto estudiante y que garantice, la permanencia en el sistema educativo formal. Conocer las trayectorias, permite encauzar los sistemas educativos (Terigi, 2007), para que ningún estudiante quede excluido de este.

Conocer las trayectorias, perite saber qué sucesos pasan en la vida de niños y jóvenes y qué condiciones los rodean, cuáles serán los itinerarios más frecuentes o más probables, la diferencia entre la trayectoria teórica y la práctica para entender el proceso y generar los ajustes necesarios.

Para una educación inclusiva debe existir cambio en la forma de entender el proceso
educativo, partiendo de la participación de todo el alumnado y teniendo en cuenta a los
estudiantes tanto dentro como fuera de la escuela. No se trata de normalizar las trayectorias, sino de garantizar todos los aprendizajes y el derecho a la educación. Una forma de entender la heterogeneidad de las personas, la diversidad de aprendizajes y los contextos diferentes en los que viven niños y jóvenes. De ahí, la importancia de la investigación utilizando este tipo de herramientas de trabajo.

Los Sistemas Educativos han sido entendidos como un mecanismo de reproducción de las desigualdades sociales, al mismo tiempo de ser concebidos como una estrategia para
garantizar la igualdad de oportunidades, independientemente de los entornos
socioeconómicos de los educandos, dejando así de ser vista como un servicio de lujo,
para ser entendida como un derecho fundamental del ser humano, el cual debe ser
respetado y promovido por todos los Estados (Unesco, 1948). La educación inclusiva se basa en valores que refuerzan la capacidad de toda persona para alcanzar sus objetivos y considera la diversidad como una oportunidad para aprender y potenciar al máximo el desarrollo académico y social (Naciones Unidas, 2013).

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