Metodología Misionológica en Egipto-civilizaciones más antiguas

de la tierra

 

Mg. Juan Carlos Márquez Contreras[1]

[email protected]

https://orcid.org/0009-0009-8913-0306

Universidad Adventista de Bolivia

 

RESUMEN

Egipto al ser una de las civilizaciones más antiguas de la tierra, representa en su estudio, un desafiante abordaje en su historia y cultura legendaria. Sus diversas expresiones en el ámbito del legado arqueológico, siempre han dejado asombrada a la humanidad hasta el presente, en medio de una esfera mística y cautivante para la investigación.

Es sorprendente comprender que Egipto experimentó la presencia muy temprana por parte del cristianismo, en el avance misionológico llevado adelante por Marcos, según la tradición religiosa. Este hecho constata la consigna de que el evangelio estaba siendo llevado hasta los confines de la tierra en su cumplimiento discipulador designado por Jesucristo, siendo la persecución el medio señalado para la diseminación del mensaje de salvación. El emprendimiento misionero de la Iglesia Adventista en los primeros movimientos misionológicos alcanza al territorio de Egipto en el siglo XIX con el trabajo de misioneros voluntarios de Europa motivados por el ejemplo y el asesoramiento de John Nevin Andrews, primer pionero en las tierras extranjeras a Estados Unidos.

Las metodologías misioneras utilizadas para alcanzar Egipto fueron variadas. Desde el trabajo con los extranjeros, la implementación de centros de salud y alimentación, la importante función de la distribución de las publicaciones hasta la realización de campañas de evangelismo de manera abierta y directa, fueron los métodos empleados por los pioneros.

No cabe duda de que Dios guio todo este proceso misionológico y, providencialmente acompañó y dispuso todos los medios para que el mensaje de salvación llegase al territorio egipcio en medio de una cultura legendaria y siempre desafiante para los misioneros que llegaron a estas tierras de faraones y emperadores. Este dato corrobora el pensamiento de que el cumplimiento de la misión está en las manos de Dios en todo momento.

 

Palabras claves: misionología; metodología misionera; egiptología.


 

Missiological Methodology in Egypt-oldest civilizations from the earth

 

ABSTRACT

Egypt, being one of the oldest civilizations on earth, represents in its study a challenging approach to its history and legendary culture. Its various expressions in the field of archaeological legacy have always amazed humanity to the present, in the midst of a mystical and captivating sphere for research.

It is surprising to understand that Egypt experienced the very early presence of Christianity, in the missiological advance carried out by Mark, according to religious tradition. This fact confirms the slogan that the gospel was being taken to the ends of the earth in its discipling fulfillment designated by Jesus Christ, with persecution being the indicated means for disseminating the message of salvation. The missionary undertaking of the Adventist Church in the first missiological movements reached the territory of Egypt in the 19th century with the work of volunteer missionaries from Europe motivated by the example and advice of John Nevin Andrews, the first pioneer in lands foreign to the United States.

The missionary methodologies used to reach Egypt were varied. From the work with foreigners, the implementation of health and food centers, the important function of the distribution of publications to the carrying out of evangelism campaigns in an open and direct way, were the methods used by the pioneers.

There is no doubt that God guided this entire missiological process and, providentially, accompanied and arranged all the means for the message of salvation to reach the Egyptian territory in the midst of a legendary and always challenging culture for the missionaries who arrived in these lands of pharaohs and emperors. This data corroborates the thought that the fulfillment of the mission is in the hands of God at all times.

 

Keywords: missiology; missionary methodology; egyptology.

 

 

Artículo recibido 01 abril 2023
Aceptado para publicación: 15 abril 2023

 

INTRODUCCIÓN

Emprender una investigación acerca de Egipto como nación y civilización representa, ineludiblemente, el desafío de comprender en la amplitud de la perspectiva histórica y misionológica, una de las más antiguas y legendarias expresiones culturales que el ser humano ha podido erigir. Las “descripciones de la civilización egipcia y de su entorno reflejan esa atracción que sienten y, al mismo tiempo, una cierta reserva que frente a costumbres que el desconocimiento casi inevitable de las fuentes escritas, volvía sospechosas”.[2]

El propio texto sagrado emite una referencia al imperio egipcio en relación con el pueblo de Dios en una acción de asedio y posterior invasión al pueblo escogido en diferentes circunstancias a lo largo de la historia. Desde la misma experiencia de José y el pueblo de Dios cautivo en Egipto (Éx 20:2). La dinastía faraónica descrita en las Sagradas Escrituras,[3] se despliega en la mención de 5 faraones los cuales son: Sisac (1 R 11:40; 14:25; 2 Cr 12:1, 2, 5, 7, 9; Jer 25:26), quien “fue faraón durante el periodo 945-924 a.C. Su nombre aparece en varias inscripciones, incluyendo el registro de su campaña militar en Palestina en el 924 a.C. inscrito en la pared sur exterior del Templo de Amón en Karnak en Tebas”.[4] So fue un faraón del periodo 730-715 a.C. (2 R 17:4). Tirhaca es un faraón del periodo 690-664 a.C. (2 R 19:9). Necao o Necho fue un faraón de la dinastía XXVI y reinó el periodo 610-595 a.C. (2 Cr 35:20). Hofra fue un faraón de la dinastía XXVI, reinó durante los años 589-570 a.C. (Jer 44:30).[5] Estos datos históricos hacen evidente la conexión bíblica con el imperio egipcio de acuerdo a las referencias mencionadas correspondientemente.

En tal sentido, la abarcante y antiquísima civilización egipcia incluye un legado de cultura, religión e historia en contacto con el mundo cristiano.[6] Y, en el contexto de la evangelización de este país ha representado un desafío siempre resaltante a la hora de ponderar los hitos misionológicos a lo largo de la trayectoria del paso de la humanidad, hecho que será analizado en el presente estudio con la inquietante perspectiva de conocer cómo el cristianismo llegó al contexto egipcio, como también de manera específica, cómo el adventismo ocupó un lugar en el desarrollo misionológico. 

De acuerdo al presente análisis, se plantea las siguientes preguntas de investigación ¿Qué grupo cristiano evangelizó inicialmente Egipto? ¿quiénes fueron sus principales pioneros y qué método utilizaron? ¿Cómo llegó el adventismo a Egipto y qué métodos fueron empleados?

Siendo que esta investigación es de carácter bíblico-teológica, correspondiente al área de la misionología, el estudio se desarrollará en el contexto bibliográfico el cual está estructurado de la siguiente manera: la primera sección estudiará los elementos propios de la historia de Egipto. La segunda sección contemplará el análisis del grupo cristiano que evangelizó Egipto, considerando los principales misioneros y métodos. La tercera sección presentará el estudio de la presencia adventista, la metodología y los pioneros resaltantes en Egipto. Por último, se visualizarán las conclusiones pertinentes y la propuesta para siguientes investigaciones.

Descripción del país de Egipto

Historia

Egipto surge en la historia como una civilización que emerge desde su posición geográfica favorecida, principalmente, por la exuberancia existente en las orillas del delta más famoso del mundo,[7] ya que,

En el nordeste de África discurre un río muy poco corriente. Tiene una longitud de 4.157 millas -es el río más largo del mundo- y se llama Nilo, del nombre griego Neilos. Se ignora de dónde proviene el nombre griego, pues para el pueblo que vivía en sus orillas era simplemente «El Río». En la porción más septentrional del Nilo surgió una de las dos civilizaciones más antiguas del mundo; y a lo largo de seis milenios una sociedad compleja pobló sus orillas con numerosas aldeas.[8]

Al considerar la imponente estructura social que se convertiría en uno de los imperios más poderosos y ampliamente difundidos a lo largo de la historia como es Egipto,[9] que por su legendaria trayectoria en la secuencia de reinos se constituiría en una sólida fuente de referencia del pasado.

En los primeros tiempos de la civilización egipcia el país se componía de una serie de pequeñas ciudades o «nomoi», cada una de las cuales poseía su propio dios, y sus propios templos y sacerdotes. Tenían también su propio gobernante, que controlaba la región agrícola vecina, a orillas del río. La comunicación entre las ciudades se llevaba a cabo por el río y era fácil, pues la corriente fluía en una dirección y los vientos solían hacerlo en la contraria. Sin velas se podía ir hacia el norte; con velas, hacia el sur. Naturalmente, los habitantes de una ciudad solían cooperar entre sí, pero las cosas resultaban mucho más fáciles si las distintas ciudades cooperaban unas con otras. Se formaban ligas en el seno de las cuales las ciudades vecinas podían llegar a acuerdos para resolver en común los problemas generales. De vez en cuando, un gobernante podía ejercer un difuso dominio sobre amplios sectores del río.[10]

La civilización del antiguo Egipto duró tres mil años, durante los cuales un pueblo que veneraba alrededor de 1.500 divinidades creó todo un fascinante mundo de mitos y leyendas.[11] Uno de los aspectos resaltantes de la historia de Egipto fue la secuencia de la dinastía de los faraones como los denominados gobernantes egipcios. Fueron muchos los faraones de Egipto que marcaron los designios del país cuya cultura es una de las más admiradas del mundo. “Desde Narmer, (3.050 a.C.) al que se atribuye la unificación del Alto y Bajo Egipto y fundador de la primera dinastía,  hasta la famosa Cleopatra, la última gobernante que pertenecía a la dinastía de los Ptolomeos”.[12]

El primero de los faraones de Egipto más conocidos es Keops, él ordenó construir la pirámide de Guiza, la gran pirámide de Egipto, la que sería su sepultura. Pertenece a la IV dinastía y gobernó allá por el 2.589 a.C., cuando Egipto ya comenzaba a brillar.[13]

De la época dorada y floreciente de Egipto que comprende fundamentalmente las dinastías XVIII y XIX, destacamos uno de sus faraones más representativos, Ramsés II, tuvo un largo reinado (1.279a.C.-1.213 a.C.), participó en conocidas batallas como la de Qadesth y en numerosas expediciones y conquistas y de su reinado perduran grandes vestigios. Construyó templos espectaculares, como la gran sala del templo de Karnak o el magnífico templo de Abusimbel, trasladado en la actualidad, piedra por piedra para que no quedara sepultado bajo la presa de Asuán.[14]

Tan significativo es el registro de esta civilización “a causa de los avatares de su prolongada historia, en ocasiones confuso, el panteón egipcio y los mitos que lo acompañan es uno más de los muchos tesoros que encierran las tierras del Nilo”.[15] Y, tal es la magnitud de la civilización egipcia que ha abarcado siglos de historia dejando un legado arqueológico inconfundible en su estructura y vigencia en la investigación. Comprender la manera “cómo vivían, cómo se alimentaban, sus fiestas, sus ritos, sus virtudes, sus vilezas y un sinfín de distintos aspectos, cada cual más cautivador y sumamente fascinante, en relación a esta cultura milenaria tan atrayente y tan lejana al mismo tiempo”,[16] siempre será motivo de una inquietud en el conocimiento humano de esta cultura.

En la actualidad, después de tantos siglos de permanencia histórica, Egipto como nación ha atravesado múltiples situaciones de luchas sociales entre su pueblo entre las corrientes comunistas y socialistas en el contexto de las prácticas de la creencia musulmán.[17] Es en este panorama histórico y cultural que se ha desarrollado una de las civilizaciones más antiguas como es Egipto. “El resultado es una visión viva y palpitante de sus creencias acerca de los hombres y los dioses, de la vida, la muerte y la supervivencia”.[18] De tal manera que Egipto siempre ha representado un punto místico en historia, cultura y civilización en el viejo mundo.

Presencia del Cristianismo en Egipto

La llegada del cristianismo a Egipto, representa una evocación al mismo surgimiento del cristianismo ya que, como región geográfica, Egipto recibe primicialmente al cristianismo en la expresión más pura del evangelio, en la etapa primigenia del surgimiento del movimiento cristiano iniciado por el Señor Jesucristo. Así, indagar en este panorama histórico es simplemente remontar en el registro de los primeros pasos del cristianismo en el ámbito de Egipto.

En tal sentido, No se puede negar que el sentimiento religioso de Egipto tenía que favorecer, al menos en parte, la implantación de una nueva religión que en el contenido doctrinal ofrecía puntos afines a sus anteriores credos. Prescindiendo del soporte que la religión griega iba a constituir para el cristianismo, se puede adentrar en lo más específico del genio egipcio, y allí, en los innumerables Libros de los Muertos, por ejemplo, el dogma del juicio y consiguiente sanción eran ya patrimonio de sus más remotas creencias.[19]

Siendo este el impacto del cristianismo en Egipto, se debe considerar que tuvo una presencia muy temprana en la historia de esta región geográfica con el consiguiente resultado de sus inicios. En consecuencia, “en el Egipto, y sobre todo en la ciudad de Alejandría, pronto apareció una iglesia floreciente”,[20] la cual al situarse en esta ciudad se extendió por el contacto misionero de sus predecesores.

Un factor para la presencia temprana del cristianismo en Egipto, podría ser la cercanía geográfica con la ciudad y la región donde surge el cristianismo como es Jerusalén.[21] Sin lugar a dudas, debido a la diáspora se puede evidenciar la presencia temprana del cristianismo en Egipto con el respectivo sustento de las Sagradas Escrituras (Hch 2:10). Pues,

Son múltiples las razones que ciertamente convirtieron a Egipto en un factor determinante de la configuración religiosa que habría de tener a la postre la religión cristiana primitiva. Es bien conocido, por ejemplo, que en Egipto se produjo la helenización intelectual de la nueva religión (concretamente en Alejandría y hacia el final del siglo II) también que en las regiones desérticas del país tuvo su origen el monacato; igualmente que allí el cristianismo –al que se llamará copto– tuvo desde épocas muy tempranas rasgos distintivos y peculiares, los cuales, con el paso del tiempo, le harían adquirir una forma específica, sobre todo en lo que se refiere a la lengua y escritura en la que se transmitió toda su literatura, pero también en todo lo referente a su acervo cultural.[22]

Precisamente es en Alejandría donde el cristianismo se implanta y comienza a emerger en Egipto como una semilla que brota para dar vida y luz a una región geográfica que experimentó una serie de expresiones propias de la cultura y la historia de la región. 

Principal pionero

Según el registro de la tradición, se considera como principal pionero de la transmisión del cristianismo hacia Egipto a Marcos el evangelista en medio de dificultades y desafíos propios del trabajo misionero, como también en una cultura variada y legendariamente mística. En tal sentido, es oportuno mencionar que,

Así se explica que el primer evangelizador de Egipto encontrara muchas de sus parcelas suficientemente abonadas para la nueva semilla. A pesar de carecer de noticias ciertas sobre el origen del cristianismo egipcio, la Iglesia copta tiene a san Marcos como su primer patriarca. Y si la incógnita sobre el predicador de la nueva fe sigue sin despejarse, el nombre de Egipto aparece ya en la infancia del Señor. Así en Mt 2:13 se lee el breve relato de la huida a Egipto, donde la sagrada familia se refugió para escapar de la ira de Herodes. El itinerario que la sagrada familia allí recorrió es desconocido, pero los apócrifos coptos abundan en detalles.[23]

En todo caso, la iglesia cristiana introducida en Egipto por Marcos, enfrentó la diversidad cultural, las nacionalidades, las diferentes lenguas y dialectos, las costumbres y la situación social de Egipto y todo este panorama representó un gran desafío para la implantación del cristianismo en Egipto.

Sin embargo,

Algunos dicen fue fundada por San Marcos, aunque este dato carece de confirmación histórica. En todo caso, a mediados del siglo II la comunidad cristiana de esa ciudad contaba ya con pensadores de la importancia de Panteno y, poco después, de Clemente y Orígenes. Además —y esto es señal de la pujanza del cris­tianismo— fue en Alejandría que el gnosticismo hizo algunos de sus más serios esfuerzos por asimilar en su seno al cristianismo.[24]

En este sentido, siendo Marcos el pionero del cristianismo en Egipto, dio inicio a una serie de expresiones profundamente misionológicas con el objetivo de la expansión de la iglesia cristiana.

Metodología misionera

Es importante mencionar que contradictoriamente en términos humanos, el método utilizado por el cristianismo para la diseminación del evangelio en Egipto haya sido indudablemente la persecución que llevó a la dispersión de los cristianos en el antiguo mundo. 

A pesar de la oscuridad que rodea los inicios cristianos en Egipto, parece cierto que la nueva religión entró a través de Alejandría y que desde allí se difundió a partir del siglo II. Evidentemente, es presagio de su divino Fundador, que la insipiente religión no podía difundirse sin contratiempos y dificultades. Y así pronto tuvieron que dar los cristianos testimonio de su fe en las reiteradas persecuciones que contra ellos se levantaron.[25]

Esta concepción metodológica y misionológica respecto de la diseminación del cristianismo en Egipto, lleva a reflexionar en el hecho de que Dios es capaz de utilizar aún las situaciones contradictorias y dolorosas para que el mensaje de salvación llegue a todo el mundo (Mt 28:18-20; Mr 14:28; 16:7).

El decreto de Septimio Severo del 202 abrió la era de las persecuciones, y no fueron pocos los cristianos que sucumbieron en la incipiente iglesia de Alejandría. En estos primeros años de persecución religiosa, la Tebaida y, en general, el Alto Egipto se vieron libres de la sangre de los mártires. Pero los nombres de Leónidas, Plutarco, Sereno y otros, según el recuento de Eusebio de Cesarea, son claro testimonio de la constancia de los primeros mártires, que afrontaron con serenidad la muerte de Cristo.[26]

Es únicamente por el sacrificio de Cristo que se dio curso a la expansión de la iglesia cristiana, en el uso de una metodología que solamente la mano prodigiosa de Dios pudo conducir. Pues “todos los que pertenecen a él tienen un vínculo común que es más profundo y fuerte que cualquiera de sus diferencias anteriores de raza, color, posición, sexo, o antecedentes. Judío y gentil son uno en Cristo”.[27] Es precisamente en este medio que el cristianismo se abrió paso, un ambiente multicultural, en la región de Egipto preponderantemente legendaria en su historia y cultura.


 

Presencia del Adventismo en Egipto

En la consideración del progreso misionero en la zona geográfica de Egipto, la Iglesia Adventista ingresó por primera vez al territorio de Oriente Medio en el siglo XIX, bajo el poder del Imperio Otomano el cual representaba un enorme desafío que el adventismo tenía que enfrentar, principalmente a consecuencia de sus condiciones políticas y religiosas, preponderantemente restrictivas hacia el cristianismo en cualquiera de sus expresiones.[28] Fue este el escenario en el que el adventismo hace su aparición en el contexto de la evangelización a Egipto.

El inicio insipiente del adventismo en Egipto no fue sencillo ni nada prometedor. El 25 de enero de 1877 la Iglesia Adventista establecida ya en Europa, desde Nápoles en Italia, envió el periódico francés Señales de los Últimos Tiempos a algunos conocidos en la ciudad de Alejandría en Egipto.[29]  Después de unos meses, durante la primavera de 1878, Romualdo Bartola, un viajero comerciante italiano adventista, visitó Alejandría por un viaje de negocios.[30] Después de un período de predicación y estudio de la Biblia, Bartola logró establecer un grupo pequeño de alrededor de doce personas convencidas de guardar y respetar el sábado.[31] Era tal el panorama en el que el adventismo superó las barreras ideológicas, políticas y sociales para el ingreso de su mensaje basado en las Sagradas Escrituras. 

Principales pioneros

De acuerdo al análisis de los registros respecto de la llegada del adventismo a Egipto, es oportuno mencionar que, en Nápoles, Italia, el Dr. Herbert Panmure Ribton conoció el adventismo por medio de la revista “Señales de los Tiempos” y otras publicaciones adventistas del séptimo día en Suiza. Finalmente aceptó la fe adventista y fue bautizado en 1877 por el Pr. John Nevin Andrews en la ciudad de Puozzoli.[32] Pronto empezó a trabajar como misionero voluntario en Italia, siendo el pionero adventista en aquel país. Tiempo después pudo establecer contacto con Bartola, quien se encontraba en Alejandría, Egipto y, comenzaron a enviar material impreso adventista a este territorio de manera permanente.[33]

Posteriormente, en el año de 1879 el Dr. Ribton, con autorización del Pr. Andrews, viajó a la ciudad de Alejandría para comenzar con el trabajo misionero en Egipto, convirtiéndose de esta manera en el primer misionero enviado oficialmente por la iglesia adventista al Medio Oriente. Ribton era un erudito que practicaba los idiomas de latín, griego, hebreo, francés e italiano;[34] por lo cual no le fue difícil aprender la lengua árabe, que era el idioma oficial de Egipto.[35] La acción misionológica de evangelizar en el idioma común de las personas a las que se quiere alcanzar, será siempre una estrategia efectiva para los objetivos misioneros.

De esta manera, se inicia en Egipto el ingreso y llegada del adventismo por medio de misioneros voluntarios que complementaron sus trabajos de manera organizada y estratégica. Consecuentemente, se tiene también la presencia de George Keough, proveniente de Irlanda en 1908,[36] quien fortalece el trabajo misionero hasta entonces desarrollado.

Posteriormente sucede un acto guiado por la providencia divina. En 1903 un sacerdote de la religión copta ortodoxa llamado Awayda Abd al Shahid, que trabajaba para los presbiterianos en la ciudad de Luxor en el Alto Egipto, se encontró con el folleto adventista titulado ¿El fin está cerca? Después de analizar la información aceptó el adventismo, convirtiéndose en el primer adventista egipcio.[37] Awayda Abd al Shahid fue ordenado al ministerio en 1906, siendo de esta manera, el primer pastor adventista en su país; sirvió mucho tiempo en Egipto, inclusive como secretario de la Misión allí establecida.[38]

Consecuentemente en 1912, W. K. Ising llegó como misionero y se unió al trabajo que estaba desarrollando Keough. En un corto tiempo realizó estudios bíblicos con algunas personas y, como resultado bautizó a cuatro jóvenes, a quienes entrenó para ser colportores. Ibrahim al Khalil, tras ser bautizado por Ising, se convirtió en el primer musulmán que se adhirió al adventismo,[39] el cual fue un logro que motivó a los misioneros a continuar con el trabajo de la evangelización en esta región con tantos desafíos y perplejidades. En toda esta secuencia del avance de los pioneros del adventismo en Egipto, siempre se percibió la mano guiadora del Señor protegiendo a sus misioneros y proveyendo lo necesario en la obra misionera.

Metodología misionera

Los misioneros adventistas en Egipto utilizaron métodos variados de acercamiento a las personas, con el objetivo de compartir el mensaje de salvación. En el caso del Dr. Ribton, Su ministerio se enfocó primeramente en los extranjeros, llevando el evangelio a los marineros que se encontraban en el puerto de Alejandría. También abrió una pequeña escuela donde impartía clases de Biblia. Su conocimiento médico influyó mucho en su desempeño como misionero, teniendo como objetivo principal entrenar a cada miembro para compartir el mensaje adventista.[40]

El Dr. Ribton y los demás misioneros también utilizaron la estrategia de compartir publicaciones adventistas en el puerto de Alejandría.[41] El 11 de junio de 1882, mientras compartía el evangelio por medio de las publicaciones, fue atacado y asesinado por un grupo de egipcios en contra de los extranjeros. Su hija, quien lo acompañaba en esa ocasión, milagrosamente pudo salir ilesa siendo protegida por un musulmán desconocido, y tiempo después fue enviada a Italia con su madre.[42] Tal era el riesgo y peligro al cual se exponían los misioneros en Egipto.

Otro método empleado por los misioneros fue que varios de ellos implementaron un programa de alimentos saludables e inauguraron el establecimiento de restaurantes.[43] De esta manera, se puede aseverar que, el éxito del trabajo en Egipto durante los primeros años fue posible gracias a la dedicación de los misioneros europeos. La enseñanza bíblica era lenta pero aun así era mucho más fácil el evangelismo en Egipto que en cualquier otro país musulmán. Piper comentó: “El Norte de África bajo la virtud de ser seguidores de Mahoma siempre estuvo ligado con la dificultad de la misión a los musulmanes en el Este; solamente Egipto tuvo un progreso apreciable”.[44]

En la metodología misionológica de Keough, tras su llegada comenzó a trabajar con el pueblo copto fellahim que estaba a las orillas del río Nilo. Su método de evangelismo ha sido el más exitoso en toda la historia del adventismo en el país, se centró directamente en los cristianos egipcios, viviendo y comiendo con el pueblo. Formó un grupo de adventistas en el lugar, bautizando a muchos de ellos. También se organizó una escuela de estudios orientales en El Cairo, donde los misioneros estudiaban árabe y la religión del islam para poder prepararse para el servicio en el Medio Oriente.[45]

En el año de 1923, terminada ya la Primera Guerra Mundial, buscando la propagación del evangelio por medio de las publicaciones adventistas en el idioma original de las personas en Egipto, C. G. Rieckman fue encargado del ministerio de publicaciones. Se imprimieron cerca de 1,500 copias de El seguro mundo de la profecía (The Sure World of Prophecy) junto con otros libros pequeños. Cinco colportores compartieron el material literario en el país.[46]

En 1946, después de la Segunda Guerra Mundial, fue fundada la Escuela Egipcia de Entrenamiento en Fayoum, cerca de El Cairo,[47] con educación primaria y secundaria, lo que proveyó una oportunidad de evangelismo única en el país. En 1953 la escuela fue movida a Gabal el Asfar, en la ciudad de El Cairo, donde permanece hasta el día de hoy.[48]

En 1953 el proyecto educacional por correspondencia de La Voz de la Profecía (The Voice of Prophecy) inició su trabajo en Egipto. Tras el esfuerzo realizado muchas personas se familiarizaron con las enseñanzas de la iglesia adventista. El material adventista se compartió por todo el país, llegando a lugares que de otra forma no habría posibilidad de alcanzar.[49] En junio del mismo año se realizaron simultáneamente 66 bautismos en Egipto, el mayor número de bautismos en un solo día en la historia de la iglesia adventista en el Medio Oriente. Durante ese año se bautizaron 150 personas en Egipto. El éxito era un resultado del trabajo de La Voz de la Profecía.[50]

La iglesia durante el año de 1956 se organizó para tener un impacto misionero en todo el país, cada pastor de Egipto se propuso tener una campaña pública de evangelismo. Para el final del mes de marzo habían empezado catorce campañas en distintos idiomas tales como árabe, inglés y griego.[51] Al finalizar el año de 1959 se pudo abrir un centro de evangelismo en El Cairo.[52] El centro había sido diseñado para atracción a las personas y servicio a la comunidad. En 1965, tras el trabajo del centro cultural evangelístico de la iglesia, se pudo bautizar a once personas. Para 1966 el número de bautismos por los servicios del centro fue de treinta personas.[53]

Este fue el panorama de la implementación de las estrategias y la metodología utilizada por los pioneros de la Iglesia Adventista con el objetivo del crecimiento de la obra en Egipto y en la entrega total de cada uno de sus misioneros que llevaron adelante los diferentes proyectos para la gloria de Dios.

CONCLUSIÓN

De acuerdo al análisis y estudio desarrollado en torno de la llegada del cristianismo y posteriormente el adventismo a Egipto, se consideran las siguientes conclusiones:

En términos misionológicos, Egipto representó un desafiante territorio a ser alcanzado por el cristianismo y, en la experiencia del adventismo resultó en una retadora motivación para llegar con el mensaje de salvación a la región del norte de África en un período temprano para el cristianismo y, para el adventismo en el mismo surgimiento organizacional del movimiento.

La secuencia del avance misionológico del adventismo en Egipto, requirió de la participación activa de misioneros de Europa como el Dr. Ribton, Bartola, Keough, Ising y otros pioneros que ofrendaron sus vidas para implementar la presencia de la Iglesia Adventista en medio de una cultura legendaria, mística y siempre atrayente a la investigación científica por todo el legado dejado a lo largo de la historia. Este hecho motiva a la misionología adventista a cumplir el reto del compromiso misionero de los líderes y miembros actuales.

Llama poderosamente la atención las múltiples metodologías y estrategias utilizadas por los misioneros en Egipto. Tanto Ribton, como Bartola, Keough, Ising y otros pioneros, le dieron un matiz especial al cumplimiento de la misión desde su perspectiva y énfasis para desarrollar los métodos que se vieron oportunamente llamados a utilizar en medio del contexto político y social de Egipto.

La utilización de los diversos métodos evangelizadores como el trabajo desarrollado por medio de la distribución de las publicaciones, la implementación de los centros de influencia con el cuidado de la salud y la alimentación y, la evangelización por medio de campañas, revela de manera progresiva la secuencia de una serie de acciones planificadas y estructuradas en función del impacto misionero positivo en la sociedad egipcia del siglo XIX y XX. 

Indudablemente fue Dios quien motivó a los misioneros a cumplir el reto de llevar adelante un proceso evangelizador desde la insipiente movilización misionera emprendida por Marcos en el propio inicio del cristianismo creando un gran impacto en el entorno de Egipto, según la tradición, hasta los grandes logros alcanzados por los misioneros más contemporáneos con la implementación de metodologías misionológicas de avanzada.

Por tal motivo, toda la gloria y la honra sean para El Señor quien puso en el corazón y la mente de los pioneros misionólogos el deseo y la responsabilidad para dar a conocer el mensaje de salvación en el contexto de Egipto aun a costa y riesgo de perder la vida.

El presente estudio de la evangelización de Egipto, sugiere indagar con más profundidad la teología misionológica en su aplicación eclesiológica y social, para que sirva en los emprendimientos relacionados al crecimiento de iglesia en futuros análisis e investigaciones.

La riqueza de la cultura egipcia, puede dar lugar a estudios que aborden el impacto social en relación a emprendimientos misioneros futuros, los cuales serán útiles para ser aplicados en términos de la expansión y diseminación de la Iglesia Adventista, como también servirá de motivación para los misioneros en estas tierras del norte de África.

Ciertamente, el presente análisis, no es conclusivo respecto al estudio de la misionología aplicada en el territorio egipcio. Sin embargo, se espera que sea un aporte a la singular manera de comprender este asunto en beneficio de los objetivos misioneros de la Iglesia Adventista y las siguientes investigaciones al respecto.

BIBLIOGRAFÍA

Ajá Sánchez, José Ramón. “Egipto y la asimilación de elementos paganos por el           cristianismo primitivo: cultos, iconografías y devociones religiosas”, Collectanea     Christiana Orientalia, no. 3. 2006.

Al-Sayyid Marsot, Afaf Lutfi. Historia de Egipto. Londres: Cambridge University Press,           2007.

Alexander, David y Pat Alexander, eds. Manual bíblico ilustrado. Miami, FL: Unilit,    1985.

Armour, Robert A. Dioses y mitos del antiguo Egipto. Madrid: Alianza, 2014.

Asimov, Isaac. Historia de los egipcios. Madrid: Ediciones Alianza, 1967.

Beach, W. R. “Cairo, Egypt”. Review and Herald. 1966.

Bethmann, Erich W. Bridge to Islam: A Study of the Religious Forces of Islam and        Christianity in the Near East. Chicago IL: Literary Licensing, 2011.

Bruer, C. V. “Activities in Egypt”. Review and Herald. 1955.

Castañeda Reyes, José Carlos. Egipto contemporáneo: economía, política y sociedad.   México: Centro de Estudios de Asia y África, 2011.

Castel, Elisa. Los sacerdotes en el antiguo Egipto. Madrid: Alderabán, 1998.

Cervelló Autuori, Josep. Escritura, lengua y cultura en el antiguo Egipto. Barcelona:    Universidad Autónoma de Barcelona, 2015.

Damsteegt, P. Gerard. Foundations of the Seventh-day Adventist Message and Mission. Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1977.

Davies, Graham I. Megiddo. Cambridge: Lutterworth Press, 1986.

Echeverría, Rafael. Raices de sentido sobre egipcios, griegos, judíos y cristianos. Chile: Comunicaciones Noreste Ltda., 2007.

Gonzáles, Justo L. y Carlos F. Cardoza. Historia general de las misiones. Barcelona:     Editorial Clie, 2008.

Grimal, Nicolas. Historia del Antiguo Egipto. Madrid: Ediciones Akal, 2004.

L. H., Christian. “Our work in Cairo, Egypt”. Review and Herald. 1927.

Land, Gary. Historical Dictionary of the Seventh-Day Adventists. Grandville, MI: Rowman       & Littlefield, 2014.

Land, Gary. The A to Z of the Seventh-Day Adventists. Scarecrow Press, 2000.

Lee Roth, Ray. “Attitudes and Approaches to the Evangelization of Muslim in the Middle         East”. Project Report, Andrews University, 1983.

Mansour, Nabil. G. “Seventh-day Adventist Mission in Egypt”. Review and Herald.      1948.

Nichol, Francis D. “Letters from far lands”. Review and Herald. 1948.

O’callaghan, José. El cristianismo popular en el antiguo Egipto. Madrid: Ediciones       Cristiandad, 1975.

Ogouma, Tony. “A Brief History of the Seventh-Day Adventist Church in South Africa:            1869- 1920”. Project Report, Adventist University of África, 2017.

Organización de Naciones Unidas, Datos de población en Egipto. 2020.

Pfeiffer, Baldur Ed. “The European Seventh-day Adventist mission in the Middle East, 1879-1939”, Theologie 161. 1981.

Piper, Otto A. Protestantism in an Ecumenical Age: Its Root, Its Right, Its Task.            Minneapolis, MN: Fortress Press, 1965.

Robinson, Virgil. JN Andrews: Flame for the Lord. Grand Rapids, MI: TEACH Services           Inc., 2015.

Schwarz, Richard W. Light Bearers to the Remnant: Denominational History Textbook for Seventh-Day Adventist College Classes. Mountain View, CA: Pacific Press    Publishing ssociation, 1979.

Schwarz, Richard W. y Floyd Greenleaf. Light Bearers: A History of the Seventh-Day    Adventist Church. Nampa, ID: Pacific Press Publishing Association, 2000.

Shaw, Ian. Historia del antiguo Egipto. Madrid: La esfera de los libros, 2010.

Tyldesley, Joyce. Mitos y Leyendas del Antiguo Egipto. Barcelona: Crítica, 2011.

Urruela Quesada, Jesús J. Egipto faraónico. España: Ediciones Universidad de Salamanca, 2006.

Wilson, John A. La cultura egipcia. México: Fondo de Cultura Económica, 1953.

Wilson, Neal C. “Largest Baptism in Egypt”. Review and Herald. 1953.

Wiseman, D. J. Crónicas de los reyes caldeos en el museo británico. Londres: Los Fideicomisarios del Museo Británico, 1956. 

Zúñiga Herrera, Sergio Caleb. “Desarrollo Histórico y Desafíos de la Iglesia Adventista            del Séptimo Día en el período de 1877 – 2016, en el Territorio de la Unión de Medio            Oriente y Norte de África”. Tesis de Licenciatura. Universidad de Montemorelos, 2018.

 



[1] Autor Principal

[2]Nicolas Grimal, Historia del Antiguo Egipto (Madrid: Ediciones Akal, 2004), 8.

[3]En el presente estudio se utilizará la versión bíblica Reina Valera 1960.

[4]Graham I. Davies, Megiddo (Cambridge: Lutterworth Press, 1986), 89.

 

[5]D. J. Wiseman, Crónicas de los reyes caldeos en el museo británico (Londres: Los Fideicomisarios del Museo Británico, 1956), 94, 95. 

 

[6]Afaf Lutfi Al-Sayyid Marsot, Historia de Egipto (Londres: Cambridge University Press, 2007), 31.

[7]Al-Sayyid Marsot, Historia de Egipto, 25.

[8]Isaac Asimov, Historia de los egipcios (Madrid: Ediciones Alianza, 1967), 7.

[9]Grimal, Historia del Antiguo Egipto, 10.

[10]Asimov, Historia de los egipcios, 23.

[11]Joyce Tyldesley, Mitos y Leyendas del Antiguo Egipto (Barcelona: Crítica, 2011), 122.

 

[12]Jesús J. Urruela Quesada, Egipto faraónico (España: Ediciones Universidad de Salamanca, 2006), 64.

 

[13]Ibíd., 69.

 

[14]Asimov, Historia de los egipcios, 79.

[15]Robert A. Armour, Dioses y mitos del antiguo Egipto (Madrid: Alianza, 2014), 32.

 

[16]Elisa Castel, Los sacerdotes en el antiguo Egipto (Madrid: Alderabán, 1998), 279.

[17]José Carlos Castañeda Reyes, Egipto contemporáneo: economía, política y sociedad (México: Centro de Estudios de Asia y África, 2011), 58.

 

[18]Tyldesley, Mitos y Leyendas del Antiguo Egipto, 203.

[19]José O’callaghan, El cristianismo popular en el antiguo Egipto (Madrid: Ediciones Cristiandad, 1975), 29

 

[20]Justo L. Gonzáles y Carlos F. Cardoza, Historia general de las misiones (Barcelona: Editorial Clie, 2008), 31.

 

[21]Rafael Echeverría, Raices de sentido sobre egipcios, griegos, judíos y cristianos (Chile: Comunicaciones Noreste Ltda., 2007), 360.

 

[22]José Ramón Ajá Sánchez, “Egipto y la asimilación de elementos paganos por el cristianismo primitivo: cultos, iconografías y devociones religiosas”, Collectanea Christiana Orientalia, no. 3 (2006): 22.

[23]O’callaghan, El cristianismo popular en el antiguo Egipto, 29. 

[24]Gonzáles y Cardoza, Historia general de las misiones, 31, 32.

[25]O’callaghan, El cristianismo popular en el antiguo Egipto, 30.

[26]Ibíd.

[27]David Alexander y Pat Alexander, eds., Manual bíblico ilustrado (Miami, FL: Unilit, 1985), 605.

[28]P. Gerard Damsteegt, Foundations of the Seventh-day Adventist Message and Mission (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1977), 27.

 

[29]Gary Land, Historical Dictionary of the Seventh-Day Adventists (Grandville, MI: Rowman & Littlefield, 2014), 102.

 

[30]Ray Lee Roth, “Attitudes and Approaches to the Evangelization of Muslim in the Middle East” (Project Report, Andrews University, 1983), 57.

 

[31]Sergio Caleb Zúñiga Herrera, “Desarrollo Histórico y Desafíos de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en el período de 1877 – 2016, en el Territorio de la Unión de Medio Oriente y Norte de África” (Tesis de Licenciatura, Universidad de Montemorelos, 2018), 43.

 

[32]Virgil Robinson, JN Andrews: Flame for the Lord (Grand Rapids, MI: TEACH Services Inc., 2015), 93.

 

[33]Richard W. Schwarz, Light Bearers to the Remnant: Denominational History Textbook for Seventh-Day Adventist College Classes (Mountain View, CA: Pacific Press Publishing Association, 1979), 147.

 

[34]Zúñiga Herrera, “Desarrollo Histórico y Desafíos de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en el período de 1877 – 2016, en el Territorio de la Unión de Medio Oriente y Norte de África”, 44.

 

[35]Tony Ogouma, “A Brief History of the Seventh-Day Adventist Church in South Africa: 1869- 1920” (Project Report, Adventist University of Africa, 2017), 45.

 

[36]Baldur Ed Pfeiffer, “The European Seventh-day Adventist mission in the Middle East, 1879-1939”, Theologie 161 (1981): 54.

 

[37]Zúñiga Herrera, “Desarrollo Histórico y Desafíos de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en el período de 1877 – 2016, en el Territorio de la Unión de Medio Oriente y Norte de África”, 47.

 

[38]Zúñiga Herrera, “Desarrollo Histórico y Desafíos de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en el período de 1877 – 2016, en el Territorio de la Unión de Medio Oriente y Norte de África”, 47.

 

[39]Erich W. Bethmann, Bridge to Islam: A Study of the Religious Forces of Islam and Christianity in the Near East (Chicago IL: Literary Licensing, 2011), 270.

 

[40]Bethmann, Bridge to Islam: A Study of the Religious Forces of Islam and Christianity in the Near East, 257.

 

[41]Zúñiga Herrera, “Desarrollo Histórico y Desafíos de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en el período de 1877 – 2016, en el Territorio de la Unión de Medio Oriente y Norte de África”, 45.

 

[42]Gary Land, The A to Z of the Seventh-Day Adventists (Scarecrow Press, 2009), 90.

 

[43]Richard W. Schwarz y Floyd Greenleaf, Light Bearers: A History of the Seventh-Day Adventist Church (Nampa, ID: Pacific Press Publishing Association, 2000), 214.

 

[44]Otto A. Piper, Protestantism in an Ecumenical Age: Its Root, Its Right, Its Task (Minneapolis, MN: Fortress Press, 1965), 375.

 

[45]Pfeiffer, “The European Seventh-day Adventist mission in the Middle East, 1879-1939”, 58.

 

[46]Christian L. H., “Our work in Cairo, Egypt”, Review and Herald, 1927, 24.

 

[47]Después fue llamada Nile Union Academy y, posteriormente adoptó el nombre de Instituto Teológico Adventista de Egipto.

 

[48]Nabil. G. Mansour, “Seventh-day Adventist Mission in Egypt”, Review and Herald, 1948, 41.

 

[49]Neal C. Wilson, “Largest Baptism in Egypt”, Review and Herald, 1953, 26.

 

[50]Francis D. Nichol, “Letters from far lands”, Review and Herald, 1948, 82.

 

[51]C. V. Bruer, “Activities in Egypt”, Review and Herald, 1955, 22.

 

[52]Zúñiga Herrera, “Desarrollo Histórico y Desafíos de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en el período de 1877 – 2016, en el Territorio de la Unión de Medio Oriente y Norte de África”, 56.

 

[53]W. R. Beach, “Cairo, Egypt”, Review and Herald, 1966, 2.