La importancia de la educación emocional en la formación integral de los estudiantes
Rita Cecilia Sanmartín Ureña,[1] ritac.sanmartinu@educacion.gob.ec https://orcid.org/0009-0007-9304-8677 Unidad Educativa Fiscomisional “Mater Dei” Loja - Ecuador
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Stalin Roberto Tapia Peralta, https://orcid.org/0009-0001-3796-0377 Universidad Técnica Particular de Loja – UTPL Unidad Educativa Fiscomisional “Mater Dei” Loja - Ecuador |
RESUMEN
El desarrollo de habilidades de inteligencia emocional en el currículo escolar se ha convertido en un aspecto cada vez más relevante en la educación actual. La inteligencia emocional se refiere a la capacidad de reconocer, comprender y gestionar las propias emociones y las de los demás. En tal sentido la educación emocional proporciona a los estudiantes las herramientas necesarias para comprender y regular sus emociones de manera saludable. Al adquirir estas habilidades, los estudiantes pueden experimentar un mayor bienestar psicológico, lo que se traduce en una mejora de su autoestima, una mayor capacidad para manejar el estrés y una mejor relación con los demás. En tal sentido, la educación emocional tiene un efecto positivo en el rendimiento académico y el éxito escolar. Los estudiantes que han recibido una educación emocional adecuada muestran mayor motivación, una mejor capacidad de concentración y una mayor resiliencia frente a los desafíos académicos. Asimismo, la educación emocional promueve el desarrollo de habilidades sociales y de comunicación, lo que favorece un ambiente de aprendizaje positivo y colaborativo. Otro aspecto importante de la educación emocional es su impacto en la prevención del bullying y la violencia escolar. Al proporcionar a los estudiantes habilidades para reconocer y regular sus emociones, se fortalece su capacidad de empatía y respeto hacia los demás. Esto contribuye a la creación de un clima escolar seguro y respetuoso, donde se fomenta la convivencia pacífica y se previenen situaciones de violencia y acoso.
Palabras clave: inteligencia emocional; bienestar psicológico; resiliencia; aprendizaje positivo; prevención del bullying.
The importance of emotional education in the integral formation of students
ABSTRACT
The development of emotional intelligence skills in the school curriculum has become an increasingly relevant aspect in current education. Emotional intelligence refers to the ability to recognize, understand and manage one's own emotions and those of others. In this sense, emotional education provides students with the necessary tools to understand and regulate their emotions in a healthy way. By acquiring these skills, students can experience greater psychological well-being, which translates into improved self-esteem, a greater ability to manage stress, and a better relationship with others. In this sense, emotional education has a positive effect on academic performance and school success. Students who have received an adequate emotional education show greater motivation, a better ability to concentrate and greater resilience in the face of academic challenges. Likewise, emotional education promotes the development of social and communication skills, which favors a positive and collaborative learning environment. Another important aspect of emotional education is its impact on the prevention of bullying and school violence. By providing students with skills to recognize and regulate their emotions, their capacity for empathy and respect for others is strengthened. This contributes to the creation of a safe and respectful school climate, where peaceful coexistence is encouraged and situations of violence and harassment are prevented.
Keywords: emotional intelligence; psychological well-being; resilience; positive learning; bullying prevention.
Artículo recibido 05 Mayo 2023
Aceptado para publicación: 20 Mayo 2023
INTRODUCCIÓN
En la sociedad actual, se reconoce cada vez más la importancia de la educación emocional. Ya no basta con adquirir conocimientos académicos, sino que se hace necesario desarrollar habilidades emocionales que permitan a los individuos enfrentar los desafíos de la vida de manera saludable y equilibrada, de ahí que, este tipo de educación se refiere al proceso de aprendizaje que busca fomentar la comprensión, el manejo y la expresión adecuada de las emociones. Para Casussus (2017), “la emoción es una energía que nos afecta y que nos impulsa a la acción” (p. 122). Esta disciplina reconoce que las emociones desempeñan un papel fundamental en el bienestar y el éxito de las personas, y que, por lo tanto, es necesario brindarles a los estudiantes las herramientas necesarias para entender y regular sus propias emociones, así como para comprender y empatizar con las emociones de los demás.
En un mundo cada vez más complejo y cambiante, donde el estrés, la ansiedad y los desafíos emocionales son parte de la vida cotidiana, la educación emocional se convierte en un pilar fundamental de la formación integral de los estudiantes. No se trata solo de enseñarles a leer, escribir y resolver problemas matemáticos, sino de ayudarles a desarrollar habilidades sociales y emocionales que les permitan relacionarse de manera saludable, gestionar el estrés y las emociones negativas, resolver conflictos de manera constructiva y tomar decisiones informadas y responsables.
Se debe entonces, proporcionar a los estudiantes las herramientas necesarias para entender, manejar y expresar adecuadamente sus emociones, de esta manera les estamos brindando una base sólida para enfrentar los retos de la vida de manera equilibrada y exitosa. Además, la educación emocional contribuye a crear entornos escolares más saludables y promueve el bienestar individual y colectivo. En este sentido, es responsabilidad de educadores, padres y sociedad en general priorizar y promover la educación emocional como parte esencial del proceso educativo.
Desarrollo de habilidades de inteligencia emocional en el currículo escolar
El desarrollo de habilidades de inteligencia emocional en el currículo escolar es un enfoque educativo que busca promover la comprensión y el manejo de las emociones, tanto propias como de los demás, con el fin de fomentar el bienestar personal y las relaciones saludables y su inclusión en el currículo escolar reconoce la importancia de las habilidades emocionales para el éxito académico, social y personal de los estudiantes. Estas habilidades les permiten comprender y expresar sus propias emociones de manera adecuada, desarrollar empatía hacia los demás, establecer relaciones positivas, resolver conflictos de manera constructiva y tomar decisiones informadas. Según Bueno Lugo (2023):
El currículo escolar evolucionaría de concepciones netamente cognitivistas, al configurar la posibilidad de que los estudiantes puedan aprender el manejo, gestión y percepción de sus emociones. Para el logro de un proyecto curricular que aborde la inteligencia emocional es preciso que esta sea desarrollada desde la infancia, debido a que su omisión en los procesos pedagógicos profundiza problemáticas relacionadas con la adaptación y sociabilidad. (p. 61)
Por tal razón los docentes deben aplicar los diferentes enfoques y estrategias para desarrollar habilidades de inteligencia emocional en el currículo escolar como el aprendizaje socioemocional, enfoque que integra la enseñanza de habilidades emocionales y sociales en el currículo regular. Las escuelas que implementan este enfoque dedican tiempo específico para la instrucción directa de habilidades emocionales, así como también buscan integrarlas en otras áreas del currículo, matemática, ciencias o literatura, etc.
Programas específicos de inteligencia emocional, como el programa "Raíces de Empatía" que “se enfoca en reducir la agresividad en la infancia y juventud mediante la alfabetización emocional fomentando la empatía” (ProFuturo, 2013) o el programa "RULER" “enfocado en el desarrollo de la IE tanto en niños como en adultos e implica a la escuela, los padres y a la comunidad educativa en general.” (Fernández et al., 2017); y que al ser un programa de intervención socioemocional “es un enfoque innovador basado en la inteligencia emocional como habilidad y en la teoría de sistemas. El programa se basa en décadas de investigación que prueban que el conocimiento y las destrezas están asociadas con el reconocimiento, entendimiento, etiquetado, expresión y regulación de las emociones” (Patti et al., 2017); suelen estar estructurados y secuenciados, e incluyen actividades y recursos diseñados para desarrollar habilidades emocionales específicas. Además de la instrucción directa misma que según Reigeluth (2016), “debe activar en los alumnos estructuras cognitivas relevantes, haciéndoles recordar, describir o demostrar conocimientos o experiencias previas que sean relevantes para él.”(p 4), las escuelas pueden integrar prácticas y actividades diarias que fomenten el desarrollo de habilidades emocionales. Estas pueden incluir momentos de reflexión, técnicas de respiración y relajación, juegos de roles para practicar habilidades sociales, discusiones grupales sobre emociones, entre otros.
Es importante destacar que el desarrollo de habilidades de inteligencia emocional no solo corresponde a los docentes, sino que también implica la participación de los padres y la comunidad educativa en general. La colaboración entre la escuela y la familia es fundamental para promover el desarrollo integral de los estudiantes. Al respecto Bisquerra (2011), afirma que “Los primeros destinatarios de la educación emocional son el profesorado y las familias.” (p. 5)
Integrar la inteligencia emocional en el currículo educativo conlleva numerosos beneficios para los estudiantes. En primer lugar, al desarrollar habilidades emocionales, los alumnos aprenden a reconocer, comprender y gestionar sus propias emociones, lo que les permite regular su conducta de manera efectiva. Esto se traduce en un mejor control del estrés, una mayor capacidad para resolver conflictos y una mejora en la toma de decisiones. Además, la inteligencia emocional promueve el desarrollo de habilidades sociales y empáticas, fomentando la empatía, la cooperación y el respeto hacia los demás. Esto fortalece las relaciones interpersonales, favorece un clima de convivencia positivo en el entorno escolar y prepara a los estudiantes para enfrentar los desafíos de la vida cotidiana de manera más efectiva.
Por otro lado, la integración de la inteligencia emocional en el currículo también tiene beneficios académicos. Las habilidades emocionales fortalecen la capacidad de concentración y atención de los estudiantes, lo que mejora su rendimiento en el aprendizaje. Al aprender a manejar sus emociones, los alumnos se vuelven más resilientes. Según Salvo-Garrido (2021), “La resiliencia se refiere a los comportamientos que despliega el ser humano frente a condiciones adversas que derivan en una adaptación exitosa”, frente a los obstáculos y dificultades académicas, lo que les permite perseverar y superar los desafíos con mayor facilidad. Además, la inteligencia emocional promueve la motivación intrínseca y el sentido de propósito en los estudiantes, lo que los impulsa a comprometerse y participar activamente en su proceso de aprendizaje.
Relación entre la educación emocional y el bienestar psicológico de los estudiantes
La relación entre la educación emocional y el bienestar psicológico de los estudiantes es estrecha y significativa. La educación emocional se refiere al proceso de adquirir conocimientos, habilidades y competencias relacionadas con la comprensión, el manejo y la expresión de las emociones de manera saludable. El bienestar psicológico, por su parte, se refiere al estado general de satisfacción, equilibrio emocional y salud mental de una persona.
Con respecto a lo anterior Bisquerra (2022), asume que “la educación emocional es una respuesta educativa a las necesidades sociales que no están suficientemente atendidas en las áreas académicas ordinarias” (P. 5). En tanto que Bisquerra y Pérez (2012) afirman:
La educación emocional, como proceso continuo y permanente, debe estar presente desde el nacimiento, durante la educación infantil, primaria, secundaria y superior, así como a lo largo de la vida adulta. La educación emocional adopta un enfoque del ciclo vital, que se prolonga durante toda la vida nacimiento, durante la educación infantil, primaria, secundaria y superior, así como a lo largo de la vida adulta. La educación emocional adopta un enfoque del ciclo vital, que se prolonga durante toda la vida. (p. 1)
La educación emocional “forma de prevención primaria inespecífica” Bisquerra (2012) juega un papel fundamental en el bienestar psicológico de los estudiantes por varias razones: primeramente, ayuda a los estudiantes a comprender y reconocer sus propias emociones, identificar las causas y los desencadenantes de sus sentimientos y desarrollar una mayor conciencia de sí mismos. Esto les permite tener un mejor autocontrol emocional y una comprensión más profunda de sus propias necesidades y deseos.
En segundo lugar, a través de la educación emocional, los estudiantes aprenden estrategias y técnicas para manejar y regular sus emociones de manera efectiva. Aprenden a lidiar con el estrés, la ansiedad y la frustración de manera saludable, lo que contribuye a un mayor equilibrio emocional y a la reducción de problemas de salud mental.
Por otro lado, la educación emocional fomenta la empatía y la comprensión hacia los demás. Los estudiantes aprenden a ponerse en el lugar de los demás, a comprender sus emociones y a establecer relaciones saludables y respetuosas. Esto promueve la empatía, la comunicación efectiva y la resolución de conflictos de manera constructiva, lo que contribuye a un clima escolar positivo y al bienestar emocional de todos los estudiantes.
Finalmente, la educación emocional capacita a los estudiantes para tomar decisiones informadas y conscientes, considerando tanto sus emociones como la información objetiva. Aprenden a evaluar las consecuencias emocionales de sus decisiones y a tomar acciones que promuevan su bienestar a largo plazo y de esta manera puede ayudar a prevenir problemas de salud mental en los estudiantes. Al proporcionarles herramientas para comprender, expresar y manejar sus emociones de manera saludable, se reduce el riesgo de desarrollar trastornos como la ansiedad o la depresión. Según Burrola-Herrera (2016):
Educar de una manera afectiva permitirá que los alumnos disfruten de su estancia en la escuela, haciendo más provechosa e integral su educación para formar alumnos competentes al terminarla. La educación emocional promovida en el presente les servirá en un futuro para ser individuos alegres, emprendedores, seguros de sí mismos, extrovertidos y perfectamente incorporados a la vida en sociedad brindándoles la oportunidad de cumplir sus metas emprendidas. (p. 166).
Impacto de la educación emocional en el rendimiento académico y el éxito escolar
La educación emocional es un campo de estudio que ha ganado reconocimiento y relevancia en los últimos años debido a su impacto positivo y significativo en el rendimiento académico y el éxito escolar de los estudiantes. Se refiere al proceso de enseñar habilidades y competencias emocionales a los jóvenes, lo que les permite comprender y manejar sus propias emociones, así como relacionarse de manera saludable con los demás.
“El rendimiento académico de los escolares tradicionalmente se ha asociado a la capacidad intelectual previa que permitiera la posibilidad de obtener buenas calificaciones. Actualmente se considera que el equilibrio personal es un factor clave para lograr un mejor rendimiento” (Ferragut y Fierro, 2012, p. 96).
Numerosos estudios han demostrado la relación que existe entre la educación emocional y el rendimiento académico. Por ejemplo, Gajardo (2019), Señaló que “El desarrollo de la IE es algo fundamental para potenciar el éxito académico. Jiménez y López-Zafra (2009), manifiestan que " La enseñanza de habilidades emocionales favorecería el bienestar psicológico y emocional de los estudiantes y esto afectaría positivamente tanto su bienestar académico, como su rendimiento". En tanto que Fernández y Cabello (2021). Indican: " Los estudiantes con más IE tienen más éxito académico porque comprenden y regulan mejor las emociones desagradables como la ansiedad, la tristeza o el aburrimiento, muy frecuentes en la vida escolar, y que afectan negativamente a su rendimiento intelectual. Además, estos estudiantes saben gestionar de forma más eficaz el complejo mundo social que les rodea, construyendo mejores relaciones con sus profesores, compañeros y familiares, lo que es muy importante para el éxito académico”. La cognición y la emoción constituyen un todo dialéctico, de manera tal que la modificación de uno irremediablemente influye en el otro y en el todo del que forman parte. En este contexto, García (2003) indica que “La educación emocional debe ser un proceso continuo y permanente, presente en el desarrollo de todo el currículum académico y en la formación a lo largo de la vida” (p. 9).
Una de las razones clave para incluir la educación emocional dentro de la formación de los individuos es que fomenta el bienestar psicológico de los estudiantes, lo que a su vez se traduce en una mayor motivación y compromiso con el aprendizaje. Cuando los estudiantes se sienten emocionalmente equilibrados, son más capaces de concentrarse en sus tareas académicas y tienen una mejor capacidad para resolver problemas y enfrentar desafíos.
Por otra parte, les enseña a comunicarse efectivamente, a desarrollar empatía y a establecer relaciones efectivas con sus compañeros y maestros. Estas habilidades sociales mejoradas contribuyen a un ambiente escolar más armonioso y colaborativo, lo que a su vez promueve el éxito académico. Los estudiantes que son capaces de trabajar bien en equipo, resolver conflictos de manera constructiva y colaborar con otros tienden a tener un desempeño académico más sólido. En este sentido Fiore (2014) manifiesta que:
Al estar construido por personas diferentes cada una entregara un aporte en particular al equipo. Algunos con habilidades creativas – artísticas, mientras que otros l darán un mayor uso al intelecto. Habrá lideres innatos y otros seguidores, en definitiva, la diversidad será la clave para el enriquecimiento mutuo. El sentido de pertenencia al grupo es un elemento clave sumamente sano y estimúlate. (p 48)
Además, la educación emocional ayuda a los estudiantes a manejar el estrés y la presión asociados con el entorno académico. Les proporciona estrategias y técnicas para regular sus emociones, reducir la ansiedad y mantener un buen estado mental. Cuando los estudiantes son capaces de manejar el estrés de manera efectiva, pueden mantener un enfoque claro en sus estudios y lograr mejores resultados.
Es importante destacar que la educación emocional tiene un impacto duradero en la vida de los estudiantes. Las habilidades emocionales adquiridas durante la educación emocional les serán útiles a lo largo de su existencia, tanto en su desarrollo personal como en su éxito profesional. La capacidad de reconocer y regular las emociones, establecer relaciones saludables y manejar el estrés son habilidades clave que se transfieren a diferentes aspectos de la vida, incluyendo el trabajo y las relaciones interpersonales.
Educación emocional y prevención del bullying y la violencia escolar
La educación emocional desempeña un papel fundamental en la prevención del bullying y la violencia escolar. El acoso y la violencia en las escuelas son problemas serios que afectan negativamente a los estudiantes, tanto a nivel emocional como académico. La educación emocional ofrece estrategias efectivas para abordar estos problemas y fomentar un ambiente escolar seguro y respetuoso.
La educación emocional proporciona a los estudiantes las habilidades necesarias para reconocer, comprender y regular sus propias emociones, así como para empatizar y respetar las emociones de los demás. Esto es fundamental en la prevención del bullying, ya que el acosador suele carecer de empatía y tener dificultades para manejar sus propias emociones de manera saludable. Al enseñar a los estudiantes a ser conscientes de sus propias emociones y a desarrollar la empatía hacia los demás, se promueve la comprensión y el respeto mutuo, lo que puede reducir la incidencia de comportamientos agresivos.
Además, la educación emocional ayuda a desarrollar habilidades sociales y de comunicación efectivas. Los estudiantes aprenden a resolver conflictos de manera pacífica y a establecer relaciones saludables con sus compañeros. Estas habilidades sociales fortalecen los vínculos entre los estudiantes y fomentan un ambiente escolar positivo y colaborativo. Cuando los estudiantes se sienten conectados y respaldados por su comunidad escolar, es menos probable que participen en comportamientos violentos o de acoso.
La educación emocional también aborda la raíz de los problemas de bullying y violencia al enfocarse en el desarrollo de habilidades de resiliencia y manejo del estrés. Los estudiantes aprenden a lidiar con situaciones difíciles de manera saludable, en lugar de recurrir a la violencia o el acoso como mecanismos de defensa. Esto les permite enfrentar los desafíos escolares y personales de manera más constructiva, reduciendo la probabilidad de que se involucren en comportamientos violentos.
Es importante destacar que la educación emocional no solo beneficia a las víctimas y los agresores, sino a toda la comunidad escolar. Al crear un ambiente de respeto, empatía y comunicación efectiva, se promueve el bienestar general de los estudiantes y se fomenta un clima escolar positivo. Los estudiantes se sienten más seguros y apoyados, lo que facilita su participación activa en el aprendizaje y su desarrollo académico.
La cooperación .de todos los agentes. La convivencia se produce y los conflictos se resuelven cuando intervienen diferentes partes. Siempre es tarea de múltiples personas. No es específica de unos y no de otros. Las escuelas son un cúmulo de interrelaciones, de personas viviendo en un edificio y compartiendo experiencias, tiempo y esfuerzos. Comunicarse, cooperar, ser solidario es algo que además de ser objeto de enseñanza ha de constituir el entramado de la vida escolar. (Fernández, 2017, p.77)
Formación docente en educación emocional: desafíos y estrategias efectivas
Según Extremera et al (2019) afirma que “El docente es el agente más relevante en el aula para determinar el éxito de los estudiantes, ya que actúa como el líder de la clase” (p.76); Su papel fundamental es como guía, facilitador y mentor en el proceso educativo. Aunque la tecnología desempeña un papel cada vez más importante en el entorno educativo, el profesor seguirá siendo crucial para brindar apoyo emocional, motivación y orientación a los estudiantes. En lugar de limitarse a impartir conocimientos de manera tradicional, el profesor del futuro se enfocará en fomentar el pensamiento crítico, la creatividad, la resolución de problemas y el desarrollo de habilidades socioemocionales en los alumnos. En este contexto, García (2016) manifiesta que “Los profesores deberían tener una sólida formación en inteligencia emocional y, lo que es más importante, deberían poseer habilidades sociales y competencias emocionales.” Según Extremera y Fernández (2004):
La inteligencia emocional es un conjunto de habilidades que el docente debería aprender por dos razones: (1) porque las aulas son el modelo de aprendizaje socio-emocional adulto de mayor impacto para los alumnos y (2) porque la investigación está demostrando que unos adecuados niveles de inteligencia emocional ayudan a afrontar con mayor éxito los contratiempos cotidianos y el estrés laboral al que se enfrentan los profesores en el contexto educativo. (p. 1)
La formación docente en educación emocional es un aspecto fundamental para promover el desarrollo socioemocional de los estudiantes. Los docentes desempeñan un papel crucial en la implementación de programas de educación emocional y en la creación de un entorno de aprendizaje emocionalmente seguro y enriquecedor. Sin embargo, esta formación plantea desafíos y requiere estrategias efectivas para asegurar su éxito.
Las habilidades de inteligencia emocional ejercen efectos beneficiosos para el profesorado a nivel preventivo. Es decir, la capacidad para razonar sobre nuestras emociones, percibirlas y comprenderlas, como habilidad intrínseca del ser humano, implica, en último término, el desarrollo de procesos de regulación emocional que ayudarían a moderar y prevenir los efectos negativos del estrés docente a los que los profesores están expuestos diariamente. (Extremera y Fernández, s.f. p. 4)
Uno de los desafíos clave en la formación docente en educación emocional es el cambio de paradigma. Muchos docentes han sido formados en enfoques tradicionales que se centran principalmente en la transmisión de conocimientos académicos, dejando de lado el desarrollo emocional de los estudiantes. Por lo tanto, es necesario fomentar una comprensión clara de la importancia de la educación emocional y cómo puede mejorar el bienestar y el rendimiento de los estudiantes.
Una estrategia efectiva es proporcionar a los docentes una sólida base teórica sobre la educación emocional, así como evidencia empírica de su impacto positivo. Esto puede incluir talleres, cursos de desarrollo profesional y recursos educativos que les permitan comprender los fundamentos de la educación emocional y cómo se relaciona con su práctica docente. Al comprender el marco teórico y la investigación detrás de la educación emocional, los docentes estarán más motivados y preparados para implementarla en el aula.
Otro desafío importante es la integración de la educación emocional en el currículo escolar existente. Los docentes deben encontrar maneras de incorporar habilidades emocionales en las diferentes asignaturas y actividades diarias. Esto implica identificar oportunidades de enseñanza y aprendizaje que permitan a los estudiantes desarrollar su inteligencia emocional. Puede incluir la realización de actividades prácticas, como juegos de roles, debates o ejercicios de reflexión, que promuevan la conciencia emocional y la empatía.
Además, la formación docente debe incluir estrategias para el manejo de aula y la gestión de conflictos. Los docentes deben aprender a reconocer y abordar los desafíos emocionales que surgen en el entorno escolar, como el bullying, la ansiedad o el estrés. Deben estar preparados para fomentar un clima de respeto, confianza y apoyo mutuo, así como para intervenir de manera efectiva en situaciones conflictivas.
La colaboración entre docentes y la creación de comunidades de práctica también son estrategias efectivas en la formación docente en educación emocional. Los docentes pueden compartir experiencias, ideas y recursos, y aprender unos de otros. Esto fomenta el intercambio de buenas prácticas y el enriquecimiento mutuo en la implementación de la educación emocional.
La formación docente en educación emocional también debe ser continua y actualizada. Los docentes deben tener acceso a oportunidades de desarrollo profesional a lo largo de su carrera para mantenerse al día con las últimas investigaciones y enfoques en educación emocional. Esto puede incluir participar en conferencias, seminarios, grupos de estudio y cursos en línea relacionados con la educación emocional.
METODOLOGÍA
Este estudio se basa en una revisión sistemática de la literatura existente sobre la educación emocional y su impacto en la formación integral de los estudiantes. Se examinaron artículos científicos, libros y otros recursos relevantes para recopilar evidencia empírica sobre los beneficios de la educación emocional en diversos contextos educativos. Además, se consideraron estudios que presentaron intervenciones específicas de educación emocional y sus resultados.
Explicar que se utilizará un enfoque cualitativo para obtener una comprensión profunda de las experiencias y percepciones de los estudiantes en relación con la educación emocional. El diseño es de tipo descriptivo, se busca obtener información detallada y precisa sobre las opiniones, actitudes y comportamientos de los estudiantes en relación con la educación emocional.
A través del análisis detallado de los datos cualitativos, esta investigación busca obtener una comprensión rica y contextualizada de cómo la educación emocional influye en la formación integral de los estudiantes, proporcionando información valiosa para la mejora de prácticas educativas y el diseño de intervenciones efectivas en esta área.
RESULTADOS Y/O DISCUSIÓN
En juicio del autor del presente artículo denominado "La importancia de la educación emocional en la formación integral de los estudiantes" presenta diversas novedades científicas y aspectos controvertidos que enriquecen el campo de estudio. En primer lugar, se destaca la creciente atención a la educación emocional como un factor crucial en el desarrollo de los estudiantes, reconociendo su influencia en aspectos como la salud mental, la resiliencia y el rendimiento académico. Esta perspectiva desafía paradigmas tradicionales que centraban exclusivamente el proceso educativo en aspectos cognitivos y académicos. En cuanto a las perspectivas y prospectivas teóricas, esta investigación abre la puerta a la exploración de modelos educativos que integren de manera más holística el componente emocional en los currículos escolares. Se plantea la posibilidad de implementar programas específicos de educación emocional, que aborden no solo el reconocimiento y la gestión de emociones, sino también habilidades socioemocionales como la empatía, la inteligencia emocional y la toma de decisiones.
En términos de aplicaciones prácticas, los resultados de esta investigación pueden tener un impacto significativo en la formulación de políticas educativas y en la capacitación de docentes. Se vislumbra la necesidad de desarrollar estrategias pedagógicas efectivas que fomenten la educación emocional de manera sistemática y estructurada en las instituciones educativas. Asimismo, se considera la relevancia de involucrar a los padres y la comunidad en este proceso, creando alianzas que fortalezcan la formación integral de los estudiantes.
Además, la educación emocional favorece el establecimiento de relaciones interpersonales saludables, promoviendo la empatía, la comunicación efectiva y la resolución constructiva de conflictos. Por último, se ha encontrado que los estudiantes que reciben educación emocional presentan un mejor rendimiento académico, ya que desarrollan habilidades como la autorregulación, la motivación y la concentración. Adquieren habilidades para gestionar el estrés, regular sus emociones negativas y desarrollar una actitud más positiva hacia sí mismos y los demás.
CONCLUSIÓN
En conclusión, la educación emocional desempeña un papel fundamental en la formación integral de los estudiantes. Los resultados de este estudio respaldan la necesidad de incorporar la educación emocional de manera sistemática en los programas educativos, en todos los niveles educativos. Al equipar a los estudiantes con habilidades emocionales, se promueve su bienestar y se fortalece su capacidad para enfrentar los desafíos de la vida de manera más efectiva. Además, se fomenta el desarrollo de habilidades sociales y se potencia el rendimiento académico. La educación emocional, por lo tanto, debería considerarse una prioridad en el ámbito educativo, con el fin de brindar a los estudiantes las herramientas necesarias para tener éxito tanto en el ámbito personal como profesional.
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