Juan Rafael
Juarez Diaz
Efraín de
la Cruz Bardales Zapata
Universidad
Nacional de San Martin
Tarapoto - Perú
En el ámbito universitario la violencia de género constituye un factor
de riesgo para la mujer, considerando que esta condición puede generar desde
manifestaciones psicológicas neuróticas, hasta el abandono de la carrera
universitaria. Con el objetivo de
determinar la relación entre desarrollo de la moral y violencia de género, el
presente estudio es de tipo transversal aplicado a 160 estudiantes de una
institución universitaria en Perú, quienes brindaron información de modo
voluntario; para precisar el desarrollo moral se aplicó el Cuestionario de
Problemas Socio morales modificado”, que presenta 3 subescalas donde cada
una corresponde con un dilema y unos ítems asociados de donde se obtiene una
puntuación, para evaluar la violencia de género, se utilizó la Escala de evaluación
del tipo de violencia de género, que consta de 42 ítems que evalúan dos dimensiones:
comportamientos físicos - psicológicos y creencias. Como resultado, se encontró
que ambas variables se encuentran asociadas, determinado por el valor de chi
cuadrado de 13.698 y el valor de significancia de 0,008, que es inferior 0.05.
Palabras
clave: violencia de género; desarrollo moral y problemas
socio-morales.
Moral development and gender violence in
students
of
a public university
In the university environment,
gender violence constitutes a risk factor for women, considering that this
condition can generate from neurotic psychological manifestations, to the
abandonment of the university career. In order to determine the relationship
between moral development and gender violence, this study is cross-sectional
applied to 160 students from a university institution in Peru, who voluntarily
provided information; To modify moral development, the modified Socio-Moral
Problems Questionnaire was applied ”, which presents 3 subscales where each
corresponds to a dilemma and associated items from which a score is obtained,
to assess gender violence, the evaluation of the type of gender violence, which
consists of 42 items that evaluate two dimensions: physical - psychological
behaviors and beliefs. As a result, it was found that both variables are
associated, determined by the chi-square value of 13,698 and the significance
value of 0.008, which is less than 0.05.
Key words: gender violence; moral development and socio-moral problems.
Artículo recibido: 10. Junio. 2021
Aceptado para publicación: 16. Julio.
2021
Correspondencia: jrjuarezd@unsm.edu.pe
Conflictos de Interés: Ninguna que declarar
1.
INTRODUCCIÓN
La
violencia es una de las mayores amenazas de salud pública en el mundo.
Particularmente, la violencia de género que concentra la mayor parte de los
tipos de violencia (Zamudio-Sánchez et al., 2017).
A su vez, los cambios sociales en este
tema han provocado cierta transición desde la concepción de la violencia de
género como un tema privado donde no se interviene hasta la intolerancia social
al respecto (Gómez Casillas, 2018),
haciendo de este tema un problema público. En el contexto sociocultural influye en la
aparición de esta problemática, los factores individuales y las características
psicológicas. (Aiquipa Tello, 2015).
Debe mencionarse que hablar de género,
consiste en la interpretación cultural del sexo, es decir, el conjunto de
expectativas sociales sobre los roles a desempeñar por hombres y mujeres (Guzmán Sanchez, 2015),
ello incluye un conjunto de comportamientos, sentimientos, pensamientos, desarrollo moral y las relaciones que se
desarrollan entre personas . Se puede decir entonces, que el género se
convierte en una dimensión desde donde se articula el poder estructurado por relaciones
entre lo que se entiende por masculino y femenino. (Guzmán Sanchez, 2015).
La
violencia contra las mujeres es un fenómeno que sobrepasa el ámbito doméstico y
personal. En el ámbito universitario, la violencia de género se ha ido
incrementando en los últimos años en distintas universidades de Latinoamérica, está
proviene tanto de los estudiantes como de los docentes.
En
el análisis geográfico podemos señalar que la violencia de género está presente
en todos los lugares del mundo, en todos los sistemas políticos y económicos,
en todas las culturas y clases sociales. Es explicada producto de una serie de
factores y de la desigualdad de poder en diferentes ámbitos y condiciones
personales. (Benavides Gárate, 2018),
incluyendo a los espacios de construcción de conocimiento como las
universidades. La violencia de género puede
afectar tanto a hombres como mujeres, siendo las mujeres las más afectadas, los
conocimientos acerca de violencia de género a nivel universitario están muy
limitados, por lo que es subestimada su importancia, y la repercusión no sólo
es a nivel personal, sino en el sistema de salud y en la sociedad. (Torres
Jaramillo, 2017).
Así
tenemos, el estudio internacional sobre violencia en la pareja (International Dating Violence Study), efectuado con estudiantes
universitarios de 32 naciones, encontrándose altos porcentajes de violencia
física en la pareja (Zamudio-Sánchez et al., 2017). En ese contexto se estima
que el 25.3% de las mujeres que han asistido a una institución educativa
vivieron una situación de violencia llevado a cabo en el centro de estudios en
74.3%; y del tipo de agresiones ocurridas en dicho espacio, 38.3% fue sexual; y
los principales agresores fueron los compañeros de las estudiantes.(Guadarrama Olivera, 2019). A su vez, los datos también indican que son
las mujeres jóvenes entre 20 y 39 años las que se encuentran más expuestas a la
violencia, en el ámbito escolar: 25.3% de las mujeres la han padecido (Guadarrama Olivera, 2019)
A
nivel sudamericano, se aprecia una alta frecuencia de casos en la manifestación
de violencia entre estudiantes. En relación con el tipo de violencia, se
registra que para el total de casos denunciados, 29% fueron acoso sexual, 31%
de violencia sexual (entre acto sexual no consentido, acceso carnal no
consentido y ofensa sexual) y 26% de violencia física y psicológica (Quintero Ramírez, 2019).
En
el ámbito nacional encontramos que el 95,4% de la población presenta violencia
basada en género, indiferentemente del tipo de violencia que presento, ya sea psicológica,
física o sexual. (Romero Colter, 2017). A su vez Castillo Saavedra et al., (2018) señalan que el tipo más frecuente de
violencia es la física con 38,2 %; mientras que el 29,1 %; 14,6 % y 18,1 %
correspondieron a la psicológica, sexual y económica respectivamente.
En
relación a la respuesta de las mujeres maltratadas frente a una situación de
violencia, ellas evitan acudir a los servicios de salud, ya sea porque no
confían en los prestadores o bien porque no quieren ser señaladas. Los argumentos
que suelen mencionar en estos casos son vergüenza y desconfianza en el personal
de salud. En localidades pequeñas como la nuestra, donde hay una escasa
población, donde “todos se conocen” la persona violentada presenta tendencia a
evitar ser vista en lugares públicos para no ser estigmatizada. (Torres Jaramillo, 2017).
Por
otro lado, es indiscutible la influencia sociocultural en la manifestación de
la violencia de género. La familia replica estructuras que mantienen ciertos
patrones de conducta de dominación, predominando en algunos el uso de la
violencia sea física o psicológica. La mujer no está libre de cierto grado de
responsabilidad frente a esta situación, debido a que ella reproduce estos
valores, normas y su desarrollo moral con sus hijas al mantener esta forma de
organización fundada en la diferenciación de actividades para hombres y
mujeres, generando desigualdad desde casa y fomentando un desarrollo moral pre
convencional. (Benavides Gárate, 2018).
Finalmente,
autores como Martínez Pacheco (2016), señala que la violencia de género se
caracteriza por que los actos violentos no son hechos aislados, están
focalizados precisamente en hombres y mujeres con un nivel de desarrollo moral
inicial. Por lo que, disminuyen progresivamente las defensas psicológicas,
generando miedo y sentimientos de desamparo e impotencia.
La mujer violentada por su parte presenta alteraciones
en algunos factores de la dependencia emocional como el miedo a la ruptura,
prioridad de pareja, subordinación y sumisión.(Aiquipa Tello, 2015).
Estas dimensiones a su vez alteran la percepción del juicio moral, impidiendo
el desarrollo de su capacidad empática y de bienestar mutuo. Es así que tolera conductas que van de
simples y esporádicas desatenciones hasta insultos y ofensas reiterativas,
incluyendo en algunos casos agresiones físicas. Además, se atribuirá toda la
responsabilidad como una forma de resistencia a terminar una relación. (Aiquipa Tello, 2015).
Por otra parte, cuando la mujer prioriza a su pareja
sobre cualquier actividad, interés o persona desarrolla una relación neurótica,
colocando en un lugar de privilegio a su pareja ante cualquier responsabilidad,
compromiso o condición, empoderando al otro y concediendo prerrogativas que
pueden perjudicar la relación y su propio bienestar.
Por su parte las mujeres universitarias que podrían
desarrollar por el nivel académico alcanzado un desarrollo post convencional, solamente
llegan al nivel convencional de su desarrollo moral (López Luna & López Calva, 2019).
En ese mismo sentido, Barreto Ruiz
(2018), menciona que el juicio moral de los estudiantes es generalmente
convencional. Es decir, las universitarias consideran que actuar bien se
relaciona con tolerar y resistir la convivencia, aunque está presente acciones
de violencia. Esto incluye además la
sumisión y el servilismo a los varones.
El presente artículo, aborda dos temas intrínsecos al
ser humano, uno relacionado con su vida social (la violencia) y otro con su
mundo interno (desarrollo moral).
Se entiende por violencia de género como un acto de
violencia que pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico
para la mujer, esto configura amenazas, coacción o la privación arbitraria de
libertad, tanto si se producen a nivel público como privado y se origina del
comportamiento social aprendido y los diversos factores que permiten que se sostenga,
afectando así en la salud y el bienestar físico y psicológico de la mujer. (Castillo Saavedra et al., 2018).
La violencia de género presenta varios tipos, que
podemos describir de la siguiente manera:
§ Violencia física:
Es la acción o conducta que genera daño a la integridad corporal y a la salud esto
involucra una lesión en el cuerpo aunque ésta no sea visible, pues este tipo de
violencia abarca un rango extenso de agresiones, que va desde un simple empujón,
hasta heridas graves con afecciones permanentes o hasta la muerte misma.(Gonzales Ojeda, 2017)
§ Violencia psicológica:
Es toda acción directa o indirecta, que genera, o que pudiera originar, daño
emocional, disminuir la autoestima, afectar o perturbar el sano desarrollo de
la integridad de la mujer, desdeñar o controlar las actitudes, comportamientos,
creencias y toma de decisiones de las personas a través de amenaza, manipulación,
humillación, alejamiento o cualquier otra acción que implique un perjuicio en
la salud mental.(Gonzales Ojeda, 2017).
Cabe destacar que, a pesar de ser una manifestación del entorno, la condición
en la que se encuentra en su nivel de desarrollo moral, es un caldo de cultivo
para el accionar de su entorno.
§ Violencia o agresión
sexual: consiste en forzar a alguien a
desarrollar actividades sexuales riesgosas o denigrantes (Jara Romero & Romero Felip, 2009)
Esta violencia es el resultado de las dos anteriores, por lo tanto estaría
relacionada con las dos y no como otro tipo más de violencia (Jara Romero & Romero Felip, 2009).
En relación a los ciclos de la violencia, tenemos:
Violencia
perversa o sutil: es la forma más maliciosa,
disimulada y permanente. Se caracteriza por una agresividad permanente e
insidiosa. Se desarrolla en etapas. Se introduce en la mente de alguien para
llevarle a la autoeliminación. Este movimiento mortal continúa incluso en
ausencia de quien lo ha iniciado, y no se interrumpe nunca, ni siquiera cuando
la agredida abandona al agresor (Jara Romero & Romero Felip, 2009)
Debe considerarse que la violencia de género nos
permite identificar factores individuales, sociales y culturales que influyen
en la violencia contra la mujer; es precisamente el desarrollo moral uno de
esos aspectos personales, que hace que la conducta violenta del hombre permanezca
y la actitud sumisa de la mujer se sostenga.
En ese sentido, la moral configura un elemento
importante para el entendimiento del comportamiento humano. La presencia de un
determinado nivel del desarrollo moral en un determinado individuo, le
facilitaría actuar de un modo u otro y a tomar decisiones adecuadas frente a
situaciones que reflejen dilemas morales como armonía y violencia,
convirtiéndose en un factor predisponente para reaccionar de un modo u otro.
Para comprender el desarrollo moral de la conducta
humana, existen diferentes modelos teóricos que han hecho énfasis en algún elemento
o factor. En este estudio se considera
principios del enfoque cognitivo evolutivo, que es el más aceptado.
Los supuestos comunes de los enfoques
cognitivos son:
§ El
desarrollo moral tiene un componente fundamentalmente cognitivo estructural. Es
decir, es producto del pensamiento, en cuanto al desarrollo de éste y su
evolución a un nivel superior
§ La
motivación esencial para la moralidad es un impulso generado por la aceptación,
la aptitud, la estima o la auto comprensión.
§ Los
elementos fundamentales del desarrollo moral son culturalmente globales, porque
todas las culturas presentan orígenes comunes en la relación social, el juego
de roles y el conflicto social, que pretenden una integración moral. Por ello, la violencia no distingue cultura,
ni país, ni raza.
§ Las
reglas y normas morales esenciales son estructuras que se originan en función a
la experiencia de interacción social, más que por medio de la incorporación de reglas
que coexisten como estructuras externas; los esquemas morales no se determinan
por reglas interiorizadas, sino por estructuras de interacción entre el yo y el
entorno.
§ Las
influencias ambientales en el desarrollo moral están determinadas por la
calidad y amplitud del estímulo cognitivo y social en el proceso del desarrollo
del niño, más que por las experiencias familiares y sociales.
El desarrollo moral desde la perspectiva cognitivo –
evolutiva está motivado también desde una perspectiva socio – cultural. Se
plantean tres direcciones:
§ La toma de rol:
situarse en el papel de otra persona comprometida en el conflicto moral. Se
denomina empatía cuando se enfatiza la parte emocional. La toma de rol en el
caso de la violencia de género se manifiesta a través de la posición de
sumisión que presenta la mujer violentada, siendo insuficiente para el
desarrollo moral. Ésta es reforzada por las interacciones sociales, la comunicación
y la formación familiar, desarrollando en la mujer una percepción distorsionada
de su relación con el varón.
§ El nivel moral percibido:
es el nivel que se aprecia en el ambiente social, las valoraciones de las
actividades y expectativas de varones y mujeres. Si el nivel moral percibido es
más alto que el que se tiene, esta interpretación llevaría a un cambio moral. (Rodríguez, 2016). Esta condición permitiría a la mujer tener
una mayor expectativa acerca del logro de sus metas y de su relación con el
varón.
§ Conflicto cognitivo –
moral: los conflictos morales a través de
dilemas y demás llevan a una reflexiva reorganización del razonamiento moral,
permitiendo identificar la violencia como obstáculo para el desarrollo humano.
En este sentido, los estudios de desarrollo moral se
obtuvieron por medio de investigaciones longitudinales en diversas culturas,
orientadas por la concepción cognoscitiva-progresista en educación y
psicología. Esta concepción se llama cognitiva porque reconoce que la educación
moral tiene sus fundamentos en la dinámica del pensamiento activo frente a
problemas morales y decisiones. (Noguera G., 2018).
Los Niveles del desarrollo moral propuesto por
Kohlberg (Oporto Arenas, 2018) explica
seis estadios agrupándolos en tres niveles del desarrollo moral categorizados
como: preconvencional, convencional y postconvencional.
Estos niveles comprenden dos estadios o fases, que se indican por medio de
números que van del uno (1) al seis (6), y denominaciones que describen la
conducta moral. Sin dejar de lado la adaptación que Rest, hizo de la
teoría de Kohlberg utilizando el término “esquemas” en vez de etapas o
estadios, y postuló “tres estructuras en el desarrollo del pensamiento moral”
así: “el esquema de intereses primarios”, “el esquema de mantenimiento de
normas y el esquema posconvencional (López Luna & López Calva, 2019). En este caso se hizo uso de los nombres
utilizados por Kohlberg, utilizando la denominación de nivel, y considerándolo
como un proceso evolutivo.
Nivel Pre-Convencional
En el cual las normas dependen de las condiciones
externas que se respetan atendiendo únicamente a las consecuencias o el dominio
de quienes las establecen. En este
nivel la mujer víctima de violencia considera que el varón le agrede producto
de algo que ella hizo de modo incorrecto.
No se ha entendido aún, que las normas sociales son normas establecidas
para un mejor desempeño de la sociedad. Las personas no tienen una percepción apropiada
ni de las normas sociales ni de la autoridad, consideran que la agresión es una
forma de corregir y que puede ser de uso libre de quien ostenta el poder. Las normas y expectativas sociales son externas
al yo y se mantienen por la repercusión externa y directa de las acciones. Son
establecidas en el ámbito familiar de origen o en el espacio social donde
desarrolla sus actividades y en muchos casos no participa en su creación, pero
lo involucra y requiere su cumplimiento, debido a que
si no lo hace, se convierte en víctima del castigo. Su proyección social radica en comprender
sus intereses y las personas sostienen la misma percepción sobre las normas
aplicadas a determinados hechos. Presenta los siguientes estadios:
Fase
1: Moralidad Heterónoma. -
En este estadio se acatan las normas por obediencia y
por temor al castigo. La mujer piensa principalmente en los efectos inmediatos
de sus acciones, evitando situaciones desagradables vinculadas a la agresión
física o psicológica. Por ejemplo, en esta fase se tiende a suponer que las mujeres
víctimas de violencia son las que provocan esa reacción agresiva del hombre y por
lo tanto se subordinan a un "castigo", mientras que el varón
victimario que afecta la salud física y psicológica a la mujer es visto como
quien actúa adecuadamente por su condición de varón. Se trata de un modo de pensar
egocéntrico en la que el bien y el mal tienen que ver con la experiencia individual
de cada sujeto.
Fase
2: Moralidad Individualista. -
En esta fase se comienza a pensar más allá del sujeto,
pero el egocentrismo aún sigue presente. Se empieza a considerar la existencia
de conflictos de intereses entre varones y mujeres. Ante este inconveniente,
las personas que se ubican en esta fase eligen por el relativismo y el
individualismo, al no identificarse con valores sociales (paz y justicia): cada
uno protege su interpretación de la realidad y actúa en función a aquello. La
mujer cree que, si establece un compromiso, ella debe respetar para generar un
clima de confianza que proteja su relación.
Nivel Convencional
En este nivel, los individuos viven identificadas con
el colectivo, buscando responder a las expectativas que la familia tiene de ellos
mismos. Se reconoce como bueno o malo aquello que la sociedad así lo plantea.
En este nivel se espera que se encuentren la mayoría de los adolescentes y
jóvenes. Se perciben las reglas sociales y los intereses de los demás, sobre
todo de la autoridad, y la mujer se identifica con el rol social de soporte
emocional y obediencia y sumisión ante el varón. Normalmente sus valores se supeditan
a la mayoría de la sociedad.
Fase 3: Expectativas Interpersonales. -
En esta fase las buenas acciones están determinadas
por cómo afectan a las relaciones que se tienen varones y mujeres. Los moviliza
el deseo de gratitud, aceptación y cariño, y la necesidad de hacerse querer de
los demás, por lo que se dejan llevar por los demás: los valores sociales, los
chistes, lo que manifiestan los medios de comunicación acerca de varones y
mujeres. Por ello, las mujeres que atraviesan la etapa de orientación hacia el
consenso buscan aprobación de los demás y aspiran que sus acciones estén de
acorde con en el conjunto de normas establecidas en el colectivo. Los comportamientos buenos y malos están
definidas por la motivación que hay detrás de ellos y la manera como estas
decisiones encajan en un conjunto de valores morales compartidos. Culturalmente la violencia es visto cómo algo
natural por la sociedad y a pesar que es reprimida normativamente, aún persiste
porque lo cultural sobrepasa lo normativo. Esta fase es muy peligrosa en cuanto se dejan
llevar por los valores de grupo y no asumen sus propias decisiones, sino que no
piensan y actúan de acuerdo a las creencias de grupo, con facilidad pueden convertirse
en agredidas o agresoras.
Fase 4: Sistema social y conciencia. -
En esta fase del desarrollo moral, lo bueno y lo malo nace
de un conjunto de normas que se interpretan como algo separado de los
individuos. El bien consiste en acatar las normas, y el mal es quebrantarlas. Muchas
mujeres en esta fase, siguen la interpretación cultural de las normas y suelen
creer en la subordinación que ellas deben tener al varón. Si en la etapa anterior
el motivo está puesto en aquellos individuos que se conocen y que pueden
mostrar aceptación o rechazo por lo que hace uno, aquí el círculo moral es más extenso
y agrupa a todas aquellas personas sujetas a la ley. Las mujeres en esta fase
asumen conciencia de lo que beneficia a su familia y a los demás, y por ello pone
a buen recaudo su relación.
Nivel Post-Convencional
Es el nivel donde los sujetos entienden las reglas de
la sociedad y son capaces de analizar y ver más allá de ellas. Su pensamiento
se basa en principios y valores construidos por él mismo y se comporta en
función de ellos. Las propuestas
legales para prevenir la violencia de género buscan este nivel de
realización. Sin embargo, no han
logrado encauzar la construcción de esquemas morales autónomos que permitan conseguir
una sociedad armónica. Comprende las siguientes fases:
Fase 5: Contrato Social. -
En este estadio el individuo reconoce que además del
entorno familiar, la red social y el país, todas las personas tienen el derecho
a la vida y a la libertad, principios que están más allá de las instituciones
sociales o convencionales. Este nivel de desarrollo permitiría tener una sociedad
libre de violencia de género, debido a que el modo de comprensión moral propia
de esta fase se origina de una reflexión acerca de si las normas configuran una
sociedad de paz y desarrollo humano. Se piensa en la manera como la sociedad
puede mejorar la calidad de vida de las personas, y a su vez se piensa en el
modo en el que los individuos pueden modificar las normas cuando estas son
disfuncionales. Es decir, que existe una percepción holística de los dilemas
morales, al ir más allá de las normas culturalmente existentes y adoptar un enfoque
de desarrollo humano.
Fase 6: Principios éticos universales. -
La persona asume conciencia que hay principios morales
globales que se deben seguir y tiene prioridad sobre las normas legales e
institucionales convencionales. Sin embargo, en nuestra sociedad aún persiste
lo cultural sobre lo legal, generando un dilema moral que se refleja en lo
comportamental. En esta fase abstracta, la mujer fundamenta la creación de sus principios
morales globales en su propia experiencia familiar y muchas veces va más allá
de las establecidas normativamente. Dichos argumentos post convencionales,
manifiestan decisiones morales que emanan de principios incorporados, lo que es
viable sólo a partir de un pensamiento abstracto.(Rodríguez, 2016)
Con la interiorización de normas el sujeto identifica
metas morales que deberá conseguir; aunque cada paso de su razonamiento moral
sea el resultado de aplicar soluciones reales a problemas inmediatos (Vilata & Mart, 2015).
El problema de la violencia de género que hoy inquieta al mundo tiene un origen
puramente social, de crisis de valores y escaso juicio moral y comprensión de
su implicancia en el desarrollo humano. Los individuos intranquilos por el fenómeno
de violencia de género, deben reflexionar sobre las actuaciones propias y
ajenas, siempre desde una perspectiva armónica, para poder comprender y operar
sobre la realidad. Para ello, como menciona Jacobs-Ardines et al. (2018)
que para erradicar los grandes problemas de las sociedades se hace necesario
educar, investigar y desarrollar políticas educativas dirigidas a fomentar la moral
pública.
2.
ESTRATEGIAS
METODOLÓGICAS O MATERIALES Y MÉTODOS
Diseño
Estudio
de corte transversal de diseño descriptivo correlacional con una población muestral
de 160 estudiantes de la escuela profesional de idiomas de la UNSM-T,
matriculados en el ciclo académico 2019II.
El nivel de investigación es descriptivo
se busca especificar las propiedades, las características y los perfiles de
personas, grupos, comunidades, procesos, objetos o cualquier otro fenómeno que
se someta a un análisis. (Hernandez, S., Fernández. C., 2014)
Participantes
Se trabajó con el total de la población de estudiantes
de la escuela profesional de idiomas de la UNSM-T. La investigación estuvo
conformada por estudiantes de ambos sexos, del primero al décimo de idiomas. En
un total de 160 quienes accedieron a colaborar voluntariamente. Como criterios
de inclusión se tuvo en cuenta que fueran estudiantes de la escuela profesional
de idiomas, matriculados en el semestre 2019 II. Se excluyeron pasantes o
practicantes universitarios.
Instrumentos
En primer lugar, el Cuestionario de Problemas Socio
morales o D.I.T Modificado. El DIT es una escala auto aplicable que consta de
seis dilemas cada uno con 12 ítems para un total de 72, de los cuales hay que
escoger para cada dilema los 4 ítems más importantes y organizarlos en orden de
mayor a menor importancia, teniendo como referencia si está de acuerdo o no con
las tres posibles acciones del protagonista ante el dilema (si debía, no debía
o no podía decidir).(Vásquez, 2018).
Sin embargo, la versión corta del DIT
modificada, contiene únicamente tres dilemas (Jorge y la educación, el estudiante
indiferente y el periódico), cada uno con 12 ítems para un total de 36 ítems
cada uno con cinco opciones de respuesta tipo Likert (muchísima importancia,
mucha importancia, bastante importancia, poca importancia, ninguna
importancia). Estas opciones escogidas se utilizan para facilitar la elección
de los 4 ítems más importantes y así calcular el puntaje P (abreviatura de
P-score) que fue durante, varias décadas, el principal indicador del DIT.
Entre los 36 ítems, la prueba tiene 6 ítems
distractores, frases descontextualizadas para medir el nivel de atención y
comprensión del evaluado al presentar la prueba, y que sumadas constituyen el
índice M.
Escala de Evaluación del Tipo de Violencia de Género
(EETVG) (Adaptado de Jara y Romero). Es un instrumento adecuado para
identificar el tipo de violencia de género consta de un total de 28 ítems, con
los cuales se realiza un Análisis Factorial.
Las respuestas a los ítems, valoran la ausencia o la presencia de las
conductas a través de cinco alternativas de respuesta (0= Nada/Nunca, 1=Algunas
veces, 2= Muchas veces 3= Casi siempre 4= Siempre). Las respuestas que miden la
escala de creencias son también de cinco alternativas (0= nada de acuerdo, 2=
algo de acuerdo, 3= bastante de acuerdo, 4=muy de acuerdo). Estas respuestas
miden el grado de acuerdo que poseen las mujeres con la creencia.(Jara Romero & Romero Felip, 2009). Sin embargo, algunas preguntas fueron
adaptadas para estudiantes de educación con mención en idiomas.
Procedimiento
Inicialmente, se obtuvo
la autorización por parte de la Dirección de la Escuela Académico Profesional
de Idiomas, y, posteriormente, al contar con los instrumentos para su
aplicación, se coordinó con los docentes para realizar las pruebas previas al
inicio de sus clases para que los participantes se encuentren con
predisposición y energía. Los participantes accedieron voluntariamente a formar
parte del estudio—. Por último, tras la recolección y depuración de los datos, como
siguiente paso se inició el análisis de resultados correspondiente con el
software SPSS.
Aspectos
éticos
Los estudiantes que
participaron firmaron el consentimiento informado, donde se constata que
recibieron información suficiente sobre los cuestionarios y el procedimiento.
Por otra parte, los participantes manifestaron a los investigadores su disposición
y permiso, de manera independiente y voluntaria, para brindar el tratamiento de
los datos proporcionados en cada uno en los cuestionarios.
Analisis
de datos
En primer lugar, con la
finalidad de describir las características del desarrollo moral y los tipos de
violencia de genero de los participantes, se realizó la distribución porcentual
de las variables relacionadas con el nivel de desarrollo moral y los tipos de
violencia de genero después de haber aplicado los dos instrumentos; y, por
último, se empleó el coeficiente de correlación chi cuadrado (X2 )
para el análisis
de la relación
entre las variables.
El estadístico chi-cuadrado indica el ajuste absoluto del modelo, pero
es muy sensible al tamaño de la muestra, por consiguiente, se utilizó la razón
de chi cuadrado sobre los grados de libertad, donde los valores inferiores a
tres indican un buen ajuste. Por otra parte, se hizo uso de nivel de
significancia 0.05 y un nivel de confianza de 0.95.
3.
RESULTADOS
Y DISCUSIÓN
Con el propósito de analizar la relación entre el desarrollo
moral y la violencia de género, inicialmente se realizó el análisis descriptivo
de las variables relacionadas con el desarrollo moral y la violencia de género;
posteriormente, se efectuó el análisis correlacional para las variables objeto
de estudio con el coeficiente de correlación chi cuadrado, haciendo uso del spss 25
Tabla
1: Análisis
estadístico correlacional de violencia de género y desarrollo moral
Pruebas de chi-cuadrado |
|||
|
Valor |
gl |
Sig. asintótica (2 caras) |
Chi-cuadrado de
Pearson |
13,698a |
4 |
,008 |
Razón de verosimilitud |
15,464 |
4 |
,004 |
Asociación lineal
por lineal |
,084 |
1 |
,771 |
N de casos válidos |
160 |
|
|
Fuente.
Extraído de SPSS en función a los resultados obtenidos
Se
observa que el valor de 13.698 y su valor de significancia de 0,008 inferior
0.05 (ver tabla 1), por lo que se rechaza a hipótesis nula, por lo tanto, se
acepta la hipótesis alterna que dice el nivel de desarrollo de la moral y
violencia de género en estudiantes de la UNSM-T, no son independientes. Es
decir, están asociados.
Así mismo, Oporto (2018),
pudo establecer una relación significativa con el estudio de otra carrera
profesional y el estadio de desarrollo del juicio moral. Barreto (2018),
encuentra que no existen diferencias significativas en el desarrollo moral de
los estudiantes durante el primer año de estudios a diferencia de los que
cursan el III ciclo de estudios. Romero (2017)
encuentra que existe relación entre personas que sufren depresión y violencia
basada en género.
Así también, se determinó el nivel de desarrollo de la
moral en estudiantes de la escuela de idiomas de la UNSM-T, obteniendo como
resultado que, el nivel pre convencional es la categoría de mayor predominancia
(58.75%) del nivel del desarrollo moral que presentan los estudiantes de
Idiomas de la UNSM-T. Del mismo modo, el 29.38% de estudiantes se encuentran en
el nivel convencional del desarrollo de la moral, y solo el 11.88% de
estudiantes se encuentra en el nivel post convencional de desarrollo de la
moral. Por el contrario, Casas A et al (2018)
encontró que el 42.9% de estudiantes se encuentran en nivel convencional del
desarrollo de la moral por encima de lo encontrado en la presente
investigación, así también, encuentra que el 39.4% de estudiantes se encuentran
en el nivel post convencional superior a lo encontrado en este estudio,
finalmente también difiere en el nivel pre convencional donde encontró el 9.5%
de estudiantes de enfermería se encuentran en este nivel de desarrollo. La
diferencia encontrada en los resultados obtenidos en ambas investigaciones
puede ser a la coincidencia entre la finalización de la asignatura de ética en
enfermería y el momento en que se llevó a cabo la investigación realizada por Casas A et al. (2018),
indica que la mayoría de estudiantes se encuentra en el nivel convencional de
desarrollo del juicio moral, determinando por el estadio IV denominado sistema
social y conciencia.
Finalmente, se identificó el tipo de violencia de
género en estudiantes de la escuela de idiomas de la UNSM-T, siendo el 43.75%
de estudiante que evidencia el tipo de violencia psicológica de mayor
incidencia en la violencia de género; seguido por el tipo de violencia física
con el 36.88% y el 19.38% de estudiantes presenta el tipo de violencia perversa
o sutil. Así también, Romero (2017),
encuentra que el 95.1% de violencia psicológica, seguida de violencia física en
54.6% y finalmente el 54.3% de violencia sexual. Por su parte Torres (2017) encuentra
que el 36.1% de estudiantes mujeres fueron violentadas y el 25% de estudiantes
varones; siendo las mujeres las más afectadas. Así también, Zamudio-Sánchez et al. (2017) señala
que la situación de violencia no se asocia preferentemente con el sexo de la
víctima y sí con una condición de poder, y que el porcentaje de personas
agredidas por mujeres es bajo, los principales agresores son los hombres. Meza (2019) señala
que los datos referidos a la violencia contra la mujer están distribuidos en
los niveles: en contra, indiferente y a favor; con los porcentajes de 71%,
16.1% y 12.9% respectivamente; mientras que Benavides (2018) indica
que las víctimas de género por lo general, son afectadas en su salud física y
psicológica. A su vez, el estado no
brinda suficiente apoyo psicológico a estas mujeres y se hace necesario la
creación de programas de desarrollo moral para fortalecer capacidades en
mujeres víctimas de violencia, que permite tener el juicio ético de lo nocivo
de la violencia de género. En ese
sentido Arrez Rebolledo (2017) sostiene que la prevención de todas las
formas de violencia de género comienza por la educación en la igualdad. Es
necesario introducir los temas transversales dentro del currículum de la
educación formal, en el marco de la orientación para la prevención y desarrollo
Romero Colter (2017)
El tipo de violencia de género con mayor prevalencia es la psicológica con un 95,1%,
de la población en estudio seguido de la violencia física con 45,1% y
finalmente la violencia sexual con 44,1% la cual nunca se presentó de manera
aislada. La fase de violencia de género
predominante en las poblaciones de Tumán y José Leonardo Ortiz es la fase de
luna de miel o tercera fase con 38,7% siendo esta fase al de conciliación y
siendo la última parte del círculo de la violencia, seguida de la fase de
explosión o segunda fase con un 35,1% en la cual es el momento en el cual la
mujer decide si denunciar o no a y finalmente la primera fase o fase de tensión
21,6%.
4.
CONCLUSIÓN
Se concluyó que el nivel de desarrollo de la moral y
violencia de género en estudiantes de la escuela de idiomas de la UNSM-T, se
encuentran relacionados.
El nivel del desarrollo moral de mayor predominancia
en estudiantes de la escuela de idiomas de la UNSM-T, es el categorizado como
nivel pre convencional con 58.75%. Por
otro lado, el nivel convencional se encuentra en el 29.38% y finalmente el
11.88% se encuentra en el nivel post convencional.
El tipo de violencia psicológica con 43.75%, es la
de mayor incidencia en la violencia de género en estudiantes de la escuela de
idiomas de la UNSM-T; el tipo de violencia física con 36.88%. A su vez en el 19.38% de los estudiantes se
presenta el tipo de violencia perversa ó sutil.
5.
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