La pluridimensionalidad del docente para la educación hospitalaria. Un enfoque inclusivo

 

Isabel Cecilia Aguirre-Vargas[1]

isabel.aguirre@unae.edu.ec

https://orcid.org/0009-0006-7583-4693

Universidad Nacional de Educación

Ecuador

Karen Andreina Ortega-Rentería

[email protected]

https://orcid.org/0000-0002-1216-8404

Universidad Nacional de Educación

Ecuador

 

Miguel Eduardo Vásconez Campos

[email protected]

https://orcid.org/0000-0002-6644-3918

Universidad Nacional de Educación

Ecuador

Fernando Santiago Unda Villafuerte

[email protected]

https://orcid.org/0000-0002-4958-2529

Universidad Nacional de Educación

Ecuador

 

Nubia Esthela Durán Agudelo

[email protected]

https://orcid.org/0000-0002-8476-3755

Universidad Nacional de Educación

Ecuador

 

RESUMEN

 

El objetivo de este artículo es explorar la relación entre la educación inclusiva y la educación hospitalaria, analizando su evolución histórica, los desafíos actuales y las implicaciones para el desarrollo de procesos educativos inclusivos y sostenibles en entornos hospitalarios. La metodología utilizada en este estudio se basa en una revisión sistemática de artículos científicos y estudios relevantes que abordan la temática de la educación inclusiva y hospitalaria. Se aplicaron criterios de inclusión y exclusión para seleccionar los artículos adecuados, y se realizó un análisis interpretativo de la información recopilada. Los principales resultados revelan que la transición de la educación especial a la educación inclusiva ha sido un proceso gradual, pero aún existen desafíos para garantizar su implementación efectiva en todos los contextos educativos, especialmente en el contexto hospitalario. Es fundamental que los docentes adquieran competencias profesionales específicas y adopten un enfoque ecológico, sistémico y social que reconozca las barreras y promueva la participación de todos los estudiantes. Finalmente, se concluye que la educación hospitalaria debe ser concebida como un escenario emergente que promueva el desarrollo integral de los estudiantes y la generación de entornos inclusivos, para ello es necesario superar concepciones cerradas y reconocer la diversidad en todas sus dimensiones.

 

Palabras clave: docente hospitalario, educación hospitalaria, educación inclusiva, enfoque inclusivo.


 

The multidimensionality of the teacher for hospitality education. An inclusive approach

 

ABSTRACT

 

The aim of this article is to explore the relationship between inclusive education and hospital education, analyzing its historical evolution, current challenges and implications for the development of inclusive and sustainable educational processes in hospital settings. The methodology used in this study is based on a systematic review of scientific articles and relevant studies that address the issue of inclusive and hospital education. Inclusion and exclusion criteria were applied to select appropriate articles, and an interpretative analysis of the information collected was performed. The main results reveal that the transition from special education to inclusive education has been a gradual process, but there are still challenges to ensure its effective implementation in all educational contexts, especially in the hospital context. It is essential that teachers acquire specific professional competencies and adopt an ecological, systemic and social approach that recognizes barriers and promotes the participation of all students. Finally, it is concluded that hospital education should be conceived as an emerging scenario that promotes the integral development of students and the generation of inclusive environments, for which it is necessary to overcome closed conceptions and recognize diversity in all its dimensions.

 

Keywords: hospital teacher; hospital education; inclusive approach; inclusive education.

 

 

 

Artículo recibido 21 junio 2023

Aceptado para publicación: 21 julio 2023

 


 

INTRODUCCIÓN

La educación inclusiva vista como el reconocimiento y valoración a la diversidad, constituye un referente orientador y primordial en el contexto de la educación hospitalaria. La presente investigación, busca realizar un breve recorrido sobre la historia de la educación inclusiva, todo lo que se ha tenido que superar y lo que conlleva un fortalecimiento de un proceso educativo inclusivo y sostenible en la educación hospitalaria. 

Para Alejandro et al., (2018) el reconocer las particularidades en los estudiantes, es la verdadera labor del docente, pues aquello garantiza una respuesta equitativa desde su labor educativa, en la que su papel es abastecer a cada uno de sus estudiantes lo que requieren para desarrollar sus potencialidades y contribuir a su desarrollo integral; desde esta perspectiva en la presente investigación se ha considerado importante destacar el  camino de formación del docente hospitalario inclusivo y la educación hospitalaria como un escenario emergente, desde esta perspectiva el resultado más relevante de la investigación arrojó la necesidad de replantear el rol del docente de manera tal que esté en posibilidad de definir el papel que desempeñará como agente de transformación social en la educación hospitalaria, requiere un cambio de mirada que implica una transformación de concepciones y una ruptura de paradigmas para llegar a una verdadera inclusión, con una visión clara acerca de la diversidad y una concepción de educación transdisciplinar.

Por otro lado, la investigación resaltó la educación hospitalaria como un escenario educativo que representa un  reto y una oportunidad, no solo para que quien se encuentre en condición de hospitalización pueda continuar su proceso educativo, sino que también le brinde la oportunidad de desarrollar sus capacidades en convivencia al nuevo contexto, aquello  implica una adaptación a las circunstancias de vida de los estudiantes, reconociendo las barreras y brindando oportunidades de aprendizaje y crecimiento personal y social desde una visión emancipadora, donde se toma en cuenta al ser humano como protagonista y a los escenarios emergentes como múltiples posibilidades de ser, buscando su desarrollo integral.

De la educación especial al modelo inclusivo: la incidencia en la educación hospitalaria 

La forma en que está concebida actualmente la educación especializada en Ecuador es el resultado de una serie de cambios y transformaciones que han tenido lugar desde finales del siglo XX. En primera instancia, es importante comprender que la educación especial se concibe como una respuesta a la necesidad de separar a determinados estudiantes de la educación regular, sin embargo, esta ha ido evolucionando hasta dar paso a lo que hoy se conoce como educación inclusiva, lo que ha tenido un importante impacto en la educación hospitalaria (Meléndez-Rodríguez, 2020). 

El modelo de Educación Especial en Latinoamérica ha experimentado tres momentos destacados en su evolución. En un principio, se caracterizó por la reclusión de las personas con discapacidad en instituciones de control social, como escuelas hogares o correccionales. Posteriormente, se implementó un enfoque médico-asistencialista-rehabilitador que también contribuyó a la segregación escolar. Por último, antes del surgimiento de la educación inclusiva, se observó un aumento significativo de los centros de Educación Especial en la región, caracterizados por tener maestros y formas de trabajo especializadas (Vélez-Calvo, 2020). 

Hasta mediados del siglo XX, existía un modelo de asistencia y educación segregada que se basaba en el déficit, por lo que las personas con discapacidad eran apartadas y destinadas a profesores y centros especiales. En este enfoque, la educación especializada se aborda desde una perspectiva tradicional que limita su alcance a los niños con discapacidad, considerando que necesitan un tipo de educación separada y un currículo diferenciado (González, 2009) 

En Ecuador, este período se denomina como período asistencial, que comprende desde el año 1940 hasta el 1960, destacándose la participación de los padres de familia y organizaciones que detectaron la necesidad de brindar atención y cuidado a los niños y niñas con discapacidad, desde una mirada de caridad. En esta etapa prevalece un enfoque médico asistencialista que se centra en cubrir las necesidades de salud, alimentación y protección; solamente en el mejor de los casos se llegaban a realizar actividades educativas (Vicepresidencia de la República del Ecuador, 2011). 

Después, surge el modelo de Necesidades Educativas Especiales (NEE) con una educación integradora que responsabiliza a las instituciones educativas de la respuesta que dan a las características de los estudiantes. En este modelo integrador, el problema ya no está en el estudiante, sino en el entorno en que se desenvuelve, por lo que se acepta que las personas con NEE formen parte de las escuelas regulares. Esta también fue una respuesta al enfoque de Educación para Todos de la UNESCO, que propició un cambio y modificación de las políticas públicas en Latinoamérica (Peña et al., 2018). 

En la actualidad, se puede observar un progreso histórico en relación al concepto de discapacidad, el cual se refleja en una mayor apertura hacia el reconocimiento de las capacidades de las personas (Vélez y Manjarrés, 2020). Esta evolución ha generado una mayor sensibilización y conciencia social en torno al tema, gracias al surgimiento de la educación inclusiva como la respuesta que se necesitaba para que se reconozca el derecho de todos los estudiantes, con o sin NEE, a aprender y participar plenamente, en una comunidad educativa que luche contra la desigualdad (Arnaiz, 2019). 

Para Echeita (2022), este nuevo modelo se caracteriza por ser ecológico, sistémico y social. Esta perspectiva busca alejarse de los enfoques de intervención individual, como el modelo médico, que se centran en las limitaciones de los estudiantes y en sus necesidades particulares. En cambio, se orienta hacia intervenciones específicas que buscan la rehabilitación, normalización y homogeneización en relación a la diversidad humana. 

Es importante comprender los procesos de inclusión de manera holística, teniendo en cuenta diversos aspectos como el entorno social, político, económico y cultural. Estos factores deben ser considerados al diseñar, desarrollar e implementar la educación inclusiva, que va más allá del ámbito educativo en sí, por lo que, la efectividad de la educación inclusiva depende en gran medida del contexto en el que se lleva a cabo (Dueñas, 2010).

Pese a los avances alcanzados en el ámbito de la educación inclusiva, al analizar la situación actual en las instituciones educativas y en las aulas hospitalarias, se constata que aún se vislumbra un extenso camino para que los principios que comulga la inclusión puedan lograrse en la práctica (Rojas et al., 2020; Casanova, 2011). Para que esto se cumpla, los docentes deben adquirir competencias profesionales específicas que estén relacionadas con el fortalecimiento y desarrollo de un proceso educativo inclusivo y sostenible en todos los contextos de aprendizaje. 

 

 

Un camino de formación del docente hospitalario inclusivo. Aportes epistémicos y axiológicos. 

Partiendo de la investigación realizada por Palomares-Ruíz et al. en el año 2016, donde se especifica y demuestra que por causa de una enfermedad, el paciente se ve privado de su centro educativo y altera su dinámica de vida habitual, en su estudio destacan como principales resultados el nivel de valoración que se da a la labor educativa por parte de los pacientes, pues la consideran beneficiosa y una posibilidad para no abandonar sus estudios, pero además se destaca la posibilidad en el intercambio de experiencias gratificadoras y la construcción de una educación inclusiva.  

Por otro lado, según  Ainscow (2017) en un estudio realizado en el Reino Unido, llamado Learning without Limits (Aprender sin límites), los investigadores explican que los profesores de su estudio reconocieron que el rendimiento académico de un estudiante depende de las condiciones y oportunidades para desarrollar sus capacidades, analizando la gran brecha entre sus aspiraciones respecto a sus estudiantes y lo que realmente ocurría.

Considerando estas dos grandes aristas, es necesario replantear el rol del docente de manera tal que se esté en posibilidad de definir el papel que desempeñará como agente de transformación social en la educación hospitalaria. El docente hospitalario requiere un cambio de mirada que implica una transformación de concepciones y una ruptura de paradigmas para llegar a una verdadera inclusión en miras de una evolución no industrial sino divergente, donde cada estudiante sea valorado por sus diferencias y no etiquetado (Zárate y Álvarez, s.f.). En el campo de la educación hospitalaria, las oportunidades y acciones de acceso a la educación, se ven comúnmente limitadas no solo por la situación de salud sino por la falta de caminos y orientaciones pensadas en la diversidad del contexto y a la respuesta de sus necesidades.  

Para Lizasoáin y Ocampo (2018), es importante analizar el cambio abrupto de contexto que vive la persona hospitalizada, lo que incluye una transformación desde sus hábitos más comunes como los horarios de alimentación y sueño, pero además sumar nuevas presencias, incluida la del docente hospitalario, aquello implica una nueva adaptación de vida, y al ser tan abrupta; seguramente el proceso de aceptación y adaptación es complejo. Desde esta perspectiva el docente hospitalario, debe tener la capacidad de reconocer las barreras que rodean ese contexto ajeno para el estudiante hospitalizado, el docente debe dar sentido a sus acciones desde una línea psicoeducativa y respondiendo a una pedagogía hospitalaria abierta, flexible y personalizada, no solo al contexto personal del paciente sino a la integralidad del ser desde una dimensión socio-cultural, identificando barreras que no le permiten aprender o participar en su proceso educativo (López, 2012). 

El docente hospitalario inclusivo no solo debe capacitarse en aspectos curriculares sino en su visión acerca de la diversidad, ubicando a la educación inclusiva como un marco de referencia común en todos los contextos donde se requiera, incluidos aquellos denominados prioritarios y de alta vulnerabilidad como los ambientes hospitalarios, el docente debe tener la capacidad de involucrar a todos los implicados, para ello; una concepción clara de educación transdisciplinar, lo que significa trasgredir el abordaje disciplinar, implica un dinamismo que genera cambios radicales en la estructura e historia de las ciencias de la educación, conlleva la creación de una hermenéutica de la educación que permita considerar las variables que sobrepasan la reducción al mecanicismo o normalismo (Ruano et al., 2018). 

Según Calvo (2017) no hay un único modo de acercarse a la enfermedad y a la hospitalización, así como no existe un programa para implementar en el hospital y responder a las necesidades de cada paciente, desde esta perspectiva; efectivamente cada acción puesta en marcha requerirá una implicación subjetiva del docente que sin duda requiere un proceso de humanización, no solo para que la estancia del paciente sea más llevadera sino para destacar desde la capacidad del docente la generación y promoción de oportunidades de aprendizaje y crecimiento del ser tanto o más de índole personal y social.  

La educación hospitalaria, una visión emancipadora en un escenario emergente.

Para poder comprender la educación hospitalaria es necesario entender la educación inclusiva como una categoría que reconcilia las diferentes visiones de la educación contemporánea. La educación inclusiva no debe ser concebida como acción misma, sino debe ser vista como filosofía. Esto para no reproducir la idea de una fórmula exacta (educación + salud) reducida a la acción de inclusión educativa.  En consecuencia, la educación hospitalaria debe ser vista desde la generación de entornos que apuesten por el reconocimiento de las necesidades que todo ser humano puede tener, especialmente con aquellos que tienen riesgo de ser excluidos o marginados. 

La educación hospitalaria bajo esta mirada reconoce a la diversidad desde  la idea de las múltiples formas de vivir y ser. En relación a ello Duschatzky y Skliar (2000) mencionan que, “El problema se suscita cuando las diferencias son consideradas como entidades cerradas, esencialmente constituidas. En este caso se inhabilita el diálogo cultural en tanto escenario de disputa y se disuelven los escenarios de constitución de identidades plurales”(p. 6).  

La educación hospitalaria en otros términos responde al derecho a una educación a aquella persona que por una circunstancia perenne o transitoria se encuentra en un contexto ajeno al habitual, en este sentido este nuevo escenario representa un  reto y oportunidad, no solo para continuar su proceso educativo, sino que también le permite desarrollar sus capacidades en convivencia al nuevo espacio que le permite crecer y ser. 

Dicho esto, las  biografías únicas e irrepetibles que tiene cada ser humano lo hace diferente y singular, y desde la singularidad se genera la disrupción con respecto a ideas que miran a la inclusión desde relatos ajenos o alejados a la vida y realidad de cada ser humano. Si bien los derechos humanos sostienen las ideas de la convivencia e igualdad, en el caso de la educación hospitalaria no siempre  estos ideales permean los diferentes escenarios donde se vive y existe. 

Considerando  a la educación inclusiva  como un medio para alcanzar los derechos, Ocampo (2017) afirma que,”debe ser concebida como la construcción de un proyecto político histórico y ético más amplio” (p. 25). Por ende  para entender la educación hospitalaria, esta debe ser vista desde el pasado al presente y desde múltiples escenarios,  ya que esta no tiene como propósito ser una camisa de fuerza o bien , una concepción cerrada sobre los sentidos implicados en la transformación de la educación inclusiva, puesto que  la historia del pasado no debe condenar el presente si no mejorar el futuro.  

En esta lógica, la humanidad en los últimos años ha promulgado manifiestos que responden sesgos históricos con respecto a la educación en sus múltiples concepciones y la educación hospitalaria no se aleja de aquello (Abellán, 2014)

Siendo críticos al modelo de derechos en el que se  sostiene la educación inclusiva y la educación en escenarios contingentes (Cruz-Picón y Hernández-Correa, 2022). El derecho crea condiciones de justicia, pero muchas veces aleja la visión misma de la diversidad en sus dimensiones más amplias, limitando la participación a la hora de entender a la inclusión como sinergia (Slee, 2012)

Estos principios nos deberían descartarse en el tiempo según cambian las formas de relacionarse que tienen los seres humanos, si no más bien fortalecerse. Por esta razón el conocimiento sobre lo que hoy se concibe por educación hospitalaria desde la mirada de la educación inclusiva no es lo mismo que hace pocos años atrás, siendo antes vistas como dos variables diferentes que no están articuladas la una de la otra. 

Hoy en día, en un nuevo mundo diverso, si bien presenta la idea de la fragilidad y singularidad de los seres humanos, esta fragilidad no está estrechamente relacionada con la enfermedad, si no a la fragilidad inherente del ser humano (Urteaga, 2019). Tal como lo menciona Kundera (1988): “El número de fabricación del ejemplar humano es el rostro, esa agrupación casual e irrepetible de rasgos. No se refleja en ella ni el carácter, ni el alma, ni eso que llamamos el "yo". El rostro es sólo el número del ejemplar” (p.10). 

En consecuencia, la educación hospitalaria contempla la singularidad del ser humano y su contexto de vida, tomando en cuenta las lógicas escénicas que se presentan a lo largo de la misma, es por eso que esta visión emancipadora debe tomar en cuenta al ser humano como protagonista y a los escenarios emergentes como múltiples posibilidades de ser, buscando el desarrollo integral. 

METODOLOGÍA

Se consideraron algunos criterios de elegibilidad para seleccionar los artículos que sirvieron en el análisis sistemático e interpretativo de la información, por lo tanto, los criterios de inclusión que se consideraron fueron:

§  Artículos científicos publicados.

§  Artículos efectuados bajo un enfoque cualitativo.

§  Artículos realizados a nivel nacional (Ecuador) e internacionalmente.

§  Artículos en idioma español.

Por otra parte, los criterios de exclusión que se establecieron fueron:

§  Artículos duplicados.

§  Documentos que no cumplan con el rigor científico.

§  Tesis de pregrado.

§  Información de sitios web de dudosa procedencia o Blogs.

Este artículo responde a una investigación interpretativa, mediante la revisión sistemática de diferentes fuentes bibliográficas, producto de la organización cognitiva en relación al fenómeno específico de investigación denominado: “La pluridimensionalidad del docente para la educación hospitalaria. Un enfoque inclusivo”. 

Dentro de la redacción científica esta investigación está enmarcada en el ámbito académico y reflexivo empleando argumentos de autores reconocidos sobre el fenómeno de estudio, por lo tanto, está validada por está dialéctica, reduciendo las posibilidades de subjetividad de los escritores. Este tipo de artículos justifica los planteamientos con una  estructura que propone respuestas a las categorías mediante  una exposición clara y una redacción sencilla.

En medida del curso de la investigación se ha realizado una revisión de documentos científicos con el fin de generar criterios muy bien formados sobre las categorías de educación hospitalaria y educación inclusiva tratando de aclarar las subjetividades propias del ejercicio reflexivo y concluir en la noción misma del rol  de un educador con perfil inclusivo en contextos hospitalarios.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

El primer resultado destacado de este estudio emana del análisis que se ha realizado sobre la evolución de la educación especial hacia la educación inclusiva, revelando que, a pesar de los avances que se han realizado en las políticas públicas con el apego absoluto a las diferentes iniciativas y acuerdos internacionales a favor de la educación inclusiva, este es un proceso que más allá de un cambio de política, exige una transformación social (Peña et al., 2018). 

En consecuencia, para lograr una educación que brinde una respuesta adecuada a las necesidades de todos los estudiantes, que esté pensada desde las barreras y no desde el déficit, como plantea González (2009), es elemental que los docentes reconozcan el derecho que tienen todos los estudiantes a participar y aprender, independientemente de su condición, que puede o no implicar una discapacidad. Solamente de esta manera, se podrá garantizar la continuidad de los niños y niñas en el sistema educativo (Bagur y Verger, 2022).

Por lo tanto, se puede afirmar que el camino que se debe recorrer en la búsqueda de una educación inclusiva, que va más allá de que la normativa sea reconocida en la práctica, es largo y requiere de un enfoque, que desde lo planteado por Echeita (2022) y Arnaiz (2019), sea ecológico, sistémico y social. Aunque en el contexto de la pedagogía hospitalaria puede resultar complejo y, para muchos utópico, hablar del abandono del enfoque médico, biológico y asistencialista, esta transición es crucial. Solo desde la práctica, se podrá garantizar un enfoque educativo que valore y promueva el desarrollo integral de los niños y niñas, atendiendo sus necesidades médicas, sin que esto implique el abandono de sus necesidades educativas (Clavijo y Bautista-Cerro, 2019). 

Por otra parte, la educación inclusiva, trascendiendo su enfoque inicial dirigido únicamente a niños y niñas con discapacidad, busca abordar de manera integral las necesidades educativas de todos los individuos, abarcando incluso a aquellos niños que se encuentran en situaciones de salud delicadas que requieren su traslado a entornos hospitalarios para recibir atención médica (Sevilla et al., 2018). Por esta razón, se puede afirmar la necesidad de esta transformación tan necesaria para cumplir con los principios que sostiene la educación inclusiva, también implica la necesidad de contar con docentes preparados para atender a la diversidad en múltiples contextos. 

La educación en cualquier ámbito, debe convertirse en una espacio para seres humanos, lo que refiere un modelo educativo que haga prevalecer el valor del ser, donde la mentalidad del profesorado debe cambiar respecto a sus competencias cognitivas y culturales con un enfoque de educación inclusiva (López, 2012). 

Cambiar el rumbo de la educación especial a una educación inclusiva, implica traspolar el pensamiento, admitir que la educación debe ser accesible a todos y garantista no solo de derechos sino de identidad bajo estigmas de equidad entendiendo a la inclusión como sinergia (Sevilla et al., 2018).  

Desde la perspectiva de la educación hospitalaria es emergente pensar un en proceso que traspasa la multidisciplinariedad común en el sistema educativo regular hacia una transdisciplinariedad. Para Ruano, et al. (2018), la transdisciplinariedad es una metodología epistemológica que permite desarrollar competencias profesionales desde la mirada de la educación del buen vivir, combina saberes científicos y no científicos, sin jerarquizar epistemes; lo que resulta interesante implementar en un espacio hospitalario, debido a que muchos y varios profesionales e implicados tributan al bienestar y desarrollo de un ser humano en ocasiones mal llamado paciente, sin diferenciar su denominación de su característica personal como un ser humano único y diverso. 

La educación hospitalaria, tiene una estrecha relación con la educación inclusiva, en medida que esta permita el desarrollo integral del ser humano en respeto de su calidad de ser y pensar diferente. No solo desde una postura clínica y rehabilitadora, si no de transitar otros escenarios.

Las diferencias son inherentes del ser humano, esto quiere decir que todo ser humano es diferente per se, asimismo los procesos educativos presentan también un reto para la educación en contextos hospitalarios. Por añadidura los relatos individuales permiten el reconocimiento de oportunidades para el crecimiento sin concepciones sesgadas por modelos intransigentes de las múltiples realidades humanas.

En cuanto a los escenarios, se puede decir que la educación inclusiva debe fortalecerse sobre la base de entender las singularidades de cada ser humano y sus contextos de vida. Si bien existen derechos, políticas y manifiestos. Estos pueden en vez de responder a la diversidad crear prácticas de marginación y segregación,  es por ello que la educación hospitalaria debe ser vista como un escenario contingente en la medida que la claridad epistemológica y política genere espacios y recursos que respondan a las necesidades específicas que surgen en estos contextos.

CONCLUSIONES

En conclusión, la educación inclusiva y la educación hospitalaria son conceptos interrelacionados que buscan promover la igualdad de oportunidades y el desarrollo integral de todos los estudiantes, incluyendo aquellos que se encuentran en situaciones de salud delicadas. Para lograr una educación inclusiva efectiva, es necesario un enfoque ecológico, sistémico y social que reconozca las barreras y promueva la participación y el aprendizaje de todos los estudiantes.

La transición de la educación especial hacia la educación inclusiva ha sido un proceso gradual, pero aún queda un largo camino por recorrer para asegurar que la inclusión sea una realidad en la práctica. Es fundamental que los docentes adquieran competencias profesionales específicas y cambien su mentalidad, reconociendo el derecho de todos los estudiantes a participar y aprender. Además, se requiere una transformación de concepciones y una ruptura de paradigmas para alcanzar una verdadera inclusión en contextos hospitalarios.

La educación hospitalaria debe ser concebida como un escenario emergente que promueva el reconocimiento de las necesidades de cada individuo y la generación de entornos que fomenten su desarrollo integral, para lo cual es necesario superar las concepciones cerradas y reconocer la diversidad en sus múltiples dimensiones. La educación inclusiva en este contexto implica una adaptación a las circunstancias de vida de los estudiantes, reconociendo las barreras y brindando oportunidades de aprendizaje y crecimiento personal y social.

La formación del docente hospitalario inclusivo es crucial para el éxito de la educación inclusiva en este contexto, pues debe tener una visión clara acerca de la diversidad y una concepción de educación transdisciplinar. Además, debe ser capaz de reconocer y superar las barreras que rodean el contexto hospitalario y responder a las necesidades educativas de los estudiantes de manera personalizada y flexible.

Finalmente, a pesar de los avances en la promoción de la educación inclusiva, aún existen desafíos y brechas por superar. Es necesario seguir investigando y reflexionando sobre estos temas, compartiendo las tareas pendientes con otros investigadores y profesionales para ampliar el conocimiento y continuar mejorando la práctica de la educación inclusiva en todos los contextos, incluyendo los hospitalarios.

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[1] Autor principal.

Correspondencia: [email protected]