La educación
ambiental como base cultural y estrategia para mejorar actitudes ecológicas en
estudiantes
Olegario
Heiner Cabrera Cabrera[1]
Instituto
de Educación Superior Tecnológico Público Chota
Hoy se habla de
educación ambiental como el medio más efectivo para preservar el ambiente con
miras a lograr una cultura ambiental con actitudes ecológicas de las futuras
generaciones. A pesar de los diferentes programas de cultura ambiental del Minedu
y del Minam, no se ha podido concientizar a la
población con una actitud de respeto hacia la naturaleza. Se hizo una revisión
sobre las investigaciones más recientes acerca de la trascendencia de la
educación ambiental como base para optimizar la cultura presente y futura.
El presente artículo de revisión
analiza cualitativamente la literatura científica disponible en las bases de
datos ScienceDirect, SciELO, Redalyc y páginas web oficiales,
empleando como palabras de búsqueda: ambiente, cultura, educación, sociedad,
sostenibilidad. Se obtuvo información pertinente relacionada con el objetivo
propuesto, la cual se presenta en tres secciones: la educación ambiental, un
eje transversal entre esta, la cultura y la educación para el desarrollo
sostenible. Además, se estableció la dimensión ambiental como estrategia para
el avance en aspectos sociales, económicos y su contribución al desarrollo
sostenible de nuestra sociedad. La educación ambiental es pilar fundamental de
la generación de cambios de actitud y
aptitud, y de lograr un equilibrio entre el ser humano y su entorno. Se
requiere del apoyo de casi todas las disciplinas, por lo que la resolución de
los problemas ambientales debe contar con la participación activa de un amplio
conjunto de personas e instituciones.
Palabras clave: ambiente; cultura; educación; sociedad.
Environmental education as a cultural
basis and strategy to improve ecological attitudes in students
Keywords: environment;
culture; education; society; sustainability.
Artículo recibido: 18. Junio. 2021
Aceptado para publicación: 26. Julio. 2021
Correspondencia: ccabreraoh@gmail.com
Conflictos de Interés: Ninguna que declarar
A través de los
tiempos, las diferentes actividades propias del ser humano han afectado el
medioambiente; sin embargo, ha sido la industria la que mayor impacto negativo
ha ocasionado en este. Por ello, se han propuesto distintas maneras de
controlar y disminuir la contaminación ambiental tales como: la producción más
limpia, las revisiones ambientales iniciales, los eco-balances, la evaluación
de impactos, entre otras estrategias de gestión ambiental. La educación
ambiental es muy importante para una formación educativa en la actualidad, en
tiempos de pandemia, buscando establecerla como una cultura ambiental para
lograr buenas actitudes ecológicas en los estudiantes.
El problema medioambiental se dio desde
que el hombre emergió como una especie dominante en el planeta Tierra. Con la
aparición de nuevas enfermedades como el covid-19, hoy en día se ha dado una
gran importancia al cuidado del medioambiente, y se busca que las acciones
realizadas por el hombre dentro de su ámbito social, económico y cultural no
vayan en deterioro de los recursos agua, suelo y aire. Pese a los esfuerzos por
conservar los recursos naturales, no se ha podido frenar el deterioro
ambiental, debido, posiblemente, a que no logramos tener conciencia y actitud
de respeto hacia la naturaleza (Castro et al., 2009; Sandoval, 2012;
Fuentes, 2014).
El tema ambiental ocupa un
lugar importante en la investigación social, debido a que involucra la
participación de diversos actores tales como: educativos, gubernamentales,
religiosos, empresariales, industriales, entre otros; quienes desarrollan una
serie de acciones en ocasiones sinérgicas, en otras contradictorias. Al
respecto, los científicos sociales han desarrollado diferentes aproximaciones
conceptuales para abordar el tema del comportamiento sustentable,
reconociéndose la importancia de la conducta individual y colectiva en los
resultados ambientales (Noguera y Olivero, 2010; Maldonado et al., 2011;
Pájaro y Olivero, 2011; Severiche y Acevedo, 2013).
La utilización del término «educación
ambiental» por primera vez fue en el año 1972, en Estocolmo, durante la
realización de la Conferencia Internacional sobre el Medio Ambiente. Desde entonces,
se le ha concedido la preponderancia para generar los cambios, mediante la
adquisición de conocimientos, actitudes y valores, que permitan enfrentar
seriamente la crisis ambiental del mundo con miras a alcanzar una mejor calidad
de vida para las actuales y futuras generaciones (Vega y Álvarez, 2005;
Gutiérrez y Pozo, 2006; Zabala y García, 2008; Ortega et al., 2010; Sosa
et al., 2010; Sandoval, 2012).
Se tiene que considerar a la educación
ambiental como una base cultural y estrategia para mejorar actitudes ecológicas
en estudiantes. La educación ambiental es algo elemental e importante para que
todas las personas adquieran buenas actitudes hacia la conservación de la
naturaleza y sean capaces de realizar cambios en sus valores, conducta y
estilos de vida, así como ampliar sus conocimientos para impulsarlos a la
acción mediante la prevención y mitigación de los problemas existentes y
futuros; por ello, concebimos y practicamos la educación ambiental desde las
corrientes resolutiva y práxica (Hernández y Tílbury, 2006; Parker, 2007; Velásquez, 2009). La primera
agrupa proposiciones para la solución de las problemáticas ambientales, donde
se trata de informar y conducir a las personas para que desarrollen habilidades
para resolverlas. La segunda corriente pone énfasis en la acción, por y para
mejorarla. El aprendizaje invita a reflexionar en la acción y en el proyecto en
curso, cuyo objetivo esencial es el de operar un cambio en un medio (en la
gente y en el ambiente) y cuya dinámica es participativa, implicando los
diferentes actores de una situación por transformar (Rodríguez, 2005; Llorente
y Pérez, 2006; Valero, 2008; Rivera y Rodríguez, 2009; Espejel et al., 2012; Sarmiento, 2013).
La justificación del presente
artículo de revisión bibliográfica es que se tiene que implementar, en las
diferentes instituciones educativas de educación básica regular, superior
tecnológico y universitario, una cultura ambiental como estrategia para mejorar
actitudes ecológicas en los estudiantes, en bien de la naturaleza y nuestro
medio ambiente que nos rodea.
El objetivo general del
presente artículo de revisión bibliográfica es lograr una educación ambiental
como una base cultural y estrategia para mejorar las actitudes ecológicas en
estudiantes.
Los objetivos específicos de
la presente revisión bibliográfica son los siguientes:
Analizar la temática de
educación ambiental desde las aristas de la cultura y el sistema educativo,
permitiendo conceptualizarla como eje transversal, base de una cultura
globalizada y la identificación de una herramienta para el desarrollo
sostenible, mediante el cual se establece una relación básica e indisoluble
entre el desarrollo, ambiente y sociedad.
Desarrollar actividades basadas en el
reciclaje como estrategia didáctica para la conservación ambiental dirigida a
los estudiantes.
El documento está basado en
una revisión bibliográfica de artículos y libros científicos.
METODOLOGÍA
La metodología
del presente trabajo de investigación es descriptivo-analítico en temas de
medioambiente, dirigido a los docentes. El presente trabajo es un artículo de revisión
bibliográfica sobre la educación ambiental como base cultural y estrategia para
mejorar actitudes ecológicas en estudiantes. El artículo de revisión es considerado como un estudio
pormenorizado, selectivo y crítico que integra la información esencial en una
perspectiva unitaria y de conjunto (Guirao et al., 2007); la revisión se
puede reconocer como un estudio en sí mismo, en el cual el revisor resume y
analiza la información disponible sobre un tema específico basado en una
búsqueda cuidadosa (Vera, 2009).
El
presente trabajo de investigación ambiental es de tipo documental con diseño de
revisión bibliográfica, correspondió a un enfoque cualitativo, entendiéndose
como al «"procedimiento metodológico que utiliza palabras, textos,
discursos dibujos, gráficos e imágenes" […] la investigación cualitativa
estudia diferentes objetos para comprender la vida social del sujeto a través
de los significados desarrollados por éste» (Mejía, como se citó en Katayama,
2014, p. 43).
El
propósito de la presente revisión bibliográfica narrativa fue recopilar
información, seleccionar datos específicos y mostrar el estado actual de una
cultura ambiental que mejoren las actitudes ecológicas en los estudiantes; ya
que la humanidad está pasando por momentos muy difíciles por temas de la
pandemia. Por tal motivo, debemos tomar conciencia de nuestras acciones
negativas con la naturaleza y tratar de contaminar menos y, de esta forma,
crear una nueva cultura ambiental para las futuras generaciones. Para
elaborarla, se consultaron las bases de datos de Scopus, Web of Science, SciELO,
ScienceDirect y Latindex.
La presente revisión
bibliográfica estuvo compuesta por una muestra de 10 artículos científicos que
tratan el tema de educación ambiental como una base cultural y estrategia para
mejorar actitudes ecológicas en estudiantes, entre los años 2005 y 2020,
escritos en español, inglés y portugués, indexadas en publicaciones científicas
de otros países, disponibles en buscadores digitales como Dialnet, Ciencia
Latina, RIDIEES.
La búsqueda de información se realizó
entre noviembre de 2020 y enero de 2021, por un investigador. Se seleccionaron
documentos de artículos científicos que abordaban en sus contenidos sobre
educación ambiental, cultura ambiental, actitudes ecológicas en estudiantes y
se completó la búsqueda con la lectura de libros. Para ayudarnos con la gestión
de las referencias bibliográficas, se utilizó Zotero.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
En la currícula educativa
del Perú existen diferentes áreas de carácter transversal, una de ellas es de
educación ambiental; entendida como el proceso de formación permanente a través
del cual las personas y las colectividades adquieren los conocimientos, las actitudes
y los valores necesarios para conocer y comprender su medio, sensibilizarse y
actuar sobre él (Sarria, 2009; Martínez, 2010; Pájaro et al., 2013).
Estos se refieren a temas actuales
que están íntimamente relacionados con principios, actitudes y valores; por
tanto, la transversalidad curricular se refiere a los contenidos actitudinales
y axiológicos presentes en diferentes asignaturas o materias (Stiglitz, 2003).
Los temas considerados transversales se constituyen en un elemento
imprescindible en todo Proyecto Educativo Institucional (PEI), toda vez que
cruzan todas las dimensiones de la persona, favoreciendo la integralidad y
dotándola de sentido, dejando atrás el currículo tradicional dividido en
parcelas del conocimiento y llevando a un conocimiento global (Villareal, 2001;
Rodríguez, 2005).
En el Perú, la educación ambiental
forma parte de la programación de algunas carreras en institutos y en las
universidades, no tiene tratamiento particular, es decir, realmente forma parte
de un bloque más de la pared de asignaturas que debe cursar un estudiante.
Frente a la incorporación de la
educación ambiental como elemento transversal, existen variadas metodologías
con el objetivo de calar toda la currícula. Inicialmente, los temas
transversales se plantean como contenidos que refieren a problemas, conflictos
de gran trascendencia y actualidad, frente a la urgencia de soluciones desde
posiciones personales y colectivas; seguidamente, son contenidos relativos
principalmente a valores y/o actitudes para que, a través de su programación,
los estudiantes desarrollen análisis y comprensión de la realidad, y elaboren
sus propios juicios racionales y libres; por último, son contenidos a
desarrollar dentro de las áreas curriculares, esto en una doble perspectiva, es
decir, contextualizándolas en ámbitos relacionados con la realidad, los
problemas del mundo actual, dotándolas de un valor funcional o de aplicación
inmediata respecto a la comprensión y a la posible transformación positiva de
dichos problemas así como de la realidad misma (Rodríguez, 2005; De Castro et
al., 2009).
Para la consolidación de la educación
ambiental como eje transversal en la educación y la vida misma, se necesitan
una serie de requisitos científicos y culturales.
La crisis
ambiental del presente se caracteriza por la aparición de fenómenos de escala
mundial como el cambio climático, el efecto invernadero, el adelgazamiento de
la capa de ozono y la pérdida de biodiversidad (De Castro et al., 2009;
Giraldo, 2013).
Pese a los esfuerzos de conservación,
no se han logrado disminuir los problemas ambientales; por ello, este tema ha
adquirido relevancia, tanto por parte de estudiosos como de ciudadanos,
coincidiendo en que es imperativo tomar conciencia de esta problemática
ambiental (González et al., 2008; Sosa et al., 2010). Para
alcanzar esta conciencia ecológica, es necesario inundar todos los medios
comunicativos de la llamada cultura ambiental, persiguiendo el desarrollo
sostenible, lo cual es un objetivo prioritario de toda la humanidad; para ello,
se exigen nuevas estrategias, medios, recursos, aportes científicos y
tecnológicos disponibles (Sandoval, 2012; Grünberg,
2014). No obstante, lo más significativo es
el hecho de fortalecer la formación y desarrollo de la conciencia ciudadana
para interpretar, comprender y actuar en concordancia con la magnitud de los
problemas, es decir, se trata de fomentar una nueva formación cultural que
permita retomar la senda de respeto de todo lo que tenga vida, no solo la
humana (González et al., 2008; Sosa et al., 2010).
Esta nueva tarea por la cultura
reclama la participación crítica y activa de individuos y grupos en torno a una
visión convergente por y con la naturaleza. En este sentido, la cultura, como
forma de vida y convivencia social de todos los pueblos, es incluyente de todas
las disciplinas y, particularmente, de la educación. A diferentes culturas
corresponden diferentes creencias, hábitos, usos, costumbres y tradiciones.
Nuestros ancestros eran más conscientes y cuidadosos del ambiente; sin embargo,
el consumismo y la política del menor esfuerzo fomentado por el actual modelo
de desarrollo económico, rebasó la capacidad de convivencia armónica con la
naturaleza (Rabotnikof, 1993; Hernandez
y Ruiz, 2011).
En su forma más básica, la cultura se
define, particularmente, como la forma de ser y de hacer las cosas, a partir de
un conjunto de valores, creencias, ritos y costumbres que configuran el modo de
vida de las personas, es decir, la cultura permea todo nuestro quehacer y
cosmovisión de lo que somos y queremos ser, mientras que el lenguaje, como
elemento básico de la educación y la cultura, configura las relaciones sociales
de convivencia humana (Álvarez y Vega, 2009; Flores, 2014).
A lo largo de las
dos últimas décadas, se han multiplicado los llamamientos de diversos
organismos y conferencias internacionales para que los educadores contribuyan a
que los ciudadanos y ciudadanas adquieran una correcta percepción de los
problemas y desafíos a los que se enfrenta la vida en nuestro planeta y puedan
así participar en la necesaria toma de decisiones fundamentadas (Simón et
al., 2010).
Se llama desarrollo sostenible aquel desarrollo
que es capaz de satisfacer las necesidades actuales sin comprometer los
recursos y posibilidades de las futuras generaciones. Intuitivamente, una
actividad sostenible es aquella que se puede mantener. Hoy sabemos que una
buena parte de las actividades humanas no son sostenibles a medio y largo plazo
tal y como hoy están planteadas (Sánchez et al., 2013).
La persistencia de los problemas
antes mencionados, la incapacidad para superar la pobreza, la inequidad y la
cada vez más marcada injusticia social hacen cuestionar la factibilidad de un
futuro sostenible. Esto requiere cambios urgentes y sostenidos en el tiempo que
permitan el cuidado de la vida en toda su diversidad, lo que incluye la
protección, la restauración de los ecosistemas; la consolidación de la
democracia; la construcción de la paz; la estabilidad dentro y entre los
países; la creación de sociedades más justas donde el conocimiento se
distribuye equitativamente; respetando la diversidad en todas sus
manifestaciones; solo así se podrá visualizar un futuro posible (Cebrián y
Martin, 2004; Miller, 2008; Espejel y Flores, 2012).
Esta nueva visión pone a la educación
en el centro, en el corazón mismo de la investigación para resolver los grandes
problemas de la humanidad. La educación deja de ser un fin en sí mismo y pasa a
ser un instrumento, un medio para promover los cambios necesarios con el
objetivo de asegurar el desarrollo sostenible (Cartagena, 2005). Esto exige una
orientación distinta de la educación tanto de los sistemas como de las
políticas, los contenidos y las prácticas, con el fin de que todos puedan tomar
decisiones y actuar de manera apropiada y pertinente en el plano cultural y
social para encauzar los problemas y las situaciones que amenazan nuestro
futuro común (Roitstein, 2004; Carabaza,
2007; Flores, 2014).
Según la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) (2015):
La Educación para
el Desarrollo Sostenible (EDS) permite que cada ser humano adquiera los
conocimientos, las competencias, las actitudes y los valores necesarios para
forjar un futuro sostenible. Educar para el desarrollo sostenible significa
incorporar los temas fundamentales del desarrollo sostenible a la enseñanza y
el aprendizaje, por ejemplo, el cambio climático, la reducción del riesgo de
desastres, la biodiversidad, la reducción de la pobreza y el consumo
sostenible. Asimismo, la EDS exige métodos participativos de enseñanza y
aprendizaje que motiven a los alumnos y les doten de autonomía, a fin de
cambiar su conducta y facilitar la adopción de medidas en pro del desarrollo
sostenible. Por consiguiente, la EDS promueve la adquisición de competencias
tales como el pensamiento crítico, la elaboración de hipótesis de cara al
futuro y la adopción colectiva de decisiones. La EDS exige cambios de gran
calado en los métodos pedagógicos que se aplican actualmente. Pág. 12
De ahí que el
trabajo ambiental propenda al logro del mejor estado de desarrollo posible, lo
cual refiere a sistemas de valores sociales y a las prioridades que una
colectividad decide para su futuro. Por eso, lo ambiental y la educación
ambiental se relacionan directamente con la construcción de un proyecto de
sociedad, y su preocupación, además de la calidad de vida de las diversas
poblaciones, es la supervivencia de la especie humana.
Estos proyectos propician espacios
para el desarrollo de estrategias de investigación y de intervención en la
escuela. Las primeras implican procesos pedagógico-didácticos e
interdisciplinarios, cuyo fin es reflexionar críticamente sobre las formas de
ver, razonar e interpretar el mundo y las maneras de relacionarse con él;
igualmente, sobre los métodos de trabajo, las aproximaciones al conocimiento y,
por consiguiente, la visión e interacción entre los diferentes componentes del
ambiente. Las segundas, de intervención, implican acciones concretas de
participación y de proyección comunitaria.
En este sentido,
la educación ambiental como mejora de una cultura ambiental recoge los
principios y los aportes de la educación ambiental, y los extiende adaptándolos
para enfrentar las nuevas amenazas al planeta. La tarea es contribuir a formar
ciudadanos conscientes del carácter global de las acciones individuales y
colectivas. La sensibilización ecológica del individuo consiste en la inserción
del ser humano y su modo de vida dentro el orden de la naturaleza.
De los resultados
mostrados, de su análisis y de su discusión, se pueden obtener las siguientes conclusiones
sobre educación ambiental como base cultural y estrategia para mejorar actitudes
ecológicas en estudiantes:
1) La falta de comportamiento,
actitudes y conocimientos ambientales de la actividad humana han incrementado
la problemática ambiental de la Tierra, por lo que los gobiernos nacionales e
internacionales han clasificado este problema como uno de los mayores retos
para la sociedad.
2) La educación ambiental es el
pilar fundamental de la generación de cambios de actitud y aptitud en los
estudiantes y permitirá lograr un equilibrio entre el hombre y su entorno donde
vive.
3) La cultura ambiental es un
proceso participativo que busca integrar y concientizar a la humanidad del daño
que podemos hacer a nuestro planeta como la aparición de nuevas enfermedades.
4) La humanidad debe reconocer
que atacar el ambiente pone en peligro la supervivencia de su propia especie,
esto en el aspecto natural. En el aspecto social, la degeneración de los
patrones de convivencia, la lucha por el poder y la posesión material y
territorial convierten el medio social en un verdadero campo de batalla que
destruye las expectativas de vivir con calidad, de desarrollar la conciencia de
comunidad y los valores y actitudes que conlleva.
5) La educación ambiental
articula los conocimientos y las metodologías inherentes a las ciencias exactas
y naturales con las competencias de las ciencias sociales y humanas, buscando
gestionar problemáticas del entorno y, en consecuencia, de planificar,
incluyendo las injerencias y derivaciones políticas, económicas y éticas, es
decir, con el fin de prevenirlas, minimizarlas, remediarlas, normalizarlas.
6) Propiciar y proyectar
actividades que permita la integración para compartir experiencias,
conocimientos, comunicación efectiva y eficaz, de modo que los estudiantes y
los profesores puedan obtener herramientas para crear, asimilar y facilitar
estrategias, que permitan interactuar con su entorno y la convicción de hacer
un esfuerzo para generar el cambio necesario y esperado para crear la cultura
de cuidado del ambiente.
RECOMENDACIONES
Por ser esta una
investigación de revisión bibliográfica, se recomienda a los diferentes actores
de cambio que la educación ambiental es de suma importancia para la
preservación del medio en que vivimos, mucho más en estos tiempos de pandemia donde
la humanidad está pasando momentos muy difíciles. Asimismo, se espera que los estudiantes generen cultura ambientalista
y que pongan en práctica las actividades proactivas orientadas a sus hogares y
el entorno geográfico donde habiten. A partir de estas primicias en las cuales se
ejecuta esta investigación de revisión bibliográfica sobre educación ambiental
como base cultural y estrategia para mejorar actitudes ecológicas en
estudiantes, se puede recomendar lo siguiente:
1) Se plantea a los profesores
una nueva estrategia didáctica, como producto de la experiencia profesional del
autor de la presente investigación de revisión bibliográfica, que busca
indudablemente el avance de la educación ambiental para mejorar actitudes
ecológicas en los estudiantes.
2) A las instituciones
educativas se recomienda implementar en su plan de estudios el eje trasversal
de cultura ambiental para mejorar actitudes ecológicas en los estudiantes.
3) Replicar esta revisión
bibliográfica haciendo partícipes a la
población y las instituciones educativas.
4) A las instituciones del nivel superior, secundaria y primaria,
extender esta investigación trabajándola con sus padres de familia
a través de jornadas de
sensibilización
del cuidado del medioambiente.
5) A los especialistas de salud,
implementar e introducir en
su práctica la propuesta de
mejora de una cultura ambiental para mejorar actitudes ecológicas. Esta que es
muy importante en estos momentos de pandemia que la humanidad está viviendo con
la aparición de una nueva enfermedad como el covid -19.
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[1] Ingeniero agrónomo, magíster en Gestión Pública, doctorante
en Educación, docente investigador del Instituto de Educación Superior
Tecnológico Público Chota. Cajamarca, Perú. Correo electrónico:
ccabreraoh@gmail.com