INTRODUCCIÓN
Según la Organización
Mundial de la Salud (OMS) la malnutrición se define como la carencia, exceso o
desequilibrio de la ingesta calórica y de nutrientes de una persona, esto
incluye tres grupos de afectaciones en las cuales se encuentra la desnutrición
que incluye la emaciación, la malnutrición que se relaciona con el déficit o
exceso de micronutrientes, y enfermedades por exceso como el sobrepeso,
obesidad, diabetes, entre otros. Existe una estrecha relación entre la
nutrición y el corazón, ya que, la actividad cardiaca es ininterrumpida las 24
horas del día, con una frecuencia promedio entre 60 a 100 latidos por minuto,
por lo que, para cumplir con esta fisiología, requiere de un gran aporte
energético que debe ser proporcionado por medio de la alimentación (OMS, 2022).
Cuando no se
da una adecuada alimentación, ya sea por déficit o por exceso, se adquiere un
estado de desnutrición el cual genera un fallo en el aporte de energía
especialmente al corazón y va a generar una serie de adaptaciones en el mismo.
Su peso se va a reducir, sus fibras musculares se acortan y se atrofian; el
músculo cardíaco pierde su fuerza con la que bombea normalmente, por lo que,
reduce su gasto cardíaco. Por lo tanto, la malnutrición afecta tanto la función
como la estructura cardíaca, sin embargo, es un proceso reversible que con un
tratamiento nutricional adecuado puede desaparecer (Cuesta & Matía, 2022).
Es
importante, tener en cuenta que cuando el corazón se torna patológico o pierde
sus capacidades funcionales, la provisión de sustancias nutricionales se ve
afectada no sólo para el corazón, sino para los demás órganos y sistemas;
además, es necesario mencionar que el corazón puede sufrir consecuencias graves
si se realiza una reposición rápida e intensa de los nutrientes que puedan
ocasionar un síndrome de realimentación, por lo que el tratamiento de la
desnutrición debe ser guiado por un profesional nutricionista (Cuesta &
Matía, 2022). Por tanto, en base a la información proporcionada el objetivo de
la presente revisión es relacionar la malnutrición con las arritmias cardíacas
mediante una revisión bibliográfica para demostrar que la dieta tiene
influencia sobre el corazón.
METODOLOGÍA
Se
realizaron búsquedas bibliográficas en bases de datos como Google Académico, Cochrane
Library, Cureus, New England Journal of Medicine. Se recopilaron y revisaron
artículos de revisión, artículos aleatorizados y metaanálisis que contenían
información sobre el tema de base, mediante la búsqueda de palabras clave como:
“Desnutrición + arritmias”, “Malnutrición + efectos cardíacos”, “comida +
arritmias” “arrhytmias” y “alteraciones cardiovasculares + desnutrición”.
Se incluyeron los estudios más recientes desde el año 2018 hasta la presente
fecha, en los idiomas de español, inglés y portugués.
Figura 1
Resultados
búsqueda bibliográfica
De los 2500
resultados obtenidos de Google Académico se encontraron 13 artículos útiles
para la investigación, de los 571 resultados de Cureus 2 artículos fueron
útiles, de los 99 resultados obtenidos de la New England Journal of Medicine 4
artículos se utilizaron para la revisión bibliográfica y de los 84 resultados
de Cochrane Library 1 fue de utilidad. Entre los criterios de exclusión se
descartaron artículos que: (1) no incluyeron información relacionada con el
estado nutricional asociado a las arritmias, (2) información que no fuese de
los últimos 5 años y (3) artículos con evidencia menor a clase 2A.
RESULTADOS
Y DISCUSIÓN
Sobrepeso
En el
estudio transversal realizado en el Hospital José Carrasco Arteaga en Cuenca en
el año 2018, se estudiaron las variables independientes de las cuales
dependería la presencia de arritmias, entre las cuales se incluyó el estado
nutricional, de los 2800 pacientes que se incluyeron en el estudio, el 43,9%
tenían sobrepeso y el 27,3% presentaban obesidad. Del total de pacientes, el
3,8% presentó arritmias supraventriculares de las que la Fibrilación Auricular
fue la más prevalente. En relación con las demás variables, los resultados
mostraron que los pacientes con sobrepeso y obesidad son los que mayor cantidad
de arritmias padecían con el 4.4% de prevalencia que fue el valor más alto
obtenido con respecto a las demás variables (Rojas, Mayaguari, López &
Jordán, 2021).
El sobrepeso
y la obesidad pueden aumentar significativamente el riesgo de desarrollar
arritmias cardiacas. Una arritmia cardíaca es una alteración en el ritmo normal
del corazón, lo que puede resultar en latidos cardíacos demasiado rápidos,
demasiado lentos o irregulares. La obesidad y el sobrepeso son un factor de
riesgo importante para varias afecciones cardiovasculares puesto que pueden
ocasionar:
1. Cambios estructurales en
el corazón:
El corazón de una persona obesa o con sobrepeso a menudo experimenta cambios en
su estructura debido a la sobrecarga de trabajo. El corazón necesita bombear
más sangre para satisfacer las demandas metabólicas del tejido adiposo, lo que
puede conducir a un aumento en el tamaño del corazón (hipertrofia ventricular).
Estos cambios estructurales pueden afectar la conducción eléctrica del corazón,
lo que podría desencadenar arritmias (Jiménez, Herrera & Alcalde, 2018).
2. Desarrollo de
enfermedades cardiovasculares: La obesidad está asociada con un mayor riesgo de desarrollar
enfermedades cardiovasculares, como la enfermedad coronaria. Las arterias
estrechadas debido al exceso de grasa y colesterol pueden restringir el flujo
sanguíneo hacia el músculo cardíaco, lo que aumenta el riesgo de arritmias (Pereira,
et al, 2020).
3. Resistencia a la
insulina:
La obesidad suele estar relacionada con la resistencia a la insulina, una
condición en la que las células del cuerpo no responden adecuadamente a la
insulina. La resistencia a la insulina puede contribuir a la inflamación y el
estrés oxidativo, que son factores que afectan negativamente la función del
corazón y pueden propiciar arritmias (Fuentes, Gonzáles, Urbano, Vera &
Aguilera, 2020).
4. Cambios en los niveles
de hormonas y citocinas:
El tejido adiposo produce diversas hormonas y citocinas que pueden tener
efectos negativos en el corazón y su función eléctrica. Estos cambios pueden
alterar la actividad eléctrica del corazón y aumentar el riesgo de arritmias al
modificar la señalización del calcio, provocando daño en la contractilidad
cardíaca y promoviendo la disfunción miocárdica (Manfredi, 2017).
Hipomagnesemia
Según
estudios observacionales realizados en Europa, se ha establecido que la ingesta
adecuada de Magnesio debe ser de 350mg/día para hombres y 300mg/día para
mujeres. Sin embargo, como se menciona en el estudio realizado por Fernández et
al., en el año 2021, el 50% de la población tiene un déficit en la ingesta de
Mg. Este electrolito se encuentra especialmente en frutos secos, productos
marinos, cereales y frutas como el plátano. Se menciona que la hipomagnesemia
por sí sola no es capaz de generar arritmias cardíacas en pacientes sanos, sin
embargo, al encontrarse asociada a enfermedades renales o insuficiencia
cardíaca, es capaz de generar arritmias ventriculares que pueden llevar a la
muerte súbita, por lo que, la desnutrición o malnutrición de estos pacientes
debe ser de extremo cuidado (Fernández, et al., 2021).
La
hipomagnesemia es una condición médica que se caracteriza por niveles bajos de
magnesio en la sangre. El magnesio es un mineral esencial que juega un papel
importante en diversas funciones del cuerpo, incluyendo la regulación del ritmo
cardíaco. El magnesio es un electrolito crucial para la función normal del
sistema eléctrico del corazón. Ayuda a mantener la estabilidad de las células
cardíacas y está involucrado en la regulación de los canales iónicos, que son
esenciales para la generación y propagación adecuada del impulso eléctrico en
el corazón. Cuando los niveles de magnesio son bajos, se puede interrumpir esta
actividad eléctrica normal, lo que puede aumentar el riesgo de desarrollar
arritmias cardíacas (Fernández, et al., 2021).
Como lo
menciona Real & Ferreira (2020) algunos ejemplos de arritmias que pueden
asociarse con la hipomagnesemia incluyen:
1. Taquicardia ventricular:
Latidos rápidos y anormales que se originan en los ventrículos (las cámaras
inferiores del corazón).
2. Taquicardia
supraventricular: Latidos rápidos que se originan en las aurículas o en lugares
fuera de los ventrículos.
3. Fibrilación auricular:
Ritmo cardíaco irregular y rápido que comienza en las aurículas.
4. Torsades de pointes:
Tipo específico de taquicardia ventricular que puede ser potencialmente fatal.
Trastornos
de la Conducta Alimentaria
En el
artículo de investigación realizado por Marín et al. (2019) se realizó un
estudio descriptivo de cohorte en 53 mujeres con diagnósticos de TCA en las que
la mayoría fueron ingresadas por anorexia nerviosa y anorexia atípica, de las
cuales el 34% se encontraron en estado de desnutrición, las edades estudiadas
fueron entre los 11 a los 22 años, no presentaron ningún trastorno
hidroelectrolítico. En los resultados electrocardiográficos el principal
hallazgo fue la bradicardia sinusal sin otras arritmias; al momento del
ingreso, el 51% del total de pacientes presentó bradicardia y de estas el 33,3%
tuvo bradicardia grave. La patología que causó mayor alteración en el ritmo
cardíaco fue la anorexia nerviosa con un 80% de prevalencia, seguida de la
anorexia atípica con un 44%. Las pacientes que ingresaron con bradicardia se
relacionaron con el IMC más bajo con -1.4 del límite inferior para bajo peso 18
Kg/m2 (Marín, et al., 2019).
Los
trastornos de la conducta alimentaria (TCA), como la anorexia nerviosa, la
bulimia nerviosa y el trastorno por atracón, pueden tener graves consecuencias
para la salud física y mental de las personas que los padecen. Entre las
complicaciones físicas asociadas a los TCA, las arritmias cardíacas son una
preocupación importante. Las arritmias cardíacas son alteraciones en el ritmo
normal del corazón, lo que puede resultar en latidos demasiado rápidos,
demasiado lentos o irregulares (Marín, et al., 2019).
Como se
menciona en el libro de Salud Cardiovascular del Hospital Clínico San Carlos y
la Fundación BBVA (2017), en el contexto de los TCA, especialmente en la
anorexia nerviosa, se pueden dar diversas situaciones que contribuyen al
desarrollo de arritmias cardíacas:
1. Desnutrición: La falta
de ingesta adecuada de nutrientes esenciales, como proteínas, vitaminas y
minerales, puede afectar negativamente el funcionamiento del corazón y el
sistema eléctrico del mismo.
2. Desequilibrios
electrolíticos: Los trastornos alimentarios a menudo conducen a desequilibrios
en los niveles de electrolitos en el cuerpo, como potasio, calcio y magnesio.
Estos electrolitos son cruciales para el funcionamiento normal del corazón, y
su alteración puede desencadenar arritmias (Thu Kyaw & Maung, 2022).
3. Pérdida de masa
muscular: En la anorexia nerviosa, la pérdida significativa de masa muscular,
incluido el músculo cardíaco, puede afectar la capacidad del corazón para
bombear sangre de manera efectiva, causando una insuficiencia cardíaca (Lucero,
et al., 2021).
4. Estrés y ansiedad: Las
pacientes con TCA presentan altos niveles de estrés y la ansiedad, que también
pueden tener un impacto negativo en la salud cardíaca (Rodríguez &
Jáuregui, 2023).
Las
arritmias cardíacas pueden variar en gravedad, desde leves y transitorias hasta
potencialmente mortales. Los síntomas pueden incluir palpitaciones, mareos,
desmayos y falta de aliento. Si se sospecha que un paciente con TCA está
experimentando arritmias o síntomas cardíacos, es fundamental realizar una intervención
médica oportuna (López & Macaya, 2009).
Cafeína
El café es
una de las bebidas más consumidas en el mundo, pero los efectos agudos del
consumo de café en la salud siguen siendo inciertos. Se realizó un ensayo
prospectivo, aleatorizado y cruzado de casos para examinar los efectos del café
con cafeína sobre la ectopia cardíaca y las arritmias, el recuento de pasos
diarios, los minutos de sueño y los niveles de glucosa sérica. Un total de 100
adultos fueron equipados con un dispositivo de registro continuo de
electrocardiograma, un acelerómetro de muñeca y un monitor continuo de glucosa
(Gregory, et al., 2023).
Como
resultados del estudio se obtuvo que el consumo de café se asoció con 58
contracciones auriculares prematuras diarias en comparación con 53 eventos
diarios sin cafeína. El consumo de café con cafeína en comparación con el
consumo sin cafeína se asoció con 154 y 102 contracciones ventriculares
prematuras diarias, respectivamente. Es decir, no existe mayor diferencia, sin
embargo, esto depende del organismo de cada paciente (Gregory, et al., 2023).
La cafeína
es una sustancia estimulante que se encuentra comúnmente en el café, el té, los
refrescos y otros productos alimenticios y bebidas. En relación con la cafeína,
algunos estudios han sugerido que el consumo excesivo de cafeína puede
desencadenar arritmias en ciertas personas sensibles. Los mecanismos exactos no
están completamente claros, pero se cree que la cafeína puede afectar la
conducción eléctrica del corazón y, en algunos casos, aumentar la excitabilidad
cardiaca. Es importante destacar que la reacción a la cafeína puede variar
significativamente de una persona a otra. Algunas personas pueden ser más
sensibles a los efectos de la cafeína en el corazón y experimentar arritmias
con dosis más bajas, mientras que otras pueden tolerar cantidades más altas sin
problemas (Ministerio de Salud de Chile, 2019).
Sin embargo,
en otros pacientes se considera que el café tiene un efecto cardioprotector, lo
que indica que los efectos benéficos o dañinos de la cafeína van a depender de
la susceptibilidad de cada persona, la cantidad de café que ingiera y el tiempo
en que lo realice, puesto que se ha evidenciado que personas que consumen de
forma crónica ya no presentan efectos arrítmicos, por el contrario si lo
realizan de forma aguda (Alba, Peñaloza, Gutiérrez & Castillo, 2019).
Alcohol
Se realizó
un estudio lineal para medir diferencias demográficas comorbilidades y
resultados hospitalarios durante el periodo de tiempo desde el 2010 al 2014, en
el cual se incluyó a 570556 pacientes hospitalizados con arritmias cardíacas y
consumo de alcohol entre las edades de 15 a 54 años y en los principales
resultados se encontró que la mayoría de los pacientes hospitalizados eran
hombres con comorbilidades como hipertensión arterial, tabaquismo, colesterol y
lípidos elevados. De los cuales la mayor tendencia creciente fue en pacientes
con diabetes, hipertensión y obesidad durante un periodo de 5 años (Ravat, et
al., 2020).
Según Reyes
(2020) el alcohol y las arritmias cardiacas están relacionados, y el consumo
excesivo puede aumentar el riesgo de desarrollar ciertos tipos de arritmias. El
alcohol puede afectar el corazón de diversas formas y puede desencadenar
arritmias de diferentes maneras:
1. Efecto directo en las
células cardíacas: El alcohol tiene efectos proar rítmicos por lo que puede
alterar la función de las células cardíacas y afectar el equilibrio eléctrico
del corazón, lo que puede llevar a una arritmia como fibrilación aurícula o
flutter (Goel, Sharma & Garg, 2018).
2. Aumento de la actividad
simpática: El alcohol puede estimular el sistema nervioso simpático, que es
responsable de las respuestas de "lucha o huida". Esto puede aumentar
la frecuencia cardíaca y la presión arterial, lo que puede favorecer la
aparición de arritmias (Piano, 2017).
3. Deficiencias
nutricionales: El abuso crónico de alcohol puede llevar a deficiencias de
vitaminas y minerales importantes, como el magnesio, que son necesarios para el
funcionamiento normal del corazón. Estas deficiencias pueden predisponer a la
aparición de arritmias (Rudd, 2019).
4. Afectación del músculo
cardíaco: El alcohol puede provocar miocardiopatía, que es el debilitamiento
del músculo cardíaco, por la acumulación de radicales libres especialmente.
Esto puede alterar el ritmo normal del corazón y aumentar el riesgo de
arritmias (Khaliq, et al., 2020).
5. Interacción con
medicamentos: El alcohol puede interactuar con medicamentos utilizados para
tratar las arritmias o condiciones cardíacas, lo que puede empeorar los efectos
secundarios o reducir la eficacia del tratamiento.
Es
importante destacar que no todas las personas que consumen alcohol
desarrollarán arritmias cardiacas. El impacto del alcohol en el corazón puede
variar según la cantidad de alcohol consumida, la frecuencia del consumo, la
genética individual, la salud cardíaca previa y otros factores (O´Keefe,
DiNicolantonio, O´Keefe & Lavie, 2018).
CONCLUSIONES
La
malnutrición tiene efecto sobre el corazón ya que, según lo que se encontró en
la revisión realizada, el
sobrepeso y la obesidad afectan negativamente el corazón y su función eléctrica
debido a una combinación de factores, incluidos cambios estructurales,
enfermedades cardiovasculares asociadas, resistencia a la insulina,
alteraciones en el sistema nervioso autónomo y cambios en los niveles de
hormonas y citocinas. Para reducir el riesgo de arritmias y otras
complicaciones cardiovasculares, es esencial mantener un peso corporal
saludable a través de una dieta equilibrada y actividad física regular.
Cuando se
sospechade trastornos electrolíticos y se confirma mediante análisis de sangre,
es esencial corregir estas alteraciones para ayudar a prevenir o tratar las
arritmias asociadas. El tratamiento oportuno e inmediato es necesario para
evitar que se produzca daño cardíaco. Por otra parte, los trastornos
alimenticios ya sea por déficit o por exceso tanto de macronutrientes como de micronutrientes
es capaz de generar un efecto nocivo sobre la conducción eléctrica del corazón,
a largo plazo, puesto que el organismo tiene varios mecanismos de adaptación y
compensación, razón por la cual, es de vital importancia saber cómo llevar
adecuadamente una nutrición durante toda la vida, de preferencia que sea guiada
por un profesional de la nutrición.
Además, es
importante controlar los diferentes hábitos como el consumo de bebidas
energizantes como el café, que alteran la conducción eléctrica cardíaca o
sustancias nocivas como el alcohol que generan una serie de cambios
estructurales del corazón de forma crónica, por lo tanto, es recomendable
cambiar estos estilos de vida por prácticas saludables como realizar ejercicio,
llevar una alimentación saludable que cumpla con los requerimientos
nutricionales necesarios para un adecuado funcionamiento cardíaco.
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