El Papel de la Dieta en el Desarrollo del Acné. Revisión Bibliográfica

 

Kattyta Patricia Hidalgo Morales[1]

[email protected]

https://orcid.org/0000-0002-0589-9700

Universidad Técnica de Ambato

Grupo de investigación: NUTRIGENX

Ecuador

Melanie Samantha Armas Ingavélez

[email protected]

https://orcid.org/0009-0000-7895-6561

Universidad Técnica de Ambato

Ecuador

Diana Isabel Bustillos Ortiz

[email protected]

https://orcid.org/0009-0000-2840-4785

Universidad Técnica de Ambato

Ecuador

Mauricio Núñez Núñez

am.nunez@uta.edu.ec

https://orcid.org/0000-0002-9692-1642

Universidad Técnica de Ambato

Grupo de investigación: NUTRIGENX

Ecuador

 

RESUMEN

 

El acné es una patología dermatológica frecuente que afecta a millones de personas en todo el mundo, y que ha sido objeto de una extensa investigación para dilucidar su etiología multifactorial. En los últimos años, el papel de la dieta en el desarrollo del acné ha atraído una atención cada vez mayor dentro de la investigación médica que estudiar el impacto potencial de los factores dietéticos en esta enfermedad. Esta revisión bibliográfica tiene como objetivo proporcionar un análisis de la literatura científica existente sobre la relación entre la dieta y el acné. A través de una búsqueda bibliográfica y una evaluación crítica de artículos científicos se sintetiza y evidencia sobre varios componentes dietéticos, incluidas dietas de alto índice glucémico, consumo de lácteos, ácidos grasos y chocolate. Los hallazgos sugieren que las dietas de alto índice glucémico y el consumo de lácteos se asocian consistentemente con un mayor riesgo de acné, posiblemente mediado por vías hormonales e inflamatorias. Además, las dietas ricas en grasas saturadas y trans pueden exacerbar el acné, mientras que las ricas en ácidos grasos omega-3 parecen conferir efectos protectores.

 

Palabras clave: acné; acné vulgar; dieta, nutrición.

 

 


The Role of Nutrition in the Development of Acne. Bibliographic Review

 

ABSTRACT

 

Acne is a common dermatological disease that affects millions of people worldwide, and which has been the subject of extensive research to elucidate its multifactorial etiology. In recent years, the role of diet in the development of acne has attracted increasing attention within medical research in order to study the potential impact of dietary factors on this disease. This literature review aims to provide an analysis of the existing scientific literature on the relationship between diet and acne. Through a systematic search and critical evaluation of scientific articles, evidence is synthesized on various dietary components, including high glycemic index diets, dairy consumption, fatty acids, and chocolate. The findings demonstrated that high-glycemic diets and dairy consumption were consistently associated with increased acne risk, possibly mediated by hormonal and inflammatory pathways. Furthermore, diets high in saturated and trans fats can exacerbate acne, while those high in omega-3 fatty acids appear to confer protective effects.

 

Keywords: acne; acne vulgaris; diet; nutrition.

 

 

 

 

Artículo recibido 15 julio 2023

Aceptado para publicación: 15 agosto 2023

 

 

 

 

 

 

 

 

 

INTRODUCCIÓN

El acné vulgar o conocido únicamente como acné, es una patología cutánea crónica del folículo pilosebáceo, de evolución fluctuante en el tiempo que afecta en la etapa de la adolescencia y la adultez. Se ha estimado que la prevalencia general del acné oscila entre un 50-95% (Daszkiewicz, 2021).  Se caracteriza por una producción excesiva de sebo e inflamación del folículo sebáceo acompañado de hiperqueratinización de la piel. Su fisiopatlogía es compleja e involucra una serie de factores genéticos, hormonales, inmunitarioss y ambientales que inciden en su desarrollo y en la severidad de su presentación clínica. Dentro de los factores de exposción que más se han asociado a esta condición dermatológica se encuentra la alimentación; estudios recientes han demostrado que ciertos alimentos que se consumen con un régimen diario pueden tener influencia en el desarrollo del acné (Akpinar Kara & Ozdemir, 2020).

Durante décadas y hasta la actualidad, ha sido  una opinión común de los pacientes y de los profesionales de la salud que los hábitos dietéticos pueden desempeñar un papel significativo en el desarrollo, duración y severidad del acné, por tal motivo, varias investigaciones clínicas se han dedicado a intentar descifrar los componentes de los alimentos que participan en la enfermedad y como son capaces de ejercer sus efectos. Tal es el caso del chocolate, el primer alimento que despertó el interés sobre la relación del acné y la dieta entre 1960 y 1970 cuando se buscó dar una explicación al mito de que el consumo de chocolate era causante de acné. Este estudio finalmente concluyó que el consumo de alimentos a base de sólidos de cacao no se asoció con una mayor gravedad del acné, sino más bien con la ingesta de los otros ingredientes agregados a las barras de chocolate comerciales y sembró la base para estudios futuros (Dall’Oglio et al., 2021).

Si bien, el papel de la dieta entre los factores ambientales que propician el estableciemiento del acné aún es incierto, se han postulado diferentes mecanismos por los cuales una lista de alimentos y sus componentes contribuyen al desarrollo de la enfermedad. Se conoce que existe una relación positiva con dietas con alta carga glicémica, ricas en lácteos y algunas grasas explicada por la capacidad que tienen estos alimentos para elevar la insulina y desecandenar una cascada de señalización que aumentan una serie de marcadores biológicos implicados en la patogénesis de la enfermedad como el factor de crecimiento similar a la insulina 1 (IGF-1),  los andrógenos, y el mammalian target of rapamycin C1 (mTORC1) (Cong et al., 2019).

La dieta occidental es el prototipo de dieta que se consume en países del continente americano y se caracteriza por ofrecer alimentos altos en calorías, grasas saturadas, lácteos y carbohidratos y se ha reportado que afecta los niveles de hormonas y factores implicados en la patogénesis del acné (Kozłowski et al., 2023). Por tal motivo, la finalidad de este trabajo es analizar y sintetizar la evidencia existente sobre el impacto potencial de varios factores dietéticos sobre el acné y explorar los mecanismos a través de los cuales la dieta puede influir en la patogénesis del acné y, en última instancia, determinar la posibilidad de consdierar las modificaciones dietéticas como parte de la terapéutica del acné.

METODOLOGÍA

Se llevó a cabo una revisión de la literatura disponible a  través de una estrategia de búsqueda integral para identificar artículos y estudios científicos relevantes sobre la dieta y su relación con el acné. Se utilizaron bases de datos académicas y científicas como PubMed, Biblioteca Virtual de Salud (BVS), Elsevier y Springer y se aplicaron los siguientes descriptores para la búsqueda avanzada: “acne”, “diet”, “nutrition”, “dietary factors”, “high glycemic index”, “dairy”, “chocolate” además de los operadores “AND” y “OR”. Se seleccionaron un total de 16 artículos entre los que se encuentran revisiones sistemáticas, metaanálisis, estudios observacionales y de cohorte publicados entre los años 2016 a 2023 sin restricción de idioma.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Rol de los nutrientes en la patogénesis del acné

La fisiopatología del acné  involucra la interacción de múltiples factores, incluidos el microbioma de la piel, la inmunidad del huésped, las hormonas, la genética y factores que se agrupan dentro del denominado “exposoma” del acné, refiriéndose al conjunto de factores ambientales y las exposiciones internas a las que se somete el individuo a lo largo de su vida y que tienen la capacidad de influir en el genoma humano o en las diferentes vías de señalización del organismo. Dentro de los factores del exposoma se puede considerar que la contaminación, el estrés, exposición solar, el clima, inadecuado cuidado de la piel y la nutrición tienen un impacto en el desarrollo del acné (Dreno et al., 2020).

Los mecanismos implicados en el acné son la hiperseborrea que favorece la colonización y crecimiento de la bacteria Cutibacterium acnes y la consecuente respuesta inflamatoria a nivel del complejo pilosebáceo que da lugar a la comedogénesis característica de esta condición dermatológica (Cong et al., 2019). La alimentación tiene un papel importante en el mecanismo de la hiperseborrea a nivel de los sebocitos al interferir en la vía de señalización PI3K/Akt/FoxO1/mTORC1 por la capacidad que presentan algunos elementos de la dieta de aumentar los niveles de IGF-1 o de mTORC1 (Clatici et al., 2020).

Las hormonas androgénicas estimulan la síntesis lipídica, así como la proliferación y diferenciación de los sebocitos a nivel de las glándulas sebáceas, uniéndose a su receptor nuclear y aumentando la fosforilación de mTOR que forma un complejo catalítico con mTORC1, que promueve la adipogénesis mediante la activación de la proteína 1 de unión a elementos reguladores de esteroles (SREBP-1). En efecto, las proteínas de los lácteos desencadenan una vía de señalización celular, esta señal, a su vez, activará la señalización de mTORC1, que tiene un papel central en el metabolismo al estimular el crecimiento y la proliferación celular, proceso durante el cual los lípidos se acumulan en las glándulas sebáceas hasta que son liberados mediante secreción holocrina (Cong et al., 2019).

Además de los andrógenos, la señalización del IGF-1 desempeña un papel fundamental en la patogénesis del acné al estimular  la cascada fosfoinositida 3-quinasa (PI3K)/Akt/ mTORC1 que conduce al aumento de la exportación nuclear de la proteína forkhead box O1 (FoxO1) por lo que no puede prevenir la síntesis de factores de transcripción que inician adipogénesis y su función como regulador negativo de la síntesis lipídica se ve atenuada, los hidratos de carbono y la leche son alimentos que potencializan esta vía de señalización (Cong et al., 2019).

 

 

 

 


 

Tabla 1.

Efectos de los diferentes alimentos en la patogénesis del acné.

Alimentos

Efectos

Carbohidratos con alto índice glicémico

§ Aumenta la síntesis y biodisponibilidad de IGF-1

§ Aumenta la biodisponibilidad de los andrógenos.

Lácteos

§ Aumento de la señalización de insulina/IGF-1.

§ Sobreactivación del complejo mTORC-1.

Chocolate

§ Estimulación de citocinas pro-inflamatorias.

§ Propicia el desarrollo de microorganismos en la superficie de la piel.

Ácidos grasos (omega-3)

§ Inhibición de la cascada de señalización inflamatoria TLR-1 y TLR-2.

§ Reduce la actividad de citocina pro-inflamatorias.

Ácidos grasos (omega 6)

§ Aumentos de la síntesis de factores pro-inflamatorios.

 

Carbohidratos e índice glicémico (IG)

La dieta occidental se caracteriza por un alto consumo de calorías y alimentos con un alto de índice glicémico (IG) que afecta los niveles de hormonas implicadas en la patogénesis del acné (Clatici et al., 2020). Se entiende por índice glucémico a un sistema de puntuación del 1 al 100 que se utiliza para determinar qué tan rápido se digiere, absorbe y metaboliza el contenido de carbohidratos basándose en sus efectos sobre la glucosa sérica, es decir, determina el potencial que tienen los alimentos ricos en carbohidratos para elevar la glicemia y, por lo tanto, la insulina (Meixiong et al., 2022). Siendo la hiperinsulinemia un factor que inhibe la síntesis hepática de proteínas fijadoras, lo que aumenta la biodisponibilidad de IGF-1 y de andrógenos (Kozłowski et al., 2023).

Varios estudios han determinado la relación de  las dietas con un IG alto con concentraciones más altas de insulina posprandial y niveles elevados del factor de crecimiento similar a la insulina 1 (IGF-1), mientras que se ha demostrado que las dietas con un IG bajo reducen las concentraciones de IGF-1 en ayunas y de testosterona sérica, estos cambios hormonales son los que se sabe que promueven la proliferación normal de células foliculares y reducen la producción de sebo, llegando a considerar el potencial terapéutico de las dieta con bajo índice glucémico para reducir los síntomas del acné (Podgórska et al., 2021).

La asociación de los carbohidratos se demostró en un estudio que determinó que las personas que padecen acné vulgar consumen dietas con carga e índice glicémico más altos en comparación con las personas sanas y que las concentraciones de adiponectina sérica fueron menores en el primer grupo (Çerman et al., 2016). De la misma forma, otro estudio estableció una correlación estadísticamente positiva entre el acné y el consumo de carbohidratos, adicionalmente, según los resultados, se encontró que la severidad del acné aumentaba a medida que aumentaba el consumo de carbohidratos en este grupo de pacientes (Akpinar Kara & Ozdemir, 2019).

Tabla 2.

Índice glucémico de los carbohidratos

Índice glucémico

Ejemplos de alimentos

Bajo (≤ 55)

Salvado de avena, quinoa, panes pesados de granos mixtos, cebada, fideos (al dente o firme), harinas de legumbres, arroz convertido, guisantes, canguil, camote.

Medio ( 56-69)

Pan de trigo, pan de trigo integral, pan de centeno, pan pita, avena (instantánea, hojuelas), arroz blanco e integral, harina de maíz, fideos de arroz, maíz, remolacha, papas, galletas.

Alto (≥ 70)

Pan blanco e integral, cereales comerciales, mijo, arroz blanco instantáneo, zanahorias, papas (fritas, puré), pretzels, pasteles de arroz.

Fuente: The Canadian Diabetes Association. Canadian Diabetes Association 2013 Clinical Practice Guidelines for the Prevention and Management of Diabetes in Canada.

Leche y sus derivados

Otros de los productos principales de la dieta occidental son la leche de vaca y sus derivados lácteos, se ha atribuido el efecto comedogénico de los lácteos a las hormonas que contiene la leche y que son producidas por la vaca durante el embarazo como la IGF-1 y el factor de crecimiento transformante β (TGF- β) (Daszkiewicz, 2021). La leche de vaca contiene proteínas de las cuales un 80% es caseína y el restante 20% son proteínas del suero como la lactoalbúmina. Estas proteínas están conformadas por aminoácidos de cadena ramificada como la leucina, isoleucina y valina que estimulan la secreción insulínica y aumento de la señalización de insulina/IGF-1  con la consecuente la activación de la expresión génica mediada por receptores de andrógenos para aumentar la expresión del transportador de L-aminoácidos (LAT3), lo que aumenta los niveles de leucina intracelular. La leucina sobreactivará mTORC1, que a su vez activará SREPB1, responsable del crecimiento, la proliferación y la lipogénesis sebácea de los sebocitos (Podgórska et al., 2021).

Varios estudios observacionales han demostrado que el consumo de leche entera, leche semidescremada y descremada se asoció con la presencia de acné  y el riesgo de padecerlo aumentba en un 83, 13 y 16% respectivamente con cada porción adicional de estos lácteos. Sin embargo, según los resultados los derivados como yogurt y leche no presentaron relación alguna con la aparición del acné (Aghasi et al., 2019).  Por su parte, en otro metaanálisis realizado en adolescentes varones, se observó una asociación estadísticamente significativa entre la ingesta de leche, bebidas lácteas distintas de la leche y el queso con el riesgo de desarrollo de acné (Łożyńska & Głąbska, 2022). Asimismo, Akpinar & Ozdemir (2019) observaron que el consumo de queso específicamente era mayor en pacientes con acné vulgar que en pacientes sanos con una diferencia signfictiva, pero estos autores no se encontraron asociación con la ingesta de leche, yogurt o helado.

Chocolate

Por mucho tiempo se ha considerado al chocolate como un factor agravante del acné, puesto que, muchos pacientes suelen referir el desarrollo de comedones pocos días después de su ingesta. Esta relación ha sido objeto de estudio desde la década de los 60, sin embargo, se desconoce el ingrediente o mecanismo por el cual el consumo de chocolate exacerba las lesiones en pacientes con acné. Varios autores lo han relacionado directamente con el contenido de lácteos y azúcar que contienen ciertas presentaciones del chocolate en su preparacióny desencadenarn la secreción de insulina activación de vías de señalización anteriormente descritas (Daszkiewicz, 2021).

Un estudio de caso en 57 pacientes, en efecto, mostró una relación positiva entre el consumo de chocolate y el desarrollo de acné, pero no se especifica que tipo de chocolate consumían los pacientes implicados, además que, no se encontró relación significativa entre el consumo de otros dulces, patatas, papas fritas o bebidas carbonatadas (Suppiah et al., 2018). En cambio otro estudio, buscó evaluar el acné y determinar si se relaciona con el chocolate directamente o su contenido de azúcares por lo que compararon la aparición de nuevas lesiones despúes de la ingesta de chocolate con leche endulzado con otro caramelo de carga glicémica equivalente y, según los resultados, el grupo de consumo de chocolate tuvo un aumento estadísticamente significativo en las lesiones de acné (Delost et al., 2016).

Adicionalmente, en la evaluación de los efectos comedogénicos del chocolate como tal, un estudio observó el aparente aumento de las descamación de la capa córnea de la piel y de la presencia de microorganismos gram-positivos como C. acnes  y S. aureus en la superficie cutánea de la cara en varones que consumieron chocolate negro al 70% sin azúcar (Chalyk et al., 2018). Estudios adicionales han propuesto un efecto pro-inflamatorio indirecto del chocolate asociado a la estimulación de citoquinas como TNF-α e IL-β inducida por las bacterias presentes en la piel y que influyen en la formación de lesiones comedogénicas (Daszkiewicz, 2021).

Grasas

Los lípidos comprenden una gran familila de moléculas que cumple diversas funciones en el organismo y una de ellas es mantener una adecuada función de la barrera cutánea, es indiscutible que la piel contiene gran cantidad de ácidos grasos. Los ácidos grasos poliinsaturados, como los omega-3 y -6 ejercen un efecto diferente sobre la condición de la piel,  estos se adquieren exclusivamente a  través de la dieta ya que el cuerpo humano es incapaz de sintetizarlos, se encuentran en aceites vegetales, semillas y en algunas grasas animales (Podgórska et al., 2021). En efecto, se ha visto que el omega-3 posee actividad antiinflamatoria al inhibir la señalización de los receptores tipo tol TLR-1 y TLR-2 en respuesta a C.acnes presente en la piel y con esto impide la proliferación de queratinocitos y el inicio de una reacción inflamatoria sobre los comedones (Balić et al., 2020).

Contrariamente, los ácidos grasos poliinsaturados derivados del omega-6 comprenden un grupo de factores pro-inflamatorios, por lo que el aumento en el consumo de este tipo de grasas conllevan a la síntesis de sustancias como el ácido araquidónico que desencadena una respuesta inflamatoria. Los ácidos grasos saturados también aportan al desarrollo del acné vulgar a través de su influencia en IL-1β e IL-1αc que provoca  inflamación de la piel, potencializa la comedogénesis y aumenta la secreción de sebo; este tipo de grasas son altamente consumidas en la dieta occidental como parte de los aceites hidrogenados utilizados para freír alimentos como las margarina y aceite vegetal de palma (Podgórska et al., 2021).

CONCLUSIONES

En conclusión, se destaca la importancia de la dieta como factor modificable en el desarrollo y severidad del acné. Si bien las dietas con alto índice glucémico, el consumo de lácteos y ciertos ácidos grasos pueden contribuir a la formación de acné, la incorporación de alimentos ricos en ácidos grasos omega-3 y antioxidantes puede ser beneficiosa. Sin embargo, la complejidad de la etiología del acné exige más estudios de intervención bien diseñados y ensayos controlados aleatorios para establecer relaciones causales y desarrollar pautas dietéticas basadas en evidencia para el manejo del acné.

En general, esta revisión de la literatura proporciona una base para una comprensión más completa del papel de la dieta en el desarrollo del acné y allana el camino para futuras investigaciones y posibles intervenciones dietéticas destinadas a mejorar los resultados del acné para las personas afectadas.

LISTA DE REFERENCIAS

Aghasi, M., Golzarand, M., Shab-Bidar, S., Aminianfar, A., Omidian, M., & Taheri, F. (2019). Dairy intake and acne development: A meta-analysis of observational studies. Clinical Nutrition, 38(3), 1067–1075. https://doi.org/10.1016/j.clnu.2018.04.015

Akpinar Kara, Y., & Ozdemir, D. (2019). Evaluation of food consumption in patients with acne vulgaris and its relationship with acne severity. Journal of Cosmetic Dermatology, 19(8), 2109–2113. https://doi.org/https://doi.org/10.1111/jocd.13255

Balić, A., Vlašić, D., Žužul, K., Marinović, B., & Bukvić Mokos, Z. (2020). Omega-3 Versus Omega-6 Polyunsaturated Fatty Acids in the Prevention and Treatment of Inflammatory Skin Diseases. In International Journal of Molecular Sciences (Vol. 21, Issue 3). https://doi.org/10.3390/ijms21030741

Çerman, A. A., Aktaş, E., Altunay, İ. K., Arıcı, J. E., Tulunay, A., & Ozturk, F. Y. (2016). Dietary glycemic factors, insulin resistance, and adiponectin levels in acne vulgaris. Journal of the American Academy of Dermatology, 75(1), 155–162. https://doi.org/10.1016/j.jaad.2016.02.1220

Chalyk, N., Klochkov, V., Sommereux, L., Bandaletova, T., Kyle, N., & Petyaev, I. (2018). Continuous dark chocolate consumption affects human facial skin surface by stimulating corneocyte desquamation and promoting bacterial colonization. The Journal of Clinical and Aesthetic Dermatology, 11(9), 37.

Clatici, V. G., Voicu, C., Barinova, E., Lupu, M., & Tatu, A. L. (2020). Butterfly effect and acne—The role of diet. Dermatologic Therapy, 33(6), e13832. https://doi.org/https://doi.org/10.1111/dth.13832

Cong, T.-X., Hao, D., Wen, X., Li, X.-H., He, G., & Jiang, X. (2019). From pathogenesis of acne vulgaris to anti-acne agents. Archives of Dermatological Research, 311(5), 337–349. https://doi.org/10.1007/s00403-019-01908-x

Dall’Oglio, F., Nasca, M. R., Fiorentini, F., & Micali, G. (2021). Diet and acne: review of the evidence from 2009 to 2020. International Journal of Dermatology, 60(6), 672–685. https://doi.org/https://doi.org/10.1111/ijd.15390

Daszkiewicz, M. (2021). Associations between diet and acne lesions. Roczniki Państwowego Zakładu Higieny, 72, 137–143. https://doi.org/10.32394/rpzh.2021.0164

Delost, G. R., Delost, M. E., & Lloyd, J. (2016). The impact of chocolate consumption on acne vulgaris in college students: A randomized crossover study. Journal of the American Academy of Dermatology, 75(1), 220–222. https://doi.org/10.1016/j.jaad.2016.02.1159

Dreno, B., Shourick, J., Kerob, D., Bouloc, A., & Taïeb, C. (2020). The role of exposome in acne: results from an international patient survey. Journal of the European Academy of Dermatology and Venereology, 34(5), 1057–1064. https://doi.org/https://doi.org/10.1111/jdv.16119

Kozłowski, M., Niedzielska, M., Lorenz, A., Brodowska, A., Malanowska, E., Przepiera, A., Cymbaluk-Płoska, A., & Sowińska-Przepiera, E. (2023). Metabolic and Dietary Factors in Acne Vulgaris and Evaluation of the Acne Vulgaris Treatment with Oral Contraceptive-Based Therapies in Young Adult Women. In Nutrients (Vol. 15, Issue 6). https://doi.org/10.3390/nu15061488

Łożyńska, K., & Głąbska, D. (2022). Association between Nutritional Behaviours and Acne-Related Quality of Life in a Population of Polish Male Adolescents. In Nutrients (Vol. 14, Issue 13). https://doi.org/10.3390/nu14132677

Meixiong, J., Ricco, C., Vasavda, C., & Ho, B. K. (2022). Diet and acne: A systematic review. JAAD International, 7, 95–112. https://doi.org/10.1016/j.jdin.2022.02.012

Podgórska, A., Puścion-Jakubik, A., Markiewicz-Żukowska, R., Gromkowska-Kępka, K. J., & Socha, K. (2021). Acne Vulgaris and Intake of Selected Dietary Nutrients—A Summary of Information. In Healthcare (Vol. 9, Issue 6). https://doi.org/10.3390/healthcare9060668

Suppiah, T. S. S., Sundram, T. K. M., Tan, E. S. S., Lee, C. K., Bustami, N. A., & Tan, C. K. (2018). Acne vulgaris and its association with dietary intake: A Malaysian perspective. Asia Pacific Journal of Clinical Nutrition, 27(5), 1141–1145. https://search.informit.org/doi/10.3316/ielapa.898660961352787

 



[1] Autor principal

Correspondencia: [email protected]