Estrategia Etnoeducativa: Una Oportunidad para Mejorar la Convivencia Escolar

 

Deycer Efren Palacio Tordecilla[1]

[email protected]

Universidad Metropolitana de Educación,

Ciencia y Tecnología UMECIT.

Panamá

 

RESUMEN

La Estrategia Etnoeducativa es un enfoque pedagógico que busca promover la convivencia escolar armónica a través del reconocimiento y valoración de la diversidad cultural y étnica de los estudiantes. Esta estrategia involucra la incorporación de contenidos curriculares inclusivos que reflejan las diferentes tradiciones y culturas presentes en la comunidad educativa. Además, implica la formación docente en aspectos sensibles a la diversidad, la participación activa de la comunidad y la organización de eventos culturales. Al implementar la Estrategia Etnoeducativa, se crea un entorno escolar donde los estudiantes aprenden a respetar y apreciar las diferencias, lo que contribuye a la construcción de relaciones interpersonales más sólidas ya la reducción de prejuicios. También se fortalece la identidad y autoestima de los estudiantes de grupos étnicos minoritarios al sentirse reconocidos y valorados. Los docentes, a su vez, mejoran su práctica pedagógica al incorporar diversas perspectivas culturales y aprenden a resolver conflictos de manera pacífica. En última instancia, la Estrategia Etnoeducativa no solo tiene un impacto positivo en la convivencia escolar, sino que también enriquece el proceso de aprendizaje de los estudiantes y contribuye a la construcción de una sociedad más inclusivas y respetuosa de la diversidad. Su implementación requiere compromiso y colaboración de toda la comunidad educativa, pero los resultados en términos de convivencia positiva y crecimiento personal de los estudiantes hacen que valga la pena el esfuerzo.

 

Palabras clave: etnoeducativa; diversidad cultural; convivencia escolar; formación docente y participación comunitaria


 

Ethno-Educational Strategy: An Opportunity to Improve School Coexistence

 

ABSTRACT

The Ethno-educational Strategy is a pedagogical approach that seeks to promote harmonious school coexistence through the recognition and appreciation of the cultural and ethnic diversity of students. This strategy involves the incorporation of inclusive curricular contents that reflect the different traditions and cultures present in the educational community. In addition, it implies teacher training in aspects sensitive to diversity, the active participation of the community and the organization of cultural events. By implementing the Ethno-educational Strategy, a school environment is created where students learn to respect and appreciate differences, which contributes to building stronger interpersonal relationships and reducing prejudice. The identity and self-esteem of students from minority ethnic groups is also strengthened by feeling recognized and valued. Teachers, in turn, improve their pedagogical practice by incorporating diverse cultural perspectives and learn to resolve conflicts peacefully. Ultimately, the Ethno-educational Strategy not only has a positive impact on school life, but also enriches the learning process of students and contributes to the construction of a more inclusive society that is respectful of diversity. Its implementation requires commitment and collaboration from the entire educational community, but the results in terms of positive coexistence and personal growth of the students make the effort worthwhile.

 

Keywords: ethno-educational; cultural diversity; school coexistence; teacher training and community participation

 

 

 

 

 

 

 

Artículo recibido 30 julio 2023

Aceptado para publicación: 30 agosto 2023

 

 

 

 


INTRODUCCIÓN

 En la actualidad, la convivencia escolar es un aspecto fundamental en el ámbito educativo, ya que influye significativamente en el desarrollo integral de los estudiantes. Una sana convivencia en las instituciones educativas promueve un ambiente propicio para el aprendizaje, la colaboración y el respeto mutuo, lo que se traduce en un mejor rendimiento académico y un crecimiento personal más positivo. Sin embargo, en muchos casos, la convivencia escolar se ve afectada por diversos factores, como la discriminación, el acoso, la exclusión y la falta de comprensión y tolerancia hacia la diversidad cultural. Estos problemas pueden generar un ambiente tenso y poco propicio para el desarrollo integral de los alumnos, afectando su bienestar emocional y su rendimiento académico (Carbonell, 2021).

En este contexto, la estrategia etnoeducativa emerge como una oportunidad prometedora para mejorar la convivencia escolar y fomentar el respeto y la valoración de la diversidad cultural en el entorno educativo. La etnoeducación se fundamenta en el reconocimiento, valoración y promoción de la identidad cultural de cada estudiante y su comunidad, brindando un espacio en el currículo para la inclusión y el enriquecimiento mutuo.

En el presente artículo, se pretende explorar cómo la implementación de una estrategia etnoeducativa puede contribuir a la mejora de la convivencia escolar, promoviendo la equidad, la inclusión y el respeto a la diversidad cultural. Para ello, se abordarán aspectos como la definición de la etnoeducación, sus fundamentos teóricos y los beneficios que puede aportar a la comunidad educativa. Asimismo, se analizarán las posibles barreras y desafíos que podrían surgir en el proceso de implementación de esta estrategia, así como las estrategias y recursos necesarios para superarlos. Es importante destacar que la colaboración activa entre docentes, directivos, estudiantes, familias y comunidades será clave para el éxito de esta iniciativa (Álzate, 2020).

Haciendo validos los planteamientos descritos en los párrafos anteriores se puede entonces considerarse la postura sobre la implementación de la estrategia etnoeducativa para mejorar la convivencia escolar esta puede enfrentar diversas barreras y desafíos que deben ser considerados y abordados para garantizar su efectividad. Algunas de estas barreras y desafíos pueden incluir:

Resistencia al cambio. Es decir, la introducción de una nueva estrategia educativa puede generar resistencia por parte de algunos actores, como docentes, directivos, estudiantes o incluso padres de familia. Pueden existir temores o preocupaciones sobre la efectividad de la estrategia o la carga adicional de trabajo para implementarla. Además, la falta de recursos. La implementación de una estrategia etnoeducativa exitosa puede requerir recursos adicionales, como capacitación para docentes, materiales didácticos adecuados y apoyo institucional. La falta de recursos económicos y logísticos puede ser un desafío importante. De igual forma, la formación docente. En este desafío y barrera los docentes necesitan estar preparados y capacitados para llevar a cabo la estrategia etnoeducativa de manera efectiva. La formación docente en temas de diversidad cultural, inclusión y educación intercultural es fundamental para el éxito de la estrategia (Muñoz, 2018).

Por otra parte, la aceptación y respeto de la diversidad. La aceptación y el respeto hacia la diversidad cultural pueden ser un desafío en algunos entornos educativos. La sensibilización y la promoción de una cultura de respeto y valoración de la diversidad son fundamentales para lograr la convivencia positiva en la comunidad escolar. También, el contexto socioeconómico y cultural. Aquí el contexto socioeconómico y cultural de cada comunidad escolar puede influir en la efectividad de la estrategia etnoeducativa. Es importante adaptar la estrategia a las particularidades de cada contexto para que sea relevante y significativa para los estudiantes. Seguidamente, la inclusión de la comunidad. La participación activa de la comunidad educativa, incluyendo a padres, madres y representantes de las comunidades locales, es esencial para el éxito de la estrategia. La colaboración y el apoyo de la comunidad pueden fortalecer la implementación y el impacto de la estrategia etnoeducativa (Fernández, 2019).

Finalmente, la evaluación y seguimiento. Medir el impacto y la efectividad de la estrategia etnoeducativa puede ser un desafío. Es importante establecer indicadores claros y llevar a cabo una evaluación constante para identificar áreas de mejora y realizar ajustes necesarios en la implementación. Enfrentar estas barreras y desafíos requerirá un compromiso genuino de todos los actores involucrados en el ámbito educativo. La voluntad política, el apoyo institucional y la colaboración entre todos los miembros de la comunidad educativa serán clave para superar estos obstáculos y lograr una convivencia escolar más inclusiva, respetuosa y enriquecedora para todos los estudiantes (Gutiérrez et al, 2015).

En este sentido, la estrategia de etnoeducación, como se menciona en el planteamiento anterior, se fundamenta en una serie de principios esenciales que buscan reconocer y valorar la identidad cultural de los estudiantes y sus comunidades. A continuación, se profundiza en cada uno de estos principios:

Autonomía. La etnoeducación promueve la autonomía de las comunidades y pueblos indígenas y afrodescendientes en la gestión de su propia educación. Esto implica que las decisiones y procesos educativos se tomen desde sus propias perspectivas culturales y necesidades específicas, respetando sus tradiciones, conocimientos y formas de organización social. Participación comunitaria. La estrategia etnoeducativa busca fomentar la participación activa de la comunidad en la toma de decisiones y en la implementación de programas educativos. La comunidad se convierte en un actor clave en la definición de los contenidos curriculares, métodos de enseñanza y en la valoración de la educación recibida por sus miembros. Así pues, la interculturalidad. Este es un principio central en la etnoeducación, ya que promueve el diálogo y el enriquecimiento mutuo entre diferentes culturas presentes en la sociedad. Esto implica un reconocimiento y valoración de la diversidad cultural, evitando la imposición de una cultura dominante y fomentando el respeto y la convivencia entre distintos grupos étnicos. Además, la diversidad lingüística. Esta reconoce la importancia de la diversidad lingüística en la educación de los grupos étnicos. Esto implica valorar y preservar las lenguas originarias de cada comunidad, promoviendo la enseñanza y uso de las lenguas maternas como parte integral del proceso educativo (Castillo, 2021).

En ese mismo orden de ideas, esta la cohesión social fundamentada en la territorialidad. Aquí la estrategia etnoeducativa busca fortalecer la cohesión social dentro de las comunidades a partir de su territorio. La territorialidad se considera un elemento clave para la preservación de la cultura, la identidad y las formas de vida de los pueblos indígenas y afrodescendientes. Asi mismo, la educación propia y saberes de los mayores. La etnoeducación reconoce y valora los saberes ancestrales y tradicionales presentes en las comunidades. Los conocimientos transmitidos por los mayores se consideran fundamentales para el desarrollo de una educación propia, enriquecedora y contextualizada en las realidades culturales de cada grupo étnico.

Por último, la concertación entre autoridades tradicionales y gobierno. En este principio la estrategia etnoeducativa busca establecer un diálogo y una relación de respeto y concertación entre las autoridades tradicionales de las comunidades y el gobierno. Esto implica que las políticas y programas educativos sean construidos de manera conjunta, tomando en cuenta las visiones y necesidades de los pueblos indígenas y afrodescendientes.

FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA

La fundamentación teórica de la estrategia etnoeducativa para mejorar la convivencia escolar se basa en varios enfoques y teorías que abordan la diversidad cultural y la inclusión en el ámbito educativo. En conjunto, estas fundamentaciones teóricas sustentan la estrategia etnoeducativa como una oportunidad para mejorar la convivencia escolar y fomentar la inclusión, el respeto y la valoración de la diversidad cultural en el ámbito educativo. Al adoptar estos enfoques y teorías, se busca construir espacios educativos más justos, equitativos y enriquecedores para todos los estudiantes, independientemente de su origen cultural.  

Convivencia escolar como proceso de la gestión comunitaria

La convivencia escolar como proceso de gestión comunitaria implica una visión holística y participativa que involucra a todos los actores de la comunidad educativa en la construcción de un ambiente escolar armonioso y enriquecedor. Esta perspectiva reconoce que la convivencia no es solo responsabilidad de los docentes y directivos, sino que requiere la colaboración activa de estudiantes, padres de familia, personal administrativo y la comunidad en general.

La gestión comunitaria y su relación con la gestión educativa, es pertinente referirse primero al concepto de comunidad, como la define Friedberg (2017), que:

Es un conjunto de estrategias y acciones llevadas a cabo por las autoridades locales con el objetivo de alcanzar una meta específica o resolver problemas particulares en la comunidad. En este contexto, la gestión comunitaria involucra la participación activa de diferentes actores, tanto individuales como colectivos, incluyendo tanto a personas naturales como instituciones. Dentro del campo de acción organizada propio de las autoridades locales, la gestión comunitaria se caracteriza por ser un proceso interdependiente, donde los actores involucrados interactúan y compiten entre sí para definir los problemas que requieren solución y para proponer las soluciones adecuadas a esos problemas (p.301)

Es importante destacar, que la gestión comunitaria implica una toma de decisiones colectiva y un enfoque participativo, donde los diferentes actores aportan sus perspectivas y conocimientos para buscar soluciones conjuntas y consensuadas. Además, la gestión comunitaria puede abarcar una variedad de áreas, como la educación, la salud, el desarrollo económico, la protección del medio ambiente, entre otros. En el marco de la educación, la gestión comunitaria puede ser fundamental para abordar desafíos y mejorar la calidad de la educación en una localidad determinada. Esto puede implicar la participación de maestros, directivos, padres de familia, estudiantes y otros miembros de la comunidad educativa en la toma de decisiones y la implementación de acciones que contribuyan a un mejor desempeño académico, un ambiente escolar más favorable y una mayor involucración de la comunidad en el proceso educativo. En lo que respecta a la gestión comunitaria para el fortalecimiento y enriquecimiento de la convivencia escolar es un enfoque participativo y colaborativo que involucra a todos los miembros de la comunidad educativa en la toma de decisiones y acciones que promuevan un ambiente escolar positivo y respetuoso (Alcaldía de Montería., 2020).

Para lograr este propósito, es fundamental identificar los diferentes escenarios y formas de comunicación utilizadas para estimular la participación de los miembros de la comunidad educativa. Además, la caracterización de propuestas en torno a los premios a la calidad puede proporcionar una retroalimentación valiosa sobre las mejoras en el ámbito académico de los establecimientos educativos involucrados.

1.       Identificación de escenarios y formas de comunicación. Para fomentar la gestión comunitaria en el fortalecimiento de la convivencia escolar, es importante identificar los espacios y momentos donde los diferentes actores de la comunidad educativa pueden participar y expresar sus opiniones. Estos escenarios pueden incluir reuniones con padres de familia, mesas de trabajo con docentes y estudiantes, asambleas escolares, encuestas y foros virtuales, entre otros. La comunicación efectiva y bidireccional es clave para involucrar a todos los miembros de la comunidad y asegurarse de que sus perspectivas sean consideradas en la toma de decisiones.

2.       Estimulación de la participación. Para fomentar una mayor participación de la comunidad educativa, es importante crear un ambiente abierto y acogedor donde las voces de todos sean escuchadas. Es necesario generar espacios de diálogo y reflexión donde se promueva el respeto y la escucha activa. Además, es importante garantizar que las decisiones tomadas sean comunicadas de manera clara y transparente para que todos los miembros de la comunidad estén informados y puedan contribuir de manera significativa.

3.       Propuestas en torno a premios a la calidad. La implementación de premios a la calidad en el ámbito académico puede ser una herramienta motivadora para reconocer y valorar los esfuerzos y logros de los estudiantes, docentes y la comunidad educativa en general. Estos premios pueden estar vinculados a metas de mejora en la convivencia escolar, como el fomento del respeto, la reducción del acoso escolar o la promoción de la inclusión. Los premios pueden ser una forma de incentivar y visibilizar el compromiso y la dedicación de todos los involucrados en el proceso educativo (Abramovay, Violencia en las escuelas: Un gran desafío, 2019).

Manifestaciones de la violencia escolar

Según la UNESCO, (2017), la violencia escolar se circunscribe en los ámbitos externo e interno, con la característica que se encuentran entrelazados y con una dinámica permanente, que hace difícil establecer con claridad cuáles son sus formas de representación práctica que permitan establecer mecanismos de prevención eficaces. Asimismo, estas formas de violencia se deben a distintos factores, entre otros las concepciones culturales de la violencia, socioeconómicos, entorno familiar y el propio contexto social que se encuentra ligado al centro escolar.

Así mismo, de acuerdo con Pinheiro, (2018), afirma que:

Los actos de violencia escolar contra los niños y niñas son pocas veces denunciados, investigados y castigados, generando un alto clima de impunidad que impide medir la verdadera magnitud mundial de este tipo de violencia; además, el porcentaje de niños y niñas protegidos en la escuela mundialmente apenas llega al 42%, representando con ello altos niveles o formas de expresión de la violencia a la que se ven expuestos los niños y niñas (p. 37, 117).

Ahora bien, para la  Organización de las Naciones Unidas ONU, (2016), el tema de la violencia en la escuela reviste un carácter muy complejo ya que se puede evidenciar que esta no se da únicamente como un conflicto entre los mismos estudiantes, sino que este reviste formas de violencia ejercida por agentes que laboran en la misma institución, llámense profesores o directivos docentes, con el problema que en algunos casos tiene la aprobación, tácita o explícita, de los propios ministros de educación o de otras autoridades cuya función es la supervisión y vigilancia de los procesos educativos. Para este organismo la violencia escolar se puede manifestar a través de castigos corporales, psicológicos, violencia sexual, violencia de género o acoso entre los mismos compañeros de clase (p. 54).

Cabe destacar, que el conflicto escolar en  la violación de los derechos humanos, adquieren trascendencia académica y práctica por los efectos que ocasionan a futuro en la sociedad en general, debido a que de estos problemas hacen parte una diversidad de actores que generan procesos complejos: El acercamiento al conflicto escolar como asunto a investigar, avanza dando explícitamente por supuestas la complejización y desestabilización del sistema de expectativas recíprocas desde las que se relacionan los actores involucrados en la cotidianeidad de una escuela (Uanini, 2018). Es claro que estudiar la violencia escolar requiere tomar en cuenta a los actores que se encuentran inmersos en la problemática, lo que implica necesariamente su identificación, caracterización y el papel que se encuentran desempeñando.

Por otra parte, la UNESCO, (2019), basada en un enfoque educativo en derechos humanos, identifica la violencia en la escuela como un fenómeno con diversas manifestaciones, como son el castigo físico y psicológico, el acoso, la violencia sexual, la violencia por razones de género y la violencia externa. Dentro de las principales causas se identifican, entre otros, la concepción cultural de violencia, problemas socioeconómicos y la vida familiar de los estudiantes.

Además,  Abramovay, (2019), contribuye en la comprensión del concepto de violencia en la escuela, expresando que este corresponde a identificación de agresiones físicas, reales o potenciales, sumado a la incorporación de agresiones psíquicas que causan un daño por el nivel de intimidación, burla y humillación que están presentes en este tipo de conductas en un ambiente escolar; luego, este tipo de agresiones se enfocan principalmente a menores de edad, quienes se encuentran en situación permanente de vulnerabilidad de sus derechos fundamentales.

Así también, Carías (2019), se expresa en el mismo sentido al precisar que:

El tipo de violencia psicológica es mucho más profunda y grave que inclusive la misma física, en tanto las huellas se pueden mantener en el tiempo por muchos años, generando situaciones de estrés y angustia permanente debido a la sensación que tiene la víctima de ser sometida de forma permanente a burlas, amenazas o intimidaciones; pudiendo surgir, como consecuencia, un aislamiento sistemático con sus respectivas consecuencias de marginalidad y exclusión (p.95).

Entonces, como aporte al anterior autor se considera que la violencia escolar, sobre todo aquella que subyace en las prácticas de violencia psicológica, pueden conducir a una victimización permanente de algunos estudiantes y la perpetuación de una cultura de la violencia, en la que el poder lo tiene quien imprima mayor grado de superioridad y de dominio sobre los demás, implicando con ello la utilización de conductas contrarias a la persona, vulnerando así sus derechos fundamentales.

Pero el problema de violencia escolar no se queda únicamente en este factor tecnológico, sino que también incluye el ámbito familiar, en el que se pone en evidencia, por la experiencia de campo y por lo afirmado en las entrevistas por parte de los profesionales, que en la cultura patriarcal, el padre de familia ejerce un poder excesivo y dominante que conduce necesariamente a la imposición de un punto de vista frente a la cotidianidad del hogar, vulnerando, bien psicológica o físicamente, los derechos de los demás miembros, que tienen que someterse a las reglas definidas por el padre (Perea, 2018).

En ese mismo orden de ideas, Valdivieso, (2021), señala que:

Las relaciones de los estudiantes en el seno de sus familias son bien complejas, sobre todo cuando existen condiciones socioeconómicas y culturales muy difíciles, ya que este tipo de familias se basan en el poder y la autoridad que ejerce uno de sus miembros, conllevando indudablemente a que se transmitan conductas violentas, sobre todo si los estudiantes son hombres (P.263-269).

Si bien se visibiliza el problema de la violencia escolar en dichas instituciones, es claro que deben abrirse espacios en los cuales se debata sobre las diversas manifestaciones de violencia escolar y sus efectos negativos sobre el desarrollo integral de niños y niñas. Igualmente, que se diseñen estrategias etnoeducativas que busquen prevenir o mitigar los problemas de violencia escolar que se generan en los centros educativos (Calle, 2018).

Etnoeducación como elemento fundamental para el buen convivir

La Etnoeducación afrocolombiana es un enfoque educativo que busca reconocer, valorar y promover la diversidad cultural y étnica de las comunidades afrodescendientes en Colombia.

 

En ese sentido, la etnoeducación afrocolombiana se basa en dos vías fundamentales:

En primer lugar, el desarrollo del servicio educativo en las comunidades afrodescendientes, lo cual implica garantizar que las comunidades afrocolombianas tengan acceso a una educación de calidad, pertinente y que responda a sus necesidades y contextos particulares. Esto incluye proporcionar recursos educativos adecuados, formación docente especializada y programas curriculares que incorporan la historia, la cultura y las realidades de las comunidades afrocolombianas (Oliva, 2020).

En segundo lugar, la enseñanza de la identidad afrocolombiana en el sistema escolar: Para lograr una educación inclusiva y diversa, es fundamental que los contenidos curriculares incluyan aspectos relacionados con la historia, la cultura, las contribuciones y los desafíos que han enfrentado las comunidades afrocolombianas a lo largo del tiempo. Esto permite a todos los estudiantes, independientemente de su origen étnico, comprender y valorar la riqueza cultural y la diversidad del país. Igualmente, el objetivo final de la etnoeducación afrocolombiana es transformar la educación en un motor de cambio social y cultural, fomentando la igualdad de oportunidades y el ascenso social de las comunidades afrocolombianas. También busca contribuir a la eliminación de la discriminación y el racismo, promoviendo una sociedad más inclusiva y equitativa (Meneses, 2016)

También, la Etnoeducación como elemento fundamental para el buen convivir exige primero la implementación a nivel nacional y territorial de planes de mejoramiento de la calidad de la educación en los territorios y para las personas afrodescendientes, algo que en Córdoba se ha venido implementando: significa estructuras de calidad, restaurantes escolares, aulas virtuales, maestros capacitados permanentemente, unidades deportivas para desarrollar las capacidades de emprendimiento y convivencia escolar (Palacio, 2020).

Es evidente, la situación que se describe anteriormente, ya que refleja una problemática real en la educación de las comunidades afrocolombianas en Colombia. La falta de infraestructura adecuada, recursos educativos y atención a las específicas de estas comunidades contribuye a la brecha educativa y a la exclusión social. La restructuración y fortalecimiento institucional, así como la creación de unidades dedicadas a la etnoeducación y estudios afrocolombianos, podrían ser pasos importantes para abordar algunas acciones clave que posiblemente podrían incluir:

1.       Mejora de infraestructuras y recursos. Es crucial invertir en la construcción y mejora de instalaciones educativas en las comunidades afrocolombianas, adaptando los diseños arquitectónicos a las realidades y necesidades de estas comunidades. Además, es importante proporcionar recursos educativos adecuados, como libros, materiales didácticos y tecnología, para enriquecer la experiencia educativa.

2.       Formación y capacitación. Ofrecer formación y capacitación especializada para los docentes que trabajan en comunidades afrocolombianas es esencial. Esto incluye la sensibilización sobre la diversidad cultural y las necesidades específicas de estas comunidades, así como la implementación de enfoques pedagógicos que sean inclusivos y respetuosos de la identidad afrocolombiana.

3.       Desarrollo curricular inclusivo. Introducir en los planos de estudio contenidos relacionados con la historia, cultura y logros de las comunidades afrocolombianas, de manera que los estudiantes puedan comprender y valorar la diversidad étnica y cultural del país.

4.       Participación comunitaria. Involucrar a las comunidades afrocolombianas en la toma de decisiones sobre la educación en sus regiones es fundamental. La participación activa de padres, líderes comunitarios y otros actores locales puede contribuir a la identificación de necesidades y soluciones pertinentes.

5.       Inversión en educación superior. Además de fortalecer la educación básica y secundaria, es importante facilitar el acceso a la educación superior en las comunidades afrocolombianas. Esto puede incluir la creación de programas de becas, la implementación de centros de educación superior en estas comunidades y el fomento de oportunidades para la formación continua de adultos.

6.       Coordinación interinstitucional. La colaboración entre el gobierno, las instituciones educativas, organizaciones no gubernamentales y otros actores es esencial para abordar de manera efectiva los desafíos en la educación de las comunidades afrocolombianas. La creación de una unidad específica dentro de la Secretaría de Educación puede facilitar la coordinación de esfuerzos y la implementación de políticas y programas enfocados en la etnoeducación (Navarrete, 2018).

Es importante, que estas acciones se aborden de manera integral y sostenible, con la participación activa y el empoderamiento de las comunidades afrocolombianas. La inversión en la educación de estas comunidades no solo contribuirá al desarrollo educativo, sino que también tendrá un impacto positivo en la igualdad social y en la valoración de la diversidad cultural en Colombia.

Sin embargo, las instituciones educativas deben integrar los estudios afrocolombianos en sus proyectos educativos institucionales, lo que representa un verdadero desafío, ya que es crucial determinar quiénes son los responsables de liderar el proceso de etnoeducación y de los estudios afro en el sistema escolar. Inicialmente, esto recae en el Ministerio de Educación Nacional, luego en la Secretaría de Educación y posteriormente en los rectores y órganos de gobierno escolares en las instituciones (Ferrel et al, 2020)

Es trascendental destacar, que la responsabilidad no recae únicamente en un maestro específico por el hecho de tener la piel negra, sino que es la institución educativa la que debe asumir dicha responsabilidad. Si un docente llega a una institución educativa para evaluar su competencia en etnoeducación y estudios afro, debe consultar el proyecto educativo institucional en primer lugar, para luego sensibilizar a los directivos docentes sobre la importancia de la etnoeducación. Es fundamental abordar estos temas de manera comprensiva y clara, ya que muchos maestros carecen de claridad en estas áreas (Ferrín, 2022)

Por lo demás, el proyecto afrocolombiano debe tener como eje la conmemoración afrocolombiana, pues las conmemoraciones nos permiten semana a semana, mes a mes, generar un proceso de reflexión y de construcción de la afrocolombianidad en la comunidad educativa. Las políticas públicas o de estado deben disponer de los recursos necesarios para que el Ministerio de Educación y la Secretaría de Educación Departamental incluyan la cátedra desde una forma educativa y como trabajo social guiado pedagógicamente, iniciando en las escuelas con trabajos comunitarios y con grupos étnicos, y con ello hacer una proyección en beneficio de los grupos minoritarios que se encuentran en toda la geografía colombiana, que son los olvidados del estado y sus gobernantes (Del Castillo, 2019 ).

El mundo social debe ser una forma de producción y no de dominación para que no se den desigualdades; esto se debe tener muy en cuenta en la Cátedra de Etnoeducación y Estudios Afrocolombianos, y no debe separar a los negros de los indígenas, a los indígenas de los raizales y a los raizales de los gitanos, sino identificarnos todos como lo que realmente somos: una sola raza, la raza humana, con muchas diferencias y formas de cultura, las cuales hay que respetar. Podemos cambiar la sociedad, mas no de cultura y eso nos hace libres (Moreno, 2017).

Estrategias etnoeducativas para el mejoramiento de la convivencia escolar

Las estrategias etnoeducativas para mejorar la convivencia escolar en contextos afrocolombianos (y en cualquier contexto diverso) deben estar diseñadas para promover la comprensión, el respeto y la empatía entre los estudiantes, fomentando un ambiente de convivencia armoniosa y enriquecedora.

En ese sentido según Mujica (2020), las define como:

Los métodos y los medios de las cuales hace uso el docente con el propósito de obtener el aprendizaje significativo, que ayuden al educando alcanzar nuevos conocimientos, éstas son llevadas a cabo por el maestro dentro y fuera de aula para transmitir conocimiento, de tal forma que el estudiante adquiera aprendizajes significativos y fortalezca la convivencia escolar y sus valores, con el fin de lograr una formación integral y así poder consolidar su proyecto de vida. Estas estrategias incluyen las técnicas de enseñanza del docente, la forma como aprenden los estudiantes y el apoyo familiar (p.44)

Como aporte a la definición de Mojica podemos enfatizar que en el aula de clase el docente encuentra un mundo de diversidad, pensada desde la discapacidad, la cultura, los estilos de aprendizaje, los intereses y las necesidades, entre otras, esto hace que la forma como los estudiantes aprenden varíe de uno a otro, por tal razón para lograr que todos accedan al conocimiento, el docente debe trazar una ruta enmarcada en las estrategias.

Así pues, como lo menciona Booth, (2015). Una escuela etnoeducativa debe propender por un modelo que le permita, a los docentes, escolares y padres de familia, los cuales participan y adquieren un sentido de comunidad, sin tener en cuenta las diferentes etnias, culturas o religiones. El maestro no sólo debe orientar a los estudiantes, sino que debe investigar para enriquecer sus prácticas pedagógicas, haciendo que éstas sean inclusivas y contextualizadas, dándole participación al estudiante en la construcción del proceso de aprendizaje empleando actividades que impacten y muestren resultados significativos en la comunidad escolar (p.45).

Ahora bien, las estrategias etnoeducativas para el mejoramiento de la convivencia escolar, según Díaz Hernández, (2017), se dividen en dos grupos: estrategia de apoyo, relacionada con el área afectiva, la cual le permite al estudiante tener un equilibrio emocional para alcanzar aprendizajes significativos; estrategia de aprendizaje o inducidas, relacionada con el procedimiento y las capacidades del alumno, los cuales utiliza para aprender de forma efectiva.

Éstas estrategias pedagógicas ayudan a que en el aula se implementen metodologías inclusivas que le permiten al estudiante tener una educación de calidad y el respeto por la diversidad, teniendo en cuenta que Colombia es un país diverso geográficamente, lo que conlleva a encontrar en las aulas estudiantes de diferentes regiones, culturas y etnias, los cuales tienen diversas formas de aprendizaje, limitaciones, entre otras, esto hace necesario que se establezca un currículo inclusivo (Dumaza, 2019).

A este respeto, el Estado busca proteger la diversidad étnica y cultural, que gocen de los mismos derechos sin discriminación por sus razas, lenguas o condición social. Por este motivo, se encuentra la Constitución Política de 1991 que se ha caracterizado por las amplias garantías de derechos fundamentales y la existencia de mecanismos para su protección, consecuencia de la declaratoria del Estado social de derecho, donde se reconoce como patrimonio de la nación la diversidad étnica y cultural del país, abriendo las puertas para que los diversos pueblos logren una autonomía que les permita, entre otras, proponer modelos de educación propia acordes con su forma de vida (Díaz, 2020)

Para Artunduaga (2020),“la etnoeducación debe ser un encuentro con nuestra propia historia para promover la eliminación de los prejuicios culturales establecidos por una cultura dominante que se fundamenta en una única realidad, educación que debe socializar en la diversidad con nuestra propia historia para fundamentar la interculturalidad y la democracia (Artunduaga, 2020).

Los procesos Etnoeducativa deben hundir sus raíces en la cultura de cada pueblo, de acuerdo a los patrones y mecanismos de socialización de cada uno en particular, propiciando una articulación a través de una relación armónica entre lo propio y lo ajeno en la dimensión de interculturalidad.

La etnicidad es entonces una comunidad que no solo comparte una ascendencia común sino además las costumbres, un territorio, las creencias, una cosmovisión, un idioma o dialecto y una aproximación simbólica al mundo semejante, y estos elementos compartidos le permiten tanto identificarse a sí mismo como ser identificado por los demás. Es decir, se alude a una identidad colectiva que le confiere fortaleza como grupo cultural tanto hacia adentro como hacia afuera, lo que no quita el hecho que este contenga dentro de sí sus propias diferenciaciones sociales, económicas y políticas. Esta distinción es importante para desterrar todo posible lazo entre la idea de grupo y un rasgo de homogeneidad (Fraginals, 2018)

METODOLOGÍA

La investigación se desarrolla dentro del modelo de comprensión holística de la ciencia, la cual es una propuesta novedosa que integra los diferentes modelos epistémicos mediante la construcción de un sintagma.

El presente artículo sigue una estructura general que incluye una investigación enmarcada en el modelo de comprensión holística, el método en el cual se basa la presente investigación es el holopráxico, el cual según Hurtado (2010 p. 118) el “constituye el sintagma de los diferentes métodos de los paradigmas en investigación” y da lugar a la metáfora de la “espiral holística”, donde se reconoce el ciclo holístico como la dimensión operativa de la investigación y su despliegue como los estadios de la espiral holística que corresponden a los tipos de investigación. El presente se enmarca dentro del enfoque cualitativo, el cual se centra en el estudio de la percepción de la realidad por parte de los individuos, abordando sus apreciaciones y opiniones con un interés particular para la investigación.

El diseño de investigación seleccionado para la presente investigación es de campo, transversal y contemporáneo. El enfoque de campo implica la recolección de datos directamente en el lugar donde ocurren los fenómenos de interés, lo cual permite obtener información precisa y actualizada sobre las estrategias etnoeducativas y el proceso de convivencia escolar en las instituciones educativas del municipio. Según Hernández et al. (2018), este tipo de diseño proporciona datos directos y actuales de la realidad, lo que resulta fundamental para comprender a fondo los fenómenos estudiados.

CONCLUSIONES

La Estrategia Etnoeducativa representa una oportunidad valiosa y necesaria para transformar la convivencia escolar en un entorno enriquecedor y respetuoso, donde la diversidad cultural y étnica de los estudiantes se reconoce, valore y celebre. Esta estrategia no solo busca impulsar un cambio en el sistema educativo, sino también en la sociedad en su conjunto, al promover una cultura de inclusión, tolerancia y entendimiento mutuo desde temprana edad. A través de un enfoque integral y participativo, la Estrategia Etnoeducativa puede generar una serie de impactos positivos que trascienden los límites de la escuela.

En primer lugar, al poner en práctica esta estrategia, las instituciones educativas se definirán en espacios donde se fomentará el respeto por la diversidad. Los estudiantes tienen la oportunidad de comprender las distintas culturas presentes en su entorno, lo que no solo amplía sus horizontes, sino que también fortalece su capacidad de empatía y colaboración. Esto, a su vez, contribuye a la construcción de relaciones interpersonales sólidas ya la reducción de prejuicios y estereotipos.

Además, la Estrategia Etnoeducativa puede tener un impacto significativo en el rendimiento académico de los estudiantes. Al incorporar elementos de la cultura y las tradiciones de los estudiantes en el currículo, se puede lograr una mayor conexión entre los contenidos y la vida cotidiana de los alumnos. Esto puede generar un aumento en la motivación, el interés y la participación activa en el proceso de aprendizaje, lo que a su vez se refleja en un mejor desempeño académico.

Otro aspecto relevante, es el fortalecimiento de la identidad y autoestima de los estudiantes pertenecientes a grupos étnicos minoritarios. Al sentir que su cultura es reconocida y valorada en el ámbito escolar, estos estudiantes experimentan un sentido de pertenencia y aceptación, lo que puede prevenir situaciones de exclusión y discriminación. Esta mejora en la autoimagen y autoconfianza también contribuye a un ambiente escolar más seguro y positivo.

Asimismo, la Estrategia Etnoeducativa no solo beneficia a los estudiantes, sino también a los docentes ya toda la comunidad educativa. Los educadores tienen la oportunidad de enriquecer su práctica pedagógica al incorporar diversas perspectivas culturales en su enseñanza, lo que estimula su creatividad y profesionalismo. Además, la implementación exitosa de esta estrategia requiere la colaboración activa de los padres y la comunidad, lo que fortalece los lazos entre la escuela y su entorno.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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